Detergente Limtel

—Buenos días. ¿Tienen detergente Limtel?

¿Detergente?, repitió el dependiente con la emoción de quien espera ganar unas monedas extras.

Entonces sacó con sigilo un recipiente de litro y medio, con etiqueta Tucola, líquido de color rojo y aproximadamente un dedo de espuma en la parte superior.

Es a 30 pesos, trae más que los otros y tiene mejor calidad, dijo.

El diálogo ocurrió en uno de los mercados de productos normados que este diario visitó luego de la publicación del reportaje ¿La espuma se esfuma? del periodista Hugo García Fernández, en la edición del pasado 25 de enero.

Tomamos el frasco en las manos. Lo miramos detenidamente. Pero al final decidimos no comprarlo. No era ese nuestro objetivo.

El asombro llegó minuto después, cuando supimos que allí “no se comercializa ningún tipo de detergente, ni líquido ni en polvo”. Según la administradora del establecimiento, desde que ejerce el cargo ha recibido otras tipologías de aseo personal y del hogar, pero nunca el que estábamos buscando. Quizá no estuviese al tanto de lo que a nosotros nos había tardado cinco minutos descubrir. Allí se vende detergente, justo en el primer mostrador, frente a la puerta.

Esta historia no solo se repite en La Habana. Numerosas fueron las opiniones dejadas por los cibernautas en nuestra página web, tras la publicación del anterior reportaje sobre las falsificaciones del detergente Limtel. Un forista nombrado Narciso opinaba: “También al parecer esta situación ha llegado a la ciudad de Santa Clara, pues el que ahora mismo se utiliza en mi casa no hace espuma ninguna”.

Elina López contaba que había comprado un pomo en una tienda de Belascoaín y al utilizarlo se preguntaba “por qué no hace gran espuma si antes con un poquito podías fregar unas cuantas cosas y mira por donde andaban los resbalosos”. Y Yanet, otra capitalina, aseguraba: “Precisamente ayer compré un pomo de estos en un punto de comercio pequeño debajo del puente de cien y Boyeros y cuando llegué a la casa que lo probé era agua, nada de espuma, pero con el color de siempre. ¿Quién responde por esto?”.

Burbujas caseras

Producir detergente, o al menos un producto parecido, no es tan difícil como parece, a juzgar por algunos procesadores clandestinos.“Solo se necesitan tres ingredientes: sal, agua y genapol”. Así lo contó a nuestro equipo de prensa uno de estos productores, quien accedió a darnos toda la información y nos pidió el anonimato.

Nuestra primera duda vino tras mencionar “el genapol”. ¿De qué se trata?, inquirimos. Juan, como lo nombraremos a partir de ahora, explicó que es un formador de espuma por excelencia y se utiliza en numerosos productos de aseo como jabón, champú y pasta de dientes.

“Es un líquido viscoso, espeso y transparente que le compro a un trabajador de una fábrica, pero se puede conseguir en muchos lugares. Esta es la base para hacer detergente.

“La fórmula maestra para cinco litros está compuesta por una lata de leche condensada de genapol, la misma cantidad de sal de cocina —mientras más blanca mejor— y agua, hasta que se logre una mezcla menos densa. Se pueden utilizar todo tipo de colorantes, los que vienen para las pinturas o para el merengue de los dulces”, aclara.

Juan elabora pocas cantidades de detergente y también de champú, trabaja con ayuda de su mujer en casa y lo distribuye a determinados compradores que luego lo venden en la calle. “Compro distintos tipos de pomos, pero siempre en buen estado. Me es suficiente con la cantidad de frascos y tapas rescatadas de la basura que me venden a uno o dos pesos”.

Sin embargo, comenta, existen fábricas clandestinas más grandes, tanto en La Habana como en algunas provincias. “Estas consiguen las materias primas, incluidas las necesarias para envase, en empresas e industrias estatales. La producción, al ser mayor, se introduce en la red de comercio para incrementar la agilidad de las ventas y, como consecuencia, las ganancias.

“El más fácil de falsificar es el de la marca Limtel, debido al tipo de envase, ya que se utiliza también para ron, vinagre, leche condensada y otros productos”.

El gemelo de Limitel

El 22 de septiembre de 2014 la Unidad Empresarial de Base (UEB) Suchel Jovel, adquirió en el Mercado Artesanal Industrial Infanta (MAI), de La Habana, la primera muestra adulterada (Ver tabla 1).  Los frascos que allí se exhibían con etiqueta Limtel no se correspondían con las características del envase o normas de calidad propias de la fábrica.

Había llegado hasta allí tras una queja anónima recibida en el departamento de protección al consumidor de la entidad. Según Madelaine González, especialista en procesos tecnológicos de la UEB Suchel Jovel, esta, y otras demandas —muchas con todos los datos de los clientes—, condujeron a los directivos de la empresa a una profunda investigación.

“Comenzamos a visitar a los clientes que presentaban inconformidades. Así logramos recoger varias muestras, todas ellas con notables diferencias químicas, evidencia de un producto que se estaba haciendo fuera de nuestros laboratorios”, sentencia.

Casi cuatro meses después, el 19 de diciembre de 2014, Belkis González, directora de la UEB Suchel Jovel, envió una carta a la Directora de Producción y Ventas de la Empresa Suchel, radicada en la capital, para informar sobre las irregularidades encontradas en la comercialización de uno de sus productos líderes.

La misiva entregada a estos reporteros expresa: “Hemos venido atendiendo reiteradas quejas sobre la mala calidad del detergente Limtel adquirido en establecimientos de ventas minoristas, fundamentalmente en La Habana. Individuos inescrupulosos falsifican nuestro producto, poniendo en tela de juicio la calidad del mismo, el prestigio alcanzado por nuestra organización y la profesionalidad y competencia del colectivo de técnicos, especialistas y trabajadores”.

En la carta consta, además, la preocupación de los productores ante el peligro que la fabricación clandestina representa para la salud de la población, sin el equipamiento, las materias primas y la profesionalización correspondientes.

“Teniendo en cuenta el alcance de sus facultades dada la personalidad jurídica legal de la empresa, rogamos a usted, denuncie estos hechos ante las autoridades competentes y los organismos involucrados en estos hechos”, reclama en el último párrafo del documento.

Así se hizo, explica el ingeniero Carlos Miguel Boggiano, director general de la Empresa Suchel. “La relación contractual de nuestra entidad es con Universal La Habana, y no con el Ministerio de Comercio Interior (Mincin), no obstante, en este caso, decidimos informar a ambos contratistas, teniendo en cuenta que es un problema que nos afecta por igual, y que repercute en la calidad del producto que reciben los clientes

Tabla1

Tabla 2