DISCURSO PRONUNCIADO POR EL COMANDANTE FIDEL CASTRO RUZ, PRIMER MINISTRO DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO Y PRIMER SECRETARIO DEL PARTIDO UNIDO DE LA REVOLUCION SOCIALISTA, EN EL GRAN MITIN CELEBRADO EN EL ESTADIO CENTRAL DE LA CIUDAD DE VOLGOGRADO, EL 7 DE MAYO DE 1963.

 

(DEPARTAMENTO DE VERSIONES TAQUIGRAFICAS

DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO)

 

Queridos y admirados amigos de la ciudad heroica de Volgogrado: 

 

(EL PUBLICO APLAUDE Y EXCLAMA DURANTE VARIOS MINUTOS:  ¡Viva Cuba!”, “Fidel, Jruschov, estamos con los dos”, Y NO DEJA COMENZAR EL DISCURSO) 

¡Exactamente igual pasa en nuestro país! 

Han sido ustedes extraordinariamente amables con nosotros al organizar y asistir a este gran acto de masas, lleno de calor y de cariño hacia nuestro país. 

Pero, ¿qué podemos decirles nosotros a ustedes?  Vuestros representantes hablaban aquí de las simpatías del pueblo soviético hacia Cuba, y de su admiración hacia nuestro pueblo.  ¿Pero es que acaso nuestros pequeños méritos merecen tantos honores?  ¿No debe ser precisamente al revés:  que seamos nosotros quienes vengamos aquí a expresar la admiración que todos los pueblos del mundo sienten hacia esta heroica ciudad? 

Cuando en la mañana de hoy nuestra delegación depositaba una ofrenda floral en la plaza de los caídos en la inmortal batalla que aquí se libró, nosotros pensábamos:  ¡Cuánto tiene que agradecerle la humanidad a esos hombres que aquí murieron!, ¡cuánto bien le han hecho al género humano! 

En aquel minuto solemne pensábamos en todos los luchadores que en cualquier parte del mundo han dado sus vidas por la causa del progreso y por la causa del proletariado.  Los gloriosos caldos de Volgogrado nos recordaban a nuestros propios caídos en la lucha por nuestra patria, en la lucha contra la reacción y el imperialismo; nos recordaban a nuestros compañeros muertos en los combates de Playa Girón; nos recordaban a los trabajadores de vanguardia revolucionaria de la América Latina, que son víctimas de la persecución y de la represión; nos recordaban a Julián Grimau, el valiente dirigente del Partido Comunista español asesinado por la dictadura franquista. 

¡Cuántos hombres han dado sus vidas, cuántos hombres se han sacrificado por el progreso de la humanidad! 

y entre esos hombres ocuparán siempre un lugar de honor los heroicos defensores de Volgogrado (APLAUSOS), no solo porque contuvieron el avance fascista, no solo porque marcaron un minuto de viraje en la Gran Guerra Patria, no solo porque dieron una contribución decisiva a la victoria de los pueblos contra los agresores fascistas, sino porque legaron a la humanidad un inmortal ejemplo. 

Hasta que tuvo lugar aquel episodio extraordinario, los libros de historia hablaban de las Termópilas como ejemplo de valor.  Pero a partir de la batalla de Volgogrado, por siempre los libros de la historia tendrán que consignar, en lo adelante y para siempre, como ejemplo de valor, como ejemplo de heroísmo, como ejemplo de patriotismo, como ejemplo de firmeza, de tesón y de voluntad, tendrán que señalar este hecho y este nombre (APLAUSOS). 

Y su ejemplo siempre será estímulo para los patriotas en cualquier sitio del mundo.  Y así nosotros, los cubanos, cuando nos hemos visto en peligro, cuando hemos visto cerca de nosotros la agresión, cuando hemos pensado que un enemigo superior nos pueda atacar, siempre hemos dicho:  ¡Defenderemos cada ciudad, cada calle, cada manzana, cada edificio, cada casa, como lo hicieron los heroicos soldados de Volgogrado!  (APLAUSOS.) 

Y así, en los momentos de peligro para nuestra patria, vuestro ejemplo nos ha dado fuerza, nos ha dado aliento, nos ha dado estímulo.  Y por eso, dondequiera que se libre una lucha por la libertad, una lucha por la patria, una lucha por el socialismo, ¡allí espiritualmente estarán combatiendo los defensores de Volgogrado!  (APLAUSOS.) 

Y, por eso, en todos los sentidos podrá decirse que son inmortales. 

Mas, si grande es nuestra admiración por lo que hicieron en la defensa de la patria, grande es también nuestra admiración por lo que han hecho en la paz, grande es nuestra admiración al ver cómo han reconstruido la ciudad desde las ruinas más completas, ver cómo apenas en algunos años no solo reconstruyeron las viviendas, las calles, las fábricas, las escuelas, los centros de investigación científica, las universidades; no solo todo lo reconstruyeron, sino todo lo multiplicaron de tal manera que hoy la producción industrial de esta ciudad es seis veces mayor de lo que fue cuando la atacaron los nazis. 

Es decir que los trabajadores soviéticos, dirigidos por su glorioso partido, no solo hallaron energía, sangre y sudor para derrotar a los agresores, sino para reconstruir lo que habían creado y multiplicado varias veces.  Y esa es una prueba extraordinaria de lo que significa el socialismo, de la fuerza de las ideas de Marx, Engels y Lenin, de lo que el proletariado puede hacer para la humanidad, de lo que significa un partido de vanguardia organizando y dirigiendo la revolución. 

Los reaccionarios de todo el mundo, los imperialistas, mienten diariamente.  Al cabo de 45 años de revolución acuden todavía al arma sucia de la mentira y de la calumnia contra el país soviético; tratan de ocultar sus triunfos y sus éxitos, tratan de ocultar a los ojos de los demás pueblos todo lo que han hecho y lo que podrán hacer. 

Sin embargo, ¡qué maravilloso sería que los trabajadores de los propios países imperialistas pudieran observar lo que hemos observado nosotros, pudieran palpar lo que hemos palpado nosotros, ver la vida, la pujanza, la fuerza, el espíritu de este pueblo, el porvenir de los trabajadores soviéticos, las proezas que han realizado! 

Porque no ocurrió en los países capitalistas lo que ocurrió en la URSS cuando la guerra.  Ningún país perdió lo que perdió la URSS ni realizó los sacrificios que realizó la URSS, ni sufrió la destrucción que sufrió la URSS.  Y, entre otras cosas, porque esos países, dirigidos por burguesías corrompidas y reaccionarias, no le prestaron ninguna resistencia al ataque fascista. 

La Unión Soviética, que tuvo que desarrollar su economía completamente sola, partiendo de un estado de subdesarrollo grande, arruinada por la guerra imperialista, atacada desde todas direcciones, aislada y boicoteada durante décadas, y que de nuevo en la última guerra perdió cerca de 20 millones de vidas y enormes riquezas, volvió a levantarse en difíciles condiciones, volvió a reconstruir, volvió a emprender el camino, y ese camino lo ha estado recorriendo exitosamente. 

Lo que ustedes hacen, lo que hemos visto construido aquí, eso no lo puede hacer ninguna sociedad capitalista.  El porvenir que ya se ve asegurado para los trabajadores soviéticos, eso no se podrá ver jamás en ninguna sociedad capitalista.  Una ciudad que crece, como esta, y se extiende 75 kilómetros, llena de avenidas y de parques, eso no puede ocurrir en ninguna sociedad capitalista, porque allí los explotadores especulan con la tierra y se enriquecen. 

En cualquier país capitalista construir una hidroeléctrica como esta, automatizada, crearía infinidad de conflictos.  Cuando visitábamos la fábrica de tractores, nos explicaba su director que las cadenas antes se ponían a mano y que la iniciativa obrera ideó un procedimiento para ponerlas a máquina, y entonces un hombre podía hacer el trabajo de 100.  Y nos explicaba el director de la hidroeléctrica que para producir dos millones y medio de kilovatios, en plantas de otro tipo, se necesitarían     22 000 obreros; y, sin embargo, esa empresa funciona con el trabajo de 14 obreros por cada turno. 

¿Qué significa eso en una sociedad capitalista?  Desempleo, sacrificio para los trabajadores, hambre, inseguridad.  Y por eso vemos tantas huelgas, tantos conflictos y tantas contradicciones.  Y, sin embargo, ¿eso qué significa en un país socialista?  Significa desarrollo económico, aumento de la productividad del trabajo, elevación del estándar de vida; significa disminución del tiempo de trabajo; significa un triunfo y un bienestar para todos y cada uno de los ciudadanos, porque con esas máquinas no se enriquecen los explotadores, como ocurre en una sociedad capitalista. 

Los capitalistas, cuando tratan de calumniar y disminuir el valor de la revolución socialista, tratan de evadir estas verdades y se dedican a preguntar:  ¿Cuántas peluquerías hay?, y tonterías por el estilo. 

Sin embargo, los hombres que piensan, los hombres que saben que la base de todo desarrollo está en la economía, la base económica y técnica, comprenden perfectamente el extraordinario porvenir de la sociedad soviética, porque están viendo las tasas del desarrollo alcanzado; los medios de producción se van acumulando y les permitirán en un tiempo no lejano superar con creces a los países capitalistas más desarrollados. 

Estas cosas, naturalmente, se pueden leer en los libros; pero no es lo mismo poder contemplar una sociedad sin explotadores ni explotados, contemplar un pueblo todo trabajador, dedicado con entusiasmo al trabajo creador y creando las bases de una sociedad verdaderamente justa que lleve a las masas lo que ninguna sociedad llevó antes:  la abundancia y la satisfacción de todas sus necesidades. 

Porque lo que vemos en el capitalismo es que mientras unos son millonarios, muchos son pordioseros y andan mendigando por las calles.  Y así, en las propias ciudades de Estados Unidos hay niños mendigos, ancianos mendigos, niños delincuentes.

¡Qué distinto, qué infinitamente distinto lo que aquí puede apreciarse!  ¡Decenas y decenas, cientos de miles de niños perfectamente vestidos, perfectamente alimentados, asistiendo a la escuela, educándose, practicando deportes!  ¡Qué infinitamente distinto lo que vemos aquí:  una sociedad sin clases, un estado de todo el pueblo administrando ya la economía, el desarrollo de la técnica, de la ciencia, de la cultura, del deporte, en fin, de todas las actividades que permitirán para los pueblos una vida infinitamente mejor! 

El gran pueblo soviético, dirigido por el partido que fundó el inmortal Lenin, ha señalado el camino y ha facilitado también el camino de los demás pueblos oprimidos y explotados.  Y así para nosotros, los cubanos, ha significado mucho la solidaridad y la ayuda del pueblo soviético. 

A nosotros, naturalmente, nos dejaron un país pobre, sin industrias; los capitalistas, como aves de rapiña, y los imperialistas, sacaron lo mejor de las riquezas y del trabajo del pueblo.  Y después de explotarlo durante 50 años, ¿qué hicieron los imperialistas yankis?  Después de habernos saqueado, después de habernos empobrecido, cuando llegó la oportunidad para el pueblo, ¿qué hicieron?  Bloquearnos, crearnos dificultades de todo tipo, amenazarnos. 

¡Pero qué gran lección para el mundo!  Un país que estaba muy distante de nosotros...  (EXCLAMACIONES y APLAUSOS)  Eso es lo que enseñan las relaciones entre nuestros dos países. 

Para que ustedes tengan una idea de lo pobre que era nuestro país, baste decir que esta sola hidroeléctrica produce cinco veces más energía eléctrica que toda la capacidad de producción de energía eléctrica instalada que tenemos en Cuba.  Y es ahora que nosotros debemos empezar a construir nuestro país, a desarrollar nuestra economía.  Pero nosotros sabemos que estamos en el camino correcto, en el único camino que puede conducir a la felicidad de nuestro pueblo. 

Y ese camino ha estado iluminado por el ejemplo de ustedes, y ayudado por el esfuerzo de ustedes. 

Queridos amigos de Volgogrado:  a nuestro pueblo trataremos de explicarle, trataremos de expresarle lo que hemos visto y hemos sentido aquí.  Y digo trataremos, porque sabemos que no hay palabras, no hay manera de transmitir lo que hemos visto, las emociones que hemos recibido (APLAUSOS).  Y por eso digo trataremos. 

Algunos compañeros dirigentes del Partido Comunista de la URSS y de los trabajadores expresaron aquí las más bellas y calurosas palabras, como las que hemos escuchado desde que hemos llegado a la URSS en todas partes, por parte del pueblo y de su Partido Comunista, de su Comité Central y de su secretario general, el querido compañero Nikita Jruschov (APLAUSOS). 

Pero, entre otras cosas, alguien dijo que este día sería un día histórico.  Yo puedo estar de acuerdo, pero no será histórico por el mérito nuestro, no será histórico por los visitantes:  este día será histórico, sí, porque será un gran día en la historia de la amistad, en la historia de la generosidad, en la historia de la solidaridad, que ustedes han mostrado hacia nosotros. 

¡Muchas gracias, queridos amigos de Volgogrado! 

¡Que viva eternamente esta amistad!  ¡Que viva eternamente el ejemplo de los heroicos defensores de esta ciudad en la Gran Guerra Patria!  ¡Que viva su ejemplo, que viva su estímulo, y que sigan ganando batallas dondequiera que los proletarios se enfrenten a los explotadores! 

¡Que viva la solidaridad y la amistad entre todos los pueblos!  (APLAUSOS.) 

¡Que viva esta heroica e inmortal ciudad de Volgogrado! 

¡Patria o Muerte! 

¡Venceremos!

(OVACION)