Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la CEPAL. Foto: Dunia Álvarez Palacios

Durante sus palabras de inauguración del trigésimo séptimo período de sesiones de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), la secretaria ejecutiva del organismo, Alicia Bárcena ofreció, en el Palacio de Convenciones de La Habana, una síntesis del recorrido de Cuba, paralelo al de la propia CEPAL.

En algo coinciden Cuba y la Cepal, aseveró. «Crecimiento económico e igualdad no están reñidos». La igualdad, insistió, en Cuba se ha visto de la mano del crecimiento.
Al triunfo de la Revolución Cubana en 1959, el país emprendió transformaciones radicales, dijo, y recordó cómo en los 60 intentaron alinear a la CEPAL con la OEA y su consabida hostilidad hacia Cuba.

Como momentos clave en el país destacó el cambio abrupto del tipo de propiedad, así como la inserción de Cuba en el sistema de intercambio socialista al ingresar en el Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME). Ello «creó condiciones más favorables para el país» y el crecimiento de Cuba entonces llegaba al 9%, ponderó Bárcena.

Asimismo, la primera mujer que ocupa este alto cargo en la Cepal, desde hace una década, rememoró momentos de la relación entre el organismo y la Isla. Enfatizó el afán de Cuba por sustituir importaciones y valoró como interés común de la región la acumulación de capital hijo, frente a contextos de limitaciones por la poca inserción en el mercado internacional.

«Es bueno darnos cuenta del progreso social», dijo, mientras sistematizaba pasos significativos de Cuba en su camino a la consecución de objetivos sociales como la formación de recursos humanos de alta calidad, en contraste con la escasez de recursos naturales. Destacó ese pensamiento asentado en la Mayor de las Antillas, donde, valoró, «hay mucho talento». Como ejemplo mencionó la existencia de un polo científico consolidado, que para tempranas fechas como 1992, ya era un referente.

En cuanto al Periodo Especial, la directiva aseveró que se sabían las causas y las consecuencias pero no lo que el país hacía para no sacrificar avances sociales. Hubo un desplome del 35% de la economía; en 80% se afectó el comercio internacional; pero el gobierno enfrentó la crisis con el menor costo social posible, sostuvo.

Por otra parte, Bárcena se refirió a la integración regional como un tópico siempre presente en las agendas de Cuba y la Cepal. Al respecto, valoró que «Cuba se ha convertido en ejemplo de la cooperación Sur-Sur».

Hemos logrado enrumbar la cooperación Sur-Sur, indicó, sin dejar de enfatizar que Cuba no ha renunciado jamás a su «alma de igualdad».

Resaltó que «nuestra colaboración ha sido estrecha y nos ha permitido saber por dónde queremos ir». En ese sentido significó: «nunca olvidaré el discurso de Fidel en Brasil, cuando dijo que no era el hambre, sino el hombre, que se hallaba en peligro de extinción. Fue un discurso muy potente», destacó.

En cuanto a los lineamientos resaltó su intención, entre otras, de prevenir una crisis financiera.
Hemos trabajado muy cerca de Cuba para que lleve adelante su proyecto de desarrollo, ya que impulsamos la agenda 2030 de acuerdo con las particularidades de cada país.

Cada año, enunció, contribuimos en el informe de los costos del bloqueo, documento que se le presenta al Secretario General de la ONU para que cese ese bloqueo que conlleva daños para el pueblo cubano. Calificó de positivo el trabajo con la Oficina Nacional de Estadísticas e Investigación (ONEI). «Acompañaremos a Cuba en su recorrido hacia el desarrollo», destacó.