DISCURSO PRONUNCIADO POR EL COMANDANTE FIDEL CASTRO RUZ, PRIMER SECRETARIO DEL COMITE CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA y PRIMER MINISTRO DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO, EN EL CENTRAL “ANTONIO GUITERAS”, PUERTO PADRE, ORIENTE, EN RESUMEN DEL ACTO CENTRAL DE INICIO DE LA ZAFRA DE LOS 10 MILLONES, EL 14 DE JULIO DE 1969.

 

(DEPARTAMENTO DE VERSIONES TAQUIGRAFICAS

DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO)

 

Compañeros trabajadores orientales y de todo el país;

Compañeros macheteros: 

 

Comienza hoy la zafra de los 10 millones.  Para este momento y para esta zafra se ha trabajado arduamente los últimos años en todos los terrenos.  En el sector industrial del azúcar, con la ampliación de nuestras capacidades.  De modo que algunos centrales prácticamente se han hecho nuevos.  Centrales como este, el “Antonio Guiteras”, que llegará a tener   —tan pronto esté listo el último tándem— la capacidad de molida de   1 300 000 arrobas de caña diarias.  Lo mismo ha ocurrido con el central “Urbano Noris”, cuya capacidad era de apenas unas 200 000 arrobas, y ya también cuando estén listos sus tándemes tendrá capacidad igual a la del “Antonio Guiteras”, de 1 300 000 arrobas de caña. 

De modo que las ampliaciones realizadas para elevar nuestra capacidad de molida han equivalido a la construcción de decenas de nuevos centrales. 

En el sector agrícola se ampliaron considerablemente las áreas de caña.  Fue necesario desbrozar decenas de miles de caballerías, construir miles y miles de kilómetros de drenaje, construir presas, abrir pozos, hacer caminos.  Una tarea gigantesca que no era la única tarea de nuestro país en estos años, porque parejamente junto al incremento de la agricultura cañera se ha trabajado en el incremento de otros renglones de la agricultura, como es el arroz, en el incremento de la ganadería, en el incremento de los cafetales y, en fin, en todos los renglones de nuestra agricultura. 

Es por ello este acto de nuestros trabajadores, acto sencillo pero sólido, precedido por las palabras del compañero decimillonario por cuatro veces consecutivas y cortador de caña durante 10 zafras, combatiente de la Revolución, combatiente de la lucha por el desarrollo de nuestro país.  El representó aquí el esfuerzo de nuestros obreros, el esfuerzo duro, el esfuerzo abnegado, el esfuerzo callado de cientos de miles de hombres que han estado en la primera trinchera, que han estado llevando a cabo los trabajos más duros, que han estado creando las condiciones para que nuestro país, una vez liberado de la explotación, se liberara también de la escasez, de la miseria, de la pobreza. 

El mérito de estos años, de estos 10 años transcurridos, consiste esencialmente en que fue necesario comenzar prácticamente de la nada, en que fue necesario hacerlo todo. 

Se pronuncian en breves minutos las ideas expuestas aquí por un trabajador nuestro, las ideas que de manera sencilla contienen la esencia de la Revolución:  qué ha sido, en qué consistió, qué cosas han ido quedando atrás.  El habló de muchas de esas cosas:  habló del desempleo, habló de los hombres obligados a trabajar en cualquier circunstancia para ganar una peseta cuando se podía, para buscar un empleo cuando se podía, sin ninguna perspectiva hacia el futuro, sin ningún porvenir, sin ninguna seguridad para él ni para su familia. 

Habló de que el trabajo hoy se encamina a desarrollar el país, a incrementar la riqueza de todos; que no se trabaja ya para un puñado de explotadores, que no se trabaja ya para centrales que pertenecían a empresas extranjeras. 

En esas sencillas palabras se expresa la esencia de la Revolución.  ¡Pero cuánto ha costado lograr eso, cuánta lucha, cuánto tiempo! 

El mencionó los 100 años de lucha, porque bien puede decirse que para lograr esta oportunidad lucharon los cubanos 100 años, y 100 años en el sentido real de la palabra.  Y 100 años de lucha pueden equivaler a varios cientos de años, porque los años de lucha son los años más duros.  Un año de lucha vale por tres, por cuatro, por cinco, por diez, de cualquier otro tipo de años.  Y no habíamos, ni mucho menos, adquirido la oportunidad cuando engañosamente se nos dijo que éramos un país independiente.  Todos sabemos la mentira que eso encerraba, todos sabemos que el trabajo siguió siendo un trabajo esclavo aun cuando aparentemente las cadenas habían desaparecido.  Se manifestaba ello en las condiciones en que tenía que desempeñarse ese trabajo, en la obligación que tenía el hombre como una cuestión de elemental supervivencia.  No el trabajo de ahora, no el trabajo al que se incorporan cientos de miles de obreros a hacer la tarea que sea necesaria, el trabajo al que se incorporan cientos de miles de voluntarios a hacer la tarea que sea necesaria. 

Aquellas condiciones del pasado que han desaparecido, que han desaparecido sobre todo en cuanto al hecho de que no habíamos sido en ninguna época anterior dueños de nuestras riquezas, dueños de nuestros recursos naturales, de nuestras minas, de nuestras aguas, de nuestras tierras, de nuestras escasas industrias.  No éramos dueños de preparar el porvenir, no éramos dueños de trabajar para mañana, no éramos dueños de la posibilidad de trabajar para el pueblo. 

Y en 100 años esa oportunidad se ha logrado, y esta zafra que emprendemos hoy es una prueba decisiva de lo que el pueblo puede hacer aun en medio de las mayores dificultades. 

y se dice fácil que hoy somos dueños de nuestros centrales y de nuestras minas y de nuestras tierras, de nuestros recursos, se dice fácil, pero cuán difícil era para un país con un porcentaje enorme de personas que no sabían ni escribir su nombre, con un porcentaje casi total de una población en que se podían contar los que tenían niveles hasta de sexto grado.  Porque se hablaba del que no sabía leer ni escribir, del que no sabía firmar, pero también hay que hablar de aquellos que sabían solamente firmar, de aquellos que sabían solamente leer y escribir trabajosamente. 

Y hoy sabemos que con ese nivel de conocimientos no puede marchar un país.  Hoy sabemos que en todos los órdenes y en todos los campos la preparación técnica, la cultura, los conocimientos generales son indispensables. 

No se amplía fácilmente un central azucarero a la capacidad de        1 300 000 arrobas diarias; no se montan fácilmente esos tándemes, esos tachos, esas calderas.  Se necesitan obreros altamente calificados.  Y se necesitan para trabajar no en un central sino en más de 100 centrales, se necesitan para trabajar no en una industria sino en cientos de industrias; no solo para reparar, mantener y hacer funcionar las industrias que teníamos, sino todas las nuevas industrias que hemos estado haciendo y que en número creciente debemos hacer en los años futuros. 

No se construye ni se mantiene fácilmente una planta de cemento de medio millón de toneladas; no se construye ni se mantiene fácilmente un molino de arroz de un millón de quintales por año.  No hay prácticamente ninguna industria, ¡ninguna! 

Si analizamos, por ejemplo, la industria eléctrica, esas plantas termoeléctricas, cuántos obreros de montaje, cuántos técnicos, cuánta calificación es necesaria para construir cualquiera de esas industrias que después hacen el milagro de traer la energía a cualquier rincón del país, la energía para echar a andar las máquinas, la energía para hacer funcionar los equipos de riego, los equipos de bombeo, para hacer funcionar tornos, para hacer funcionar cualquier máquina, para hacer funcionar las comunicaciones.  Y no solo para satisfacer las necesidades de producción, sino también las necesidades más inmediatas, los servicios más inmediatos de la población. 

y para llegar al día en que todo el país esté electrificado, para llegar al día en que cada familia tenga una vivienda decorosa, para llegar al día en que todas esas necesidades materiales sean resueltas, cuánto hay que construir, cuánto hay que fabricar, cuánto hay que estudiar, cuánto hay que superarse. 

y por eso, como partíamos de aquella tremenda ignorancia, por eso el camino era difícil.  No resultaba fácil tomar el país las riquezas en sus manos para administrarlas, para desarrollarlas, para llevarlas adelante, con ese pueblo humilde, con ese pueblo desprovisto prácticamente de conocimientos, porque el conocimiento era monopolio de los ricos, era monopolio de los poderosos dueños de las industrias, de las tierras, de los bancos y de todas las ramas de la economía del país.  Y el pueblo, el pueblo que no tenía ningún monopolio, ni de riqueza ni de cultura, tuvo que asumir esa tarea; tarea que desempeñaban quienes habían tenido ocasión de estudiar durante muchos años, de adquirir la experiencia de decenas de años. 

y esas tareas hubo de emprenderlas el pueblo para realizar precisamente estos esfuerzos. 

Los reaccionarios suelen menospreciar y subestimar las revoluciones.  ¡Pero cuánto mérito, cuánta grandeza, cuánto heroísmo se requiere o contiene el esfuerzo de una Revolución!

Por eso, para nosotros tiene que constituir todo un símbolo el hecho de que en este central, ya el central mayor de nuestro país, comencemos esta zafra para alcanzar ya una producción de 10 millones de toneladas de azúcar (APLAUSOS).  El salto que esto significa en la producción, unido al resto del esfuerzo que se lleva a cabo en la agricultura, permitirá a nuestro país alcanzar en los próximos años incrementos en la producción agrícola que no ha alcanzado ningún país del mundo.  

No solo es el incremento de la zafra azucarera.  Es también el incremento, por ejemplo, de la zafra arrocera.  Parejamente con el programa de caña se ha ido realizando un programa —por ejemplo— en el arroz que ha ocupado casi tantas máquinas como el programa cañero, casi tanto esfuerzo como el programa cañero.  Un esfuerzo similar a la ampliación de los centrales se realiza ahora para construir a toda velocidad secaderos de arroz.  Y constituye realmente un problema el cómo vamos a secar ese arroz.  Y un trabajo similar habrá que hacer en la construcción de molinos arroceros para “molinar” ese arroz. 

Un ejemplo alentador de las posibilidades productivas del pueblo, apoyado en la técnica, lo tenemos precisamente en el arroz, en los rendimientos que se están alcanzando ya en arroceras nuevas o a veces, incluso, en viejas arroceras con nuevas técnicas, con nuevas variedades. 

Y para citar un ejemplo podemos mencionar lo que ocurrió en un lote arrocero de Manzanillo, donde con una variedad tradicional, el famoso arroz “patiprieto”, se habían obtenido 200 quintales.  Y este año en el mismo lote habían obtenido promedios de 2 425 quintales por caballería (APLAUSOS). 

Las caballerías que se están cosechando en este momento prácticamente triplican el rendimiento del pasado año.  De unas 200 caballerías sembradas a principios de año, se han cosechado ya 64, y el promedio hasta este momento ha sido de 1 800 quintales por caballería. 

Debemos decir que los cálculos se habían hecho conservadoramente sobre la base de unos 800 quintales, y el promedio total de las caballerías que se sembraron en los meses de frío prácticamente será casi el doble de esa cifra. 

En esta misma provincia ya en esta primavera se están sembrando cerca de 3 000 caballerías de arroz, nuevamente; porque ya tenemos llena la presa de El Mate, porque ya tenemos pozos, porque ya tenemos canales, se sembrarán otras 1 000 caballerías a fines de año. 

De manera que el total de arroz de esta provincia de Oriente en el año 1970, el total de arroz a cosechar de enero a diciembre, estará por encima de los 6 millones de quintales de arroz.  Y digo 6 millones en la seguridad de que será ampliamente superada esa cifra.  Y el próximo año esta provincia en los meses de primavera sembrará 5 000 caballerías de arroz.  Y no es más que parte del programa arrocero que se está llevando a cabo en todo el país. 

Y esas variedades de alto rendimiento, esa variedad que ya ha dado esos rendimientos, no se sembrarán prácticamente en la primavera del próximo año porque para esa fecha se sembrarán variedades de más rendimiento todavía. 

Esto permite dar una idea de cómo los resultados se van a obtener casi abruptamente en los renglones de la agricultura. 

Recordarán ustedes que no hace mucho tiempo cuando se inició el trabajo de desbroce por toda esta zona de la brigada gigante “Che Guevara” (APLAUSOS), cuando más de 100 buldóceres comenzaron a desbrozar desde las proximidades de Bayamo, hasta los límites de Camagüey y desbrozaron miles de caballerías.  Miles de caballerías que no producían absolutamente nada, miles de caballerías que no tenían un solo camino, miles de caballerías pantanosas, sin drenajes, sin canales de riego, sin agua, sin diques, sin secadoras.  En fin, prácticamente nada.  Y cómo en el transcurso de unos meses esos miles de caballerías se van convirtiendo en modernas arroceras, cómo esos miles de caballerías se van convirtiendo en modernos cañaverales. 

Y eso ha significado un esfuerzo enorme en condiciones de trabajo difíciles para mover decenas de millones de metros cúbicos de tierra, y que es lo que nos permitirá, le permitirá a nuestro país, no solo autoabastecerse totalmente de arroz sino algo más.  Porque hemos dicho en ocasión anterior que en el año 1971 nos autoabasteceríamos de arroz, pero se puede afirmar algo más:  que en el año 1971 tendremos grandes excedentes de arroz para exportar (APLAUSOS). 

Nuestro país dispondrá en 1971 de medio millón de toneladas de arroz descascarado —ya descascarado— para el consumo.  ¡Dispondrá de medio millón!  Estimamos que medio millón satisfaga plenamente el consumo.  Pero si no fuera así, si el consumo, ese consumo incalculable de las masas cuando tienen con qué adquirir, con qué recibir los productos fuese mayor, aún tendríamos algunos cientos de miles de toneladas más disponibles (APLAUSOS). 

Estimamos por eso que dispondremos de considerables excedentes de exportación.  De manera que no solo ya nos autoabasteceremos sino que nos sobrará y se convertirá nuestro país no solo ya en exportador de los artículos tradicionales sino de un nuevo artículo que jamás ni se soñó siquiera producir suficientemente para el abastecimiento de nuestro pueblo y menos para exportar. 

¡El año 1970 no solo será la zafra de los diez millones de toneladas de azúcar sino será la zafra de entre quince y veinte millones de quintales de arroz!  (APLAUSOS), y que ha requerido un esfuerzo colosal. 

Eso significa además, cuando ese arroz se descascara, que se producen más de 100 000 toneladas de arrocillo y de polvo de arroz que, mezclados con otros productos como miel y azúcar, sirven para la producción de carne de ave. 

El programa del país en la producción de huevos, aquel programa que ustedes recuerdan que era de 60 millones mensuales, ya actualmente se están produciendo más de 100 millones.  ¡Y ya este año 1969 la producción total pasará de los mil doscientos millones de huevos!  (APLAUSOS) 

Y este es un ejemplo de por qué no se puede hablar de cifra de consumo, porque todos los calculadores se equivocaron cuando consideraron que 60 millones satisfacía el deseo o la necesidad.  Y en la realidad de los hechos se ha demostrado que aun el doble no la satisface, ¡aun el doble de esa cantidad!  De manera que el próximo año ya el programa será para producir en el año 1970, 200 millones más que este año. 

De la misma manera la producción pesquera, por ejemplo, se ha ido incrementando de manera notable; de la misma forma, otros renglones. 

Ya para el próximo año se incrementa notablemente la producción de leche.  En la ganadería hemos dado preferencia primero que nada a la producción de leche por ser el alimento más universal, más completo, más necesario, para niños, para ancianos, para enfermos, para todos.  Y nuestra masa ganadera se ha ido transformando.  Y vacas que no producían ni litro y medio de leche han ido produciendo en cambio hijas que pueden producir 10 y más litros de leche diariamente. 

Todo ese esfuerzo se fue haciendo también en los años atrás.  Y ahora ya empezaremos a percibir los frutos y la producción de leche crecerá al ritmo que ha estado creciendo la de arroz y la de azúcar.  La ganadería recibirá ahora atención preferente porque en estos años el desarrollo del plan de los 10 millones, el acercamiento de la caña a los centrales...  Porque a veces teníamos el absurdo de una caña que se traía desde 30 kilómetros, y en cambio teníamos grandes áreas de pasto en las proximidades de los centrales y ha habido que acercar la caña a los centrales, porque significa enormes ahorros en el transporte, enormes beneficios para la economía.  Ha sido necesario reubicar nuevas áreas para el pasto. 

De manera que ahora las siembras de pasto adquirirán un volumen tremendo.  Ya desde este momento se están realizando importantes planes.  Vecinos a ustedes, en la región de Guáimaro, se está llevando a cabo un plan para ceba de toros que tendrá 10 000 caballerías de tierra que podrá cebar medio millón de toros por año sin regadío, y que con regadío podrá cebar un millón de toros por año. 

Y ese gran plan será ya casi como un central azucarero con su flujo de producción, las cantidades de miel a entregar diariamente a cada lote de ganado, las cantidades de fertilizante a aplicar en cada cuartón de potrero después que pasa el ganado; la entrada continua y la salida continua del ganado en ese plan de producción. 

Ahí se va estudiando dónde va cada almacén de fertilizantes; por dónde debe llegar cada rastra, desde qué puerto, con los fertilizantes; cómo va a ser transportado y aplicado a cada uno de los cuartones.  De manera que ya todas esas actividades, producciones de ese tipo, requieren muchos planes, requieren proyectos, requieren estudios serios; de manera que la cosa esté organizada en forma tal que siempre se logre el óptimo de provecho por cada esfuerzo que el hombre realiza. 

Un plan ganadero también de considerable dimensión se está desarrollando ya en la región de Sancti Spíritus. 

De manera que todo este impulso, toda esta fuerza descomunal dedicada al plan de los 10 millones, todas esas máquinas aumentadas, ahora van hacia otros renglones de la economía (APLAUSOS).  Han estado trabajando parejamente en caña y arroz, y en menor escala en otros cultivos; pero ahora todo este peso se volcará sobre los otros renglones, todo el peso de estas máquinas ampliadas.  Porque este año en total entrarán en nuestro país 10 000 tractores, en un solo año.  Ya en un solo año, en 1969, entrarán en el país el doble de todos los tractores que había antes del triunfo de la Revolución, en un solo año.  ¡Y qué máquinas!  Máquinas ya más modernas, tractores como los SAME, de doble tracción, de 90 caballos, que pasean, corretean por las arroceras fangueando y preparando la tierra; es decir, máquinas especialmente construidas para estos fines. 

Antes nos veíamos en la necesidad de emplear un tractor de otro tamaño, para otro uso, en el arroz; máquinas, por ejemplo, para el cultivo de caña como los tractores UTOS, de 65 caballos, de doble tracción también, que pueden arrastrar perfectamente la máquina sembradora, o que pueden fertilizar con máquinas, subsolar y fertilizar todas las cañas que se vayan cortando. 

Tenemos que ya este año, por ejemplo, nuestro país además de ese enorme equipamiento, ha empezado a usar los herbicidas, esos herbicidas en que nadie creía, en que algunos decían:  Que va, la hierba no hay quien la pueda controlar.  ¿Cómo van a controlar la hierba sin matar la caña?” Y ahora después que muchos compañeros han visto el herbicida en acción, lo bautizaron con el nombre de la guataca aérea; guataca aérea porque ese herbicida se riega en avión (APLAUSOS). 

Ese herbicida se riega en avión.  Y un avión puede regar herbicida, en un día, en 100 caballerías perfectamente bien, ¡en cien caballerías! 

Bien:  este año hemos tenido herbicidas, que se empezó a aplicar ya, y se ha aplicado a unas 8 000 caballerías de tierra, pero ya a partir de enero toda la caña, toda, toda se limpiará con herbicidas (APLAUSOS). 

Y esperamos que también, una vez resueltas algunas dificultades técnicas que presentaron las cultivadoras Herrera, porque se habían construido 2 000 cultivadoras, pero presentaron problemas en la cuchilla por desgaste —un problema que ha estado manteniendo ocupada la atención de un número de técnicos, de cómo resolver el problema del desgaste de las cuchillas y algunos problemas en los cardanes; pero que se espera que puedan ser resueltos, de forma tal que también todo el fertilizante, el fertilizante de fórmula completa que se aplica a la caña, pueda ser aplicado con máquinas. 

Esa expresión de alegría de ustedes al escuchar que el próximo año el plan es cultivar, es decir tratar las hierbas con herbicidas, con productos químicos, revela la magnitud, la dureza del esfuerzo que ha sido necesario realizar. 

Este año, en medio de la zafra, y a la vez la siembra de enormes cantidades nuevas de caña, y a la vez la limpia a mano, y a la vez la fertilización a mano, da idea del esfuerzo que ha sido necesario realizar. 

Pero rápidamente las condiciones técnicas de nuestro trabajo van cambiando.  Ya el poder decir que el problema de la hierba, que es uno de los más duros de la agricultura cañera, porque siempre hay más personas que se entusiasman para cortar que las que se entusiasman para limpiar... 

En esos cañaverales, con esos calores, hay una productividad muy baja, porque en ocasiones un hombre tiene que estar limpiando un cordel por día; un hombre, en duro trabajo, un cordel por día.  Un piloto en su avión, puede limpiar 30 000 cordeles por día (APLAUSOS). 

Desde luego, estas técnicas explican el porqué los planes, el porqué la especialización de los planes, el porqué alrededor de los centrales debe haber caña y solo caña.  Porque si la caña está dispersa en miles de pedazos no hay posibilidad de emplear el avión para hacer ese trabajo. 

Por eso, los herbicidas tendrán que aplicarse no solo en avión.  Muchas veces hay campos que tienen árboles, que tienen palmas; otras veces son campos demasiado pequeños, y hay que emplear entonces un tractor con una fumigadora; y en ocasiones hay que emplear el hombre, pero no con la guataca, sino con una motomochila, en que va regando la hierba que va saliendo, y según la cantidad de hierba va aplicando la cantidad de herbicida, sobre todo cuando hay poca hierba o cuando los cañaverales son pequeños. 

Todo esto explica la enorme ventaja de ir haciendo estos planes, grandes planes, con sus caminos; de manera que se pueda emplear esa técnica.  Si son pedacitos no se puede de ninguna manera aplicar esa técnica y tiene que seguir el hombre condenado a estar limpiando un cordel por día. 

En esta situación, ya el año que viene no tendremos la enorme preocupación de este año, todo junto:  zafra, siembra, limpia, fertilización, temporal, todas esas cosas que hemos tenido este año; a veces porque es la sequía que se prolonga meses y otras porque son las lluvias que se prolongan también en exceso. 

Tuvimos el caso de la presa El Mate.  En dos años apenas había agarrado agua, en unos días se llenó hasta el tope:  200 millones de metros cúbicos de agua, y el agua que ha botado por encima del vertedero esa presa El Mate, que es un lago. 

Y lo que más angustia de las lluvias, de esas lluvias consecutivas e intensas, en un momento en que hay que limpiar la caña, en un momento en que hay que limpiar la caña y, por tanto, en ese momento en que hay que hacer esa tarea no se puede hacer.  Y están los hombres entonces, en los campamentos, esperando un oreo; pero puede pasar un mes sin oreo. 

Durante toda la primera quincena del mes de mayo o del mes de junio, decenas de miles de hombres en Camagüey, en los primeros 15 días, el trabajo efectivo que pudo realizarse fue el de medio día, ¡en quince días!, por incesantes aguaceros, en zonas que son llanas y que hacían prácticamente imposible el trabajo de la limpia. 

El empleo de los medios químicos liberará toda la fuerza.  Podremos dedicarnos sin preocupación a la zafra de los 10 millones, cortar todo el tiempo que sea necesario (APLAUSOS).  Si vienen lluvias muy fuertes, parar, parar. 

Eso puede ocurrirnos en octubre, eso puede ocurrirnos en junio del próximo año.  Y en esos momentos no hay que empeñarse:  cuando los caminos, los campos se hacen intransitables, en ese momento, un alto al fuego en espera del oreo, y seguir con el corte. 

Nuestra voluntad debe ser continuar esta zafra que comienza hoy, hasta cortar la última caña que haga el cómputo de los 10 millones de toneladas de azúcar (APLAUSOS PROLONGADOS). 

Además de los 10 millones de toneladas de azúcar, se producirán más de 3 millones de toneladas de miel.  Unido a eso, se están fabricando en parte y en parte importando las cocinas para sustituir a las que usaban alcohol; porque el país ha estado empleando medio millón de toneladas de miel en hacer alcohol para cocinas, que es como utilizar el maíz para carbón.  Entonces, se van a sustituir por cocinas de kerosén; dispondremos por esa vía de medio millón de toneladas más.  Y el país ahora, con motivo de esta zafra que comienza, tendrá disponible              —después de cumplir los compromisos que hay de exportaciones de determinadas cantidades de miel— el alcohol necesario para uso industrial y uso médico, y podremos destinar a la ganadería 2 millones de toneladas de miel.  Y calculen que en estos años atrás, se disponía de apenas unas 250 000 a 300 000 toneladas.  De manera que se dispondrá para la ganadería ya, con motivo de esta zafra, de no menos de 2 millones de toneladas de miel. 

Es que todos estos renglones de la agricultura se asocian.  Explicábamos cómo el arroz, con el subproducto, ayuda a la producción de aves; cómo la caña, con el subproducto —que es la miel— ayuda a la producción de ganado.  En fin, todos estos renglones se apoyan unos a otros.  Tenemos, además, inmensas cantidades de cogollo para poder utilizarlo también en la alimentación del ganado. 

Y les decía que seguiremos una estrategia adecuada a lograr los objetivos. 

Tal vez no habría sido necesario comenzar esta zafra tan temprano.  Y hay dos razones fundamentales para comenzarla temprano.  Una es determinadas cantidades de azúcar que el país debe exportar antes de finalizar este mismo año 1969, y que necesariamente debemos producirlas.  Una segunda razón es el hecho de que ha habido muchas nuevas reparaciones, muchos nuevos equipos, y así dispondremos de más tiempo para ir probando los centrales y ajustando. 

La zafra se comienza hoy en cuatro centrales de la provincia de Oriente:  Antonio Guiteras”, “Jesús Menéndez”, “Rafael Freyre” y Nicaragua.  Todos están en la zona norte, que son terrenos más drenados y donde en este período del año las lluvias aminoran.  Afortunadamente —ni que hubiese estado en el programa—, hace 11 días cesó de llover en esta zona.  De manera que es la perfección para poder comenzar hoy los cortes. 

Hay otros centrales que están en zonas con otros regímenes de lluvia, en terrenos más bajos, que se irán incorporando a medida que la situación de las cañas y de los caminos lo permita. 

Mañana también, en la provincia de Las Villas, comenzarán a cortar dos centrales.  De manera que son pocos y se irán incrementando a lo largo del mes de julio y del mes de agosto. 

Desde luego, tenemos que cortar con las lluvias que se presentarán inevitablemente.  Pueden presentarse fuertes lluvias en septiembre y sobre todo en octubre; pueden presentarse en una región o pueden presentarse en una provincia completa.  ¿Y qué debemos hacer? 

Lo que hay que impedir es que los centrales estén moliendo con baja capacidad, hay que impedir que los centrales estén moliendo con cañas viejas.  Hay que hacer una zafra técnicamente buena, bien organizada, bien planificada central por central y chucho por chucho.  Hay que establecer una coordinación perfecta en el transporte y una coordinación perfecta entre el central y el cañaveral. 

Si las lluvias se hacen intensas en un momento dado en algunos de estos meses, muy intensas, o si se hacen muy intensas —digamos— a mediados de mayo y junio de 1970 en alguna región, que hace muy difícil, muy improductivo el trabajo en el corte, y en consecuencia el corte se para, hay que parar el central una vez molidas las cañas que tiene allí.  Es decir, que cuando las circunstancias de tipo natural impidan el abastecimiento, entonces hacer un alto, para no estar cortando cañas que después no se pueden sacar y que pasamos 8 ó 10 días en sacarlas. 

De la misma manera, cuando en el central ocurre algún desperfecto —y constantemente en cualquier central se va produciendo una cadena, un desperfecto mecánico de cualquier tipo, un problema de cualquier tipo—, cuando la capacidad del central por un problema de reparación, por un problema de desperfecto en el central —y eso suele ocurrir a menudo, y nuestros centrales no son ni mucho menos centrales modernos; los más nuevos son estos en que se han incorporado molinos y equipos nuevos.  Nuestros centrales tienen todos no menos de 40 años de vida.  No todos han recibido un tándem nuevo ni han sido ampliados; hay muchos centrales que tienen la misma capacidad anterior, a los que hay que hacer una reparación óptima.  Y, naturalmente, a lo largo de la zafra irán teniendo problemas.  Pero cuando el central tiene problemas, hay que parar el corte, ¡hay que parar el corte!  (APLAUSOS.)  Lo otro es peor:  lo otro conduce a grandes pérdidas de azúcar, puesto que se acumula caña —tres, cuatro, cinco, seis, siete normas— en el suelo, y eso empieza a significar la pérdida de azúcar.

Y hay que tener presente que, en una zafra de 10 millones de toneladas, un punto por debajo, un punto menos, significa un millón de toneladas menos.  Es decir que si el rendimiento promedio es de 10,5 en vez de 11,5, por ejemplo, ese punto significa un millón de toneladas prácticamente.

De manera que hay que cuidar los rendimientos industriales.  Hay que cuidarlos.  No podemos estarnos gastando el lujo de derrochar el azúcar de la caña.  Y por eso tiene que haber una gran coordinación, evitar que se acumule la caña en los campos.

Claro, ello requiere no solo la coordinación entre el central y el campo sino también en el transporte, en las alzadoras y en todas aquellas cuestiones que inciden en la zafra.

Estos problemas se han estado estudiando muy bien este año y tomando todas las medidas para que los problemas del transporte, de alzadoras, queden resueltos para establecer una estrecha coordinación entre el cañaveral y el central, de manera que no estemos cortando caña y perdiendo azúcar.

Por otro lado es necesario seguir el programa de corte según maduración.  Hay ocasiones en que ello implica la molestia de trasladar el campamento, y muchas veces no empiezan a cortar la caña que está más cerca, a lo mejor muy bonita, y algunos se preguntan:  ¿Por qué no le metemos mano a esta caña?”; pero resulta que esa caña puede ser una variedad en pleno crecimiento de madurez tardía y que hay que dejarla otro mes.

Y esta zafra larga será una zafra desde luego en que siempre se logren rendimientos un poco más bajos que si se fuera a hacer la zafra de enero a mayo.  La gran cantidad de azúcar a producir, la gran cantidad de caña a moler, nos obliga a extender el período de zafra comenzando muy temprano.  En ese período se produce menos azúcar y se produce más miel. 

La estrategia general de la zafra tiene que estar muy ajustada a diversas situaciones:  el estado de la caña, a su madurez, a los meses de óptimo rendimiento, al corte de cada variedad en , cada momento según el rendimiento en azúcar.  De manera que toda la materia prima que tenemos suficiente para los 10 millones sea bien administrada. 

En general el tiempo se ha estado portando bien, exceso de lluvia hasta ahora en esta primavera, pero siempre será preferible el exceso de lluvia a la falta de lluvia.  Nos queda una parte del año; veremos cómo se comporta en julio, en agosto, en septiembre, en octubre.  Lo ideal sería lluvias normales, ni sequías ni lluvias excesivas.  Pero eso, naturalmente, no depende de nosotros.  De nosotros depende el actuar acorde con la situación, el administrar bien la caña, el llevar caña fresca a los centrales, el cortar cada campo en el momento adecuado.  Y de esa forma podemos enfrentar cualquier contingencia. 

Viene el mes de octubre, que siempre pasan ciclones, raro es el año.  Tenemos que contar incluso con esos factores naturales, con la posibilidad de algún ciclón que pueda hacer algún daño en los cañaverales.  Y es por eso que no podemos permitirnos el lujo de dilapidar caña; no podemos permitirnos el lujo de botar azúcar. 

De la misma manera en los centrales tiene que haber una gran disciplina, un gran cuidado, lograr un máximo recobrado en el azúcar y atender todos esos factores, de manera que esta zafra se caracterice no solo por su magnitud, no solo por la cantidad sino por la calidad, por la eficiencia técnica de todo el proceso en todos sus aspectos, por transporte y procesamiento de la caña en los centrales.  Y de esta forma no tendremos ningún tipo de problemas. 

Puede haber dificultades en una región, otras tienen por encima de los estimados.  En general la situación se presenta con caña por encima de las metas en varias provincias.  En algunas provincias la situación es un poco más apretada, en otras provincias la situación es más holgada. 

Pero esa caña que tenemos para los 10 millones hay que administrarla bien.  De manera que la estrategia irá guiándose por todas estas ideas fundamentales para la ejecución de la zafra. 

Hay que contar con factores naturales y hay que contar con una zafra larga.  Es larga.  Y este mismo central tiene más caña que las metas; toda esta región tiene una considerable cantidad de caña por encima de su meta.  De manera que aquí la zafra será larga.  Es posible que para esta misma fecha este central todavía esté moliendo porque este central tiene que moler de acuerdo con las metas unos más de 200 millones de arrobas (APLAUSOS)  y tal vez disponga de unos 30 a 40 millones por encima de la meta.  Donde sobre hay que seguir para compensar cualquier región o cualquier central que se quede por debajo. 

Se ha trabajado para que todas las provincias y todos los centrales estén por encima; pero, desde luego, no siempre las condiciones naturales se comportan igual, no todos los terrenos son idénticos y, lógicamente, algunos quedarán por debajo.  Pero por eso debemos moler la que tengamos.  ¿Hasta cuánto?  Hasta 10 millones de toneladas físicas por lo menos.  Nosotros hablamos de toneladas físicas, después cuando se exportan son más, porque nuestro azúcar suele tener un porcentaje un poco mayor de azúcar que la corriente en el mercado.  De manera que a 10 millones después se le añade en la exportación una cantidad mayor en base a la polarización; luego en el mundo se mide también por toneladas cortas, y nosotros estamos hablando aquí de toneladas métricas, las toneladas de 22 quintales nuestros de 2 200 libras, y físicas, estamos hablando de 10 millones de toneladas físicas.  Y que serán más de 10 millones de toneladas al efecto de las exportaciones. 

Moleremos hasta ahí.  Si tenemos para medio millón más o no, es necesario molerla, en ese caso ya vamos guardando reservas para 1971.  En 1971 no comenzará tan temprano porque no tendremos esas necesidades de este año, ya los centrales estarán más ajustados, no tendremos esta situación pendiente de compromisos de azúcar que tenemos este año, y comenzará la zafra de 1971 en noviembre. 

Las cañas deberán recibir atención especial en la fertilización, en el cultivo, en el regadío, en el drenaje.  Se seguirá trabajando, se sembrarán cañas nuevas —aunque no naturalmente en las proporciones que se sembraron en los últimos tiempos—, lo necesario para mantener nuestro nivel de producción en los 10 millones de toneladas.  Esto, lógicamente, obliga a explicar algunas cosas. 

Hablábamos de la mecanización en la fertilización, de los herbicidas en el cultivo, pero sin embargo, queda una parte que es dura y que emplea el grueso de la fuerza de trabajo y de las energías de este país, que es el corte manual de caña. 

Aquí se pronuncian cifras impresionantes de 100 000 arrobas, de 150 000 arrobas para algunos macheteros.  Pero en realidad es muy doloroso que todavía tengamos que estar cortando la caña a mano. 

A mano se cortaba la caña desde que se inventó la caña, desde que a este país vinieron las primeras cañas.  Y las cortaban a mano hombres esclavizados.  Y las tuvieron que seguir cortando después esclavos de otro tipo, hombres que si no iban al corte de caña se iban a morir de hambre ellos, su familia, sin otra escapatoria. 

Viene la Revolución, crea condiciones diferentes.  Nadie está condenado a trabajar porque esté amenazado a que se va a morir de hambre, porque no va a tener ni un medio para comprar una medicina para un familiar, como ocurría antes.  El campesino tenía que criar la gallina, el cochinito, para venderlo en el pueblo para después comprar la medicina, pagar el médico.  Y muchas de aquellas cosas que antes ustedes las veían por las calles y que ahora también el campesino las consume porque no tiene ninguna de esas necesidades.

Y puede decirse que casi una coerción física obligaba al hombre, sin ninguna otra alternativa, a cortar caña.  Y cuando llegaba la zafra, sobraban macheteros. 

Hay que decir, caballeros, aunque parezca increíble en estos momentos, que había que hacer cola para cortar caña en algunos lugares:  le racionaban la caña a cortar.  No es como ahora que le pueden poner una meta a un destacadísimo machetero y dicen:  Va a cortar 100 000, 150 000, toda la que quiera, todo lo más que pueda.”  Y antes le decían:  No, tienes que cortar 70 arrobas hoy.  Hay un carro.  Cien, 150, 50 ó ninguna arroba.”  Aquellas eran las condiciones.  ¡Y sobraban los macheteros! 

Las posibilidades que tenían los hombres de nuestros campos era únicamente esa:  la de hacerse machetero en una zafra.  Con el triunfo de la Revolución surgieron miles de posibilidades con el incremento de las máquinas, decenas de miles de tractores, el desarrollo general de la agricultura, empleo amplio, masivo, posibilidades de trabajo, de estudio.  De manera que hoy el problema en nuestro país, en todos los frentes, el principal es uno:  falta de fuerza de trabajo. 

Que a tal industria le faltan tantos trabajadores, que la otra necesita 100, la otra 50, la otra 200, pues se hacen industrias nuevas, se amplía la agricultura, las actividades de riego; hay que hacer presas, decenas de miles de hombres haciendo presas, caminos, nuevas industrias.  Y lógicamente, hay miles de oportunidades y de direcciones hacia las cuales se puede encaminar hoy un joven y un obrero.

En esa situación sin embargo, todavía teníamos la técnica de hace cinco siglos para cosechar la caña, que era el machete.  Desde luego, se introdujo un elemento:  la alzadora, que ya significa un progreso grande, porque antes era cortarla y además cañita a cañita ponerla en una carreta.  Era el trabajo del bobo, prácticamente, el que tenía que estar haciendo un obrero:  corte a mano, sube la caña, caña por caña.  Ahora calculen lo que significaba cortar y alzar cañita a cañita 40 millones de toneladas de caña.  Y en este país se alzaban .40 millones de toneladas de caña.  Caña a caña puesta en una carretica, amarrado el bulto; todos aquellos problemas. 

Ya, desde luego, la mayor parte de la caña se alzará en máquinas.  Pero queda el corte a mano.  Es en ese sentido que nuestro país deberá hacer su máximo esfuerzo en los próximos tiempos.  Lo viene haciendo.  Desde luego, si no se ha resuelto el problema de la mecanización de la caña es porque en el mundo por lo general la caña se sembraba en los países subdesarrollados; el problema que había era el desempleo.  Y, naturalmente, no existían las condiciones que facilitaran la invención y el desarrollo de este tipo de máquinas. 

En nuestro país con la Revolución se presentan las condiciones, se presenta la posibilidad de mecanizarlo todo.  Porque antes el obrero tenía que luchar contra la máquina porque lo desplazaba, el obrero portuario tenía que luchar contra el azúcar a granel, y ahora el problema es que con la cantidad de mercancías que desembarcan por nuestros puertos, y de máquinas, pues no alcanzan los obreros portuarios.  Nadie lucha hoy contra un almacén de azúcar a granel, todo el mundo lo ve con una gran alegría.  Nadie lucha hoy contra una máquina, todo el mundo la ve con una gran alegría.  ¿Por qué?  Porque ya hay una identificación entre los intereses del pueblo y los medios de producción, ya los medios de producción no son ajenos al trabajador, para beneficiar a una minoría privilegiada en detrimento del trabajador.  Hoy la máquina es la gran aliada del trabajador. 

Pero, sin embargo, como no existía prácticamente la necesidad en el mundo, por los problemas que he explicado de exceso de Fuerza de trabajo por el subdesarrollo, no se desarrollaron las combinadas capaces de cortar la caña.  Y por eso, desde el triunfo de la Revolución fue necesario enfrentar el problema de encontrar una máquina que fuera eficaz en el corte de la caña, que es una planta que —como ustedes saben— es muy difícil:  no es como el maíz, no es como el arroz, erecta.  No.  La caña se cae, y sobre todo si es de alta producción, cuando empieza a pasar de 100 000 arrobas empieza a caerse muchas veces con cualquier viento, se enreda y llena de paja.  Hay que andar buscando la caña por entre la paja, cortarla a ras del suelo.  Y fabricar una máquina que levantara la caña, la cortara, la limpiara, era una tarea muy difícil. 

En ese sentido se ha estado trabajando en estos años, hasta que se dio con un tipo de máquina de bastante eficiencia, que son las Libertadoras.  Pero aun así, la Libertadora sigue siendo una máquina compleja, que necesita de perfeccionamiento.  Porque en este problema de la mecanización no podemos lanzarnos a construir miles de máquinas que después cuando cae un aguacero no pueden trabajar, que después como son complicadas estén sufriendo roturas y problemas de diversa índole. 

Pero parejamente con la Libertadora se desarrolló una máquina más sencilla, que es la máquina Henderson, que es un sistema de corte que no tiene para limpiar la paja, y que trabaja en combinación con el centro de acopio.  Es decir, corta con paja para el centro de acopio.  Y es un buldócer que tiene un dispositivo delante con las cuchillas, muy sencilla, muy rústica, muy fuerte, porque va en un tractor con no menos de 100 caballos, y corta caña lo mismo de 100 000, que de 200 000, que de      300 000.  No hay caña que se le pueda parar delante, pues tiene la fuerza y el agarre de un buldócer, porque lleva detrás un buldócer. 

Ya este año se están haciendo en Planta Mecánica de Santa Clara un número de esas máquinas, que van a trabajar en esta zafra.  Se están construyendo unas 200.  Tenemos proyectado probarlas bien, aunque ya en las pruebas han dado resultados muy satisfactorios, y ha habido días de cortar incluso hasta 20 000 arrobas esa máquina; algunos días.  No se puede pensar en ese promedio, pero ha llegado a alcanzar esa producción, y se ha portado bien.  Y ahora estas 200 máquinas las probaremos exhaustivamente, y parece ser por el momento la vía incluso más aconsejable, mientras sigue perfeccionándose el otro tipo de combinada. 

Esto requiere el centro de acopio.  Pero naturalmente en el centro de acopio se acopia la caña y se acopia la paja, que puede servir para alimento del ganado.  Es muy posible que en el futuro siempre la paja se acopie, porque puede servir de alimento directo al ganado o de materia prima para la producción de proteínas por determinados procesos.  De manera que un día nada de eso se perderá. 

De ahí también un programa de construcción de centros de acopio, y se están desarrollando los planes para construir 300 centros de acopio e instalarlos con vistas a la zafra de 1971.  A esta provincia deberán venir aproximadamente, y estar listos para la zafra de 1971, 80 centros de acopio y ya también un número de combinadas.  Y lógicamente, esos centros de acopio comenzarán a instalarse por todas estas regiones de Jobabo y Puerto Padre, donde hay un mar de caña y donde hay mayores dificultades de fuerza de trabajo y sobre todo para el traslado de la fuerza de trabajo, porque hay otros lugares más próximos a las grandes zonas habitadas de esta provincia. 

De manera que se comenzará un proceso acelerado al máximo para la mecanización de la caña, empleando en esta primera fase el centro de acopio. 

¿Qué ventaja tiene el centro de acopio?  Que aunque no exista la combinada ya con el centro de acopio, cortando la caña con paja, aumenta considerablemente el rendimiento del machetero; y que, además se puede poner más atrás la combinada, una combinada fuerte, que no se detenga ante ningún campo, que no se detenga ante ninguna caña, por voluminosa que sea. 

Para nuestro país lo más decisivo en estos próximos años, lo más decisivo, es la mecanización del corte.  En esa tarea están trabajando numerosos técnicos y están trabajando con un ejemplar entusiasmo los obreros de Planta Mecánica de Santa Clara:  también los obreros metalúrgicos de La Habana están trabajando con entusiasmo igual en la construcción de los centros de acopio. 

De manera que determinadas industrias se pondrán por entero a la tarea de resolver el problema de lo que nos falta por mecanizar, que es el corte.  Ya tendremos mecanizadas la aplicación de fertilizantes, la limpia de la hierba:  el alza lo tenemos ya.  Ahora solo nos falta mecanizar el corte, solo nos falta y lo lograremos.  No hay la menor duda de que lo lograremos (APLAUSOS). 

Por eso el gran mérito de esta zafra, porque hay que cortarla en su inmensa mayoría a mano, haciendo el duro esfuerzo del corte.  Hay que cortar no menos de 80 millones de toneladas de caña, y con toda seguridad, un poco más que eso. 

El mérito de esta zafra no solo es que es la primera, no solo consiste en un punto culminante del esfuerzo de nuestro país y del avance de nuestro país; el mérito es que esta zafra y esta meta han tenido que realizarse en medio del bloqueo, en medio de condiciones difíciles, con técnicas todavía muy rudimentarias, con el corte manual.  Después nuestro país seguirá produciendo más caña en la misma superficie.  Porque después, cuando toda esa superficie esté bajo riego, todas las cañas serán mecanizables, porque las que estén en zonas de montaña hay que reubicarlas; hay que reubicar centrales y además ampliar la capacidad. 

Algunos se preguntan cuántas cañas tendremos en 1980.  En 1980 deberemos tener el doble de cañas que en 1970, pero aproximadamente en la misma superficie.  Tenemos unas 117 000 caballerías; con 130 000 y cortando la mitad...  Porque en el futuro, cuando tengamos regadío, la caña se cortará en dos años.  Y ustedes comprenderán las ventajas que se obtienen:  una gran madurez...  Si usted tiene 130 000 caballerías puede tener una reserva de caña, la caña de semilla:  y cortando 60 000 caballerías, con 250 000 arrobas por caballería, serían 15 000 millones de arrobas, cortando 60 000 caballerías se reduce extraordinariamente la cantidad de caña que hay que limpiar, aunque sea con avión y con herbicidas.  De todas maneras se reduce mucho esa superficie.  Cuando hay regadío se puede cortar cada dos años y es lo óptimo en la caña. 

De manera que en un futuro cortaremos caña de dos años con máximos rendimientos de azúcar. 

No quiere decir que nuestra producción vaya a aumentar hasta 20 millones de toneladas.  Si queremos lo hacemos, pero no es la intención.  La intención es mantenernos a un nivel de unos 10 millones —puede ser un poquito más—, y todo el resto será para la alimentación del ganado.  Es decir, servirá para la producción de proteínas, para aves, pollos, leche, carne.  Es decir que en la misma superficie, además de los 10 millones, deberemos obtener entre 12 y 14 millones de toneladas de miel, en la misma superficie. 

¿Y con cuántos trabajadores?  ¡Ah!, con menos de la décima parte de los trabajadores que van a laborar en la zafra de 1970, con menos de la décima parte y mecanizados, ¡mecanizados!  (APLAUSOS)  El machete lo guardaremos como glorioso recuerdo de dos cosas:  las cargas de la caballería mambisa y la carga de los mambises del siglo XX, que son los cortadores de caña (APLAUSOS), ¡la carga de los diez millones! 

Son dos históricas cargas:  las cargas al machete de los mambises y la carga de 1970 que es la carga al machete de los 10 millones.

De ahí el machete irá perdiendo proporción, irá perdiendo fuerza, hasta que un día el machete pasará al museo de la historia de nuestro país.  Menos de la décima parte de los que participen en 1970 cosecharán el doble de caña en 1980.  Y lo harán con máquinas.  Y las máquinas cada vez serán más eficientes y cada vez más cómodas para el trabajador. 

Esas son las perspectivas de nuestro futuro.  Pero sin duda que el esfuerzo es grande, es todavía muy grande.  Hace falta todo el entusiasmo de nuestro pueblo, hace falta todo el entusiasmo de nuestros trabajadores.  El futuro nos da idea de cuánto debemos esforzarnos en el estudio, en la superación.  Cómo tenemos que hacer para que no quede un solo niño sin ir a la escuela, un solo joven sin recibir la capacitación técnica adecuada.  No es lo mismo trabajar con una yunta de buey que con una combinada, no es lo mismo trabajar con una industria anticuada que con una industria moderna; el empleo del fertilizante, el empleo del herbicida, el empleo de los aviones, el empleo de las máquinas. 

En la agricultura todo requerirá especiales conocimientos técnicos:  el ordeño mecanizado del ganado, esas máquinas de alguna complejidad que necesitan quienes las mantengan y quienes las reparen.  Las cantidades de mecánicos, de operadores de equipos, de obreros calificados y de técnicos que necesita nuestro país son inmensas. 

Se nos ha dicho que en este central los estudiantes de tecnología de la Universidad de Oriente han hecho un gran trabajo, un magnífico trabajo para tener al día este central para comenzar la zafra en el día de hoy. 

Los próximos 10 años serán años de incrementos del desarrollo de nuestro país, de tecnificación de nuestra agricultura y de nuestra industria, de ampliación de nuestras capacidades industriales, de solución de problemas sociales como caminos, escuelas, hospitales, viviendas.  ¡Es inmenso el trabajo que hay que hacer en ese campo!  Y eso no se puede poner ladrillo a ladrillo:  tiene que ser a base de prefabricado, tiene que ser mecanizado. 

El millón de bohíos y de viviendas prácticamente inhabitables que hay en este país no se pueden resolver, no se pueden sustituir poniendo ladrillito a ladrillito.  También tendrá que ser con máquinas, con prefabricado.  Y eso requiere también gran cantidad de personal calificado. 

De manera que esos problemas existen, están ahí.  Y cuando hayamos alcanzado este logro, cuántas cosas nos quedarán todavía.  En años de lluvia como estos, el número de bohíos que se caen, que se derrumban, que se afectan, es tremendo. 

Nuestros compañeros en las provincias viven agobiados del número de familias que se les acercan a plantear el problema de la vivienda. 

Claro, antes el problema de la vivienda lo resolvían por su propia cuenta, como podían y sin ningún recurso.  Pero hoy día tienen una esperanza de que se lo pueda resolver el de la JUCEI, el del Partido.  Y se encuentran nuestros compañeros ante peticiones que no pueden resolver, que no pueden resolver por la enorme cantidad, porque a veces se necesita hacer una brigada para reparar una casa.  ¿Y de dónde la saca, si está en el central, si está en la arrocera haciendo obras de fábricas, si está construyendo?  Y todo eso crea una serie de problemas tremendos. 

Y, sin embargo, nuestro país está ante esa necesidad por entero por delante.  Es decir, cuando hayamos logrado los 10 millones sí tendremos muchas razones para alegrarnos, para festejar ese éxito.  Pero cuántas tareas —¡cuántas!— todavía nos quedan por delante; cuántas batallas para resolver y tantos y tantos problemas que aún subsisten. 

De todas formas trabajaremos en condiciones mucho mejores.  Tendremos una absoluta abundancia de alimentos:  todo el arroz, toda la leche, todos los alimentos que necesitemos en las cantidades requeridas.  Tendremos más ropas, tendremos más zapatos, tendremos más comunicaciones, los servicios seguirán mejorándose (APLAUSOS).  Y ya la próxima década no serán años como estos.  Significará una satisfacción moral muy grande, porque, como se dijo hoy aquí, los imperialistas desean que fracasemos.  Los imperialistas yankis darían cualquier cosa porque no obtuviéramos nuestra meta.  Han hecho todo lo posible por impedirla.  Seguramente que harán intentos.  En ocasiones incluso han hablado de utilizar plagas.  La gusanera, desesperada ante el avance de la Revolución, ha hablado de usar medios bacteriológicos contra la caña, contra nuestra ganadería.  Y en su desesperación fraguan y urden medios para impedir esta victoria del pueblo. 

Porque las compañías que eran propietarias de estos centrales, los millonarios, dueños de estos centrales y de todos esos campos, tendrán sin duda un momento muy amargo, tan amargo como cuando se hizo la reforma agraria, al saber que nuestro pueblo ha sido capaz de eso. 

Ellos pensaban que todo se pararía, que todo se paralizaría, que todo iría hacia abajo.  Y efectivamente, hubo dificultades iniciales en la primera parte.  Cuando todo un pueblo se hace cargo de riquezas de diversa índole, de la dirección y administración —actividades en las que no tenía ninguna experiencia pero que cuando agarró, cuando aprendió, comenzó a marchar hacia adelante— es capaz de estos logros. 

Y será para los imperialistas una hora amarga esta de los 10 millones —¡sin duda!—, porque han cometido el crimen incalificable, han llevado a cabo la desvergonzada y repugnante política de tratar de matar por hambre a este país.  Pero, como se dice corrientemente, no hay mal que por bien no venga. 

Nosotros creemos que este pueblo se ha crecido en la medida en que ha tenido dificultades.  Las dificultades nos han ayudado, nos han enseñado, nos han obligado a superarnos.  Cuando nos faltaron algunos productos, cuando no pudimos obtenerlos, ello nos obligó a esfuerzos especiales en ese campo. 

Y así, las dificultades, las trabas, ayudaron a nuestro pueblo a agigantarse para enfrentar las tareas y para llevarlas a cabo. 

Pero sin duda que nuestros éxitos pondrán en ridículo al imperialismo y a su bloqueo criminal.  Y la gran realidad, al cabo de 10 años de Revolución, es que mientras nosotros marchamos y nuestro pueblo marcha lleno de entusiasmo a una gran meta histórica de producción, en el resto de otros pueblos hermanos de América Latina donde se presentó la famosa Alianza para el Progreso como solución y panacea de problemas, el procónsul yanki no puede prácticamente desembarcar en ningún país en plan de visita amistosa entre comillas.  Y ya numerosos países se atreven hasta a decirle que es mejor que no vaya, porque obligados a la disyuntiva de hacerle un desaire al procónsul imperialista o acribillar al pueblo no se atrevieron ya a acribillar al pueblo.  Y en los pocos países que pudo visitar estuvo rodeada la visita de golpes, cachiporras, tiros, balaceras y muertes de estudiantes, de obreros y de ciudadanos de los países visitados. 

El panorama se presenta sin ninguna esperanza, sombrío para los demás países cuyos gobiernos fueron cómplices cobardes y criminales de ese imperialismo. 

Cuando los imperialistas iniciaron las agresiones contra Cuba al igual que ahora la inician contra el pueblo peruano por medidas adoptadas en defensa de sus intereses; cuando nosotros en defensa de nuestros intereses recuperamos nuestros recursos minerales, nuestras minas, todas las minas; cuando nuestro pueblo hace su reforma agraria, el imperialismo, en complicidad con los gobiernos latinoamericanos, inicia su agresión e inicia su bloqueo. 

El bloqueo y la agresión y la complicidad contra Cuba llegó a constituir un negocio.  Y cuando nos arrebataron de un golpe nuestra cuota azucarera en el mercado de Estados Unidos se afilaron los dientes, vieron complacidos aquel hecho gobiernos títeres en América Latina.  Se repartieron la cuota de Cuba sin ningún escrúpulo, se repartieron los despojos de nuestra economía agredida.  Fueron cómplices de ese crimen; crimen histórico, crimen imperdonable. 

Los que creen que nosotros estamos aquí en plano de estar mendigando favorcitos se equivocan, los que creen que este país pueda flaquear se equivocan, los que creen que vamos a andar mendigando relaciones se equivocan (APLAUSOS).  Porque este país ha resistido 10 años con la frente en alto, vivió su hora más dura. 

Algunos dicen y hablan de que las medidas contra Cuba fueron motivadas en la subversión de Cuba.  ¡Qué desfachatez!  ¡Qué impudicia!  y anduvieron del brazo imperialista y participaron en todas las agresiones imperialistas y prestaron sus territorios para invadir a nuestro país, para realizar ataques piratas, y mandaron soldados a Santo Domingo con los soldados yankis, y ahora todavía tienen la impudicia de hablar de la subversión cubana. 

Este país soportó los crímenes, los bloqueos, las agresiones, las complicidades, con la frente en alto.  Tenemos conciencia de lo que hemos hecho estos 10 años, de lo que estamos haciendo, de lo que vale y de lo que significa eso, ¡y nos preparamos para otros diez años con la frente más alta todavía!  (APLAUSOS) 

Y cualquier país de América Latina que quiera relaciones con Cuba, tiene que empezar por declarar que los acuerdos de la OEA eran arbitrarios e injustos, y que, por encima de esos acuerdos y como una reparación al crimen contra nuestra patria, a la complicidad mantenida con los imperialistas yankis, están dispuestos a desacatar esos acuerdos. 

Algunos incluso han mencionado la idea de que Cuba vuelva a la OEA.  Y decirle a este país eso es como hablar de que este país vuelva a la época del batistato y del machadato y de todas aquellas épocas pasadas (APLAUSOS). 

Cuba pertenece históricamente, moralmente, culturalmente, a la América Latina.  Nos sentimos parte de América Latina.  Ellos hablan de que nos aislaron, y quienes se aislaron fueron ellos.  Y ahora serán testigos del saldo.  Se aislaron de la historia, se aislaron del progreso, aislaron a sus pueblos de la oportunidad de derrotar al subdesarrollo, de liberar a sus economías.  Fueron ellos los verdaderos aislados. 

Algún día esos vínculos naturales y culturales con los pueblos latinoamericanos se desarrollarán plenamente; algún día perteneceremos al conglomerado de pueblos de América Latina; algún día perteneceremos a una asociación, a una organización; pero tendría que ser la asociación u organización de Estados Revolucionarios de América Latina (APLAUSOS). 

Y quede dicho de una vez por todas:  en esa sentina repugnante y asquerosa y desprestigiada que es la OEA jamás pondrá nuestra patria un pie allí.  Perteneceremos algún día a la asociación u organización o a la comunidad de Estados Revolucionarios de América Latina. 

Y no tenemos impaciencia, no tenemos apuro.  Esperaremos que uno por uno rompan con el pasado, uno por uno desarrollen sus revoluciones.  Y en la medida en que surjan estados revolucionarios, verdaderamente revolucionarios, entre ellos y nosotros surgirán los vínculos naturales e indispensables. 

Y esperaremos, porque uno por uno veremos a los pueblos de América Latina romper las ataduras, romper las estructuras como hizo nuestro país, e iniciar el camino de la revolución y el camino del progreso. 

¿Cuánto esperaremos?  Lo que sea necesario:  10, 20, 30 años si fuera necesario, aunque nadie piense ni remotamente que habrá que esperar tanto (APLAUSOS). 

Acontecimientos importantes se desarrollan, se han estado desarrollando en un país hermano de América Latina, que es el Perú. 

Nosotros hemos procurado ser muy discretos en relación con los acontecimientos que se desarrollan en el Perú. 

Sí, a nuestro juicio, aquel movimiento militar tenía un carácter distinto del carácter de otros movimientos militares.  Desde el primer momento en que se produce el movimiento militar y desaloja del poder a la camarilla reaccionaria y proimperialista que gobernaba ese país, surgieron declaraciones que revelaban, en los dirigentes de aquel movimiento militar, un propósito de desarrollar su país.  Pudiera decirse que sus ideas eran ideas desarrollistas.

Tomaron conciencia de la situación de atraso, de pobreza y de explotación en que vivía la nación peruana y estaban albergando el propósito de salir de esa situación. 

La primera medida fue contra una compañía petrolera imperialista que había estado saqueando y explotando al pueblo del Perú. 

Bien:  fue una medida patriótica, una medida valiente.  Ulteriormente surgió la Ley de Reforma Agraria. 

Nuestro juicio objetivo, nuestro juicio acerca de esa ley, es que, efectivamente, se trata de una medida radical, y de una medida que, aplicada consecuentemente, puede calificarse de medida revolucionaria. 

Desde luego, en el Perú se da una situación especial que es como para preocupar a los imperialistas. 

En la América Latina los ejércitos fueron el baluarte de la reacción y del conservadurismo, los ejércitos y la Iglesia Católica.  Ya en la Iglesia Católica en los últimos tiempos, en América Latina, fueron surgiendo corrientes fuertes de carácter progresista, que tomaban conciencia de los problemas sociales tremendos de esos países y que se manifestaban en favor de cambios de estructura y, en ocasiones, de cambios revolucionarios.  De manera que de dos baluartes de la reacción y del imperialismo, uno, la Iglesia, empezaba a sufrir en su seno una transformación y empezaban a surgir dentro de esa Iglesia corrientes progresistas y revolucionarias. 

Lo más notable de todo es que del seno de un ejército tradicional, de un ejército que fue baluarte de la reacción y de la represión en el Perú históricamente, de un ejército en el cual confiaban los imperialistas, surgiera un movimiento militar de signo distinto, que nacionalizara una empresa yanki y que promulgara una reforma agraria radical, y que expresara paladinamente el propósito de desarrollar a toda costa la economía peruana.  Y eso, naturalmente, tiene que tener muy preocupados a los imperialistas y a las oligarquías.

Desde luego que, a nuestro juicio, lo que sucede en ese país, y la tarea de desarrollar a ese país no es una tarea fácil.  El camino revolucionario está preñado de dificultades; enormes dificultades esperan a cualquier país que se decida a marchar por el camino de la independencia nacional y del desarrollo económico y de la revolución.  Y por eso no tenemos la menor duda de que esas dificultades estarán presentes en Perú.

Decíamos anteriormente que nosotros hemos sido discretos para que no parezca que estamos empujando a nadie, para no decir una sola palabra que pueda entorpecer, herir susceptibilidades, o parecer que estuviésemos aquí en plan oportunista con relación al proceso que allí se desarrolla.  Lo que podemos decir y decimos, a nuestro juicio, es que las medidas adoptadas tienen objetivamente carácter revolucionario.

Desde luego que algunos voceros de ese gobierno no han perdido oportunidad de decir que con Cuba no, relaciones con todo el mundo pero con Cuba no.  Porque indiscutiblemente que Cuba es la medida de hasta qué punto un gobierno desacata o no al imperialismo yanki, ¡es la medida!  Y decir que con Cuba no, es decirles a los americanos:  Te hemos quitado el petróleo, esto y lo otro, pero eso sí que no, con lo de Cuba vamos a estar tranquilitos.”  Porque ese es el punto que da la medida de la actitud de un gobierno que pretenda ser gobierno revolucionario.

Nosotros, naturalmente, creemos que cualquier gobierno, cualquier movimiento en la situación del movimiento actual de Perú, tiene que actuar, a la vez que con audacia, con inteligencia, con cuidado; porque nadie puede desde aquí decir qué problemas tienen, qué corrientes hay, qué fuerzas tiene la reacción dentro de ese país, incluso dentro del propio ejército.  Nadie puede decirlo.  Por eso nosotros debemos ser cuidadosos al juzgar los hechos.

Debemos ser cuidadosos, incluso, frente a declaraciones como las hechas por algunos voceros en relación con Cuba, el manido argumento de la subversión; argumento que, por demás, utilizarán los imperialistas si en Perú se desarrolla una verdadera revolución.  Porque si en Perú se desarrolla una verdadera revolución, veremos a los imperialistas maniobrar para aislar, para bloquear, para agredir. 

Y apenas surgió la reforma agraria en ese país, los periódicos oligárquicos del continente comenzaron a atacar ya al movimiento militar en el Perú; comenzaron a atacarlo.  Porque las oligarquías jamás darán apoyo a ningún gobierno que haga reformas agrarias.  Y ya comenzaban a decir que el movimiento peruano estaba siguiendo los pasos de Cuba. 

Es justo que cada país desarrolle su revolución, su propia revolución a su estilo, y ajustada a las condiciones de cada país.  Decir que está pasando lo de Cuba lo dice la oligarquía para asustar. 

¡Ojalá pasara lo de Cuba!  ¡Ojalá!  Pero los oligarcas lanzan esta imputación precisamente para agitar fantasmas, para asustar y para combatir al movimiento militar. 

Y decimos que no tomaremos en cuenta algunas declaraciones tontas; no tomaremos en cuenta algunas declaraciones que podemos conceptuar de cobardes, cuando se refieren a Cuba.  Porque —repetimos— todo proceso político revolucionario es un proceso difícil, las tareas son difíciles, existen todo tipo de indefiniciones, existen todo tipo de voceros:  unos que son revolucionarios, otros que son reaccionarios; unos que son motor del proceso, otros que son retranca del proceso. 

Por eso nosotros debemos tener una posición objetiva, severa, observar los acontecimientos, cómo se desenvuelve ese movimiento con relación a los obreros, a los estudiantes, a los campesinos, a los intelectuales revolucionarios y a los revolucionarios, incluso con relación a los que por enfrentarse al imperialismo y luchar por la revolución en el Perú guardan todavía prisión en el Perú. 

Observaremos los acontecimientos.  Apoyaremos todo lo que sea revolucionario.  Evitaremos toda actuación que pueda considerarse o imputarse como interferencia en ese proceso. No le mendigaremos tampoco a los dirigentes peruanos las relaciones con Cuba.  ¡No!  (APLAUSOS)  Si un día las quieren porque sean verdaderamente y consecuentemente revolucionarios, nosotros no nos negaremos a esas relaciones.  Pero tampoco las mendigaremos.  No está en el carácter ni en el honor de este país semejantes actos.  El honor de este país, ganado en 10 años de lucha, solitario en este continente frente al imperialismo, ese honor nuestro pueblo lo valora muy altamente. 

Pero sí podemos decir como definición de nuestra política:  ¡los oligarcas de América Latina jamás apoyarán ningún proceso verdaderamente revolucionario; la Revolución Cubana sí apoyará consecuente y decididamente cualquier proceso revolucionario en cualquier pueblo de América Latina!  (APLAUSOS) 

Sí podemos decir que independientemente de algunas declaraciones tontas, de algunas majaderías, de palabras que se pronuncian precisamente para complacer y para tranquilizar a los imperialistas, independientemente de eso, si en Perú se desarrolla una verdadera revolución, no importa que quienes hayan promovido esa revolución hayan sido un grupo de dirigentes militares, muchos de ellos incluso educados en Estados Unidos, no importa, sin prejuicios de ninguna índole si esa revolución se desarrolla, si sigue adelante como revolución antimperialista, como revolución que promueve un cambio de estructura, como revolución que defiende los intereses del pueblo del Perú, si una revolución se desarrolla en el Perú, nuestro pueblo estará al lado de esa revolución, estará al lado del pueblo peruano. 

Si un día, como consecuencia del desarrollo revolucionario en Perú o en cualquier país de América Latina surgen los bloqueos criminales y surgen las agresiones imperialistas y las amenazas, nuestro pueblo estará al lado de ese pueblo amenazado, nuestro pueblo estará al lado de ese pueblo agredido (APLAUSOS). 

Y cualquier revolución verdadera solo encontrará en la América Latina de hoy un único apoyo:  el apoyo del Estado revolucionario cubano.  Porque los demás ya sabemos cómo actúan, que cuando un país es agredido se apoderan de los despojos de ese país, cuando a un país le quitan sus cuotas y sus mercados, se lanzan voraces e impúdicos a repartirse los mercados y las cuotas de ese país. 

Hay algo que puede decirse, hay algo que puede afirmarse:  que cualquier revolución verdadera en cualquier otro pueblo de América Latina solo podrá contar con un apoyo en este continente, con un apoyo digamos oficial, con un apoyo estatal y decidido y consecuente, y ese es el apoyo de Cuba y del Gobierno Revolucionario de Cuba (APLAUSOS PROLONGADOS). 

Ningún gobierno oligárquico, conservador, reaccionario e instrumento del imperialismo, apoyará ningún proceso revolucionario en América Latina de manera consecuente.  Y a última hora harán lo que hicieron siempre, harán lo que hicieron en Santo Domingo:  prestarán incluso sus soldados mercenarios si es necesario para agredir a ese pueblo y para aplastar al proceso revolucionario. 

Esto es lo único objetivo, esto es lo único verdadero.  Y esta es la posición que nuestro país debe mantener con relación al proceso y los acontecimientos que se desarrollan en el Perú, aunque debemos estar conscientes, no hay que hacerse muchas ilusiones.  La tarea es difícil, las dificultades son grandes; cada acción engendra reacción, cada paso de avance agrupa las fuerzas del retroceso, que tratarán de anular ese paso de avance.  Todo proceso político y revolucionario es un proceso complejo, es un proceso difícil.  Y naturalmente debemos saber que ese proceso, que ha adoptado algunas medidas que sin vacilación se pueden calificar de revolucionarias, encontrará, sin duda, resistencia, encontrará dificultades grandes.  Y el que ese proceso se pueda desarrollar, pueda seguir adelante y pueda triunfar plenamente, dependerá de las medidas, de los medios, de la estrategia y de las concepciones fundamentales que alberguen los que dirigen ese proceso.  De ahí... 

 (UNA COMPAÑERA DEL PUBLICO LE PIDE UNA AUDIENCIA) 

¡Una audiencia!  Ya esa palabra parece vieja aquí.  Nos encontramos cuando salgamos de aquí y conversamos sobre los problemas, siempre y cuando no me pidan una casa por ahí, porque de dónde la voy a sacar y de dónde van a salir los que la van a hacer. 

Bien.  Con estas palabras nosotros definimos la posición de nuestro país hoy frente a las habladurías, rumores, bolas, comentarios que se hacen con relación a Cuba en el cotarro de la diplomacia latinoamericana, y definimos nuestra posición con relación al proceso político que se desarrolla en el Perú. 

Ahora ya es hora de terminar estas palabras, ya es hora de marchar hacia los cañaverales.  Solo una cosa es preciso recalcar, y es que esta zafra comienza hoy y no se detendrá hasta que no hayamos molido el último saco de los 10 millones (APLAUSOS).  Comienza por este central, comienza por este coloso azucarero, que tiene caña para estar moliendo un año entero.  Y esperamos tener la satisfacción de poder venir a este mismo central para coser aquí el saco de los 10 millones de toneladas de azúcar en 1970 (APLAUSOS). 

Nosotros sabemos que el ánimo de nuestros macheteros no decaerá un solo instante, que este esfuerzo no se detendrá ante nada, que nuestro pueblo lo comenzará y lo llevará hasta el final con el máximo entusiasmo, sin vacilar un solo instante.  Y cortaremos la caña, y la cortaremos a tiempo, y la enviaremos fresca.  Y podremos exhibir ante el mundo lo que un pueblo revolucionario puede hacer.  Dejaremos para la historia el ejemplo de este esfuerzo, y dedicaremos el saco de los 10 millones al pueblo que más se lo merece, ¡al pueblo heroico de Viet Nam!  (APLAUSOS) 

¡Patria o Muerte! 

¡Venceremos! 

 (OVACION)