DISCURSO PRONUNCIADO POR FIDEL CASTRO RUZ, PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA DE CUBA, EN EL ACTO EN QUE LE FUE IMPUESTA LA "ORDEN DE JAMAICA", LA MAS ALTA DISTINCION NACIONAL QUE SE CONFIERE A GOBERNANTES DE OTROS PAISES, EN KINGSTON, JAMAICA, EL 16 DE OCTUBRE DE 1977, "AÑO DE LA INSTITUCIONALIZACION".

(VERSIONES TAQUIGRAFICAS - CONSEJO DE ESTADO)

Estimado señor Gobernador General de Jamaica;

Querido amigo Michael Manley, primer ministro de Jamaica (APLAUSOS);

Queridos amigos de Jamaica y de Cuba:

Esta condecoración constituye un honor muy grande para nosotros. Los hombres públicos recibimos honores muchas veces en nuestras vidas, pero en este caso yo siento que tiene para nosotros un significado especial.

Hemos llegado a este país llenos de sentimientos de simpatía, de amistad y de solidaridad (APLAUSOS).

Yo nací y me eduqué en la provincia de Oriente, que es la más próxima a Jamaica (APLAUSOS). Toda la vida la pasé oyendo hablar de Jamaica. Muchas veces desde las montañas próximas a Santiago de Cuba y desde la Sierra Maestra divisábamos las montañas de Jamaica (APLAUSOS). Venir aquí es algo como un viejo sueño que se cumple (APLAUSOS).

Como explicó brillantemente el compañero Manley, el camino ha sido largo, han tenido que transcurrir muchos años y muchos hechos que él mencionó en su discurso. Pero lo más justo que puede decirse una noche como hoy, es que esta visita, esta realidad, no habría sido posible sin los esfuerzos extraordinarios que hizo el compañero Manley por romper el bloqueo y el aislamiento de nuestra patria (APLAUSOS).

Un mérito extraordinario corresponde al compañero Manley por las excelentes relaciones que hoy existen entre los pueblos de Jamaica y de Cuba (APLAUSOS).

Una gran alegría nos invadía a todos en la tarde de hoy cuando nos acercábamos a las costas jamaicanas. Durante horas y horas estuvimos divisando las montañas de Jamaica; y nos acercamos a Kingston, tan lleno de historia, y nos acercamos al pueblo de Jamaica tan lleno de bravura y de heroísmo, tan lleno también de historia; nos maravilló la naturaleza del país, tan increíblemente bella.

Ahora me explico bien por qué Colón, que cuando descubrió a Cuba dijo que era la tierra más hermosa que ojos humanos vieron, al llegar a Jamaica dijo casi exactamente lo mismo (APLAUSOS).

Pero si la hermosa naturaleza de esta isla de Jamaica nos atraía, nuestros pensamientos se remontaban a otros tiempos, se remontaban al pasado cuando tantos y tantos combatientes de nuestra independencia arribaron a las costas de Jamaica y recibieron aquí amistad, auxilio y hospitalidad.

Nosotros meditábamos qué desiguales son los privilegios que la vida brinda a los hombres. Ellos venían de una colonia a otra colonia, ellos venían con el enorme peso de la libertad por conquistar: arribaron en débiles embarcaciones a las costas jamaicanas, y nosotros llegábamos aquí en barcos modernos de un país libre a otro país libre (APLAUSOS), de un pueblo soberano e independiente a otro pueblo soberano e independiente (APLAUSOS). Ellos sufrieron muchas dificultades y muchos sacrificios, apenas tenían lo necesario para el sustento de cada día y sus familiares soportaron mucha pobreza y mucho sufrimiento. ¡Qué diferentes las circunstancias en que llegamos nosotros a las que ellos conocieron!

Al llegar aquí nos impresionó el calor del pueblo jamaicano. Siempre me había imaginado a Jamaica como algo maravilloso, hospitalario, atractivo, y puedo decir al llegar aquí que la encontré más bella de lo que me había imaginado (APLAUSOS).

Tuvimos la oportunidad de colocar una ofrenda floral en el monumento a los héroes jamaicanos. Y a pocos pasos de allí, como hermanados en la historia y en el heroísmo, tuvimos la profunda emoción de colocar, en compañía del compañero Manley, una ofrenda floral a nuestro gran héroe Antonio Maceo (APLAUSOS).

No pueden ustedes imaginarse cuánto agradecemos nosotros que ustedes hayan erigido en esta tierra un monumento a Antonio Maceo, uno de nuestros grandes héroes, conocido como el Titán de Bronce, que participó en más de 800 combates. Un hombre de una dignidad, de una firmeza, de una entereza sin precedentes; el hombre de la Guerra de los Diez Años, el hombre de la Protesta de Baraguá, el General invicto de la última guerra de independencia. El no llegó a conocer la independencia de Cuba, porque murió algunos meses antes, por fortuna tampoco llegó a conocer la ocupación extranjera después de la independencia, no llegó a conocer el neocolonialismo.

A mí Maceo me recuerda los héroes de la leyenda de la historia antigua. Creo sinceramente que si Hornero hubiese vivido en su época habría escrito su Ilíada sobre Antonio Maceo.

Su brillante carrera política y sus portentosas hazañas militares apenas se conocen en la historia universal, porque la gran realidad es que la historia de nuestros pueblos, la historia del mundo, la han escrito los colonialistas y los imperialistas (APLAUSOS). Nos corresponde a nosotros escribir la nueva y verdadera historia de nuestros pueblos y de nuestros héroes (APLAUSOS).

Pero no fue solo Maceo. En estas tierras de Jamaica encontró hospitalidad uno de los más grandes soldados de nuestra independencia, ejemplo de internacionalista, dominicano de nacimiento, cubano de adopción: el General Máximo Gómez (APLAUSOS). Y el más grande pensador de nuestra patria, quien organizó y guió a nuestro pueblo hacia la batalla final, José Martí (APLAUSOS), encontró hospitalidad generosa en esta tierra jamaicana y sobre ella escribió preciosas líneas.

Qué vida la de aquellos hombres, qué ejemplos extraordinarios, qué gran herencia de sacrificios y heroísmo nos dejaron; sin embargo, ni siquiera pudieron ver un día la independencia de Cuba, una Cuba verdaderamente independiente, verdaderamente revolucionaria, verdaderamente justa. ¿Qué honores podemos merecer nosotros, si nosotros hemos tenido el incomparable privilegio de ver a nuestra patria independiente, revolucionaria y justa?

Por ello, señor Gobernador General de Jamaica, señor Primer Ministro, estos honores, les corresponden a ellos, les corresponden a Martí, a Maceo, a Gómez, a los miles de cubanos que lucharon por nuestra independencia; les corresponden a los miles de combatientes que siguieron luchando por los mismos objetivos por los que ellos combatieron y cayeron; le corresponden al pueblo abnegado y valiente que pudo hacer realidad los mejores sueños de aquellos hombres.

Yo no tengo palabras para responder los hermosos conceptos, las ideas generosas y amables vertidas esta noche por el compañero Manley. Nosotros vamos a estar unos días en Jamaica. Esperaremos a que estas primeras emociones pasen y encontraremos energía y serenidad para responder a esas tan hermosas y tan fraternales palabras.

No venimos como turistas a Jamaica (APLAUSOS), venimos como amigos (APLAUSOS), venimos como revolucionarios (APLAUSOS) y venimos como hermanos (APLAUSOS). Trabajar por el desarrollo de los más profundos lazos de fraternidad y solidaridad entre Jamaica y Cuba es el primer objetivo de nuestro viaje (APLAUSOS). Es el segundo objetivo. Y es el tercer objetivo (APLAUSOS).

Muchas gracias, amigos de Jamaica, en nombre de nuestro pueblo, en nombre de nuestros héroes y en nombre de nuestros luchadores, por este honor tan alto y por los sentimientos profundos y la emoción indescriptible que hemos vivido en la noche de hoy.

Muchas gracias.

(OVACION)