Mijaín López

La Habana, 3 may.- En tiempos complejos, los grandes seres humanos hacen la diferencia en todas las esferas de la vida, y el deporte no es la excepción. Llegar a casa del tricampeón olímpico cubano de Lucha Mijaín López y su familia confirma esa certeza.

Maylín González, su esposa, doble campeona panamericana de sable en Río de Janeiro-2007, y sus inquietos hijos, nos dieron la bienvenida con la solución de cloro en mano, como aconsejan las medidas de protección contra la Covid-19.

–¿Qué pensó al saber del cambio de fecha de Tokio?

–Estando en Canadá, en el Preolímpico de las Américas, se estaba hablando de la posibilidad del cambio. Cuando se confirmó, la primera reacción fue sicológica, porque tienes que entrenar por mucho más tiempo para el evento.

Ya tenía el peso controlado, y eso requiere sacrificio. La vida del atleta es muy dura, y más cuando te estás preparando para un gran acontecimiento. Sin embargo, la reacción es lo más importante. Lo asumí tranquilo, siempre soy positivo, solo queda prepararme mejor y esperar a que pase esta pandemia, porque la salud y la vida tienen prioridad.

–¿Cuáles son las motivaciones para llegar a sus quintos Juegos Olímpicos y conquistar el oro?

–La primera es que amo mi deporte y, por respeto a él y al pueblo, me entrego por completo al entrenamiento para obtener el resultado deseado. Estoy motivado porque sé que puedo seguir contribuyendo a la historia del deporte en Cuba, y Tokio será una oportunidad única. Quiero darle el mejor cierre a mi carrera. Estos Juegos Olímpicos no me los quita nadie.

Llego con 39 años y la maestría para lograr todo. La vida me dio salud y la forma deportiva que tengo para seguir trabajando duro y evitar lesiones. En este empeño tienen un peso tremendo mi esposa, hijos, madre y padre, hermanos y amigos, sin ellos sería imposible. Cuando la retaguardia está segura, uno asume más centrado lo que toca. Además, saber que cuentas con un cuerpo de entrenadores de lo mejor del mundo, eso te da una gran seguridad.

–¿Qué efecto le causó saber que su compañero, el campeón olímpico Ismael Borrero, se había contagiado?

–Todos nos asustamos. Sabemos lo peligroso que es ese virus y, sobre todo, me preocupé por su salud y recuperación. Lo llamé y hablamos todo el tiempo. Por suerte, todo pasó y ya está listo, es un gran campeón que está construyendo su historia.

Tras el diálogo, Mijaín se toma un té, se cambia de ropa y comienza a entrenar en su casa, hasta que existan condiciones para regresar al gimnasio. (Ricardo López Hevia/granma.cu) (Foto del autor)