El cierre de las escuelas no ayudó en la lucha contra la COVID-19, en su lugar eliminó un sistema que brinda a los niños y niñas apoyo, alimentos y seguridad, además de aprendizaje.
De acuerdo con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), en lugar de cerrar los centros educativos, los Gobiernos deberían priorizar su reapertura, garantizando mayor seguridad sanitaria en las aulas.
“Lo que hemos aprendido sobre la escolarización durante la época de COVID es claro: los beneficios de mantener las escuelas abiertas superan con creces los costos de cerrarlas, y los cierres de escuelas a nivel nacional deben evitarse a toda costa”, aseguró, Robert Jenkins, jefe de educación de la Unicef.
El funcionario también advirtió sobre una tendencia alarmante en la que los Gobiernos cierran una vez más las escuelas como primer recurso y no como último, a pesar de que las evidencias-confirmó Jenkins-muestran que los centros educativos no son los principales impulsores de la pandemia.
Desde esta perspectiva, la agencia de Naciones Unidas citó un reciente estudio realizado en 191 países y publicado por la fundación independiente sin fines de lucro, Insights for Education, que no mostró asociación entre el estado escolar y las tasas de infección por COVID-19 en la comunidad.
Jenkins agregó que, en algunos casos, los cierres se están haciendo a nivel nacional, “en lugar de comunidad por comunidad, y los niños continúan sufriendo los efectos devastadores en su aprendizaje, bienestar mental y físico y seguridad”.
Unicef precisó que los planes de reapertura deben concebir un acceso ampliado a la educación, al aprendizaje remoto, y a la reconstrucción de los sistemas educativos para resistir crisis futuras.
