Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC)
 
Madrid, 11 dic (Prensa Latina) Cuba reiteró hoy su compromiso con los esfuerzos globales para enfrentar el cambio climático, no obstante, dejó claro el principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas, que no deben olvidar los países en desarrollo en los contextos actuales.
 
La Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC) insta una y otra vez a los países a la búsqueda de más ambiciones climáticas, sin embargo para los países en desarrollo el tema puede ser contraproducente.

Para las autoridades de la isla, las responsabilidades comunes no son ni equitativas ni justas, pues todos no somos igualmente responsables, y esto quiere decir que su contribución a la solución tampoco es la misma, insisten.

Es trasladar a nuestros países la carga de reducción de emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) que conducen al calentamiento global.

El viceministro primero cubano de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma) José Fidel Santana, al intervenir en nombre de la isla en el Segmento de Alto Nivel en la Convención climática, que transcurre hoy en su segunda jornada, dijo que en la actualidad se coordinan esfuerzos para actualizar en 2020 nuestra Contribución Nacionalmente Determinada (CND), la cual será más ambiciosa en varios sentidos.

Consideró esencial una prioridad en estas circunstancias el tema de la adaptación, en especial para los países vulnerables y en particular para los estados insulares en desarrollo.

La necesidad de adaptación, puntualizó, es una carga impuesta por un desarrollo histórico global desigual y tiene que estar en la primera línea de acción de nuestros países, quienes no contribuimos en conjunto siquiera al uno por ciento de las emisiones globales.

Dijo en otro momento que resulta ilusorio asumir que nuestros países pueden adoptar grandes metas climáticas, sin que ello esté equilibrado con el apoyo internacional requerido.

En ese sentido, observamos con preocupación los intentos para presionar a nuestros países a metas que no se producen desde el análisis doméstico de nuestras realidades nacionales, y que no tienen en cuenta las necesidades de la lucha contra la pobreza y el imperativo del desarrollo económico y social sostenible.

Se muestra preocupada Cuba ante el riesgo de que, bajo el entusiasmo y esta cierta presión internacional, un grupo de países se enrolen en compromisos más ambiciosos sin la debida capacidad nacional, sin el soporte internacional requerido, o peor aún, que se trate de compromisos que no responden a sus imperativos domésticos.

Para los países del Sur, el desarrollo y la erradicación de la pobreza constituyen prioridades esenciales, por lo que la acción internacional para enfrentar el cambio climático no debe suponer una carga adicional.

Por lo que, advierte, se necesita la debida cooperación de los países industrializados en términos de provisión de recursos financieros, acceso a tecnologías sostenibles y creación de capacidades para enfrentar estos enormes desafíos.

Al aludir al tema de la salida de los Estados Unidos, del Acuedro de París, señaló la decisión como una alarma, en momentos en que la humanidad más necesita del compromiso de todos los países frente al cambio climático.

En otro momento recordó que el proceso de las Contribuciones Nacionalmente Determinadas es voluntario, no prescriptivo, y esa naturaleza no debe ser violentada.

De esa manera reiteró la solidaridad con los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo, especialmente los del Caribe y el Pacífico, que son los más afectados por el cambio climático, para quienes reclamamos un trato justo, especial y diferenciado.

Insistió, una vez más, que la voluntad política de nuestro gobierno para enfrentar los efectos del cambio climático es una obligación ética y una oportunidad esencial para nuestro desarrollo sostenible.

La nueva Constitución de la República de Cuba consagra en su texto la protección y conservación del medio ambiente y el enfrentamiento al cambio climático, hecho concebido en el Plan de Estado para el Enfrentamiento al Cambio Climático, conocido como Tarea Vida, aprobado en 2017, el cual involucra a todos los sectores de la economía y la sociedad.