La multipremiada “Dogman” se exhibe en el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana.

No obstante sus decisiones, cada vez más controvertidas, para los cinéfilos, los festivales asumen la connotación de bitácora o brújula para orientarse en el variopinto mapa del cine de hoy. Siempre acudimos a la repercusión de ciertos filmes en los certámenes más distinguidos que pueden ser apreciados por los espectadores del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano en esta sección panorámica.

De Cannes y Toronto recibimos la coproducción ítalo-francesa Dogman (2018), del italiano Mateo Garrone, quien impactó con Gomorra, y es comparada con
Perros de paja, de Peckinpah por la violencia subyacente en su argumento que se desarrolla en 1988. Para esa fecha, la vida personal del desastrado dueño de una peluquería canina en la periferia de una gran ciudad se complica por la incidencia de un delincuente que aterroriza a todos. Quizás sea demasiado tarde cuando resuelva vengarse de las humillaciones recibidas. Garrone calificó como “un moderno Buster Keaton” al desconocido Marcello Fonte, quien obtuvo el galardón al mejor actor en el Festival de Cannes y está nominado para los Premios del Cine Europeo, en los que Dogman figura en otras tres categorías: mejor película, realizador y guion; además de ser la propuesta italiana para el Oscar al mejor filme de habla no hispana.

Como mejor actriz en Cannes fue distinguida Samal Yeslyanova por su incomparable caracterización en My Little One (Ayka, 2018), que representó a Kazajtán. El realizador Serguéi Dvortsevoy aunó en esta producción el financiamiento procedente de Rusia, Alemania y Polonia. Por su rudeza y desesperanza, no pocos han visto resonancias de la Rosetta de los hermanos Dardenne en esta historia de una muchacha que da a luz aunque no puede permitirse tener un hijo. Todo está contra ella en ese hostil Moscú: es ilegal, desempleada, no tiene vivienda alguna y está cargada de deudas. Pero su instinto maternal se impondrá a la decisión de abandonar al bebé en el hospital.

El jurado del Festival de Cannes otorgó el premio al mejor guion (compartido), al cineasta iraní Jafar Panahi por Tres caras (Se rokh, 2018), si bien algunos críticos han advertido en su simplicidad demasiado influjo del desaparecido Kiarostami. El punto de partida de la trama es sugerente: al recibir el video inquietante de una joven que pide su ayuda para escapar de su familia conservadora, una famosa actriz acude a su amigo, el realizador Panahi, con el fin de determinar si es una manipulación. Para indagar en la verdad, viajan a la remota aldea donde habita la chica y todo está regido por las tradiciones ancestrales.

Integrante también de la sección oficial “Concurso”, Ash is Purest White (Jiang Hu Er Nv) es la nueva propuesta de Jia Zhang-ke, uno de los más sólidos valores del novísimo cine chino, ya atravesada la muy fructífera etapa de la Quinta Generación, que lo situó en las rutas obligatorias del cine contemporáneo. El guion original, escrito por él mismo, es conceptuado de “historia de amor, traición y lealtad en los bajos fondos de China”. La protagonista es una mujer enamorada de un mafioso local, a quien protege de un disparo en medio de una pelea entre bandas rivales, por lo cual va a parar a la prisión. Entidades de Francia y Japón se sumaron a la producción del filme.

Otro largometraje concursante en Cannes fue En guerre (2018), de Stéphane Brizé. Quienes lo apreciaron en su estreno aclamaron la actuación de Vincent Lindon, cada vez más convincente, esta vez en un trabajador inmerso en el enfrentamiento a la fábrica de Perrin, líder de la industria automovilística, por su decisión de cerrar pese al acuerdo suscrito con sus obreros de proteger sus puestos de trabajo por al menos cinco años a costa de una reducción salarial con el fin de salvar a la compañía de la quiebra.

Seleccionada en Cannes para la sección oficial “Fuera de concurso”, La casa de Jack (The House That Jack Built, 2018), del danés Lars von Trier en una coproducción de su país con Suecia, Francia y Alemania, suscitó la polémica por las desafortunadas declaraciones de su iconoclasta creador, algo a lo que acostumbra. Inconforme con hurgar en las entrañas de Estados Unidos en Dogville y Manderlay, en esta ocasión ubica su argumento en ese país en plena década de los 70. Durante una docena de años seguimos el itinerario de Jack, mientras comete los crímenes que le convertirán en un asesino en serie, con el sello personal de que cada homicidio debe constituir una obra de arte. El asedio policial le llevará a arriesgadas maniobras. Un maduro Matt Dillon –invitado al 40. Festival para presentarlo–, encabeza el reparto secundado por Uma Thurman y el alemán Bruno Ganz.

A la “Un Certain Regard” (sección oficial) de esa prestigiosa cita anual pertenece The Harvesters (Die Stropers, 2018), debut del sudafricano Etienne Kallos, que Variety definió como un “drama rural duro, conmovedor y vívidamente grabado”. Ubica la trama de su guion en Free State, territorio agrícola de su país, dominado por los afrikaáners, minoría blanca aislada, donde reinan la fuerza y la masculinidad. Allí vive un muchacho totalmente diferente, a quien su madre, en aras de la religión que profesa con fervor, pide que convierta en su hermano a un huérfano que recoge en la calle con el fin de salvarlo. De “impresionante tarjeta de presentación para un director que tiene un don para la intimidad sutil”, calificó la crítica Wendy Idle en Screendaily esta cinta coproducida por Sudáfrica, Grecia, Francia y Polonia.

(Tomado del Diario del Festival)

Benicio del Toro presentó en La Habana la película Sicario: el día de un soldado

Benicio del Toro presentó en La Habana la película Sicario: el día de un soldado

El reconocido actor boricua Benicio del Toro presentó la película Sicario: el día de un soldado, como parte de las actividades por el 40 Festival de Nuevo Cine Latinoamericano en La Habana.

El ganador del Oscar (2000) comentó en un encuentro con la prensa que el filme presentado forma parte de la saga de Sicario (2015) y tiene como elemento principal la violencia “al mejor estilo del western hollywoodense”.

Sobre la preparación declaró a Prensa Latina que el trabajo con su coprotagonista fue esencial y sencillo para lograr trasmitir el mensaje del largometraje.

“El protagonista, una persona fría y sin conciencia con sed de venganza, evoluciona al pasar por una situación de rehabilitación”, sostuvo el actor.

La cinta cinematográfica, la cual se estrenará mañana martes en el contexto del Festival de cine, aborda la escalada de la guerra contra las drogas en la frontera entre México y Estados Unidos.

Siempre es bueno volver a Cuba y al Festival de Nuevo Cine Latinoamericano en La Habana, señaló el también merecedor del Goya en 2009 por su representación del guerrillero argentino-cubano Ernesto Che Guevara.

Del Toro manifestó que guarda un cariño muy especial por la isla caribeña donde “más que amigos tiene familia”.