DISCURSO PRONUNCIADO POR EL COMANDANTE FIDEL CASTRO RUZ, PRIMER SECRETARIO DEL COMITE CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA y PRIMER MINISTRO DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO, EN EL RESUMEN DE LOS ACTOS CONMEMORATIVOS POR EL VII ANIVERSARIO DE LA DERROTA DEL IMPERIALISMO YANKI EN PLAYA GIRON, CELEBRADO EN PLAYA GIRON, EL 19 DE ABRIL DE 1968.

 

(DEPARTAMENTO DE VERSIONES TAQUIGRAFICAS

DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO)

 

Familiares de los valerosos y heroicos combatientes caídos en Girón;

Compañeros oficiales y miembros de nuestras Fuerzas Armadas Revolucionarias;

Compañeros combatientes de Girón presentes aquí en la noche de hoy;

Trabajadores: 

 

Este VII aniversario lo conmemoramos en el mismo sitio donde se libraron los últimos combates de aquella jornada.  Esta decisión está acorde con el hecho de que la inmensa mayoría de nuestro pueblo en estos instantes, recordando precisamente la jornada heroica de Girón, despliega una extraordinaria actividad en todo el país. 

Otros años se conmemoraba esta fecha con distintos actos en distintos sitios, pero en esta ocasión era lo más lógico y lo más natural conmemorarla aquí mismo; más cuando nuestro pueblo se encuentra en plena ofensiva revolucionaria. 

Asimismo, durante varios años no se había procedido a realizar ascensos en los cuadros de mando de nuestras fuerzas armadas.  Es tradicional, desde los inicios mismos de la Revolución, en la organización inicial de las primeras luchas, así como en la Sierra Maestra, el que los ascensos se concedían sin ninguna prodigalidad.  Es decir que a medida que se desarrollaba nuestro ejército y se destacaban los cuadros de mando, se iban haciendo los primeros nombramientos de oficiales.  Hay que decir que esa fue una costumbre saludable.  Y por lo general no abundaban los grados, y muchas veces las responsabilidades —como continuó ocurriendo después en estos años y ocurre todavía— están, en numerosos casos, por encima de los grados.  De manera que muchas veces tenemos oficiales mandando una división o mandando un cuerpo de ejército, o al frente del Estado Mayor de un cuerpo de ejército, o mandando batallones, mandando importantes unidades, sin que su grado militar sea el que corresponde al mando de esas unidades. 

Un enorme esfuerzo se ha hecho en estos años para ir formando cuadros en nuestras fuerzas armadas.  Y no solo eso, sino que permanecieron en las filas de nuestro ejército la inmensa mayoría de los combatientes revolucionarios que participaron activamente en la guerra.  Era lógico que, si nuestro país se veía en la necesidad de defenderse incesantemente, la Revolución mantuviera en las filas de las fuerzas armadas a hombres de probada capacidad, de firme espíritu revolucionario, de profunda conciencia; puesto que en estos años, desde el triunfo mismo el 1ro de enero nos vimos en la necesidad —como decía el compañero capitán Cuba— de organizar y entrenar un poderoso ejército. 

Por esa razón la Revolución se vio privada de numerosos cuadros en las tareas de orden civil o en las tareas constructivas, en las tareas de desarrollar el país en todos los campos.  De este modo una enorme reserva de cuadros permaneció en nuestras Fuerzas Armadas. 

Y nuestro ejército, nuestro Estado Mayor, nuestro Ministerio de las Fuerzas Armadas, durante estos años ha realizado —como decía— un extraordinario esfuerzo formando cuadros, de manera que hoy nuestro país cuenta en las fuerzas armadas con una enorme y formidable reserva de cuadros aptos para cualquier tarea que se les señale. 

Pero esto se ha obtenido mediante un incesante esfuerzo de superación, se ha obtenido mediante un arduo trabajo y estudio.  De manera que la inmensa mayoría de nuestros cuadros militares, sin excepción, ha pasado por las escuelas.  Sin excepción, incluyendo al Ministro de las Fuerzas Armadas y a los compañeros del Estado Mayor y, en fin, a todos los cuadros de mando dentro de nuestras Fuerzas Armadas:  ¡todos han pasado y han estado pasando por diversos cursos! 

De otra forma no habría sido posible alcanzar el nivel de organización y de dominio de la técnica que hoy poseen nuestras fuerzas armadas; habría sido imposible poder manejar la enorme cantidad de técnica militar que hoy poseemos. 

Nuestro ejército en los primeros años, sobre todo en los años de la lucha en las montañas, se tenía que contentar con armas muy sencillas:  fusiles, algunas ametralladoras, algunas granadas, y al final algunas bazookas y algunos morteros arrebatados al enemigo, las minas —que resultaron ser muy eficaces contra los tanques—; pero en definitiva una técnica muy sencilla y de fácil manejo.  Ulteriormente, nuestras fuerzas armadas fueron entrando en posesión de técnicas mucho más modernas, mucho más complejas, que requerían un nivel de preparación muy superior.  Fue desarrollándose nuestro ejército y demás fuerzas armadas, constituyendo unidades mayores. 

Al principio eran solo batallones, de manera que cuando tiene lugar la invasión de los mercenarios nuestra organización militar estaba dividida fundamentalmente por batallones, y los batallones organizados por sectores; después se fueron organizando divisiones, cuerpos de ejército y ejércitos, y cada nuevo nivel de organización con todos los demás elementos indispensables para el uso y el aseguramiento de la técnica para el mando de las unidades. 

Ahora tal vez pueda parecer sencilla la cosa, pero ha sido necesario —como les decía— un enorme esfuerzo de superación, años de estudio, de preparación, de entrenamiento.  Fue necesaria la creación de numerosas escuelas militares.  Hay que decir que esas escuelas se comenzaron a organizar principalmente algunos meses antes de la invasión de Girón.  Se organizaron escuelas de oficiales y escuelas para la instrucción de la artillería, de los tanques y de los distintos tipos de nuevas armas. 

Esas escuelas continuaron desarrollándose, de tal forma que hoy permanentemente en las escuelas se encuentran aproximadamente        10 000 estudiantes militares, sin contar los que realizan sus estudios en el extranjero. 

y así, se continuó con la vieja práctica de la época de la lucha en las montañas:  de ir seleccionando a los compañeros que más se destacaban, que más se esforzaban en el estudio o en el cumplimiento del deber.  De manera que la inmensa mayoría de los ascensos tiene lugar en relación con compañeros que han pasado por escuelas y, por excepción, compañeros que aunque no hayan tenido oportunidad de pasar por escuelas, porque se han visto desempeñando tareas arduas donde han demostrado su tesón y sus méritos, así por excepción, en algunos casos muy contados, de compañeros de gran prestigio, de grandes méritos en la Revolución, viejos combatientes, a los que también se ascienden. 

Naturalmente que estos casos serán cada vez menos en el futuro, de manera que con las nuevas promociones, con las nuevas generaciones de cuadros, compañeros que siendo muy jóvenes ingresan en nuestras fuerzas armadas, los ascensos se harán siempre en relación con los estudios cursados por los cuadros. 

Hay que decir que, por ejemplo, en este caso han sido ascendidos a primeros capitanes 35 capitanes.  Todos absolutamente fueron combatientes del Ejército Rebelde (APLAUSOS), y 33 de los 35 son militantes de nuestro Partido (APLAUSOS). 

Han sido ascendidos a capitanes 56 primeros tenientes (APLAUSOS), y los 56 son viejos combatientes del Ejército Rebelde (APLAUSOS), y los 56 son militantes de nuestro Partido (APLAUSOS).  Así por el estilo.  Solo que, naturalmente, ya en los grados de primer teniente, teniente y subteniente, constituidos los núcleos de estos cuadros por compañeros más jóvenes —muchos de los cuales cuando la guerra tenían 12 ó 13 años, ó 10 años—, ya el porcentaje de viejos combatientes del Ejército Rebelde no es tan alto. 

Pero en total, de los 1 848 ascendidos, 683 son viejos combatientes del Ejército Rebelde (APLAUSOS).  Y de los 1 848, 1 307 son militantes de nuestro Partido (APLAUSOS)  y 155 son militantes de la Unión de Jóvenes Comunistas (APLAUSOS). 

En total:  1 462, de 1 848 promovidos. 

Esto nos puede dar una idea de la selección y de la calidad de los compañeros ascendidos. 

No resulta de ninguna forma fácil a nuestros mandos militares la tarea de seleccionar y promover los ascensos, porque ciertamente es inmenso el número de hombres que de una manera abnegada y ejemplar prestan sus servicios en las fuerzas armadas. 

Debemos decir que en nuestras fuerzas armadas las promociones están muy lejos de implicar privilegios de ninguna índole; debemos decir que una de las actividades que requiere más abnegación, más dedicación y más espíritu de sacrificio es la actividad que desempeñan nuestros cuadros de mando, a tal extremo de que se requiere especial vocación revolucionaria, especial espíritu de lucha para aceptar las obligaciones y las tareas que significan ser oficial en nuestras fuerzas armadas. 

De manera que resulta probado en la realidad que el reclutamiento de cuadros o de aspirantes a ingresar en las escuelas militares no es fácil; y es necesario hacer llamamientos entre nuestras organizaciones juveniles y en nuestras escuelas de becados y en nuestros centros de enseñanza, apelando al deber de nuestros jóvenes.  Esto demuestra lo que ocurre siempre:  que cuando las obligaciones son mayores y las tareas más duras, no son todos los que siempre están dispuestos a aceptarlas. 

Sin embargo, jamás nuestra Revolución, en su necesidad de cuadros para las fuerzas armadas, ofrecerá privilegios de ninguna índole, jamás ofrecerá obligaciones fáciles, jamás entrará en problemas de incentivos de tipo material.  Es decir, que siguiendo la mejor tradición, esa tradición que ha hecho de nuestras fuerzas armadas organizaciones profundamente revolucionarias con las que puede contar la patria para cualquier tarea, ese prestigio adquirido en la guerra y adquirido en estos años, se basan precisamente en la calidad de los hombres. 

Y por eso, siempre seguiremos esa política de reclutar, de entre los mejores jóvenes, entre los mejores militantes, a los cuadros de nuestras fuerzas armadas. 

Se han establecido a la vez numerosas escuelas de secundaria donde ingresan alumnos procedentes de la primaria con el sexto grado, que desde ya demuestren interés y vocación para ser cuadros militares.  Y en ese sector, hay que decir que sobran los alumnos que tienen la aspiración de seguir los estudios relacionados con las ciencias militares.  Es decir que en la nueva generación —la generación que ahora está en la escuela primaria— el sentido, la aspiración de seguir esos estudios, se encuentran en numerosos alumnos. 

De todas formas, siguiendo ese principio de la selección y de la calidad, paso a paso, con grandes esfuerzos, hemos ido formando miles y miles de cuadros.  Y siguiendo siempre un método revolucionario y siguiendo siempre una selección basada en la calidad, en la condición humana, en la inteligencia y en la conciencia. 

Sin embargo, ese esfuerzo no se ha invertido en la simple tarea de organizar una bien disciplinada y capacitada fuerza militar.  Hemos aprendido que el esfuerzo realizado en ese sentido estaba muy lejos de significar a la larga un sacrificio para el desarrollo global de la Revolución y del país.  Ahora estamos empezando a cosechar los primeros frutos, al demostrarse lo que puede lograrse aprovechando la experiencia, la metodología, la disciplina y el empleo de los cuadros militares en actividades de tipo civil. 

Ya en el pasado año nuestras fuerzas aéreas fueron responsabilizadas con las actividades de la aviación agrícola.  La aviación agrícola en nuestro país crece enormemente, las actividades agrícolas en que se emplea la aviación son cada vez más.  La productividad de un avión en muchas tareas, a veces es de 100, de 500 o de 1 000 veces más de lo que se puede hacer sin el avión.  Y ya desde el año pasado nuestras fuerzas aéreas se hicieron cargo de esa tarea, la organizaron empleando pilotos militares, oficiales de la fuerza aérea con sus sueldos.  Y es sabido cómo en nuestro país, si había sueldos superprivilegiados, eran los sueldos de los pilotos de los aviones de fumigación:  ganaban 1 000 ó        2 000, o hasta 3 000 pesos mensuales; cobraban por número de cordeles que fumigaban o que sembraban o que fertilizaban.  Y si se adquiría un avión de diez veces más capacidad —como eran los nuevos aviones que estábamos incorporando a esas tareas—, resultaba incalculable lo que con esos métodos de remuneración habría que pagar.  Lógicamente, tales salarios no podían contribuir ni mucho menos a formar pilotos revolucionarios. 

Pero además, esos increíbles desniveles de salario constituyen una herencia —y de las peores— del capitalismo.  Porque el instrumento para realizar esa actividad —el avión—, si costaba 50 000 pesos ó 100 000 pesos, su costo lo pagaban los demás trabajadores; con el dinero del pueblo se compra un avión, que es un instrumento de producción que debe estar al servicio del pueblo.  Si ese avión es utilizado por un trabajador que tuvo la oportunidad de realizar determinados estudios, lógicamente, eso no quiere decir que tenga derecho, con esa máquina, a ganar treinta veces más, veinte veces más o diez veces más que aquel trabajador que, aunque sea cortando caña, está contribuyendo a la economía, y cortando caña contribuye a pagar esos aviones, y cortando caña contribuye a pagar los estudios de los seleccionados para pilotos.  Y no es justo que, cuando se logra una máquina que eleva la productividad enormemente, haya un trabajador entre los demás que resulte diez veces, veinte veces, o treinta veces beneficiado en su salario. 

En muchos tipos de actividades la Revolución heredó esas prácticas.  Parecía que era muy difícil, que era imposible tripular esos aviones, tener una aviación agrícola, si no era sobre la base de esos enormes salarios.  Y sin embargo, se acudió a nuestra fuerza aérea, se acudió a nuestros pilotos revolucionarios, y hay que decir que, demostrando una vez más que la conciencia está y debe estar siempre —y si no lo entendemos así no seremos revolucionarios— por encima de cualquier otro interés, hoy tenemos una formidable aviación agrícola, tripulada por oficiales de nuestras fuerzas armadas, con rendimientos mucho mayores, con una productividad varias veces mayor y, sin embargo, con la misma remuneración que recibían, su modesta remuneración de oficiales de nuestra fuerza aérea.  ¡Eso es conciencia revolucionaria, eso es espíritu revolucionario!  (APLAUSOS.) 

No podemos tener en ninguna de esas máquinas altamente costosas y altamente productivas a hombres que no sean, ante todo, hombres conscientes y hombres revolucionarios.  Y los hechos nos están dando cada vez más la razón. 

Y ese mismo principio, el principio de utilizar cuadros militares y operadores procedentes de las fuerzas armadas en el empleo masivo de equipos de diversos tipos que está dedicando nuestro país en este momento a su desarrollo, ha dado también magníficos resultados.  Y esto nos ha permitido concebir ideas aún más avanzadas.  Nuestro pueblo está ahora en disposición de aprovechar los frutos de ese enorme caudal de disciplina, de técnica y de conciencia que ha acumulado en nuestras fuerzas armadas. 

Una vez más se demuestra la dialéctica de la historia, una vez más se demuestra en los hechos y en las realidades revolucionarias cómo cada acción de nuestros enemigos ha contribuido a crear en nuestro pueblo una virtud, una fuerza.  Hay que decir que sin el implacable y criminal bloqueo desatado por los imperialistas contra nosotros, no tendríamos hoy este espíritu revolucionario que tenemos en el pueblo. 

Nos trataron de estrangular, idearon todos los medios habidos y por haber para imponernos todo tipo de privaciones.  Y eso conllevó la imperiosa necesidad de desarrollar nuevas ideas, nuevos enfoques, nuevos planes, nuevos puntos de vista, hasta alcanzar el enorme desarrollo que hoy ostenta nuestro pueblo, puesto en plena evidencia con esta ofensiva revolucionaria.  Y la necesidad de defendernos de las amenazas, la necesidad de organizar y mantener sobre las armas un numeroso ejército, a la vez nos permitió crear ese cúmulo de disciplina, de niveles de técnica, de cuadros con que hoy puede contar el país para ganar la batalla del subdesarrollo.  De modo que una vez más la acción con que nuestros enemigos pretendieron arruinarnos nos permitió acumular recursos y acumular fuerzas con que actualmente cualquier tarea, por difícil que sea cualquier meta, es alcanzable. 

En determinado momento nuestras fuerzas armadas estaban constituidas en su inmensa mayoría por milicianos, milicianos trabajadores.  Pero la técnica crecía, el volumen de nuestras fuerzas armadas crecía, y los trabajadores tenían que desempeñar sus tareas en las fábricas.  Fue necesario establecer el Servicio Militar Obligatorio como fuente para los enormes incrementos de nuestras fuerzas armadas, y además, porque había hombres que llevaban muchos años prestando servicio —cuatro, cinco, seis, siete años prestando servicio en las fuerzas armadas—, que naturalmente deseaban incorporarse a otra actividad; en muchas ocasiones, años separados de sus familiares.  Y esos hombres debían ser reemplazados en sus tareas.  Así surgió el Servicio Militar. 

Hay que decir que el Servicio Militar ha sido una medida que ha contribuido extraordinariamente a la formación de nuestros jóvenes.  Cuando se instauró el Servicio había muchos jóvenes que no estudiaban, que no trabajaban; había muchos jóvenes que desempeñaban tareas insignificantes, y que ni escuela, ni Servicio, ni nada.  Eso era también una herencia del pasado, igual que el analfabetismo.  Y un joven en nuestro país —donde la inmensa mayoría de los jóvenes se entregaba a una actividad positiva y útil, a una actividad creadora o a capacitarse— no tenía derecho a permanecer al margen de toda obligación social. 

Desde luego que cuando se instauró el Servicio no se llamó precisamente a aquellos que se caracterizaban por no trabajar o por no estudiar.  Hay que decir, ciertamente, que los primeros llamamientos se hicieron selectivos e incluían fundamentalmente a jóvenes trabajadores o a jóvenes estudiantes y jóvenes revolucionarios. 

Desde luego que progresivamente se iban haciendo nuevos llamados, de manera que ya prácticamente hoy día incluye a todos los jóvenes en edad del Servicio.  Se había establecido una categoría, la de los que eran el único sustento.  Actualmente, en los casos de jóvenes que se consideren el único sustento, esos jóvenes también son llamados o pueden ser llamados, y el Estado, a través de la seguridad social, les brinda a las familias ese sustento que ellos mientras estén en el Servicio no puedan prestarles (APLAUSOS). 

Había también el hecho de miles o decenas de miles de jóvenes que se habían quedado analfabetos.  Y en las unidades militares, donde la técnica es cada vez más complicada, por lo general los analfabetos constituyen un serio dolor de cabeza, y en consecuencia no eran llamados en muchas ocasiones.  Esa fue una especie de tierra de nadie:  que tenían determinada edad de 10 a 15 años, cuando las campañas de alfabetización, que no eran personas adultas analfabetas, y que tampoco eran estudiantes, y que pasaron sin estudiar estos años y se quedaron analfabetos.  ¡Qué vergüenza en este país, a estas horas, un joven analfabeto!  ¡Qué vergüenza y qué carga para la sociedad!  Porque hoy día cualquiera comprende que un analfabeto es un ser inútil en medio de nuestra sociedad y que cada vez lo será más.  Ahora el ser analfabeto no será una impedimenta, y si es analfabeto se le llamará y parte del Servicio tendrá que emplearlo en alfabetizarse y en estudiar (APLAUSOS). 

Actualmente en nuestro país, y con motivo de la ofensiva revolucionaria, se han hecho evidentes cosas interesantes y posibilidades extraordinarias.  La lucha contra el vago, por ejemplo, era una tarea muy difícil años atrás, porque había una tierra de nadie inmensa que no se sabía qué era:  si era un vago, un medio vago o un vago y medio (RISAS).  Y en ese terreno medraban quienes rehuyendo del trabajo buscaban una ocupacioncita cualquiera o un negocito cualquiera.  ¡Y de repente un joven con un bar, con un negocio, ganando casi tanto como un piloto en el pasado, 800, 1 000 pesos!  ¿En qué categoría conceptuar ese joven?  ¿Medio vago?  ¿Vago?  ¿Vago y medio?  ¿Diez veces vago?  Un vago come, un vago cuesta a la sociedad, un vago calza y viste, y consume de todo.  Hace tanto daño como un vago un improductivo que consume como 10 vagos sin aportar a la sociedad absolutamente nada.  O el caso           —¡asómbrense, señores!— de redes completas de sujetos destinados al juego prohibido, como en Oriente, donde apareció una organización como de 200 dedicados al juego ilícito, apoyándose en la lotería.  ¡Doscientos, 200 individuos!  Que mientras decenas de miles se dedicaban a cortar caña para desarrollar la economía del país y a cumplir muy arduas tareas todos los días, que mientras miles de jóvenes en la Brigada Invasora trabajaban de día y de noche, incluso jugándose la vida en algunas ocasiones, expuestos a accidentes, enfrentados al desbrozamiento de grandes extensiones de monte, existieran otros que consumían, que comían, que bebían, que calzaban, que gastaban luz eléctrica, transporte, medicinas y todas las demás cosas, y que pretendían vivir del juego ilícito. 

¿A cuántos niños alimentaban?  ¿A cuántas familias albergaban?  ¿A cuántos enfermos curaban?  Buscaban de cualquier manera el dinero, esa especie de Dios que resuelve problemas, independientemente de la forma en que se obtenga; buscaban de cualquier manera ilícita el dinero para después con el dinero buscar la mercancía, sin que aportaran a la sociedad un solo servicio, una sola mercancía. 

En la ofensiva revolucionaria esas posibilidades han ido desapareciendo, incluso hasta la posibilidad de ser vagos.  Con la nacionalización de los negocios de tipo privado que subsistían desaparecieron infinitas formas de vida ajenas al trabajo (APLAUSOS).  Cualquiera que ganaba 1 000 pesos todos los meses podía darse el lujo de mantener seis o siete sobrinos vagos.  Con los 1 000 pesos les daba todo lo que necesitaban para vivir, sin estudiar, sin trabajar, sin aportar nada a la sociedad.  Los estamos en realidad enseñando a trabajar. 

Se hablaba de pueblo, pero pueblo es todavía un concepto vago     —en el otro sentido de la palabra—, un concepto abstracto. 

Cuando se hicieron algunos estudios se descubrieron muchas cosas.  Por ejemplo, cuántos niños estaban yendo a la escuela y cuántos no estaban yendo, cuántos jóvenes de 10 a 15, o de 15 a 20, trabajaban o estudiaban y cuántos no trabajaban ni estudiaban.  Es necesario llegar a tener información, a conocer la estructura del pueblo, de qué está compuesto el pueblo, a qué se dedica cada ciudadano. 

Desde luego, en nuestro país subsisten, o han ido subsistiendo, muchas reminiscencias del pasado.  Por ejemplo, el trabajo de la mujer; las mujeres estaban prácticamente excluidas de la producción, se las destinaba en el pasado a las peores cosas, subsistían todo tipo de prejuicios, muy pocas oportunidades para la mujer.  Ocurría a veces que había muchas muchachas jóvenes en sus casas porque no tenían empleo, no tenían una actividad a la cual poder dedicarse. 

Por otro lado, infinidad de empleos fáciles, aptos para mujeres, desempeñados por hombres fuertes, por hombres saludables que podían, en cambio, desarrollar otras tareas más duras.  Todas estas cosas subsistían.  Y actualmente se están produciendo extraordinarios cambios, extraordinarios hechos. 

Lógicamente, la ausencia de niños en la escuela constituye en la actualidad un porcentaje relativamente bajo.  En muchas ocasiones puede estar determinado por falta de adecuados locales, de adecuadas facilidades, o de adecuado trabajo político y social, pero en general muestra una tendencia a disminuir el porcentaje de niños que no van a la escuela.  ¡Y es nuestro deber esforzarnos hasta que lleguemos al punto en que no haya un solo niño que no vaya a la escuela! 

Era más fácil la existencia de jóvenes en edad escolar, en edad de la secundaria o de la preuniversitaria que no iban a la escuela, o que no trabajaban, o que en ocasiones habían sido sustraídos de la escuela por algunos empleos privados, o por falta de atención de la familia, o por cualquier otra causa; a veces, incluso, porque iban a desempeñar tareas como obreros en centros estatales.  El porcentaje de jóvenes varones o muchachas que no trabajaban, o no estudiaban, era mayor. 

Actualmente en nuestro país, con su enorme desarrollo agrícola, con la ofensiva revolucionaria, con la puesta en alerta de las masas, con la participación creciente de las masas en todas las actividades, se hace mucho más fácil la lucha contra esas reminiscencias del pasado.  Un vago podía encubrir su vagancia entre una masa de semivagos o de muchos vagos.  Actualmente un vago es un individuo que descuella en cualquier punto, es un individuo que lo conocen inmediatamente en el barrio, es un individuo que no tiene dónde meterse sin que en medio del enjambre humano trabajando se le descubra rápidamente su condición de vago. 

Y así, a medida que las masas se incorporan al trabajo, la lucha contra esos elementos antisociales se hace más fácil.  Y ya en algunas provincias que han detectado a esas personas les han dado una tarea, les han asignado una tarea productiva en algún sitio.  Desde luego, no por la fuerza, pero se le dice, tu libreta está allí en aquella granja o en aquella actividad productiva (APLAUSOS).  ¡Y de esta manera va a ser difícil que alguien escape! 

Hay que decir que en este momento está trabajando todo el mundo; los vagos, los que solicitaron su permiso para marcharse del país (APLAUSOS).  Antes de la ofensiva revolucionaria era una fiesta de la gusanera, el país trabajando, el pueblo entregado de lleno a grandes tareas, y la gusanera atacando al pueblo por la espalda, por el flanco y por la retaguardia, utilizando todas las armas y todos los medios, mientras esperaban encantados, recibiendo ayuda desde fuera o desde dentro, o entregados a distintas actividades “industriales” donde obtenían cientos de pesos todos los meses, ¡y resueltos todos los problemas, y a ocupar los primeros lugares en las colas, y a sembrar el derrotismo, y a regar bolas!  Pero bastó que la Revolución, que venía realizando su ofensiva en todos los campos del trabajo, se diera cuenta de que la estaban atacando por el flanco y por la retaguardia, virara unas cuantas baterías hacia esos enemigos y los pusiera realmente fuera de combate (APLAUSOS).  ¡Ya no es fiesta esperar tres años viviendo del trabajo de los demás, añorando la hora de entrar en el “paraíso” yanki!  Ahora no, ahora el camino de Miami pasa también por el campo, pasa por el cañaveral y pasa por el trabajo (APLAUSOS).  Y el principio de que el que no trabaje, no tiene derecho a comer está logrando plena aplicación (APLAUSOS).  Desde luego, si alguien está enfermo de verdad, si cualquiera está impedido de hacer trabajo porque físicamente no puede, aunque se trate de un enemigo la Revolución no le niega el sustento.  ¿Pero gente saludable que puede trabajar, a estas horas, a casi 10 años de Revolución?  ¡No, eso sería injusto! 

No se ha liberado este país de los grandes latifundistas, de los monopolios yankis, de los dueños de centrales, de los dueños de fábricas, de los dueños de grandes comercios y de bancos, para caer en la explotación de ese tipo de parásito.  Porque la única verdad es que quien consume algo alguien lo produce.  Y si el que consume no produce nada, está viviendo de lo que otros producen. 

Esa es una cosa tan sencilla y tan clara que en la misma medida en que vemos cada vez más lejos los viejos conceptos del parasitismo y la explotación —porque en la sociedad pasada ser explotador o ser parásito era casi un título de orgullo, igual que en el siglo pasado resultaba lo más natural del mundo tener un hombre encadenado obligándolo a trabajar como esclavo toda la vida, y el hombre era propiedad del hombre, su mujer y sus hijos, y se vendían en el mercado, cosas que hoy nos parecen a todos absurdas— cada vez nos parecerán más absurdas aquellas instituciones, aquellas leyes y aquel sistema social en virtud del cual un hombre se apoderaba del trabajo de miles de hombres, o de una parte del trabajo de miles de hombres, en que unos cuantos cientos de hombres se apoderaban de una parte de la cosecha de decenas de miles de campesinos, en que una minoría de la sociedad sin producir absolutamente nada vivía del trabajo de los demás. 

En nuestro camino revolucionario esas reminiscencias serán cada vez más difíciles, y la posibilidad de subsistir en esas condiciones se hará imposible. 

Hoy luchamos todavía contra algunas de esas reminiscencias, pero en el futuro no habrá esas reminiscencias.  Si todavía quedan algunos analfabetos, en el futuro no deberá haber analfabetos; si quedan vagos, en el futuro no deberá haber vagos. 

Y el desarrollo de la Revolución consiste precisamente en eso, en ir eliminando las causas que daban lugar a esas situaciones, y es nuestra aspiración más profunda el que nos vayamos acercando al momento en que nuestro país tenga suficientes instalaciones, suficientes facilidades para que no quede un solo niño sin la posibilidad de ir a la escuela; para que todos los niños tengan escuelas perfectamente dotadas, tanto en los medios para la enseñanza como en los medios para la recreación y la subsistencia, como algunas de las escuelas que ya la Revolución ha hecho. 

Hablábamos nosotros del servicio Militar como etapa transitoria.  En los últimos años nuevos procedimientos y nuevas instituciones han ido surgiendo, y hoy día decenas de miles de jóvenes de los institutos tecnológicos están formando parte de unidades armadas. 

¿Cómo serán en el futuro nuestras fuerzas armadas?  Serán fundamentalmente organizaciones de cuadros, de cuadros de mando. 

¿Quiénes integrarán las dotaciones de nuestras unidades de infantería, de artillería de distintos tipos y de muchas de nuestras armas? 

Ya no serán jóvenes procedentes del servicio Militar Obligatorio.  si todo niño irá a la escuela, y si la enseñanza hasta nivel preuniversitario será obligatoria de todo joven, la instrucción militar formará parte sencillamente de la educación de todo joven (APLAUSOS), y el servicio a las armas el más elemental deber de todo ciudadano.  Y nos proponemos  en el más breve período de tiempo, el establecimiento de tantos institutos tecnológicos e institutos preuniversitarios suficientes para que nuestras unidades militares puedan contar con personal de ese tipo, con jóvenes estudiantes para integrar su masa de combatientes. 

De más está decir que lo que más alegra a cualquier jefe militar es que le asignen un instituto tecnológico a cualquiera de sus unidades, porque indiscutiblemente cualquier joven con nivel de estudiante de primer o segundo año de preuniversitario o de tecnología tiene mucha más facilidad y mucha más capacidad para aprender las enseñanzas militares, mucha más capacidad y facilidad para aprender rápidamente el uso de los complejos equipos militares.  Y la tarea de cualquier unidad para entrenar su personal con jóvenes de segundo grado, tercer grado o cuarto grado es una tarea dura y, sin embargo, cuando la tarea se relaciona con jóvenes que tienen niveles culturales mucho más altos esa tarea se hace incomparablemente más sencilla. 

De manera que en el futuro, y en un futuro no lejano, el Servicio Militar desaparecerá, pero no porque un día se decida eso sino que prácticamente será abolido por este nuevo sistema incomparablemente superior. 

Pero algunos se preguntarán, ¿y quiénes tripularán nuestras unidades de tanques, quiénes manejarán nuestras máquinas, nuestras orugas que arrastran nuestros cañones?  ¿Quiénes tripularán el enorme número de los equipos de nuestras unidades de artillería o unidades blindadas o unidades motomecanizadas?  Aquí se presentaba también un problema.  Muchos compañeros habían estado cuatro, cinco, seis años de tripulantes de tanques; en muchas ocasiones compañeros procedentes de Oriente, de las montañas.  Cuando lógicamente querían pasar a otro trabajo, venía entonces la necesidad de entrenar un nuevo tanquista, un nuevo artillero.  Y si aquel tiró equis cañonazos para aprender a ser un buen artillero, después había que gastar otros tantos cañonazos en enseñar a otro buen artillero, y así sucesivamente.

¿Qué hemos visto?  ¿Qué posibilidad magnífica se ha descubierto en los últimos tiempos con la brigada gigante, con la organización de brigadas en distintos frentes del desarrollo económico del país?  Hemos descubierto que un tanquista es un magnífico operador de equipo pesado:  de un buldócer, o de una grúa o de una motoniveladora; que un buen conductor de vehículo militar, de transportador de tropas, es un magnífico conductor de vehículos de la construcción, de camiones de volteo o de otros equipos. 

¿Qué ocurría a veces?  Ocurría que, por ejemplo, un operador de tanque salía del ejército e iba a realizar otra actividad.  A lo mejor le daban un tractor de goma en otra provincia, o a lo mejor se ponía a trabajar en otra cosa que no tenía ninguna relación con lo que aprendió en las fuerzas armadas, ¡y todos los años la tarea de entrenar nuevo personal! 

¿Qué se propone la Revolución?  Constituir con el ejército de la reserva organizaciones de trabajo como la brigada gigante, u otras brigadas, para la construcción de carreteras, embalses, terraceo de montañas, y, en fin, los numerosos frentes de trabajo en la agricultura donde se están incorporando miles de máquinas; asegurarle al operador de tanque, tan pronto ha cumplido su Servicio o cuando ya lleva varios años y desea cambiar de actividad, asegurarle un trabajo en esas brigadas, asegurarle un equipo. 

Ya eso se venía haciendo.  Ya la brigada gigante estaba constituida por un gran número de compañeros procedentes de las unidades blindadas.  A la vez, hay en algunas de esas brigadas viejos operadores, en muchos casos hombres muy responsables, muy revolucionarios, que en caso de guerra podrían fácilmente operar un tanque. 

¿Qué nos proponemos?  Nos proponemos ir asignando los equipos que van llegando al país, constituyendo con ellos diferentes brigadas, y asignándoles como trabajador a los compañeros procedentes de las unidades militares.  De manera que organicemos un poderoso y bien disciplinado ejército de reserva que todos los años haga su entrenamiento durante algunos meses en las unidades correspondientes, que un tanto por ciento del personal necesario en cada una de las unidades motomecanizadas o blindadas esté en entrenamiento y el ejército de reserva en la producción con sus máquinas, de manera que por cada tanque tengamos por lo menos tres operadores. 

Se presenta una alarma de combate, ¡y a un llamado los mejores operadores, los mejores artilleros, pasan rápidamente a ocupar sus puestos en las unidades militares!  (APLAUSOS)  ¡Y los demás operadores van también con sus equipos a las unidades militares para apoyar con su equipo civil a las unidades militares!  De manera que en el combate los tanques pueden necesitar el trabajo de los buldóceres, de las grúas, de cualquier equipo, y entonces se incorporan en la guerra todos esos equipos a las unidades correspondientes, unos con las armas y otros con los equipos, abriendo trincheras, fosos antitanques, o abriendo paso o trabajando en campos de mina, en lo que sea (APLAUSOS). 

Entonces, tendremos los mejores operadores de tanques del mundo.  Alguien que sabe manejar un tanque y que todo el resto del tiempo está manejando una máquina pesada similar al tanque; los mejores choferes, que cuando dejan el camión en la unidad militar van a trabajar en un camión civil; que se enfrentan diariamente a las tareas de la producción, adquiriendo la experiencia de un tipo especial de guerra, que es esta tremenda guerra que nuestro país libra hoy contra el subdesarrollo.  Hombres que estarán siempre sobre una máquina similar a un tanque, o sobre un camión o sobre una oruga; es decir:  hombres que estarán constantemente entrenándose y que además todos los años recibirán, parte del año, el entrenamiento.

Entonces, tendremos tanquistas con experiencia de 10 años de tanques o de 15 años de tanques; y artilleros que tiraron cañonazos un año y al otro volvieron a tirar y volvieron a tirar, y van acumulando toda la experiencia.  De manera que nuestro ejército en caso de guerra no se encontraría en la situación de un operador joven e inexperto que por vía del Servicio entró en un tanque, sino un tipo de operador con mucha más experiencia, mucho más maduro, que está participando de lleno en la tarea fundamental del país, es decir, desarrollando su país. 

Para tener una idea más concreta de esta actividad, digamos, por ejemplo, de que ya en el segundo semestre de este año, construyendo carreteras, construyendo embalses, perforando pozos en los mantos de agua subterráneos, construyendo grandes canales y drenajes, “buldoceando”, terraceando montañas, roturando con equipos pesados, tendremos incorporadas a esas actividades —entre camiones, buldóceres, grúas y todo tipo de equipos— unas 5 000 nuevas máquinas; máquinas que se han estado incorporando desde el año pasado y las que se están incorporando en este año.  Cinco mil máquinas que necesitarán unos      15 000 operadores.  Y calculamos que en el desarrollo agropecuario del país en 1970 tendremos unas 8 000 máquinas, que necesitarán unos      25 000 operadores. 

¿Y por qué 25 000 operadores?  Porque nuestro país no se puede tomar el lujo de adquirir una máquina costosa para que trabaje cinco horas, para que trabaje ocho horas, ó 10 horas, ó 12 horas.  Los hombres pueden descansar y deben descansar; pero las máquinas, en estos años de dura lucha por el desarrollo del país, no pueden descansar ni deben descansar.  Las máquinas recibirán su mantenimiento óptimo después de cada turno de trabajo.  Las máquinas lo que necesitan no es estar parados en un almacén; las máquinas lo que necesitan es ser mantenidas, atendidas, ajustadas y reajustadas, engrasadas.  Y si una máquina es convenientemente atendida cada día, puede tener una larga duración sin necesidad de descansar 10 horas ó 12 horas. 

Y actualmente, un gran número de las máquinas que les mencionaba, trabajan día y noche, 20 horas efectivas todos los días con cuatro horas de mantenimiento.  De manera que el enorme impulso para desarrollar el país que se realiza en este momento requiere decenas de miles de operadores. 

Y así, el ejército de la reserva, la reserva de nuestras unidades motomecanizadas y blindadas con 8 000 máquinas, estará enfrascada en el desarrollo del país.  ¡Veinticinco mil hombres con 8 000 máquinas!  Esos hombres mandados por sus propios cuadros, mandados por sus propios oficiales; porque se tratará de brigadas donde participen también al mando de esas brigadas los cuadros militares, los mismos cuadros que en un momento dado con todo el personal de esa brigada, o con una parte del personal, pasan a los tanques o pasan a la artillería, y el resto del personal con esos mismos equipos apoya a las unidades militares, como les explicaba. 

De manera que el peso principal, el esfuerzo principal en el desarrollo del país en los años venideros, estará a cargo del ejército de la reserva de 25 000 hombres con 8 000 máquinas, aproximadamente.  De tal forma que ese será nuestro ejército:  una organización de cuadros altamente capacitados técnicamente y de profunda conciencia revolucionaria. 

Las unidades principales de choque integradas por trabajadores- soldados o soldados-trabajadores, es la dialéctica de este proceso; y los aviones por pilotos que prestan su servicio en la aviación civil o en la aviación militar; y las unidades regulares integradas por estudiantes de los tecnológicos o de los preuniversitarios.  Y detrás, el resto del pueblo, todo el pueblo, cuanto hombre o mujer sea capaz de empuñar un arma (APLAUSOS).

Porque debe ser propósito de este país no bajar nunca la guardia   —¡nunca!— y armarse cada vez más y prepararse cada vez más.  El día que cometamos el error de sentirnos seguros, habríamos cometido un inmenso error.  Más seguros podremos sentirnos mientras más fuertes, mientras más preparados en todos los órdenes, mientras más podamos contar con un pueblo unido, consciente, trabajador, mientras más armas poseamos. 

Este deberá ser un principio por mucho tiempo, porque no creemos que el imperialismo se acaba pasado mañana, ni creemos que los imperialistas se vuelvan mansos corderos.  Y será un principio esencial de la filosofía revolucionaria de este país, el principio de ser cada vez más fuertes, de estar cada vez más preparados y mejor armados.

Cuando un país como el nuestro hace una revolución a 90 millas de Estados Unidos, cuando un enemigo poderoso como el imperialismo yanki le declara el propósito de aplastarlo; cuando un país como el nuestro ha recibido tantas lecciones acerca del carácter agresivo y criminal de ese imperialismo, tiene que ser verdaderamente un pueblo de todos trabajadores, de todos soldados y de todos estudiantes, hombres y mujeres. 

Ya nuestro Instituto Tecnológico Militar cuenta con un contingente de casi 300 compañeras, que son las primeras 300 mujeres en nuestro país que siguen los estudios militares (APLAUSOS).  Y el entrenamiento militar lo recibirán hombres y mujeres.  Los jóvenes en las escuelas, en los institutos.  De manera que el imperialismo verá cómo la fuerza de este pueblo crece y cómo este pueblo al que un día creyó sorprender, al que un día creyó poder aplastar, es un pueblo cada vez más organizado, más consciente, más fuerte. 

Es necesario que todos, y muy especialmente nuestros oficiales, sepan cuál es la línea, cuál es la proyección que seguiremos en los años futuros con nuestras fuerzas armadas. 

Y al lograr esto podremos estar seguros de que habremos logrado lo que no ha logrado ningún ejército del mundo, habremos logrado lo que no ha logrado todavía ningún país en el mundo.  Si la realidad de estar tan cerca de tan poderoso y tan criminal vecino nos ha obligado a ser todos soldados, ¡seamos todos soldados, igual que debemos ser todos trabajadores y todos estudiantes! 

Estas ideas serán norma y guía en la preparación militar de nuestro pueblo en los años futuros. 

En estos instantes en nuestro país, a todo lo largo y ancho de la Isla, se realiza un extraordinario esfuerzo.  Realmente no podemos menos que sentirnos optimistas, no podemos menos que sentirnos impresionados por la forma en que en estos instantes se trabaja. 

En el día de hoy, por ejemplo, y con motivo de la fecha, los obreros que están construyendo la fábrica de cemento de Nuevitas —fábrica que se proyectaba terminar en el mes de octubre— enviaron el siguiente telegrama:

“Le informamos que el compromiso hecho a usted de poner en marcha la primera línea de hornos para el día 26 de abril lo hemos sobrecumplido, y en el día de hoy, a las 19:10 horas, con ocho días de anticipación, ha salido el primer saco de cemento (APLAUSOS). 

“Como parte de la ofensiva revolucionaria de los trabajadores de la construcción, para cumplir esta meta se han trabajado interrumpidamente 120 000 horas de trabajo voluntario en la Jornada de Girón”, ¡ciento veinte mil horas de trabajo voluntario!  (APLAUSOS) 

“Este esfuerzo de los trabajadores es el homenaje que rendimos a los que heroicamente cayeron combatiendo para infligir la primera gran derrota del imperialismo en América. 

“Los trabajadores de la construcción, conscientes de que solo con el heroísmo y el esfuerzo de todos los días haremos avanzar a nuestra Revolución, estamos dispuestos a cumplir cuantas tareas se nos ordenen. 

“¡Hasta la victoria siempre!  ¡Patria o Muerte!  ¡Venceremos!  Fdo.  colectivo fábrica de cemento '26 de Julio' de Nuevitas” (APLAUSOS). 

¿Y en qué fábrica han estado trabajando estos obreros?  ¿Acaso un timbiriche para producir cemento? 

Estos obreros han estado construyendo una fábrica que constará de tres hornos de producir cemento.  Con el primer horno se producirán 625 toneladas diarias de cemento; con los tres hornos —cuya construcción proseguirán aceleradamente— producirán 1 890 toneladas de cemento por día.  Es decir, será una producción de cemento no inferior a las 600 000 toneladas por año (APLAUSOS).  Seiscientas mil toneladas es casi tanto como el cemento que se producía en Cuba antes de la Revolución.  Es una de las dos fábricas que se terminan este año y que más que duplican la capacidad de producir cemento de nuestro país. 

También allí los obreros están construyendo la planta termoeléctrica de Nuevitas, que es otra importante industria para nuestro país.  Y sobre todo, estas industrias —cemento y electricidad— son esenciales para nuestro desarrollo. 

Ahora bien:  para comprender con mayor claridad estos problemas, el ejemplo de cualquiera de estas industrias es muy útil.  Y es muy útil para comprender los problemas de cualquier país subdesarrollado y los insolubles problemas de esa inmensa parte de la humanidad que vive en las zonas subdesarrolladas del mundo, es decir, los insolubles problemas excepto que hagan la revolución. 

Por ejemplo, el combustible que deberá consumir esta planta —y esto nos ayudará a comprender los problemas del petróleo...  Cada horno consumirá diariamente 92,16 toneladas de fuel oil; los tres hornos, 276,48 toneladas de fuel oil por día.  Por año, un horno, unas 30 000 toneladas; los tres hornos, 91 238 toneladas de fuel oil. 

Electricidad:  un horno consumirá 37,2 millones de kilowatts-hora por año; tres hornos, 90 968 millones de kilowatts-hora por año. 

Es decir que aquí es presente la necesidad de combustible y la necesidad de electricidad en esta industria. 

Ahora:  la otra industria —la termoeléctrica— ahora se está construyendo con dos unidades de 60 000 kilowatts.  Una, capacidad de producir por día:  1 440 000 kilowatts-hora; las dos unidades producirán diariamente 2 880 000 kilowatts-hora.  Al año, aproximadamente 1 000 millones de kilowatts-hora. 

Esta unidad, es decir, esta industria está planificada para que un día cuente con seis unidades de 60 000 kilowatts cada una.  ¿Cuánto consume de combustible esta industria?  Una unidad, 388 000 kilogramos por día; dos unidades, 777 000 kilogramos por día; las dos unidades, más de 700 toneladas de fuel oil por día, y por año unas 200 000 toneladas.  Cuando tenga las seis unidades deberá consumir 600 000 toneladas por año.  ¿Cuánto consumen de agua las dos unidades?  Unas 720 toneladas por día; es decir, consumirá tanto fuel oil como agua por día. 

Esto nos sirve a nosotros para relacionar el problema del combustible y de la energía.  Cualquiera comprende que sin electricidad no puede haber prácticamente nada en el mundo moderno.  Con electricidad funcionan innumerables fábricas, todo tipo de maquinarias y herramientas, industrias de producción de tejidos, de zapatos, de todo, motores de todo tipo, la refrigeración —no hablando ya de la electricidad que se invierte en los hospitales, en las escuelas, en todas partes, y de la que diariamente tiene que consumir la población. 

La electricidad es un elemento vital de cualquier economía moderna.  Y la electricidad se produce bien por hidroeléctricas, en los casos en que los países disponen de grandes ríos —no es el caso de nuestro país:  nuestros pequeños ríos su uso fundamental es como abastecedores de embalses para la irrigación—; otros países han usado el carbón, pero el petróleo es la fuente fundamental, y ya actualmente se construyen plantas eléctricas, es decir, generadoras de electricidad movidas por energía nuclear. 

Esto da idea de la importancia del petróleo.  El petróleo, además de ser en nuestro país por ahora la energía fundamental para generar la energía eléctrica, tiene un uso imprescindible en la transportación de todo tipo, en las actividades de todo tipo, fundamentalmente en la agricultura. 

Cuando nuestro país tenga 20 industrias termoeléctricas como esta —y si un país se desarrolla necesita cada vez más y más energía eléctrica— necesitará, o necesitaría gastar solamente en la producción de electricidad 12 000 000 de toneladas de fuel oil por año. 

 (Un compañero del público le dice algo al Comandante Fidel Castro) 

Bueno, si lo voy a leer luego me lo entrega.  Yo me encargo de que llegue el escrito ese, no te ocupes.  Si me interrumpes ahora entonces dejo por el escrito lo que estoy haciendo ahora. 

Un voluntario para recoger el escrito sobre la economía del petróleo...  Muy bien. 

Las necesidades crecientes de nuestro país en electricidad requerirían en un futuro no muy lejano un número de termoeléctricas que a su vez consumirían 12 millones de toneladas de combustible.  Ahora bien:  uno de los caminos para la solución de este problema se inicia ya con el posible empleo de la asfaltita en lugar de fuel oil como combustible de las termoeléctricas.  Se está trabajando en este sentido, y en nuestro país al parecer hay mucha asfaltita.  Es una especie de petróleo que al salir a la superficie perdió los gases ligeros; se hace una especie de piedra, que tiene una tonelada de asfaltita el equivalente en calorías de 0,8 toneladas de fuel oil.  Ese es uno de los posibles cambios. 

Por supuesto, la búsqueda de petróleo se hace más y más imperiosa y fundamental, y de eso hablaremos más adelante. 

Ahora bien:  llegará el día en que la humanidad se duela muchas veces de las cifras fabulosas de petróleo que está consumiendo.  ¿Por qué?  Porque el petróleo hoy día no se usa solo como combustible.  El valor fundamental del petróleo empieza a ser ya su uso en la petroquímica como fuente o como materia prima fundamental en la producción de importantísimos productos; la fibra sintética, por ejemplo, hoy día se produce fundamentalmente del petróleo, fibra sintética. 

De más está decir que nosotros no solo consumimos petróleo.  Nuestros centrales azucareros consumen como combustible millones de toneladas de bagazo; los centrales no funcionan en Cuba tradicionalmente sino con una parte de petróleo y lo demás bagazo.  Del bagazo se hace pulpa de papel y otros usos, por lo cual el bagazo tiene un valor económico y un valor de uso muy superior a su uso como combustible para mover los centrales.  De manera que nuestro país, a partir de los 10 millones de toneladas, y en la medida en que resuelva con otras fuentes de combustible, tendrá que pasar al empleo del bagazo como materia prima para otros productos de mucho más valor, otro uso de mucho más valor y utilidad. 

Y en la medida en que la humanidad crezca y las naciones se desarrollen, ¿qué energía emplearán en el futuro?  La energía del futuro, la energía fundamental, la energía de la cual deberá depender imperiosamente la humanidad del futuro es la energía nuclear. 

La energía contenida en una tonelada de petróleo es ínfima en comparación con la energía que se puede contener en una tonelada de material fisionable. 

Al descubrir el hombre la energía encerrada en el átomo ha descubierto la fuente de energía capaz de abastecer las más ilimitadas necesidades de la humanidad futura.  ¡La energía atómica, de la cual tomó conciencia la humanidad como instrumento de guerra y de destrucción, es a la vez la única solución de la humanidad del futuro!

De manera que cualquier país que tenga un poco de previsión y mire hacia el futuro, tiene que pensar en la generación de electricidad y empezar a pensar desde ya en la generación de energía eléctrica partiendo de la energía nuclear. 

Nuestro país no podrá en los años futuros construir más y más termoeléctricas basadas en el petróleo.  Cumplido el actual programa de instalación de plantas termoeléctricas tendrá que pensar ya en la instalación de plantas movidas por energía atómica.  Actualmente se construyen ya, incluso cada vez más eficientes, y se venden algunas de esas plantas. 

Nosotros no podemos ver la solución solo en las termoeléctricas.  Nuestro país no tiene grandes ríos, no tiene grandes reservas de carbón, el petróleo que encontremos tendremos que irlo dedicando a otros usos; luego, pocos países, o pocos casos como el nuestro se dan en que otra forma de energía se convierte en algo importantísimo para nuestro país. 

Y es por eso que ya nuestra Revolución está reclutando los primeros estudiantes destacados para dedicarlos al estudio de la física nuclear y formar los ingenieros capaces de operar este tipo de plantas.  Esta es una de las cuestiones que más interesa al mundo de hoy. 

En fecha próxima se discutirá en Naciones Unidas un proyecto de acuerdo, titulado:  “Sobre no proliferación de armas nucleares”, que a nuestro juicio será un proyecto muy controvertido por la incidencia que puede tener en el futuro de la humanidad en el uso de la energía nuclear para usos pacíficos en los años futuros.  Nosotros no vamos a abordar este problema, pero nuestro Gobierno fijará, con toda claridad y precisión, su posición en las Naciones Unidas cuando se discuta este proyecto sobre la no proliferación de las armas nucleares. 

Queremos simplemente que nuestro pueblo se documente, se informe, tenga elementos de juicio para comprender la importancia de estas cuestiones y levante la vista hacia el futuro. 

Y les hemos puesto este ejemplo ilustrativo de lo que consume una industria eléctrica, una industria termoeléctrica, de las enormes cantidades de petróleo que consume.  Y como cualquiera comprende la importancia de la electricidad, creemos que este es un ejemplo ilustrativo, aunque este ejemplo sirve también para ilustrar otros aspectos de los problemas del subdesarrollo, el por qué la tarea más difícil de una gran parte de los pueblos del mundo en los años futuros es salir del subdesarrollo y cómo sin una revolución esos problemas son insolubles. 

Aquí tenemos, en estas mismas dos industrias, dos buenos ejemplos.  La fábrica de cemento cuando tenga las tres unidades en producción, ¿cuántos trabajadores empleará?  Empleará en total 420 personas.  La inversión costará:  maquinarias, equipos y otras adquisiciones, 17 millones; construcción, 9,8 millones; instalación y montaje, 3,4; otras inversiones, 3,4.  Total:  33 738 000 pesos. 

De manera que la inversión por hombre a trabajar allí es de 80 000 pesos; por cada una de las personas que trabajen allí la inversión equivale a 80 000 pesos. 

Ahora bien:  la termoeléctrica, cuando tenga las dos unidades en producción, empleará 233 obreros; su costo, 32 088 000 pesos.  De manera que en esa industria por cada hombre a trabajar allí se habrá invertido   137 000 pesos. 

Esto nos trae de la mano a uno de los más difíciles problemas de cualquier país subdesarrollado en el mundo de hoy:  y es que el mundo desarrollado, los países de Europa por donde comenzó el desarrollo industrial, todos comenzaron por la agricultura.  Y en Inglaterra, en Francia, en Alemania, en todos esos países clásicos, la revolución agrícola precedió al desarrollo industrial.  Todavía no empleaban la electricidad en aquellos primeros tiempos.  Pero primero se inició la revolución en la agricultura, el aumento de la productividad en la agricultura.  Por aquellos años el 25% de la cosecha se dedicaba a semilla cada año; fueron elevando la productividad por hectárea, por hombre, la productividad por semilla sembrada y se fue produciendo la revolución agrícola que precedió la revolución industrial.  

En aquellos países, de la agricultura salieron las fuentes de recursos financieros para el desarrollo industrial; pero cuando aquellos países comenzaban su desarrollo industrial con un poco de dinero, con el equivalente de unos cuantos meses de salario se iniciaba una industria, una industria textil.  Por ejemplo, una industria de producción de acero; los primeros aceros se producían utilizando leña.  Cuando aumentó la demanda de acero, por la agricultura fundamentalmente y después por la industria textil, empezaron a usar el carbón, porque no habría alcanzado toda la leña de esos países para producir acero basado en la leña.  Pero en aquellos tiempos cualquier industria se iniciaba con muy pocos recursos, con unos cuantos miles de pesos, con unos cuantos obreros. 

Hoy en ninguna parte del mundo se le ocurriría a nadie empezar a producir acero con leña.  Y, desde luego, cualquier industria moderna necesita maquinarias muy complejas y muy costosas.  Y por supuesto que las máquinas las hacía cualquiera:  un herrero producía una máquina, no hacía falta un ingeniero, cualquier hombre con una experiencia práctica. 

Si hoy para producir electricidad no se acude a una máquina muy moderna, los gastos de combustible son mucho mayores, y bien pudiera ocurrir que en vez de 600 000 toneladas fuese más de un millón de toneladas de combustible. 

Desde que una parte del mundo se desarrolló industrialmente y otra se quedó rezagada y explotada, la vía clásica del desarrollo que siguieron esos países no la puede seguir ningún país subdesarrollado.  Y vean ustedes qué descomunales inversiones hasta de más de 100 000 pesos por hombre.  Esto sin contar los técnicos, los obreros calificados, porque para operar las industrias estas, con analfabetos no se hace nada. 

Analizando cualesquiera de estas industrias se ve las necesidades de cemento, las necesidades de acero.  Se podría explicar perfectamente bien por qué a partir de 1970, y con una formidable base agrícola que a un ritmo sin precedentes se está creando en nuestro país, vendrá la década en la que el peso principal del esfuerzo pasará ya al desarrollo de la industria.  Esto no quiere decir que no hayamos estado trabajando en algunas industrias fundamentales, como las industrias para producir cemento, para producir electricidad, para producir fertilizantes.  Es decir que se ha estado trabajando en algunas industrias básicas, pero el grueso de los recursos del país y del esfuerzo se han invertido en máquinas para el desarrollo acelerado de la agricultura, crear la base alimenticia para nuestro pueblo y los recursos con que iniciar de 1970 a 1980 un esfuerzo gigantesco en el desarrollo industrial del país. 

Y tendremos que plantearnos, por ejemplo, el problema del acero y de la producción de acero como una cuestión fundamental —ya esas son inversiones de cientos de millones de pesos en maquinarias—, la explotación de nuestros recursos de níquel, que nuestro país posee las más grandes reservas de níquel del mundo, y es un metal que tiene un precio creciente en los mercados pero que requiere grandes inversiones. 

Si nos hubiésemos puesto a gastar cientos de millones en la siderurgia y no en las máquinas para resolver los problemas del desbrozamiento de las tierras, los embalses, el regadío, el drenaje, entonces posiblemente no habríamos podido tener ni acero ni alimentos.  Primero la inversión en aquello que permite emplear el máximo de la población, crear recursos para la satisfacción de necesidades fundamentales, y crear recursos para el ulterior desarrollo del país. 

De manera que muy seriamente tendrá nuestro pueblo que concentrar su esfuerzo de 1970 en adelante en las industrias, pero ya con una agricultura en pleno auge, en pleno desarrollo.  Y una agricultura altamente mecanizada para poder dedicarnos a la construcción de la siderurgia y de las industrias del futuro, industrias de todo tipo, incluso la industria para transformar los productos de la agricultura. 

Necesitaremos mucho trabajo, muchos hombres.  Pero la mecanización del corte de caña nos permitirá, si logramos establecer toda la caña en terrenos llanos y mecanizar el ciento por ciento del corte de caña, que 20 000 hombres hagan las zafras en nuestro país.  ¡Veinte mil hombres en máquinas!  (APLAUSOS) 

Y desde ahora ya se realiza un importante esfuerzo a fin de poder disponer de no menos de 1 000 combinadas en 1970, y en un período de tres a cuatro años, ulteriormente, haber mecanizado toda la cosecha de caña para 10 millones de toneladas de azúcar.  Entonces habrá que crear el ejército de la zafra (APLAUSOS).  Se requerirá una tremenda organización muy disciplinada, porque habrá que abastecer con toda puntualidad los centrales, los trenes, según sea la transportación, una cantidad exacta de caña diariamente.  Llevaremos entonces la caña fresca y tendremos siempre a plena capacidad los centrales en el período de zafra. 

Creo que nuestros trabajadores, nuestro pueblo, están en perfectas condiciones, por su experiencia en el trabajo del corte de caña, de comprender lo que significa para este país hacer una zafra de 10 millones de toneladas de azúcar con la participación de 20 000 hombres en máquinas. 

Desde luego que para esa fecha, antes de esa fecha, mucho antes, ya todo el cultivo se hará en máquina; la siembra, en máquina; los cultivos fundamentales, como el arroz, en máquina; los cultivos de cítricos, de café, en fin todos, con máquina. 

No nos preocupa la recogida, porque aquí la recogida del café va a ser como un deporte.  No es un trabajo difícil:  lo realiza lo mismo un muchacho de 5to grado que de 6to, hombre, mujer, joven, menos joven.  Es decir, es una tarea muy fácil.  Resolver primero el corte de caña y otras tareas duras que emplea el grueso de nuestra actual fuerza de trabajo con una productividad ínfima. 

De manera que ahora avanza la agricultura arrolladoramente ya con máquinas, porque la brigada está equipada con buldóceres que en su mayoría tienen 180 caballos de fuerza.  Piénsese que en el pasado esos bosques se tumbaban con hacha.  ¡Calculen la enorme productividad de esas brigadas, la enorme productividad de esos hombres con máquinas!  Las máquinas multiplicarán muchas veces la productividad del trabajo en nuestro país. 

De manera que en un período de pocos años el índice de productividad del trabajo en nuestro pueblo crecerá bárbaramente, será todo un pueblo trabajando, pero todo un pueblo trabajando cada vez con más técnica y más máquinas.  Nosotros vamos hacia la formación de una sociedad comunista y para eso la productividad del trabajo es muy importante. 

Nos interesarán los valores económicos para el intercambio exterior, pero para el consumo interior, para la satisfacción de las necesidades internas nos interesarán los valores de uso.  Y si un hombre produce como 10 de una forma y produce como 100 de otra, estará creando cien veces más o diez veces más; si produce como 1 000, mil veces más bienes para la sociedad. 

Esto es a grandes rasgos las perspectivas futuras de nuestro país, el contenido del esfuerzo que hoy realizamos.  Pero deberemos liberar cientos de miles de hombres y mujeres para nuevas tareas. 

Cuando hablábamos al principio sobre las cosas nuevas que estaban ocurriendo, y me refería al caso de hombres trabajando en empleos que pueden hacer las mujeres, me olvidaba señalar una de las cosas más interesantes y más revolucionarias que está ocurriendo en este momento:  es la decisión y la respuesta de miles y miles de trabajadores hombres, de los que están incluidos en el caso de unas cuatrocientas y tantas plazas que en el futuro se asignarán a mujeres solamente; es decir que la idea de la Revolución era clasificar las plazas, y todas aquellas que pudiesen desempeñar mujeres, concedérselas a mujeres.  Pero surgió un movimiento, porque teníamos unos 60 000 obreros en esos casos.  Y ciertamente que a nosotros nos impresionó el volumen y la fuerza que ha alcanzado este movimiento en virtud del cual miles de hombres jóvenes se han ofrecido para entregar sus plazas a mujeres y ellos ir a desempeñar otras tareas donde son más necesarios (APLAUSOS). 

Nosotros creemos, ciertamente, que esta es una de las cosas más revolucionarias que ha ocurrido en los últimos tiempos y uno de los hechos más notables de la ofensiva revolucionaria. 

Y cualquiera comprende los beneficios que se derivan para la sociedad al liberar esos miles de brazos, a la vez que emplea miles de mujeres en actividades asequibles a ellas, y los beneficios que obtiene toda la sociedad con esa transferencia de hombres saludables y fuertes a otro tipo de trabajo donde son necesarios.  Me había olvidado de mencionar ese hecho. 

En fin, que una nueva etapa muy importante vendrá después de 1970, y será el resultado del avance agrícola de estos años y del enorme incremento de la productividad del trabajo con la mecanización de la agricultura.

Ahora bien, hablábamos del petróleo.  ¿Cuál es nuestra actual situación con el petróleo?  Aquí dijimos que en el futuro había que pensar en la energía nuclear, pero ahora hay que pensar en el petróleo.  Se está iniciando la explotación de la asfaltita y se inicia una etapa en que nuestro país buscará por todos los medios el aumento de la producción de petróleo.  Creo que a nadie se le oculta la importancia del petróleo. 

Y desde el momento en que el petróleo se puede convertir en el “cuello de botella” de nuestro desarrollo económico, sin duda de ninguna índole que nuestro esfuerzo hay que acentuarlo en la solución del problema del petróleo.  Es que el incremento por año de nuestras necesidades de petróleo es muy grande.  Les mencioné solo dos fábricas.  Este año se terminan dos fábricas de cemento y dos termoeléctricas.  Necesidades de no menos de 600 000 toneladas más de petróleo entre las cuatro, porque las termoeléctricas son una parte de ellas.  Es decir, no las seis unidades, dos unidades:  600 000 nuevas toneladas de petróleo. 

Este año la medida del racionamiento del combustible aportó un beneficio excepcional al país.  Si no hubiésemos racionado la gasolina, se nos traba el enorme esfuerzo que estamos haciendo en este momento; esas miles de máquinas de que hablé en parte estarían paradas:  la brigada gigante, las brigadas de caminos y carreteras, las brigadas que están desbrozando tierra, roturando tierra, drenando y haciendo todos los trabajos de la agricultura en todos los frentes.  Esas 5 000 máquinas de que les hablaba, máquinas nuevas, incorporadas en los últimos tiempos y en lo que falta de año, que tendremos a mediados del segundo semestre, se habrían visto en parte paralizadas. 

¿Qué ha ocurrido?  El racionamiento de la gasolina implicó un ahorro de algo más de 20 000 toneladas por mes.  Bien:  resuelto el problema de la gasolina, pero los buldóceres y los tractores gastan gas oil.  ¿Y qué se hizo?  Mucha de esa gasolina ahorrada se transfirió a la producción de gas oil.  El petróleo se compone de distintas partes, la gasolina son los gases más ligeros, las partes más ligeras del petróleo; el gas oil es más pesado, el fuel oil más pesado.  Pero en una refinería, equis cantidades de petróleo, se puede producir un poco más de gasolina o un poco menos; se puede producir un poco menos de gasolina y un poco más de gas oil.  Y así hicimos. 

Con los ahorros obtenidos por el racionamiento, en nuestras destilerías se transfirió todo lo posible, todo lo que técnicamente permitía la refinería, gasolina a gas oil.  Y gracias a eso, a pesar del enorme esfuerzo y del número de máquinas en este momento —aunque ciertamente en condiciones muy apretadas, y saliendo incesantemente los tanques de gas oil de la refinería para los lugares donde se necesitaba—, se han mantenido todas las máquinas trabajando. 

En estos meses del año, como ustedes saben, el gasto de gas oil es máximo:  la zafra andando, la preparación de tierra andando y todas las actividades andando.  Después vienen los meses de mayo, junio, vienen las lluvias —¡que ojalá vengan cuanto antes!—, termina la zafra y disminuyen las actividades.  Este es el momento, meses marzo y abril, del más alto pico de gasto de gas oil.  ¡Y se han podido mantener todas las máquinas trabajando!  Si esto ha sido posible, fue gracias a la medida adoptada de racionar la gasolina a principios de año. 

Y para todos nosotros es un motivo de tranquilidad saber que todo ese enorme parque de máquinas no ha estado un minuto parado y ha estado incesantemente en los frentes principales de desarrollo del país trabajando.  

Sin embargo, las necesidades crecen, y no tenemos ninguna seguridad de que crezcan en la misma medida los abastecimientos exteriores.  Es por eso que tenemos que buscar a toda costa nuestro petróleo. 

Ahora bien:  ¿de qué disponíamos?  De muy pocos equipos de perforación.  Estos años se invirtieron, fundamentalmente, en estudios geológicos.  Si mal no recuerdo, creo que tenemos unos 16 equipos de perforar y algunos de ellos bastante anticuados.  Sin embargo, hay muchos lugares dónde perforar, y prácticamente ya, conocidas las zonas principales, cada vez que se abre un hueco hay petróleo, es decir, que rara vez se falla (APLAUSOS). 

En la región de Guanabo se ha dado el extraordinario caso de que los pozos allí son casi de 100 toneladas.  Hay uno que da un poco menos de 100 y otro que da tanto como 140 toneladas.  El tercero ya lo pusieron en producción en estos días, se está tratando de vencer algunas dificultades y esperan que produzca unas 40 ó 50 toneladas el otro pozo.  Ahí lo llaman Guanabo 1, Guanabo 2, Guanabo 3, Guanabo 4.  Pero el pozo grande fue el 2.  A partir de ahí había que empezar la cuenta.  El 1 de mucho petróleo, el 2 de mucho petróleo y el 3 de mucho petróleo.  Por ahí están las máquinas concentradas abriendo pozos en otros lugares del país, y ya en una zona van a empezar a perforar hasta 5 000 metros.  Ese petróleo de Guanabo está como a 700 u 800 metros.  ¡Y están apareciendo unos pozos tremendos!  Tres pozos de 100, prácticamente producen todo el combustible que necesita la fábrica de cemento de Nuevitas.  Creo que les sirve como punto de comparación.  Dos pozos como el Guanabo 3 —si empleamos la nomenclatura vieja— producirían todo el combustible que necesita la fábrica de cemento de Nuevitas.  Y unos cuatro pozos como ese, el que necesita las dos unidades de la termoeléctrica; 12 pozos como ese —pero ya eso es mucho— el que necesitaría la termoeléctrica de Nuevitas completa, con las seis unidades.  Serían casi 2 000 toneladas de combustible diario. 

Raras veces aparecen por ahí pozos como ese.  En otros lugares los hay de 30, 35; pero, en general, las perspectivas se presentan muy buenas. 

¿Cuál ha sido el primer esfuerzo de la Revolución tan pronto vimos la necesidad de buscar el petróleo, a la vez que la posibilidad?  Darnos a la tarea de buscar los equipos de perforación.  Y ya en ese sentido hemos adelantado algo. 

No resulta fácil obtener los equipos de perforación, porque los imperialistas se encargan de moverse por todo el mundo cuando vamos a comprar una pieza para una refinería, un tornillo para una perforadora de cualquier equipo de abrir pozos de petróleo.  Los imperialistas no descansan nunca en la persecución, en el hostigamiento, en la búsqueda de cualquier gestión que nosotros hagamos para comprar un tornillo para petróleo.  A veces pasamos mucho trabajo para el mantenimiento de las refinerías, ¡pero mucho trabajo!

Lógicamente, los imperialistas, lo que menos pudieran desear en este mundo, es que nosotros encontremos un equipo para perforar petróleo.  Pero aparentemente hemos encontrado ya algunos equipos. 

Los cables trajeron hoy la noticia de una negociación sobre cooperación en cuestiones de minería entre la República Socialista de Rumania y Cuba.  Hablaba de un acuerdo.  Rumania es de los países socialistas el que está dotado de una industria productora de equipos de perforación de petróleo, es decir, de una de las industrias más modernas.  No es el único, pero es uno de los países que produce equipos de petróleo de mejor calidad.  Y hemos concertado un acuerdo para el abastecimiento a Cuba de equipos de perforación de petróleo. 

Realmente, la República Socialista de Rumania nos concedió un crédito en condiciones muy favorables para nuestro país.  ¡Un crédito de 30 millones de pesos en equipos de perforación de pozos petroleros!  (APLAUSOS), que comenzarán ya a llegar a nuestro país este año, de ahora a 1970.  Si mal no recuerdo, adquiriremos una cantidad de equipos equivalentes tres veces a lo que tenemos ahora.  Y eso es para empezar, tenemos que buscar todavía más equipos.  Aquí hay que disponer de cuantos equipos de perforación sea necesario.  Pero ya esto es un considerable avance:  contar hoy día con la seguridad de 30 millones en equipos, mediante un crédito concedido realmente en condiciones muy favorables a nuestro país, porque calculen ustedes todos los gastos que un país en desarrollo tiene que hacer.  La República de Rumania concedió ese crédito para pagar en ocho años, empezando a pagar un año después de recibido cada equipo.  ¡Ocho años para pagar!  El 30% se pagará en azúcar, y en el pago se incluyen 10 000 toneladas de café en el período, 22 000 toneladas de cítricos, 250 000 toneladas de miel y 2 000 toneladas de níquel.  Se nos concedió la facilidad para pagar ese crédito en ocho años y con estos productos.  Yo les leí las cantidades totales de níquel, de café, de cítricos, de miel, con que se va a pagar ese crédito. 

Es decir, que con un poco de ese café que estamos sembrando por todas partes, con un poco de ese cítrico que estamos sembrando, con un poco de la miel de esa caña que estamos sembrando y del azúcar que produciremos con esa caña, ya vamos a disponer de 30 millones de pesos en equipos para perforación de pozos petroleros (APLAUSOS). 

Es preciso decir que nosotros valoramos altamente este crédito concedido a nuestro país, en un momento en que tanto lo necesita, para adquirir un equipo vital para el desarrollo de nuestra economía. 

Y desde luego, nos proponemos seguir haciendo esfuerzos en este sentido.  Pero aprovechamos la ocasión, el lugar, el público, la ofensiva revolucionaria, para informar a nuestro pueblo acerca de estas cuestiones.  Nosotros creemos que nuestro pueblo empieza a conocer mucho mejor los problemas, empieza a informarse mejor.  Desde luego, es que todos empezamos a comprender mejor los problemas y a ver todos estos problemas con más claridad.  Cada día se hacen más claros el camino, los métodos y las posibilidades. 

Y ese hecho de que nuestro pueblo esté mejor informado será decisivo en el encauzamiento del esfuerzo, decisivo en el éxito del esfuerzo revolucionario. 

Eramos demasiado ignorantes todos.  Además, prácticamente no podía ser de otra forma.  Y hoy todos, todos absolutamente, cada día vamos aprendiendo muchas cosas y vamos viendo con mucha más claridad cada cosa, comprendiendo la causa de los problemas, la esencia de los problemas, qué puntos tenemos débiles, qué puntos tenemos fuertes. 

Y desde luego, hay un hecho incuestionable:  lo primero que tenía que ponerse a hacer este pueblo —y se puso a hacerlo— era aprender.  Porque una economía moderna, una sociedad que aspire a satisfacer las necesidades de todos los miembros de esa sociedad, tiene que trabajar con el auxilio de la técnica, de la técnica más avanzada, o de lo contrario no resolverá esas necesidades, vivirá siempre en medio de la pobreza, la miseria, y del egoísmo que la miseria y la pobreza y la escasez engendran. 

Los problemas actuales ni siquiera existirán muy pronto; quedarán atrás las etapas esas de la escasez, de la miseria.  Porque no heredamos un país desarrollado y rico.  ¿Cuántos embalses, cuántas carreteras, cuántas fábricas de cemento, cuántas termoeléctricas, cuántos pozos abiertos, cuantos campos drenados?  ¿Cuántos técnicos, cuántas decenas de miles de ingenieros?  Unos pocos, amaestrados una buena parte —con sus honrosas excepciones—, que se largaron detrás de sus amos. 

Todo hemos tenido que hacerlo, y todavía nos falta mucho.  Todavía vamos a los campos y vemos hombres con 2do y 3er grados al frente de una granja de algo, haciendo el mejor esfuerzo, pero sin que siquiera se le pueda pedir mucho más. 

Sin  embargo, decenas de miles de jóvenes llevan años ya preparándose para realizar esas tareas.  Y si hoy es difícil encontrar un hombre con sexto grado en una lechería, no pasarán muchos años sin que podamos tener un ingeniero agrónomo en cada lechería.  Y entonces las tareas serán mucho mas fáciles (APLAUSOS). 

Sin embargo, progresamos y progresamos, día a día, conscientes de nuestras necesidades grandes, pero tranquilos en la seguridad de que avanzamos hacia su solución rápida. 

No teníamos tampoco un solo inseminador y ya tenemos 3 000, y este año se graduarán otros 1 000 más.  Y ya el efecto de eso, los frutos de eso, se empezarán a percibir.  Veterinarios, técnicos veterinarios...  En todos los campos, en todos los frentes, podemos palpar la imperiosa necesidad de técnicos, de maestros, de profesores. 

Ya son decenas de miles los que pasan a la secundaria y a la preuniversitaria y a los tecnológicos, pero cada 20 ó 30 jóvenes necesitan un profesor, y un profesor no es cualquier cosa.  Tendremos que acudir a la televisión para la educación en masa y la mejor estación de televisión dedicarla a la enseñanza, porque tenemos que multiplicar un profesor por 1 000; porque de lo contrario la inmensa masa de estudiantes que entra en esos centros es incomparablemente superior al número de profesores de que disponía el país y los que podía graduar en estos años.  Hay que buscar los medios de divulgación en masa para aplicarlos a la enseñanza como única fórmula de que un país pueda hacer en unos pocos años el trabajo de siglos, ganar la batalla de los siglos en unos pocos años, para salir de la ignorancia, del subdesarrollo, que quiere decir precisamente todo eso:  falta de industrias básicas, de técnica, de conocimientos, de todo. 

¿Cuántas veces nos hemos detenido; acaso, a pensar en eso? 

¡La política, los políticos!  ¿Alguno de ellos se refirió jamás a ninguno de esos problemas?  Con sus consignas demagógicas:  ¡agua, escuelas, caminos!  Y no hacían caminos, ni daban agua, ni hacían escuelas ni hacían nada, ¿cómo se iban a ocupar de esos problemas?  ¡Ni trillos, ni siquiera trillos! 

El día que se inauguró la brigada gigante calculábamos cuántos millones de metros cúbicos estaban embalsados aquí.  Creo que era la represa de Charco Mono —y ese es un charco, no una represa.  Una represita.  La represa del Mate da como veinte veces el agua que daba Charco Mono.  Charco Mono, San Juan, y la del Hanabanilla ni siquiera la habían terminado. 

Y este país en el año 1973 calcula disponer de 15 000 millones de metros cúbicos de agua; 15 000 millones como mínimo, cifra conservadora.  Pero si en todo el país se hace lo de Isla de Pinos...  Isla de Pinos tendrá cerca de unos 300 millones de metros cúbicos de agua disponible. 

Claro que no todas las regiones tienen la misma proporción de montañas y llanos y cuencas, pero 15 000 millones es el mínimo; posiblemente sean de 15 000 a 20 000 millones de metros cúbicos de agua, para irrigar algo más de 300 000 caballerías de tierra. 

La tragedia de la sequía y el espera que llueva para que siembres y para fertilizar y el problema que se presenta en un país donde hay meses enteros sin que caiga una gota y luego torrenciales aguaceros, un país que tiene que contemplar casi un semestre —como pasó en Oriente— sin lluvia, para después ver que en tres días —como en el “Flora”— caen casi dos metros de agua, es uno de los problemas tremendos del trópico. 

Nosotros hablábamos de las dificultades que para el desarrollo industrial tenían los países subdesarrollados.  Pero es que esos países subdesarrollados están todos en áreas tropicales.  ¡Es mucha casualidad!  Pero es que las zonas templadas del mundo son zonas en que la naturaleza se presta mucho más dócil para el desarrollo agrícola:  cae la nieve, muchas veces ya está la semilla sembrada antes de caer la nieve, con la humedad de la nieve que se derrite empieza a crecer; menos plagas, menos maleza; no padecen ciclones, no tienen esas grandes sequías después seguidas prácticamente de diluvios. 

¡Ah!  Sin embargo, cuando en el trópico se lleguen a dominar esos factores, entonces se produce en una hectárea lo que no pueden producir tres hectáreas en Europa:  porque tenemos sol todo el año.  Pero hay que dominar la falta de agua con los embalses y la explotación de las cuencas subterráneas; hay que dominar el exceso de agua con los drenajes, controlar las aguas con los sistemas hidráulicos; dominar con las máquinas las malezas, con los yerbicidas las plagas, con las cortinas rompevientos en lo posible los ciclones —cortinas que pueden prestar protección, por ejemplo, a plantaciones. 

De manera que cuando un país situado en clima tropical —y nosotros vamos a ser sin duda el primero— logra dominar esos elementos de la naturaleza, está en condiciones de producir tres veces más por hectárea que cualquiera de los países desarrollados del mundo.  Y esa batalla es la que estamos librando ahora, y esa batalla es la que estamos ganando.  Y con los métodos que estamos aplicando —las máquinas organizadas en brigadas, tripuladas por hombres disciplinados mandados por cuadros competentes, y con máquinas bien mantenidas que trabajen las 20 horas— es como ganaremos esa batalla. 

Pero nosotros nos preguntamos cómo va a ganar esa batalla el resto del mundo subdesarrollado, cómo van a resolver esos problemas en América Latina y en otras partes del mundo. 

En Sagua nosotros hablábamos de cómo la contradicción entre la propiedad privada y el trabajo creaba conflictos sociales, cómo en ninguno de esos países nadie se podía parar delante de las masas y explicarles que había que trabajar para el desarrollo del país y que no era la época de consumir, sino de crear, de establecer las bases, puesto que lo que se había heredado era pobreza, una población que crecía bárbaramente, y ningún desarrollo económico, porque los obreros decían con toda razón:  “No, no estamos dispuestos a hacer sacrificios.  ¿Para quién?  ¿Para que unos pocos ricos sean más ricos?”

Cuando en una sociedad capitalista se imponen restricciones, las restricciones llegan a las masas de los que tienen mínimos ingresos, donde un centavo que se le quite es un centavo prácticamente para la alimentación; cuando un burgués tiene 10 000 ó 20 000 pesos mensuales de ingreso, si le quitan 1 000, 2 000, le quedan 18 000; no se lo quitan de la comida:  le quitarán un poco de frascos de perfume más, un poco de los varios automóviles más que va a consumir, y el burgués en vez de 50 trajes se comprará 47 y en vez de siete automóviles se compra seis.  Pero cuando a un obrero le quitan un peso, le quitan un peso del alimento suyo y de su familia. 

Y claro, a todo ese mundo le pasa lo que nos pasaba a nosotros:  tenía necesidad de emprender una inmensa cruzada por el desarrollo.  ¿Cómo la iban a emprender?  Los oligarcas y los burgueses les piden sacrificios y ellos no están dispuestos a hacerlos. 

Puse de ejemplo el caso de Chile, no mencioné a nadie, mencioné el país.  Eso fue causa de que algún periódico “oficial” se sintiera muy ofendido y dijera que Cuba, Castro, estaba metiéndose en los problemas de Chile:  y no dejó incluso de hacer la venenosa insinuación de que las huelgas que hay ahí eran algo así como culpa de Cuba.  ¡Vaya manera de responder a un razonamiento!  ¡Vaya manera de responder a un argumento irrebatible de que las contradicciones que se presentan en los países capitalistas, la resistencia de los obreros, es lógica!  Las masas no quieren hacer sacrificios para que una minoría se haga más rica.

Y es por eso que ningún país subdesarrollado actualmente podrá resolver por la vía capitalista el problema del desarrollo.  Eso es matemático.  Si ustedes toman estos datos, si toman lo que cuesta una fábrica moderna, si ustedes analizan cuánto aumenta por año la población, cuánto aumenta la riqueza, ustedes verán cómo esos países estarán cada año más pobres, cómo los precios a que venden sus productos son más bajos en el mundo desarrollado, y cómo las máquinas que le vende el mundo desarrollado son cada vez más caras.  Sacan la cuenta —y no hay que emplear ningún otro argumento, no hay ni siquiera que filosofar acerca de la historia ni nada de eso:  sumar y restar, multiplicar un poco y dividir— y se demuestra que este mundo no tiene solución. 

La América Latina dentro de 32 años tendrá 600 millones de habitantes, tendrá casi dos veces la población de Estados Unidos.  ¿Cuál es el interés de Estados Unidos?  Mantener esa inmensa e importante parte del mundo dividida en 1 000 fracciones, gobernadas por oligarcas que pongan en manos de los monopolios yankis el petróleo, el cobre, el hierro y la riqueza de esos países.  Y lo primero que necesitan esos países es una revolución agraria, ¡y no solo una revolución agraria:  lo que viene detrás!  Porque Reforma Agraria hicimos nosotros en el año 1959.  ¿Y qué?  Eso era para empezar.  Hacer una ley no significa hacer embalse para 15 000 metros cúbicos de agua, hacer una ley no significa desmontar todas las tierras, hacer una ley no significa disponer de miles de inseminadores al otro día o de miles de ingenieros.  ¡Una ley y detrás lo más importante, y por último:  las máquinas por miles, la disciplina, la técnica, cuadros, lo que viene detrás! 

Casi 10 años hemos estado creando las condiciones de este salto.  Claro, en los próximos cuatro o cinco años entonces veremos cómo crece como la espuma la agricultura de este país.  ¡Pero nosotros podemos tener la satisfacción de asegurar que daremos el más grande salto que se conozca en la historia del mundo en materia de desarrollo agrícola!  (APLAUSOS)  Esa tranquilidad y esa satisfacción la tenemos.  ¡Daremos el más grande salto en desarrollo agrícola que conozca la historia del mundo! 

Entonces vendrán después las exclamaciones, las expresiones acerca de los “milagros”, y después querrán saber cómo lo hicimos.  Nos alegramos.  Después verán a la gente maravillarse, y quién sabe cuánto inventarán, dirán que se estableció el trabajo esclavo, etcétera, etcétera, etcétera. 

Después vendrán los sustos también.  Porque este país se convierte en potencia en casi todos los renglones agrícolas tropicales.  Y ahora mismo se está discutiendo en Ginebra el convenio azucarero, y sin Cuba no hay convenio (APLAUSOS).  ¡Y Cuba está allí!  Ya empezaron los acuerdos, pero ya nuestra delegación dijo que íbamos a producir 10 millones para que no se asustaran.  Si lo creen o no, nos tiene sin cuidado.  Pero los que vivimos en este país sabemos cuánta tierra hay preparada en este momento, y, como nunca, tierra preparada y trabajo realizado.  Y si hace algunos meses había algunos que dudaban de los 10 millones, ya son pocos.  Y no es cuestión de ocho y pico, ni nueve, ¡diez por lo menos, sin una tonelada menos, sin una menos!, con sequía o sin sequía (APLAUSOS PROLONGADOS).  Si no hay sequía, entonces, bueno:  ¡no se sabe!  Estamos calculando con una sequía; la sequía nos ha enseñado bastante.  Casi nos duele el cuello de estar mirando cuándo llueve (RISAS)  y buscando en los mapas dónde llovió, que ya le pusieron el triangulito y ahora no hay ni cuadrado, ni redondo, ni nada (RISAS).  Pero bueno:  a no ser que deje ya de llover definitivamente, que será el fin ya del mundo; pero bueno:  está próximo a empezar a llover, y lo que caiga, lo que vaya cayendo cada vez menos irá a parar al mar, lo iremos capturando por todas partes.  Y ya tenemos bastante agua, de esta misma lluvia, de una parte, más las cuencas subterráneas que están por explotar. 

Decíamos de las dificultades a vencer y de la pregunta que nos hacíamos:  ¿cómo pueden los pueblos subdesarrollados —esto que conocemos por nuestra propia experiencia— de América Latina resolver esos problemas?  ¿Cómo van a alimentar 600 millones de seres humanos dentro de tres décadas —en que la inmensa mayoría, del 35% al 40% tendrá menos de 15 años de edad, y por lo tanto no participará en la producción— sin un inmenso esfuerzo desde ahora mismo?  Y lógicamente, los seres humanos no se van a morir de hambre, porque antes de morir de hambre se mueren peleando.  Es ilógico suponer que esas masas estén resignadas a morirse de hambre.  Y como los muchachos van a nacer de todas maneras, porque yo no creo que le hagan mucho caso a Johnson y comparsa cuando habla del control de la natalidad y la planificación familiar.  ¡Es ridículo!  ¡Cualquiera que conozca nuestros campos y conozca a nuestros campesinos, qué clase de cuento les van a hacer a nuestros campesinos con esas cosas!  (RISAS)  ¡Hombre, van a mandar a los planificadores para el diablo!  Bueno:  eso nunca se ha planificado.  Poblaciones con 80% de analfabetos, 70%, y no van a permitir que les hagan lo de la India:  millones de personas esterilizadas. ¡No se puede concebir nada más inhumano! 

Y la población se va a multiplicar.  Y la revolución es resultado inevitable, un cálculo matemático elemental.  Ahora, ese es uno de los problemas más grandes del mundo y uno de los problemas más grandes de este continente en las próximas décadas, y antes, porque antes va a empezar la gente a sentir ya una miseria insoportable.  No tiene solución.  Los que viven, viven ya en los valles que están ocupados. 

Cuando la Revolución, llegamos en la época en que ya los campesinos estaban llegando al Turquino.  Veinte años antes nadie se había metido o 30 años, en la Sierra Maestra. 

¡Y ya estaban llegando al Turquino!  Si pasan algunos años más, ¿dónde llegan?  ¡A la Fosa de Barttle!  (RISAS)  y todos los que han estado en las montañas saben cómo cultivaban las tumbas, las “pelúas”, cómo se destruía la leña, cómo se erosionaba la tierra, y que eso se acababa. 

La población seguía creciendo, no crecía la economía; los campesinos ya estaban en los picos de las lomas en el preciso momento en que se inicia la guerra de guerrillas en nuestras montañas.  Eso no tenía solución.  Un poco más y una situación insostenible.  Ya era el doble de la población y el mismo número de centrales azucareros; prácticamente la misma economía que 25 años atrás. 

Los que viven, viven en los valles.  Para penetrar en este continente, en las selvas, dominar los enormes ríos, se necesita un ingente trabajo.  Pero para hacer ese trabajo hace falta una revolución, y no solo una revolución:  una revolución que se consolide, que desarrolle un nivel de cultura rápido, de organización, de todo.  Y no se puede perder un minuto.  ¡Y todos estos años perdidos conducen cada vez más a ese callejón sin salida que no tiene otra salida que la revolución! 

No se puede salir del subdesarrollo en las condiciones del capitalismo, con la contradicción entre una minoría de burgueses y de oligarcas y el pueblo, con un régimen de propiedad feudal de la tierra. 

Nosotros tuvimos primero que resolver los latifundios y después los minifundios.  Hemos tenido que desarrollar los nuevos planes en cooperación con los campesinos, buscar una solución social adecuada para acercar la caña a los centrales, para sembrar en cada sitio lo que debemos sembrar, para poder utilizar las grandes máquinas, para elevar la productividad. 

Y en este continente está por resolver el problema de la propiedad latifundiaria de la tierra.  El único país que ha avanzado de manera consistente, que hizo una revolución antifeudal, fue México, el único donde tuvo lugar una revolución antifeudal, una reforma agraria y ha podido alcanzar niveles de desarrollo superiores a los otros países. 

¿Qué solución tiene?  ¡Ninguna!  ¿Cuál es la solución de los imperialistas?  El control de la natalidad, la esterilización, el apoderamiento del petróleo, del hierro, del estaño, del cobre, de todos los recursos naturales, el intercambio desigual —comprar cada vez más barato y vender cada vez más caro.

¿Qué solución tienen los oligarcas y los burgueses?  ¡Ninguna!  Claro que alguna gente pensante comienza a darse cuenta de eso, incluso algunos comienzan a darse cuenta de las estupideces que hicieron contra Cuba y a sentir algunos remordimientos de conciencia de cómo apoyaron todos los bandidajes yankis, cómo le hicieron coro a los yankis, cómo los apoyaron incluso mientras estaban aquí sus aviones bombardeando, sus barcos de guerra apoyando a los mercenarios.  Y hemos visto una de las épocas más bochornosas, más vergonzosas de la historia de este continente.  Y hay algunos que dicen que es una estupidez lo que hicieron. 

Desde luego, hay otros, como un lacayo amaestrado que tienen allí en Washington, un señor llamado Rodomiro, Rodomiro...  —¿cómo se llama?—, es el embajador de Chile en Estados Unidos.  Un papagayo amaestrado (RISAS)  que los yankis han estado preparando para presidente, candidato a presidente de Chile, junto con una maniobrita para ver cómo obtienen el apoyo del Partido Comunista de Chile, un candidato proyanki Demócrata Cristiano. 

¡De estos temas casi no se puede hablar!  Si se habla, inmediatamente sale la escandalera a decir:  “Cuba en los asuntos internos de otros países.”  Pero a este señor, a este señor le preguntaron unos periodistas y dijo:  “No, las medidas contra Cuba y el bloqueo contra Cuba están muy bien.” 

Es evidente que estos lacayos del imperialismo se sienten muy bien, han sido cómplices de todas las fechorías contra Cuba, todos los crímenes. ¡Sobre la conciencia de esos señores pesa no solo el bloqueo económico, sino la sangre derramada por nuestro pueblo!  ¡Ah, pero eso no importa!  Son tratados como personas decentes, casi como progresistas; burgueses y oligarcas reaccionarios se han visto incluso mimados y colmados de atenciones por gobiernos que se llaman revolucionarios. 

Y no nos extendamos.  Dejemos cada cosa a su tiempo y que la historia se escriba.  Pero es lógico que el señor Rodomiro Tomic —que es como creo que se llama—, embajador de Chile en Washington, aspirante a la presidencia de Chile, y si es posible con el apoyo del Partido Comunista, declare que el bloqueo contra Cuba es justo.  Solo le faltó decir que la sangre derramada también fue justa, que los crímenes cometidos fueron justos.  Pero son cosas que ocurren en estos tiempos. 

Mientras tanto, algunos empiezan a recapacitar.  Como les decía, ven que Cuba se convierte en una potencia económica, que el bloqueo se ha estrellado, que el país se desarrolla. 

Yo les ponía un ejemplo de lo de Ginebra.  No había terminado de exponer aquella idea.  Ahora, si había convenio dependía de Cuba, ¡pero si no se aceptan las condiciones de Cuba no habrá convenio, no habrá convenio azucarero!  Los imperialistas nos quitaron la cuota azucarera, la repartieron entre otros muchos productores, no fueron pocos los que se beneficiaron con los despojos de nuestra cuota.  ¡Ah!, nuestro pueblo es ya capaz de producir, elevar los rendimientos por hectárea, mecanizar la caña.  ¡Y si los precios están bajos sabemos resistir esos precios bajos!  Otros no los pueden soportar.  Ahora no podrán encontrar a Cuba en una actitud benevolente.  ¡Si no se aceptan las condiciones de Cuba, no habrá convenio azucarero!  (APLAUSOS)  ¡Y que compitan con nosotros si quieren, y si pueden! 

Y eso mismo que decimos del azúcar lo podremos decir con respecto a todos los demás cultivos tropicales.  Y algo más:  no pasarán 10 años y nuestra capacidad de producción y exportación de carne superará la de algunos países productores de carne como el de Uruguay (APLAUSOS), con todo el derecho a llevar nuestro desarrollo impetuoso y a abrirnos paso en medio de un bloqueo; un bloqueo que hemos tenido que soportar solos, y un bloqueo que se hizo con la complicidad de muchos de esos gobiernos, que no dudo que han de estar temblando ante las cosas que se están haciendo hoy en este país.  Y empezarán a ver la estupidez de los bloqueos y de las agresiones. 

Algunos han dicho —como una merced— que sería bueno ver si aquí se implanta una especie de titoísmo tropical.  ¡Qué cosas más absurdas, qué cosas más ridículas creer en las posibilidades que esta Revolución retroceda hacia posiciones de derecha, a titoísmo o cosa por el estilo!  ¡Y lo que van a tener es comunismo y más comunismo; y verdadero comunismo!  (APLAUSOS) 

Si los yankis sueñan con ver una especie de titoísmo tropical, lo que van a tener oportunidad de ver es un verdadero comunismo tropical (APLAUSOS). 

Porque avanzamos resueltamente a esas metas acompañadas con los hechos y con la conciencia.  Y nuestros trabajadores, nuestro pueblo, nuestros militantes, nuestros oficiales, con simple calcular comprenderán qué será de este país con 10 millones de toneladas de azúcar, con los incrementos de la producción de alimentos de todo tipo, de cítricos, de café, de leche, de viandas; cómo con una pequeña parte de esos cultivos podremos satisfacer al máximo las necesidades de este país.  Y podrán comprender cómo nuestro país puede marchar en un futuro no muy lejano hacia formas de distribución comunista, por este camino, con este espíritu, con estos métodos. 

Y lo lograremos igual que hemos podido vencer el bloqueo.  Lo lograremos igual que pudimos vencer en las montañas el ejército de        50 000 hombres de Batista cuando nosotros al principio no éramos más que una media docena de hombres (APLAUSOS).  Y lo lograremos igual que aprendimos a manejar los cañones en cuestión de días, y aplastamos a los mercenarios.  Lo lograremos igual que hemos podido resistir a 90 millas de Estados Unidos el bloqueo y las agresiones del imperialismo.  ¡Tareas más difíciles prácticamente ha hecho este pueblo ya!  Creando condiciones para el mañana, creando condiciones para lo que está haciendo hoy. 

Si sueñan con titoísmos tropicales, son ridículos.  Igualmente ridículos son cuando hablan de posible regreso de Cuba a la OEA.  OEA, ¿para qué?  (APLAUSOS)  ¡Qué subestimación de este pueblo tan increíble!  Creer que los que salieron de ese antro de lacayos, de ese organismo —vergüenza histórica de este continente— con que los oligarcas y traidores entregaron a los pueblos atados de pies y manos a la voracidad del imperialismo, que se pueda hablar siquiera de que Cuba regrese alguna vez a esa indecencia desprestigiada que es la OEA. 

Si nosotros ingresamos alguna vez en un organismo regional, será en un organismo regional de países revolucionarios de América Latina (APLAUSOS).  Y no hay otra salida histórica ni hay otro camino. 

En estos últimos tiempos acontecimientos notables han estado ocurriendo, pero entre esos acontecimientos uno de ellos es la forma en que crece la protesta y la rebelión en el propio seno de Estados Unidos.  El país superdesarrollado, el país que posee la industria más avanzada, más riquezas, envuelto en conflictos sociales y en crisis financieras; su política guerrerista y aventurera lo ha llevado a la crisis del dólar, puesto que el oro con que respaldaban ese dólar lo han ido perdiendo.  ¿Y en qué lo perdieron?  En aventuras, en crímenes, como el oro que gastaron con los mercenarios que invadieron este país, como el oro que gastaron para derramar sangre nuestro pueblo.  Y todo ese oro que botaron ha llevado prácticamente a la crisis al dólar americano, no obstante su poderosa y desarrollada industria. 

En el orden interno hace crisis la sociedad de la explotación y del racismo.  Y los hechos se han unido.  Y dos hechos:  la guerra criminal contra Viet Nam y la insoportable discriminación racial, han contribuido a ir abriendo los ojos a amplios sectores en Estados Unidos, haciendo conciencia en el propio seno de Estados Unidos.  Y el movimiento negro ha adquirido una impresionante combatividad, de la misma manera que la guerra de Viet Nam ha ido generando entre jóvenes estudiantes e intelectuales norteamericanos una conciencia de los crímenes y del anacronismo que representa en el mundo de hoy el imperialismo yanki. 

Desde el punto de vista del movimiento negro, uno de los hechos que revela la estupidez imperialista, la ceguera imperialista y la imposibilidad de soluciones dentro de ese sistema, fue el asesinato de Luther King. 

Luther King defendía posiciones pacifistas, era partidario de la lucha no violenta por los derechos civiles; fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz.  Y los propios imperialistas utilizaban las prédicas sobre la no violencia para contrarrestar la influencia de los sectores más combativos del movimiento negro, los partidarios de responder a la violencia con la violencia.  Y en uno de los más incalificables actos de estupidez, los racistas asesinaron al apóstol de la no violencia en el movimiento negro.  Un hecho más que nada tenía de extraordinario.  Semejantes tipos de crímenes son corrientes en una sociedad desquiciada por el sistema social. 

Y lógicamente, ese golpe artero, ese crimen repugnante, no ha venido sino a confirmar la incapacidad del sistema americano para resolver los problemas de la sociedad americana. 

A propósito de este crimen, en el día de hoy un cable hablaba de que un periódico americano decía:  ”El asesino de Luther King posiblemente haya escapado a México o a Cuba.”  ¡Nada más ridículo!  Si a ese sujeto se le ocurre la estupidez de desembarcar en Cuba, ¡inmediatamente lo pondríamos a disposición del movimiento negro de Estados Unidos para que revolucionariamente lo juzgara y le aplicara la pena pertinente!  (APLAUSOS)  No lo devolveríamos, desde luego, a los tribunales yankis; los tribunales yankis serían sensibles a las presiones de los racistas. 

Si semejante sujeto desembarca aquí, esa sería la actitud del Gobierno Revolucionario, y estamos seguros de que los dirigentes del movimiento negro sabrían hacerle justicia revolucionaria. 

Pero los asesinos de Luther King no tienen que escapar a ninguna parte, porque tienen allí sus protectores en los poderosos e influyentes personajes imperialistas.  ¡Que lo busquen en las casas de sus protectores!  Y es una vergüenza, un crimen tan escandaloso, que todavía no hayan sido capaces ni siquiera de presentar al criminal. 

Nuestro pueblo ve con profunda simpatía la lucha heroica de los negros de Estados Unidos, porque ciertamente dentro de Estados Unidos el movimiento de los negros se manifiesta con tal vigor y con tal fuerza, que algunos voceros y algunos periodistas han dicho que en ocasiones Chicago y otras ciudades se han parecido al Vietcong.  y hay que decir que en condiciones difíciles los negros norteamericanos libran una batalla heroica por sus derechos y que cuentan con las simpatías de todo el movimiento revolucionario del mundo y también, por supuesto y muy especialmente, el de Cuba (APLAUSOS). 

Otro hecho notable de estos tiempos es la crisis de la política imperialista en Viet Nam y la crisis de su principal promotor, el presidente imperialista Lyndon Johnson.  A tal extremo decrecía su popularidad y a tal extremo crecía la oposición a la política imperialista en el seno de Estados Unidos, que víspera de unas elecciones en que un candidato en el seno de su propio Partido lo aventajaba notablemente, adopta la decisión de no aspirar a la presidencia y a suspender parcialmente los bombardeos en Viet Nam del Norte.  Es evidente que esa decisión fue el resultado de las tremendas derrotas recibidas en manos del pueblo vietnamita. 

Así, la lucha en Viet Nam entró en una fase nueva.  Los imperialistas maniobran, tratan de hacer lo menos dolorosa su derrota, tratan de limitar la victoria de los vietnamitas.  Y en este momento, al parecer, existen posibilidades de que se abran negociaciones. 

Es necesario que nosotros expongamos la posición de nuestro Partido frente a estos hechos. 

Nosotros vemos en el pueblo de Viet Nam el más extraordinario ejemplo de heroísmo; nosotros vemos en el Partido Comunista de Viet Nam del Norte, y en el Frente de Liberación de Viet Nam del Sur, los más extraordinarios ejemplos de organizaciones revolucionarias y capaces.  Es indiscutible que los imperialistas maniobran; es indiscutible que los imperialistas, derrotados en Viet Nam, tratan de escapar a su suerte.  Sin embargo, nosotros debemos expresar nuestra plena y absoluta confianza en el Gobierno y en el Partido de Viet Nam del Norte y en el Frente de Liberación de Viet Nam del Sur (APLAUSOS).  Ningún pueblo ha dado tan alto ejemplo de heroísmo, ningún pueblo ha dado tantas muestras de capacidad para la guerra, ningún pueblo ha dado tantas muestras de capacidad en la política.

Los vietnamitas deben saber muy bien qué es lo que tienen que hacer; sin duda de ninguna clase, qué hacer.  Y por eso, nosotros queremos expresar nuestra confianza en el Gobierno y en el Partido de Viet Nam.  Y que los vietnamitas, que no se dejaron vencer en la guerra, tampoco se dejarán vencer por las maniobras diplomáticas del imperialismo, y que serán tan capaces luchando frente a esas maniobras como fueron capaces luchando en la guerra. 

El pueblo de Viet Nam ha puesto la sangre de cientos de miles de sus mejores hijos en heroísmo incomparable; el pueblo de Viet Nam ha propinado una de las más grandes derrotas al imperialismo; el pueblo de Viet Nam ha servido a la causa de la humanidad.  Justo es que el pueblo de Viet Nam y el Gobierno de Viet Nam y el Partido de Viet Nam y el Frente de Liberación de Viet Nam cuenten con nuestra confianza y cuenten con nuestro respaldo.  Y que nosotros desde aquí les digamos que tenemos absoluta confianza en su política, en su estrategia y en sus decisiones, y que el pueblo de Viet Nam, al igual que el pueblo heroico de Corea, su Partido y su Gobierno, siempre podrán contar con la confianza y el apoyo del Partido y del pueblo cubanos (APLAUSOS). 

Los tiempos se caracterizan por hechos trascendentales que están educando a la humanidad, que están enseñándonos muchas cosas.  En ese marco tiene lugar este VII aniversario:  en el marco de un pueblo en plena efervescencia revolucionaria, en plena ofensiva, en pleno avance. 

Este día de hoy ha sido para nosotros profundamente emocionante.  A lo largo de la carretera, cada 500 metros durante muchos kilómetros, los rostros de los héroes que cayeron.  El acto de hoy trayendo a nuestro recuerdo los hechos de aquel día, aquellos momentos de tremenda tensión, de concentrado odio hacia el enemigo; aquellos momentos de dramática lucha, de incesante avance desde el primer día, desde que pusieron un pie en nuestro sagrado suelo; el ataque incesante de los hombres que no les dieron un minuto de tregua, que los aplastaron antes de que tuvieran tiempo siquiera de comunicar que estaban aplastados, sin dejarles tiempo para nada, avanzando, y avanzando y avanzando, porque aquella batalla duró casi 70 horas, en que los fusiles y los cañones no dejaron de disparar un instante. 

Recordábamos nuestra escasísima fuerza aérea, tripulada por un puñado de valerosos pilotos que hundieron prácticamente en cuestión de horas la escuadra de transporte enemiga; los hombres con los tanques y los cañones y las antiaéreas, que apenas habían acabado de aprender a manejar; los avances de nuestras columnas en los distintos frentes:  desde Playa Larga hacia Girón, por Yaguaramas, por San Blas, y el avance final de un grupo de tanques en fila a toda velocidad hacia la costa, porque los aviones habían detectado lanchas que se movían, y se supuso que trataban de reembarcarse y fue necesario acelerar el ataque y enviar a los tanques con la orden de no parar hasta llegar al mar, orden que cumplieron estrictamente, terminando de liquidar el cobarde ataque contra un pueblo al que subestimaron y creyeron fácil presa de sus canalladas. 

Hace siete años.  Pero los hombres que dieron sus vidas no serán jamás olvidados, y en el corazón de nuestro pueblo ocuparán cada vez un sitial más alto.  Y por eso, cuando sus nombres eran aquí leídos y cuando los compañeros oficiales decían todos “presente”, nada podía ser más expresivo del sentimiento de los compañeros, de los que dieron su vida ese día:  ¡la idea de que no podían morir, de que no han muerto, de que no morirán jamás!  Ellos, los que cayeron aquí, como los que cayeron junto al heroico Comandante Ernesto Guevara (APLAUSOS PROLONGADOS), escribiendo páginas inmortales de heroísmo, y los que han caído combatiendo junto a los movimientos revolucionarios en otros continentes, siguiendo la mejor tradición de la historia de este país y de esta Revolución, culminando la obra de los que hace 100 años dispararon los primeros tiros por la conquista de la independencia de este país. 

En la noche de hoy los coros nos recordaban la historia de 100 años de lucha por la independencia; lucha que iniciaron Céspedes, Agramonte, Maceo, Máximo Gómez hace 100 años, y que esta generación ha tenido el privilegio de ver culminada.  ¡Privilegiada generación esta de cubanos que puede desplegar a los vientos su bandera enteramente libre, enteramente soberana, con el grado de independencia y de dignidad que jamás alcanzó, libre en el más cabal sentido de la palabra, libertad conquistada con el sacrificio de 100 años, con la sangre de 100 años!  ¡Privilegiada generación esta de cubanos que puede ver los frutos del esfuerzo de esos años en los jóvenes que se desarrollan, en los jóvenes que integran hoy lo más entusiasta y lo más combativo de nuestro pueblo! 

Hace siete años de Girón, hace unos 10 años del 1ro de enero de 1959, unos 12 años del “Granma”, unos 15 años del 26 de Julio, y es imposible que un pueblo haya cambiado más en tan breve tiempo, es imposible que un pueblo se haya transformado más en tan breves años, es imposible que un pueblo haya creado más de lo que ha creado en estos años, sobre todo este espíritu, esta conciencia, esta toma de conciencia de nuestra historia, esta toma de conciencia de nuestro deber en este continente y en este mundo, esta conciencia de la importancia que tiene el esfuerzo de nuestro pueblo hoy, de la página que se escribe.  Y saber que apenas hemos comenzado.  Y que si rápido han transcurrido los hechos en estos años, si rápido ha avanzado nuestro pueblo, de ahora en adelante marchará más rápido todavía, más unido, más consciente, más fuerte. 

¡Cuánto desearon las generaciones pasadas ver esto de hoy, cuánto desearon ver a un pueblo triunfante y marchando hacia adelante, un pueblo revolucionario como este, una juventud como esta, un ejército como este!, cuando después de 100 años de haberse disparado el primer tiro, tenemos la sensación de lo útil que fue, de lo increíblemente útil que fue el sacrificio de todos los que cayeron, desde los que murieron en Girón hasta los que exhalaron sus vidas en los primeros combates del 10 de Octubre de 1868. 

Y esta generación puede albergar el sentimiento de que ha hecho algo, puede albergar el sentimiento de que ha cumplido y que tiene derecho a mirar el porvenir, y que no tiene por qué sonrojarse de ver el pasado.  Porque esta generación, al revés que otras frustradas por unas causas o por otras —fundamentalmente frustradas por el imperialismo, por la intervención yanki, que cortó el proceso revolucionario, que nos impuso la corrupción y el neocolonialismo durante cincuenta años—, generaciones que no pudieron ver el fruto de las luchas de este pueblo, luchas abnegadas y sangrientas; al revés que esas generaciones menos afortunadas que nosotros, nosotros podemos mirar el presente, mirar el pasado y mirar el futuro con más tranquilidad, con más satisfacción y con más optimismo de lo que pudo mirarlos ninguna otra generación anterior. 

Justo es que se diga aquí como dijo el compañero que habló en nombre de los oficiales: 

¡Que vivan todos los que han luchado por la Patria!  (APLAUSOS) 

¡Que vivan todos los que han caído por la Patria!  (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES DE:  “¡Vivan!”) 

¡Y que vivan nuestros heroicos compañeros que aquel día dieron su vida, en aquella histórica batalla, para que nuestro pueblo no haya visto una vez más interrumpido ese proceso, y pueda llegar hasta donde ha llegado hoy y pueda seguir adelante! 

¡Gloria eterna a los caídos en Girón!

¡patria o Muerte!

¡Venceremos! 

(OVACION)