DISCURSO PRONUNCIADO POR FIDEL CASTRO RUZ, PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA DE CUBA, EN EL ACTO DE INAUGURACION DE LA FABRICA DE COMBINADAS CAÑERAS KTP-1 "60 ANIVERSARIO DE LA REVOLUCION DE OCTUBRE", EFECTUADO EN HOLGUIN, EL 27 DE JULIO DE 1977, "AÑO DE LA INSTITUCIONALIZACION".

(VERSIONES TAQUIGRAFICAS - CONSEJO DE ESTADO)

Querido compañero Nikita Tolubeev, embajador de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas;

Miembros de la delegación soviética;

Técnicos y especialistas soviéticos;

Constructores de la brigada;

Trabajadores de la fábrica de combinadas cañeras "60 Aniversario de la Revolución de Octubre";

Holguineros:

Ayer en Camagüey hablábamos de la fábrica de combinadas que se inauguraría hoy en Holguín. Hoy voy a empezar hablándoles de Camagüey.

Se celebró en aquella ciudad el XXIV Aniversario del 26 de Julio en un acto maravillosamente bien organizado y entusiasta. Hacíamos el recuento de los extraordinarios avances logrados en aquella provincia bajo la dirección de nuestro Partido, cuyo secretario en esa provincia, el compañero Raúl Curbelo, ha realizado un brillante y extraordinario trabajo (APLAUSOS).

Fue para todos nosotros muy emotivo. Contribuía a esa emoción saber que hoy nos encontraríamos en la ciudad de Holguín para inaugurar esta fábrica.

Decíamos que los avances de las provincias de Camagüey y Ciego de Avila eran algo así como una imagen del esfuerzo que se realiza en todo el país. Hoy, aquí en Holguín, podemos mencionar también muchas de esas obras.

En relación con la rama alimenticia se construyó recientemente en la ciudad de Holguín una de las mayores fábricas de hielo de las provincias orientales y se construyen en la actualidad una moderna pasteurizadora y fábrica de yogur, una fábrica de quesos, una fábrica de caramelos, una panificadora y una fábrica de refrescos.

En relación con otras ramas industriales se construyeron: una moderna fábrica de muebles sanitarios, una fábrica de baldosas, una fábrica de azulejos, una fábrica de tubos para acueductos y alcantarillados, similar a la recién terminada en Camagüey, una fábrica de combinadas cañeras, y cerca de aquí, vecina a la misma, se inicia ya la construcción de otra gran industria mecánica: la fábrica de implementos agrícolas. También se construye la fábrica de oxígeno.

Jamás esta región había contemplado un auge industrial de tal naturaleza. En la provincia Holguín, zona de Moa, se construye la segunda planta de níquel, que tendrá capacidad para 30 000 toneladas anuales, también con la colaboración de la Unión Soviética. Se construye allí igualmente una gran planta mecánica para el apoyo a la industria del níquel, que podrá producir también para otras necesidades del país. En Guatemala se construye una fábrica de torula, en Antilla se construye un molino de maíz, y en Banes se construye una planta de varias líneas para la producción de sorbetos.

Aparte de este esfuerzo industrial, también se ha trabajado arduamente estos años en la construcción de instalaciones escolares. En el mes de septiembre se terminará la escuela vocacional "José Martí", con capacidad para 4 500 alumnos (APLAUSOS). Se construye la escuela de profesores de educación física, la escuela de iniciación deportiva, la escuela de educadoras de círculos. Funciona ya hace algún tiempo la escuela vocacional militar "Camilo Cienfuegos".

Holguín cuenta ya también con sus universidades —la Facultad de Medicina, con 1 000 alumnos, la Facultad de Pedagogía, con 1 000 alumnos—, y cuenta así mismo con un importante instituto de mecanización agrícola. Y en Moa, con el Instituto Superior de Minería y Metalurgia.

Se han construido también últimamente en esta provincia, 25 escuelas secundarias y preuniversitarios en el campo, y 23 politécnicos. Se construyen en la región, círculos infantiles, escuelas primarias, y se construirán otras instituciones, como escuelas especiales para niños con dificultades, y hogares de ancianos. Se construyen policlínicos y clínicas estomatológicas y se ampliará el hospital infantil. Se avanza en la construcción de viviendas y en el estadio deportivo. Vimos esta mañana el parque de Mayabe, construido recientemente; transitamos en parte por la carretera de circunvalación actualmente en construcción; y vimos el plan director de la ciudad. Ustedes los holguineros saben bien lo que es el plan director, ¿verdad? (EXCLAMACIONES DE: "¡Sí!") Se trata de saber dónde van las viviendas, las fábricas, las escuelas, etcétera, con un orden racional y adecuado.

Además están construyendo un hotel de 200 habitaciones. Ya es algo. Terminaron el de Guardalabarca, o Guardalavaca —ahora nadie sabe qué era, si la barca o la vaca, lo que allí se guardaba (RISAS)—; la moderna carretera hasta esa magnífica playa, adonde ya se puede viajar en 45 minutos. Y se construye también en Moa otro hotel.

Aparte de eso, no mencioné que con la colaboración soviética se están reconstruyendo las plantas de Nicaro y la primera planta de Moa. Y, además, ya están casi concluidos los estudios para la construcción de otra planta de níquel de 30 000 toneladas, con la colaboración del CAME (APLAUSOS). Existía la idea de construir en este quinquenio algunas fábricas más en Holguín: por ejemplo, una industria textil y una fábrica de cemento. Pero tuvimos que esperar un poco por cuestiones de recursos.

Anteriormente, recuerdo aquella ocasión en que se inauguró, algunos años después del triunfo de la Revolución, ese gigantesco hospital que lleva el nombre de "Vladimir Ilich Lenin" (APLAUSOS), construido con la colaboración de los soviéticos. Hay muchas obras soviéticas en esta provincia de Holguín.

Con la colaboración soviética se avanza hacia la construcción de la siderurgia nacional, la primera planta siderúrgica, realmente, del país. Yo le preguntaba al embajador cuándo la íbamos a inaugurar. Se supone que la empezamos a construir próximamente. Estaba comprometiendo al Embajador; ¿no? y le decía que si él no estaba en Cuba para esa época —ustedes saben que a los embajadores los cambian de vez en cuando—, él sería invitado especial a la inauguración de la siderurgia (APLAUSOS).

Nos parece que estas son magníficas perspectivas para la provincia holguinera.

Y hoy, desde luego, como punto central, tenemos que hablar de esta fábrica. Pero antes de hablar de esta fábrica, si ustedes tienen un poquito de paciencia (EXCLAMACIONES DE: "¡Sí!"), quiero decir algo sobre la industria mecánica de Cuba. Traigo aquí algunos datos.

Al triunfo de la Revolución, la industria mecánica en Cuba era casi inexistente. Solo se contaba con algún desarrollo en la industria mecánica dedicada al mantenimiento y la producción de ciertos equipos con destino a la industria azucarera. En general, las instalaciones mecánicas tenían un bajo nivel de desarrollo, por lo que la Revolución no heredó una base, ni una cultura, ni una tradición de industria mecánica.

Antes de 1959 existían, sin contar la industria azucarera, unos 40 pequeños talleres, de los cuales solo ocho empleaban más de 100 trabajadores. Estos talleres se limitaban a la producción de equipos de manufactura simple, obtenidos principalmente mediante procesos artesanales. Los procesos productivos carecían de procesos básicos iniciales, como fundición de acero y forja. Se calcula que esa pequeña industria mecánica producía, en 1959, alrededor de 29 millones de pesos, y empleaba unos 4 000 trabajadores, con un valor en sus instalaciones de 26 millones de pesos. En esta cifra se incluía la pequeña industria siderúrgica existente en Antillana de Acero, que produjo unas 30 000 toneladas de cabillas utilizando palanquilla importada; en este año 1977, Antillana de Acero producirá 305 000 toneladas de cabillas y otros perfiles.

En estos 18 años, la Revolución ha dado un notable cambio a esta situación. En todas las instalaciones heredadas por la Revolución se hicieron importantes ampliaciones, completamientos y modernizaciones, que no solo incrementaron su capacidad de producción, sino además mejoraron notablemente las condiciones de trabajo que en ellas existían.

Durante este período se han puesto en marcha las siguientes inversiones de la industria mecánica, con un valor de inversión de 134 millones de pesos:

Ampliación de Antillana de Acero; Planta Mecánica de Santa Clara; fábrica INPUD, Santa Clara; fundición Vanguardia Socialista, Habana; ampliación Vanguardia Socialista, Habana; pailería de acero inoxidable "Enrique José Varona", Habana; fábrica de ómnibus Girón V, Habana; fábrica de ómnibus Girón XI, Habana; fábrica de tornillos, tuercas y arandelas, Santiago de Cuba; fábrica de alambre de púas, Nuevitas; fábrica de electrodos, Nuevitas; fábrica de motores Diesel, Cienfuegos; fábrica de picos, palas y limas, Guantánamo; fábrica de bicicletas, Caibarién; fábrica de bujías, Sagua la Grande; fundición a presión América Libre, Cárdenas; fábrica de cubiertos de mesa, Santiago de Cuba; Combinado Automotriz de Guanajay; fundición y maquinado Libertad, Habana; fábrica de cocinas de queroseno, Habana; fábrica de maquinado República Popular China, Habana; fábrica de moldes, troqueles y estampas "Miguel Saavedra", Habana; fábrica de maquinado "Rogelio Perea", Habana; fábrica de implementos agrícolas, Guanabo; 10 talleres de piezas de repuesto automotriz, Habana; fábrica de termos para la inseminación artificial, Habana.

Las 70 instalaciones industriales con que cuenta la industria mecánica actualmente, tienen un valor en sus medios básicos de 160 millones de pesos, y emplean una fuerza de trabajo de 33 000 trabajadores, de los cuales, 613 son técnicos universitarios. El valor de la producción de 1977 alcanzará la cifra de 329 millones de pesos, con un surtido de producción ajustado a las necesidades del desarrollo de las principales ramas de la economía nacional.

La Revolución ha ido desarrollando la instalación de procesos básicos: fundición, forja, etcétera, así como una fuerza de trabajo altamente calificada.

En el presente quinquenio se ejecutarán en esta rama inversiones por un valor total de 550 millones de pesos, es decir, dos y media veces el valor de las instalaciones actuales. Y en 1980 empleará una fuerza de trabajo del orden de 48 000 trabajadores.

Además de la fábrica de combinadas cañeras y las fábricas de tubos e implementos de riego de aluminio y acero de Manzanillo, las inversiones principales que se ejecutan en la rama mecánica en este quinquenio, son: una fábrica de acumuladores, de moderna tecnología, para producir 435 000 acumuladores anuales; una fábrica de rodajes para la producción de elementos y piezas para los equipos pesados de esteras, y que producirá anualmente unos 10 millones de pesos: una fábrica para la producción de piezas de acero inoxidable, que producirá 1 000 toneladas de piezas anualmente. Se está ampliando la capacidad de la fábrica Antillana de Acero, donde ya está en marcha un nuevo laminador y recientemente se concluyó una moderna fundición de hierro. Se comenzará una tercera ampliación para alcanzar una capacidad de laminación de no menos de 700 000 toneladas de barras y perfiles de acero.

Se construye otra instalación para riego por aspersión en Cienfuegos, que producirá 8 700 kilómetros de tubería plástica y aspersores e implementos. Un combinado industrial para la producción de implementos y equipos para la agricultura, frente a la fábrica de combinadas, que producirá 27 millones de pesos anuales y cuya terminación se prevé para 1979. Una fábrica de carretas en Holguín —había olvidado mencionarla entre las fábricas proyectadas aquí—, para producir 3 000 carretas anuales y que formará parte del Combinado de Implementos Agrícolas y Combinadas Cañeras. Una fábrica de estructuras metálicas, con una capacidad anual de 20 000 toneladas, en Las Tunas. Se ampliará la planta mecánica de Santa Clara, que llegará a producir tándems completos, u otros equipos para centrales azucareros, además de la reparación de turbinas. Se construirán cuatro plantas para reparaciones capitales de motores de gasolina y diesel, con un valor de inversión de cerca de 47 millones de pesos. Se instalará una fábrica que producirá anualmente 300 000 cocinas de queroseno, en Santa Clara. Ampliación de la fábrica de alambres y cables eléctricos y telefónicos de La Habana en 35 200 kilómetros y 700 toneladas de alambres eléctricos para enrollar motores. Ampliación de herrajes para la construcción, en el orden de los 7 millones de pesos.

A fines de este quinquenio se comenzará la construcción de nuestra primera siderurgia integrada —de la que les hablé—, ubicada en la provincia de Holguín, y que utilizará como materia prima el mineral de hierro que queda como subproducto de nuestras plantas de níquel.

Esta gran inversión es la mayor que hemos acometido en nuestra historia, y representará un apoyo decisivo al ulterior desarrollo de la industria mecánica del país. Podrá producirse en su primera etapa, que esperamos esté concluida para 1985, 1,4 millones de toneladas de arrabio líquido, el cual se transformará en arrabio en pastillas y palanquillas para cubrir las necesidades de Antillana de Acero; 410 000 toneladas de chapas y rollos laminados en caliente, 200 000 toneladas de chapas laminadas en frío, 110 000 toneladas de hojalata y 50 000 toneladas de chapas galvanizadas.

Esta instalación utilizará unos 9 700 trabajadores, y contará con dos altos hornos de 1 386 metros cúbicos cada uno, trenes de laminación en frío y en caliente, talleres para la producción de perfiles doblados y tubería soldada, además de las instalaciones auxiliares para la preparación del mineral del carbón, de generación de energía eléctrica y una fuerte base de reparaciones, además de un puerto especializado que se construirá en la zona de Cajimaya, en la bahía de Nipe.

Como les dije, en este quinquenio se invertirán unos 550 millones de pesos en la industria mecánica. Teníamos inversiones por valor de 26 millones al triunfo de la Revolución. Ahora tenemos inversiones por valor de 160, y en 1980 tendremos en la industria mecánica inversiones por más de 700 millones.

Esto es solo en el Ministerio de la Industria Sideromecánica. Aquí no se cuentan otras instalaciones que están haciendo diversos organismos. Como por ejemplo la industria azucarera, que está modernizando, ampliando y construyendo nuevos talleres de la industria mecánica en la zona de Sagua y otros lugares del país.

Debemos decir que el importante auge que va teniendo la industria mecánica en nuestra patria —industria esencial para el desarrollo de cualquier país—, se ha hecho fundamentalmente con la colaboración de la Unión Soviética (APLAUSOS). Así se desarrolló Antillana de Acero, hasta producir diez veces lo que producía al principio de la Revolución. Así se crearon las industrias de plantas mecánicas de Santa Clara, que también se amplían igual que se ampliará Antillana de Acero. Así se está ampliando la fábrica mecánica de la industria azucarera en Sagua. Así se ha hecho esta industria, este combinado. Con la colaboración soviética se está construyendo la planta mecánica de Moa, y la segunda industria de níquel de Moa. Y en la tercera planta de Moa tendrá también la Unión Soviética una colaboración muy importante. Y la siderurgia, por supuesto —que será la más importante de todo este conjunto de industrias sideromecánicas—, se hará fundamentalmente con la colaboración de la Unión Soviética.

Es decir que esta importantísima rama —y no es la única en nuestro país que recibe esa colaboración, porque también la recibe la industria azucarera, la minería y otras muchas ramas—, se ha estado desarrollando y se desarrollará fundamentalmente con la colaboración soviética.

Con la colaboración soviética estamos desarrollando igualmente el ferrocarril central, reconstruyéndolo y modernizándolo. Tendremos un ferrocarril que será uno de los mejores de América Latina, si es que no el mejor. Por los terraplenes que estamos haciendo, por el trazado, por las velocidades que podrán correr allí los trenes, será sin duda el mejor.

Y también tenemos la colaboración de la Unión Soviética en los proyectos de gran parte de la autopista nacional. Ellos nos ayudan en puertos y, repito, otras muchas ramas.

Hoy tenemos la enorme satisfacción —pudiéramos decir la felicidad, hasta el orgullo— de inaugurar esta fábrica de combinadas cañeras (APLAUSOS). Yo no sé si los constructores saben bien lo que han hecho; yo no sé si los holguineros saben bien, bien, bien, lo que significa esta fábrica (EXCLAMACIONES). Podremos hacer fábricas mayores, inversiones más costosas, muy básicas para la economía. Tenemos, por ejemplo, las instalaciones termoeléctricas, tan básicas y tan importantes; vamos a empezar a construir, con la colaboración soviética, la primera planta movida por energía nuclear y otras industrias básicas. Todas son muy importantes y muy decisivas para nuestro país. Pero esta planta tiene un significado especial. Después podemos hablar de eso.

Vamos a comenzar por dar algunos datos técnicos:

Esta fábrica puede producir 600 combinadas al año, y además partes, piezas y accesorios ascendentes a 1 000 toneladas. La inversión total asciende a 46 millones de pesos; componente externo de ello, 33 millones.

El valor de la producción, 30 millones. Esto, sin inflación. Porque —como ustedes saben— todas esas máquinas siempre suben de precio todos los años. Se calcula un precio de 44 500 pesos para cada combinada. Tendrá 1 578 trabajadores. Actualmente tiene 1 259. De ellos, 63 universitarios; hay 104 militantes del Partido, y 211 militantes de la UJC. En lo fundamental está garantizada toda la fuerza calificada (APLAUSOS), entrenada en Cuba y en la Unión Soviética.

En insumos fundamentales consumirá 6 500 toneladas de acero. ¿Ven la importancia que tiene la siderurgia? Esta sola planta consumirá 6 500 toneladas de acero.

El programa de producción hasta 1980 es de 60 este año, 300 en 1978 —todavía ustedes no estarán muy bien entrenados—, 480 en 1979, y 600 ya en 1980.

Han trabajado en la construcción y puesta en marcha de esta planta, 130 especialistas y técnicos hermanos de la Unión Soviética, muchos de los cuales están aquí presentes (APLAUSOS).

El área techada total es de 46 060 metros cuadrados. El promedio de personal de construcción y montaje alcanzó 1 400 trabajadores, muchos de los cuales se encuentran aquí presentes (APLAUSOS).

Esta fábrica comienza produciendo KTP-1, y también va a fabricar algunas KTP-2. Eso es muy importante (APLAUSOS). El peso de cada máquina es de aproximadamente 11 toneladas, un poquito más las KTP-2. La producción de la KTP-1 es de alrededor de 6 000 arrobas por jornada; la KTP-2 puede producir casi 11 000. La Libertadora de origen australiano produce un poco menos que la KTP-2, y teníamos en un buen concepto a la Libertadora, no hay duda.

En la calidad de la cosecha, la de la KTP-1 es de 91%; la de la Libertadora, de 87%, y en las pruebas que se hicieron la KTP-2 alcanza un 95,5%. Las pérdidas totales de la Libertadora, 15%; las de la KTP-1, 10%, y las de la KTP-2, 7%. Vean las ventajas que van apareciendo ya en la KTP-1, y sobre todo en la KTP-2, que va resultando superior en sus índices productivos y en su calidad, a máquinas que tienen prestigio mundial.

Ahora fundamentalmente tenemos que producir la KTP-1, que es la máquina que conocemos; pero ya podemos ir avanzando progresivamente, experimentando y mejorando la KTP-2. Y llegará el día, no lo dudo, que habrá KTP-3, KTP-4, KTP-5 y KTP-X (APLAUSOS).

Ayer nosotros en Camagüey contábamos una anécdota sobre una persona generosa que nos había ofrecido recursos para comprar una máquina, que fuera la mejor existente en el mercado, y cómo los compañeros del sector azucarero nos aconsejaron no comprar otra máquina, que podía costar 30 000, 40 000 ó 50 000 dólares; sino comprar con ese dinero componentes para hacer varias maquinas, KTP-2 por ejemplo, bajo el criterio de que nuestra fábrica con el tiempo produciría las mejores máquinas. Y eso es lógico, eso es lógico.

En primer lugar, tenemos un colectivo de gente muy joven en la fábrica, un número elevado de técnicos universitarios y de técnicos medios, que podemos ir incrementando por año. Somos el país con más extensiones de tierras cañeras, funcionarán en nuestros campos miles de máquinas: por lo tanto, miles de operadores de esas máquinas, de esas combinadas, podrán estar constantemente observando los detalles, las cosas más eficientes, los defectos, las innovaciones que pueden hacérseles. Estarán los técnicos y proyectistas, está la cooperación de las instituciones y de los técnicos soviéticos. Y estableciendo una estrecha coordinación entre la agricultura y la industria, a la larga, nuestras máquinas se irán mejorando año por año.

Lo importante era empezar. ¿Y de dónde partimos? Ayer hablábamos de eso. De unas maquinitas muy modestas, para ver cómo podía cosecharse la caña cuando surgió la tragedia de la falta de macheteros para hacer las zafras. Y ya tenemos esta fábrica hoy, con nuestros dos primeros prototipos, que son buenas máquinas. ¿Qué no podremos alcanzar en el futuro por ese camino?

Lo admirable de todo esto es que hoy se inaugura esta fábrica con júbilo y alegría para todo el pueblo (APLAUSOS). ¿Habría podido ser así en el capitalismo? (EXCLAMACIONES DE: "¡No!") ¡No! No solo porque al capitalismo no le importaba en absoluto desarrollar la industria mecánica en Cuba: eso lo dejaban para Estados Unidos, y nosotros, convertidos eternamente en importadores de máquinas —y de otras máquinas, no precisamente combinadas cañeras. Ustedes han dicho que no, los holguineros y los constructores de Holguín: pero, ¿por qué no se habría podido en el capitalismo hacer una fábrica de combinadas de caña? ¿Eh? (DEL PUBLICO LE DICEN: "Se perdía el trabajo") Porque habrían tenido un levantamiento obrero. Una combinada de caña habría amenazado el empleo de cientos de miles de ciudadanos que tenían trabajo únicamente en época de zafra cortando caña.

¡Vean qué extraordinario cambio en estos años, qué cambios económicos, qué cambios sociales, y qué cambios sicológicos, cuando realmente los intereses de la técnica y de los trabajadores marchan unidos, como puede ocurrir únicamente en el socialismo! (APLAUSOS) Cada máquina de esas habría desplazado 50 obreros; hoy cada máquina de esas libera 50 obreros del duro trabajo del corte de caña (APLAUSOS). Cada 1 000 máquinas de esas significan 50 000 macheteros menos, que podrán consagrar sus energías a otras actividades.

No podemos olvidarnos de que en la zafra de 1970 tuvimos que emplear 350 000 macheteros. Ya ustedes podrán imaginar lo que eso cuesta en movilización, en gastos de todas clases. Además, 350 000 macheteros implican que un número de ellos tienen que tener sus pases, su descanso semanal, etcétera; hombres al corte siempre son muchos menos.

Como consecuencia de la mecanización progresiva, el número de macheteros ha disminuido mucho en las últimas zafras, porque además van quedando los mejores macheteros; se ve por eso que los promedios aumentan por año. ¿Pero cuánto era el promedio en la zafra de 1970? No llegaba a 200 arrobas. El promedio por machetero movilizado era alrededor de unas 150 arrobas, no sería mucho más. Ya los promedios de los macheteros que van quedando son más altos. Pero una máquina de estas, que puede cortar 8 000, 10 000 arrobas, ahorra más de 50 macheteros de los que cortaban en 1970. Diosmir tenía promedio de 11 000 ó 12 000, y dice que hay días que ha cortado más de 30 000 arrobas en una KTP-1. Claro, cuando se habla de promedio, se incluye el tiempo en que las máquinas tienen que recibir mantenimiento o tienen que recibir alguna reparación. Pero es increíble que una máquina de esas, con un buen operador, pueda cortar 30 000 arrobas; ese es el trabajo, digamos, en un día, de 200 macheteros en la zafra de 1970.

Y la caña de azúcar fue el origen de la esclavitud, porque la esclavitud surgió en nuestro país o, sobre todo, cobró auge en nuestro país con el desarrollo de la industria azucarera. Después, a raíz del desarrollo azucarero de principios de este siglo, se produjo la inmigración; inmigración de haitianos, jamaicanos y de otras islas del Caribe, que era una especie de esclavitud disfrazada. En los años anteriores al triunfo de la Revolución, el desempleo y el hambre eran los que suministraban macheteros para las zafras.

Con el triunfo de la Revolución y la creación de muchas otras oportunidades se produjo el fenómeno de la falta de los macheteros; pero no teníamos las máquinas, y todos los años había que hacer grandes movilizaciones de obreros industriales, de estudiantes, de soldados para la zafra. Y ya ustedes saben lo que significa movilizar decenas de miles de estudiantes durante 5 ó 6 meses. ¡Cuánto retrasaba eso el desarrollo educacional de nuestro país! ¡Cuánto afectaba a las fuerzas armadas el hecho de que decenas de miles de soldados y oficiales tuvieran que venir a hacer la zafra en los meses de preparación combativa! ¡Cuánto costaba a la economía del país movilizar decenas de miles de obreros de los centros industriales! Cuánto costaban las paralizaciones por falta de caña, etcétera. Por eso para nosotros esta fábrica tiene un significado especial: cuenta nuestro país ya con una modernísima industria capaz de producir magníficas combinadas (APLAUSOS).

Tenemos por delante un porvenir seguro en la mecanización de nuestras zafras; un porvenir seguro y la posibilidad de producir máquinas cada vez más eficientes. Esto nos permite ampliar nuestra producción azucarera considerablemente en los años futuros, porque nuestra mayor dificultad en 1970 era precisamente la falta de fuerza de trabajo y la necesidad de las constantes movilizaciones.

Olvidaba decir, cuando hablábamos de las dos combinadas, que la KTP-2 puede cortar caña verde perfectamente, está diseñada para cortar caña verde. Eso significa que en el futuro podemos ahorrarnos las quemas de caña para buscar productividad: y al reducir las quemas de caña, ahorramos agua, conservamos la paja sobre el terreno o la podemos usar, si queremos, para la alimentación del ganado: reducimos el crecimiento de las malas hierbas, prolongamos la edad de las plantaciones.

Son incontables los beneficios que significa para el país esta fábrica. Por ello, no solo tiene un significado económico grande, sino tiene también un significado social importantísimo y, además, un significado moral muy grande (APLAUSOS): que el hombre pueda contar en nuestro país con un instrumento, con una máquina para realizar un trabajo duro que fue origen de la esclavitud y que fue origen de incontables sufrimientos para nuestro pueblo. Pero esas máquinas, además, no van a cortar caña para suministrar centrales de empresas extranjeras: van a cortar caña para suministrar centrales que son todos propiedad de nuestro pueblo (APLAUSOS). Van a ahorrar trabajo, ¿en beneficio de quién? (EXCLAMACIONES DE: "¡Del pueblo!") En beneficio de nuestro pueblo trabajador. Van a crear riquezas, ¿riquezas para quién? (EXCLAMACIONES DE: "¡Para el pueblo!") Para nuestro pueblo trabajador (APLAUSOS). Ese es el significado que tiene esa fábrica.

Y al lado de esta fábrica, la industria que está en construcción no deja de ser muy importante, esa industria de implementos agrícolas, que se construirá con la colaboración de la República de Bulgaria (APLAUSOS). Así que tendremos una fábrica soviética, una fábrica búlgara y una fábrica de carretas que también será soviética (APLAUSOS).

Esas nuevas fábricas van a dar empleo a unos 3 000 obreros. De modo que en estas dos industrias trabajarán casi 5 000 obreros.

Es muy importante esa industria de implementos, sobre todo para los cultivos agrícolas, porque la caña necesita, por ejemplo, infinidad de implementos: no solo la caña, pero pongo el ejemplo de la caña. En los países que tienen más nivel técnico en el cultivo de la caña, cuentan hasta con 15 implementos agrícolas diferentes para realizar a tiempo los cultivos, erradicar las malas hierbas, fertilizar, etcétera. Eso ahorra trabajo, eso ahorra herbicidas, y eso incrementa notablemente la producción de las plantaciones. De modo que la fábrica que estará asociada a esta, también ayudará considerablemente a los trabajadores agrícolas y a la economía del país.

En realidad, si la región de Holguín y la provincia de Holguín pueden contar con una instalación como esta, se debe al principio seguido por nuestro Partido de prestar atención a todos los rincones de la nación, distribuir las inversiones por todo el país (APLAUSOS).

Muchas de nuestras grandes ciudades del interior no conocían una sola industria importante. La Revolución sigue el principio de repartir las inversiones industriales, agrícolas y sociales por todo el país.

En general los países capitalistas concentran la industria fundamentalmente en las capitales. Y muchos países capitalistas subdesarrollados las pocas inversiones que hacen, las hacen en la capital: inversiones económicas e inversiones sociales. La Revolución sigue el principio de construir industrias, desarrollar la agricultura, construir escuelas, hospitales, instituciones sociales de todo tipo a lo largo y ancho del país. Y esa política se seguirá adelante en todos los terrenos.

Y estamos seguros de que en la medida que dispongamos de recursos, no quedará olvidado un solo rincón de nuestra patria (APLAUSOS). Porque la patria no es solo la capital: la capital es importante. Y los obreros de nuestra capital producen cuantiosas riquezas para el país, y tienen una magnífica conciencia revolucionaria. Pero el país está constituido por casi 10 millones de personas, distribuidas por todas partes, que necesitan empleo, que disponen de algunas materias primas, que disponen de la fuerza de trabajo. Y nos interesa mucho que haya un desarrollo parejo en todo el país. Y estos dos días, 26 y 27, han servido para demostrar esto que estamos afirmando, cómo marcha parejamente, y a la vez impetuosamente, el desarrollo social y el desarrollo económico de todas las provincias del país.

Mañana se inaugurará en la provincia Granma una importante industria para la agricultura. Y un día se inaugurará, allá en Las Tunas, una moderna y amplia fábrica de botellas; allí se ubicará igualmente la industria de vidrios planos. Y, como les decía antes, una industria de la sideromecánica, productora de estructuras metálicas. Siempre hay que andar analizando para ver cómo las inversiones se distribuyen por toda Cuba.

¿Y qué significado tiene una de estas industrias que, como les decía, va a tener un valor de producción de 30 millones de pesos al año? Eso significa que una provincia como Holguín, de 800 000 habitantes, incrementa la producción bruta per cápita en 40 pesos. Es decir, esa fábrica significa que el per cápita de producción bruta de cada ciudadano, grande o pequeño, de Holguín, se incremente en 40 pesos. Y cuando tengan la otra fábrica, en otros tantos pesos (APLAUSOS). Y cuando tengan la siderurgia, entonces no será en 40 pesos; lo incrementarán en 200 pesos por lo menos —mínimo, con toda seguridad será más. Eso es lo que significa la industrialización en el aumento de la riqueza social producida por los trabajadores, en el aumento de las riquezas para todo el pueblo.

Es difícil expresar la emoción que experimentamos todos cuando vimos salir la primera combinada de esa fábrica. Y pensar que no era una fábrica para artículos de lujo, no era —por ejemplo— una fábrica de automóviles: era una fábrica de combinadas cañeras. Lo que necesitamos precisamente, ¡lo que necesitamos! (APLAUSOS)

Los automóviles pueden prestar servicios útiles cuando están en un servicio público, o cuando facilitan el trabajo de técnicos, o cuando satisfacen determinadas necesidades de la economía y la sociedad en su conjunto. Pero, claro, nuestra sociedad —como decíamos recientemente— al igual que otras muchas que componen el mundo subdesarrollado no podrá ser en el futuro una sociedad de automóviles; sino una sociedad que consagre sus limitados recursos a producir medios de producción para la satisfacción de las necesidades verdaderamente esenciales del hombre tanto en lo material como en lo espiritual.

Por eso tenía un significado especial ver salir una de las más importantes y valiosas máquinas que necesitamos, de esa fábrica. La fábrica en sí misma es preciosa, tiene una magnífica e imponente arquitectura: los equipos son de una extraordinaria calidad: y los trabajadores, según todas las noticias que tenemos, constituyen un magnífico colectivo obrero (APLAUSOS).

Nosotros les expresamos a los compañeros soviéticos, que tanto han tenido que ver con el desarrollo de esa combinada, que tanto nos ayudaron a resolver nuestro más grande dolor de cabeza —podríamos decir—, que tanto nos ayudaron en esa fábrica, les expresamos nuestro más profundo agradecimiento (APLAUSOS). A los dirigentes del Partido y del Gobierno soviéticos, a los representantes de la Unión Soviética en Cuba, a los miembros de la delegación constituida por viejos amigos nuestros: el compañero Mirakov, el compañero Radionov, los compañeros Nikolai —hay dos Nikolai, uno de ellos director de la fábrica Ujtomski, de Moscú (APLAUSOS), donde se hicieron las primeras combinadas para nuestro país—; y les agradecemos también infinitamente a ustedes, trabajadores y técnicos soviéticos que nos ayudaron en la construcción, puesta en marcha de la fábrica e instrucción de nuestros obreros.

Felicitamos especialmente a los compañeros de la brigada constructora de esta hermosa fábrica (APLAUSOS), e igualmente felicitamos a los trabajadores que tanto empeño pusieron en producir la primera máquina para el 26 de Julio (APLAUSOS).

Hoy hemos tenido la satisfacción de condecorar con la Orden XX Aniversario al compañero Yuri, soviético, y al compañero Lima, cubano (APLAUSOS), que han sido alma de estos éxitos.

Recordamos que, cuando vinimos por aquí la primera vez, estaban montándose las primeras columnas, y les preguntamos a los compañeros, que estaban entrenando prácticamente todavía la fuerza de trabajo de construcción y montaje: "¿Cuándo vamos a tener esta fábrica terminada?" Y vean ustedes qué espectáculo, y qué belleza la de nuestra fábrica de combinadas cañeras ya concluida (APLAUSOS). Ese milagro solo lo podía producir el trabajo humano. Los que quieran saber lo que significa un obrero, un trabajador, que vean esa fábrica y que vean lo que el esfuerzo humano puede producir, lo que el sudor humano puede producir.

Pero ese milagro es también fruto del internacionalismo (APLAUSOS), es fruto del esfuerzo heroico y de las luchas del pueblo soviético, fruto de la gloriosa Revolución de Octubre (APLAUSOS).

Hace años que Lenin no está presente físicamente entre nosotros, aunque sí siempre espiritualmente. Pero es obvio que él previó estos frutos de la Revolución bolchevique y del socialismo, y vio los primeros esfuerzos. Después de su muerte, el pueblo soviético, educado en su ejemplo y su doctrina, aprendió a construir fábricas, construyó miles de fábricas para la economía socialista y creó a la vez la base material para que un pequeño país como el nuestro, subdesarrollado y recién liberado del imperialismo, pudiera contar también con industrias como esta.

Hoy es 27 de julio. Hace 24 años, en una tarde como esta y a una hora como esta, estábamos nosotros en las montañas de los alrededores de Santiago de Cuba, soportando la amargura del revés inicial y escuchando las noticias de los primeros asesinatos en masa de los prisioneros. Pero a pesar de todo, aun en los momentos más difíciles, teníamos la absoluta seguridad —que no nos abandonó nunca— de la justeza de nuestra causa, y nuestra confianza en el futuro de nuestro pueblo, y la confianza en el éxito de nuestras luchas —no de nuestras luchas personales, sino de las luchas de nuestra generación— y que con nosotros, u otros, nuestra patria marcharía adelante por el camino revolucionario (APLAUSOS).

Es grande el contraste entre aquel día y el día de hoy. Grande, y sobre todo compensador, asociar los recuerdos de aquel 27 de julio y este 27 de julio, 24 años después (APLAUSOS). Ahora vemos de manera muy concreta lo que puede la dignidad del pueblo, lo que puede el heroísmo del pueblo y lo que puede el espíritu revolucionario del pueblo (APLAUSOS).

¡Sea esta fábrica como un monumento permanente de la amistad entre los pueblos de la Unión Soviética y de Cuba! (APLAUSOS) ¡Luchen y esfuércense sus obreros para que esta fábrica sea siempre una de las mejores del país, y pueda llevar con orgullo ese honroso y glorioso nombre de LX Aniversario de la Revolución de Octubre!

¡Patria o Muerte!

¡Venceremos!

(OVACION)