Libros impresos

“Búsqueda y captura de buenos títulos para esta feria”, dice un joven en las redes sociales, lo cual me hace pensar que aún la letra entintada no ha pasado de moda.

Es joven, pero lee, y utilizo esta conjunción adversativa porque el desarrollo de las nuevas tecnologías trajo consigo la preferencia por las pantallas de las computadoras, los teléfonos celulares y los tablets. De esta manera, muchos le auguraban una “muerte” acelerada a los libros, las revistas y los periódicos impresos.

Él se llama Dennis Mourdoch, y además de leer, escribe. Un día descubrió esa pasión y, aunque no cambia el ruido ensordecedor de la planta mecánica donde trabaja, se distrae con las propias historias que teje alrededor de un suceso, un personaje o una simple eventualidad. Todo con ciertos aires de ciencia ficción.

Ahora —al fin y al cabo nativo digital— ha colocado en Facebook, esta simple frase acompañada de una imagen sugerente (una lupa), que delata su afición por la lectura: “Búsqueda y captura de buenos títulos para esta feria”.

Meses atrás, una periodista cubana de visita en los Estados Unidos publicó también en las redes sociales algo que guardé, precisamente, para este momento. Aquí reflejo parte de la “conversación” que me confirmó la buena salud de los textos en formato de papel.