DISCURSO PRONUNCIADO POR FIDEL CASTRO RUZ, PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA DE CUBA, EN LA VELADA SOLEMNE EN CONMEMORACION DEL CENTENARIO DEL NATALICIO DE VLADIMIR ILICH LENIN, EFECTUADA EN EL TEATRO “CHAPLIN”, EL 22 DE ABRIL DE 1970, “AÑO DE LOS DIEZ MILLONES”.

 

(DEPARTAMENTO DE VERSIONES TAQUIGRAFICAS

DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO)

 

Compañeros representantes diplomáticos de la Unión Soviética; Compañeros de la Sociedad de Amistad Cubano-Soviética;

Compañeros invitados;

Compañeros soviéticos aquí presentes;

Compañeros cubanos: 

 

El nombre de Lenin es algo sumamente familiar para todos nosotros. 

No vamos a hacer un panegírico de Lenin.  No nos atreveríamos a hacer un panegírico de Lenin, porque siempre nos quedaría la preocupación de que las ideas no fuesen capaces de expresar todo lo que realmente la admiración encierra. 

Quiero señalar los sentimientos que inspiran la actitud de nuestro pueblo hacia Lenin, para empezar diciendo que en primer término ese homenaje, ese interés, esa multiplicidad de formas en que se ha expresado la simpatía, la admiración, el reconocimiento y el cariño de nuestro pueblo hacia Lenin, ha sido algo extraordinariamente espontáneo.  No era solo el interés de nuestro Partido, de la dirección revolucionaria, de las instituciones oficiales, sino que fue también el interés espontáneo de todo nuestro pueblo.

Por eso, estas muestras de simpatía hacia Lenin se diferencian de lo que suele tradicionalmente caracterizar a muchas fechas históricas, que se convierten a veces en algo tradicional, algo convencional.  En esta ocasión, el conmemorar una fecha que es —sin duda— una fecha histórica de extraordinaria trascendencia, puesto que nació un día como hoy uno de los hombres más extraordinarios de la historia, pero extraordinario no solo por sus condiciones humanas, sus extraordinarias condiciones revolucionarias, sino también, o —mejor aún— fundamentalmente por la extraordinaria repercusión que su vida y su actividad han tenido y tendrán en el mundo.  Es decir que conmemoramos una fecha de un profundo significado, y la hemos conmemorado como real y únicamente podíamos conmemorarla, es decir:  con el sentimiento, con el corazón. 

Lenin es de esos casos humanos realmente excepcionales.  La simple lectura de su vida, de su historia y de su obra, el análisis más objetivo de la forma en que se desenvolvió su pensamiento y su actividad a lo largo de su vida, lo hacen en realidad ante los ojos de todos los humanos un hombre verdaderamente —repito— excepcional. 

Tuvo un maestro, que fue el fundador del marxismo.  Dos maestros, sería mejor expresar:  Carlos Marx y Federico Engels. 

Nadie como él, fue capaz de interpretar toda la profundidad y toda la esencia y todo el valor de la teoría marxista.  Nadie como él, fue capaz de interpretar esa teoría y llevarla adelante hasta sus últimas consecuencias. Nadie como él, fue capaz de desarrollarla y de enriquecerla en la forma en que él lo hizo. 

Cuando Lenin era apenas un niño, ya figuraban en la historia de las doctrinas revolucionarias y en la historia del marxismo una serie de lumbreras filosóficas y políticas, una serie de famosísimos intérpretes de las doctrinas de Marx; cuando prácticamente nadie había oído mencionar el nombre de Lenin.  Muchas de aquellas lumbreras que de una manera o de otra trataron de explicar, divulgar, desarrollar y aplicar las teorías de Marx, a lo largo de los años fueron opacadas por la figura y por la personalidad de Lenin en forma casi absoluta. 

Porque Lenin fue desde el primer instante no solo un teórico de la política, un filósofo de la política, sino un hombre de acción, un hombre de práctica revolucionaria constante e incesante, y le correspondió desarrollar aquella doctrina y aplicar aquella doctrina en condiciones tan difíciles, que resulta verdaderamente imposible imaginársela en situaciones peores.

Lenin surge del seno de un país donde con relación al resto de Europa, como con relación a Inglaterra, Alemania, Francia, el desarrollo industrial, el desarrollo político, el desarrollo social, estaba muy atrás.  Surge en el seno de un país donde la inmensa mayoría de la población era campesina y donde predominaban todavía condiciones absolutamente feudales, donde incluso cualquier dogmático del marxismo habría considerado que sería el último país de Europa o uno de los últimos en llevar a cabo la revolución marxista. 

Y es precisamente en el seno de ese país, en el seno del imperio de los zares, donde surge este hombre genial, verdaderamente genial, y desarrolla allí y aplica allí, con un sentido extraordinariamente creador, la doctrina marxista. 

Cuando las lumbreras del pensamiento revolucionario de Europa no tomaban para nada en cuenta a los revolucionarios rusos, cuando miraban con cierto desdén incluso a aquellos revolucionarios, cuando muchos de ellos no se habrían ni siquiera dignado a tomar en cuenta para nada el pensamiento de Lenin e incluso la posibilidad de una revolución marxista en aquella Rusia de los zares, emprendía Lenin su largo peregrinar, su largo y prolongado combate por llevar adelante la revolución marxista en las condiciones de aquel país. 

Lenin es fundador de en aquel entonces la llamada Social Democracia rusa, que después es el Partido Bolchevique y después es el Partido Comunista de la Unión Soviética.  Lenin empieza a poner prácticamente desde la primera piedra de esa organización, de ese movimiento. 

No es que no hubiesen existido algunos antecesores divulgadores del pensamiento de Marx, pero es que de tal manera el desarrollo del pensamiento político y revolucionario está influido por la actividad creadora de Lenin que hay que decir que fue verdaderamente el alma de ese pensamiento revolucionario, de ese movimiento y de ese partido. 

Pocas veces en ningún proceso —y tal vez nunca en un proceso político— un pensamiento, una mente, una inteligencia haya sido capaz de hacer un aporte tan grande.  Y es que Lenin fue un infatigable investigador, un incansable trabajador.  Y puede decirse que desde que tuvo conciencia política no descansó un solo instante a lo largo de su vida, no descansó un solo instante de investigar, de estudiar y de trabajar en el camino de la revolución. 

No ha habido gladiador que haya librado más combates ideológicos que los que libró Lenin.  Es asombrosa la cantidad de batallas en el campo ideológico libradas por él.  Y su historia no es en este caso comparable con la historia de otros hombres que hicieron hechos extraordinarios como méritos personales. 

En nuestra historia vieja, en la Historia Universal, nos hablaban mucho sobre todo de los grandes conquistadores, desde la antigüedad hasta siglos más recientes, y se narraban sus proezas, sus victorias.  Y realmente, cuando la humanidad tenga una forma de evaluar mucho más racional, cuando tenga una forma superior de apreciar los acontecimientos de la vida pasada de la humanidad, se oscurecerán aquellas figuras al lado de quien fue gladiador, batallador en otro campo de batalla; el que no fue conquistador, el que batalló en el campo de las ideas para crear, el que libró y ganó cientos de batallas difíciles en el campo de las ideas para liberar a la humanidad. 

Cuando se haga una evaluación superior de las personalidades   —repito— de la historia, Lenin, junto con Marx, descollarán entre los hombres, los pensamientos, las inteligencias, las conductas que mayor trascendencia habrán tenido en la historia de la humanidad. 

Porque como el mismo Marx dijo, con el advenimiento de una sociedad sin explotadores ni explotados, con el advenimiento de la sociedad comunista, la humanidad habrá salido de la prehistoria.  Y eso que puede parecer una frase, cuando la meditamos, cuando tratamos de comprender qué quiso decir Marx y cuando vemos todavía el mundo de hoy; cuando recordamos los recientes actos increíbles de barbarie cuando el fascismo extendió su zarpa por toda Europa; cuando vemos los actos increíbles de barbarie de hoy, los que se cometen contra el pueblo de Viet Nam, de Lao, de Camboya, los que se cometen en asía, en Africa, en cualquier parte:  toda la técnica más moderna contra el hombre, para destruir al hombre, su trabajo, su derecho a la vida, su derecho a un mínimo de felicidad.  Cuando vemos esas cosas que ocurren en el mundo de hoy, y que es lo que ha venido ocurriendo desde hace algunos miles de años, que la humanidad no ha conocido otra cosa que una tragedia, un drama de incesantes guerras de rapiña de unos pueblos contra otros, engendradas desde el mismo instante en que se desarrolló en el seno del hombre el sentido de la propiedad, cuando se desarrollaron las clases en el seno de la sociedad humana y que han dejado como saldo a lo largo de miles de años ese drama hasta hoy. 

Porque esas fechorías y esos crímenes se engendran —y eso lo comprende cualquiera hoy día, cualquiera por muchas vendas que le hayan tratado de poner en los ojos—, los engendran el espíritu de clase, el espíritu de explotación, el espíritu de posesión de los medios de producción, de los recursos naturales y de los hombres que manejan esos medios y explotan esos recursos. 

De manera que cuando la humanidad haya superado esta fase y los horrores engendrados por la sociedad de explotadores y explotados, entonces podrá decirse con toda propiedad de verdad que la humanidad salió de la prehistoria para entrar en la historia. 

Marx y Lenin constituyen precisamente esas dos personalidades humanas que marcarán el paso de la prehistoria a la historia de la humanidad (APLAUSOS). 

Al lado de ellos, las anteriores personalidades no serán personalidades históricas, sino personalidades prehistóricas. 

Pero a Lenin le tocó la posibilidad no solo de desarrollar la teoría, sino encontró el campo de acción concreto y la oportunidad de llevarla a la práctica. 

Luchó, como decíamos, en circunstancias extraordinariamente difíciles. Batalló centenares de veces en defensa de la doctrina.  Pero no como el apóstol que defiende un pensamiento místico, sino el científico que defiende una interpretación científica. 

Defendió la doctrina de Marx frente a todas las mistificaciones, tergiversaciones y deformaciones.  La defendió y demostró cuánta razón tenía.  Los hechos históricos demostraron cómo todas aquellas corrientes contra las cuales combatió Lenin condujeron, en los distintos países de Europa, a la crisis del movimiento revolucionario, al fracaso del movimiento revolucionario, a la traición al movimiento revolucionario. 

¡Con qué clarividencia combatió desde los primeros instantes las corrientes economistas, a los llamados marxistas legales, a los oportunistas, a los revisionistas! 

Cómo fue Lenin en aquellos instantes dificilísimos del movimiento revolucionario, quizás el más critico de todos, que es cuando tiene lugar la Primera Guerra Mundial y la mayor parte —prácticamente con la única excepción del movimiento de Lenin— de la Socialdemocracia, al conjuro del patrioterismo, en cada uno de sus países, y traicionando el primer deber internacionalista y el primer principio internacionalista, votó los créditos y marchó a enrolarse como carne de cañón al servicio de los intereses de los capitalistas y de los imperialistas. 

Fue precisamente en esos instantes cuando Lenin se queda prácticamente como el único dirigente en el seno del movimiento revolucionario, el único que permanece fiel —junto con sus seguidores— a aquellos principios, y libra desde entonces una batalla ideológica —¡una de las tantas!— contra los que virtualmente habían traicionado al marxismo, habían abandonado los principios del internacionalismo proletario.  Y fue en aquellos años difíciles, una vez más, defensor incomparable de aquellos principios y de aquella doctrina. 

Lenin tiene que desarrollar su obra en la clandestinidad, en las prisiones, en los destierros, en las emigraciones.  Tiene que llevar a cabo su batalla político-ideológica superando inmensos obstáculos de todo tipo para poder imprimir una hoja, un folleto, para poderlo distribuir a través de los inmensos espacios de aquel país, para poder vencer las innumerables dificultades derivadas de tener que trabajar y transitar en medio de países cuyos sistemas sociales precisamente se proponía cambiar. 

Y quizás no haya página más hermosa que las páginas de aquella lucha de Lenin en defensa del pensamiento revolucionario. 

Pero conmueve de una forma igualmente impresionante cómo Lenin puede percatarse de que aquella coyuntura de la guerra imperialista de 1914 marcaba un momento de crisis del imperialismo, y cómo de aquella Rusia de los zares —donde el movimiento obrero había ido creciendo, y sobre todo donde aquel movimiento obrero a lo largo de años se había ido armando de un pensamiento revolucionario— podía llevarse a cabo la revolución socialista. 

Si se preguntara si fuera posible concebir un hombre más optimista, habría que decir que no; un hombre más tenaz, un hombre más audaz, habría que decir que no. 

Porque cuando se acercaba la coyuntura histórica, el momento de tomar el poder, el momento de llevar a cabo la revolución, Lenin tuvo que librar durísimas batallas en el seno de su propio partido, tuvo que luchar tenazmente incluso contra el criterio de muchos de los que habían sido sus discípulos durante años. 

Si se dijera o si se preguntara si hubo algún hombre más incomprendido que Lenin, habría que decir que no.  Pero, en cambio, sí habría que decir que no hubo hombre más comprendido por el trabajador humilde, más comprendido por el obrero, más comprendido por las masas, que Lenin.  Asombra la paradoja entre la enorme incomprensión que encontraba a su alrededor y la inmensa comprensión que encontró siempre en las masas, y que fueron factor decisivo en cada uno de los momentos más críticos y más difíciles de aquel proceso revolucionario:  las condiciones en medio de las cuales Lenin defiende la tesis de la toma del poder y la oportunidad de hacerlo, apoyado por las masas del partido que él había forjado durante casi 20 años y por un puñado de los hombres, de los discípulos que fueron capaces de comprenderlo. 

Y resulta lógico el gran número de vacilaciones, puesto que el criterio de tomar el poder en aquellas circunstancias cuando había todavía muchos puntos débiles en el movimiento, cuando incluso el Partido Bolchevique no tenía una mayoría en el seno del campesinado, que era la mayoría de la población de la antigua Rusia, cuando el país estaba totalmente arruinado por la guerra, cuando tendría que enfrentarse después a los países imperialistas que lógicamente tratarían de aplastar la revolución victoriosa.  Era tan enorme el cúmulo de dificultades que resultaba lógico que muchos vacilaran. 

Sin embargo —y esta es una prueba de la grandeza de Lenin, de su férrea voluntad, de su confianza en las masas, de su fe en los principios científicos de la doctrina marxista— no vaciló un instante en afrontar todas aquellas dificultades y todos aquellos riesgos. 

y algún día habrá que decir también que ningún hombre realizó jamás una proeza más difícil que la proeza que le correspondió realizar a Lenin al frente del Partido Bolchevique en las condiciones en que se llevó a cabo la primera revolución socialista. 

Y creemos sinceramente que el estudio de aquellos hechos, de aquella epopeya...  Porque si difíciles habían sido los días que precedieron a la toma del poder, mucho más difíciles iban a ser los días subsiguientes, incomparablemente más difíciles, infinitamente más difíciles. 

El país, en medio de enormes dificultades internas, se vio invadido por decenas de puntos:  el territorio de nuevo estado socialista se fue reduciendo.  Parecía extraordinariamente difícil que aquella situación pudiera subsistir y, sin embargo, aquel pueblo, dirigido por un pensamiento, una doctrina y un partido revolucionario, encontró energías, encontró fuerzas y encontró medios para salir airoso de aquella situación. 

Hay que decir que no solo ha sido Lenin uno de los hombres más creadores, más luchadores y más geniales, sino uno de los hombres más valientes, moralmente valiente.  Valentía que demostró en pruebas dificilísimas, en decisiones dificilísimas, a lo largo de su vida y a lo largo del proceso revolucionario. 

Creemos sinceramente que estudiar la vida de Lenin, estudiar el pensamiento de Lenin, las doctrinas de Lenin y el ejemplo de Lenin constituyen no un homenaje sino una conveniencia, un beneficio para los pueblos. 

El homenaje a Lenin se le puede brindar con el sentimiento. 

Pero cuando se estudia su obra y su vida, cuando se estudia su pensamiento y su doctrina, los pueblos adquieren lo que pudiera llamarse un verdadero tesoro desde el punto de vista político. 

Y creemos que este magnífico movimiento alrededor del centenario de Lenin debe proseguir en el estudio de la vida y de la obra y de la doctrina de Lenin. 

Esos escritos, esas obras, son numerosos.  Algunas son más circunstanciales, otras son de un valor perenne, de un valor duradero, de un valor eterno.  Pero prácticamente no hay una sola palabra, un solo escrito de Lenin que no tenga un valor por sí mismo.  Y creemos que debemos hacer un esfuerzo por continuar imprimiendo, divulgando y estudiando las obras de Lenin. 

Eso nos permitirá comprender mucho mejor los procesos sociales, los procesos políticos, los procesos revolucionarios, los procesos internacionales. 

Y a cualquier obra de Lenin que se haya leído alguna vez y se encuentre profunda, se encuentre interesante, al cabo de algunos años   —sobre todo cuando se vive en medio de un proceso revolucionario— se le encuentran cosas nuevas, esencias nuevas, un interés siempre renovado. 

Hay que decir que el pensamiento de Lenin ha tenido una gran influencia en el proceso revolucionario cubano.  Que las ideas de Lenin, a raíz de la Revolución de Octubre, se divulgaron ampliamente por el mundo, y que en nuestro país encontraron una tierra fecunda, encontraron seguidores que se inspiraron en ese pensamiento.  Y que ya en el proceso revolucionario de lucha de 1930, 1933, los revolucionarios cubanos estuvieron profundamente influidos por el pensamiento de Lenin. 

Y algunas de sus obras fueron para algunos de nosotros guía, doctrina, medio de comprensión, sin los cuales habríamos estado desprovistos de verdades absolutamente esenciales en un proceso revolucionario. 

Recordamos cuando por aquellos meses que precedieron al 26 de julio de 1953, la mayor parte del pequeño grupo de compañeros que estábamos dedicados a aquellas tareas andábamos siempre con los libros de Marx y de Lenin. Y recordamos que algunos de esos libros de Lenin —porque fueron los de Lenin— cayeron en manos de la policía, en los registros que hicieron después del Moncada.  Y recordamos cómo en el proceso del Moncada, un fiscal paniaguado, entre sus más graves acusaciones, entre sus más —digamos— capciosas preguntas, hizo la pregunta de si era verdad que nosotros teníamos aquellos libros de Lenin y si eran nuestros aquellos libros de Lenin.

A ellos les interesaba, naturalmente, debido a la enorme cantidad de prejuicios, de mentiras, de acondicionamiento mental que habían producido en amplias capas del país, tildar al Movimiento 26 de Julio de movimiento comunista.  Y no podía decirse que el Movimiento 26 de Julio era un movimiento comunista.  Lo que sí podía decirse es que un grupo de los que habíamos organizado aquel movimiento estábamos fuertemente impregnados del pensamiento marxista-leninista (APLAUSOS). 

Tal vez ellos tenían interés en establecer una vinculación.  Les podía interesar, primero, por el gran número de prejuicios, por la gran cantidad de toxinas anticomunistas que habían inyectado en el pueblo.  Y además, por hacérseles más graciosos a los imperialistas y recibir más apoyo de ellos.  La acusación de comunista era una de las más usuales, y en muchas ocasiones de las más destructivas desde el punto de vista político, puesto que ese era el ambiente que imperaba. 

Y recordamos que en aquel instante no pudimos contener la indignación de ver allí aquella idiotez de sacar a relucir el libro de Lenin, y nosotros, con gran indignación, nos levantamos y le dijimos:  “Sí, nosotros leemos a Lenin, y quien no lea a Lenin es un ignorante” (APLAUSOS).  Puesto que prácticamente se tenía como un delito —¡un delito, señores!— estudiar a Lenin. 

Aquellos tiempos no están tan distantes, en que prevalecía la atmósfera —inculcada durante años y años por la propaganda mentirosa y calumniosa— contra el marxismo y contra el comunismo, y que llegó a penetrar, desgraciadamente, ampliamente. 

Ejemplo. ¿Quieren un ejemplo? Recuerden los primeros tiempos de la Revolución. 

En algunas ocasiones, por curiosidad, le preguntábamos a algún obrero incluso: 

—¿Usted está de acuerdo con la ley de reforma agraria, usted está de acuerdo con la ley de alquileres, usted está de acuerdo con la nacionalización de los bancos?— Una por una le iba preguntando todas aquellas leyes. 

—¿Usted no está de acuerdo con que los bancos, donde está el dinero del pueblo, en vez de estar en manos privadas deben estar en manos del Estado, y que esos recursos se pueden emplear en desarrollo de la economía, en servicio del país, y no en lo que les dé la gana a unos individuos particulares que son los dueños de esos bancos? 

—Sí. 

—¿Usted no cree que todas esas minas debieran ser del pueblo de Cuba, y no ser de unas compañías extranjeras, de unos tipos que viven en Nueva York? 

—Sí. 

Pero sí a todo, sí a todas y a cada una de las leyes revolucionarias.  Y entonces le preguntaba: 

—¿Y usted está de acuerdo con el socialismo?  —¡Ah, no, no, no!  ¡De ninguna manera! 

Era increíble cómo habían condicionado las mentes, al extremo de convertir una palabra en tabú, una idea en tabú.  De manera que el hombre podía estar de acuerdo con la esencia de todo aquello y no podía estar de acuerdo con la palabra. 

Recordaba esto porque de las obras de Lenin nosotros sacamos conclusiones que fueron decisivas —desde luego, cuando hablo del leninismo hablo del marxismo, de las ideas esenciales de Marx desarrolladas por Lenin—, y una muy específicamente de Lenin, que fue “El Estado y la Revolución”, que nos esclareció tantos conceptos, que nos dio tanta luz a la hora de elaborar la estrategia revolucionaria, la lucha por la conquista del poder revolucionario, y que tan decisiva fue para poder elaborar esa estrategia. 

No se ajustaba al esquema. Ningún proceso político, ¡ninguno!, se ajusta exactamente a ningún esquema.  Y en política podría decirse que los esquemas no existen.

La teoría de Marx nunca fue un esquema:  fue una concepción, fue un método, fue una interpretación, fue una ciencia.  Y la ciencia se aplica a cada caso concreto.  Y no hay dos casos concretos exactamente iguales. 

Y en nuestro país también se daban condiciones peculiares, y las ideas marxistas también tenían una plena aplicación en nuestro país. 

Hay que decir que el desarrollo del pensamiento revolucionario estuvo influido fuertemente por las tradiciones de nuestro país, fuertemente por la historia de nuestro país, por las luchas emancipadoras de nuestro país.  Y puede decirse que la concepción que inspiró la estrategia revolucionaria que dio lugar al triunfo en 1959 fue precisamente la unión, la hibridación de una tradición, de una experiencia peculiar de nuestro país con las ideas esenciales del marxismo y del leninismo. 

Un país sin las tradiciones de Cuba y sin la historia de Cuba no habría podido arribar en esa fecha a un triunfo de esta naturaleza, a un avance de esa naturaleza.  Pero un país con las tradiciones de Cuba, sin las concepciones esenciales del marxismo-leninismo —sobre todo en una serie de cuestiones fundamentales— no habría podido tampoco de ninguna manera arribar a un paso de avance semejante. 

Por eso cuando vemos los procesos que hoy se desarrollan en distintas partes del mundo, en mayor o en menor grado, nosotros siempre tenemos el criterio, primero, de que ignorar el marxismo y el leninismo constituye una enorme desventaja para cualquier revolucionario.  Y puede parecer paradójico llamar revolucionarios a hombres que no sean marxista-leninistas.  Y no hay tal paradoja.  Llamemos al hombre que es inconforme con la sociedad en que vive, con la injusticia que prevalece por doquier, que quiere cambiar, que tiene el instinto, la vocación del luchador, el instinto, la vocación del revolucionario... Porque, ¿cuándo se llega a ser revolucionario?  Se empieza siendo revolucionario un día y no se termina nunca de ser revolucionario.  Porque cada día se enriquecen los conocimientos, las ideas, el espíritu; y nadie puede decir que era ayer más revolucionario que hoy ni que mañana sea menos revolucionario que hoy. 

Es decir, hay hombres que quieren cambiar, que tienen muchas de las condiciones que hacen a un revolucionario, los deseos que hacen a un revolucionario; incluso hay hombres que comprenden algunos de los problemas de hoy:  la miseria, el subdesarrollo, el retraso tecnológico.  Algunos hombres empiezan a comprender el problema y toman conciencia de la explotación económica del imperialismo, tienen madera de revolucionarios, actúan como revolucionarios.  Pero sin embargo aquellos que no conozcan el marxismo y el leninismo sin duda que tendrán una inmensa dificultad, una enorme desventaja. Porque lo que sí puede afirmarse —y nosotros tenemos el derecho de afirmarlo porque hemos vivido esta singular experiencia, y cada día hemos tratado de sacar alguna lección de esa experiencia de nuestro país—, sí puede decirse que solo hay una ciencia revolucionaria, que solo hay una ciencia política:  y esa ciencia revolucionaria y política es el marxismo-leninismo (APLAUSOS PROLONGADOS).  Y que no hay ninguna otra ciencia política y revolucionaria —no hay ninguna otra—, no hay ninguna otra teoría, todo lo más superficialidades, bagatelas, remiendos. Incluso en el lenguaje universal hoy día de los propios burgueses, de los propios imperialistas, se emplea mucha de la terminología marxista.  La división de la sociedad en clases es algo que no lo discute nadie; en cualquier político burgués, en cualquier periódico burgués, en cualquier teórico burgués, el problema de las clases es universalmente aceptado. Y otras muchas ideas, otros muchos términos son cosa admitida. Y muchos de esos términos, muchas de esas ideas son ideas que provienen del marxismo-leninismo. 

Esto quiere decir que las ideas marxista-leninistas se extienden por el mundo y se extienden cada vez más.  Yo no diría que se aplican tanto como se extienden.  Yo no diría que se usan tanto como se invocan.  Porque es curioso: en cualquier parte del mundo, en los sectores estudiantiles, en los sectores intelectuales progresistas, por lo general la terminología, la frase, la idea que se escucha es una terminología, una frase, una idea marxista.  Ya hoy día es un principio casi universalmente reconocido lo que anteriormente decíamos: que sin el marxismo-leninismo no hay teoría ni ciencia revolucionaria o política. 

Y no tenemos la menor duda de que ese proceso continuará.  No debemos olvidar que Marx fue uno de los hombres más combatidos y más calumniados de su época; pero que todavía en un grado mucho más alto fue combatido, fue difamado y fue calumniado Lenin. Se acudió a las peores infamias dentro del propio movimiento revolucionario.  Fuera del movimiento revolucionario se trataba de pintar a Lenin como la encarnación del mismísimo diablo. 

Con esas ideas, con esas fábulas, los burgueses y los reaccionarios de todo el mundo trataban de frenar la extensión y la divulgación de las ideas revolucionarias. 

Hay que decir algo más: después de la Revolución de Octubre surgieron toda una serie de negadores de Lenin.  Una de las armas que usó el imperialismo contra el leninismo fue tratar de disminuir el papel de Lenin en el proceso revolucionario, tergiversar la historia. Y cientos de escritorzuelos, supuestamente de izquierda —tal como todavía ocurre incluso en esta etapa contemporánea: método y técnica usada por la reacción—, fueron historiadores supuestamente de izquierda que distorsionaban la historia del proceso revolucionario leninista. 

Pero es que un estudio realmente objetivo de la historia no admite comparación posible, ¡no admite comparación posible!, no admite poner al lado de Lenin ningún otro pensamiento, porque el pensamiento de Lenin descuella desde el principio hasta el final y es la espina dorsal, el alma de ese proceso (APLAUSOS). 

Así surgieron los panegiristas de otros personajes de aquel proceso.  Y no se trata, desde luego, de negarle a nadie, porque hubo muchos héroes, hubo muchos hombres con grandes méritos. Pero no hay duda de que de esa tendencia de seudoescritorzuelos de izquierda surgieron las corrientes tendientes a disminuir el papel de Lenin en el proceso revolucionario. 

Desde luego que a medida que pase el tiempo no será solo nuestro país, no serán solo los países socialistas. Llegará el día en que el homenaje a Lenin sea el homenaje de todos los pueblos, llegará el día en que el homenaje a Lenin sea el homenaje de todos los Estados, llegará el día en que el homenaje a Lenin sea el homenaje de toda la humanidad (APLAUSOS).  De eso nosotros no tenemos la menor duda. 

Baste recordar que hace 12 años se hubiera podido homenajear a Lenin solo bajo los palos de la policía.  Apenas hace 12 años, este pueblo que le ha rendido tan bello homenaje, tan sincero y profundo homenaje a Lenin, hace 12 años únicamente en un parque, bajo los palos de los esbirros, habría podido rendirle tributo a Lenin.  Y hoy son millones de cubanos quienes expresan su cariño y su admiración hacia Lenin. 

De la misma manera, algún día millones de analfabetos de hoy conocerán a Lenin, su obra, su historia y su vida. Y será, repito, universal el homenaje. Lo cual engrandece su papel, del hombre que se enfrentó a tantas dificultades y a tantas incomprensiones para llegar un día a ser comprendido y admirado por miles de millones de seres humanos. 

He expresado algunas ideas, algunos sentimientos sobre Lenin, sobre su influencia en nuestro proceso desde el punto de vista ideológico. Pero también ha habido otra influencia fundamental: la influencia que tuvo la Revolución de Lenin, la influencia que tuvo el Partido y el Estado creado por Lenin en el proceso revolucionario de nuestro país. 

Porque lo que decíamos anteriormente:  que sin las tradiciones de nuestro país y sin las esencias del pensamiento marxista no habría podido dar nuestro pueblo el enorme paso de avance que dio, no habría podido nuestro país convertirse en el primer país socialista de América Latina (APLAUSOS), ¡último en liberarse del coloniaje español, primero en liberarse absolutamente del imperialismo yanki!  (APLAUSOS); no habríamos podido afirmarlo si en octubre de 1917 no hubiese... 

Blas, ¿es 1917 ó 1918?, que me ha entrado una duda.  Te pregunto a ti, porque tú eres el que más ha estudiado esas cuestiones (APLAUSOS). 

Sí recuerdo que eso cuando estudiaba psicología se llamaba un lapsus mental, sobre una fecha... 

Pero volvamos a la idea de que sin la Revolución de Octubre de 1917 no habría podido constituirse Cuba en el primer país socialista de América Latina (APLAUSOS).

Nosotros habríamos sido igualmente revolucionarios, nuestro país habría ido hasta las últimas consecuencias —no hay duda.  Pero los más inmensos sacrificios, las más heroicas determinaciones, no habrían podido prevalecer sobre las consecuencias del poderío del imperialismo a 90 millas de nuestras costas; no habría podido prevalecer a las consecuencias de su criminal zarpazo económico, de sus zarpazos políticos y de sus zarpazos militares. 

En el mundo hay miserables. Se sabe.  En algunos círculos intelectuales a veces abundan esos miserables.  Y desgraciadamente el imperialismo ha logrado crear en algunos círculos lo que pudiéramos llamar un profundo sentimiento antisoviético; en algunos círculos.  Son los círculos emparentados con toda esa técnica imperialista que trató de disminuir el papel de Lenin. 

Hoy, como se sabe, hay superrevolucionarios teóricos, superizquierdistas, verdaderos “supermanes”, si se quiere —para darles un término—, capaces de destripar al imperialismo en dos segundos con la lengua (RISAS); muchos superrevolucionarios que no tienen ni noción de lo que es la realidad y los problemas y las dificultades de una revolución, alentados por ese sentimiento bien alimentado por el imperialismo, llevan un odio feroz.  Es como si no quisieran perdonar que la Unión Soviética existiera, y esto desde posiciones de izquierda. Quisieran una Unión Soviética modelada a su imagen peregrina, a sus idealizaciones ridículas; porque un país es antes que nada una realidad, y una realidad que tiene que hacerse de otras muchas realidades. 

Esas corrientes olvidan las increíbles dificultades iniciales del proceso revolucionario en la Unión Soviética, las dificultades a que nos referíamos anteriormente; los increíbles problemas derivados del bloqueo, del aislamiento, de la agresión fascista.  Todo eso pretenden desconocerlo, y casi consideran una especie de crimen que exista la Unión Soviética. Y esto desde posiciones de izquierda: una deshonestidad absoluta. 

Se olvidan de los problemas de Cuba, de Viet Nam, del mundo árabe.  Es decir, dondequiera que el imperialismo está allí llevando a cabo sus zarpazos, sus zarpazos, se encuentran un país, un Estado que envía las armas en las cantidades necesarias para que los pueblos puedan defenderse contra ese imperialismo. 

Nuestro caso:  ¡Mil quinientos millones de pesos en armamentos recibidos de la Unión Soviética!  (APLAUSOS.)  Y de ninguna manera creemos que seamos los que más hayamos recibido.  Esto no lo decimos en son de protesta ni de reclamo, sino que en otros lugares han hecho falta más.  pienso que, por ejemplo, al Oriente Medio ha llegado mucha más arma todavía, debido a la situación existente allí. 

Quiero decir que se cuenta por miles de millones el valor de los armamentos recibidos gratuitamente por países (APLAUSOS), que voy a decir el caso nuestro:  ¿Qué habríamos hecho nosotros sin esas armas? 

No hablamos ya del petróleo, de algunas cuestiones que fueron decisivas y fundamentales en determinados momentos; porque, bueno, a lo mejor el buey, la carreta, el caballo, el mulo, viviendo un poco como los siboneyes...  Pero siempre diremos: ¡Será preferible vivir como siboneyes, será menos malo que tener que combatir sin tener un arma con que combatir! 

Se conmemora lo de Girón en estos días. Y bien recordamos antiaéreas, tanques, cañones, armas, morteros, con los cuales pudimos pulverizar a los mercenarios. 

Es decir que la existencia del Estado soviético es objetivamente, objetivamente, uno de los más extraordinarios privilegios del movimiento revolucionario (APLAUSOS). 

¿Qué quiero decir con esto?  Quiero decir que se puede tener opiniones diferentes sobre diferentes problemas, quiero decir que unos movimientos revolucionarios pueden interpretar cómo enfrentar determinadas cosas de una forma y otros de otra.  No quiere decir esto que obligadamente cada partido tenga que pensar exactamente igual que otro.  ¡No!  No se confunda.  Creemos que dentro de la enorme diversidad de los problemas y complejidad de los problemas, siempre habrá numerosísimos puntos de vista diferentes, ¡siempre habrá!  Sería idealismo pretender otra cosa. 

Nos referimos al hecho de la existencia de toda una plaga de seudorrevolucionarios, de escritores a sueldo del imperialismo, que con increíble saña escriben contra la Unión Soviética y prácticamente no le quieren perdonar la existencia del Estado soviético; cuestión que solo puede interesar, sentimiento que solo puede emanar de un odio reaccionario e imperialista. 

Estas cuestiones, estas verdades objetivas, los hombres que tienen un elemental sentido de la verdad histórica, de la realidad, de la justicia, no podrán olvidarlas nunca ni podrán negarlas nunca. 

El mundo de hoy es un mundo bien complejo, es un mundo que no tiene nada de fácil, es un mundo bien difícil.  No hay soluciones fáciles para ningún problema.  Los problemas son muchos y complejos.  Y claro, de esas circunstancias se valen para intrigar, para difamar. 

Hay algunos que no quieren perdonarle a este país la posición que adoptó cuando la cuestión de Checoslovaquia.  Me refiero a esos escritorzuelos de izquierda.  Y algún día habrá que discutir, algún día habrá que hacer un debate amplio en cualquier lugar, en cualquier tribuna. 

Sobre la misma Revolución Cubana son muchos los que escriben, menos Cuba.  No se sabe cuántos intérpretes, cuántos teóricos.  Algunos de ellos no merecen ni la réplica porque son evidentes agentes del imperialismo yanki, ¡evidentes agentes del imperialismo yanki que todavía engatusan y engañan a más de cuatro idiotas!  Sin embargo, creemos que es ahí, es ahí donde se define un criterio revolucionario, en situaciones como esas; ¡posición que mantenemos y que reiteramos!  (APLAUSOS.)

No íbamos nosotros a actuar en nombre de una lógica burguesa, de una concepción burguesa, de una política burguesa.  Lo que contaba para nosotros era el proceso contrarrevolucionario que estaba teniendo lugar allí, el proceso de traición al marxismo. 

No podemos olvidar por aquellos días la agencia de noticias checa escribiendo sobre el Che peor que la UPI y la AP (APLAUSOS), innumerables cosas por el estilo; difamando ya a los demás países, incluso a Cuba.  Porque aquello era liberalismo, sí, ¡liberalismo! 

Y creo que ese es el momento, en esas circunstancias, en que hay que saber evaluar, hay que saber reaccionar revolucionariamente.  Solo el imperialismo habría sido ganancioso si aquello no se frena, si aquello no se ataja. 

Algunos decían que qué extraño, que Cuba, que podía ser invadida por los imperialistas yankis.  Bien:  si los imperialistas yankis invaden a Cuba en cualquier época, en cualquier momento, ¡aquí siempre habrá una razón por la cual pelear y morir hasta el último hombre!  (APLAUSOS PROLONGADOS.)

Esa no es una razón jurídica, no es una razón legal:  ¡Es una razón moral!  Y los pueblos defendiendo una causa justa, luchan y perecen. 

Lo que nadie podrá llevar nunca a ningún pueblo a morir por una causa injusta; lo que nunca podrá nadie llevar a un pueblo a morir por la contrarrevolución. 

Esa es la esencial diferencia: de que allí tenía lugar un proceso contrarrevolucionario y aquí tiene lugar un proceso revolucionario. 

Por si algunos todavía no entienden.  ¡Y nosotros no somos liberales burgueses:  somos marxista-leninistas y somos antiliberales!  (APLAUSOS.)

Para nosotros toda la filosofía burguesa y todas las ideas liberales burguesas constituyen algo así como una vieja superstición, hace tiempo pasada de moda. 

y decíamos —cuando hablábamos de las posiciones que se tienen y de las posiciones que tiene nuestro país— cómo por encima de todo están los hechos objetivos, cómo por encima de todo está la verdad, cómo por encima de todo nosotros tendremos siempre en cuenta la importancia objetiva, el valor objetivo.  Y lo decisivo que ha sido para nosotros el apoyo soviético. 

Y a algunos no les gusta que ni siquiera nosotros reconozcamos esto.  ¡Vaya liberaloides asquerosos que pululan por el mundo, charlatanes que no han tenido nunca que presentarse delante de un solo caso —no de los problemas de una nación entera—, ni tener que ver y sufrir la pobreza, las miserias de una nación entera! 

Hay muchos que desde Roma y de París construyen mundos hipotéticos, imaginarios.  Y muchos de ellos viviendo muy bien —no digo que todos—, porque algunos son agentes netos de la CIA y otros son idiotas. 

¡Y hasta se indignan porque los pueblos reconozcan y proclamen estas verdades! 

Y esos hechos los tendremos nosotros siempre presentes, siempre presentes.  Y esas cosas siempre prevalecerán en nuestras relaciones con la Unión Soviética:  esas verdades objetivas y esos hechos objetivos. 

Es una buena ocasión para explicar estas posiciones, con tanta más razón cuanto que hay algún otro tema que nosotros quisiéramos tocar para definir nuestras posiciones.  Dos temas:  uno, la cosa de los mercenarios (APLAUSOS); dos, nuestra posición sobre la OEA (APLAUSOS). 

Hay algunas cosas que necesitan definiciones.  Este año ha sido un año de mucho trabajo y pocas palabras.  Hay temas que han estado rondando por el ambiente sobre los cuales no se han dado opiniones. 

¿Qué importancia puede tener este desembarco de un grupo de mercenarios?  ¿Qué otros planes debemos tener en cuenta?  ¿Cuál es nuestra posición en general en América Latina?  Y que nuestro juicio está en el contexto de todas nuestras relaciones, de todas nuestras actitudes, nuestras relaciones con Estados Unidos. 

Quiero, en primer lugar, explicar el objetivo estratégico de este desembarco de mercenarios. 

Ellos, los Estados Unidos, todavía no han dicho una palabra sobre la cuestión.  Sin embargo, esto forma parte de un plan que pensaban llevar a cabo antes —no en abril—, y que consistía en poder mandar una primera banda en un lugar bastante inaccesible, difícil de liquidar, donde pudiera persistir un tiempo.  Y después producir otros envíos similares a distintas partes del territorio del país, en medio del proceso de la zafra. 

Este grupo —y veamos si el gobierno de Estados Unidos puede eludir su responsabilidad— intentó ya desembarcar en enero, ¡en enero! 

Y aquí hay un cable que dice:  “Enero 16, AP.  Washington.  El Departamento de Estado reveló hoy que 14 exiliados cubanos realizaron un fracasado intento de infiltrarse en Cuba la semana pasada, y fueron rescatados a unas millas de las costas de la isla comunista por una patrullera naval norteamericana. 

“Robert McCloskey, vocero del Departamento, dijo que los cubanos fueron rescatados de su embarcación, que se iba a pique, y llevados de nuevo a Miami, tras escala en la Base Naval de Guantánamo.”

Este grupo de mercenarios —una gran parte de ellos, unos cuantos de ellos— fueron llevados a Estados Unidos a través de la base de Guantánamo cuando salieron de Cuba.  Una grosera violación más de los estatutos de esa arbitraria base. 

No solo llegaron a Estados Unidos por esa vía, sino que en enero, cuando intentan hacer el primer desembarco, cuando intentan iniciar el plan, tienen problemas en las embarcaciones y se refugian —son ayudados y refugiados— en la base naval yanki, que los llevó otra vez a Estados Unidos. 

Y ahora ese mismo grupo provisto con AR-15, AR-16 y AR-18, los fusiles automáticos más modernos de Estados Unidos, desembarca por la zona de Baracoa. 

¿Cómo puede el gobierno de Estados Unidos insinuar siquiera que no tiene ninguna responsabilidad en estos hechos? 

Y el plan, como les decía, era...  Porque cuando salieron fue con cameraman y todo, películas para el cine, para la televisión.  El 26 de abril un gran golpe publicitario, y después de eso el desembarco de nuevos grupos mercenarios.  Plan que tenían para antes, ya desde enero.  El 26 darán a la publicidad las películas que tomó un señor conocido, un mercenario de la prensa llamado Guayo.  Si el Departamento de Estado desea más información, se la puede solicitar a ese señor.  Incluso le puede mostrar las películas. 

Desde luego que para el 26 ya no habrá ningún mercenario al que hacerle publicidad.  En el día de ayer, en un nuevo contacto con nuestras fuerzas, murieron otros dos mercenarios y otros dos fueron capturados (APLAUSOS).  ¡Solo quedan cuatro mercenarios y están cercados!  (APLAUSOS.)

Y desde luego está demostrado que a las unidades de la división territorial de Baracoa, unidades de milicias serranas, es muy difícil que se les escape ni una jutía por entre esos cercos.  ¡Será muy difícil, porque si pasan un cerco se encuentran después otro rápidamente!  Tienen una información completa, sencillamente porque en cada casa de campesino hay un miliciano (APLAUSOS). 

Así que quedan cuatro mercenarios y es muy difícil que puedan escapárseles a las unidades de la división territorial de Baracoa y a los compañeros que están dirigiendo esas operaciones y que saben de eso mucho más que los mercenarios, ¡pero mucho más! 

¡Y los dos cabecillas principales ya están fuera de combate!  (APLAUSOS.)

No les pusimos plazo fijo a los compañeros para que capturaran al resto.  Todo lo contrario.  Cuando conversamos con ellos les dijimos:  no se apuren, no se desesperen, porque el lugar es muy abrupto, muy enredado.  Aquel lugar es un lugar muy difícil de operar.  Y yo les decía:  no se impacienten. 

Se pueden tardar unos días más, días menos, pero de los que quedan dudo mucho que pueda escapar ninguno.  Así que esa es la actual situación. 

Si tienen algún grupito más lo pueden mandar ya —¡los otros!— (RISAS), aunque dudamos de que los manden. Porque con este escarmiento... ¡Y no escarmientan a pesar de los escarmientos!  Armas automáticas de las más modernas del ejército de Estados Unidos y las piñas —granadas de mano— de las que usan en Viet Nam, y 600 balas cada uno de ellos. 

Pero bien:  la importancia de eso es incluso relativa.  Tienen a nuestro juicio más importancia los planes que desde hace algunos meses viene prohijando este señor Nixon, a los cuales nos referimos nosotros en Baracoa. 

Es decir, ellos tienen planes más graves todavía que estos planes obstruccionistas. Y que se ve que evidentemente están preparando una nueva aventura contra nuestro país. 

Nosotros sabemos los que están detrás de esas aventuras.  Además, la forma en que lo están haciendo.  Pero no hace falta mucha información especial para eso, porque allí se leen muchas noticias todos los días de esta índole: 

 “UPI, marzo 25, 1970, Nueva Orleans.  Declaraciones de Eulogio Cantillo. 

“Pronto se abrirán estaciones de reclutamiento en Miami y otras ciudades para formar un ejército de exiliados anticastristas, según anunció el exgeneral cubano Eulogio Cantillo. 

“El proyecto forma parte del plan Torriente, un nuevo movimiento anticastrista lanzado durante una gigantesca manifestación de exiliados hace dos meses por José de la Torriente, uno de los dirigentes de la colonia cubana.”

Este José de la Torriente es un propietario de acciones de empresas yankis que lleva 55 años en Estados Unidos y es ciudadano yanki. 

“Tendremos un ejército antes de fin de año, prometió Cantillo.  Podemos tener uno casi del tamaño que necesitamos. 

“Cantillo dijo que habrá facilidades de reclutamiento en todas las ciudades que tengan numerosas colonias cubanas.  En los Estados Unidos hay grandes colonias en Miami, Nueva York, Chicago, Los Angeles, ciudades de Nueva Jersey y muchas otras que reciben cubanos que llegan constantemente como refugiados por avión, desde Cuba. 

“Después que se registren los voluntarios 'escogeremos a los mejor preparados para las labores militares', dijo el general de 56 años de edad. 

“'Entre los reclutados habrá veteranos de la invasión de la Bahía de Cochinos, exmiembros del ejército constitucional cubano'“ —llaman constitucional a aquello, a aquellos esbirros—, “'del Ejército Rebelde de Fidel Castro'“ —cuatro gatos desertores que nunca sirvieron para nada; con alguna excepción, puede haber alguno que haya servido para algo; de los del principio de la Revolución, a esos llaman “del Ejército Rebelde de Fidel Castro”—, “'y de cubanos que han combatido en Viet Nam'“ —nada más faltaba eso— “'en el ejército norteamericano', dijo. 

“El entrenamiento para combate en Cuba puede ser arreglado en algún país sudamericano, dijo Cantillo.  Y añadió: 

“'Muchos tipos de entrenamiento podrían ser realizados legalmente también en Estados Unidos, como por ejemplo:  tiro al blanco, marchas y ejercicios calisténicos'“ —aparte de los entrenamientos reclutados allí. 

Si vienen gente que han estado en Cochinos, cochinos que han estado en Viet Nam (RISAS), esbirros “constitucionales” —nuevo nombre— y cuatro miserables desertores, lo único que podría decirse de este ejército es que habría escogido la peor basura que en el mundo existe (RISAS). 

En todo este indecente mejunje (RISAS) están los Masferrer, los Rivero Agüero, los Prío Socarrás. 

Algunos recordarán —no había que ser profeta— aquellos primeros tiempos cuando decíamos:  “un día todos junticos, todos”...  Hasta el último escrúpulo lo dejaron a un lado, y ahí están todos, todos, todos sentados en la misma mesa y comiendo del mismo plato. 

Y aquí tenemos para ilustrar, por ejemplo, uno de los aliados de este señor, el señor Masferrer, conocido jefe de aquella pandilla de asesinos llamados “Los Tigres”, que de tigres no tenían más que las garras y luego eran galgos, eran galgos con garras de tigre, que asesinaron cientos de campesinos y de ciudadanos, por no decir miles, a lo largo y ancho del país.  Y hablando de este movimiento, dice: 

“Los Fontaines andan preguntando de qué medios se valdrá Torriente para hacer el milagro siguiente, ahora que hizo el primero de la unidad para la guerra.  Para mí no es ningún secreto:  con un ejército patriota, con tanques, aviones y cañones, con dinero, con aliados poderosos —eso también lo tiene Torriente. 

“No aparecerán en las páginas indiscretas del Miami Herald, al estilo de aquellos reportajes absurdos de Guatemala.  Pero pronto estarán en las pantallas de los televisores de las cuatro esquinas del mundo las pesadas orugas aplastando a la patulea comunista, aterrorizada en cada ciudad. 

“Muchos paisanos nuestros han visto esos soldados y esos tanques, y sobre sus cabezas han volado raudos los aviones que barrerán de la faz de la isla a los bandidos.  Todavía no muestran en sus torretas ni en sus alas las insignias del ejército libertador, pero nadie desespere, porque pronto las verán.”

Todo esto allí, públicamente, en Estados Unidos:  reclutamiento de ejército, etcétera, etcétera. 

En unas declaraciones de este sujeto yanki, aparecidas en “Miami News”, y hablando en una asamblea de Miami el día 10 de febrero, dijo este señor: 

“No puedo explicar lo que estoy realizando, ni puedo revelar por ahora lo que es el plan, ni los que ayudan y están dispuestos a liberar a Cuba, que son personas que ocupan categorías más altas que yo.”

No he traído más que algunas muestras acerca de lo que fundamentábamos nosotros, de que el señor Nixon, que tiene mucho de responsabilidad en lo de Girón y que hizo declaraciones de que daría manos libres a los mercenarios, y que siempre dijo que si ellos hubieran estado se hubiera triunfado, porque los aviones sí habrían venido...  Y la forma descarada, cínica, con que están proclamando y planeando y creando las condiciones para una nueva aventura contra nuestro país. 

Conocemos demasiado bien a esos tipos, conocemos demasiado bien su idiosincrasia.  Por algo lo de Girón no sorprendió a este país, ¡por algo!  Porque el día 17, cuando llegaron los aviones, estaba todo el mundo en estado de alerta.  En el Estado Mayor estábamos al amanecer cuando vimos pasar los B-26, y no sorprendieron a nadie.  Porque estos 10 años nos han ido enseñando a interpretar todas y cada una de las cosas que hacen. 

Y desde luego, es la realidad que en meses venideros, o en tiempos venideros o en años venideros, estos idiotas, estos cretinos, estos criminales, van a seguir en el jueguito de las agresiones contra nuestro país. 

Es decir que tendremos que seguir llevando a cabo la doble tarea:  el instrumento de trabajo a un lado, el fusil al otro (APLAUSOS); invertir grandes energías en el desarrollo del país y en la defensa del país. 

Es incuestionable que los imperialistas no se resignan a las actitudes de Cuba y a las posiciones de Cuba.  Es bueno decir que han aparecido más de una vez insolentes declaraciones de que ellos estarían dispuestos a discutir con Cuba si Cuba rompe sus vínculos con la Unión Soviética, sus vínculos políticos y militares. 

En alguna ocasión refiriéndonos a esto, esa política de cretinos, ese consejo de cretinos:  rompe con tus amigos para hacerte amigo de tus enemigos...  No ya por una elemental cuestión de principios, que está por encima de todo:  por una cuestión de profunda convicción revolucionaria. Primero, porque jamás aceptaremos ninguna condición del imperialismo, ¡jamás! Número uno. Número dos:  porque jamás romperemos nuestros vínculos políticos con la Unión Soviética (APLAUSOS), ni lo que ellos llaman vínculos militares.  Al contrario, ¡al contrario!  (APLAUSOS.) Nosotros, por nuestra parte, siempre estaremos dispuestos a más vínculos militares con la Unión Soviética.  ¿Con quién los vamos a tener?  ¿Con el imperialismo yanki? 

Es decir que nuestros vínculos políticos y militares con la Unión Soviética no se romperán jamás (APLAUSOS).  ¡Los militares se romperán únicamente cuando no haya imperialismo! 

Nuestra contrapropuesta a las declaraciones del Departamento de Estado yanki:  ¡Dejen de ser un Estado imperialista y romperemos nuestros vínculos militares con la Unión Soviética!  (APLAUSOS.)

Así que este es el tipo de declaraciones que hacen.  Y, claro —¿comprenden?—, todo este barullo, todos estos nuevos planes, todas estas cosas son resultado...  Y que captan la firmísima posición de la Revolución Cubana. 

Es evidente que no están en ninguna disposición de dejar en paz al país.

Ahora bien:  viene otro hecho.  Hace meses circulan cables y más cables acerca de discusiones y más discusiones en cancillerías latinoamericanas acerca del regreso de Cuba a la OEA.  Lo curioso de todo esto es que no hay manera —no hay manera— ya de decir, de explicar ni de aclarar que Cuba nunca ha solicitado ese ingreso; que Cuba no solicitará jamás ese ingreso.  Y, además —para que no queden dudas—, ¡que Cuba jamás aceptará ingresar en esa basura indecente que es la OEA!  (APLAUSOS.)

No hay manera de explicarlo ni de decirlo.  Bien: vamos a decirlo de otra manera, vamos a decirlo de otra manera:  ¡Cuba ingresa en la OEA el día en que la OEA expulse a Estados Unidos de la OEA!  (APLAUSOS.)  Y lo expulse por genocida, por intervencionista, por sus decenas, reiteradas e incesantes intervenciones en los pueblos de América Latina, que han ido desde las miles de bandidescas incursiones de todo tipo realizadas contra Cuba, la criminal invasión de Santo Domingo en tiempo reciente, y todo su apoyo y toda su participación frente a los regímenes reaccionarios y represivos de América Latina. 

Algunos, cuando entran en estas disquisiciones sobre Cuba y sobre relaciones con Cuba, sobre el problema de la OEA, suelen usar el argumento de la subversión cubana.  Y en realidad nosotros debemos decir que no puede haber argumento más impúdico que semejante argumento.  Porque el país que ha realizado a lo largo de más de medio siglo una política de incesante intervención en nuestros pueblos es Estados Unidos; las más cínicas, las más criminales, las más descaradas intervenciones. 

Y ningún hombre que se respete a sí mismo puede invocar semejante argumento para justificar el bloqueo contra nuestro país, por carecer de razón moral, legal:  por carecer de razón de ninguna índole. 

¿Qué moral tiene nadie que mantenga relaciones con Estados Unidos en este continente para justificar el criminal bloqueo contra nuestro país, alegando la subversión cubana?  Y nosotros tal argumento no podemos calificarlo sino de impúdico, ¡impúdico! 

Esto trae a colación nuestra posición con el movimiento revolucionario.  Llegará el día de hacer algunos esclarecimientos —que no queremos hacer ahora— de revolucionarios de verdad y de revolucionarios de mentira.  Algún día se conocerá la historia de algunos de esos “revolucionarios”, algunos de los que lanzaron declaraciones diciendo que “Cuba por dedicarse a su desarrollo económico...” ¡Un nuevo crimen!  Un nuevo crimen en los anales del marxismo:  el crimen de dedicarse al desarrollo económico.  ¿Qué les parece?  ¡Qué grado de subdesarrollo filosófico e ideológico!:  Un nuevo crimen imputable a nuestro país.  ¡Sorpresas!  Siempre habíamos creído que uno de los deberes elementales de nuestro país era derrotar el bloqueo. 

Por algo los imperialistas impusieron su bloqueo económico para destruir a la Revolución.  ¿En qué se diferencia la filosofía imperialista de la filosofía de esos seudorrevolucionarios que han descubierto un nuevo crimen:  el que Cuba se dedique al desarrollo económico?  Cuba se dedica y tiene el deber de dedicarse al desarrollo económico. Pero Cuba no ha negado ni negará jamás apoyo al movimiento revolucionario (APLAUSOS). Que no debe confundirse con el apoyo a cualquier farsante, con el apoyo a cualquier farsante.  Porque algunos se pusieron el titulito.  Y lo peor es que algunas veces hasta nos lo hemos creído.  Y algunos los hemos conocido. 

Ahora, ofrecemos que oportunamente publicaremos la historia de algunos de esos farsantes, con todos sus detalles, con todos sus detalles —mientras tanto, que hablen; los papeles están ahí—, de algunos que fueron “revolucionicidas” —voy a inventar una palabra—:  asesinos de revoluciones, tipos que tuvieron oportunidad de llevar a cabo una guerra revolucionaria, que tuvieron oportunidad de verdad, y la sabotearon, la desbarataron. 

Bien:  ese tipo de seudorrevolucionario que no cuente con ninguna ayuda de Cuba, por supuesto.  ¡Ah!, revolucionarios como el Che, revolucionarios como el Che (APLAUSOS PROLONGADOS), dispuestos a luchar hasta sus últimas consecuencias, dispuestos a pelear, dispuestos a morir, ¡esos siempre podrán contar con la ayuda de Cuba! 

Esta era una muy necesaria aclaración.  Porque hay cantidad de intérpretes, profetas, magos, filósofos, de cada una de las posiciones de Cuba.  ¡Habla todo el mundo con un desparpajo!  Y sobre todo cuando algunas de esas versiones salen a relucir de boca de algún farsante, siempre tienen eco en parís, en la prensa liberal burguesa de París, para desacreditar a la Revolución siempre.  Pero no hay que apurarse. 

Nuestra posición con respecto al movimiento revolucionario:  mientras haya imperialismo, mientras haya luchadores dispuestos a combatir por la liberación de sus pueblos de ese imperialismo, la Revolución Cubana les dará apoyo (APLAUSOS).  Quede eso bien claro. 

Los que han tenido la impudicia de dudar de la integridad de esta Revolución, y creen que por razones de tipo económico nosotros hacemos dejación de principios, hace mucho rato que este país no mantendría la posición intransigente y vertical que mantiene frente al imperialismo yanki. 

Muchos de esos filósofos y teóricos de pacotilla estoy seguro de que si se hubieran visto un solo mes a lo largo de estos 10 años enfrentados al formidable poderío del imperialismo —poderío político, poderío militar, poderío económico—, habrían escrito 50 libros para justificar la connivencia con ese imperialismo, para justificar las mejores relaciones con ese imperialismo, dejando a un lado todos los principios. 

Hay miserables que no quieren perdonarle a este país su actitud, detractores, que todavía los recordamos.  No es la primera vez.  Todos recordamos cuando tuvimos que mantener el obligado silencio, durante tanto tiempo, a raíz de la salida del Che de Cuba, en que lo menos que dijeron muchos miserables es que habíamos asesinado al Che y cosas por el estilo. 

Hay por ahí escritorzuelos al servicio de la CIA desde supuestas posiciones de izquierda —óigase bien—, desde supuestas posiciones de izquierda, que no quieren perdonarle a este país la dignidad y la entereza que ha sabido mantener a 90 millas de Estados Unidos (APLAUSOS); la dignidad y la entereza, a pesar de su tamaño, frente al poderío militar y técnico de Estados Unidos; que no han querido perdonarle a este país la entereza con que en determinado momento ha peligrado la vida del pueblo entero sin ceder un ápice, como ocurrió cuando la Crisis de Octubre (APLAUSOS). 

Es bastante la experiencia que los revolucionarios cubanos hemos aprendido en estos años para saber distinguir entre la verdad y la mentira, la sinceridad y la hipocresía, el que tiene honestas —aunque pudieran ser equivocadas— inquietudes y los agentes a sueldo del imperialismo. 

y por eso hoy, aniversario de Lenin, queríamos esclarecer estas cuestiones. 

El 26 de Julio pasado, al comienzo de la zafra, expusimos cuál sería nuestra posición con relación a casos aislados de países que quisieran restablecer relaciones con nosotros.  Y nosotros dijimos en aquella ocasión, y lo reiteramos hoy, que un país que sea capaz de echar a un lado la basura de las sanciones inmorales de la OEA, que sea capaz de actuar independientemente, con plena soberanía, que no sea cómplice del bloqueo económico contra nuestro país y de las agresiones contra nuestro país, en ese caso nosotros aceptaríamos restablecer relaciones con tal país.  Es decir:  que esté dispuesto a desacatar el inmoral y repugnante acuerdo de la OEA, que no sea cómplice del bloqueo económico y de las agresiones contra nuestro país.  Un país que esté en esa disposición, nosotros tendremos una actitud reciproca y sabríamos mantener relaciones sobre bases similares a las que hemos mantenido con México (APLAUSOS). 

Desde luego, esos países serían muy pocos por ahora, ¡por ahora! 

Cuando nosotros hablamos de apoyo al movimiento revolucionario, debemos decir que ese apoyo no tiene que expresarse exclusivamente en favor de movimientos guerrilleros, sino incluso en el caso de cualquier gobierno que sinceramente adopte una política de desarrollo económico y social y de liberación de su país del yugo imperialista yanki, sea cual fuere la forma en que ese gobierno haya llegado al poder Cuba lo apoyará (APLAUSOS). 

Expreso esto porque, como decíamos, no hay dos casos iguales en la historia del mundo, no hay dos circunstancias exactamente iguales, y no habrá dos revoluciones que se desarrollen exactamente iguales.  Y nuevas posibilidades y nuevas formas surgen. 

En la América Latina en los últimos tiempos se ha notado un incremento de la inquietud en los sectores de la Iglesia, en las instituciones militares:  dos fuerzas que eran los pilares más sólidos de la reacción, de la oligarquía y del imperialismo.  Y sin embargo, en los sectores de la Iglesia y en los sectores militares, y como consecuencia del desarrollo de la conciencia, de la explotación en que viven los pueblos, como consecuencia de la conciencia sobre el yugo impuesto por los imperialistas, como consecuencia de la actitud heroica y revolucionaria de algunos sacerdotes, cuyo ejemplo más prevaleciente fue el de Camilo Torres en Colombia... (APLAUSOS).  Inquietudes revolucionarias cuyos antecesores fueron los sublevados de Carúpano y Puerto Cabello en Venezuela hace algunos años, que tuvo altísima expresión en el grupo de valerosos militares que dirigidos por el coronel Caamaño llevaron a cabo el movimiento constitucionalista en Santo Domingo (APLAUSOS), movimiento que fue aplastado por la criminal intervención del imperialismo; ¡aplastado, pero no vencido!  Inquietudes que se manifiestan en otros países, como es el caso del Perú. 

Tal vez lo que menos esperaban los imperialistas que de las filas de las fuerzas armadas surgiera un movimiento que tomara conciencia del subdesarrollo y se impusiera el propósito de llevar adelante un programa de desarrollo del país.  Un programa de desarrollo, llevado adelante de manera consecuente, conduce a una revolución. 

Este es un fenómeno nuevo, digno de observarse y digno del mayor interés.  Y nosotros observamos ese movimiento que se desarrolla en el Perú con mucho interés, tanto más interés cuanto hemos visto que en los últimos tiempos la prensa reaccionaria, la oligarquía y el imperialismo, a través de todos sus medios, han estado llevando a cabo una feroz campaña contra el gobierno del Perú, una campaña reaccionaria, promoviendo la subversión.  Y como nosotros hemos pasado por toda esa experiencia, conocemos muy bien las intenciones y los medios de que se vale el imperialismo.  Y todos los órganos reaccionarios han hecho una violentísima campaña contra el pueblo del Perú. 

Ya nosotros expresamos nuestra posición a este respecto el 26 de Julio, y nuestro interés y nuestro propósito de ser cuidadosos en todas las declaraciones que se refieran al Perú para que de ninguna forma las posiciones de Cuba puedan ser interpretadas y utilizadas para atacar al gobierno de ese país. 

Pero simplemente decimos que cualquier gobierno de América Latina que de manera sincera y consecuente se lance hacia el desarrollo económico y social de su país y hacia la liberación del yugo imperialista, podrá contar con el apoyo de nuestro pueblo y de nuestra Revolución en cualquier sentido y en cualquier terreno (APLAUSOS). 

Esa es nuestra posición, que no vamos a ser dogmáticos, ni actuaremos jamás de forma que convenga a los intereses imperialistas, ¡jamás!  Todo lo que huela a antimperialista tendrá nuestro apoyo, y todo lo que huela a imperialista tendrá nuestra repulsa. 

Esa será nuestra posición —a la que nos referimos anteriormente— sobre en qué condiciones nuestro país podría establecer relaciones unilaterales con algunos países de América Latina. 

Desde luego, esta declaración será utilizada por los elementos más retrógrados; será utilizada para combatir incluso a algunas personas que tuvieron una posición diferente a los elementos más reaccionarios y más gorilas. 

Los elementos más reaccionarios y más gorilas se manifestaban contra todo lo que fuera tratos con Cuba.  Muy bien, señores:  coincidimos, ¡coincidimos plenamente! 

Los imperialistas yankis se preocupan.  No hay que preocuparse.  A nosotros no nos interesa ningún trato con esos gorilas, a nosotros no nos interesa ningún trato con ese imperialismo, a nosotros no nos interesa ningún trato con la OEA.  Pero sencillamente nosotros tenemos el deber de expresar lo que pensamos. 

No obstante, debemos expresar con toda franqueza, igualmente, que apreciamos de manera muy positiva las declaraciones del gobierno de Trinidad y Tobago condenando valerosamente el bloqueo económico contra Cuba (APLAUSOS). 

Y de la misma manera apreciamos de manera positiva el gesto del gobierno de Chile autorizando la exportación de determinados renglones alimenticios a nuestro país (APLAUSOS), que tradicionalmente los adquiría precisamente en Chile y que con motivo del bloqueo imperialista no pudo adquirirlos durante un número de años.  Y por lo tanto —lo declaramos paladinamente—, independientemente de polémicas y de diferencias que hemos tenido públicamente con ese gobierno, consideramos el gesto positivo.  De la misma manera que entendemos que las declaraciones de la cancillería de ese país se alejaron de los manidos argumentos, y se manifestaron contrarios al bloqueo de una manera que no era indecorosa para nuestro país. 

Pero los que se imaginen una Cuba arrepentida tocando a las puertas de la OEA, ¡qué distantes están de las realidades, qué distantes están de comprender nuestro ánimo!  ¿Acaso no se dan cuenta de que al cabo de 10 años los derrotados son ellos y los vencedores somos nosotros?  (APLAUSOS.) ¿Acaso no se dan cuenta de que al cabo de 10 años todas las demás fórmulas han fracasado?  De la Alianza para el Progreso no habla nadie.  En Estados Unidos tienen a un Nixon que es imperialista de pies a cabeza y que no habla de otra cosa que de inversiones privadas y que los trata con un enorme desprecio. 

¿Acaso no se dan cuenta de que ya dejó de ser negocio las campañas anticubanas, los votos contra Cuba; que el negocio fue abajo, que nosotros vamos hacia arriba, que nosotros vamos hacia delante; que no hay nadie que pueda decir que en los años venideros el dominio imperialista podrá mantenerse en este continente? 

¿Quién puede imaginarse que vamos a ser tan idiotas de incurrir en algo de que ya la Biblia habló hace tiempo:  de aquel que por un plato de lentejas cambió la primogenitura? 

Nosotros somos primogénitos de la Revolución Socialista en este continente (APLAUSOS).  ¡Y ese honroso honor, que lo hemos sabido defender en condiciones muy difíciles, no lo renunciaremos jamás ni lo cambiaremos jamás, ni por uno, ni por cien, ni por mil, ni por un millón de platos de lentejas, ni de oro ni de nada!  (APLAUSOS.)

Nosotros con nuestra dignidad, con nuestra vergüenza, con nuestra decisión, resistimos.  Estamos saliendo victoriosos.  Está probado que ya con nada nos pueden ni aplastar ni ahogar.  Si ya ahora empezamos de verdad a levantar, a despegar, en los próximos años el ritmo de desarrollo de nuestro país será tremendo, ¡tremendo!, con los medios y los recursos que tenemos y que van llegando a nuestro país. 

De manera que el porvenir nos pertenece por entero.  Al imperialismo pertenece la crisis y la derrota; a la oligarquía enfrentarse al fenómeno revolucionario que, como un fantasma, recorre el mundo y en especial recorre este continente.  De manera que ya no hay interés imperialista seguro en este continente. 

Es de tontos, es de idiotas imaginarse a Cuba que llegue arrepentida a pedir entrada nada menos que en ese prostíbulo político que es la OEA (APLAUSOS). 

¿Será suficiente?  Bien. 

Y desde luego, los gobiernos que sean capaces de atenerse a normas internacionales y que sean respetuosos hacia nuestro país, seremos respetuosos con ellos.  Pero no esperen ninguna consideración de este país los cómplices del bloqueo imperialista contra nuestra patria y los cómplices de las agresiones imperialistas contra nuestra patria.  Y que dejen de argumentar:  que se quiten de una vez su ridícula “hojita de parra” hablando de subversión. 

Porque, ¿qué fue subversión de verdad sino lo de Girón?  Los cientos de veces que los imperialistas lanzaron armas en paracaídas en este país, por barcos; los miles de crímenes y de violaciones que han cometido contra nuestra patria; la desvergonzada intervención en Santo Domingo y hechos por el estilo. 

A nosotros no nos van a intimidar con amenazas ni nos van a confundir con argumentos que carecen de solidez y de valor de ninguna índole.  Y por lo tanto, decimos y ratificamos —y hemos explicado— que todos aquellos decididos a luchar contra el imperialismo podrán contar con nuestro apoyo (APLAUSOS). 

Y que, desde luego, no esperen ninguna consideración de nosotros, ninguna cooperación.  Nosotros no hemos dicho ninguna palabra sobre determinados problemas.  Pero por ahí andan diciendo...  Ahora tienen un montón de líos:  líos que crearon ellos. 

Los robos de los aviones, los crearon ellos; la violación de las leyes, la crearon ellos.  Y ahora tienen líos con los aviones, con los secuestros de embajadores...  ¡Problemas de todo tipo!  Los crearon ellos.  Ahora no hallan cómo resolverlos.  ¡Que los resuelvan como puedan! 

Nosotros sobre los aviones hicimos nuestra ley.  Y si quieren resolución para los aviones hay que acogerse al pie de la letra, artículo por artículo y sin quitarle unan sola coma, a nuestra ley (APLAUSOS). 

Han creado un sinnúmero de problemas con sus canalladas, con sus piraterías, con sus fechorías, y ahora no hallan cómo resolverlos y tienen todos esos problemas y no hallan qué hacer.

Es tal el descrédito de esos gobiernos que ya no pueden darles ni garantías a los embajadores que tienen allí. 

Nosotros no tenemos ningún problema:  nosotros garantizamos a los embajadores que hay aquí en este país y les damos seguridad (APLAUSOS).  Si ellos no pueden, ¡allá ellos!  ¡Pero no cuenten para nada con ninguna cooperación de Cuba en ningún sentido!  Lo decimos desde ahora, porque están hablando que si de asilo y si llegar a un acuerdo.  ¿Ahora quieren llegar a acuerdos y Cuba está fuera, no?  ¡Pues vamos a ver cómo se las arreglan para resolver los problemas que han creado y que son problemas de ellos y no problemas de Cuba en ningún sentido! 

Así que estas son las cosas, estas son las realidades.  Y están bien claras.  Hemos hablado claro todo el mundo.  Los imperialistas también están hablando claro:  lo que piensan hacer, lo que están planeando.  Pero nosotros hemos querido hablar clarísimo.  Y creemos que ningún momento más oportuno que este día magnifico, esta fecha extraordinaria, este centenario del natalicio de Lenin. 

Digamos nosotros un viva también.  En primer lugar, un viva eterno al inmortal Lenin (EXCLAMACIONES DE:  “¡Viva!”)

¡Y un viva eterno a la amistad entre los pueblos de la Unión Soviética y de Cuba!  (EXCLAMACIONES DE:  “¡Viva!”)

¡Patria o Muerte! 

¡Venceremos! 

(OVACION)