DISCURSO PRONUNCIADO POR FIDEL CASTRO RUZ, PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA DE CUBA, EN LA CONCENTRACION POPULAR EFECTUADA EN LA PLAZA DE LA REVOLUCION "JOSE MARTI", EN HONOR DEL COMPAÑERO LEONID ILICH BREZHNEV, SECRETARIO GENERAL DEL COMITE CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE LA UNION SOVIETICA, y LA DELEGACION QUE LO ACOMPAÑA, EL 29 DE ENERO DE 1974, "AÑO DEL XV ANIVERSARIO".

(DEPARTAMENTO DE VERSIONES TAQUIGRAFICAS

DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO)

Querido compañero Leonid Ilich Brezhnev, secretario general del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética (APLAUSOS);

Queridos dirigentes del Partido y el Gobierno de la URSS que acompañan al compañero Brezhnev (APLAUSOS);

Queridos compañeros del Comité Central del Partido y el Gobierno Revolucionario de Cuba (APLAUSOS);

Queridos compatriotas:

Nuestro pueblo se reúne en gigantesca y entusiasta multitud, para expresarle a usted, compañero Brezhnev, y a los dirigentes del Partido y del Gobierno de la URSS que lo acompañan, cuáles son nuestros sentimientos de amistad, cariño y afecto por el gran pueblo soviético y por el heroico Partido que, bajo la dirección del inmortal Lenin (APLAUSOS), llevó a cabo la primera revolución socialista en la historia de la Humanidad.

Es a la vez una expresión del júbilo y el honor que significa para nuestro pueblo su visita.

Este hecho constituye un acontecimiento histórico e inolvidable en la vida de nuestra patria y en las magníficas y ejemplares relaciones que se desarrollan entre nuestros dos pueblos.

Ustedes arriban a nuestra tierra cuando la Revolución Cubana acaba de cumplir 15 años de existencia y lo hicieron, además, el 28 de enero, día en que se conmemora el 121 Aniversario del nacimiento del Apóstol de nuestra independencia y extraordinario pensador revolucionario José Martí (APLAUSOS), cuya figura de mármol y su luminosa vida, consagrada a la dignificación del hombre, presiden nuestros actos en esta Plaza.

Es la primera ocasión en que el Secretario General del glorioso Partido Comunista de la Unión Soviética visita a Cuba y con ello también, la vez primera en que un pueblo de la comunidad de naciones de América Latina tiene la oportunidad de recibir tan ilustre visitante revolucionario (APLAUSOS).

El hecho mismo de que este encuentro sea posible, es fruto legítimo de la acción resuelta y tenaz de nuestro pueblo revolucionario y de la ejemplar solidaridad con que, en instantes cruciales de nuestra lucha, la gran patria de Lenin nos extendió su mano fraternal y generosa (APLAUSOS).

Hombres puede haber en el mundo que no sepan o no entiendan lo que la solidaridad significó, cuando mortales peligros acechaban la vida de un pueblo entero; cuando la lucha y los sacrificios de generaciones completas amenazaban perderse; cuando sombrío porvenir de esclavitud y muerte eran alternativa cierta a una esperanza legítima de libertad y paz. Otros puede haber que ignoren, porque nunca lucharon o no conocen más que las formas puramente librescas e idílicas de las revoluciones, lo que es un pueblo en el fragor de crear un mundo nuevo y lo que es un sentimiento de gratitud, pero los cubanos, que si conocemos de esas realidades, no seremos jamás desleales, ni ingratos (APLAUSOS).

Nuestra patria tiene una historia breve, pero rica en experiencia, heroísmo y luchas revolucionarias.

Hace ya más de 100 años nuestros padres empuñaron las armas para sacudir el yugo colonial español. Durante casi 30 años lucharon sin tregua, ni descanso, con sus solas fuerzas de pueblo pequeño y desarmado contra el que era entonces uno de los más poderosos ejércitos coloniales de Europa. Cientos de miles de hijos del país regaron con su sangre el camino glorioso de la libertad y legaron a las generaciones venideras un ejemplo inmortal de entereza y patriotismo. Pero la culminación de sus luchas heroicas coincidió con el advenimiento al mundo del sistema imperialista, que Lenin genialmente describió. La pujante nación capitalista de Norteamérica, que se insinuaba ya como potencia imperial a fines del siglo pasado, interviene en la guerra de liberación cubana, despoja a España de numerosas posesiones y ocupa militarmente nuestra patria.

Por sobre el mar de sangre derramada, de colonia española pasamos a ser propiedad yanki. Los recursos naturales, las tierras de superior calidad, los bancos, servicios públicos, el comercio exterior y las industrias nacientes quedaron en manos extranjeras. La vida económica, política y cultural del país vino a ser dominada en forma absoluta por Estados Unidos. El derecho, por precepto de la Constitución, a intervenir en Cuba, era impuesto humillantemente y un pedazo de nuestro territorio en la espléndida bahía de Guantánamo fue convertido desde entonces en base naval militar. Desempleo, analfabetismo, miseria, latifundio, prostitución, juego, mendicidad, corrupción pública y explotación despiadada fueron los frutos amargos del sistema neocolonia. Gobiernos títeres y muchas veces sanguinarios servían de instrumento dócil a los explotadores. No para esto se había inmolado un pueblo en épica contienda.

Pero con la explotación neocolonial imperialista nació también nuestra clase obrera y ella, junto al campesinado y los estudiantes, mantuvo en alto el espíritu de lucha y se hizo portadora, en sus núcleos más avanzados, de las ideas revolucionarias del proletariado.

Los ecos de la Revolución de Octubre llegaron también a nuestra patria como un rayo de esperanza, para los humildes y explotados, y, poco tiempo después, nació el primer Partido marxista-leninista de Cuba (APLAUSOS).

El pueblo soviético recién comenzaba su gloriosa historia; mucha sangre y sudor tendría que verter todavía para enfrentarse a la intervención extranjera y al feroz bloqueo económico imperialista, desarrollar en circunstancias muy difíciles de pobreza y aislamiento la base material y técnica del socialismo, y por último, aplastar la criminal agresión fascista, antes de que, gracias a su gesta heroica y al sacrificio de 20 millones de sus mejores hijos, pudiera surgir el campo socialista y se crearan las extraordinarias condiciones que hicieron posible la liquidación del sistema colonial y la liberación de decenas de pueblos en el escenario mundial (APLAUSOS) .

En Cuba, pese a que sobre nuestra patria habían invertido los imperialistas más capital que en otros países de América Latina y ejercían un dominio en todos los órdenes mayor que en ninguna otra nación de este continente, no estaban muertas las heroicas tradiciones de lucha de nuestro pueblo, ni olvidada la senda decorosa de Martí; ni las ideas revolucionarias de Marx, Engels y Lenin, perseguidas, calumniadas y proscritas, dejaban de tener su irresistible fuerza de atracción y su extraordinario valor como armas ideológicas para interpretar la realidad e inspirar la acción de los revolucionarios.

De nuevo sus hijos supieron emprender, en la hora oportuna, el áspero camino de la libertad, y cuando apenas habían transcurrido cuatro décadas de la Revolución victoriosa de Octubre, el estado burgués y proimperialista fue deshecho en Cuba y por primera vez en la historia nuestro pueblo fue verdaderamente dueño de sus destinos (APLAUSOS).

Sin embargo, cuando emergió triunfante la Revolución Cubana en 1959, muy pocos en el mundo le daban la menor oportunidad de supervivencia.

Como ocurrió en su tiempo con la Revolución de Octubre, muchos vaticinaban que el pueblo cubano no podría resistir la aplastante fuerza del poder económico, político y, en última instancia, el militar, del imperialismo.

A juicio de los que ostentaban el dominio en este continente, ningún Estado latinoamericano podía tener el derecho a erradicar el odioso sistema de explotación capitalista y establecer el socialismo.

Desde luego, que el imperialismo subestimó repetidas veces a nuestro pueblo. Lo subestimó cuando en medio de la lucha armada contra la tiranía, creyó que podía frenar la revolución mediante un golpe de Estado que sustituyera a Batista por otra camarilla gobernante; lo subestimó cuando en la gran batalla ideológica y política librada después del triunfo, imaginó que las masas, desorientadas y confundidas por el anticomunismo, se volverían contra el poder revolucionario; lo subestimó cuando albergó la absoluta seguridad de que la expedición mercenaria de Girón, igual que en Guatemala, daría al traste con la revolución, y lo subestimó cuando despreció la capacidad, el valor y la dignidad de nuestro pueblo para llevar adelante su justa y revolucionaria lucha (APLAUSOS).

Pero subestimó también, especialmente, la época histórica en que tenía lugar el proceso revolucionario cubano y los grandes cambios que estaban ocurriendo en la correlación mundial de fuerzas.

Una de las armas más poderosas con que sin duda contaba frente al país pequeño y pobre, sin recursos energéticos, ni materias primas esenciales, al que había mantenido en la explotación y el subdesarrollo, dependiente por entero en su comercio exterior del mercado y los suministros de Estados Unidos, era el arma económica. Esta arma no vaciló en usarla exhaustivamente contra nuestro pueblo.

Cuando privaron al país abruptamente de los suministros de combustible, esto habría constituido un rudo golpe para la Revolución. Fue entonces cuando la Unión Soviética (APLAUSOS), desde miles de millas de distancia, acudió en ayuda de nuestro pueblo y realizando un notable esfuerzo nos suministró el petróleo que no habríamos podido obtener en otras fuentes del mundo dominadas entonces todas por las empresas monopolistas norteamericanas.

El segundo golpe demoledor lanzado contra la economía del país, fue la supresión del mercado de Estados Unidos para el azúcar cubano, que se había ido formando durante más de 100 años para la producción fundamental y única que los colonialistas españoles y los imperialistas yankis desarrollaron en Cuba. Aquella medida cruel, injusta y soberbia, que respondía al propósito de rendir por hambre a nuestro pueblo, dio lugar a un nuevo e inolvidable gesto de la Unión Soviética (APLAUSOS), que fue la decisión de adquirir el azúcar desplazada del mercado norteamericano. El despojo de la cuota azucarera cubana sirvió además a Estados Unidos para comprar, redistribuyéndola entre otros países de este hemisferio, la complicidad vergonzosa de numerosos gobiernos latinoamericanos con aquel repugnante crimen político.

Pero cada medida de agresión económica del imperialismo fue seguida de la acción solidaria del hermano pueblo soviético: a la prohibición de los suministros de alimentos, materias primas, maquinarias y por último bloqueo económico total, los soviéticos respondieron de inmediato suministrando alimentos, materias primas, maquinarias y apoyo económico a Cuba (APLAUSOS).

Así, con una gran firmeza, el Partido Comunista de Lenin, el Estado y el pueblo, forjados al calor de la gloriosa Revolución de Octubre (APLAUSOS), ayudaron a sobrevivir a la primera revolución socialista en este continente frente a los golpes mortales que contra su economía asestó el imperialismo.

En el arsenal de las medidas imperialistas quedaban todavía las agresiones militares. Nuestro pueblo estaba entonces desprovisto de armamentos adecuados para resistir. Los mercados capitalistas se cerraron unánimemente al conjuro de la presión norteamericana. Todos recordamos el vapor "La Coubre" cargado con las pocas armas que habíamos podido obtener en Bélgica que, saboteado en el punto de embarque, explotó en el puerto de La Habana, matando a más de 100 obreros y soldados.

Fueron de nuevo los suministros militares del campo socialista, y fundamentalmente de la URSS, los únicos que nuestra patria pudo adquirir en aquellos momentos críticos de vida o muerte para la Revolución (APLAUSOS). Con ellos vinieron también los primeros técnicos que nos enseñaron el manejo de esas armas. Cuando en Girón los aviones, tanques y cañones de factura norteamericana se lanzaron al ataque, frente a ellos, junto al viejo armamento de que disponíamos, entraron ya en acción los tanques, los cañones y las antiaéreas de procedencia soviética y checoslovaca (APLAUSOS), que empuñados por los brazos vigorosos de nuestros obreros, campesinos y soldados, aplastaron la invasión mercenaria en menos de 72 horas.

Después de Girón, el persistente empeño imperialista de resolver por la vía de las armas la cuestión cubana, originó la Crisis de Octubre, en que el Gobierno de Estados Unidos, después de poner al mundo al borde de una catástrofe nuclear, se vio forzado al compromiso de no invadir a Cuba, lo que unido a la actitud firme y al apoyo resuelto de la URSS constituyó una importante garantía para la seguridad del país (APLAUSOS).

Hoy nuestra patria posee, además, fuerzas armadas magníficamente equipadas con armamento procedente de la URSS, que ese gran país, tomando en consideración su alto costo y las peculiares circunstancias económicas de Cuba, nos ha suministrado en forma completamente gratuita (APLAUSOS). Añadido a ello, especialistas soviéticos que adquirieron su experiencia insuperable en los heroicos combates de la Gran Guerra Patria, nos han proporcionado los conocimientos militares que hacen de nuestras Fuerzas Armadas Revolucionarias, integradas por el pueblo, un baluarte invencible del socialismo en este continente (APLAUSOS).

La colaboración fraternal de la Unión Soviética siguió desarrollándose después en todos los frentes. Miles de técnicos especializados en las más diversas ramas de la economía han trabajado abnegadamente junto a nosotros durante casi 15 años.

Hoy, con la colaboración de la URSS, se llevan a cabo programas de desarrollo en ramas tan importantes como electricidad, níquel, petróleo y sus derivados, talleres de reparación automotriz, industria textil, mecanización de la caña, renovación y ampliación de la industria azucarera, instalaciones portuarias, reconstrucción y modernización de los ferrocarriles, construcción de carreteras y presas, sistemas de riego y drenaje, prospección geológica, comunicaciones generales, equipamiento educacional, computación electrónica, industria mecánica y siderúrgica, puertos pesqueros, aeropuertos, etcétera (APLAUSOS).

La URSS ha concedido a nuestro pueblo términos de intercambio comercial y créditos a largo plazo, que constituyen un verdadero modelo de relaciones entre un gran país industrial y una pequeña nación, que sin recursos naturales esenciales lucha por su desarrollo en condiciones del rígido bloqueo imperialista que dura ya cerca de 15 años.

La Unión Soviética, país socialista y profundamente internacionalista (APLAUSOS), no posee en nuestra patria una sola mina, una hectárea de tierra, una fábrica, un servicio público, una línea de transporte, un banco o una casa comercial. No ha invertido en Cuba un solo centavo buscando dividendos (APLAUSOS), ni existe un solo cubano trabajando para una empresa de propiedad soviética (APLAUSOS). He ahí de modo irrebatible la profunda y abismal diferencia entre las relaciones internacionalistas de Cuba Socialista con la Unión Soviética y las relaciones históricas que conoció nuestro pueblo como colonia española primero y como neocolonia yanki después, contra las cuales tan tenaz y abnegadamente luchó durante casi un siglo.

Junto con las cadenas imperialistas nuestro pueblo erradicó toda explotación del hombre por el hombre (APLAUSOS). Hoy, cada trabajador cubano labora y produce para su propio beneficio y el de toda la comunidad. Una nueva alma colectivista, fraternal y solidaria, se ha ido forjando en los hijos de la patria revolucionaria y con ello algo consustancial a toda conciencia comunista: un profundo espíritu internacionalista (APLAUSOS). Estos nuevos valores humanos dan a la nación cubana una dimensión moral superior. El que ello haya sido posible en un pueblo de este continente, refleja una esperanza en el porvenir que puede conquistar el hombre, por los caminos que abrió la Revolución luminosa de Octubre (APLAUSOS).

Nuestro país avanza también en el orden material, sin ambiciones desmedidas, que no serían consecuentes con nuestros recursos naturales y técnicos ni con las realidades de un mundo, gran parte del cual enfrenta y enfrentará todavía difíciles problemas de subsistencia. Nuestros patrones de consumo no tienen que ser los de las sociedades capitalistas desarrolladas, construidas sobre la explotación, la anarquía y el despilfarro económico, con desprecio absoluto de los valores morales y humanos. Si las necesidades materiales del ser humano pueden y deben tener un límite racional, ajustado a sus recursos naturales y técnicos y a la conservación elemental de su ambiente biológico, queda en cambio el campo ilimitado de su enriquecimiento espiritual y la calidad de su vida, que nunca tuvo consideración alguna en el vértigo enloquecedor, egoísta, mercantil y enajenante de las sociedades capitalistas (APLAUSOS).

Junto a los avances materiales, que poco a poco vamos logrando, nos enorgullecen los gigantescos progresos sociales alcanzados por nuestro pueblo en estos años de Revolución.

Ningún país en este continente alcanza los resultados obtenidos ya por nuestro pueblo en cuestión tan vital como la salud pública (APLAUSOS). La mortalidad infantil ha sido reducida a 28 por 1 000, la más baja de los países latinoamericanos (APLAUSOS). Y la expectativa de vida, que antes de la Revolución no llegaba a 54 años, se aproxima ya a los setenta (APLAUSOS).

Ningún país de América Latina goza hoy de los niveles de educación pública conquistados por nuestro pueblo. La totalidad de los niños está escolarizada, las promociones se elevan de año en año, y masivamente oleadas tras oleadas de jóvenes van ingresando en la enseñanza media, donde en número creciente de espléndidas escuelas, el principio comunista de la combinación del estudio y el trabajo constituye el pilar fundamental de la educación de nuestros jóvenes (APLAUSOS).

Nuestra población adulta estudia y se supera en número cada vez mayor, y nuevas generaciones poseedoras de una cultura superior avanzan con paso firme en el seno de la sociedad cubana (APLAUSOS).

Una nueva dignidad, nacida de la justicia social y de la igualdad verdadera entre todos los seres humanos, en un clima donde las mejores capacidades y sentimientos tienen posibilidades reales, se respira en la atmósfera revolucionaria de Cuba.

En América Latina, otros pueblos además de Cuba, entre los que se destaca señaladamente la hermana República del Perú (APLAUSOS), realizan esfuerzos por recuperar sus recursos naturales, desarrollar su economía sobre bases justas y lograr su plena independencia. Una toma de conciencia nacional y una política progresista se abren paso en este continente. El derrocamiento criminal del gobierno de Salvador Allende en Chile y el golpe reaccionario de Uruguay, dos países que en otros tiempos se caracterizaron y eran citados como ejemplo de institucionalismo político burgués, demuestran que ya las clases reaccionarias y el imperialismo en muchos países de este hemisferio no pueden frenar el movimiento popular y sostenerse en el poder sino apoyándose en la fuerza más brutal.

Brasil, Chile y Uruguay son gobernados mediante métodos típicamente nazis en que la tortura y el crimen se aplican refinada y sistemáticamente. Pero ningún régimen social podrá mantenerse indefinidamente a base de torturas y crímenes. Históricamente tales métodos de gobierno constituyen anacronismos que serán barridos, más tarde o más temprano, por los pueblos (APLAUSOS).

A despecho de las fuertes presiones imperialistas y de los acuerdos de la desprestigiada Organización de Estados Americanos, Cuba tiene ya relaciones diplomáticas y amistosas con ocho países en este hemisferio: Canadá, México, Perú, Argentina, Jamaica, Barbados, Trinidad-Tobago y Guyana (APLAUSOS). El bloqueo económico no nos hizo poner de rodillas y quedará en cambio como una mancha indeleble y vergonzosa en la historia de Estados Unidos (APLAUSOS).

En el cuadro internacional las sociedades capitalistas desarrolladas, con sus economías de despilfarro y sus lujos irracionales, cuyas riquezas han crecido parejas al intercambio desigual con los países subdesarrollados, han creado las condiciones para los preocupantes problemas económicos que hoy afronta el mundo.

A los grandes daños que el capitalismo ocasionó a la humanidad en tiempos pasados con la explotación directa de las colonias y países dependientes, las guerras imperialistas por el reparto del mundo con su secuela de matanzas en masa y destrucción, y el subdesarrollo y la pobreza que afectan a un gran número de pueblos, se suman ahora el derroche irracional e ilimitado de los recursos naturales del hombre. Si hasta fecha reciente era preocupación justa y angustiosa que el aire y las aguas estaban siendo contaminadas en el mundo, ahora se añade el problema vital de los recursos energéticos y la posible escasez de otros muchos recursos naturales antes que el hombre haya podido desarrollar fuentes alternas de unos y otros. Los países en desarrollo, con más del 70% de la población mundial, suministran al mundo capitalista desarrollado el 60% del petróleo, el 50% del cobre, el hierro, el plomo, el azufre y el zinc; el 80% de la bauxita y el 33% del níquel, y solo consumen el 10% de la producción mundial del conjunto de estos productos.

La población mundial crece a ritmos que la llevarán a 7 000 millones de habitantes en los próximos 25 años. Hoy cientos de millones de seres humanos están subalimentados. Hay ya hambre en numerosos países de Africa Central como consecuencia de la sequía. Casi 100 000 personas del campo han muerto recientemente en Etiopía, donde ni siquiera se ha hecho una reforma agraria y las rentas a pagar por la tierra se elevan hasta un 75%.

En la actualidad muchos productos alimenticios son de difícil adquisición y ahora se presenta la crisis energética con un encarecimiento extraordinario del petróleo. Los precios de los productos industriales crecen a ritmo parejamente acelerado. El mundo capitalista industrializado, hoy vacilante y desconcertado, es responsable por entero de estas situaciones. Pero con los reajustes que inevitablemente vendrán, muchos países subdesarrollados, que carecen de fuentes energéticas y deben adquirir además materias primas, productos manufacturados y equipos industriales, confrontarán dificultades verdaderamente críticas.

El prestigio del mundo capitalista y sus flamantes teorías sobre su capacidad de crecimiento económico continuo, están sufriendo un golpe anonadante. Aunque todos los países de un modo u otro sufrirán las consecuencias de cualquier crisis económica mundial, porque entre todos existen lazos de intercambio, no cabe duda alguna que la comunidad socialista estará mucho mejor preparada para sufrir sus embates. Nuestro pueblo está consciente de esta situación, cualesquiera que fuesen las dificultades se enfrentará a ellas y, coordinando estrechamente sus esfuerzos con los hermanos países socialistas, marchará adelante (APLAUSOS).

A la luz de estas realidades, querido camarada Brezhnev, cobra singular relieve el programa de paz del 24 Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética (APLAUSOS) y los esfuerzos denodados que usted personalmente viene realizando en favor de la distensión internacional.

Siempre el Estado soviético, desde los días de su gran fundador Vladimir Ilich Lenin (APLAUSOS), se caracterizó por sus esfuerzos tenaces en la lucha por la paz. Nunca como hoy, desde luego, tuvo el poder soviético mayor posibilidad de influir en los asuntos mundiales a favor de la paz, porque nunca como hoy la correlación de fuerzas fue tan favorable al movimiento revolucionario y progresista internacional.

Como nosotros expresamos en la Conferencia de Países No Alineados en Argelia, la mera existencia de la Unión Soviética constituye un freno a las aventuras militaristas de las fuerzas agresivas del mundo imperialista, sin el cual ya se habrían lanzado a un nuevo reparto del planeta y no habrían vacilado en invadir a los países poseedores de petróleo y otras materias primas fundamentales.

Esta nueva correlación de fuerzas permite concebir la esperanza de que la humanidad pueda hacer prevalecer sus derechos a un futuro de paz, sin la incesante amenaza de una conflagración mundial tan ajena a los ideales del socialismo, y que todos los pueblos por igual puedan disfrutar su precioso beneficio (APLAUSOS). Ante los graves problemas económicos del mundo actual, la carrera armamentista constituye más que nunca un lujo, un despilfarro, una insensatez y un crimen, que conspira contra las más apremiantes necesidades de los pueblos.

¿Es que acaso a la luz de los problemas actuales y previsibles del mundo, en medio de una inquietante escasez de recursos naturales, un déficit de alimentos, un caos monetario, una inflación galopante y una población que se multiplica, no resulta absurdo invertir cientos de miles de millones por año en armamentos cada vez más costosos y cada vez más destructivos?

Por eso, camarada Brezhnev, todas las naciones del mundo y los líderes más conscientes aprecian altamente la política soviética de paz (APLAUSOS) y sus tenaces esfuerzos por superar la tensión internacional y lograr el cese de la carrera armamentista. Nuestro Partido y nuestro pueblo lo apoyan resueltamente en esa lucha (APLAUSOS), lo felicitan de corazón por los éxitos alcanzados y lo alientan a seguir adelante, en la seguridad de que las generaciones presentes y aún más las venideras agradecerán eternamente este servicio extraordinario que el Partido y el Estado de Lenin prestan a toda la humanidad (APLAUSOS).

La URSS y el socialismo tienen desde luego calumniadores y detractores. Desde que surgió al mundo el primer Estado socialista en la historia del hombre y se vino abajo, en el viejo imperio zarista, barrida por las manos vigorosas del proletariado ruso la sociedad de clases, los reaccionarios de todo el planeta con odio rabioso se dieron a la tarea de combatir por todos los medios posibles el poder soviético y la ideología del proletariado. De entonces acá la inmunda propaganda burguesa no ha cesado de atacar con saña cada éxito de la URSS y el socialismo.

A medida que el programa leninista triunfa en la URSS, llevando a cabo en unas decenas de años lo que otras comunidades bajo el capitalismo tardaron siglos en realizar, y el prestigio y la influencia de las ideas revolucionarias se acrecientan en el mundo, el odio impotente de los reaccionarios y sus ideólogos también se multiplica.

Existen igualmente la seudoizquierda y los renegados del movimiento revolucionario, que desde supuestas posiciones marxistas calumnian a la Unión Soviética, traicionan miserablemente el internacionalismo proletario y sirven a los intereses del imperialismo (ABUCHEOS). Pero nadie calumnió más a la URSS que Hitler, nadie soñó más que él en el descrédito y la destrucción del gran Estado fundado por Lenin; sin embargo la verdad pudo más, la historia pudo más, el heroísmo pudo más, y sobre las cenizas de los detractores nazis y las ruinas de las calumnias se levanta hoy, pujante, el primer Estado socialista alemán (APLAUSOS).

En Cuba, a 90 millas de Estados Unidos, hace 20 años no se podía mencionar la palabra comunismo, la Unión Soviética era ferozmente difamada por la reacción y sus corifeos al servicio de los explotadores. Y hoy, en esta Plaza, presidida por las rojas banderas del internacionalismo proletario (APLAUSOS), juntas la enseña heroica e inmortal de la URSS, con la hoz y el martillo de los trabajadores y nuestra gloriosa insignia de la estrella solitaria, que brilla con más orgullo y dignidad que nunca (APLAUSOS), bajo la efigie venerada de Martí y ante las imágenes queridas de Marx, Engels, Lenin, Maceo, Gómez, el Che y Camilo (APLAUSOS), un millón de patriotas cubanos a través de usted le expresan a la URSS su amistad indestructible, su cariño profundo y su gratitud eterna (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES DE: "¡Brezhnev, Brezhnev!" y "¡Cuba y la URSS unidas vencerán!")

Ni la sangre derramada, ni los crímenes cometidos, ni la fuerza descarnada, ni la mentira infame, ni los sacrificios infinitos, ni el colonialismo prepotente, ni el imperialismo soberbio, impidieron ayer la idea de la independencia ni impidieron hoy la idea del socialismo (APLAUSOS). En el pueblo, en las masas, en los hechos toman cuerpo las ideas justas, toma forma tangible la verdad y cuando una idea noble, una aspiración legítima se hace carne de pueblo, ninguna tiranía sangrienta, ninguna filosofía reaccionaria, ninguna vil calumnia impedirán su triunfo (APLAUSOS).

Tal nos lo enseña la historia fecunda del pueblo soviético, tal nos lo enseña nuestra propia hermosa historia. ¿Y quién duda que algún día también Chile, también Uruguay, también Brasil, también los pueblos todos que hoy sufren la tiranía, la esclavitud, la explotación, la mentira o la desviación tendrán su amanecer? (APLAUSOS) ¿Quién duda que algún día los lazos de todos los revolucionarios verdaderos y de todos los pueblos liberados serán tan fraternales como lo son hoy los de Cuba y la URSS? ¿Quién duda que algún día las rojas banderas del internacionalismo presidan la amistad, la fraternidad y la libertad de todos los pueblos del mundo? (APLAUSOS)

Hace más de 100 años, a principios del siglo pasado y en los tiempos más oscuros de la tiranía colonial, un poeta cubano desterrado, al pasar frente a las costas de su patria, con profunda e inconmovible fe en el porvenir, escribió estos proféticos versos:

¡Cuba!, al fin te verás libre y pura

como el aire de luz que respiras,

cual las ondas hirvientes que miras

de tus playas la arena besar (APLAUSOS).

Todavía Marx no había formulado su inmortal llamado: "¡Proletarios de todos los países, uníos!" (APLAUSOS)

Todavía en Yara y en Baire no se habían encendido las antorchas de nuestra libertad.

Todavía el Aurora no había dado la señal de asaltar el Palacio de Invierno.

No han pasado desde entonces 150 años y en la tierra libre como el aire de luz que la envuelve se abrazan hoy, bajo la consigna victoriosa de Marx, en estrecha y eterna amistad, el pueblo de proletarios que forjó Lenin y los hijos revolucionarios de Martí (APLAUSOS).

Por eso, con más fuerza y más optimismo que nunca debemos exclamar hoy: ¡Proletarios de todos los países, uníos! (APLAUSOS)

¡Viva el internacionalismo proletario! (EXCLAMACIONES DE: "¡Viva!")

¡Viva la eterna amistad entre Cuba y la URSS! (EXCLAMACIONES DE: "¡Viva!")

¡Viva el glorioso Partido Comunista de la Unión Soviética! (EXCLAMACIONES DE: "¡Viva!")

¡Viva el camarada Leonid Ilich Brezhnev! (EXCLAMACIONES DE: "¡Viva!")

¡Patria o Muerte!

¡Venceremos!

(OVACION)