Eduardo Torres Cuevas

Con antecedentes de más de un siglo en los inicios de la etapa republicana, la Academia Cubana de Historia (ACH) experimenta hoy una revitalización de esa ciencia social, aseveró el doctor Eduardo Torres Cuevas, su presidente.

El relevante académico recordó que esa institución surgió en 1901, al igual que otras de alcance nacional como el Archivo Histórico, las Academia de Bellas Artes y de la Lengua y la Biblioteca José Martí.

Como detalle singular, evocó que la primera sede fue en el Castillo de la Fuerza y después fue construido el actual edificio, a partir de la recaudación de fondos con los sacos de azúcar, a cada uno de los cuales se les descontaba medio centavo.

Aludió al cese de las funciones por diversas razones de la entidad, en la década de los 60 del pasado siglo, y al decreto presidencial que dictó su recuperación, firmado por el mandatario Raúl Castro en el 2010, como expresión de la prioridad a esas disciplinas científicas que escudriñan en el devenir patrio.

La Unión Nacional de Historiadores y el Instituto de Historia de Cuba son los otros entes encargados de esa noble encomienda en el país, apuntó.

Entre las misiones de la ACH citó el estudio, análisis y producción intelectual de todas las aristas relacionadas con la historia del país, la investigación científica y el asesoramiento en esos asuntos a los Consejos de Estado y de Ministros y a la Asamblea Nacional del Poder Popular.

Explicó Torres Cuevas que la dirección de la Academia emana de una Junta Directiva con un total de cinco integrantes, encargados del quehacer de los miembros de número, concurrentes y correspondientes, quienes son prominentes historiadores con la categoría científica de doctores.

Resaltó que Santiago de Cuba podría convertirse en subsede de la ACH, al ser la que cuenta con mayor número de representantes, un total de seis correspondientes y una de número, la doctora Olga Portuondo, Historiadora de la Ciudad.