DISCURSO PRONUNCIADO POR EL COMANDANTE FIDEL CASTRO RUZ, PRIMER SECRETARIO DEL PURS y PRIMER MINISTRO DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO, EN EL ACTO DE GRADUACION DE 90 ESTOMATOLOGOS, CELEBRADO EN EL TEATRO "CHAPLIN", EL 18 DE JUNIO DE 1965.

(DEPARTAMENTO DE VERSIONES TAQUIGRAFICAS

DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO)

Compañeros profesores;

Compañeros graduados;

Compañeros alumnos:

Tiene para nuestro país especial importancia esta graduación de 90 alumnos de la escuela de estomatología. Esa importancia se puede deducir perfectamente de los datos comparativos entre este servicio antes de la Revolución y la situación actual, sin que se quiera decir que hayamos alcanzado, ni mucho menos, las metas capaces de satisfacer nuestras necesidades.

"Los servicios dentales estatales antes del triunfo de la Revolución, incluyendo el Ministerio de Salud Pública, municipios, instituciones benéficas, higiene escolar, según los datos facilitados por el ministerio, empleaban 250 dentistas —estomatólogos, yo no sé cómo se le pasó— con 10 horas semanales." Es decir, el 12,5% del total de los estomatólogos del país. En consultas privadas trabajaba el 87,5%. Los 250 estomatólogos mencionados anteriormente trabajaban aproximadamente 10 horas semanales.

"En las casas de socorro existía un servicio donde solamente se hacían extracciones con los medicamentos e instrumentos de la más baja calidad, y el estomatólogo trabajaba aislado.

"Personal auxiliar. No existían asistentes dentales ni otro tipo de personal. Para la población rural y regiones montañosas prácticamente no existía el servicio allí, era realizado por personal no profesional, por lo menos no universitario.

"Después del triunfo de la Revolución se estableció el servicio dental rural, que lleva este tipo de asistencia a los lugares que nunca la tuvieron, asistencia esta cuantitativa y cualitativamente.

"Se creó una red de asistencia estomatológica, con un total de 379 centros. De esos centros, 74 en el servicio rural; en la provincia de Oriente —que era una de las más necesitadas— se establecieron 34 de estos centros.

"Se crearon las clínicas estomatológicas. Están funcionando actualmente 29. En construcción, o planificadas, siete más. Unidades móviles tres.

"Actualmente el personal estomatológico que trabaja en el Ministerio de Salud Pública se eleva a 856, de los cuales 655 laboran 24 horas semanales y 201 laboran 44 horas semanales.

"Actualmente el total de estomatólogos del país trabajando en los servicios sociales asciende a un 62% —en comparación con el 12,5% anteriormente.

"En el año 1963 fueron atendidos aproximadamente 890 000 pacientes. En el año 1964, 1 250 000 pacientes.

"Características del servicio.

"Primero: Equipos y aparatos con tornos de ultravelocidad y rayos X dentales en centros organizados con los principios de la estomatología moderna.

"Segundo: Orientación hacia la odontología preventiva o conservadora.

"El carácter de la profesión en la etapa revolucionaria. Integración gradual de los estomatólogos dentro del cuadro de la asistencia médica integral. Trabajo en colectivo dentro de los centros asistenciales. Carácter de la asistencia basada en el principio preventivo-curativo.

"Preventivo.

"a) Estudio de las posibilidades de fluoruración de las aguas potables para la prevención de las caries dentales.

"b) Aplicación tópica masiva de fluoruro de sodio a la población infantil.

"c) Planes de educación para la salud para elevar el conocimiento del pueblo en cuanto al cuidado de la salud bucal."

Le falta aquí un: "d) Incremento del consumo de leche (RISAS), de pescado, de carne, de huevo"; que eso pertenece a la preventiva (RISAS).

"Curativo.

"Primero: Aplicación del principio de la atención sistemática a escolares y obreros.

"Segundo: Ampliación de nuestros servicios en todas las ramas de la estomatología: odontología conservadora, ortodoncia, prótesis, periodoncia, cirugía bucal y máxilo-facial.

"Superación y perfeccionamiento de los estomatólogos y personal auxiliar.

"Creación del Instituto Nacional de Perfeccionamiento Estomatológico, que en breve comenzará a funcionar.

"Primera etapa: Como centro de formación de estomatólogos especialistas en las distintas ramas de la estomatología.

"Segunda etapa: Instituto de Investigaciones Estomatológicas para experiencia originales de nuestro país.

"Necesidad actual de estomatólogos del país para llegar a la cifra de 4 000 habitantes por estomatólogo, o de un estomatólogo por 4 000 habitantes. Se necesita 1 900." Se supone que no, no... en total. Mil novecientos por 4 000 es más o menos nuestra población.

"Por lo tanto, se impone estimular nuestra juventud al estudio de esta rama de las ciencias médicas con el fin de cubrir las necesidades mínimas, por lo menos en un plazo de ocho años.

"Todo esto —explican los compañeros del ministerio— exige unidad de acción entre todos los organismos interesados en esta asistencia, principalmente expresado en la estrecha vinculación existente entre las escuelas de estomatología de La Habana y Santiago de Cuba y el Ministerio de Salud Pública."

Este informe fue hecho por el doctor Wilfredo Córdova Díaz, jefe del Departamento Nacional de Estomatología del MINSAP —eso de poner aquí "dentista" se lo reclaman a él (RISAS).

"Número de graduados por cursos en los últimos 10 años:

"De 1952 a 1953: 91. De 1953 a 1954: 59. En el 1955: otra vez 59. En el 1956: 58 —parece que no hubo graduación aquí en algunos años. En el año 1959 se graduaron 53. En el 1960 se graduaron 61. En el 1961 se graduaron 52." Es decir, curso 1960 a 1961, otra vez aparece, en el 1961, 40 más. "En el 1962: 20. En el 1963: un primer grupo de 30 y un segundo grupo de 18. En el 1964: un grupo de 29. Total: se graduaron en los últimos 10 años 479."

En este curso se graduarán 90, en este grupo. Y tenemos entendido que a fines de año se graduarán otros 26 que harán un total de 116; pero de ahí no habrá nuevas graduaciones hasta 1967, con motivo de las reestructuraciones que se hicieron y las adaptaciones de los programas.

En el programa antiguo el total de horas por alumno en la carrera era de 4 212; en el programa actual es de 4 494. El promedio de horas-alumno tomado de 10 universidades americanas es de 4 335. El número de profesores antes de 1959 era de 21, después de 1959 se ha elevado a 57.

El director de la escuela explicó cómo el estudio es no solo teórico actualmente, sino práctico, y citó la cifra de 17 510 pacientes atendidos por los alumnos que se gradúan hoy.

Ha habido cambios también en el curriculum, que es el programa. En el plan anterior había algunas asignaturas, como la cirugía bucal, que era opcional, actualmente es obligatoria; la odontología infantil que era opcional, actualmente es obligatoria; la periodoncia no era una asignatura independiente sino era parte de otra asignatura, actualmente es una asignatura independiente con enseñanza más ampliada; lo mismo ocurría con la ortodoncia, no se hacía práctica clínica, la enseñanza era solo teórica. Hoy se hace clínica práctica y además teórico-práctica.

No existía la asignatura de clínica estomatológica, actualmente es una nueva asignatura en el programa; también el materialismo dialéctico e histórico y también se estudia inglés, que antes no se estudiaba, y demuestra que nosotros no tenemos ningún prejuicio hacia el idioma inglés.

"La escuela de estomatología, sus proyecciones inmediatas: ampliar la capacidad de la escuela de 70 alumnos a 150 en 1966, transformarla en un centro docente asistencial."

En la constitución de los núcleos del Partido de 23 trabajadores ejemplares en esa escuela, 19 de ellos fueron profesores; es decir, de los 23 trabajadores ejemplares, entre estos 23 trabajadores hay 19 profesores.

Como ustedes ven, existe el propósito de llegar a satisfacer plenamente las necesidades en un período de ocho años entre las dos escuelas, la de la Universidad de La Habana y la de Oriente; esto requiere un ingreso anual de, se señala aquí, unos 150 alumnos —por ejemplo— en la escuela de La Habana para el año 1966.

El hecho de que actualmente esté más nutrida la escuela, aunque no todo lo que se desea y se necesita, ha obedecido al esfuerzo que se viene haciendo en ese sentido, para despertar el interés y auscultar la vocación de nuestros jóvenes estudiantes para esta rama de la medicina. En este caso, por falta de conocimientos, de información, por otra serie de causas complejas, se producía una mayor inclinación hacia la medicina; incluso en este sentido fue necesario hacer un esfuerzo y una campaña entre los jóvenes preuniversitarios, y la creación de los cursos de preuniversitaria para poder nutrir las escuelas.

Y naturalmente dentro de los alumnos que ingresaban en ciencias médicas, la proporción de los que preferían la medicina a la estomatología era muy superior en favor de la medicina. Y siendo así, nuestros servicios médicos no podemos considerarlos plenamente satisfechos si los servicios estomatológicos no lo están también.

Independientemente de los beneficios directos que significa para el ciudadano este servicio, está su relación indiscutible con la salud del individuo; posiblemente los especialistas en vías digestivas y en otros muchos problemas puedan hablar de cuántos trastornos son originados por una masticación deficiente. También, no hay que ser muy conocedor de esta materia, constantemente nos encontramos casos de neurólogos, de oculistas y, en fin, una serie de especialistas que tratando de encontrar las causas de cualquier enfermedad la terminan descubriendo en la boca.

Es decir que forma parte esencial de cualquier programa ambicioso y revolucionario de salud. De ahí la necesidad de seguir incrementando el esfuerzo, tanto para ampliar el número de estudiantes de la escuela de medicina como la de estomatología, y será necesario un esfuerzo de todos —tanto el ministerio, como la facultad, la escuela, el Ministerio de Educación, los jóvenes comunistas, las asociaciones de estudiantes— para que no se produzca un desarrollo, en este sentido de las profesiones universitarias, que entrañe una laguna en algunos de sus aspectos esenciales.

Actualmente, como las necesidades de técnicos de nivel universitario son muchas, prácticamente de todas las ramas, hay una gran competencia entre estas ramas. Naturalmente hay ciertos factores que determinan que algunas sean preferidas con relación a otras, pero también en muchas ocasiones estos desniveles son ocasionados por falta de información y por falta de una explicación, y también por falta de una cierta planificación, dentro de lo posible, para tratar de encauzar las vocaciones de nuestros estudiantes dentro de nuestras necesidades; no solamente las facultades universitarias, sino también muchas otras escuelas de carácter técnico de nivel medio constantemente están solicitando estudiantes, y ustedes pueden leer en los periódicos las campañas que se hacen para poder disponer de un ingreso elevado en la escuela vocacional para maestros, escuela en la que se ingresan o se aspira a que ingresen entre 6 000 y 8 000 alumnos graduados de 6to grado.

Esto significa que ya desde el 6to grado una de las necesidades muy importantes del país, uno de los servicios que ha de recibir especial atención por parte de la Revolución, está reclamando a los estudiantes.

Después están los institutos tecnológicos agropecuarios, que también reclaman la incorporación de, además de obreros, alumnos graduados de secundaria básica. Si para los planes de las escuelas tecnológicas agropecuarias, que son muy grandes, se fuese a depender solamente de los graduados de secundaria no se podrían llevar a cabo. Por eso se han establecido cursos de superación entre obreros agrícolas que han demostrado ser magníficos estudiantes, gracias a lo cual se puede llevar un programa amplio. Es decir, ya antes de llegar a la enseñanza preuniversitaria nos encontramos contingentes numerosos que van hacia esas enseñanzas.

Las escuelas de pesca, por ejemplo, también reclaman alumnos de 6to grado, 8vo grado, secundaria básica, porque necesitan miles, personal calificado: pilotos, mecánicos, y las comunicaciones, en toda una serie de actividades que son indispensables para echar a funcionar una flota pesquera moderna.

También están las necesidades de la marina mercante, que un barco moderno es casi como una fábrica, requiere ingenieros, mecánicos, pilotos, en fin, una gran cantidad de técnicos. Todas estas actividades que se desarrollan. Hasta 1970 las necesidades de la industria pesquera reclaman aproximadamente de 8 000 a 10 000 personas, de las cuales varios miles son para necesidades de tipo técnico.

Por el estilo hay otras muchas ramas de la enseñanza que van absorbiendo una parte considerable de los alumnos que se gradúan de 6to grado o de la enseñanza secundaria y, naturalmente, la gran masa de alumnos, después de seis años de Revolución, ahora es que están llegando a 6to grado. El número de primarios era, aproximadamente, de unos 600 000 antes de la Revolución y actualmente está entre 1 200 000 y 1 300 000.

Con el transcurso de los años arribará a la enseñanza secundaria y a la enseñanza preuniversitaria y a todos los centros de enseñanza tecnológica y de nivel medio, todo ese caudal de jóvenes, pero actualmente todavía ese caudal capaz de satisfacer necesidades crecientes no existe.

Incluso, los centros docentes para absorber toda esa masa de jóvenes estudiantes requiere de un gran número de profesores de secundaria, de preuniversitario, de manera que muchos de nuestros graduados en los centros tecnológicos y en la universidad deberán ser dedicados a la docencia, necesariamente. La universidad necesita nutrirse de profesores y naturalmente que deberá tener el derecho a escoger entre aquellos de sus mejores alumnos que sientan vocación para la docencia. Dedicar un graduado a la enseñanza es como sembrar una semilla. La enseñanza preuniversitaria y media necesitará también miles de cuadros. Crece ese río y a su vez exige más y más personal docente, a la vez que los programas de estudio deberán ser cada vez más y más exigentes.

Toda esta situación de conjunto se hace cada vez más clara, porque las deficiencias históricas de nuestros métodos de enseñanza se palpan actualmente en los niveles universitarios y medios. Se hacen cada vez más evidentes todas las lagunas históricas de nuestra enseñanza. Y los profesores universitarios, en la medida que adquieren más experiencia, demandan una mejor preparación de los alumnos que llegan a la universidad, y esa mejor preparación han de recibirla en la enseñanza media, centros que a su vez demandan una mayor preparación en la instrucción primaria.

Posiblemente haya mucho todavía que analizar y haya mucho por esclarecer en este sentido, y es posible que en los años venideros nuestras instituciones educacionales se vean en la necesidad de hacer estudios a fondo de todos los programas; aunque, naturalmente, no bastaría con descubrir las deficiencias si no se tienen los medios para superarlas.

Sin duda de ninguna índole que en la enseñanza primaria contaremos cada año con un número mayor extraordinariamente bien preparado de maestros, de esos maestros que salen después de estudiar cinco años empezando por la escuela vocacional de Minas del Frío, situada en el corazón de las montañas en la Sierra Maestra. Pero a la vez será necesario mantener y aún incrementar los programas de formación de profesores para los niveles medios. En dos palabras, se necesitan cuadros para la docencia. Y si analizamos bien sacaremos la conclusión de que nuestra necesidad más importante, hoy por hoy, es la de formar cuadros para la docencia.

Con respecto a la agricultura, que ocupa gran parte del esfuerzo de nuestro país actualmente, y que necesita muchos técnicos, prácticamente todos los que se gradúan en la facultad agropecuaria van a parar como profesores a los institutos tecnológicos para graduar miles de técnicos de nivel medio, los que a su vez una parte —producto de una rigurosa selección— irán a realizar estudios en la universidad como alumnos becados y el resto continuará incrementando sus conocimientos superiores mediante programas de enseñanza por correspondencia; de manera que podrán, en el transcurso de los años, obtener también su título de ingenieros, a la vez que estarán en la producción.

No hacemos nada con enviar a la agricultura 30 ingenieros agrónomos, eso es una gota de agua en el desierto; necesitamos miles de cuadros y debemos satisfacer esas necesidades con técnicos de nivel medio y por eso no regateamos absolutamente ningún cuadro para la enseñanza.

La experiencia de estos años destaca cada vez más el relieve que dentro de nuestra Revolución y de nuestras aspiraciones tiene la universidad, porque éramos un país que carecía prácticamente en muchas ramas de la industria y de la técnica de cuadros de nivel universitario, aparte de las desproporciones en la universidad y de los problemas de nuestra universidad; y cada día se hace más evidente la necesidad de cuadros técnicos de alto nivel en todos los órdenes, no tiene excepciones.

Naturalmente, que en estos tiempos tendremos, incluso, que auxiliarnos de profesores extranjeros en distintas ramas. Hay algunas ramas como la medicina que está bastante desarrollada y donde han podido satisfacer bastante ampliamente sus necesidades.

Otras que no tenían ningún desarrollo se encuentran con una carencia total de cuadros profesorales. De ahí la importancia de que la universidad se preocupe de seleccionar entre sus mejores alumnos para satisfacer estas necesidades.

Cada vez que se pretende hacer algo en cualquier orden —y día a día surgen múltiples necesidades— y vamos a ver qué técnicos existen en nuestro país para realizar determinadas tareas, esos técnicos no aparecen por ninguna parte, no existen, no existieron nunca. Pero no solo técnicos de orden universitario, otras muchas actividades —y yo les citaba la marina mercante o la marina pesquera, que no existía en nuestro país y que surge ahora— se encuentran con una gran carencia de personal calificado para su desarrollo. También hay fábricas que están al 50% de sus obreros calificados y aún menos.

Por lo general, cuando se oye hablar del desarrollo económico e industrial de un país, los economistas clásicos y las noticias ponen mucho énfasis en el problema de las inversiones y bastante poco énfasis en el problema más serio de un país subdesarrollado, que es la falta de obreros calificados y de técnicos.

Hay fábricas que, si dispusiésemos de obreros calificados, podrían tener una producción muy superior en cantidad y calidad. Y hay fábricas, como la fábrica de abono nitrogenado de Matanzas, que ahí han estado luchando los compañeros del ministerio bastantes meses por resolver los problemas técnicos; carecemos de ingenieros químicos. Y muchas otras fábricas se encuentran con ese tremendo problema de la falta del personal calificado, cuestión en la que no se hace énfasis.

El énfasis necesario cuando se habla de un programa de desarrollo en las conferencias internacionales: siempre están hablando de préstamos, de dinero; pero no se habla de lo medular, de lo más importante, que es la capacidad técnica del pueblo para una industria desarrollada, para una economía desarrollada.

Y quizás una de las mejores cosas que ha hecho la Revolución es prestarle atención extraordinaria a este aspecto. Y los frutos son visibles en el gran número de ciudadanos jóvenes y adultos que asisten a las escuelas y cursan estudios para incrementar sus conocimientos.

Pero todo esto tiene que tener en la universidad su punto culminante. Y es como una pirámide que tiene que ser construida desde la base. A la universidad hay que prestarle cada vez más y más atención, y a la universidad hay que darle cada vez más y más recursos. Pero no recursos de millones de pesos, no solo recursos financieros: recursos de cuadros, recursos de equipos y material de enseñanza y, en general, recursos humanos.

Porque, al principio, partiendo de los viejos problemas universitarios, parecía que era esencialmente un problema de profesores de tiempos completos y de sueldos. Y eso no es más que una insignificante parte en relación con toda otra serie de aspectos que merecen atención en la enseñanza universitaria.

Debe decirse que la calidad de la enseñanza universitaria se ha incrementado extraordinariamente con la Revolución. En algunas escuelas es evidentísimo; en otras, por falta de profesores y de material de enseñanza, no es tan evidente. Tenemos casos de algunas facultades y de algunas escuelas de gran importancia, como es la escuela de ingenieros mecánicos, que prácticamente no poseen equipos de trabajo alguno, y necesitan profesores. Y así por el estilo.

Es necesario trabajar para acabar de darle a la universidad una definición muy precisa de sus tareas y de sus funciones, acorde con lo que queremos hacer en los años venideros. Porque al principio había mucha espontaneidad en el desarrollo de las facultades. Algunas lograban captar la atención de muchos jóvenes porque se hablaba mucho de ellas; otras de no poca importancia, prácticamente no recibían ingresos de alumnos. Ese era el caso de la facultad agropecuaria, yacía realmente en el olvido. Y se producía el contrasentido de un país con extraordinarias posibilidades y grandes necesidades, y sin ningún desarrollo de su facultad agropecuaria; cuando era cada vez más evidente que el desarrollo de nuestra agricultura dependía de la aplicación de la técnica moderna.

Pero había mucha espontaneidad. Así ingresaron en las distintas escuelas miles de jóvenes, fueron a estudiar al extranjero miles de jóvenes, sin que hubiera —y realmente no lo podía haber, porque para que existiera era necesario que poseyéramos en aquellos años una idea muy clara de lo que debíamos hacer y de cómo lo debíamos hacer— un orden. Miles de alumnos salieron a estudiar distintas ramas, distintas carreras en el extranjero.

Esto no significa, desde luego, que haya sido un esfuerzo inútil, porque en todas las ramas, absolutamente, tenemos muchas necesidades. Pero, sin embargo, lo ideal sería establecer un orden, cierto orden de prioridades, y tener una idea lo más clara posible de las necesidades y del papel que cada carrera universitaria debe desarrollar, debe desempeñar en la vida de nuestro país. Y acorde con esas necesidades, tratar de encauzar las vocaciones.

No se puede dejar solo a la espontaneidad la solución de este problema y a los gustos. Y en materia de vocaciones no es siempre realmente la verdadera vocación de un ciudadano aquella que primero le pasa por la mente. Muchas veces nosotros nos encontramos con alumnos de 5to y 6to grados, y les preguntamos qué van a estudiar, y muchos dicen: "Yo, piloto de aviación." Un gran número de niños que ve volar los aviones, aspiran a poder también un día ser pilotos de aviación. Yo, por lo general, les digo: "Bueno, ¿y quién va a sostener esos aviones?, ¿y con qué se va a alimentar el pueblo?" Lógicamente, es una primera inclinación.

Si nosotros fuésemos ahora a seleccionar para pilotos todos los que quieren estudiar para pilotos, llegaríamos a tener decenas de miles de pilotos. Es lógico que eso es una fase. Hay otros que desde muy temprana edad ya hablan con gran pasión de algo específico que los atrae; otros encuentran su vocación en la secundaria, y otros no la han encontrado; otros la encuentran en la enseñanza preuniversitaria; y hay, incluso, alumnos que estando en primero y segundo años de la enseñanza preuniversitaria todavía no saben bien qué quieren estudiar (DEL PUBLICO LE DICEN ALGO). Dije de enseñanza preuniversitaria, ¿no? ¿O dije universitaria? (EXCLAMACIONES) Dije preuniversitaria, sí; hay alumnos de enseñanza preuniversitaria que todavía no saben qué quieren estudiar, es decir, todavía no han encontrado su vocación.

Mucha gente creyó que tenía vocación. Y sobre la vocación se escriben muchas cosas, y se habla de casos de personas que encontraron su vocación ya muy adultos. Creo que ingenieros o alguien escribía sobre esa cuestión de las vocaciones. Y, por lo tanto, se hace necesaria una labor de orientación. Y como, por lo general, no se nace especialmente, no todos nacen especialmente dotados para determinados estudios, hay un cierto número de inteligencias universales que pueden escoger esos estudios acorde con las necesidades del medio en que viven.

No solo pueden, sino que deben escoger, porque el conjunto de los ciudadanos de un país ha de tratar de hacer lo mejor para el país, porque será, a la larga, lo que más le convenga a cada ciudadano.

Por eso hay que encauzar las profesiones. Y se necesita una coordinación entre los centros de enseñanza superior y los organismos de planificación, y se necesita una gran coordinación entre los centros de enseñanza superior y los centros inferiores. Y creo que en los próximos años, repito, tendremos que dedicar mucha atención a estos problemas, para no desperdiciar tiempo, para no desperdiciar inteligencias, para no desperdiciar recursos.

Tenemos una gran ventaja, que es la de hacer que todos los niños estudien. Tenemos una gran ventaja sobre otros países que no han tenido esa posibilidad, de que prácticamente el ciento por ciento de los niños pueden ir a la escuela. Será necesario continuar creando condiciones y facilidades y dando más y más ayuda a la enseñanza, como se ha hecho, por ejemplo, en algunas regiones montañosas de Oriente muy azotadas por el ciclón, y regiones aún no montañosas donde en la escuela se les da zapatos gratuitamente a los muchachos, y que ha promovido un incremento grande de la asistencia de más de un 90%; unido, desde luego, a un mejor trabajo de los organismos de educación.

Se empiezan a crear los primeros internados de montaña, donde hay medio internos —alumnos que viven un poco lejos, van por la mañana y regresan por la tarde, reciben gratuitamente el almuerzo— y otros que van el lunes y regresan el viernes, porque viven más distantes.

Será necesario crear muchos comedores escolares, y en fin dar más y más facilidades para la enseñanza, de manera de aprovechar esa gran ventaja de hacer que todos los niños del país estudien, además de los adultos. Si luego de eso podemos encauzar de la manera más racional y útil a su país el estudio de esa gran masa de jóvenes y de niños, los beneficios serán realmente incalculables.

Se habla mucho de los caminos del comunismo, y aunque sobre todos estos temas hay mucho que estudiar y mucho que meditar, mucho que observar y mucho que aprender, no hay la menor duda de que educación y técnica son elementos esenciales, y tal vez los dos elementos esenciales, en la creación de una sociedad comunista.

Educación y técnica: la técnica para crear la abundancia y la educación para crear y formar las conciencias. Sin la abundancia no puede haber comunismo, y sin técnica no puede haber abundancia. Puede haber comunismo primitivo, que es anacrónico ya. Y sin conciencia no puede haber comunismo, puede haber abundancia mas no comunismo. Hay países capitalistas muy industrializados, con una capacidad técnica para producir la abundancia, que repartida de acuerdo con una concepción comunista facilitaría el establecimiento de esta sociedad, y, sin embargo, no hay comunismo. Hay despilfarro, utilización irracional de los recursos, y no hay comunismo.

Y por lo tanto, estos dos aspectos: la técnica y la conciencia. Por eso la importancia de la educación, porque facilita la posibilidad en el orden material y a la vez la facilita en el orden moral. Y no hay duda de que se avanza. Y no hay duda de que es un gran paso de avance que las nuevas promociones de médicos y estomatólogos ya sepan, y salgan de la universidad con el entusiasta sentimiento y deseo de trabajar para la sociedad, de trabajar para el pueblo, porque es al fin y al cabo el pueblo quien costea los estudios de los universitarios.

Ya no aquella idea, acorde con un sistema pasado, de trabajar para sí. El objetivo de la profesión se vuelve el propio profesional y no las personas llamadas a recibir sus servicios. Y con bastante entusiasmo, al hablar de las emulaciones, decían que eran socialistas y que serían comunistas. Y está muy bien, porque es precisamente entre nuestros jóvenes que esas aspiraciones y esos ideales han de enraizar más profundamente.

Creemos que tenemos una magnífica juventud universitaria, creemos que su calidad y su sentido de responsabilidad, al igual que en el resto del pueblo, aumenta día a día, a tal extremo de que ya nuestras organizaciones juveniles y estudiantiles se pueden plantear el criterio de que la universidad donde se va a formar la vanguardia técnica y científica del país, la futura intelectualidad del país, es un derecho, pero un derecho de los revolucionarios.

Hasta ahora, es obligatoria la enseñanza primaria. Pronto será también obligatoria la enseñanza secundaria. Nadie tendrá derecho a holgazanear impunemente, a callejear sin hacer nada. Será necesario estudiar, como obligación de los ciudadanos, hasta la secundaria: derecho y obligación. Tal vez esto, algún día se extienda hasta la preuniversitaria. Pero la enseñanza universitaria no será una obligación, aunque sí un derecho, mas no un derecho de cualquiera sino de quien se lo merezca (APLAUSOS). Y como naturalmente no todos los ciudadanos van a terminar recibiendo una enseñanza universitaria —al menos por lo que parece hasta ahora, quizás en el futuro se demuestre que es necesario incluso la enseñanza universitaria universal, nadie sabe— se contempla hoy, y se contemplará en el futuro sobre todo, como los centros donde se forme una selección de entre los mejores jóvenes y entre los mejores estudiantes.

Porque si antes era un derecho de los que más recursos poseyeran, y rara vez oportunidad de los jóvenes más humildes, en el futuro tendrá que ser derecho de los mejores, en el sentido moral de la palabra, no solo en el sentido intelectual.

Durante algunos años ya en algunas facultades universitarias haremos selección de la gran masa de miles y miles de jóvenes que están estudiando en los institutos tecnológicos agropecuarios.

Pensamos que uno de cada 20 será seleccionado para ir a estudiar en la facultad agropecuaria. El resto de los graduados de los institutos irá a la producción y estudiará por correspondencia. Naturalmente que las exigencias serán muy rigurosas en aquellos seleccionados y ya nuestra facultad agropecuaria estará integrada por escuelas de alumnos seleccionados, sin privarles a los demás de la oportunidad de estudiar. Y naturalmente que sus notas deberán ser analizadas con un criterio mucho más riguroso.

Cuando esa escuela de selección esté en pleno funcionamiento, le decía el compañero Dorticós —decano de la facultad de ciencias médicas— que para entonces ustedes tendrán que luchar muy duramente para poder emular con esa facultad y poder proclamarse en el primer lugar en la emulación universitaria. El me preguntaba si era un reto, y en realidad nosotros no debemos tener ninguna preferencia por ninguna facultad. Y si nos hemos preocupado mucho por la facultad de medicina, es en consideración a los servicios que los médicos y los estomatólogos prestan; en consideración a las tremendas necesidades de nuestro pueblo, a nuestro deseo de satisfacerlas y a la lucha contra el enemigo que nos quería despojar de los médicos y de los estomatólogos. Y si algunas otras cosas podían esperar, una fábrica, no podemos decir lo mismo de un enfermo, ¡la salud no puede esperar, la vida no puede esperar! De ahí la atención que se le prestó a esta facultad, el esfuerzo que se hizo, ampliamente compensado con los resultados, ampliamente compensado por el hecho de que haya resultado esta facultad en primer lugar en la emulación.

Pero como vamos a hacer un esfuerzo también en las demás: en la facultad de tecnología, en la facultad agropecuaria y en todas las demás facultades universitarias, no podrán dormirse sobre los laureles los alumnos de medicina y de estomatología.

Y cuando se habla de hacer esfuerzos y sacrificios por la universidad, eso está enmarcado dentro del concepto de que en la universidad se forman revolucionarios. Si no comprendemos esto bien, nuestro país en el futuro sufriría las consecuencias.

Porque la influencia que los universitarios, los científicos y los técnicos de alto nivel tendrán en la vida de un pueblo y, sobre todo, en la vida de una sociedad nueva como la que estamos creando, será cada vez mayor. Y tanto como seamos capaces de formar una intelectualidad de primera calidad humana y moral, recibiremos los beneficios o sufriremos las consecuencias. Y hay que desarrollar esa intelectualidad en el más alto concepto del deber y en el más alto espíritu revolucionario para que juegue el rol que debe jugar.

Es una gran satisfacción y una gran ventaja para nuestra Revolución el hecho de que las universidades hayan sido baluartes de esta Revolución y que en las universidades haya tenido pleno apoyo la Revolución. El factor subjetivo jugó un papel extraordinario en la masa de nuestros estudiantes, ya que, ateniéndonos al mero origen clasista, no era de esperar tanto espíritu revolucionario en nuestros jóvenes universitarios. Y diversos factores concurrieron felizmente para que la conciencia entre los universitarios haya sido muy elevada y el espíritu revolucionario hubiese adquirido extraordinario auge y se crearan las condiciones para que ese espíritu sea cada vez más y más revolucionario, sobre todo en la medida en que el factor subjetivo se junte con el origen clasista de la masa de los estudiantes universitarios (APLAUSOS).

Es decir, su procedencia obrera y campesina, su procedencia de los sectores más humildes del país, que con la Revolución han tenido la oportunidad de ir a las escuelas primarias, secundarias, tecnológicas y preuniversitarias, la gran posibilidad de que ya los sectores humildes del país puedan llegar a la universidad. Esas circunstancias nos brindan la oportunidad de hacer el tipo de universidad que debemos hacer.

Esa universidad está todavía lejos de ser lo que puede ser, y no por defectos de los hombres, no por deficiencias de los que se han esforzado en hacer lo mejor posible, sino porque esto tiene que ser el resultado de un proceso. Algunas escuelas universitarias deberán irse transformando más que en escuelas universitarias, en centros de investigación. Hay escuelas como las de ciencias jurídicas, filosofía, economía, que han de dejar de ser menos centros de estudios, para ser fundamentalmente centros de investigación, porque es mucho lo que tenemos que aprender en todos esos campos y no hay nadie que nos lo pueda enseñar. Porque los conocimientos por adquirir, en muchas ocasiones son conocimientos por investigar.

Los alumnos de ciencias políticas y de ciencias jurídicas, que muchas veces se preguntan el sentido de su función, tienen un campo inmenso donde trabajar, para dotar al país de nuevas concepciones, de nuevas instituciones; mas eso solo se puede alcanzar estudiando a fondo, investigando en la realidad de nuestro país, y no aparecerá en ningún libro de texto ni habrá profesor capaz de enseñárselo; porque el profesor podrá orientarlo y marchar con ellos, guiándolos en la investigación. Y otro tanto ocurre en economía, en filosofía y en otros campos, en que tenemos que irnos apartando de lo puramente abstracto, aunque necesitamos también allí nuestras ciencias básicas, también necesitamos nuestra práctica, y ¿qué mejor laboratorio, qué mejor campo que la realidad de un país en medio de una revolución, de una revolución por el establecimiento de una sociedad que es universalmente nueva? Porque la formación socialista es relativamente nueva y a la solución de sus problemas tienen que aportar todos lo más que puedan, y muchos problemas por resolver necesitan dedicación y estudio serio y profundo, análisis, observación, y necesitan investigación y desarrollo.

Creer que todo eso nos lo van a enseñar es un error, porque no hay quien nos lo pueda enseñar; creer que todo eso lo vamos a encontrar en un libro de texto es un error, porque en esas materias no existen libros de textos; y ya algunos esfuerzos que se han ido haciendo, en una facultad como la de economía, o en una escuela como la de economía, algunos estudiantes han dicho que en un mes de trabajo investigativo, y enfrentándose a los problemas, han aprendido tanto como en tres años de estudios en su escuela.

La universidad en todos los órdenes deberá preparar. No es lo mismo la preparación de un médico que la de un economista, de un ingeniero químico que la de un técnico en ciencias jurídicas o en ciencias políticas, son cosas muy distintas; algunos caminos están mucho más desbrozados que otros y otros están por desbrozar. Pero en todos necesitamos una preparación básica fuerte; y la preparación básica fuerte será una necesidad implantarla en todos los niveles de la educación, pero en algunos la necesidad de crear, de resolver y de investigar —o si se quiere investigar, crear y resolver—, es decir a la inversa, es mucho mayor que en otros; y si en el campo de la medicina hay que investigar, es mucho más lo que hay que investigar en el campo de la economía y de la política.

Esto, analizando la institución universitaria en su conjunto y observando la importancia cada vez mayor que tiene, con vistas al futuro, ante las exigencias cada vez mayores de nuestras necesidades, por las aspiraciones cada vez más ambiciosas de nuestro pueblo; innecesario es decir que los niveles culturales se irán elevando en toda la masa del pueblo que será cada vez más exigente, que será cada vez más capaz de comprender y estará cada vez más necesitada de conocer. Esto quiere decir que en todas las actividades de todos los tipos, materiales e intelectuales, nadie podrá quedarse atrás y los que se queden atrás habrán de afrontar una embarazosa situación en el futuro.

Si nuestros escritores se quedan atrás, se encontrarán cada vez más un pueblo que leerá autores extranjeros —afortunadamente hay muchos y muy buenos, porque ese es un bien de carácter universal, una propiedad universal—; si nuestros periodistas se quedan atrás, tendremos un pueblo cada vez más preparado y más crítico y más capaz de juzgar, desde las faltas de redacción hasta las faltas de contenido y de profundidad. Y si antaño la misma profesión del periodismo era una facultad de nivel medio o una escuela de nivel medio, creemos que el periodismo deberá adquirir carácter de facultad universitaria, nivel universitario, el periodismo en todas sus formas: escrita, televisada, radial, cinematográfica. Porque a un pueblo cada vez más culto será necesario satisfacerle exigencias intelectuales cada vez mayores y no será posible salir del paso C escribiendo cualquier superficialidad. Luego, en todas las ramas del saber y del conocimiento, será necesario que todos nos esforcemos.

Y las necesidades son obvias. Mencionaba el periodismo, porque es un ejemplo típico: al periodismo le ocurrió prácticamente lo mismo que a la facultad agropecuaria, pero si un contingente extraordinario hoy se encamina a través de los institutos tecnológicos agropecuarios, y actualmente tenemos ya cerca de 10 000 estudiantes y dentro de cinco años el número será de 30 000, en el periodismo hay que hacer un esfuerzo especial.

Ha estado la universidad en estos años atravesando distintas crisis, viviendo distintas peripecias, y hay que hacer una facultad y hay que seleccionar entre aquellos jóvenes que tengan vocación y capacidad, y desarrollarla. Tiene el país medios cuantiosos, de incalculable valor en la formación de conciencia y en la formación técnica: la radio, la televisión, la prensa escrita, los libros, el cine. ¿Y qué hacemos con todo eso?

¿Qué debemos hacer con todo eso? Poseyendo esos medios, que antes eran mal empleados, bien empleados pueden aportar beneficios incalculables a nuestro país. Y, para ello, se necesita también personal preparado.

De ahora en adelante —repito— la universidad o las universidades deberán recibir cada vez más y más atención, y las instituciones educacionales deberán trabajar cada vez más y más estrechamente coordinadas.

¿Cuántos médicos necesitamos, cuántos estomatólogos, cuántos ingenieros, cuántos maestros? ¿Sería alguien capaz de responder a esa pregunta? ¡No! Podemos responder de una manera estrecha a esa pregunta, de una manera limitada, ateniéndonos a nuestras necesidades; pero la realidad del mundo de hoy demuestra que los lazos entre los pueblos cada vez son inevitablemente mayores, sobre todo entre los pueblos revolucionarios y entre los pueblos subdesarrollados. Alcanza heroicamente un país su libertad, como Argelia, y necesita médicos; y, como Argelia, otros muchos países necesitan personal técnico. ¿Cuántos técnicos necesitamos? Pues sencillamente tantos cuantos necesitemos nosotros y tantos como puedan necesitar otros pueblos hermanos (APLAUSOS).

Si a nosotros nos es dado aplicar la educación en masa y llegar a la formación masiva de técnicos de todos los niveles, ¿cómo olvidarnos de aquellos pueblos que todavía viven en medio de la opresión, viven en medio de la ignorancia y del analfabetismo? Si ya con el ciento por ciento de nuestros ciudadanos sabiendo leer y escribir, con la totalidad de nuestros niños en la posibilidad de asistir a la escuela, nuestras necesidades son y serán durante varios años muy grandes, ¿cuáles no serán las necesidades de otros pueblos donde hoy el 70% no sabe escribir, o el 50%, o el 40%? ¿Cuál es la necesidad de otros pueblos donde no pasan de 10 o de 20, o de 50, cuando más, el número de médicos entre millones de habitantes? Porque el imperialismo y el colonialismo, entre otras cosas, obstruyó el camino a todo género de superación cultural y técnica de los pueblos explotados. Tratados los seres humanos como animales, mano de obra barata, no podían tener ningún interés en desarrollar la inteligencia de esos pueblos.

Luego nunca, a lo que se vislumbra en las próximas décadas, sobrarán médicos, ni sobrarán estomatólogos, ni sobrarán maestros, ni sobrarán ingenieros, ni sobrarán técnicos de ninguna clase.

Por eso, cuando se trate de saber cuántos debemos preparar debemos siempre responder: ¡Los más posibles! y así, si se habla de 150 ingresos para 1966 en estomatología, debemos tratar de que sean 200 ó 250 en 1967, y 300 luego, y 400, y 500, y 1 000, cuantos seamos capaces. Porque todos los necesitaremos, y si no los necesitamos nosotros, los necesitarán otros más necesitados que nosotros. Y debemos prepararnos a cumplir nuestros deberes con los demás pueblos, sin lo cual nuestro concepto de la solidaridad humana quedaría enmarcado en la esfera minúscula de nuestras fronteras nacionales y de nuestros intereses nacionales.

Aprovechamos esta oportunidad para señalar estas inquietudes, estas preocupaciones, estas posibilidades, estas obligaciones, a la vez que celebramos con júbilo la presencia de 90 nuevos estomatólogos que van hacia los campos, hacia las montañas, donde estamos seguros de que la realidad de la vida les indicará, mejor que ninguna palabra, el valor del servicio que van a realizar, la importancia del trabajo que van a llevar a cabo, el mundo ese de necesidades que nunca recibió nada, el caudal de sufrimiento y de dolor que van a ahorrar, la infinita gratitud que en todas partes van a despertar.

Irán a reunirse allá en las montañas y en los campos con los médicos y con los maestros que tan tesoneramente vienen trabajando, enseñando y aprendiendo, dando y recibiendo, porque ellos dan lo que poseen y reciben de aquel mundo ese calor humano, ese reconocimiento humano, ese sentido humano de su trabajo. Y llegarán a identificarse con aquellos a los que van a servir y van a ayudar e irán poniendo día a día, con su trabajo, una piedra en el edificio del futuro, en el ideal del futuro de un pueblo sano, saludable, feliz, donde el sufrimiento sea, hasta los límites de lo posible, eliminado, con la medicina preventiva y curativa y cada vez más preventiva que curativa.

Y la emulación entre los agropecuarios y los de medicina podrá extenderse más allá del campo universitario al campo también de la salud, entre quienes son capaces de producir más salud.

Y deberán unirse en eso los médicos y los que producirán los alimentos. Los médicos —y cuando digo médicos, digo los de la facultad de ciencias médicas— para que cada vez más la salud sea el estado natural —como decía Voisin—, el estado normal del hombre; y la enfermedad, la excepción.

Si analizamos lo que se ha hecho tenemos muchos motivos para sentirnos alentados, si analizamos lo que podrá hacerse tendremos aún muchos más motivos para sentirnos alentados.

Saludamos a los compañeros que hoy dejan las aulas y experimentan la inmensa satisfacción de una meta cumplida y de una meta que se inicia.

Les deseamos éxitos y sabemos del premio que van a recibir en la cantidad de bienes, de servicios, que van a prestar a sus compatriotas y en el reconocimiento de esos compatriotas que los recibirán con los brazos abiertos, y en el reconocimiento de todo el pueblo.

Y detrás de ustedes debemos de esforzarnos por mandar nuevos contingentes cada vez mayores. Hoy, por eso, es un día de alegría para los universitarios, en especial para esta facultad, y también un día de alegría para los compañeros del Ministerio de Salud Pública y para los médicos y los estomatólogos que reciben este refuerzo en la obra revolucionaria y humana que están realizando.

Muchas felicidades a todos los compañeros que se gradúan; muchas felicidades a todos los compañeros y profesores, alumnos y profesores de la facultad de ciencias médicas.

¡Patria o Muerte!

¡Venceremos!

(OVACION)