DISCURSO PRONUNCIADO POR FIDEL CASTRO RUZ, PRESIDENTE DE LA PEÚBLICA DE CUBA, AL DESPEDIR A LA BRIGADA INTERNACIONAL "JULIO ANTONIO MELLA", QUE COOPERARA EN LA CONSTRUCCION DE LA ESCUELA SECUNDARIA EN EL CAMPO CEIBA 7, EL 30 DE JULIO DE 1972, "AÑO DE LA EMULACION SOCIALISTA".

 

(DEPARTAMENTO DE VERSIONES TAQUIGRAFICAS

DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO)

 

Compañeros dirigentes de la Federación Mundial de Juventudes Democráticas e integrantes de la brigada "Julio Antonio Mella";

Queridos invitados: 

 

Fue necesario organizar este acto a las 12:00 de la noche o ya pasadas las 12:00 de la noche, es decir, en la madrugada del 30 de julio; porque la escuela estaba terminada unos cuantos días antes de la fecha prometida, que era el 26 de julio —todavía me acuerdo de ustedes el 1º de Mayo, diciendo:  “Ceiba 7, el 26”, "Ceiba 7, el 26"—, y ustedes estaban de recorrido estos días por el interior del país.  Y por fin la noche del 29 tenían una fiesta, de despedida, y a las 3:00 de la madrugada de hoy tengo entendido que un número de los brigadistas partían de regreso ya a sus países.  Pues no quedó más remedio que organizar el acto a esta hora, y ese acto había que organizarlo aquí, porque es aquí donde ustedes desenvolvieron su trabajo y dejaron un símbolo perdurable de amistad y de solidaridad.

Yo no voy a intentar describir con palabras todo el valor y todo el contenido moral, humano y revolucionario de este acto. Simplemente quiero expresar con la mayor sencillez algunas cosas que me vienen a la mente en relación con esta obra que ustedes han dejado en nuestro país. 

En primer lugar, recordaba aquí el compañero Alaín que hace apenas un año se habló de esta idea. Yo por lo menos recuerdo que, en la primera ocasión, estando los dirigentes de la Federación en Cuba, en vísperas de una reunión en Chile, el día que precisamente se desmovilizaba una gran parte de la Columna Juvenil del Centenario, se habló de la idea de llevar a cabo la construcción de una escuela en nuestro país.  Esa conversación tuvo lugar en los primeros días del mes de julio del año 1971.  Estamos en julio de 1972, y ya esa idea quedó convertida en hermosa realidad.  Esta aquí terminada, completa, hasta con los árboles y las áreas verdes plantadas.  Es una lastima que no fuera de tarde y pudiéramos todos participar de la belleza de este ambiente y de la belleza de la edificación que ustedes han realizado.  Pero de todas formas se puede percibir, aun con la poca luz de que se dispone, toda la calidad y toda la belleza física de la escuela. 

Pero esta escuela tiene una belleza mucho más profunda y mucho más extraordinaria: es su belleza moral. Y simboliza muchas cosas. Para nosotros simboliza en primer término la solidaridad de la juventud internacional, de la juventud revolucionaria de todo el mundo, con nuestro país y con nuestra Revolución. Significa un acto de verdadera amistad y fraternidad que nos conmueve a todos, y que dejará siempre un recuerdo imborrable y será un motivo de reconocimiento y de gratitud para ustedes. 

Pero voy algo mas allá, y pienso que, relativamente, lo que para nosotros significa tiene menos importancia que lo que a nuestro juicio significa objetivamente la idea que aquí se ha concretado. No solo sentimos el agradecimiento y el reconocimiento nuestro, sino que sentimos el entusiasmo por las perspectivas extraordinarias que nosotros le vemos a una obra de este tipo, en el terreno mucho más amplio que nuestro país: en el terreno de la solidaridad internacional, en el terreno de la lucha revolucionaria internacional. 

Es indiscutible que la juventud revolucionaria de todo el mundo tiene enormes tareas en todos los terrenos. Y estamos seguros de que ustedes, con el transcurso de los años, irán ampliando su actividad e irán ampliando su participación en la lucha y en el apoyo solidario con todo el mundo. 

Pero aun limitado a esta acción en concreto que es la construcción de esta escuela, como parte de un programa que ya se proyecta en otras direcciones, tiene una importancia muy grande. Y como decía Alaín, es una forma de concretar la solidaridad, no solo en una toma de conciencia o en una proclamación de esos sentimientos, sino en su realización práctica. 

El recordaba y señalaba, que esta obra era una expresión de solidaridad hacia Cuba. Recordaba lo de Girón, recordaba la lucha de nuestro pueblo contra el imperialismo, y expresaba el contenido revolucionario antimperialista que tenía esta obra.  Y eso es muy cierto. 

También me vino a la mente en ese instante que, precisamente en el año 1961, nosotros estábamos muy lejos de poder concebir la posibilidad de tener escuelas de esta naturaleza.  En el año 1961 nos entregábamos a la Campaña de Alfabetización.  Y cuando se produce la invasión de Girón el 17 de abril, había más de 100 000 jóvenes distribuidos en las montañas, en los campos, en todas partes, llevando a cabo la campaña de alfabetización.  Hoy han transcurrido 10 años, algo más de 10 años, 11 años, y ya nosotros vemos que aquel capítulo de la alfabetización quedó atrás, y estamos enfrascados en la tarea de llevar a cabo otra forma de revolución en la educación, otra forma de revolución en la formación de nuestra juventud, con la más estrecha vinculación del estudio y el trabajo. 

Una forma revolucionaria de encontrarles solución a los tremendos y difíciles problemas del desarrollo, puesto que nosotros somos un país que no hemos tenido ni tradiciones industriales ni recursos naturales fáciles, sino que hemos tenido que ir haciendo nuestra economía partiendo de una productividad de trabajo muy baja, que es la productividad de un machetero cortando caña para vender el azúcar; azúcar que históricamente se ha intercambiado, en virtud de las condiciones impuestas por el imperialismo y por el capitalismo, en forma desigual y que, desde luego, eso exige de nuestro país una participación plena de todos en el trabajo y en el desarrollo. 

Como además aspiramos a que toda nuestra juventud estudie, porque la consideramos imprescindible necesidad de la comunidad humana, y un sagrado derecho de todo joven, de todo niño —que es como realmente tiene su más alta valoración moral—, hemos tenido que encontrar la solución a ese problema a través de este sistema educacional:  vincular el estudio y el trabajo. 

Pero nosotros hemos dicho siempre que no solo llena una exigencia de nuestra economía, sino que llena una exigencia de nuestra educación y llena una exigencia de la formación de nuestra juventud. 

Estamos absolutamente convencidos de que este sistema, con estas escuelas, será un avance considerable en el terreno de la educación y de la formación de la juventud. Quiero decir que nosotros tenemos la completa seguridad de que este sistema que la Revolución Cubana está aplicando a la educación está llamado a convertirse —digamos— en una experiencia de posible utilidad para otros pueblos. 

Ya hoy nosotros podemos realizar esta tarea, a 11 años de la invasión de Playa Girón. Y desde luego, creemos que en los próximos 10 años ya nosotros, en lo fundamental, hayamos completado el plan y tengamos unas 2 000 escuelas de este tipo, o el equivalente, no solo agrícolas sino también industriales. 

Pensamos al lado de cada fábrica importante hacer la correspondiente escuela tecnológica y al lado de cada central azucarero. También se están haciendo escuelas de formación de maestros, e institutos tecnológicos. Esta idea la vamos a aplicar a todas las ramas de la producción, y entendemos que en 10 años ya nosotros podremos realizar este programa. 

Les hago esta referencia para que ustedes tengan una idea cabal de lo que esta escuela significa como parte de todo un programa y de todo un sistema. 

Nosotros en el próximo mes de septiembre podremos inaugurar 40 escuelas de este tipo, con capacidad total para 20 000 jóvenes. Ya están organizadas las fuerzas y creadas las condiciones para inaugurar en septiembre de 1973, 150 escuelas similares a esta con capacidad para   80 000 estudiantes. 

Ese ritmo, desde luego, no podremos seguirlo incrementando sino hasta 1976, dadas las limitaciones que tenemos en la actualidad en materiales.  Aun así este es un programa tenso. 

De modo que esta no es una escuela aislada, sino que forma parte de un sistema, de un programa, de una revolución en la formación de la juventud y en la educación.  Y créannos sinceramente que una de las cosas que más nos satisface a nosotros es saber que se está trabajando con la nueva generación, que se está trabajando para el futuro y saber que nuestro pueblo tiene hoy la oportunidad de proponerse objetivos de esta naturaleza. 

Desde luego, ello ha sido posible fundamentalmente por la enorme solidaridad con que nuestro país ha contado en el campo internacional.  Por eso nosotros decimos —y lo decimos con absoluta seguridad, y lo dijimos el 26 de Julio— que en este mundo de hoy y en las condiciones de este mundo de hoy no hay verdadera independencia ni revolución sin el socialismo, y no hay independencia nacional ni revolución sin la solidaridad internacional. 

Cualquier país pequeño como el nuestro —y aun más grande que el nuestro—, que tuviera que partir de la situación que partió Cuba, no podría con su sola fuerza enfrentarse a la acción, la hostilidad, el bloqueo, la agresión del imperialismo, y además llevar a cabo todo un programa de desarrollo económico y de desarrollo social. 

Nosotros estamos convencidos de esa idea: no hay independencia ni hay revolución sin el socialismo y sin la solidaridad internacional, sin la práctica de la solidaridad internacional. ¡Apoyarse en ella y apoyar la solidaridad internacional; recibirla y darla!  (APLAUSOS)

El ejemplo de nuestro país es para nosotros muy claro y muy elocuente.  Y nosotros sabemos que estamos haciendo una revolución, estamos absolutamente conscientes y convencidos de que estamos haciendo una profunda revolución. 

No quiere decir esto que nosotros pretendamos haber encontrado todas las fórmulas y todas las soluciones a todos los problemas, no quiere decir que no estemos conscientes de cuántas lagunas todavía nos rodean y cuánto esfuerzo en todos los órdenes nos espera.  Estamos conscientes de lo mucho que tenemos que perfeccionar nuestro trabajo, de lo mucho que tenemos que perfeccionar nuestra obra revolucionaria; pero sabemos que estamos haciendo una revolución profunda, una revolución verdadera, sin vacilaciones, sin debilidades, sin desviaciones, sin chovinismos, sin nacionalismos estrechos, sin egoísmos nacionales. Y estamos haciendo esa revolución precisamente en las proximidades de Estados Unidos. 

Y somos un país pequeño, un país que, repetimos, no tiene recursos naturales fáciles.  Luego, esta posibilidad revolucionaria es comprensible solo en virtud de la solidaridad internacional, la gran solidaridad del campo socialista y la enorme solidaridad que hemos recibido de la Unión Soviética. 

Es conocido también que muchas de nuestras energías y de nuestros recursos materiales tenemos que emplearlos en la tarea de sobrevivir, frente a la constante amenaza del imperialismo. 

Nuestro pueblo se ha educado en esa conciencia de la solidaridad y en ese sentimiento de solidaridad. 

Una delegación de las que visitó nuestro país el 26 de Julio se maravillaba, le llamaba la atención mucho que ese día una gran multitud haya permanecido disciplinada y entusiasta en un acto donde la cuestión internacional ocupó prácticamente todo el tiempo. Ellos decían que en su país en la actualidad no era posible lograr eso, y que las masas se movilizaban únicamente alrededor de cuestiones internas. 

Nuestro país se interesa mucho por sus problemas y por sus propias cuestiones.  Pero nuestro país se interesa mucho, se interesa extraordinariamente también por los demás pueblos y por los problemas internacionales; es decir, que ha forjado una profunda conciencia internacionalista. Y desde ese ángulo es que nosotros vemos el esfuerzo que ustedes han realizado. 

Si a nosotros los cubanos nos regocija la prueba de amistad hacia Cuba, más nos regocija todavía ese sentimiento solidario que ustedes han demostrado aquí, y que es un valor que alcanzará no a un país, sino a muchos países, es decir, un valor de carácter universal. Nos entusiasma más ese espíritu solidario que ustedes han desarrollado, y que aquí en Cuba ha pasado por una prueba, ha emprendido un camino determinado, en un aspecto determinado, pero que tiene extraordinarias perspectivas en el futuro, proyectándose hacia otros países. 

Nosotros no somos país rico, ni mucho menos, ni país industrializado; nosotros somos un país pobre —eso es bien claro.  Pero estamos conscientes de que muchos países son más pobres que nosotros; que hay muchos países en Africa, en Asia, en América Latina, mucho más pobres que nosotros, y que esos países necesitan más ayuda que nosotros y más apoyo que nosotros. 

De modo que no pensamos en nosotros, sino que cuando vemos esta experiencia pensamos en otros países. Y ahí está bien próximo al sentimiento y al corazón de todos nosotros el caso de Viet Nam. 

El compañero dirigente del Buró de la Federación Mundial de Juventudes Democráticas se refería al proyecto de construir en Viet Nam un hospital. Y precisamente en estos días hemos estado viendo las fotografías de hospitales destruidos en Viet Nam y de cifras de muertos, como consecuencia de los criminales bombardeos de la aviación yanki. 

Viet Nam seguramente necesitaba, antes de que lo bombardearan, muchos hospitales; en el Norte, porque no han podido en medio de su lucha desarrollar sus programas sociales, no han podido hacer todos los hospitales que necesitan; y en el Sur, porque los imperialistas lo que fabrican son prostíbulos, y centros de juego, y centros de vicio, y no hospitales y escuelas. Y allí en el Sur viven millones de personas. 

De manera que todo Viet Nam —y parto, por supuesto, del hecho de la victoria del pueblo de Viet Nam y de la liberación de todo Viet Nam (APLAUSOS)...  Nosotros estamos convencidos de la victoria del pueblo de Viet Nam, y que cada día que pasa se acerca la victoria, pues cada día su lucha es más enérgica y suscita más simpatías, más apoyo, más solidaridad internacional. Vemos la situación, las noticias que llegan de los frentes de lucha, y se evidencia la impotencia de los imperialistas, a pesar de sus bárbaros y criminales bombardeos. Vemos cómo en el plano militar los imperialistas no pueden ya de ninguna forma hacer retroceder a los patriotas, no pueden ni siquiera mantener sus posiciones. 

Estamos a la luz de los últimos hechos. Las noticias que llegan de Quang Tri acerca de las desbandadas de las tropas "elite" de los mercenarios. Y cuando los mercenarios empiezan la desbandada, es difícil frenarlos en su fuga. 

Allí se enfrentan la moral, la dignidad, la pasión, el heroísmo del revolucionario contra el mercenario. Y los revolucionarios saldrán victoriosos frente a los mercenarios, a pesar de toda la participación de los yankis.  Estamos convencidos pues de la victoria de Viet Nam. 

Por eso es seguro que allí en Viet Nam la juventud tendrá un campo de trabajo.  Sin duda, hoy por hoy Viet Nam es y será el país más necesitado de la solidaridad internacional —no solo ahora, sino cuando llegue la victoria— y cuando llegue la hora de reconstruir aquel país, que lo han llenado de cráteres de bombas que lo han arrasado. La cantidad de explosivos, sustancias químicas, de medios destructivos empleados en aquel país, es casi imposible de imaginar. 

Y, por lo tanto, en los años futuros nuestros pueblos y la juventud tendrán en Viet Nam un campo en el cual desplegar ampliamente su solidaridad, en muchos órdenes; pero en este solo aspecto, si se quiere, de la posibilidad de trabajar en la construcción de hospitales y en la construcción de escuelas ahí hay una tarea histórica en los años futuros. 

De más está decir que estamos seguros de que el movimiento juvenil recaudará lo que necesite.  Nos parece muy bien que se movilicen las masas, para que las masas aporten, porque eso crea conciencia internacionalista y eso aumenta el valor moral de la cooperación y de la solidaridad, independientemente del apoyo que elementalmente los pueblos revolucionarios van a dar.  Los pueblos revolucionarios, se puede contar con su más amplia ayuda —nadie tiene duda de eso—, y entre los pueblos revolucionarios con la ayuda de nuestro pueblo, tanto de compañeros decididos a trabajar allí con su esfuerzo físico, como equipos para apoyar esa construcción, como materiales, cemento, lo que haga falta.  Nosotros gustosamente hacemos una escuela menos y un hospital menos aquí, o dos menos, o tres menos, o lo que sea necesario hacer menos, para ayudar a construir en Viet Nam (APLAUSOS). 

De modo que, en nombre de nuestro pueblo y en nombre de nuestro Partido, nosotros les decimos a ustedes y les decimos a los dirigentes de la Federación Mundial de Juventudes Democráticas, que cuenten plenamente y ampliamente con nuestro respaldo, nuestro apoyo, al trabajo que proyectan hacer en Viet Nam. 

Citamos a Viet Nam porque es el caso clásico en este momento, el caso más elocuente.  Pero no es único.  Aquí están presentes los compañeros miembros de la delegación de la República Democrática de Guinea (APLAUSOS), país que nosotros visitamos, que nosotros conocimos, donde tuvimos oportunidad de admirar lo que es un extraordinario trabajo político con las masas, un extraordinario trabajo educacional, cultural, en medio de la más increíble pobreza que dejó allí el colonialismo. 

Nosotros, que somos pobres, que no nos podemos comparar con un país industrializado, si analizamos las condiciones de la República Democrática de Guinea, somos ricos, somos muy ricos al lado de la República Democrática de Guinea.  Ellos no pueden...  Actualmente no producen ni una tonelada de cemento, y están construyendo la primera fábrica, de 200 000 toneladas; ellos no tienen las técnicas del prefabricado, ni tienen los demás medios para llevar a cabo construcciones, por ejemplo, de este tipo; ya no digamos planes importantes de construcción de viviendas. Es un país donde los colonialistas dejaron una gran pobreza; un país que tiene grandes recursos naturales, es cierto, pero tampoco son recursos fáciles.  Recursos naturales como la bauxita, un gran potencial de energía hidráulica, que requiere grandes inversiones. 

Yo estoy seguro de que si ustedes conocieran ese país, se sentirían inspirados en los mayores deseos de colaborar con ellos, de apoyarlos y de hacer un esfuerzo en su favor. 

Y he citado dos países. Hay un mundo prácticamente que vive en unas condiciones de miseria espantosas, y que será uno de los más grandes problemas del futuro, por el enorme atraso técnico, industrial, social, en que va a estar sumida una gran parte de la humanidad.  Se dice que habrá 6 000 ó 7 000 millones de habitantes dentro de 25 ó 30 años.  Los que hay ahora, una gran parte viven en una espantosa pobreza, y no se ve de ninguna manera que en esas áreas de pobreza se lleve a cabo un avance, un desarrollo, para contemplar lo del futuro.  Pudiera casi asegurarse que lo más probable es que la pobreza, partiendo de la actual situación, se incremente en esa parte del mundo, mientras los países capitalistas desarrollados realizan unos despilfarros increíbles de recursos naturales y de riqueza, desde sus locas aventuras guerreras, que cuestan decenas y decenas de miles de millones todos los años, en lo cual desperdician quién sabe cuántos recursos económicos y materiales, hasta la dilapidación y el derroche a que han llegado como consecuencia de la anarquía, de la falta de concepto y de la falta de criterios en la producción que no son otros que las ganancias de los monopolios, las propagandas, el empleo de los medios masivos para confundir a la gente y distorsionar sus apetencias. 

Ese es el cuadro que tenemos: un mundo pobre por un lado, y el despilfarro más increíble por otro. 

Pero los países capitalistas desarrollados acumularon el oro del mundo; prácticamente todavía monopolizan todo el oro que hay en el mundo, controlan gran parte del comercio, los recursos naturales de casi todo el mundo; acumularon grandes capitales. Como consecuencia de la explotación de los pueblos coloniales, y de los pueblos sometidos al imperialismo, y como consecuencia de la explotación de su propia clase obrera han acumulado grandes recursos industriales. 

El mundo tiene ese panorama delante. 

Es con relación a esas realidades que nosotros valoramos el esfuerzo que ustedes han realizado en nuestro país. 

También habló el compañero Alaín del próximo Congreso de las Juventudes, o Festival Mundial, que tendrá lugar en la RDA.  Y realmente me alegré al recordar eso, puesto que también la RDA es un país que tiene unos méritos extraordinarios; analizando su situación, su punto de partida de las ruinas del nazismo y de la destrucción de la guerra, admiramos el esfuerzo que ese país ha hecho, el esfuerzo que el Partido de ese país ha realizado en estos años, y la terrible lucha a que lo han sometido los imperialistas en aquella zona —que constituye, sin duda, una primera línea donde se enfrentan dos sistemas, y donde el imperialismo ha hecho todo lo imaginable por crear la confusión, por debilitar y obstruccionar el esfuerzo de ese pueblo. 

Vimos también allí, con mucha satisfacción, que la RDA va desarrollando un fuerte espíritu revolucionario, un fuerte espíritu internacionalista, que merece el mayor apoyo.  Y creemos, en relación con eso, que el próximo Festival va a tener una gran importancia política, y es deber de todos nosotros luchar por su éxito. 

Y con relación a esa tarea de ustedes, también por nuestra parte les decimos que nuestra juventud y nuestro pueblo harán el máximo por enviar una nutrida delegación, para trabajar en favor del éxito de ese Festival. 

Cuando Alaín decía que "nos vamos a ver allí", yo preguntaba si yo también me iba a ver en el Festival (RISAS).  Realmente, siento un poco de envidia.  Tengo la casi seguridad de que no voy a poder acogerme a esa promesa de que todos nos vamos a encontrar allí también.  Y por eso digo que un poco de envidia, en el mejor sentido de la palabra:  como admiración al trabajo de ustedes, al porvenir de ustedes, a la noble lucha de ustedes, a los sentimientos de ustedes. 

Allí estarán también presentes muchos de los compañeros que con ustedes trabajaron aquí en la Brigada Internacional, y otros muchos jóvenes cubanos, trabajadores destacados y estudiantes.  Habrá en Berlín una nutridísima representación de Cuba (APLAUSOS). 

Estamos seguros de que ustedes toda la vida recordarán con satisfacción las horas de esfuerzo y de trabajo que emplearon en la construcción de esta escuela.  Estamos seguros de que ustedes se sentirán padres de esta escuela dondequiera que estén, y que siempre querrán tener noticias de ella.  Entendemos que será deber de nuestra juventud tratar de que esta escuela se destaque y se encuentre entre las mejores, que aquí se haga un óptimo trabajo en todos los sentidos: educacional y productivo. 

Esperamos que les envíen noticias.  Esperamos que aquí conste, en los archivos de esta escuela, los nombres de los brigadistas que, desde 28 países diferentes, vinieron a trabajar en su construcción; que las generaciones de jóvenes estudiantes que pasen por aquí tengan presente, no como tributo individual a las personas, sino como tributo a la idea que ustedes pusieron aquí en práctica, el trabajo de los que participaron en la construcción material de esta escuela, y que les manden noticias de sus actividades.  Pero esperamos también que ustedes hayan recogido fotografías y recuerdos de esta escuela, como parte de la historia de la brigada. 

Si la brigada se hizo, la brigada no se debe disolver. Si la brigada se hizo, la brigada se debe multiplicar.  Aquí en Cuba ya queda una brigada con los cubanos que participaron junto a ustedes en la construcción, los jóvenes cubanos. Y, de la misma forma, la brigada "Julio Antonio Mella" debe seguir existiendo internacionalmente. 

Ya cuando se ha hecho algo, se ha obtenido una victoria, no sería justificable olvidar ese nombre, no sería justificable disolver esta brigada. Aunque haya otros componentes, otros miembros de la brigada y vengan los reemplazos, que siga existiendo la brigada internacional "Julio Antonio Mella" (APLAUSOS), y siga escribiendo páginas gloriosas, siga obteniendo victorias.  Y que otras brigadas con otros nombres se desarrollen.  Y que este aspecto del trabajo de los jóvenes, que se inicia con la construcción de esta escuela, esta historia se escriba, se haga el expediente, y figuren siempre los nombres y los hechos de todos los que han participado en ella, aquí y en los demás lugares donde los jóvenes van a trabajar.  Seguramente que el Buró de la Federación tendrá que nombrar un historiador de la brigada, que se encargue de recoger los datos y las informaciones y de hacer los archivos. 

Y, por último, tengo entendido que ustedes sugirieron que se le pusiera un nombre a esta escuela, y que en consideración a que este año se cumplió el 90 aniversario de Jorge Dimitrov, y que Dimitrov fue uno de los más altos exponentes del espíritu internacionalista, esta escuela lleve el nombre de "Jorge Dimitrov" (APLAUSOS).  Sin duda que es un honroso nombre que obligará aún más a los estudiantes de este centro a esforzarse por ser de los mejores. 

Ha transcurrido el tiempo.  Creo que queda poco para los que tienen todavía que recoger las maletas y marchar al aeropuerto. 

No voy a decir que nos vamos a sentir tristes con la despedida, porque los vemos a ustedes llenos de vida y llenos de juventud.  Nos quedamos con la impresión y el optimismo de que ustedes, llenos de entusiasmo, van a sembrar y cultivar en otras partes del mundo la misma idea que han practicado aquí. 

Les expresamos nuestro más profundo reconocimiento.  Les deseamos buen viaje y muchos éxitos. 

Muchas gracias. 

(OVACION)