José Ramón Fernández y Asela de los SantosNo hay calificativos más nobles en labios de un ser humano que los de maestro y maestra, pero la pedagogía –ese arte de darse al futuro– no se forja solo frente a un aula, sino también en los caminos arduos de hacer un país todos los días.

Por eso enaltece a la Asociación de Pedagogos de Cuba, su decisión de conferir el Premio Nacional Pedagogía 2017 a dos artesanos del magisterio: José Ramón Fernández, asesor del Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, y Asela de los Santos Tamayo, Heroína del Trabajo.  

Unidos en la vida, que en su caso lo es además en la entrega a la Revolución Cubana, han puesto empeños en consolidar la educación y el desarrollo cultural de la nación.

Al hablar de Fernández no puede obviarse su papel co­mo ministro de Educación, en tiempos de transformacio­nes de la enseñanza, ni sus aportes en la consolidación de la educación internacionalista de la Revolución, la formación de obreros y técnicos de nivel medio, la introducción del Marxismo-Leninismo y de la enseñanza de la historia. Proyectos todos donde estuvo plasmada la visión de Fidel.

De la pedagogía cubana es imposible hablar sin mencionar a Asela, no solo por su condición de doctora en la materia, sino también por su trabajo ejemplar que la hizo Educadora destacada del siglo XX en Cuba. Fundando estuvo ella en la senda de las escuelas militares Camilo Cienfuegos y de la Federación de Mujeres Cubanas.

Por esa humildad que caracteriza a quienes se saben  parte de una obra mayor, al agradecer en nombre de los dos, Fernández aseguró que mientras haya vida, estará en función de la Revolución, y ratificó la premisa fidelista de que la educación es el arma más poderosa que tiene el hombre para crear conciencia y sentido del deber.