Laboratorio conjunto UH-BioCubaFarma: la expresión más reciente de la alianza universidad-empresa

En el transcurso de 2020 el Grupo Empresarial BioCubaFarma fortaleció los vínculos de trabajo con las universidades del país, mediante la firma o actualización de convenios de colaboración, enfocados en potenciar el desarrollo conjunto de proyectos investigativos y la más estrecha integración en la búsqueda de resultados que beneficien a la economía y a la sociedad.

Acerca del estado actual y las perspectivas de tan vital alianza, Granma conversó con el doctor en Ciencias Rolando Pérez Rodríguez, director de Ciencia e Innovación de BioCubaFarma.

«Si bien la pandemia de la COVID-19 nos obligó a posponer la  ampliación de esta red de colaboración, logramos extender dichos nexos a otros centros de educación superior».

–¿Por qué actualizar el alcance y la gestión de la colaboración con las universidades?

–Hay una larga tradición de intercambio entre las universidades y las instituciones que hoy conforman la industria biotecnológica, farmacéutica y de tecnología médica, centrada, sobre todo, en la docencia, tanto de pregrado como de posgrado, con un alto impacto en la formación del capital humano de la industria.

«Por supuesto, la formación de posgrado tiene un componente importante de investigación, que se traduce en las tesis de Maestría y Doctorado, y en publicaciones científicas. Un grupo de las empresas de BioCubaFarma son Unidades Docentes de diferentes universidades, y nuestros investigadores y tecnólogos contribuyen también a la docencia universitaria.

«Los resultados descritos reflejan de cierta manera la evolución del papel de las universidades en su condición de centros de enseñanza superior, al incorporar la actividad científica como parte esencial de su misión social y contribuir a la creación de nuevo conocimiento.

«Sin embargo, en el siglo XXI está ocurriendo otra transición y es la participación de las universidades en el proceso de innovación, con las incubadoras de proyectos, las oficinas de propiedad intelectual y los parques científico-tecnológicos, entre otros.

«BioCubaFarma ha reaccionado a este nuevo contexto, diseñando y construyendo un modelo de gestión de la innovación en los proyectos conjuntos con las universidades». 

–¿Cuáles son las bases del modelo de gestión de la innovación entre BioCubaFarma y las universidades?

–Hay dos principios básicos que lo sustentan. El primero es que el sistema de innovación se organiza por la demanda de conocimientos de la industria, y no a partir de la oferta de conocimientos por parte de la academia.

«En términos prácticos, los proyectos se diseñan a ciclo completo, es decir, de forma tal que se generen activos que pueden ser capitalizados, tanto intangibles (patentes) como tangibles (productos). Por ejemplo, en el caso de los medicamentos, se concibe el proceso desde la obtención de una molécula nueva, que puede dar lugar a una patente (propiedad intelectual), hasta su registro como medicamento.

«Un segundo principio básico es la articulación del ciclo de generación de valor del producto con el ciclo de captura de valor de este. La negociación de activos intangibles permite lograr ingresos antes de la realización comercial de los productos, lo que crea un flujo de financiamiento que hace sostenible el proceso de investigación-desarrollo.

«La alianza universidad–empresa debe ser un vehículo que genere ingresos a las áreas universitarias, tanto en divisas, que contribuyan al crecimiento de la actividad científica, como en moneda nacional, que permitan retribuir el aporte de los profesores y estudiantes vinculados con los proyectos.

«Desde 2016 hemos trabajado con la Universidad de La Habana (UH) en nuevas formas para gestionar los proyectos conjuntos de innovación.

«Así ha nacido la figura del Laboratorio conjunto UH-BioCubaFarma, que se ha establecido en algunas de nuestras empresas con la participación de varias facultades. Ayer, por ejemplo, inauguramos un laboratorio de Síntesis Química en la Facultad de Química de la UH.

«Estos laboratorios conjuntos UH-BioCubaFarma se crearon a partir de una carpeta de proyectos orientados a la innovación; son administrados de manera conjunta y constituyen un vehículo para la aplicación de la norma jurídica, recientemente aprobada, que establece las relaciones universidad-empresa».

–¿Qué aportes en el campo de la innovación puede mostrar el programa de colaboración con las universidades?

–A manera de ilustración, podría mencionar la introducción y extensión del uso del sistema informático Xavia/Sidec, desarrollado por la Universidad de las Ciencias Informáticas (UCI), para el manejo de datos de los ensayos clínicos con productos en investigación de las empresas de BioCubaFarma, y la creación de una red nacional de Computación de Alto Rendimiento entre la Empresa de Tecnologías de la Información (ETI) de BioCubaFarma, la Universidad Central «Marta Abreu» y la Universidad de Oriente.

«Resalta, asimismo, el desarrollo de una formulación objeto de solicitud de patente, en colaboración con la UH, de la vacuna de cáncer de pulmón (CIMAVax), que forma parte de la carpeta de productos de la empresa mixta del Centro de Inmunología Molecular con el Instituto de Cáncer Roswell Park, de Buffalo, Nueva York; y la creación  de una formulación novedosa, objeto de solicitud de patente, en colaboración con la UH, de una vacuna conjugada contra el SARS-COV-2 (Soberana 2), que debe iniciar ensayos clínicos una vez reciba la aprobación del Centro para el Control Estatal de Medicamentos, Equipos y Dispositivos Médicos».

 –¿Cuáles son los retos que tiene BioCubaFarma en la gestión de la innovación de conjunto con las universidades?

–El modelo de gestión necesita establecer indicadores de proceso y de impacto, además de implantar contratos entre las empresas de BioCubaFarma y las diferentes entidades con capacidad de operaciones financieras, que están surgiendo en las universidades.

«Un área de máxima prioridad es la búsqueda de financiamiento externo, tanto a través de la cooperación internacional, como de la negociación de activos intangibles, y la formación de capital humano que garantice la sostenibilidad del modelo. El desafío principal que enfrentamos es la capacidad permanente de innovar, de ser creativos y de trabajar con disciplina, esa es la batalla diaria que libramos».