DISCURSO PRONUNCIADO POR FIDEL CASTRO RUZ, PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA DE CUBA, EN EL ACTO DE AMISTAD CUBANO-ARGELINA CELEBRADO CON MOTIVO DE LA VISITA A CUBA DE HOUARI BOUMEDIENE, PRESIDENTE DEL CONSEJO DE LA REVOLUCION y DEL CONSEJO DE MINISTROS DE LA REPUBLICA ARGELINA DEMOCRATICA y POPULAR. CIUDAD ESCOLAR 26 DE JULIO, SANTIAGO DE CUBA, 15 DE ABRIL DE 1974, "AÑO DEL XV ANIVERSARIO".

(DEPARTAMENTO DE VERSIONES TAQUIGRAFICAS

DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO)

Querido compañero Houari Boumediene, Presidente del Comité de Coordinación de Países No Alineados, del Consejo Revolucionario y del Consejo de Ministros de la República de Argelia (APLAUSOS);

Queridos compañeros de la delegación argelina (APLAUSOS); Queridos compatriotas de Santiago de Cuba (APLAUSOS):

Nuestra ciudad de Santiago de Cuba, nuestra provincia de Oriente, tiene hoy el honor de recibir al compañero Boumediene y a la delegación de la hermana República de Argelia (APLAUSOS), que en la mañana de hoy tuvo la oportunidad de sentir el entusiasmo y el calor revolucionario de esta heroica ciudad.

Y hay un aire de fiesta y de solidaridad en la tarde de hoy (APLAUSOS). Y ello se explica perfectamente bien: hace apenas unos días, tuvimos también el gran honor de recibir a los representantes del pueblo vietnamita (APLAUSOS); hoy, recibimos a los representantes de Argelia (APLAUSOS). Y estos dos pueblos, estas dos revoluciones, significan mucho.

Dos pueblos que para conquistar y asegurar su independencia han tenido que librar una lucha extraordinaria y sangrienta en los tiempos contemporáneos. Si a estas dos revoluciones unimos la Revolución Cubana en este hemisferio, tendremos ahí tres grandes ejemplos del proceso revolucionario actual en tres continentes diferentes: en Asia, en Africa y en América Latina (APLAUSOS). Tres grandes luchas contra el colonialismo y contra el imperialismo; en definitiva, contra el mismo imperialismo, porque detrás del colonialismo y el imperialismo francés en Viet Nam estaba el imperialismo yanki, y cuando los imperialistas franceses fueron vencidos, los imperialistas yankis los sustituyeron; en Argelia, detrás del imperialismo francés, apoyándolo con recursos financieros y con armas, estaba el imperialismo yanki; y en Cuba, frente a la Revolución Cubana ha estado el imperialismo yanki (EXCLAMACIONES DE: "¡Abajo!" Y DE: "¡Fidel, seguro, a los yankis dales duro!")

Nuestros tres pueblos marchan victoriosamente hacia adelante. Y esto es un símbolo de nuestros tiempos, que demuestra que en el actual proceso del mundo y en la actual correlación de fuerzas tres países pequeños, enfrentándose a poderes muy grandes, han podido conquistar, afianzar su independencia y marchar adelante.

Con Argelia tenemos muchas cosas comunes. Ellos, en el pasado siglo, cuando el colonialismo francés —apoyándose en sus mayores recursos económicos y técnicos conquistó a Argelia para tener sencillamente un territorio más, una colonia más, oprimiendo a un pueblo que muchos siglos antes que Francia tenia una cultura y una civilización superiores a Francia, se vieron obligados a derramar ríos de sangre resistiendo la conquista colonial. Y por eso los argelinos hablan y los cubanos hablan de Abd-EI-Khader (APLAUSOS), aquel héroe nacional argelino que durante 17 años resistió la conquista de Francia, y que nos hace recordar a Martí, a Gómez, a Maceo, a Agramonte, a Céspedes, a todos nuestros patriotas en el siglo pasado (APLAUSOS).

Ellos tuvieron sus reveses, igual que los tuvimos nosotros; pero jamás la llama del patriotismo decayó, jamás la voluntad de conquistar su independencia desapareció. Ellos, como nosotros, sobre los reveses volvieron una y otra vez a la lucha. Ellos, durante la primera mitad de este siglo, tuvieron que padecer el colonialismo francés en su patria. Y al finalizar la Segunda Guerra Mundial, algunos años después, iniciaron de nuevo su heroica batalla por la independencia.

No es fácil olvidar que solo en una semana en 1945, los colonialistas asesinaron en una región al este de Argelia a 45 000 argelinos. Ese era el rostro, los métodos, el alma del imperialismo.

Pero los argelinos no permanecieron impasibles; los argelinos lucharon. Y en 1954, por aquellos mismos años, en que nosotros iniciábamos la lucha en este mismo lugar contra la tiranía sangrienta y proimperialista de Batista, ellos iniciaban de nuevo su última batalla por la independencia en Argelia; y lucharon durante largos, muy largos años, en condiciones muy difíciles, contra un ejército poderoso de la OTAN, aliado a Estados Unidos, con armas muy modernas y con grandes recursos de todo tipo. Lucharon, además, contra los colonos metropolitanos que allí usufructuaban las riquezas, las tierras y el sudor de los argelinos.

¡Más de un millón de vidas costó la lucha heroica del pueblo argelino por su independencia!

Y cuando nosotros concluíamos nuestra lucha armada revolucionaria en 1959, a nuestro país llegaban todos los días noticias acerca de las heroicas acciones de los patriotas argelinos y de la represión feroz y sangrienta de los colonialistas franceses.

En el corazón de nuestro pueblo surgió lógicamente la solidaridad, la admiración y el cariño hacia aquel pueblo valeroso que tan bravamente luchaba por su libertad y su independencia. En todo nuestro pueblo se encendió la llama de la simpatía y del apoyo al pueblo de Argelia, y una de las primeras medidas que tomó la Revolución fue tratar de hacer contactos con aquellos patriotas y ver de qué modo podíamos modestamente contribuir a su valerosa lucha. Y en todos los organismos internacionales y en todas las tribunas, la Revolución Cubana, con desinterés, con entusiasmo, apoyaba la lucha heroica del pueblo argelino.

Así se fueron forjando nuestros sentimientos de simpatía y de solidaridad hacia Argelia.

Pero aquel pueblo heroico, después de la victoria no defraudó al mundo. No se conformaba con conquistar su independencia. Ellos sabían, ellos comprendieron tempranamente que la revolución era algo que iba más allá de la independencia, y que la independencia sin revolución no era independencia (APLAUSOS). Y estuvieron decididos, en difíciles circunstancias a llevar adelante las grandes transformaciones revolucionarias.

Pero, ¿qué recibían ellos? Un país destruido, desangrado por la guerra, y toda la horrible herencia del colonialismo: el desempleo, la miseria, el atraso técnico, el atraso cultural, el subdesarrollo. Y en esas condiciones, se dieron a la tarea de construir un nuevo país.

Y efectivamente, el pueblo argelino ha trabajado tesoneramente para construir un nuevo país, y está construyendo un nuevo país. Las bases de esa construcción se apoyó en primer término, en la recuperación de los grandes recursos naturales de Argelia, esencialmente los recursos energéticos y los recursos minerales. Ellos le han enseñado al mundo un camino de cómo el país que conquista su independencia y hace su revolución debe, en primer término, recuperar sus recursos naturales, desarrollar esos recursos, valorizarlos y apoyarse en ellos para el desarrollo económico.

Los tres pilares de la construcción de una nueva Argelia —como los ha definido muy bien el compañero Boumediene— son: la Revolución Industrial, la Revolución Agraria y la Revolución Educacional (APLAUSOS).

Ellos, partiendo de sus recursos de petróleo y de gas, que tuvieron que recuperar en ardua y compleja lucha después de la independencia, han estado desarrollando una modernísima industria petroquímica; apoyándose en sus recursos de hierro y de energía, están desarrollando también una importante industria siderúrgica; y apoyándose en la industria siderúrgica, están desarrollando la industria mecánica. Movilizando los recursos y las fuerzas del país, van marchando adelante en el terreno de la industrialización.

Y de la misma forma, llevan a cabo la reforma agraria y la revolución agraria —fase en que se encuentran actualmente—, movilizando las energías y el talento de los campesinos y los obreros argelinos.

Y del mismo modo, impulsan con fuerza la revolución educacional, conscientes de la importancia decisiva que este aspecto tiene para la nueva Argelia.

Nosotros no tenemos la menor duda de que Argelia triunfará en sus propósitos, y que está llamada a jugar un importantísimo papel en el mundo árabe, en el mundo africano y en el seno de los Países No Alineados del Tercer Mundo.

Una tarea revolucionaria no es cuestión de días, no es cuestión de años. Realmente es el esfuerzo de decenas de años; y no el esfuerzo de una sola generación sino el esfuerzo de varias generaciones.

y cuando un país educa a sus hijos y los prepara para el dominio de la técnica y de la ciencia moderna, cuando un país educa a sus hijos en una nueva cultura revolucionaria y política, ese país, indefectiblemente, tendrá éxito (APLAUSOS).

¿Y por qué es importante, tan importante, el ejemplo de Argelia? Porque hay muchos países en el Tercer Mundo que tienen tantos recursos naturales como Argelia, que tienen, incluso, más recursos naturales que Argelia, y no aprovechan esos recursos naturales —muchas veces explotados por el imperialismo— para lanzar al país adelante. Y nosotros entendemos que Argelia constituye un verdadero ejemplo para numerosos países del Tercer Mundo, que disponen de recursos tales, con los cuales podrían llevar adelante una política de porvenir como la política que está llevando adelante Argelia.

Entre Argelia y Cuba hay comunidad de posiciones en un gran número de problemas internacionales. Por ejemplo, Argelia y Cuba apoyan sin vacilación el movimiento de liberación nacional en Asia, Africa y América Latina (APLAUSOS). Argelia, igual que nosotros, le brinda su máximo apoyo al heroico pueblo de Viet Nam (APLAUSOS), al pueblo de Camboya (APLAUSOS), al pueblo de Lao (APLAUSOS). Argelia, al igual que nosotros, apoya firmemente a la República Democrática de Corea (APLAUSOS), que ha sido víctima y es víctima de las agresiones imperialistas. Argelia, al igual que nosotros, apoya al movimiento de los pueblos de Guinea Bissau, Angola y Mozambique contra el colonialismo portugués (APLAUSOS); apoya la lucha contra la discriminación en Africa; y apoya a los pueblos de Rhodesia y de Africa del Sur (APLAUSOS) contra el racismo y la criminal opresión establecida en estas regiones del Africa. argelia apoya decididamente y firmemente la justísima lucha de los pueblos árabes contra la agresión israelí (APLAUSOS), y exige el sagrado derecho a la autodeterminación, a la independencia y a la patria de los combatientes palestinos y del pueblo palestino (APLAUSOS). Argelia, al igual que nosotros, apoyó resueltamente el gobierno de la Unidad Popular de Salvador Allende en Chile (APLAUSOS PROLONGADOS) y condenó con energía el criminal golpe fascista e interrumpió sus relaciones diplomáticas con el estado fascista de Chile (APLAUSOS), lo cual constituyó, sin dudas, un duro golpe para la junta fascista chilena, dada la influencia y el prestigio de que goza Argelia en el seno de los Países No Alineados y del Tercer Mundo.

Pero, además, Argelia condena resueltamente y lucha contra el¡ criminal bloqueo implantado por el imperialismo yanki a nuestro pueblo (APLAUSOS), y es compañero de lucha del pueblo cubano frente al bloqueo. Apoya y apoyará con todas sus fuerzas a nuestro pueblo frente al bloqueo imperialista (APLAUSOS).

Argelia, como nosotros, tiene una alta apreciación del papel que juegan los países del campo socialista en la lucha contra el imperialismo en el mundo de hoy.

Y estos hechos, estas posiciones políticas, definen una revolución; esa postura clara y diáfana frente a los problemas cardinales del mundo actual.

Recientemente, en el mes de septiembre del pasado año, tuvo lugar en Argelia la Conferencia de Países No Alineados. Y este evento constituyó un importante acontecimiento internacional. La Conferencia de Argelia fue magnífica, fue brillante. Y a ello contribuyó decisivamente el escenario, precisamente Argelia —país heroico, país antiimperialista—, en que tenía lugar aquella conferencia; el magnífico trabajo de organización de los argelinos y el formidable papel que el compañero Boumediene desempeñó como presidente de aquella Conferencia (APLAUSOS), que supo dirigir con gran sabiduría y con gran talento. Y allí —en el seno de aquella Conferencia— trabajaron estrechamente unidas las delegaciones de Argelia y de Cuba junto con otros muchos países allí representados, para darle a aquella Conferencia un contenido revolucionario, un contenido progresista y un contenido profundamente antiimperialista (APLAUSOS). Fue la más grande reunión de jefes de Estado que se haya producido en ningún país y con una gran repercusión en todo el mundo.

Y, recientemente, Argelia tomó la iniciativa, en su propio nombre y en nombre de los Países No Alineados, de convocar en las Naciones Unidas una Asamblea General Extraordinaria sobre el problema de las materias primas (APLAUSOS). Esa Asamblea se está desarrollando en estos momentos y se inauguró con las palabras del compañero Boumediene, que pronunció un enérgico discurso en defensa de los Países No Alineados frente a los intereses voraces y explotadores del mundo capitalista desarrollado. Y planteó tesis audaces, tales como el derecho de los países subdesarrollados a la nacionalización de sus recursos naturales, a la valorización de esos recursos manufacturándolos en el propio país, y al control de los mecanismos que establecen el precio de esos productos que se han visto históricamente deprimidos por los países capitalistas desarrollados.

La inmensa, la mayor parte del comercio de los países subdesarrollados se ha llevado a cabo, históricamente, con los Estados Unidos, con la Europa capitalista y con otros países burgueses, que consumen más del 90% de esos recursos —petróleo, hierro, cobre, otros minerales, café, cacao y productos similares—, e históricamente se ha producido lo que conocemos como el intercambio desigual.

Y, ¿qué significa eso? Por ejemplo, después de la Segunda Guerra Mundial, cada año los productos que exportaba el mundo subdesarrollado valían menos; y cada año los productos que exportaba el mundo capitalista desarrollado valían más.

Y valían nuestros productos menos, además, en una moneda que se devaluaba año por año. De modo que, si en un instante determinado para comprar un camión hacían falta 50 quintales de café, después para comprar el mismo camión hacían falta 100 quintales. Y si para comprar un camión hacían falta 20 toneladas de azúcar, después hacían falta 40, 50 ó 60 toneladas de azúcar.

El mundo capitalista desarrollado imponía al mundo subdesarrollado esas condiciones de intercambio comercial leoninas y ruinosas. Y creo que cualquier compatriota nuestro entiende esto perfectamente bien (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES DE: "¡Sí!")

Y no es lo mismo producir azúcar que producir camiones: el número de horas de trabajo que se necesita para producir esa azúcar, cortando la caña a mano, bajo un clima tropical, con un sol caliente y una atmósfera húmeda, es veinte veces, treinta veces más horas de trabajo que las que son necesarias para producir un camión cuando ya se tiene una industria siderúrgica, y ya se tiene una industria mecánica, y se dispone de tornos automáticos. De modo que una hora de trabajo de un producto del mundo capitalista desarrollado se intercambia luego por 50 horas de trabajo de un producto en el mundo subdesarrollado. Porque esas condiciones de intercambio las ha impuesto el colonialismo, el neocolonialismo, el capitalismo y el imperialismo a los pueblos del mundo.

Pero estamos viviendo una hora en que los países pobres, los países subdesarrollados, están despertando.

Y mientras en el mundo capitalista desarrollado todo es lujo, todo es despilfarro, todo es ostentación de riquezas, todo es millones y millones de automóviles y de letreros lumínicos y de lujo de todas clases; en el mundo subdesarrollado no hay ni una escuela, ni un hospital, ni un miserable camino, y en ocasiones ni una bicicleta en la que transitar. Esas son las realidades que el colonialismo creó, que el capitalismo creó, que el imperialismo creó.

Y uno de los productos que obtuvieron con mayor facilidad fue, por ejemplo, el petróleo. Obtenían las concesiones, hacían sus inversiones, lograban un petróleo barato, lo vendían a un precio más alto; obtenían los monopolios enormes ganancias, y los países capitalistas desarrollados disponían todavía de un combustible barato, un combustible más barato que el carbón. Y a base de esa fuente de energía barata desarrollaron las sociedades de consumo, las sociedades del automóvil, las sociedades del caucho sintético, las sociedades de los productos plásticos, las sociedades de opulencia. Pero repito que el mundo va despertando.

Las sociedades capitalistas desarrolladas han ido más allá de lo que es posible, en medio de la espantosa miseria de una humanidad que crece más y más cada año, y que tiene ya cerca de 4 000 millones de habitantes, que tiene que alimentarse, que necesita alimentos, y que necesita parte de esas materias primas para producir fertilizantes y otros productos esenciales, no para despilfarrarlas; las necesita para poder vivir humanamente, para poder vivir decorosamente.

Y esa política de despilfarro condujo a la situación actual: a una dependencia casi total y absoluta de esas sociedades capitalistas desarrolladas de las fuentes energéticas de los países del Tercer Mundo. Y como consecuencia de la crisis de energía, que fue acelerada por la crisis del Medio Oriente, los precios del petróleo subieron extraordinariamente. Los países productores de petróleo se organizaron para defender sus intereses, y actualmente están controlando los precios del petróleo.

Desde luego, no hay que pensar que la situación es igual en todos los países petroleros. Unos, tienen una política correcta, otros, no tienen una política correcta. Pero es el hecho de que los países petroleros en esta cuestión han adquirido una conciencia de su fuerza y de su poderío, y con esa fuerza y ese poderío, se enfrentan a los países capitalistas desarrollados; se enfrentan en el sentido de buscar un tratamiento justo, de buscar un precio justo, de buscar la utilización de esos productos para su propio desarrollo. Como consecuencia de esto, los países capitalistas saben ya que tienen que pagar el petróleo a un precio mucho más alto.

De la misma forma, otros países productores de materias primas valiosas de que no disponen las sociedades de consumo, pueden asociarse y defender sus precios.

Claro está que esta no es la situación de absolutamente todos los países subdesarrollados, puesto que hay países que no disponen de los recursos energéticos necesarios, que no disponen de recursos minerales valiosos; que se ven obligados a importar la energía, a importar los equipos, a importar los productos manufacturados y a importar alimentos.

Los países capitalistas desarrollados saben que tienen que pagar más cara la energía que despilfarran. Y desde luego, ya se preparan a desarrollar una política frente a esa realidad, utilizando diversas fórmulas. Una de las fórmulas que ya comienzan a aplicar es la elevación dramática de los precios de los equipos, de las tecnologías y de los productos manufacturados. Otra de las fórmulas es la elevación desmesurada de los precios de productos como el fertilizante y otros bienes intermedios importantes para muchos países; la elevación de los precios de los alimentos que ellos producen, etcétera.

Pero no es esa la única fórmula. Los países capitalistas desarrollados tratan de elaborar una fórmula para manejar los recursos financieros que van a recibir los países subdesarrollados con abundantes recursos energéticos, manipulándolos a través de los bancos imperialistas y de los organismos financieros internacionales manejados por ellos.

Otra de las fórmulas es promover la carrera armamentista entre países del Tercer Mundo, provocar las rivalidades y los conflictos entre ellos, para comprar petróleo vendiendo mucho más caro armas que son completamente inútiles para resolver los problemas fundamentales de los países subdesarrollados.

Esa es la estrategia del imperialismo.

Frente a esa estrategia, es imprescindible elaborar la estrategia de los Países No Alineados y los países del Tercer Mundo.

Desde luego que todos los países del Tercer Mundo no son iguales. Hay países del Tercer Mundo que son países progresistas; y hay países que son feudales; hay países que tienen una buena posición en los problemas internacionales, y hay otros que tienen una posición fascista, ese fascismo y ese espíritu reaccionario que promueve el imperialismo precisamente para tratar de mantener su dominio, su explotación y su hegemonía en el mundo. Contra esas dificultades hay que luchar.

Pero frente a la estrategia imperialista, hay que desarrollar una estrategia de los Países No Alineados. En el seno del movimiento de Países No Alineados hay fuerzas tremendamente avanzadas, tremendamente progresistas, tremendamente revolucionarias que prevalecen. Y ese movimiento se consolida y se fortalece.

Afortunadamente, a pesar de estas dificultades, en este movimiento, que comprende decenas y decenas de países del Tercer Mundo, predomina una política progresista y una política antiimperialista.

Es necesario desarrollar la solidaridad más estrecha entre los países del movimiento No Alineado, sobre las bases que el compañero Boumediene ha planteado en las Naciones Unidas de la independencia nacional, la recuperación y la valorización de los recursos naturales y la distribución equitativa y justa de la riqueza social (APLAUSOS). Porque no se trata de crear riquezas para los burgueses, no se trata de crear riquezas para los feudales; ¡hace falta crear riquezas para el pueblo!

Y por eso, planteamos la necesidad de estrechar la solidaridad de los Países No Alineados en base a estos principios (APLAUSOS): luchar enérgicamente por los precios de las materias primas que produce el mundo subdesarrollado; luchar resueltamente por crear nuevas condiciones de intercambio comercial en el mundo, y que cese —porque tiene que cesar, porque es una demanda justa, porque es una necesidad de los pueblos y de la historia— el intercambio desigual entre los países capitalistas desarrollados y los países subdesarrollados (APLAUSOS).

Es necesario oponerse decididamente a la política divisionista del imperialismo en el seno de los Países No Alineados (APLAUSOS). Y es necesario buscar fórmulas, de modo que los beneficios de esta lucha alcancen a todos los pueblos subdesarrollados. Y por eso es tan importante estar alerta e impedir a toda costa los planes imperialistas de utilizar los nuevos recursos financieros del Tercer Mundo a través de sus bancos y a través de sus organizaciones financieras internacionales (APLAUSOS).

Será preciso, además, desarrollar el frente más amplio contra el imperialismo, contra el intercambio desigual, y contra la explotación que comprenda el esfuerzo de los Países No Alineados, los países del campo socialista y todas las fuerzas progresistas del mundo. Porque es necesaria la unión, la cooperación, para vencer los formidables obstáculos que el imperialismo, la explotación y el neocolonialismo imponen a la humanidad en su marcha hacia adelante.

El camino será largo, la lucha será dura; pero los pueblos triunfarán (APLAUSOS). Y en esa lucha los pueblos de Argelia y de Cuba, que tienen tantas cosas en común, que tienen tantas afinidades y que han desarrollado una solidaridad tan estrecha y profunda, marcharán unidos (APLAUSOS).

Hoy se cumple el XIII aniversario de la agresión imperialista a nuestras bases aéreas, como mañana se cumplirá el XIII aniversario de la proclamación del carácter socialista de nuestra Revolución (APLAUSOS PROLONGADOS), como pasado mañana se cumplirá el XIII aniversario de la invasión mercenaria. Y dentro de unos días —el 19— se cumplirá el XIII aniversario de la primera derrota del imperialismo yanki en América Latina (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES DE: "¡Fidel, seguro, a los yankis dales duro!") En este ambiente, en esta atmósfera revolucionaria y patriótica, tiene lugar este acto de la amistad y de la solidaridad entre Cuba y Argelia (APLAUSOS y EXCLAMACIONES DE: "¡Cuba, Argelia, unidos vencerán!"), en este mismo escenario, donde se inició la lucha por la independencia definitiva de Cuba.

Por eso, en este acto rendimos tributo a los que lucharon, a los que cayeron a lo largo de nuestra historia: a los que cayeron en el Moncada, a los que cayeron en Girón, a los que cayeron para conquistar la victoria y para consolidar la victoria a lo largo de estos años. Y rendimos tributo a nuestros admirados amigos argelinos (APLAUSOS); rendimos tributo al millón y medio de argelinos que dieron su vida en la última contienda por la independencia de su patria (APLAUSOS). Y rendimos tributo a la amistad, a la solidaridad y a la fraternidad entre los pueblos revolucionarios (APLAUSOS).

¡Que viva eternamente la amistad revolucionaria entre Argelia y Cuba! (EXCLAMACIONES DE: "¡Viva!")

¡Que viva el compañero Houari Boumediene! (EXCLAMACIONES DE: "¡Viva!")

¡Que viva la solidaridad internacional! (EXCLAMACIONES DE: "¡Viva!")

¡Patria o Muerte!

¡Venceremos! (OVACION)