Armando Hart

La muerte de Armando Hart incita a evocarlo a quienes tuvimos el honor de trabajar a su lado. De los más notables integrantes de la Generación del Centenario encabezada por Fidel, fue infatigable combatiente contra la dictadura de Batista y miembro de la Dirección Nacional del Movimiento 26 de Julio.

Brillante pensador marxista, ajeno a los dogmas y al sectarismo, hizo importantes contribuciones a la teoría y la practica revolucionaria cubanas y gozó del cariño y el respeto de Fidel, Raúl y el Che. Primer ministro de educación de la Revolución y artífice de la alfabetización masiva, sentó las bases del sistema de educación que tanto prestigio ha dado a Cuba, sustentado en la participación popular. Dirigente del Partido Comunista desde su fundación, a su construcción y labor ideológica realizó importantes aportes.

Ministro de Cultura, rectificó errores y curó cicatrices. Fomentó un clima abierto y transparente de creación en el movimiento intelectual y artístico. Creador del sistema nacional de instituciones culturales.

Hart investigó y desentraño las raíces éticas del modo fidelista de hacer política inspirado en el legado del padre Félix Varela y de José Martí, de cuyo pensamiento fue uno de los más apasionados intérpretes y difusores.  Sus discursos, ensayos y papelería contienen ideas muy fecundas sobre la educación, la cultura, la identidad nacional y de nuestra América, así como la esencia del pensamiento de Fidel. Hombre noble y modesto, a él debo parte de mi formación revolucionaria.