Actores de la comedia melodramática argentina La Odisea de los Giles, Ricardo Darín y su hijo.

Tras la excelente acogida internacional de la comedia melodramática argentina La Odisea de los Giles, su protagonista, Ricardo Darín junto a su hijo Chino Darín, aseveraron en La Habana que estar como invitados al XLI Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, deviene motivo de gran alegría y orgullo.

El espectador cubano es único, aseveró, pues en ninguna otra parte del mundo se ve tanta pasión por el séptimo arte como cada diciembre en esta ciudad, y presentar la cinta aquí era algo que en nuestra agenda no podía faltar.

Nuevamente bajo la dirección de Sebastián Borensztein se enroló esta vez en una comedia melodramática, la cual muestra con unas bien manejadas dosis de humor el accionar de un grupo de personas víctimas de una estafa, durante uno de los eventos financieros más difíciles que en 2001 atravesó esa nación: el Corralito.

Fue necesario que pasaran casi 20 años para poder hacer catarsis desde el cine de un evento tan triste como ese, señaló, pues fue muy duro que Gobierno impidiera que retirásemos de los bancos nuestros ahorros, una crisis económica y humana que desgarró a familias completas.

Por vez primera trabajó delante y tras las cámaras con su hijo, pues ambos asumieron el rol de actores y productores, una empresa arriesgada y emocionante, según expresaron.

Desde un principio nos enamoramos de la historia, dijeron, y vimos en este proyecto la oportunidad de involucrarnos más allá de la familia, ahora también creativa y artísticamente.

Chino Darín aseguró que a pesar de contar con un colectivo tan diverso, lo cual por ocasiones aumentó la intensidad del proceso, siempre fluyó muy buena vibra desde el set en todo momento, pues existió un interés común de sacar adelante el proyecto con el mayor éxito posible.

El cine es una construcción colectiva, afirmó, y llevarlo adelante entre amigos es mucho mejor, más aún si se trabaja con Borensztein, quien permanentemente es un huracán de energías y de nuevas ideas.

Esta obra antes de su arribo a la Habana se presentó en el Festival de Cannes, donde fue reconocido con el Premio del Jurado, además se proyectó en el Festival de San Sebastián, en España, en el Toronto International Film Festival, en Canadá, y tras su estreno en Argentina, en tres semanas alcanzó más de tres millones de espectadores, según reseñó  la prensa de ese país.