DISCURSO PRONUNCIADO POR EL COMANDANTE EN JEFE FIDEL CASTRO RUZ, PRIMER SECRETARIO DEL COMITE CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA Y PRESIDENTE DE LOS CONSEJOS DE ESTADO Y DE MINISTROS, EN EL ACTO NACIONAL DE SOLIDARIDAD CON VIET NAM Y DE CONDENA A LA AGRESION CHINA, EFECTUADO EL 21 DE FEBRERO DE 1979, "AÑO 20 DE LA VICTORIA".

(VERSIONES TAQUIGRAFICAS - CONSEJO DE ESTADO)

Compatriotas:

Yo no estaba supuesto a hacer uso de la palabra en este acto. Yo vine igual que ustedes, a expresar mi solidaridad personal con el pueblo de Viet Nam (APLAUSOS).

El resumen lo hizo el compañero Jaime Crombet y lo hizo muy bien (APLAUSOS); pero puesto que me han traído a la tribuna —yo creo que la decisión la tomó el maestro de ceremonias— voy a decir unas breves palabras.

En realidad este momento que estamos viviendo no es un momento cualquiera. Muchas veces nos hemos reunido. Muchos problemas ha habido en el mundo en los últimos tiempos; pero sin duda es este uno de los más graves, si no el más grave de los últimos tiempos, y requiere de todos mucha profundidad y mucha meditación.

Desde luego, uno de los actos más repugnantes, más cobardes, más miserables de los que podamos haber sido testigos jamás —y será difícil que haya algún otro que lo supere— es esta agresión a Viet Nam. Si grave fue o graves fueron los crímenes anteriores, este es el más grave de todos, porque este crimen no parte ya de los colonialistas, o los imperialistas japoneses o de los colonialistas franceses, o de los imperialistas yankis, parte de un país que hasta hace algunos años se consideró un baluarte del movimiento revolucionario mundial, que se consideró un país socialista, un país antimperialista, un país amigo del movimiento revolucionario, un país que —como hemos dicho otras veces— hizo una revolución que fue vista con esperanza por todos los pueblos del mundo y por todas las fuerzas progresistas del mundo.

Al imperialismo lo conocíamos, al colonialismo lo conocíamos; pero jamás se pudo pensar hace algunos años que esto pudiera ocurrir alguna vez. Es el caso más repugnante de traición al movimiento revolucionario en toda la historia de la humanidad.

Desde luego, no vamos a decir que ha sido el pueblo chino el que ha perpetrado esta traición. No es el pueblo chino, no puede ser el pueblo chino; es una camarilla de facinerosos, de fascistas que se ha apoderado de la dirección del pueblo chino (APLAUSOS). No creemos realmente que el pueblo chino sea capaz de hacer eso, ¡no lo creemos!, y menos un pueblo con las cualidades, y el espíritu revolucionario del pueblo chino. Ese pueblo no sabe ni lo que está pasando en este momento.

Ese pueblo no sabe en este momento que Viet Nam está siendo agredido, que Viet Nam está siendo invadido. Ese pueblo a través de todos los medios de divulgación masiva, radio, televisión, periódicos en manos de esa camarilla, está siendo cínicamente engañado. Pero aún así no es tan fácil engañar a un pueblo.

Y por eso me pregunto por qué a estas horas la dirigencia china no le ha hablado al pueblo de esa guerra de agresión, de esa invasión descarada que está llevando a cabo contra el pueblo vietnamita. Hablan de una agresión vietnamita a China, una agresión vietnamita a China; hablan de un contraataque chino.

Bueno, no hay ninguna exageración en lo que se ha dicho aquí acerca de los métodos que está empleando ese gobierno. De más está decir que no se sabe ni siquiera lo que está pasando dentro de China, no se sabe: los problemas, las divisiones que tienen, cuál de las facciones es la que está trazando la pauta en este momento, y quiénes son los responsables, cuál de las facciones es responsable de esta guerra y de esta increíble aventura, aunque a todas luces, a todas luces, el que está allí al frente de esta canallada, de este crimen, el responsable número uno parece ser este mentecato (RISAS), este títere, este desvergonzado de Deng Xiaoping, que lo purgan una vez, vuelve otra vez, lo vuelven a purgar, vuelve, y cualquier día lo purgan otra vez de nuevo. Eso puede pasar. Aquí no se sabe. Las facciones hace muchos años que se vienen purgando unas a otras. Se purgan, se rehabilitan, se vuelven a purgar y se vuelven a rehabilitar hasta el día en que el pueblo chino los purgue a todos de una sola vez (APLAUSOS). ¡Ah!, pero son peligrosos, peligrosísimos.

Esto que se ha dicho en "Granma", lo señalaba el compañero Jaime en la noche de hoy, acerca de los métodos, de los métodos, como recuerdan al pie de la letra los métodos fascistas, los métodos de Hitler, y como nos recuerda al pie de la letra este acontecimiento aquel otro que empezó con una aventura similar y terminó en una guerra mundial: la invasión de Polonia por las tropas hitlerianas en septiembre de 1939. Un caso exactamente igual.

Después se han conocido los documentos, los que participaron, los que planificaron aquella operación, incluso se han producido películas explicando cómo se produjo aquel incidente, cómo los nazis sacaron a unos presos comunes de las cárceles, los vistieron con uniforme polaco y atacaron una estación de radio alemana, y cómo inmediatamente desencadenaron la invasión.

Desde hace muchos días se venían produciendo los actos de hostigamiento de China contra Viet Nam.

¡Quién no conoce a los vietnamitas! Lo inteligentes, lo prudentes, lo sabios que son los vietnamitas (APLAUSOS). ¿Quién puede imaginar a Viet Nam interesado en un conflicto con China? Sin embargo se venían produciendo cientos de actos de hostigamiento en la frontera por parte de los chinos.

Pero este plan no era de ahora. Este plan se venía gestando hacía mucho tiempo. Ha quedado demostrado ahora por qué aquellos juegos de ping pong entre los chinos y los norteamericanos, aquellos viajes de Kissinger a Pekín, aquellos viajes de Nixon mientras se intensificaba la agresión imperialista a Viet Nam. Era todo un plan, era toda una maniobra. Los chinos realmente no estaban interesados en un Viet Nam independiente, en un Viet Nam unido y revolucionario. No les interesaba para nada.

Recordemos cómo cuando todavía estaba el gobierno títere en el sur ellos invadieron unas islas que pertenecen a Viet Nam. Mientras estuvieron los yankis allí, ellos no invadieron ninguna islita del sur de Viet Nam; pero cuando los yankis se fueron, invadieron las islas, porque se consideraba que las islas eran ricas en recursos naturales, que podían tener petróleo, etcétera. Y cuando todavía el sur no había sido liberado pero ya se habían ido los yankis atacaron y ocuparon islas que pertenecen a Viet Nam. Pero después se dedicaron a trabajar en Kampuchea con el pretexto de la ayuda a la revolución kampucheana. Se introdujeron en Kampuchea y lograron el control del movimiento, con gente incondicionales de ellos, algunos de origen chino y otros relacionados con los chinos, familiares de chinos, casados con los chinos. Y así se fueron apoderando de la dirección del movimiento revolucionario en Kampuchea.

¿Qué hicieron allí? Bueno, pues en nombre de la revolución, en nombre del socialismo, establecieron uno de los regímenes más monstruosos que se ha conocido en los últimos tiempos: desalojaron las ciudades a punta de bayonetas. Esto no quiere decir que una ciudad no pueda ser necesario evacuarla en un momento, en una situación, en una necesidad. Un método revolucionario es la persuasión con el pueblo, con las masas, cuando existe una necesidad real de tipo militar o de cualquier tipo que resulte imprescindible. Evacuaron las ciudades a punta de bayonetas. Separaron los miembros de las familias unos de otros, organizaron gigantescos campos de concentración. Llegaron incluso hasta a establecer el matrimonio por... no sé si es por decreto. No, no, cosas raras, raras. Le decían a cada cual con quién se tenía que casar. Matrimonios obligatorios. Por otro lado separaban a los hombres de las mujeres, a los niños de la familia, y liquidaron prácticamente todos los técnicos del país, cometieron masacres increíbles. Eso lo sabe todo el mundo. Eso no es cosa nueva, al extremo que se dice que murieron 3 millones de personas en dos años y medio o tres años. Ese era el maoísmo en la práctica, ese era el maoísmo, un maoísmo que los chinos no aplicaron ni siquiera en China, lo aplicaron en Kampuchea. Fue un verdadero genocidio. No había gobierno que pudiera mantenerse sobre esas bases. Eso era absolutamente imposible. Era una política de exterminio por un lado, de cerco a Viet Nam por otro lado; azuzaron a los fascistas kampucheanos a llevar a cabo agresiones contra Viet Nam. Las agresiones empezaron por el sur desde la frontera de Cambodia. Por ahí están los documentales donde se reflejan las masacres de decenas de miles de vietnamitas; hombres, mujeres, niños. Uno de los gobiernos más brutales, más criminales, más genocidas que se han conocido.

Eso tenía que estallar un día, y estalló. Eso no se puede mantener ni en Kampuchea ni en ninguna parte del mundo. Y creo que una de las cosas mejores que puedan haber ocurrido nunca es el derrocamiento de ese grupo fascista y genocida de Kampuchea (APLAUSOS), la conocida camarilla de PoI Pot-Ieng Sary, barrida por el pueblo; aquella camarilla se desplomó como un castillo de naipes, de modo que no solo significó la liberación de Kampuchea, de un pueblo que no podía seguir viviendo en aquellas condiciones, sino que significó también una tremenda derrota política para el gobierno de China.

Los imperialistas yankis que eran maestros de la simulación y de la hipocresía —digo que eran, porque ahora tienen a otros que son más que ellos—, empezaron a dar el grito en el cielo, puesto que, desde luego, por las relaciones entre China, el acercamiento entre China y Estados Unidos estaban ambos regímenes interesados en cercar a Viet Nam.

El gobierno de Estados Unidos que hablaba de derechos humanos, y hasta en el Senado de Estados Unidos se llegó a proponer una intervención internacional para poner fin al genocidio que estaba teniendo lugar en Kampuchea. Incluso, salió infinidad de veces en la prensa mundial y en la propia prensa de Estados Unidos lo que estaba ocurriendo.

Sin embargo, apenas se produce el derrocamiento de aquel régimen genocida, inician una campaña mundial violenta contra Viet Nam, por la solidaridad de Viet Nam con el movimiento revolucionario kampucheano, en un intento de presentar a Viet Nam ante la opinión internacional como país agresor, como país que violaba la independencia de otro pueblo. A negar el hecho real de que aquel régimen era insostenible y no se podía sostener. Todo esto, repito, significó un golpe tremendo para la camarilla dirigente china. Y a partir de ese instante las agresiones y los hostigamientos contra Viet Nam en la frontera se multiplicaron, mientras concentraban tropas. Todo el mundo sabía que el gobierno chino estaba concentrando tropas en las fronteras de Viet Nam.

En esa situación se produce la visita de Deng Xiaoping a Estados Unidos, y allí declaró, el muy supercínico, que había que castigar a Viet Nam y a Cuba. Eso es lo que decía, que había que castigar a Viet Nam y a Cuba. Se lo estaba diciendo a los yankis: castiguen ustedes a Cuba. Fíjense a dónde hemos llegado, a dónde hemos llegado.

El gobierno de un país que entrenaba a los muchachos, a los pioneros, con una bayoneta, pinchando un muñeco de paja, que era Nixon, Estados Unidos, el imperialismo; el propio Nixon, sí, ellos le pincharon la barriga de paja a Nixon, sí, sí, la barriga de paja, con los pioneros, antes de dar esa voltereta final que dieron.

Ese país que tantos telegramas mandaba a todas partes del mundo a los revolucionarios. Mil millones de chinos —no, en aquella época eran 800. Ochocientos millones de chinos los apoyan, y cuenten con la solidaridad de 800 millones de chinos. Y sacaban los 800, y después los 900, y así por el estilo.

Claro, desde muy temprano se vieron algunas cosas extrañas en la dirección china. Por ejemplo, cuando la Crisis de Octubre, que el mundo estuvo al borde de una guerra. En una situación gravísima, los chinos se callaron la boca y se dedicaron a hacer una guerrita contra la India, a quitarle un pedazo de territorio a la India. Pero en todo aquel período de la Crisis de Octubre se callaron la boca, no dijeron una palabra.

En una época posterior empezaron a hacer declaraciones, a hacer imputaciones y a tratar de intrigar con relación a todo aquel problema de la Crisis de Octubre.

Pero, quién iba a decir que este país de entonces, que el gobierno de este país terminaría diciéndole a los yankis: hay que castigar a Cuba, y hay que castigar a Viet Nam. Esas fueron declaraciones de Deng Xiaoping en Estados Unidos. Y después en Japón volvió a repetir lo de Viet Nam: hay que castigar a Viet Nam.

Y tan pronto... ya se conoce hoy, porque un boletín interno de esos llegó a manos de un periodista extranjero y lo han publicado. Al otro día del regreso de Deng Xiaoping se reunió con la Comisión Militar del Partido Comunista chino que dirige él; estuvo tres o cuatro días reunido con ellos, y fue ahí donde se decidió enviar aceleradamente grandes refuerzos de tropas a las fronteras con Viet Nam, y atacar a Viet Nam. Inmediatamente después del regreso de Estados Unidos.

¿Que habló Deng Xiaoping con Brzezinski? ¿Que habló Deng Xiaoping con Carter? ¿Sabía o no sabía, conocía o no conocía el gobierno de Estados Unidos el plan chino de agresión y de invasión a Viet Nam? Esa es una cuestión muy importante. Cómo se explica que acabando de regresar de Estados Unidos reuniera la Comisión Militar y ordenara la invasión a Viet Nam.

El hecho cierto es que el gobierno de Estados Unidos se ha asociado políticamente a la invasión a Viet Nam; se ha asociado políticamente. Es más, recientemente un senador norteamericano declaraba que Brzezinski le había dicho que ahora los vietnamitas tenían que retirarse de Kampuchea. Una declaración. Y el gobierno de Estados Unidos, que indiscutiblemente estaba en antecedentes y que sin género de dudas se ha asociado a esta aventura de Pekín, plantea que los vietnamitas deben retirarse de Kampuchea para que los chinos se retiren de Viet Nam. Luego, han hecho causa común los imperialistas yankis y los gobernantes chinos con esta invasión. Han hecho causa común con esta descabellada y loca aventura. Es señal de que tanto Estados Unidos como China están buscando el restablecimiento del régimen genocida de PoI Pot-Ieng Sary en Kampuchea. Ese es el objetivo político: atacar a Viet Nam precisamente, para que cese toda cooperación y toda solidaridad de Viet Nam con el gobierno revolucionario de Kampuchea, para restablecer el régimen genocida y cercar a Viet Nam, entonces, por las dos partes de nuevo, cercarlo por el sur y cercarlo por el norte. Esta es la política de Estados Unidos mientras aparentemente se lava las manos del problema.

Y ahora, ¡qué descaro!, la forma en que se ha presentado al mundo la cuestión, la forma en que la han presentado los chinos: fueron invadidos por Viet Nam, y han contraatacado.

Pero bueno, son incluso malos aprendices de Hitler. Porque, digamos, Deng Xiaoping con esto se ha convertido, casi, casi, no en un Hitler, sino en una especie de caricatura de Hitler. Porque ya se sabe por ese boletín de información interno publicado, ya lo dicen en el boletín: a qué hora atacaron, cómo atacaron por sorpresa, cómo llevaron a cabo una preparación artillera y aérea a las 3:00 de la mañana, cómo iniciaron la invasión. Pero en el propio boletín no disimulan las bajas que han tenido; no las pueden disimular, porque decían, cuando salió el boletín, dos cosas interesantes, dos cosas interesantes: que habían tenido alrededor de 3 000 bajas. Eran las mismas que hasta ese momento habían dicho los vietnamitas. No dijeron, desde luego, que habían perdido decenas de tanques. No dijeron tampoco que sufrieron algunos reveses serios. Lo único que decían en el boletín es que no había habido una buena coordinación entre las distintas armas y entre la aviación y la infantería, y como consecuencia de eso habían tenido dificultades en el avance. Es decir, mientras por un lado dicen que fueron agredidos y que es un contraataque, por otro lado hacen un boletín de circulación interna limitada explicando todo lo que pasó allí.

¡Pero qué descaro, qué cinismo, qué parecido, qué parecido increíble con los métodos de Hitler!, tanto en la abusiva y criminal invasión de un país pequeño, como en la forma de presentar al mundo este problema.

Ahora, se ha creado una situación muy peligrosa, realmente. Han dado un salto en el vacío. ¿Cuáles son las intenciones? ¿Hasta dónde serán capaces de llegar? ¿Cuál será el desenvolvimiento de esta crisis? ¿Hasta dónde puede ir a parar esta crisis?, puesto que se han lanzado a una aventura descabellada, realmente descabellada y peligrosa.

No es en balde, ni mucho menos, esta solidaridad con Viet Nam, esta movilización de todos los pueblos revolucionarios y de todos los pueblos progresistas y amantes de la paz en el mundo. Si muchas veces hemos participado en actos de solidaridad, estoy seguro de que ninguno tiene más trascendencia mundial y más importancia, y ninguno más imprescindible que esta solidaridad (APLAUSOS).

Es necesario, es necesario que las fuerzas progresistas, que los pueblos del mundo se movilicen para frenar esta aventura, para frenar este peligro, para frenar esta locura, puesto que el mundo entero puede verse implicado en esta situación. Las consecuencias de este tipo de aventura, ¡sin exageraciones!, pueden ser terribles para el mundo. Porque Viet Nam no podrá ser inmolado así, tranquilamente; es imposible. Y, entonces, a esos mandarines arrogantes y soberbios no les quedará otra alternativa que el retroceso, no les quedará otra alternativa que la derrota. Pero es necesario que la opinión mundial se levante para influir, para determinar un freno a una aventura que puede conducir al mundo a una guerra catastrófica.

Y este es un momento de definiciones para todo el que en el mundo se llame revolucionario, para todo el que en el mundo se llame progresista (APLAUSOS), para todo el que en el mundo se llame amante de la paz. Porque esta no es hora de vacilaciones y ambigüedades, no es hora de paños tibios, no es hora de estar viendo en el mismo plano a Viet Nam y a China, en todo este mundo amplio; este es un momento de definir quién es quién, quién es quién (APLAUSOS). Porque ningún hombre amante de la paz, ningún hombre progresista, ningún hombre revolucionario, o que se considere revolucionario en el mundo, puede dejar de condenar en la forma más enérgica y categórica esta criminal aventura del gobierno chino (APLAUSOS).

Hay que, no obstante, ser serenos. Precisamente en los momentos de mayor peligro para el mundo, es necesario actuar con la máxima serenidad y con la máxima sangre fría, y es una responsabilidad de todos los Estados socialistas, de los pueblos progresistas del mundo, actuar con el máximo de serenidad y de sangre fría. No es momento de perder la cabeza ni de perder los estribos, porque después que determinados hechos se desencadenen, pueden ser irreversibles.

Es imprescindible derrotar esta aventura, derrotar esta locura. ¡porque hay que derrotarla, hay que derrotarla! (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES DE: "¡Fidel, Fidel, Fidel!") Evitando que estos locos neofascistas, esa facción loca, así: ¡facción loca!, neofascista, que gobierna en estos instantes a China, se salga con la suya de envolver al mundo en una guerra nuclear. Es necesario derrotarlos y evitar que se salgan con la suya.

Nosotros tenemos que observar atentamente el desarrollo de los acontecimientos, estar al día de todas las informaciones, de todas las noticias que vengan de Viet Nam.

Y no vamos a sobreestimar el poderío de China. No hay que sobrestimarlo. Ni tampoco vamos a subestimar el poderío de Viet Nam (APLAUSOS). Técnicamente, desde el punto de vista militar, con todas sus locuras y sus "revoluciones culturales", sus purgas y más purgas, sus rehabilitaciones y más rehabilitaciones, el ejército chino se ha quedado en materia de armamentos técnicamente atrasado. Un tanque chino no se puede comparar con un tanque de los que tiene Viet Nam (APLAUSOS y EXCLAMACIONES), un cohete antiaéreo chino no se puede comparar a un cohete antiaéreo vietnamita, el armamento antiaéreo chino no se puede comparar con el armamento antiaéreo vietnamita (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES), la artillería china no se puede comparar con la artillería vietnamita.

Ellos se llenarán la boca para hablar de cientos de millones y hasta de 1 000 millones, pero no es tan fácil llevar a un pueblo al matadero. No es tan fácil. Además, el soldado necesita una motivación. No hay duda de que cuando el soldado chino luchaba contra las fuerzas reaccionarias en la guerra de liberación, era un soldado excelente, un soldado valiente. No hay duda de que cuando el soldado chino luchaba contra las tropas yankis en Corea, era un soldado excelente, un soldado valiente. Tenía una motivación, se estaba enfrentando al imperialismo y tenía una profunda motivación revolucionaria (APLAUSOS). Yo me pregunto qué motivación le van a ofrecer estos fascistas al soldado chino para desafiar la muerte, y si el soldado chino puede ser inspirado al combate como si fuera un soldadito de plomo, a matar mujeres y niños vietnamitas, a destruir familias vietnamitas, a cometer actos genocidas; qué instructores podrán alentar a ese ejército a ese crimen. Y dudo de la moral combativa de esos soldados chinos invadiendo a Viet Nam, por mucho que los traten de engañar. Y más un Viet Nam que no estará cruzado de brazos, un Viet Nam que tiene una extraordinaria experiencia combativa (APLAUSOS), un Viet Nam que posee magníficas armas, y un Viet Nam que no está solo (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES DE: "¡No!")

¡Qué monstruoso crimen contra ese pueblo! ¡Cuántas hazañas, cuánto heroísmo han exigido de él los últimos decenios! Primero fueron los invasores japoneses, después fueron los invasores del cuerpo expedicionario neocolonialista francés, después fueron los invasores yankis. Y ahora, lo último: los invasores chinos. En esas luchas los vietnamitas adquirieron mucha experiencia. No hay pueblo en el mundo que domine mejor la táctica ni la estrategia en la lucha de liberación que el pueblo vietnamita (APLAUSOS), porque tuvo que enfrentarse a enemigos muy poderosos siempre. Y los vietnamitas saben más de táctica y de estrategia que los chinos (APLAUSOS). Y no es lo mismo una guerra revolucionaria que una guerra genocida; no es lo mismo una guerra revolucionaria como la que hicieron los chinos contra ocupantes japoneses y contra fuerzas reaccionarias, que una guerra genocida, criminal, contra un pueblo valiente, que está defendiendo su causa, su patria, su revolución, su independencia, su existencia, como la defiende hoy el pueblo vietnamita (APLAUSOS).

Además, los vietnamitas son muy sabios, ellos saben lo que hacen muy bien, y hasta dónde pueden dejar a un enemigo penetrar, y cómo combatirlo y cuándo, de qué forma; ellos saben lo que hacen. Y les digo que yo tengo una infinita confianza en esas cualidades del pueblo vietnamita (APLAUSOS). Y a pesar de que esta facción neofascista que gobierna a China se llena la boca para hablar de los 1 000 millones, no tendría nada de extraño que sufran una tremenda derrota en Viet Nam, nada de extraño (APLAUSOS) .

Y es por eso que digo que estos criminales se han lanzado a una aventura descabellada, a un callejón sin salida. Y de ahí los riesgos de esta situación. Es, en realidad, una situación peligrosa, una situación complicada, que exige el máximo de serenidad, el máximo de sangre fría; pero, a la vez, el máximo de solidaridad, el máximo de apoyo a Viet Nam y el máximo de determinación (APLAUSOS).

¿Nuestra convicción? Los vietnamitas derrotaron a los japoneses, los vietnamitas derrotaron a los franceses, los vietnamitas derrotaron a los yankis, que eran mucho más poderosos, incomparablemente más poderosos que los fascistas chinos (APLAUSOS), y cuando los yankis rodearon al país de portaaviones y de miles de aviones y bombarderos estratégicos, salieron derrotados. Nuestra convicción es que los vietnamitas derrotarán la guerra fascista de China (APLAUSOS). ¡Esa es nuestra convicción! No importa si penetraron 10 kilómetros ó 15, o un poquito más o un poquito menos; muchos han penetrado, y ya ustedes saben cómo han salido.

Nuestro pueblo debe seguir de cerca —repito— los acontecimientos, estar muy atento a todas las noticias. Nuestra prensa, nuestra televisión, nuestra radio, deben esforzarse por brindar a nuestra población el máximo de elementos de juicio, y que nuestra población esté preparada para todo, ¡para todo! (APLAUSOS)

Las crisis no son nuevas para nosotros. Ya conocimos, hace unos cuantos años, la Crisis de Octubre, cuando apuntaban hacia nosotros muchos cohetes nucleares, y aquí nadie perdió el sueño; no conozco un solo desvelado. Es más: creo que en aquellos días la gente durmió mejor que nunca (APLAUSOS). Y lo mismo ahora: hay que estar preparados para todo. No sabemos cuánto se prolongue esta crisis. Nadie podría ser capaz en estos instantes de predecir su desenvolvimiento ulterior. ¡Preparados para todo y listos para todo! (APLAUSOS)

Incrementando nuestra solidaridad, profundizando nuestra información y nuestra conciencia, sin perder la calma y sin perder el sueño. Digamos con más profundidad y decisión que nunca: ¡Viva el internacionalismo proletario! (EXCLAMACIONES DE: "¡Viva!")

¡Viva el pueblo mil veces heroico de Viet Nam! (EXCLAMACIONES DE: "¡Viva!")

¡Patria o Muerte!

¡Venceremos!

(OVACION)