La escuadra caribeña tiene la difícil prueba de intentar hacerle fuerza a la potencia del baloncesto mundial en su cuartel general del Kaiser Arena, situado en esta ciudad al sur de California.
Cuba llega con dos derrotas en sus presentaciones previas del mes de noviembre de 2017; la primera contra México como visitante por 66-72 y la segunda ante su público en La Habana frente a Puerto Rico por 72-95.
El principal referente de los cubanos en ambos costados de la cancha lo constituye la dupla formada por el pívot Javier Justiz y el delantero Jasiel Rivero, dos de los cuatros jugadores antillanos que se desempeñan en la liga argentina.
Además, en el plantel bajo el mando del joven entrenador Yoanis Zaldívar aparecen otros hombres con experiencia en El Salvador, como el centro Orestes Torres y el alero Liván Valdés.
En Juztiz (2,10 metros) y Rivero (2,04) descansan las esperanzas isleñas de hacer un buen papel ante un elenco norteamericano notablemente superior, a pesar de que su nómina la conforman solo basquetbolistas de la Liga de Desarrollo de la NBA.
Sin embargo, el experimentado técnico Jeff Van Gundy, con más de una década de experiencia en el máximo nivel de baloncesto estadounidense, ha hecho girar el eje de su ataque alrededor del tiro perimetral.
En sus dos primeras salidas, en las cuales consiguieron dos fáciles éxitos ante mexicanos y boricuas, su efectividad en triples superó la barrera del 50 por ciento, lo que debe ser un alerta para el cuerpo técnico cubano a la hora de plantear su estrategia para el desafío de este viernes.
Ambos conjuntos volverán a ver acción en esta segunda ventana el próximo lunes 26, cuando Cuba reciba a México en el Coliseo de la Ciudad Deportiva de La Habana y Estados Unidos repita su papel como anfitrión ante Puerto Rico.
