Centro de Documentación. Asamblea Nacional del Poder Popular.


Palabras pronuncias por el co. Ricardo Alarcón de Quesada en el Aula Magna en la Universidad de La Habana, con motivo de celebrarse el Coloquio Internacional sobre el Che, el día 1.10.97.

 

Compañeras y compañeros:

 

El Che sigue combatiendo, y constituye una amenaza real que provoca el temor de los opresores. Lo prueba la copiosa literatura que trata de tergiversar su vida, falsificar su pensamiento y mellar el filo acerado de su imagen.

 

Un libro recién publicado muestra detalladamente como la CIA, el FBI y otras agencias imperialistas seguían paso a paso la vida del Che, aún antes del desembarco del Granma y como se ocuparon también de distorsionarla a través de una prensa que se disfraza de libre. Algún día serán publicados otros documentos que mostrarán la continua y sistemática persecución que le hace el imperialismo, desde la Higuera hasta hoy y la que seguramente le seguirá haciendo en el futuro.

 

En el libro aludido, Michael Ratner nos revela un dato que demuestra como el Che vive verdaderamente y no sólo en los corazones de los jóvenes y en los puños de los explotados: en 1988 la región boliviana donde él combatió era considerada todavía por las autoridades como zona de seguridad. Más de veinte años después, una nueva generación de militares parecía vigilante aún ante los desplazamientos guerrilleros por los alrededores del río Ñacahuazú.

 

¿Cómo asumir al Che hoy? ¿Cuál es su legado para el siglo que ahora comienza?

 

Nos preguntamos los revolucionarios, quienes luchamos por transformar el mundo y creemos en el mejoramiento humano.

Cuando lo hacemos su imagen y su recuerdo se multiplican por el mundo, su rostro aparece en los pechos de jóvenes que no lo conocieron, lo levantan en sus protestas masas desposeídas que no pudieron leer sus textos fundamentales, deviene cada vez más en símbolo que anima la rebeldía y da vida a la esperanza, alcanza la dimensión de la leyenda.

 

Coloquios como éste pueden contribuir a la necesaria búsqueda colectiva que irá encontrando las respuestas indispensables y sobre todo -no podría ser de otro modo siendo Ernesto Guevara el centro de nuestra atención- para convertirlas en acciones concretas.

 

Además de su enorme contribución como combatiente y jefe guerrillero y desde importantes responsabilidades en el Gobierno Revolucionario, el Che nos dejó una obra intelectual de sorprendente anchura y profundidad especialmente si tomamos en cuenta que fue producida en pocos años por un joven dirigente comprometido a fondo con el torbellino de los acontecimientos en el período más intenso de nuestra vida como pueblo. El querido compañero Salvador Vilaseca, aquí presente, nos recuerda además, como el Che estudió toda la Matemática conocida y dedicó muchas horas también a estudiar economía y otras cuestiones de la filosofía y la cultura constituyendo, en su empeño sistemático por ampliar sus conocimientos, un ejemplo para todos. En ensayos, artículos, cartas, discursos, conferencias y otras intervenciones públicas, Ernesto Guevara abordó los problemas que afrontaba entonces la Revolución y dió un aporte inestimable a la lucha política concreta y a la formación de la conciencia revolucionaria de los cubanos. Todas las amenazas y las conjuras agresivas del imperialismo en aquella etapa fueron objeto de su análisis incisivo y su denuncia esclarecedora.

 

Pero si estuvo atento a los peligros que acechaban desde el exterior supo también dedicarle su pensamiento a las cuestiones específicas de la construcción económica y la actividad sindical, a la formación del Partido y sus métodos y estilo de trabajo y a la misión especial que corresponde a las organizaciones juveniles, entre otros temas importantes. Para los obreros, para los estudiantes y los jóvenes, para los cuadros políticos y administrativos dejó un valioso caudal de reflexiones que conservan hoy plena vigencia si dejamos a un lado, como es obvio, sus aspectos coyunturales.

 

Sorprende que en el fragor de aquellos años encontrara tiempo para escribir sobre su experiencia guerrillera en Cuba, dejando a las generaciones posteriores un precioso testimonio que enriquece nuestra memoria histórica. Pero lo que asombrara a otros era para él algo natural y necesario. Preservar aquellas vivencias era indispensable para el propósito, que llevó a cabo con riguroso empeño, de sintetizar la experiencia de la insurrección cubana y elaborar su teoría sobre la guerra de guerrillas. Allí en el desarrollo concreto de la lucha armada, cuando todo dependía de cada combatiente individualizado y de su disposición a entregar la vida, descubrió los gérmenes del hombre nuevo.

 

Su labor intelectual tendría un carácter internacionalista que prefigura desde el primer texto sus futuras acciones en el Congo y Bolivia. En diversos foros internacionales desenmascaró la inicua explotación imperialista y supo articular de modo coherente una teoría para la liberación del Tercer Mundo donde no faltó la justa crítica a quienes, a pesar de su proclamada filiación socialista, no practicaban la solidaridad como una obligación.

 

Es en su examen de los problemas de la construcción del socialismo, reflejado en memorable polémica y en otros trabajos fundamentales, donde alcanza su pensamiento mayor hondura y llegó a anticipar el futuro. ¿Quién pudo imaginar a comienzos de los años sesenta que del socialismo europeo resurgiría un capitalismo brutal? ¿Quién fue capaz de desentrañar la raíz del mal y exponerla además con honradez y coraje?.

 

En el combate que el imperialismo no deja de librar contra el Che encontramos la prueba máxima de su supervivencia y de la victoria de su mensaje. Se nos quiere presentar a Ernesto Guevara como símbolo de una etapa superada, como algo del pasado. En la euforia que siguió al derrumbe de la Unión Soviética, la academia imperialista -que ha sumado a otros, porque el fenómeno de la clonación existía en el plano de la ideología mucho antes de su descubrimiento en los laboratorios- se ha querido hacer creer que el fracaso de aquel modelo significaba la muerte del ideal socialista y que detendría para siempre el movimiento de los trabajadores para conquistarlo.

 

El Che, sin dudas, comparte nuestra amargura ante el grave revés que aquel hecho ha acarreado para pueblos que hoy sufren en carne propia la experiencia del capitalismo real y aprecia sus negativas consecuencias para la Revolución cubana y para la liberación del Tercer Mundo.

 

Su pena además es más profunda, semejante a la del sabio que previó lo que inevitablemente habría de ocurrir, a la del mesías que anunció el desastre y alumbró el camino que pudo haberlo evitado. El, que ya había advertido lo difícil que sería "vencer al capitalismo con sus propios fetiches" dejaría esta definición esencial: "no puede existir socialismo si en las conciencias no se opera un cambio que provoque una nueva actitud fraternal frente a la humanidad, tanto de índole individual, en la sociedad en que se construye o está construido el socialismo, como de índole mundial en relación a todos los pueblos que sufren la opresión imperialista".

 

Más honda y auténtica es su pesadumbre porque él que supo elucidar teóricamente el problema, fue capaz de predicar con el ejemplo tanto "en la sociedad en que se construye", con su austeridad, con su total consagración al quehacer revolucionario, con su incorporación real, sencilla y callada al trabajo voluntario, como "en relación a todos los pueblos que sufren la opresión imperialista", tal como probaría, del modo más elocuente, pocos meses después.

 

Pero antes de reemprender su ruta guerrillera precisaría su preocupación ante los desafíos del socialismo naciente en una de sus obras más divulgadas: "Se corre el peligro de que los árboles impidan ver el bosque. Persiguiendo la quimera de realizar el socialismo con la ayuda de las armas melladas que nos legara el capitalismo (la mercancía como célula económica, la rentabilidad, el interés material individual como palanca, etcétera), se puede llegar a un callejón sin salida. Y se arriba allí tras de recorrer una larga distancia en la que los caminos se entrecruzan muchas veces y donde es difícil percibir el momento en que se equivocó la ruta. Entre tanto, la base económica adaptada ha hecho su trabajo de zapa sobre el desarrollo de la conciencia. Para construir el comunismo, simultáneamente con la base material hay que hacer al hombre nuevo".

 

Su pensamiento creador y verdaderamente marxista le permitió vislumbrar el destino de aquella experiencia y descubrir el origen de su fracaso cuando los propios teóricos del anticomunismo la consideraban inmutable y el dogmatismo predominante en la izquierda nublaba el criterio

No era, por cierto, el hombre nuevo quien había sido derrotado sino la "quimera de realizar el socialismo" sin contar con él.

 

Tampoco había triunfado el capitalismo a escala planetaria sobre las fuerzas del socialismo y la liberación nacional. Obtuvo sí una victoria transitoria ante la falta de un accionar consecuente y unido de esas fuerzas que fueron incapaces de aprovechar un balance internacional que les era favorable, faltó, en resumen, la multiplicación del ejemplo heroico del Che y la aplicación de sus ideas por el conjunto del movimiento revolucionario.

 

Los dramáticos acontecimientos de los años recientes no son la derrota del Che sino su vindicación. Por eso el Che vive, por eso se agiganta, se reproduce y avanza, por eso crece el temor de los enemigos.

 

Su concepto humanista, renovador, ético, del socialismo nutrió el proceso revolucionario cubano y ha estado presente a lo largo de él, compitiendo desde luego, con manifestaciones tropicales del "socialismo real" y en medio de la confrontación más abarcadora que ha tenido siempre con el imperialismo. Incluso en momentos en que concepciones erróneas y tendencias negativas predominaron en la dirección y gestión de la economía, el legado del Che pervivió entre nosotros, se mantuvo incólume en la política exterior y alcanzó niveles extraordinarios con las misiones internacionalistas que propagaron su ejemplo a escala de masas.

 

El proceso de rectificación de errores y tendencias negativas convocado por Fidel Castro en 1986 reanimó el espíritu revolucionario, dió nuevo impulso a la participación popular, confirmó la justeza de las ideas y las enseñanzas de Ernesto Guevara.

 

Antes que se hiciera visible el curso hacia la bancarrota del socialismo real, los revolucionarios cubanos, inspirados por el Che, profundizábamos la lucha contra sus causas, atacábamos la raíz del mal.

 

La autenticidad de la Revolución cubana, fruto exclusivo de nuestra propia historia, resultado de las luchas y sacrificios de los cubanos, su carácter genuinamente independiente y la sabia, consecuente y firme conducción de su máximo dirigente, explican porqué aquellos elementos nocivos no llegaron a adquirir la dimensión incontrolable que condujo a la disolución de la experiencia europea.

 

La Revolución cubana no sucumbió como anunciaron, hace ya varios años, los corifeos y alcahuetes del Imperio. Supo resistir las terribles consecuencias que para Cuba significó la súbita desaparición de sus mercados, la pérdida total de créditos y financiamiento externo, la drástica reducción de suministros petroleros y de materias primas y otros insumos vitales. Supo hacerlo y comenzar incluso a recuperarse económicamente pese a que al golpe sufrido por la disolución de la URSS se ha sumado la intensificación y ampliación de la guerra económica que nos impone Washington.

 

¿Qué significa hoy el Che para Cuba y los cubanos? ¿Cómo incorporarlo a la realidad presente y a nuestra perspectivas y aspiraciones? ¿Qué misión le corresponde a él, hijo de nuestro pueblo y uno de sus más preclaros dirigentes, en la etapa compleja, difícil y decisiva que ahora transitamos? ¿Qué hacer con su pasión revolucionaria, su militancia irreductible, su pensamiento creador?.

 

Ante todo afirmemos lo obvio. Está con nosotros aquí y ahora peleando encarnizadamente por salvar su obra y sus sueños de constructor.

 

En las peculiares circunstancias de este período, cuando para salvar nuestro socialismo, el único socialismo posible en Cuba hoy, nos hemos visto obligados a hacer concesiones, hemos tenido que introducir en nuestra sociedad factores indeseados, ajenos a sus valores, el Che nos es más necesarios que nunca. Porque los cambios inevitables en nuestra sociedad y la arreciada ofensiva imperialista introducen nuevos ingredientes, a veces más sutiles y sinuosos, en la lucha ideológica, el pensamiento del Che nos resulta imprescindible. Debemos asumir su ideario y convertirlo en guía indispensable de los trabajadores, los estudiantes, el profesorado y todo el pueblo. Cuando el veneno del egoísmo individualista nos amenaza desde adentro, cuando algunos se doblegan o vacilan, tenemos que reproducir en la conducta de la vanguardia y extenderlo a la sociedad su ejemplo intachable.

 

Tenemos que cultivar la solidaridad como norma de vida cotidiana.

 

Con la intervención sistemática de los colectivos obreros y sus sindicatos es imperioso realizar el máximo esfuerzo en la recuperación económica, ahorrar recursos, incrementar la productividad y la eficiencia, especialmente en el sector estatal, combatir la indisciplina y fortalecer la cohesión y la unión entre todos los revolucionarios y patriotas.

 

Robustecer el papel del Partido, perfeccionar nuestro sistema democrático y la labor de las organizaciones de masas y del conjunto de nuestra sociedad civil socialista, desarrollar consecuentemente la participación y el control popular. Más socialismo, en el plano político-ideológico, socialismo heroico, creador y cubano es a lo que nos convoca, en esta hora de prueba, el Guerrillero invencible.

 

Seremos como el Che proclaman nuestros niños. Esta no es sólo una hermosa frase. Ella cifra una estrategia y una esperanza. La Patria se salvará; la Revolución vencerá, nuestro socialismo perdurará y será mejor y más verdadero si somos capaces, como pueblo, de ser como él, de luchar y vivir como él.

 

Hace 35 años, "en los días luminosos y tristes de la crisis de octubre", cuando sobre Cuba se cernía la amenaza del exterminio total, Ernesto Guevara nos dejó este mensaje que vale para hoy y para siempre:

 

"Desde aquí, desde su trinchera solitaria de vanguardia, nuestro pueblo hace oir su voz. No es el canto del cisne de una revolución en derrota, es un himno revolucionario destinado a eternizarse en los labios de los combatientes de América. Tiene resonancias de historia".

 

Desde aquí, desde su trinchera inexpugnable, digámosle otra vez: Hasta la victoria siempre.