Casa de cultura

Alpidio Alonso: "...el programa de Casas de Cultura es, quizás, el que mejor expresa la vocación democratizadora del gran programa de la Revolución Cubana"...

La etiqueta que aparece constantemente en las redes sociales, no es un slogan vacío, así lo demuestran las 343 Casas de Cultura, diseminadas por todo el país, que se encargan de convertir la creación y la sensibilidad artística en oportunidades al alcance de todo el pueblo.

El Ministro de Cultura de Cuba, Alpidio Alonso, visitó este jueves las Casas de Cultura de los capitalinos municipios Cotorro y Arroyo Naranjo, conversó con instructores y promotores de estos centros, lo cuales constituyen, según reconoció, ejemplo del trabajo que estas instituciones están llamodas a realizar en las comunidades:

"Yo creo que quizás el programa de Casas de Cultura es, quizás, el que mejor expresa la vocación democratizadora del gran programa de la Revolución Cubana y descansa fundamentalmente en el trabajo de los instructores de arte. yo creo que la génesis de este programa de las Casas de Cultura y del trabajo de los instructores está en las propias Palabras a los Intelectuales de Fidel.

Las Casas de Cultura no están excentas de las limitaciones que impone el bloqueo norteamericano a todos los sectores del país, pero a pesar eso, en la actualidad, es una prioridad dar seguimiento a la reparación y equipamiento de cada una de ellas, así como a la capacitación del personal técnico, en los últimos años se han recuperado 77 instalaciones, según datos aportados por Alpidio a la prensa.

El programa de Casas de Cultura cuenta hoy con espacios en 178 comunidades que no son cabeceras municipales y sus acciones abarcan todas las manifestaciones del arte, involucra a cubanos de todas las edades, pero sin dudas, tiene en las escuelas un objetivo priorizado para los instructores, una labor que el Ministro llamó a valorar con justicia, pues "se verifica a largo plazo, porque tiene que ver con la formación de ese niño que a una edad muy temprana le fue sembrando una vocación, un amor hacia lo nuestrom es decir, el instructor es como el primer artesano, ese otro maestro que tiene un niño y que tiene un adolescente y que cointribuye mucho a modelar su sensibilidad".

En este sentido, Alpidio Alonso llamó a trabajar con lo mejor del repertorio teatral y musical cubano, dejar atrás el facilismo y recordó: "la idea de Fidel de los instructores de arte no era masificar lo banal, sino lo mejor de nuestra cultura".