Javier Yraola, un joven artemiseño apasionado de la Geografía en Cuba

La Habana, 20 abr (ACN) Aunque antes soñaba con surcar el cielo en uno de los aviones de combate de la Base Aérea de San Antonio de los Baños, municipio donde reside en la provincia de Artemisa, Javier Yraola Rodríguez descubrió que su verdadera pasión es el estudio de la Geografía.

De carácter tranquilo, pero siempre dispuesto a discutir temas cautivadores, enseguida quiso compartir su experiencia al celebrarse hoy el Día del Geógrafo Cubano.
Cuenta que cuando asistió a las Puertas Abiertas de la Universidad de La Habana quedó prendado de esa licenciatura y la escogió como primera opción en su boleta de preuniversitario.

En ese ámbito se sintió a gusto entre proyectos e investigaciones que le permitieron acercarse a interesantes aspectos como la educación ambiental, inventarios biológicos, la espeleología y la información geográfica.

Geografía

También desde el segundo año de la carrera tuvo vocación por el magisterio y decidió quedarse como profesor, una forma de alimentar su sed de aprendizaje y transmitir a las nuevas generaciones el amor por la Geografía.

A un año y medio de graduado Javier ejerce a plenitud su profesión, y de la geografía física prefiere la Geomorfología, especialmente los procesos kársticos, llevados a cabo por la disolución del agua en rocas solubles, principalmente calizas, que dan lugar a la formación de las cavernas y cuevas de Cuba.

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Se vincula además, a programas de formación vocacional y extensión universitaria, como el denominado Regalando Sonrisas, que aborda temas geográficos en los sitios más recónditos del país, al igual se integra a actividades espeleológicas del grupo de Ariguanabo y del comité de Artemisa, dirigidas al levantamiento de los sistemas kársticos en varios territorios.

Entre sus publicaciones aparecen temáticas vinculadas a la redacción cartográfica, los murciélagos, y sobre los mamíferos y fósiles en depósitos paleontológicos y arqueológicos en la nación.

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Como parte de su incansable deseo de investigar, trabaja en las acciones para la declaración del Río Ariguanabo como área protegida, y en estudios en el Orquideario de Soroa, a la vez que se desempeña como instructor del grupo ecológico ariguanabense René de la Nuez.

Entre expediciones e indagaciones, Javier encuentra tiempo para la lectura, que ahora aleja de los clásicos literarios para absorber textos científicos, también disfruta de compartir con sus amigos y capturar con el lente algunas instantáneas.

De música escucha casi de todo, menos reguetón, aunque lo cautiva más el canto de las aves, a las cuales observa en libertad y realiza el conteo de sus disímiles especies como otro hobby, porque visitar cuevas sigue ocupando el número uno de sus pasatiempos.

Al referirse a los retos de los geógrafos cubanos en el contexto actual considera que imperan los referidos al ordenamiento territorial y ambiental, en aras de elevar la eficiencia en futuros proyectos de la dirección del país, en cuanto al desarrollo de nuevas zonas especiales, al crecimiento de las ciudades y poblaciones, las declaraciones de otros polos turísticos y áreas protegidas, así como la conservación del patrimonio natural y ambiental.

Con 25 años Javier ya no sueña con aviones, aterriza sus metas a la discusión de su tesis de maestría y su posterior matrícula en los programas doctorales de la academia.

Por otro lado, aspira a continuar los trabajos en la llanura marina Habana-Matanzas, donde espera profundizar y aportar al entendimiento de los procesos kársticos en la zona, mediante la exploración subacuática de esas cavidades.

El Día del Geógrafo Cubano se estableció el 20 de abril en honor a Antonio Núñez Jiménez, un destacado científico, geógrafo, arqueólogo y espeleólogo cubano que nació en esa fecha en 1923 en Alquízar, municipio artemiseño.

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En 1995, la Sociedad Espeleológica de Cuba y la Sociedad Cubana de Geografía le otorgaron la condición de Cuarto descubridor de Cuba, situándolo a la altura de hombres como Cristóbal Colón,

Alejandro de Humboldt y Fernando Ortiz, por su aporte en el campo de la Cuba subterránea.

Considerado el padre de la Espeleología Cubana fue el primer presidente de la Academia de Ciencias de Cuba y presidente fundador de la Federación Espeleológica de América Latina y El Caribe, así como miembro de honor de organizaciones científicas de Latinoamérica, Norteamérica y Europa.

Además, resultó el primer cubano en llegar al Polo Norte, a la Antártida, e investigar sobre Islas Galápagos e Isla de Pascua, y creó la Fundación La Naturaleza y el Hombre, en 1994, entidad que tomó su nombre tras su muerte en 1998.

Su vasta obra incluye 190 libros y folletos, más de mil artículos periodísticos y 15 documentales.