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Por estos días los atardeceres en Cuba acaban más deprisa. A las seis y media de la tarde apenas queda rastro del Sol en el cielo isleño: signo de una oscuridad casi imperceptible que comienza a manifestarse en el décimo mes del calendario. Todos en el archipiélago saben que está por llegar el horario de invierno.

Este domingo primero de noviembre, los relojes deberán atrasarse una hora; el horario vuelve a la normalidad en el territorio nacional. Si bien hay quienes prefieren el tiempo de verano, de una forma u otra, nos hemos acostumbrado a tener días “largos” y “cortos” según la época del año, a adelantar o demorar la cena e, incluso, a los leves síntomas de jet lag que logran confundir nuestro cuerpo en las horas siguientes.

Aún así, es probable que muchos no entendamos la verdadera naturaleza de esta práctica ¿Por qué establecer dos horarios o uno? ¿El beneficio económico y ambiental que supone este sistema es cierto o solo un mito hecho moda?

El método de cambiar, una vez al año, a “horario solar” data de la Primera Guerra Mundial cuando Alemania aprobó su uso para reducir las horas de iluminación artificial y, de paso, economizar el carbón que la potenciaba.

Los países que continúan manteniendo este procedimiento como Cuba, no lo hacen esencialmente para preservar el carbón. En los tiempos modernos el reto es ahorrar los combustibles fósiles (diesel, crudo, gas natural) empleados para generar energía eléctrica y que, en mayoría, son importados a altos costos.

Estudios recientes le restan ventajas al establecimiento de dos husos horarios. No obstante, estos argumentos no niegan por completo la práctica de aprovechar la luz solar, sino que avalan resultados significativos en unos territorios más que en otros, teniendo en cuenta factores como el clima.

Por mínimas que pudieran parecer las utilidades de esta medida, no deja de ser una realidad que contribuye a reducir la influencia negativa del consumo global de energía sobre el cambio climático, una acción que cobra más sentido si se acompaña de energías renovables, eficientes y limpias.

La Organización de Naciones Unidas (ONU) estima que alrededor del sesenta por ciento de todas las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero proceden de las energías contaminantes.  No en vano, el tema es el séptimo Objetivo de Desarrollo Sostenible de la agenda 2016-2030.

El regreso al horario normal en Cuba significa que el día oscurece más pronto. Ello trae consigo mayor demanda de luz artificial y un incremento de los gastos en electricidad, sobre todo, en espacios residenciales donde las actividades domésticas coinciden con los llamados horarios picos. De ahí que la Organización Nacional para el Control del Uso Racional de la Energía (Onure) exhorte a ahorrar en los hogares por el bien del medio ambiente, de nuestra economía personal y la del país.

Aunque ahorrar no sea un acto de valentía hay acciones que no llevan esfuerzo y ayudan a todos. Cosas tan simples como desconectar los dispositivos móviles una vez cargados o pintar las paredes de blanco para dar luminosidad a las habitaciones pueden hacer la diferencia.

Si quieres restarle una cifra a tu próxima factura eléctrica, dejamos al alcance una infografía con algunos consejos que pueden animarte a cumplir esa meta. 

Ya sabes, el próximo domingo cambian la hora. No olvides atrasar tu reloj.

Consejos para el ahorreo en casaSobre el autor

Aleiny Sánchez Martínez

Estudiante de Periodismo