DISCURSO PRONUNCIADO POR FIDEL CASTRO RUZ, PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA DE CUBA, EN LA CLAUSURA DE LA V PLENARIA NACIONAL DE LA FMC, EN EL ESTADIO “SANDINO” DE SANTA CLARA, LAS VILLAS, EL 9 DE DICIEMBRE DE 1966, “AÑO DE LA SOLIDARIDAD.”

 

(DEPARTAMENTO DE VERSIONES TAQUIGRAFICAS

DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO)

 

Compañeras federadas: 

 

Esta noche veníamos con el mejor ánimo de un cambio de impresiones aquí con las compañeras federadas de la provincia.  Pero estoy un poco escéptico, porque creo que había algunas dificultades con los micrófonos.  Uno de los problemas en estos actos de masa, uno de los problemas más serios es cuando no se oye bien, porque entonces los que no oyen hacen más difícil todavía que los que oyen puedan oír.  Pero me alegro mucho, parece ser que las condiciones han mejorado aquí para este acto de masa. 

Y verdaderamente sería una lástima en una oportunidad como esta, en que se reúnen tantas compañeras, el no poder expresar algunas ideas que creemos están relacionadas con todo este esfuerzo y todo este programa revolucionario. 

Cuando nosotros llegamos esta noche aquí, le dije a un compañero que este fenómeno de las mujeres en la Revolución era una revolución dentro de otra revolución (APLAUSOS).  Y si a nosotros nos preguntaran qué es lo más revolucionario que está haciendo la Revolución, responderíamos que lo más revolucionario que está haciendo la Revolución es precisamente esto; es decir, la revolución que está teniendo lugar en las mujeres de nuestro país (APLAUSOS).  Si nos preguntaran cuáles son las cosas que más nos han enseñado en la Revolución, responderíamos que una de las lecciones más interesantes que los revolucionarios estamos recibiendo en la Revolución es la lección que nos están dando las mujeres (APLAUSOS). 

Ustedes saben perfectamente que cuando decimos esto no estamos pronunciando determinadas palabras con el propósito de alegrar a las compañeras aquí presentes, sino que decimos esto porque realmente es lo que creemos y es lo que sentimos. 

Pero, ¿por qué esta es una de las lecciones más interesantes?  Ustedes se preguntarán, ¿por qué?  En realidad, la más honrada respuesta que podríamos dar —y les advierto que esta respuesta quien la está expresando es precisamente una persona que se cree que no padecía prejuicios—, la respuesta realmente es que creo que todos nosotros teníamos muchos prejuicios con relación a las mujeres (APLAUSOS).  Y si alguien me hubiera preguntado alguna vez si yo me creía que tenía prejuicios, habría dicho que no, en absoluto; porque me he creído verdaderamente todo lo contrario.  Que verdaderamente había en la mujer dentro de la sociedad una fuerza potencial y un recurso humano extraordinario para una revolución. 

Pero, ¿qué ocurre?  ¿Qué nos ha ocurrido a nosotros, o qué nos está ocurriendo?  Nos está ocurriendo que, en realidad, esa fuerza potencial es superior a la que los más optimistas de nosotros habríamos podido ver jamás (APLAUSOS).  Y por eso decíamos que tal vez en el fondo, inconscientemente, inconscientemente había algo de prejuicio o había algo de subestimación, puesto que la realidad está demostrando, apenas comenzando a marchar por este camino, todas las posibilidades y todo el papel que la mujer puede jugar en un proceso revolucionario donde la sociedad se libra de la explotación en primer lugar, de los prejuicios y de toda una serie de circunstancias donde la mujer ocupaba o, se puede decir, donde la mujer era doblemente explotada, doblemente humillada. 

¿Qué se ha descubierto en la mujer, por ejemplo, en el trabajo?  Yo he estado discutiendo con algunos compañeros, y al compañero Milián le he dicho, después de visitar —por ejemplo— el plan de Banao (APLAUSOS), le he dicho:  “Milián, yo tengo la impresión de que las mujeres que están trabajando en este plan son más responsables y son más disciplinadas que los hombres (APLAUSOS).  Tengo la impresión de que se dedicaran al trabajo con más entusiasmo, que se dedicaran al trabajo con más pasión, con más vocación.”  Entonces, Milián —yo no quiero poner mal a Milián aquí con las mujeres de Las Villas ni mucho menos— me discutía:  que bueno..., que realmente...  el caso de los muchachos que estaban en el plan de Juraguá de los jóvenes comunistas.  Y yo le decía que, realmente, si en un plan donde hay una selección de jóvenes comunistas hay disciplina y hay entusiasmo por el trabajo, no es un hecho tan extraordinario como encontrar el mismo espíritu de disciplina y el mismo entusiasmo en un plan donde están trabajando las mujeres que no fueron escogidas, que no fueron seleccionadas dentro de una organización, sino de las mujeres que espontáneamente se presentaron a hacer ese trabajo (APLAUSOS). 

¿Y qué se está descubriendo?  ¿Qué se está descubriendo con todo este programa revolucionario con relación a las mujeres cubanas?  Pues estamos descubriendo toda una serie de cosas como esas que les enumeraba anteriormente:  un gran sentido de la responsabilidad, una gran seriedad, una gran disciplina, un gran entusiasmo. 

¿Pero qué estamos descubriendo sobre todo también aquí en la provincia de Las Villas?  Pues, en el plan de Banao, por ejemplo.  El plan crecía, hacía falta un cuadro.  El compañero Milián buscó un cuadro del Partido, creo que de la zona de Santo Domingo, el compañero Santiago Acosta; y lo envió de administrador del plan de Banao.  Pero un día fue necesario que el compañero Santiago Acosta y el compañero René Acosta —que es el técnico— hicieran un viaje al exterior.  Eran los dos compañeros más responsables de aquel plan.  Había que asignar la tarea de responsabilizarse con el plan en esos días a alguien.  Y entonces se tomó la decisión de designar a la compañera Osoria, que estaba en representación de la Federación al frente del plan (APLAUSOS). 

Entonces, por primera vez un plan de esa naturaleza, de esa índole, quedó bajo la responsabilidad de una mujer.  ¿Y cuál fue el resultado?  Regresaron los compañeros del extranjero, el compañero que estaba de administrador y el compañero que estaba de técnico:  y entonces tenía el Partido problemas en la zona de Sancti Spíritus, es decir, necesitaba un cuadro para reforzar el trabajo del Partido en Sancti Spíritus.  Decidieron pasar al compañero Santiago Acosta para el Partido en Sancti Spíritus y dejar a la compañera Osoria de administradora del plan de Banao (APLAUSOS). 

Creemos que, verdaderamente, eso fue un acontecimiento que llegará a tener algún día un significado histórico, porque era la primera vez que a una mujer se le asignaba una tarea de esta índole, y que se le asignaba no por razones políticas, no para buscar un efecto, sino sencillamente porque objetivamente se demostró que tenía plena capacidad para dirigir ese plan. 

Y desde ese momento nos pareció que era una cosa muy razonable —además, muy buena— que en un plan donde iban a trabajar miles de mujeres en la dirección estuviera también una mujer dirigiendo aquel plan (APLAUSOS). 

A la vez, cuando fue necesario crear las brigadas dentro del plan, una serie de compañeras que se habían distinguido por su espíritu de trabajo fueron escogidas para dirigir las brigadas. 

Esto, a su vez, nos sugirió la idea —puesto que era necesario preparar un grupo de técnicos en ese tipo de cultivo...  Al principio habían mandado 10 compañeros del instituto tecnológico para que se especializaran en esos cultivos.  Decidimos que veinte estudiantes que se decidió mandar también para especializarse como técnicos en esos cultivos, se escogiesen también entre las compañeras del instituto tecnológico. 

De manera que en este plan las trabajadoras, las jefes de brigadas, las técnicas, es decir, el personal técnico y el personal de dirección, va a estar constituido prácticamente todo por mujeres, ¡por mujeres!  (APLAUSOS.) 

Y esa es una de las grandes lecciones de que hablábamos anteriormente, una de las grandes enseñanzas, y tal vez una de las más grandes victorias contra prejuicios que tienen, no voy a decir años, ni siglos, sino prejuicios que tienen milenios; el prejuicio de considerar que las mujeres solo eran aptas para fregar, lavar, planchar, cocinar, limpiar la casa y tener hijos (APLAUSOS y EXCLAMACIONES); el prejuicio milenario que situaba a la mujer dentro de la sociedad en un estrato inferior prácticamente, prácticamente no se puede decir ni siquiera en un modo de producción. 

Estos prejuicios tienen miles de años y han sobrevivido a distintos sistemas sociales.  Porque si vamos a hablar del capitalismo, la mujer, es decir, la mujer de una clase humilde era doblemente explotada o era doblemente humillada.  Una mujer pobre, como perteneciente a la clase trabajadora o familia de trabajadores, era explotada simplemente por su condición humilde, por su condición de trabajadora.  Pero, además, dentro de la propia clase y dentro de su propia situación de mujer trabajadora, era a su vez menospreciada, subestimada; era subestimada, explotada y menospreciada por las clases explotadoras.  Pero es que dentro de su propia clase la mujer era vista a través de un sinnúmero de prejuicios. 

Por eso los hechos están brindando una gran lección a todos nosotros, a todos los revolucionarios. 

Esos prejuicios naturalmente que todavía persisten en un grado considerable.  Si las mujeres creen que su situación dentro de la sociedad es una situación óptima, si las mujeres creen que la función revolucionaria, su función revolucionaria dentro de la sociedad se ha cumplido, estarían cometiendo un error. 

A nosotros nos parece que las mujeres tienen todavía que luchar mucho, que las mujeres tienen que esforzarse mucho para llegar a alcanzar el lugar que realmente deben ocupar dentro de la sociedad. 

Si las mujeres en nuestro país eran doblemente explotadas, eran doblemente humilladas, eso significa sencillamente que en una revolución social las mujeres deben ser doblemente revolucionarias (APLAUSOS). 

Y esto tal vez explica, o contribuya a explicar y se puede decir que es la base social que permite explicar por qué la mujer cubana apoya tan decididamente a la Revolución, tan entusiastamente a la Revolución, tan firmemente a la Revolución, tan fielmente a la Revolución.  Sencillamente por eso, porque es una revolución que significa para la mujer dos revoluciones, que significa para la mujer una doble liberación:  la mujer formando parte de los sectores humildes del país, de los sectores explotados del país; y la mujer —además— discriminada no ya como trabajadora, sino discriminada como mujer dentro de esa misma sociedad explotadora. 

Es por eso que la actitud de la mujer en nuestra Revolución, en nuestro país, responde a esa realidad, responde a lo que la Revolución ha significado para la mujer.  Y los sectores populares, los sectores del pueblo apoyan a la Revolución en la misma medida en que la Revolución ha significado para ellos la liberación. 

Hay dos sectores del país, dos sectores de la sociedad que, independientemente o aparte de las razones económicas, han tenido otras razones para ver con simpatía y para ver con entusiasmo la Revolución.  Esos dos sectores son:  la población negra del país y las mujeres del país (APLAUSOS). 

Yo no sé si ustedes recordarán en la constitución burguesa que había en Cuba, que la constitución hablaba en un artículo que se declaraba ilegal toda discriminación por motivo de raza o de sexo, por motivo de raza o de sexo.  Es decir, una constitución que declaraba ilegal eso.  Pero una constitución, o un artículo de una constitución, dentro de una sociedad capitalista que haga esa declaración, no resuelve nada, porque efectivamente había esa discriminación por razones de color y por razones de sexo.  Encima de eso, o como base de todo eso estaba una sociedad clasista, una sociedad de explotación. 

La discriminación por razones de raza o de sexo no podía desaparecer de ninguna manera dentro de una sociedad de clases, dentro de una sociedad de explotadores y explotados; los problemas de la discriminación por razones de raza y de sexo han desaparecido en nuestro país, porque desapareció la base de esas dos discriminaciones que es, sencillamente, la explotación del hombre por el hombre (APLAUSOS). 

De Estados Unidos, por ejemplo, llegan noticias de la lucha de la población negra en Estados Unidos por la igualdad de los derechos.  Sin embargo, en Estados Unidos no podrá desaparecer la discriminación racial hasta que no desaparezca la sociedad capitalista. 

Es decir que la discriminación por razones de color, por razones de sexo, no podrá desaparecer jamás dentro de la sociedad capitalista, la discriminación por razones de color y de sexo solo puede desaparecer con una revolución socialista que haga desaparecer la explotación del hombre por el hombre (APLAUSOS). 

Ahora bien, ¿la desaparición de la explotación del hombre por el hombre significa que se hayan creado todas las condiciones inmediatamente para que la mujer ocupe un lugar superior dentro de la sociedad?  No.  No significa que se han creado todas las condiciones, porque las condiciones para la liberación de la mujer, las condiciones para el desarrollo pleno de la mujer dentro de una sociedad, las condiciones para una igualdad de derechos realmente, o para una igualdad real de la mujer y el hombre en una sociedad, necesita una base material, necesita tener como base el desarrollo económico y el desarrollo social del país. 

Anteriormente les decía la opinión que tenían muchos hombres acerca de las funciones de las mujeres, y decía que entre una de esas funciones que consideraban las funciones de la mujer —casi exclusivamente— era la de tener hijos.  Desde luego que la función de la procreación es una de las más importantes funciones que en una sociedad humana tiene la mujer.  Es decir, es una de las principales y esenciales funciones de la mujer en cualquier sociedad. 

Ahora, precisamente esa función dictada por la naturaleza a la mujer, la obliga extraordinariamente, la esclaviza extraordinariamente con una serie de tareas en el hogar. 

Aquí, por ejemplo, tenemos un letrero que dice:  “Un millón de mujeres a la producción en 1970.”  Desgraciadamente, en 1970 no podremos tener un millón de mujeres en la producción.  Nosotros pensamos que esa es una meta que se alcanzará no en cinco años ni en cuatro años, una meta que podremos proponer alcanzarla en diez años, es decir, puede ser una meta para 1975.  ¿Por qué?  Porque para que pueda trabajar en la producción un millón de mujeres se necesitan miles de círculos infantiles, se necesitan miles de escuelas primarias, de internados, se necesitan miles de comedores escolares, se necesitan miles de comedores obreros, se necesitan miles de centros de servicio social, porque si no, ¿quién cocina en la casa para el niño que está, por ejemplo, en segundo grado o en tercer grado cuando llega al mediodía?  ¿Quién atiende los niños lactantes, o un niño de dos, de tres o de cuatro años?  ¿Quién cocina en la casa para el hombre cuando viene del trabajo?  ¿Quién lava, quién limpia, quién realiza todas esas actividades?  (APLAUSOS.) 

Es decir que para cumplir el propósito social de que la mujer quede liberada de todas esas actividades que la esclavizan, que le impiden incorporarse plenamente al trabajo, a todas las actividades que puede desempeñar dentro de la sociedad, es necesario crear esa base material; es necesario llevar a cabo ese desarrollo social.  Y, desde luego, es imposible que en cuatro años podamos tener miles de círculos infantiles, de comedores escolares, de lavanderías, de comedores obreros, de internados; incluso para llevar a cabo los actuales planes es necesario hacer un gran esfuerzo en todos los órdenes. 

En los distintos planes donde se están incorporando masivamente las mujeres ha sido necesario hacer un esfuerzo especial para establecer círculos, adaptar locales, escuelas de internados, en fin, toda esa serie de instituciones, para permitir que las mujeres se incorporen al trabajo. 

En Sancti Spíritus, por ejemplo, ha sido necesario abrir varios círculos infantiles; ha sido necesario conceder una serie de becas a los niños que ya están en edad de primaria, hijos de compañeras trabajadoras que están incorporadas a ese plan.  En Santiago de Cuba fue necesario hacer una cosa igual.  Y en una serie de lugares de Cuba en el próximo año habrá que realizar un esfuerzo también grande para que se puedan ir incorporando el próximo año un gran número de mujeres a la producción. 

Para hacer círculos, para hacer escuelas, se necesita personal calificado; se necesitan materiales, se necesitan equipos de todo tipo.  Las compañeras que están en los círculos infantiles, que están responsabilizadas con la organización de los círculos infantiles, nos explican las dificultades que tienen, las limitaciones.  Nos explican, por ejemplo, cómo muchas compañeras que son maestras, muchas compañeras que son enfermeras, muchas compañeras que trabajan no solo en la agricultura sino en otra serie de servicios muy importantes, constantemente les están pidiendo, les están demandando la solución de los círculos infantiles; y cómo ellas se ven en la imposibilidad de poder atender a todas esas necesidades.  ¿Por qué?  Porque están todos estos planes agrícolas, porque es enorme la demanda de círculos infantiles en este momento. 

Y dicen que en algunas provincias, por ejemplo, han encontrado más facilidades para resolver.  Explican, por ejemplo, la provincia de Las Villas, cómo con la ayuda del Partido se están resolviendo en la medida de lo posible esos problemas.  Ahora, en Camagüey resulta más difícil.  ¿Por qué?  Porque en Camagüey hay un gran desarrollo económico, se están construyendo los centros de acopio, se están construyendo las obras de Nuevitas, se están construyendo miles de casas, se están construyendo miles de kilómetros de caminos; el Ministerio de la Construcción en la provincia de Camagüey está al tope de sus posibilidades, está al tope de sus fuerzas, y cuando hay que arreglar una casa para círculo infantil pues resulta que no puede construir ni un metro cúbico más el Ministerio de la Construcción en esa provincia, por la gran cantidad de tareas que tiene.  Allí tienen un problema especial. 

Una cosa parecida ocurre en La Habana.  Se necesitan también muchos círculos; y allí también aparentemente el Ministerio de la Construcción está al tope de sus posibilidades. 

En esta etapa, en esta etapa en que no sobra el cemento, ni sobran las máquinas, ni sobran los equipos de construcción, el problema solo lo podemos resolver haciendo un gran esfuerzo en todos los niveles; a veces a nivel regional, a nivel provincial, a nivel nacional, utilizando los recursos que tengamos en nuestras manos. 

No podemos aspirar a que los círculos sean perfectos, a que las construcciones sean perfectas; no podemos aspirar ahora a que sean perfectos los servicios, deben ser lo mejor posible, pero no pueden ser perfectos. 

En muchos sitios del país tenemos sobre la marcha que ir resolviendo esos problemas.  Porque, además, cuando se dice de emplear un millón de mujeres, tampoco se puede emplear un millón de mujeres de la noche a la mañana; es decir, que hay que desarrollar una serie de planes económicos, una serie de planes agrícolas. 

Sería interesante conocer el dato estadístico de cuántas mujeres se han incorporado al trabajo, lo mismo en la producción de bienes materiales que en los servicios, desde el triunfo de la Revolución.  Cuántas mujeres como maestras, cuántas mujeres como enfermeras, como auxiliares de enfermería, como técnicos, en la industria, en la agricultura.  Porque si se hace un estudio estadístico la cifra de mujeres que se han incorporado al trabajo desde el triunfo de la Revolución debe estar aproximadamente en no menos de 150 000 mujeres, ¡en no menos de ciento cincuenta mil mujeres!  (APLAUSOS.) 

Desde luego, esta es una cifra sin una base exacta, sin datos estadísticos exactos:  pero nos parece que nosotros debiéramos hacer un estudio para conocer cuántas mujeres se han incorporado en trabajos nuevos, en trabajos que la Revolución ha creado. 

El próximo año la incorporación de la mujer a los trabajos se aumentará considerablemente.  ¿Por qué?  Por toda una serie de planes, sobre todo de carácter agrícola.  En el plan de Banao se incorporarán varios miles de mujeres —cuando el plan de Banao esté en plena actividad se calcula aproximadamente 6 000 ó 7 000 mujeres trabajando en ese plan—; en los Pinares de Mayarí ya este año se calcula que trabajarán unas 8 000 mujeres en el próximo año —es decir, el año que comienza, en la próxima primavera, se incorporarán unas 8 000 mujeres—; en los viveros de café, para los planes de siembra de café de 1967 y 1968, en los viveros de café se incorporarán no menos de 30 000 mujeres; en los viveros forestales se incorporarán también miles de mujeres; en los planes hortícolas en casi todas las ciudades del país se están incorporando también miles de mujeres.  Es decir que en las tareas productivas el próximo año el número de mujeres que se incorporen al trabajo productivo pasará de 50 000; eso requerirá, paralelamente, un enorme esfuerzo para resolver las cosas relacionadas con comedores, escuelas, círculos infantiles. 

Ahora, les voy a decir una cosa:  sin la incorporación de la mujer al trabajo productivo el plan de Banao no habría podido llevarse a cabo; los planes de producción de vegetales de microclima en Oriente no habrían podido llevarse a cabo.  Sin la incorporación de la mujer al trabajo productivo los planes de producción cafetalera no habrían podido ni concebirse.  Muchos de los planes que ya hoy la Revolución proyecta y comienza a realizar, no se habrían podido concebir hasta que no se pudo ver con claridad, hasta que no se descubrió realmente todo el potencial de recursos humanos que nuestra sociedad tenía en la mujer. 

Esos planes, que contribuirán extraordinariamente al desarrollo económico de nuestro país, al incremento del bienestar de nuestro pueblo, no se habrían podido concebir sin la incorporación de la mujer masivamente al trabajo. 

Ustedes saben cuántos hombres, por ejemplo, cuántos compañeros jóvenes tiene que emplear nuestro país en la defensa de la Revolución:  ustedes saben qué masas de hombres forman parte de las filas de las fuerzas armadas:  cómo eso implica la inversión de un recurso valioso, inversión de cuantiosas energías en la defensa de nuestro país.  ¿Qué vamos a hacer también con las fuerzas armadas?  Hemos estado viendo, considerando, analizando la posibilidad de que los hombres de las fuerzas armadas brinden a la economía el máximo de ayuda. 

De esa forma, a raíz del ciclón —del último ciclón en Oriente—, por las zonas cafetaleras de Oriente, cerca de 30 000 soldados y milicianos de las fuerzas armadas marcharon a las montañas durante cerca de seis semanas para limpiar y fertilizar, rehabilitar, miles de caballerías de café.  Actualmente, en esta misma provincia de Las Villas, los equipos de construcción de las fuerzas armadas están contribuyendo a resolver el problema de los caminos de la zafra, que este año era un problema crítico motivado por el año lluvioso, porque se deterioraron con las lluvias casi todos los caminos rurales; no alcanzaban los hombres, no alcanzaban los equipos del MICONS, y las fuerzas armadas se responsabilizaron en la provincia de Las Villas con la construcción de los caminos de zafra.

El próximo año con pilotos de las fuerzas aéreas se fertilizarán, con urea foliar, 70 000 caballerías de caña.  ¿Qué significa esto?  Que la Revolución, que ha ganado en organización, que ha ganado en experiencia, que ha ganado en militancia, está cada año en mejores condiciones de poder emplear todos sus recursos materiales y todos sus recursos humanos en el avance y en el desarrollo de la economía del país.

Quiere decir que la Revolución no solo se esfuerza en crear las condiciones sociales y las condiciones materiales para incorporar cientos de miles de mujeres a la producción, sino que también se esfuerza por incorporar todos los demás recursos humanos; se esfuerza por racionalizar el trabajo, se esfuerza luchando contra el burocratismo, en disminuir las actividades que no son creadoras de bienes materiales; se esfuerza por emplear a los hombres jóvenes de sus fuerzas armadas en la batalla de la agricultura, en la batalla por el desarrollo económico del país.

Es decir que en todos los frentes la Revolución avanza, la Revolución está movilizando sus recursos humanos en todos los órdenes, en todos los sentidos.  Y gracias a ese esfuerzo será posible el éxito de la Revolución en el campo de la economía, será posible la victoria en el campo de la economía, será posible la victoria en el campo de la agricultura.

Cuando comiencen las lluvias en la próxima primavera, 150 000 jóvenes estudiantes se incorporarán durante seis semanas a las tareas agrícolas.  El próximo año será un año en que ya las cifras de superficie que se van a cultivar, las cifras de fertilizantes van a alcanzar niveles nunca antes logrados en nuestro país; en la siembra de caña se sembrarán en el próximo año entre 15 000 y 20 000 caballerías de caña, se sembrarán en el próximo año cerca de 20 000 caballerías de pastos, se sembrarán en el próximo año cerca de 150 millones de matas de café, y por el estilo.  Un incremento considerable, no solo en la superficie de siembra sino en las técnicas de siembra, en el empleo de los fertilizantes, tendrá lugar ya en el próximo año. 

Han comenzado a llegar a nuestro país los primeros buldóceres de los 900 que recientemente se adquirieron por nuestro país en Francia.  Ya algunos de esos buldóceres están en marcha para abrir caminos en la Sierra Maestra, en el Segundo Frente, en el Escambray, en las montañas de Pinar del Río —porque las primeras brigadas constructoras de caminos van a comenzar a trabajar en las montañas—; ya en este mismo período de sequía, que es cuando se hace el desmonte y cuando se preparan las tierras para la primavera, se incorporarán unos 150 buldóceres a las tareas agrícolas desmontando tierra y creando las condiciones para la agricultura. 

En el próximo año llegarán a nuestro país, solo en el próximo año, cerca de 700 buldóceres, ¡cerca de setecientos buldóceres!  Las compañeras que aquí han trabajado en los distintos planes agrícolas saben lo que eso significa, porque las compañeras que están en el plan de Banao saben que todo aquello era manigua, saben que todas aquellas extensiones donde ahora se están sembrando las uvas, las fresas, los espárragos y las cebollas, eran tierras cubiertas de maleza, cubiertas de marabú (APLAUSOS), donde hoy cualquier visitante se impresiona de ver la magnífica preparación de tierras, el riego, la técnica, el uso de los fertilizantes que nos permitirán rendimientos extraordinarios.  Baste decir que el año pasado se sembró allí una hectárea de fresas y esta vez se sembrarán unas 270 hectáreas; la hectárea de fresa que se sembró el año pasado en Banao rindió más de 30 000 libras de cosecha, ¡más de treinta mil libras! 

Con esas 30 000 libras y con la producción de otra plantación en la provincia de Oriente ha habido fresas para todos los helados de la industria láctea, ha habido fresas para satisfacer una serie de necesidades. 

Calculen que este año en Banao se sembrarán doscientas setenta veces más fresas que el año pasado.  En Banao, por ejemplo, por primera vez en la historia de Cuba se están cultivando espárragos.  Hay ya cerca de 20 caballerías de espárragos sembradas en Banao; es decir que por primera vez en Cuba el año que viene tendremos sopa de espárragos, ensalada fresca de espárragos, y espárragos en lata producidos en Cuba (APLAUSOS).  En Banao este año se han sembrado de uvas 10 caballerías.  También por primera vez se cultiva en nuestro país la uva en escala comercial (APLAUSOS). 

Ahora, ¿cuántas caballerías llegará a tener el plan de Banao?  Llegará a tener 600 caballerías, de las cuales se dedicarán todos los años 200 a cebollas.  Es decir que en Banao se producirá prácticamente las dos terceras partes de las necesidades de cebollas del país. 

¿Qué producción se espera alcanzar en Banao?  Se espera alcanzar nunca menos de 5 000 quintales de cebollas por caballería.  ¿Cuántas toneladas de fertilizantes se están aplicando en Banao?  Treinta toneladas de fertilizantes por caballería en la producción de cebollas.  Es decir que allí se está llevando a cabo un plan no solo en extensión sino en intensidad en la técnica. 

Es decir que Banao llegará a tener 200 caballerías de cebollas, 60 caballerías de uvas, 20 caballerías de espárragos, 20 caballerías de fresas.  Naturalmente que como habrá que hacer rotaciones de cultivo para cultivar todos los años 200 caballerías para cebolla, se necesitarán 300 de superficie.  Pero la producción de cebolla se rotará con la producción de una leguminosa para la alimentación del ganado.  Es decir que en la rotación con la cebolla se producirá alimento para la producción de leche y para la producción de carne. 

La producción total de esa granja de Banao significará aproximadamente en bienes para el pueblo, esperamos que alcance una cifra entre 20 y 30 millones de pesos todos los años en productos para el pueblo. 

¿Con qué se hace eso?  ¿Por qué es posible eso?  ¿Cómo es posible eso?  Sencillamente gracias al trabajo.  ¿Gracias al trabajo de quiénes?  Gracias, en primer término, al trabajo de las mujeres que están participando en ese plan (APLAUSOS).  Gracias, igualmente, al magnífico trabajo del Partido en la provincia de Las Villas, al interés que el Partido se ha tomado por este plan y por impulsarlo (APLAUSOS); gracias al trabajo de las compañeras de la Federación de Mujeres en esta provincia, que con toda justicia han resultado en el primer lugar de la emulación nacional (APLAUSOS).  Y hay que decirlo también:  gracias al magnífico trabajo de un técnico, de un buen técnico, de un verdadero técnico, que es el compañero René Acosta que ha dirigido técnicamente ese plan (APLAUSOS). 

Y René Acosta no es un ingeniero agrónomo, René Acosta no pudo estudiar en la universidad; se hizo maestro agrícola, pero siguió estudiando, porque reúne las condiciones de ser un técnico entusiasta y un técnico estudioso.  Ese compañero está encargado de la siembra de fresas nacionalmente, de la siembra de uvas nacionalmente y, además, del plan de Banao en el aspecto técnico. 

¿Por qué ha sido posible sembrar uvas?  ¿Por qué ha sido posible sembrar fresas?  ¿Por qué ha sido posible sembrar espárragos?  Sencillamente porque había un técnico no solo capaz, no solo estudioso, sino además decidido, dinámico, audaz.  Porque hay ciertos técnicos que si ustedes les hablan de sembrar una caballería de algo, dicen:  primero vamos a sembrar una mata el primer año, el segundo año vamos a sembrar 10 matas, el tercero vamos a sembrar 100, el cuarto 500, el quinto año media hectárea.  Y en definitiva con esa idea, con ese criterio, con ese espíritu podrían comer espárragos los hijos de los bisnietos de la actual generación (APLAUSOS). 

La Revolución tiene que ser necesariamente audaz, ¡audaz!  No puede seguir esos trámites largos, interminables.  Claro que es más cómodo y más seguro sembrar una mata este año, dos el año que viene y tres al cuarto año o al quinto año; es más seguro.  Es más seguro para no fracasar, y es lo más seguro para fracasar. 

Porque el fracaso no consiste en que tengamos un revés sembrando cinco caballerías, o sembrando 10 caballerías; el fracaso consiste en que sembremos una mata en vez de las 10 caballerías.  Porque si usted siembra una mata y esa mata no produce, usted no tiene producto; pero si siembra una mata y la mata produce tampoco tiene producto.  Si se siembran 10 caballerías y las 10 caballerías se pierden, no tenemos nada; pero si las 10 caballerías producen tenemos 10 caballerías de productos. 

Lógicamente esto no quiere decir que ninguno de esos planes se haya hecho sin investigación previa.  No.  Primero se comprobó que la fresa se daba, primero se comprobó que la uva se daba, primero se comprobó que la cebolla se daba perfectamente bien allí, todo eso se comprobó previamente.  Se comprobó que el espárrago podía cosecharse allí, es decir, se hizo una comprobación, se hicieron pruebas experimentales; el año anterior se habían venido haciendo pruebas.  Pero desde el momento en que llegamos a la convicción de que aquello se podía sembrar allí, de que mediante una técnica correcta podían obtenerse grandes cosechas, entonces se hicieron planes para resolver problemas. 

Les voy a contar una anécdota:  un día en una provincia, conversando con un administrador de una agrupación le estaba preguntando cuáles eran los planes.  “Tenemos tantas caballerías de esto, tantas caballerías de lo otro.”  Le pregunté por algunos productos, le pregunté, por ejemplo, de plátano o de frutabomba —no me acuerdo cuál producto era—, y me dice:  “¡Ah!, sí, tenemos una caballería”, y yo le respondí a ese compañero, le digo:  “Mira, siembra una caballería aquí únicamente cuando sea, por ejemplo, perejil.”  En realidad, yo dije otra palabra, la palabra perejil es un sustituto.  Le digo:  “Pero cómo demonios en este país una agrupación va a sembrar una caballería de algo, chico.  Usted hábleme de 10, de 20, de 40, de 50 caballerías, pero cómo me va a venir a hablar de un minifundio estatal.  Con minifundio, con caballeriítas de esto y de lo otro no se resuelve ningún problema de abastecimientos. 

Y sencillamente, la política que se está aplicando en estos momentos en el país es de siembra en cantidad y en calidad.  En esta misma provincia ustedes conocen el plan de Juraguá, que es un plan donde están los jóvenes que el Partido ha estado movilizando para trabajar en la agricultura.  Ese plan tendrá 250 caballerías de plátanos, 150 de plátanos vianda y 100 de plátanos fruta.  ¿Cuándo se sembrarán esas 250 caballerías?  El año que viene.  Este año estaba la tierra preparada, no alcanzó, no alcanzaron todas las semillas de plátanos que hay en el país para sembrar todo el plátano que este año se quería sembrar.  Y se han estado haciendo viveros de plátanos. 

Es decir que la política que se está siguiendo es una política de desarrollo agrícola, en cantidad y en calidad suficiente para resolver todos los problemas de abastecimientos, es decir, para resolver los abastecimientos a los actuales niveles de consumo de nuestra población.  Antes podía sobrar cualquiera de estas cosas; la gente no tenía trabajo, no tenía recursos; con cualquier cosa alcanzaba.  Pero, señores, cuando hay toda una población que consume, cuando no anda por la calle un solo pordiosero, cuando no anda por la calle un solo niño descalzo y abandonado, un solo niño callejero; cuando no hay en este país una sola persona abandonada, cuando no hay en este país una sola persona que no tenga con qué comprar algo, lógicamente la producción y los planes de producción tienen que ser grandes planes. 

Es con ese criterio, con esa concepción, con que estamos trabajando.  Les hemos hablado del plan de Banao, porque es el plan que más se conoce en esta provincia; pero planes similares se están llevando a cabo en todas las provincias; planes similares se están llevando a cabo en toda la isla, de un extremo a otro de la isla.  Y no tenemos la menor duda, no tenemos la menor duda del éxito de esos planes; no tenemos la menor duda de que para los últimos días de febrero estaremos cosechando en Banao las primeras cebollas. 

Bien, pero esas cebollas no van a alcanzar para satisfacer toda la demanda.  ¿Qué hacemos con ellas?  Nosotros creemos que esas primeras cebollas que se cosechen en Banao, esas 20 caballerías de cebollas de Banao, debemos mandarlas, en primer lugar, para las zonas azucareras, para las zonas donde 200 000 trabajadores están cortando la caña de la zafra (APLAUSOS).  Es decir que debemos desviar parte de esos artículos, o por ejemplo, en el caso de las cebollas, todas esas cebollas para aquellos sectores donde se está realizando la más importante tarea del país en esta época, que es la zafra azucarera. 

Naturalmente que, en la medida en que avance el plan se dispondrá de más cantidad de todos estos productos y podremos llegar a abastecer todo el país.  Nuestra aspiración es satisfacer al nivel más alto posible todas las demandas, es decir, todas las necesidades de nuestro país en todos esos artículos.  Ahora bien, para ello es necesario continuar esforzándonos, continuar impulsando todos estos planes, continuar impulsando este programa. 

La provincia de Las Villas se ha ganado justamente su lugar como vanguardia en este tipo de actividades.  Nos parece que fue...  (APLAUSOS).  Ahora dicen que este primer lugar está compartido con la provincia de Oriente.  A mí me habían dicho que era la provincia de Las Villas la que se había llevado el primer lugar sin compartirlo con nadie; pero parece ser que en las puntuaciones esas los de Oriente han sacado algunos puntos también.  Hay que decir con justicia que en Oriente —y no vayan ustedes a pensar que esto es regionalismo ni mucho menos—, en Oriente han hecho un gran esfuerzo también; en Oriente miles de mujeres se han incorporado también al trabajo productivo en la agricultura (APLAUSOS). 

Pero esta iniciativa de lanzar las cuatro consignas —en la producción, en el embellecimiento de los pueblos, en la educación, en la cotización, es decir, en la militancia de las mujeres en la Federación— ha permitido esta concentración de 15 000 mujeres que han cumplido estas cuatro tareas (APLAUSOS). 

Me acuerdo que el año pasado Milián nos hablaba en la zafra de cómo iba a organizar brigadas de mujeres para recoger el cogollo para alimento del ganado, y ya desde entonces nos hablaba de la idea de tener este acto. 

Bien, si el año pasado fue necesario movilizarse para recoger el cogollo en Las Villas, este año habrá que hacer un esfuerzo similar en todo el país.  ¿Por qué?  Porque si se van a sembrar 20 000 caballerías de pasto —como les explicaba—, muchas de esas caballerías son actualmente pasto natural o parte maleza, parte pasto.  Y para poder sembrar en una primavera una superficie tan grande de tierra con pastos artificiales es necesario alimentar el ganado.  Si nosotros el próximo año sembramos esas 20 000 caballerías, tendremos una situación más cómoda que en los años venideros. 

¿Por qué?  Porque la masa de ganado ha crecido considerablemente.  Ante ese crecimiento de la masa ganadera tiene que crecer la cantidad de pastos que se siembre.  Y cuando se va a sembrar una cantidad tan grande se produce una contradicción entre la cantidad de ganado, el terreno que necesita ese ganado aunque sea con pastos naturales malos, y el terreno que durante meses hay que preparar en la roturación y en las siembras. 

Por eso, esa iniciativa que se tomó el año pasado en la provincia de Las Villas debe imitarse nacionalmente, debe hacerse un esfuerzo nacional en el próximo año para aprovechar la caña, es decir, aprovechar el cogollo en la alimentación del ganado, de manera que en la primavera podamos empezar a sembrar las 20 000 caballerías de pasto; de forma tal que para el otoño la mayor parte de esas caballerías puedan emplearse ya en la alimentación del ganado.  De esas 20 000 caballerías, 5 000 ó 6 000 serán de leguminosas; es decir, que ya también es un trabajo no solo en extensión sino también en calidad. 

Por eso, esperamos que las demás provincias, las que no pudieron aparecer en el primer lugar este año, hagan un esfuerzo, traten de recoger la experiencia de las provincias de Las Villas, de Oriente y de algunas otras provincias, y traten de aplicarlas para lograr el máximo de movilización, de manera que en la próxima primavera —en la próxima primavera— las mujeres, los soldados, los estudiantes, todo un enjambre humano con todos los recursos con que cuenta el país se vuelque hacia la producción agrícola, se vuelque hacia las siembras a lo largo y a lo ancho del país. 

Este próximo año vamos a tener una buena zafra, este próximo año vamos a tener una zafra que ya prácticamente comenzó.  Como ustedes saben, hay ya 48 centrales azucareros moliendo (APLAUSOS), cerca de 100 millones de arrobas de caña cortadas.  Esto tiene una significación muy grande:  el haber podido comenzar la zafra en diciembre.  Porque para el plan azucarero será necesario que los centrales muelan de cinco a seis meses; para poder cumplir la meta azucarera no solo hace falta ampliar los centrales, que se están ampliando, será necesario ampliar también la duración de las zafras.  Y ya este año, por primera vez en la historia de nuestro país, se ha podido echar a andar nada menos que cerca de medio centenar de centrales azucareros, cerca de 100 millones de arrobas de caña en los primeros 10 días del mes de diciembre.  Lograr eso es un buen augurio, es un magnífico augurio:  significa que por ese camino podremos cumplir nuestras metas azucareras para 1970; significa que a pesar de que esa es una meta grande, ardua, podremos cumplir esa meta. 

Para el año próximo pensamos aplicar solamente a la caña cerca de 400 000 toneladas de fertilizantes.  Este año, desde el mes de septiembre hasta el próximo mes de junio, al café le aplicaremos 105 000 toneladas de fertilizante.  Para tener una idea de lo que son 105 000 toneladas de fertilizante, baste decir que antes de la Revolución la cifra de fertilizantes que se aplicaba en el país a toda la agricultura no estaría muy por encima de 100 000 toneladas; y, sin embargo, solo al café —solo al café— en este período, desde el pasado mes de septiembre hasta el próximo mes de junio, se aplicará 105 000 toneladas de fertilizante al café. 

Los cafetales aquí producían 30 quintales por caballería, 40 quintales, 50; en algunas ocasiones un cafetal nuevo producía 100 ó un poco más, quintales por caballería.  Nosotros tenemos que proponernos elevar a no menos de 200 quintales por caballería la producción de café; es decir que tenemos prácticamente que triplicar o cuadruplicar la producción por caballería que había en el capitalismo. 

Es decir que en solo dos cultivos, café y caña, se aplicará medio millón de toneladas de fertilizantes.  A esto hay que añadir los fertilizantes que se aplicarán a las viandas en general, a los frutales, en general a todos los cultivos.  Es decir que nuestro país entra en una etapa de empleo de la fertilización, de las máquinas y de la técnica en gran escala. 

Si, por ejemplo, a esas caballerías de cebolla de Banao, que van a producir 5 000 quintales, no se les aplicara fertilizantes, el primer año podrían producir 2 000 ó 3 000 quintales, el segundo año podrían producir 1 000 quintales.  En nuestro país con el empleo de la fertilización se puede prácticamente triplicar la producción agrícola; porque la técnica, excepto en unos pocos cultivos —como en el cultivo de la papa, como en el cultivo de algunas áreas tabacaleras—, no se aplicaba.  Solo en muy contados lugares el capitalismo le aplicó fertilizantes a la caña de azúcar; prácticamente nunca se aplicó fertilizantes al café.  La mayor parte de nuestra agricultura carecía de fertilización. 

Pero, lógicamente, en el capitalismo si una caballería producía 50 quintales alcanzaba el café, incluso sobraba el café.  Pero en las condiciones de nuestro país actualmente, si una caballería produjera 100 no alcanzaría el café.  Pero nosotros haremos que alcance para el consumo máximo del café, porque calculamos que nuestro país llegue a consumir un millón y medio de quintales de café.  El consumo de café era, antes del triunfo de la Revolución, unos 600 000 y pico de quintales, alrededor de 700 000.  Calculamos que se llegue a consumir, cuando esté el café por la libre aquí, un millón y medio de quintales de café.

Azúcar se consumía en nuestro país, internamente, unas 150 000 toneladas de azúcar.  Actualmente se consume cerca de medio millón de toneladas de azúcar. 

Y así por el estilo todos los renglones. 

Es por eso que todos tenemos que trabajar, es por eso que toda la sociedad tiene que incorporarse al trabajo.  Pero no simplemente incorporarse al trabajo como un esfuerzo físico, sino incorporarse al trabajo con la técnica, con las máquinas, con todos los medios que el hombre puede emplear para incrementar la producción, para acrecentar las riquezas, para satisfacer sus necesidades. 

En nuestro país no solo se incorporará toda la sociedad al trabajo productivo, sino que se incorporará, además, auxiliada por la técnica y auxiliada por las máquinas. 

Los enemigos de la Revolución, los imperialistas, los burgueses, creyeron que el pueblo cubano no saldría adelante, que sin los terratenientes, que sin los técnicos del capitalismo, que con el bloqueo imperialista, nuestro país fracasaría.  Pero no será ni mucho menos como ellos pensaron.  No solo no ocurrirá como ellos creyeron, sino que nuestro país tendrá extraordinarios éxitos, nuestro país alcanzará niveles de producción que habrán de llamar la atención en el mundo entero. 

En la ganadería, por ejemplo, ya en estos momentos hay 1 200 000 vacas en el plan de inseminación artificial.  Hay que decir que nuestro país en materia de inseminación artificial en la ganadería en este momento está entre los primeros países del mundo (APLAUSOS). 

Para fines del año que viene alcanzaremos cerca de 2 millones de vacas en inseminación.  Y ya, posiblemente, con ese porcentaje, nuestro país ocupará el primer lugar del mundo en esa técnica (APLAUSOS). 

Y mucha gente se preguntará:  “¿Qué significa en concreto, qué significa en la práctica aplicar la inseminación?” Significa que una vaca cebú —creo que el que más y el que menos conoce aquí o habrá visto alguna vez en su vida una vaca cebú— que produce un litro y medio de leche, la hija de esa vaca, como consecuencia de la genética y de la inseminación puede llegar a producir ocho o diez litros de leche, la hija.  ¿Qué significan estos planes? 

Claro está que esto no ocurre de un año para otro.  ¿Podríamos tener en el año 1960 un millón de vacas en inseminación?  No.  No, porque cuando la Revolución triunfa había creo que uno o dos técnicos en inseminación en todo el país.  ¿Cuántos técnicos en inseminación hay ahora ya?  Dos mil (APLAUSOS).  ¿Por qué hemos podido llegar y sobrepasar el millón de vacas, por qué hemos podido llegar y sobrepasar el millón?  Porque, resultado de estos años de atrás, ya tenemos 2 000 técnicos en inseminación.  Y no solo hay 2 000 técnicos, sino que se ha quintuplicado la productividad de los técnicos en inseminación desde el momento en que se han organizado los pastoreos, desde el momento en que se les ha dado una motocicleta con sidecar para realizar su trabajo.  Es decir, hemos motorizado a los inseminadores; ustedes se los encontrarán por las carreteras constantemente yendo y viniendo. 

¿Qué significa?  Que han tenido que pasar varios años para poder tener 2 000 técnicos, para poder llegar al millón de vacas.  ¿Ese millón de vacas qué significa?  Que para el año 1970...  Esas vacas paren en 1967, crecen durante el año 1968 las hijas, se cargan en el año 1969, y en el año 1970 tendremos cientos de miles de hijas de ese millón de vacas en plena producción lechera ya. 

Pero, ¿qué significa?  Que si en el año 1970 son cerca de 400 000 o aproximadamente 400 000, en el año 1971 serán cerca de un millón más, ¡cerca de un millón más! 

Hemos tenido que esperar, hemos tenido que trabajar estos años.  Pero no está lejos el tiempo en que empecemos a cosechar los frutos de ese esfuerzo. 

Ya empezamos a cosechar en parte los frutos de ese trabajo, cuando podemos contar con 2 000 técnicos de algo, 2 000 técnicos en algo.  En el año 1970 tendremos 5 000 inseminadores.  ¿Quieren saber cuántos tendremos en el 1975?  Doce mil inseminadores, ¡doce mil inseminadores! 

Ustedes preguntarán:  “¿Para qué tantos inseminadores?” Esperamos tener aproximadamente 8 millones de vacas y novillas para esa fecha.  Y, además, porque ya las experiencias nos enseñan que algunos países subdesarrollados pueden necesitar ayuda técnica o nos piden ayuda técnica. 

¿Cuáles son las razones de llegar a 12 000?  Tal vez alcanzarían con 9 000, con 10 000.  Pero hay dos razones por las cuales nosotros procuramos formar un número mayor del que necesitamos.  Esas dos razones son las siguientes.  Una:  países que en el futuro puedan necesitar ayuda técnica y nos la soliciten.  Segundo:  si tenemos 2 000 ó 3 000 técnicos más de los que necesitamos, quiere decir que podemos tener      2 000 ó 3 000 técnicos estudiando y superándose; porque si necesitamos 9 000 y tenemos 10 000, significa que durante un año entero podemos sacar a esos técnicos y tenerlos un año estudiando y superándose constantemente. 

El próximo día 18 graduaremos los primeros cientos de técnicos de los institutos tecnológicos.  ¿Saben cuántos hay estudiando en esos institutos tecnológicos ahora?  Dieciséis mil quinientos.  ¿Saben cuántos habrá en el mes de enero próximo?  Veinticinco mil.  ¿Saben cuántos tendremos graduados, técnicos agropecuarios, para 1970?  Doce mil.  Para 1975:  cuarenta mil (APLAUSOS). 

Para comprender lo que será nuestro país cuando esas decenas de miles de técnicos de todo tipo...  Porque estudian para la flota pesquera miles de jóvenes, para la flota mercante miles de jóvenes; estudian para maestras más de 20 000 jóvenes.  En la universidad de La Habana, en la universidad de Las Villas, en la universidad de Oriente, hay cerca de 30 000 estudiantes universitarios.

¿Y qué significa esto?  Yo les explicaba a algunos compañeros que, para tener una idea de lo que puede llegar a ser una sociedad con cientos de miles de técnicos, basta ver lo que Acosta ha hecho en Banao; o basta ver lo que Eliseo, un ingeniero agrónomo especialista en caña, ha hecho en Camagüey; basta ver lo que puede hacer un técnico, un técnico entusiasta, un técnico bueno, un técnico capaz, un técnico revolucionario; basta ver lo que pueden hacer uno o dos o tres para saber lo que puede llegar a hacer y a ser una sociedad que pueda contar los técnicos entre cientos de miles. 

Los imperialistas, para tratar de hundir la Revolución, hicieron el máximo por llevarse de nuestro país los técnicos, hicieron campañas. Claro está que el imperialismo yanki no solo trata de llevarse los técnicos de Cuba.  En Cuba había bastante pocos técnicos y el nivel técnico de Cuba en muchas ramas de la ciencia era muy pobre. 

Los imperialistas se llevan técnicos de Inglaterra, de toda Europa, todos los países industrializados tienen el problema de que los yankis, ofreciéndoles sueldos dos y tres veces mayores, se llevan los técnicos de Inglaterra, de muchos países de Europa; saquean de técnicos a sus propios aliados.  Muchos médicos, ingenieros, que se gradúan en América Latina emigran para Estados Unidos, porque Estados Unidos trata de saquear los técnicos a todo el mundo, saquea de técnicos a los propios países aliados suyos, como les decía. 

En Cuba no lo hacen porque hubiese muchos técnicos, ni buenos técnicos.  En Cuba lo hacían para reventarnos; es decir, para hundir a la Revolución, para hundir al país.  No les interesan.  Porque yo les puedo asegurar que todos los técnicos que se han llevado de este país, juntos, no valen lo que un buen técnico revolucionario (APLAUSOS).  Con seguridad que los técnicos que el imperialismo se llevó, con esos técnicos no van a llegar a la luna, ni van a descubrir nada, porque en su inmensa mayoría eran unos incompetentes, unos vagabundos, unos parásitos, unos reaccionarios, unos bergantes (APLAUSOS).  No se puede concebir un buen técnico que no empiece por ser un ser humano; y no se puede concebir un ser humano que sea un egoísta, no se puede llamar ser humano a un tipo egoísta; no se puede concebir un técnico sin sensibilidad humana.  Y solo un técnico que sienta amor por los demás, que sienta pasión por el trabajo, que viva estimulado por la idea de servir a su pueblo, de servir a sus semejantes, puede llegar a ser un buen técnico. 

El imperialismo trató de llevarse todos esos elementos.  ¿Nos hizo un gran daño?  Algún daño nos puede haber hecho.  Pero, ¿qué es eso?  ¿Qué significan los cuatro gatos que se llevaron, qué significan las cuatro basuras que se llevaron, al lado de los técnicos, de las decenas de miles de técnicos revolucionarios de Patria o Muerte, que la Revolución está formando?  (APLAUSOS.) 

Podemos decirles con profunda satisfacción que, a pesar del saqueo malvado de los imperialistas, a pesar de sus campañas, nuestro país en los próximos años podrá contarse entre los países de mayor número de técnicos, entre los países que cuenten con mayor número de técnicos entre los países subdesarrollados del mundo, y al nivel de muchos de los países desarrollados. 

Algunas ramas de la técnica...  Les explicaba el caso de la inseminación artificial para el desarrollo de nuestra ganadería, ya estamos entre los primeros lugares; para fines del año que viene, sin duda, estaremos ya en el primer lugar en el mundo.  Esa es una técnica, mañana otra, luego otra. 

El deporte mismo, ustedes saben cómo se desarrolla en nuestro país, ustedes saben el lugar que nuestro país está ocupando en el deporte.  Se acaba de celebrar una olimpiada de ajedrez, y todos los visitantes, muchos de ellos acostumbrados a ver las calumnias, las mentiras, las indecencias que los imperialistas escriben en el mundo sobre nuestra Revolución, se quedaron asombrados, se quedaron maravillados de la atención, de la organización, del interés del pueblo por el ajedrez, de la participación de las masas en estas actividades, que en muchos países del mundo, sobre todo en los países capitalistas, está reservada solo para una minoría privilegiada. 

Este mismo estadio donde estamos reunidos aquí, capaz de albergar más de 10 000 personas, ustedes saben que cuando empiece el campeonato no cabe un alma más, en este estadio.  Nosotros hemos calculado que, en ocasiones, más del 10% de la población de la ciudad de Santa Clara ha venido a este estadio; y no han venido todos los que podían venir. 

Es decir que la participación masiva del pueblo en las actividades culturales, en las actividades educacionales, en las actividades deportivas, en las actividades productivas; la participación del pueblo en la defensa del país, la participación del pueblo en la construcción del porvenir del país, es un hecho real, poderoso, irrebatible, que ha prevalecido por encima de la saña de nuestros enemigos imperialistas, de sus bloqueos, de sus agresiones, de sus intentos de aplastar a nuestro país. 

¡Y cada día que pasa, cada mes que pasa, cada año que pasa, se hace cada vez más claro que no podrán destruir nuestra Revolución jamás, que cada día es más imposible aplastar nuestra Revolución!  (APLAUSOS), ¡que cada día es más poderosa, que cada día es más firme, que cada día es más sólida! 

¿Qué dirán de esto?  ¿Qué dirán de las decenas de miles de mujeres que se incorporan a la producción, que se incorporan al trabajo, que ingresan en la facultad de tecnología de la universidad, que ingresan en la facultad de medicina, de humanidades?  ¿Qué dirán de las miles y miles de mujeres que se han incorporado a la asistencia médica?  ¿Qué dirán de las decenas de miles de mujeres que se han incorporado a la educación, que se han incorporado a los servicios, a los círculos infantiles, a las escuelas?  ¿Qué dirán de las mujeres que se han incorporado a la producción?  ¿Qué pueden decir? 

Porque, ¿qué era lo que el capitalismo y el imperialismo deparaba a la mujer en nuestro país?  Trabajar en los peores trabajos.  ¿Qué le deparaba a las hijas de los obreros y los campesinos?  ¿Un trabajo digno?  No:  el prostíbulo.  ¡Pero el prostíbulo ha desaparecido ya como actividad de la mujer en nuestra patria!  (APLAUSOS.)

Los peores trabajos, los más humillantes, los más despreciables, la discriminación, la subestimación, era todo lo que la mujer en nuestra patria podía esperar del capitalismo y del imperialismo.

Hoy eso parece ya una pesadilla del pasado.  Ya ningún trabajador, ningún padre de familia se ve en la necesidad de mandar su hija allá a trabajar con los ricos o a trabajar en un bar, o a un prostíbulo.  Porque ese pasado, esa pesadilla, ese odioso destino que aquella sociedad deparaba a la mujer cubana ha desaparecido para siempre. 

Para saber lo que la Revolución ha hecho por la mujer, para saber  —a la vez— lo que la mujer hace por la Revolución, hay que ir a Banao, hay que ir a San Andrés, hay que ir a los Pinares de Mayarí, hay que ir a Maisí, hay que ir a La Caoba, hay que ir a Palenquito (APLAUSOS).  Hay que visitar los cientos de centros avícolas en todo el país, las decenas de centros de cunicultura que se están desarrollando en todo el país para la mujer, para ver a la mujer realizando un trabajo decoroso, un trabajo digno, un trabajo liberador.  Y entre todos estos lugares —porque es de los que más me ha impresionado, porque es en aquel en que he visto en su más clara expresión el espíritu y la vocación revolucionaria de la mujer— es precisamente uno de los que mencionaba aquí:  el de Banao. 

Los escépticos, los que no creían o los que no creen, que vayan a Banao; los que subestimen a la mujer, los que no sepan apreciarla en toda su capacidad, en toda su posibilidad, que vayan a Banao (APLAUSOS), y que visiten otros muchos lugares. 

Porque no es que la Revolución trate de resolver el problema del trabajo de la mujer mediante el burocratismo, mediante el empleíto en la oficinita.  Y al expresarme así una vez más digo que no se entienda que creemos que el trabajo en una oficina sea un trabajo deshonroso, que sea un trabajo que no sirva.  No.  El imprescindible, el mínimo de trabajo de oficina, es necesario; lo que no es imprescindible es el burocratismo, lo que no es imprescindible es la acumulación de burócratas en las oficinas (APLAUSOS). 

Pero para los que no entiendan lo que es el burocratismo, para los que no entiendan que el burocratismo no hace feliz a nadie, que el burocratismo no hace feliz a ningún trabajador, que el burocratismo no hace feliz a ninguna mujer, que vayan a una oficina llena de empleadas y después que vayan a Banao; que prueben, que vean, para que comparen qué distinto entusiasmo, qué distinta alegría, qué distinta felicidad es esta felicidad que da el trabajo creador, el trabajo productivo, el saberse útil, el saber que se sirve a sus hijos, a su esposo, a sus padres, a su pueblo, a su patria, a su Revolución (APLAUSOS), luchando, creando cosas útiles, contribuyendo al bienestar. 

Que permanezca en las oficinas el mínimo indispensable.  No cejemos en el empeño y en la ofensiva contra el burocratismo.  El burocratismo es un mal que exigirá en estos años una lucha permanente, porque si bajamos la guardia el burocratismo toma la ofensiva. 

Nosotros lo hemos explicado con una frase, y es que las comisiones de lucha contra el burocratismo se han burocratizado.  Se han burocratizado, que quiere decir:  han bajado la guardia, resuelven burocráticamente los problemas.  Algunos organismos han metido nuevo personal sin discutir con las comisiones, alguna gente, algunas oficinas, sin solicitar, algunos han ampliado.  Pero no dejaremos de estar alertas, no bajaremos la guardia.  Procede ahora desburocratizar las comisiones de lucha contra el burocratismo e impregnarlas otra vez del estilo y del espíritu y del método revolucionario (APLAUSOS). 

Se ganó terreno, se ganó bastante terreno en la lucha contra el burocratismo; se fue creando una conciencia antiburocrática.  Pero el burocratismo está al acecho.  Los vicios del burocratismo todavía se manifiestan de distintas formas:  hay funcionarios que contratan estudiantes, aun sabiendo que está expresamente prohibido contratar estudiantes —es decir, nosotros preferimos a un estudiante al que le surja una necesidad económica darle una beca, darle un préstamo económico, en vez de darle un trabajo para que después sea mal trabajador y mal estudiante—; hay organismos que contratan estudiantes por la libre; hay algunas oficinas, sitios donde han violado las normas de lucha contra el burocratismo, donde han traído personal nuevo. 

Y, en fin, aprovecho la oportunidad para dar aquí esta voz de alerta, advertirles a los burócratas que estamos alerta:  advertirles a los compañeros revolucionarios de las comisiones de lucha contra el burocratismo que ha habido ciertas manifestaciones de burocratismo en esas comisiones y que tienen que desburocratizarse. 

Podrá contarse con todo el entusiasmo del pueblo, podrá contarse con todo el entusiasmo de las mujeres de este país, podrá contarse con el entusiasmo de todos nosotros para promover planes, para promover el trabajo creador de la mujer, para desarrollar la economía del país.  En la misma medida que no estaríamos dispuestos a hacer eso para que, mientras por un lado llamamos a las mujeres a trabajar en nuestros campos, llamamos a las madres a mandar los hijos a los círculos, levantarse en horas tempranas, trasladarse a lugares de trabajo para crear bienes útiles, haya burócratas que sin conciencia de lo que es el trabajo productivo, sin conciencia de lo que es el trabajo creador, manisueltos, espléndidos con el dinero del pueblo, espléndidos con el dinero que no sale de su sudor, malgasten dinero.  Y no solo malgasten dinero, hay algo peor que malgastar dinero, que es malgastar inteligencia, malgastar seres humanos.  Porque si un burócrata de esos que pudiera desempeñar su trabajo con 20 personas, inventa organogramas, inventa puestos, inventa plazas para que trabajen 80 más, sin producir ni papeles —o papeles o estorbos, que muchas veces es lo que producen—, ese hombre, ese burócrata, ese ser antisocial, ese enemigo de la Revolución, no solo malgasta 100 000 ó 150 000 ó 200 000 pesos. 

¿Cuánto cuesta producir 100 000 pesos en cebollas, en tomates, en fresas, en leche, en carne, en uvas, en azúcar, en lo que sea?  ¿Cuánto cuesta?  ¿Cuánto trabajo, cuánto sudor, cuántas caballerías, cuántas horas, cuánto sacrificio?  ¿Y cuánto le cuesta a un burócrata botar 100 000 pesos, pagar 100 000 pesos de sueldos innecesarios en trabajos abstractos?  ¿Podrá considerarse un revolucionario, un socialista, un comunista, un partícipe de una revolución proletaria aquel que no sepa el trabajo que cuesta producir un litro de leche, producir un tomate, producir un grano de café, o producir una malanga? 

Cuando yo quiero hacerme una idea de si alguien es o no revolucionario, el método que uso, el barómetro que uso, la regla que uso es saber si ese hombre tiene idea de lo que cuesta producir cualquiera de esas cosas; si sabe que para producir un litro de leche un hombre se tiene que levantar a las 2:00 de la mañana y trabajar hasta el amanecer ordeñando vacas y andar por los potreros de noche o de día y luchar con los animales, para producir un litro de leche, o 10 litros de leche, o 100 litros de leche; y si ese hombre sabe lo que vale ese esfuerzo, si ese hombre sabe apreciar el producto del trabajo, si ese hombre sabe apreciar al ser humano. 

Y yo digo que ese burócrata no solo malgasta 100 000 pesos —para producir 100 000 pesos posiblemente tengan que trabajar 100 mujeres todo el año—, él lo bota en una nómina.  Pero no solo malgasta 100 000 pesos, hay algo peor:  malgasta 80 personas, inutiliza 80 personas, derrocha la inteligencia y la energía de 80 personas.  ¡Ese es el burócrata! 

¿Acaso debemos decir que no hay burocracia?  Sí, se ha luchado contra la burocracia, pero todavía hay burocracia.  ¿Quiere decirse que no hay burócratas?  Sí, todavía hay burócratas y muchos burócratas, muchos que no saben lo que es un peso, muchos que no saben lo que cuesta producir un peso de leche, o de carne, o de vianda, o de pescado, y eso lo botan, lo malgastan.  Eso no es revolucionario, eso no es ayudar a nadie.  Creo que el mayor daño que se le puede hacer a una persona es hacerle eso, meterla a hacer un trabajo inútil, meterla a hacer un trabajo donde esa persona ve con toda claridad que su esfuerzo no es útil.  De la misma manera que se siente feliz una mujer que está cultivando un tomate, sembrando una matica de café en un vivero, aquella se siente infeliz. 

y hay todavía muchos que no comprenden eso, hay todavía mucho espíritu pequeñoburgués.  ¿Es acaso tener conciencia proletaria no ver esto?  ¡No!  Es tener conciencia, hábito, mentalidad de pequeñoburgués; todavía el espíritu pequeñoburgués infecta bastante nuestra administración socialista.  Pero el espíritu proletario avanza más, avanza más rápidamente a todo lo largo y lo ancho del país.  Frente a esas tendencias reaccionarias, conservadoras, pequeñoburguesas, avanza ese otro espíritu que vemos a lo largo y ancho de la isla; el pueblo que se vuelca hacia el trabajo productivo, el pueblo que hace conciencia.  Y en la medida en que hagamos conciencia, en la medida en que estemos claros, en la medida en que sepamos distinguir lo útil de lo inútil, lo productivo de lo improductivo:  en la medida en que hagamos conciencia —repito—, le iremos ganando la batalla a ese espíritu pequeñoburgués e iremos abriendo el camino arrollador de nuestra Revolución proletaria, de nuestra Revolución socialista, de nuestra Revolución comunista (APLAUSOS). 

Solo me resta decir con todas las fuerzas:  ¡Que vivan las mujeres cubanas!  (APLAUSOS.)  ¡Qué viva el espíritu revolucionario, la disciplina, la devoción de las mujeres cubanas!  (APLAUSOS.) 

¡Que viva la revolución femenina dentro de la Revolución socialista!  (APLAUSOS.) 

¡Patria o Muerte!

¡Venceremos!

(OVACION)