DISCURSO PRONUNCIADO POR FIDEL CASTRO RUZ, PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA DE CUBA, EN EL ACTO DE CONSTITUCION DEL DESTACAMENTO DE CIENCIAS MEDICAS “CARLOS J.  FINLAY”, EFECTUADO EN EL TEATRO “CARLOS MARX”, EL 12 DE MARZO DE 1982, “AÑO 24 DE LA REVOLUCION”.

 

(VERSIONES TAQUIGRAFICAS - CONSEJO DE ESTADO)

 

Compañeras y compañeros: 

 

Todos estábamos algo impacientes esperando este momento de la constitución del primer contingente del Destacamento de Ciencias Médicas “Carlos J.  Finlay”, que tiene lugar precisamente el 12 de marzo, víspera del glorioso aniversario del ataque al palacio presidencial, página heroica escrita en el pasado por nuestro estudiantado. 

Habíamos pensado inicialmente constituir el Destacamento el 13 de Marzo; pero como coincidía con los actos de ese día, decidimos adelantar algunas horas. Pero hemos escogido esta fecha, precisamente, como un homenaje al 13 de Marzo. 

Ciertamente en este teatro hemos tenido muchos actos y muy importantes, muchos de ellos históricos. Muchas veces nos hemos reunido con los estudiantes, a veces cuando los estudiantes se constituyen en un destacamento; otras veces cuando se gradúan, como hicimos con el Destacamento Pedagógico; unas veces porque se graduaron en el primer ciclo y otras veces porque se graduaron en el segundo, y en cierto momento hasta coincidieron los nuevos destacamentos con las graduaciones del primer ciclo y con las graduaciones del segundo ciclo. Y, naturalmente, que cada uno de esos instantes han sido para nosotros de mucha alegría y de mucha emoción;  pero yo percibía que este día de hoy iba a ser realmente un día especial.

No han sido pocas las personas que han estado trabajando arduamente durante meses para obtener este resultado, podríamos decir que miles de personas, de cuadros del Estado, del Partido, de la Juventud y de las organizaciones estudiantiles, que consagraron mucho tiempo y mucha dedicación a la tarea de constituir el Destacamento. Creo que nunca un trabajo selectivo estuvo precedido de tanta dedicación y de tanto esfuerzo. Todos tomaron esta tarea con la importancia que realmente tiene considerando las consecuencias y los frutos que para nuestro país ha de significar este esfuerzo.

No era fácil constituir el Destacamento, y era imprescindible hacerlo. Cierto es que todas las nuevas ideas tienen siempre sus ideas antecesoras. La idea antecesora de la constitución de este Destacamento de Ciencias Médicas fue precisamente el Destacamento Pedagógico, que ayudó al país a resolver un problema sumamente difícil cuando la gran explosión de estudiantes de nivel medio, sobre lo cual hemos hablado en otras ocasiones.

Recordamos aquellos días en que frente a la perspectiva de cientos de miles de estudiantes que arribaban al nivel medio, una vez que empezaban a evidenciarse los frutos del esfuerzo educacional de la Revolución, cuando ya eran cientos de miles los que se graduaban de sexto grado, y en las universidades por aquel entonces teníamos solo algunos cientos de estudiantes profesorales, 200 ó 300. Podría decirse que en aquellos tiempos se había perdido incluso la vocación del profesorado.

El Destacamento Pedagógico, que fue un movimiento surgido en el seno de nuestra juventud y de nuestros estudiantes, vino a constituir una respuesta brillante a la necesidad planteada. Sin aquel esfuerzo, sin aquel Destacamento, no habríamos tenido profesores para nuestras escuelas secundarias y preuniversitarias.

Todavía entonces no podíamos decir que un ciento por ciento de los maestros primarios fuesen maestros titulados, hubo épocas en que incluso el 70% era no titulado. La creación del Destacamento generó un gran movimiento de superación y de estudio, fue creciente el número de alumnos que se incorporaban a aquel Destacamento Pedagógico, primero con décimo grado y más adelante con duodécimo.  Y, paralelamente, gran número de maestros primarios titulados comenzaron también a estudiar, a hacerse profesores de secundaria. Gracias a ello tenemos hoy decenas de miles de profesores de nivel medio, tenemos incluso suficiente personal para organizar cursos de superación y para prestar colaboración internacionalista en el terreno de la enseñanza a otros países. Mucho tiene que agradecer nuestra educación y nuestra Revolución al Destacamento Pedagógico.  Ya habíamos tenido una experiencia de esta índole. 

¿Qué habíamos observado en el campo de la docencia médica?  Era necesario ingresar un número alto de estudiantes por las demandas crecientes, tanto en el orden nacional como en el orden internacional. Siempre ha tenido simpatías entre nuestra juventud la carrera de medicina, goza de un gran aprecio social, cuenta con gran prestigio. No era difícil reclutar estudiantes para la carrera de medicina, el número era alto; pero la selección no era óptima. Como había un gran número de plazas para la carrera de medicina, había algunos estudiantes cuando se disponían a ingresar en la Universidad según expediente que solicitaban primero otra carrera, en segundo lugar otra, y en tercer lugar medicina; cuando no podían obtener las otras dos carreras iban a estudiar medicina. 

A veces ingresaban en la Escuela de Medicina alumnos con bajo expediente académico, bajo promedio. Y sin duda, que para estudiar medicina se requiere realmente vocación, voluntad de estudio, preferencia de la medicina sobre cualquier otra carrera. Y, naturalmente, si entraban  4 000, y después se encontraban con la materia, el estudio, que requería atención, dedicación, empezaba a producirse lo que se conoce como mortalidad académica. Y nos encontrábamos que incluso, en los dos primeros años, a veces había un 30%, había un 40% de mortalidad académica, una retención muy baja.  Naturalmente, iban permaneciendo los que realmente eran buenos estudiantes, los que tenían mejor nivel, los que tenían más voluntad, más consagración al estudio.  Pero al final se graduaban menos del 50% de los alumnos que ingresaban en las facultades de medicina. 

A esto se unía el hecho —como decíamos— de una creciente demanda de médicos en nuestro país y fuera de nuestro país.  Nuestro propio país tiene todavía grandes demandas de médicos. 

Ustedes conocen que nosotros les hemos pedido a los médicos que renuncien al descanso posguardia y que trabajen el máximo de horas. Pero además, el médico es un profesional con relación al cual es muy difícil decir si va alguna vez a sobrar. Yo pienso que los médicos no van a sobrar nunca. Tiene lógica que, por ejemplo, en cada barco mercante haya un médico, que en cada fábrica haya un médico, que en cada escuela haya un médico; incluso, tendría lógica —según mi punto de vista— que en cada cuadra haya un médico. Todo el mundo se siente más seguro cuando tiene un médico cerca. Aquí seguro que hay médicos. Siempre que hay un acto público llevan médicos, ambulancias, etcétera; cuando sale una delegación, pues por lo general si pueden le incluyen un médico también. Nosotros hemos visto muchas delegaciones extranjeras y, siempre que pueden, viajan con un médico.  De modo que el médico no va a sobrar nunca. 

Pero nuestro problema no es ese solo.  Nosotros somos un país revolucionario, un país que forma parte del Tercer Mundo, un país cuyas relaciones de colaboración se desarrollan cada vez más con esos países del Tercer Mundo. A veces la colaboración es sobre bases económicas, porque solicitan adquirir de nuestro país servicios médicos, y muchas veces, cuando son países muy pobres, solicitan la ayuda como donación. Por eso nuestro país actualmente tiene más de 2 000 trabajadores de la salud —de ellos más de 1 000 médicos— colaborando en 26 diferentes países, y la demanda es creciente. A nuestro país le han solicitado miles y miles de médicos, por una razón o por otra. Y realmente nosotros no tenemos todavía posibilidades de dar respuesta a esa creciente demanda de médicos. 

Pero hay incluso países desarrollados que necesitan médicos, países ricos que necesitan médicos: ricos y desarrollados. 

En los propios Estados Unidos, que se considera el país más rico del mundo, todos los años llevan médicos de otros países. Y así tenemos el caso de muchos médicos que se gradúan en países latinoamericanos que no van a prestar después los servicios en su propia patria, emigran. Pero a pesar de eso, hay lugares en esos países desarrollados, zonas campesinas, zonas rurales, que no tienen médicos. 

Desgraciadamente muchos estudiantes africanos que van a estudiar a París, a Londres, a Portugal, etcétera, después no regresan a sus países. 

Y la necesidad de médicos en el mundo es enorme. Porque no se trata del número de médicos solamente, sino qué tipo de médicos. 

No eran muy pocos los médicos con que contaba el país al triunfo de la Revolución. Había alrededor de 6 000. Había muchos de ellos sin empleo y emigraban. Había una desatención total de la salud en el país, por lo tanto, no había muchas posibilidades de trabajo. No existía en absoluto la medicina rural, y la mayor parte de los médicos estaban concentrados en la capital. Había, por supuesto, una sola Escuela de Medicina, la de La Habana. Y muchos de aquellos estudiantes que venían a La Habana después no querían regresar al interior de ninguna forma. Los médicos estaban concentrados en la capital, y no basta las estadísticas del número de médicos, sino qué tipo de médicos: si es un médico capaz de ir al interior del país, de ir al campo, de ir a cualquier sitio donde se le requiera. 

Y yo pienso que en general el mundo no ha resuelto ese problema. Los países socialistas lo han resuelto. El resto del mundo no lo ha resuelto, y muchas veces no cuentan con el médico que necesitan dentro del propio país, aunque existan los médicos, que están viviendo en la capital, y no hay quien los mueva para el interior. 

De modo que la demanda de los servicios médicos es una de las más grandes del mundo, y además, es una de las más sensibles, puesto que la cifra de mortalidad infantil, las cifras que reflejan el estado sanitario del mundo son terribles. 

Es difícil pensar en una ciencia, en una profesión, acerca de la cual haya más necesidades en el mundo de hoy. 

Nuestro país ha cumplido realmente gloriosas tareas en este campo. De los 6 000 médicos quedaron, como ustedes habrán oído decir, 3 000, los otros se marcharon; fue necesario enfrentarse a la tarea de formar nuevos médicos. Y a pesar de eso el índice de salud de nuestro pueblo hoy es el mejor de América Latina, el mejor de todo el Tercer Mundo —¡y son más de cien países!— y tan alto como el de cualquiera de los países desarrollados del mundo, un índice de ello es la reducción, a menos de   19 por 1 000 de mortalidad infantil en el primer año de vida. 

Son realmente impresionantes los éxitos que hemos alcanzado.  Es realmente un orgullo para nuestro pueblo y para nuestra Revolución que nuestros trabajadores de la salud estén prestando servicio en 26 países.  Es un orgullo para nuestra patria el creciente prestigio de nuestros médicos. 

Pero, ¿acaso tendríamos derecho a darnos por satisfechos? Si nosotros tenemos conciencia de que le podemos brindar a nuestro pueblo muchos mejores servicios médicos; si nosotros tenemos conciencia de que le podemos brindar a la parte más sufrida de la humanidad importantes servicios médicos; si nosotros tenemos conciencia de que podemos desarrollar la ciencia médica; si nosotros tenemos conciencia de que en materia de medicina tropical, en materia de medicina y de enfermedades que afectan a la mayoría de la humanidad nosotros podríamos acumular conocimientos tan grandes, o aun mayores, que los de cualquier otro país del mundo, entonces no podemos sentirnos satisfechos con lo que hemos logrado hasta aquí. 

Es precisamente nuestra conciencia patriótica, nuestra conciencia socialista, nuestra conciencia comunista y nuestra conciencia internacionalista, lo que demanda el esfuerzo que estamos realizando. Nosotros lo sintetizábamos en el congreso de los trabajadores de la salud en meses recientes con una frase: que nuestro país podía convertirse en una potencia médica. Pero aquí no se trata, ni mucho menos, de una vanidad humana, de una vanidad nacional, para eso no valdría la pena hacer ningún esfuerzo, sino del contenido de ese propósito, que permitiría a nuestro pueblo, en primer lugar, tener uno de los mejores servicios de salud del mundo; en segundo lugar, brindar una extraordinaria colaboración a otros pueblos. O, si ustedes quieren, lo ponen en otro orden: brindar una extraordinaria colaboración en el campo de la salud al mundo, y a la vez disponer de uno de los mejores servicios de salud del mundo para nuestro pueblo; porque sin duda que si nos convertimos en una potencia médica mundial, el primer beneficiado con esto será nuestro propio pueblo. 

La constitución del Destacamento es solo parte de un enorme esfuerzo en este terreno; implica desde ahora un gran esfuerzo en el desarrollo de todas las ramas de la medicina en nuestro país, de todas las ramas sin excepción; implica un mejoramiento progresivo de todos los servicios médicos en nuestro país; implica un gran esfuerzo docente, y no solo la docencia universitaria, sino la docencia de los posgraduados, la formación de los especialistas; incluso las posibilidades de estudio y de superación de los que ya podrían considerarse médicos consagrados. 

Citemos un ejemplo: la cirugía cardiovascular. Todavía muchos cubanos tienen que salir todos los años por necesidades de cirugía cardiovascular, no suficientemente desarrollada en nuestro país; y nos proponemos desarrollar al máximo la cirugía cardiovascular. Hay un por ciento estudiado de niños que nacen con determinados problemas, de personas que adquieren esos problemas que hay que atenderlas.  Hay otros campos importantísimos, digamos, por ejemplo, la oftalmología.  En la medida en que nosotros dominemos todas las más modernas técnicas y profundicemos en nuestra experiencia y nuestros conocimientos de oftalmología, y que podamos brindar servicios en otros países, significa que en esa rama nuestro país adquirirá un avance muy grande, con un enorme beneficio para el pueblo. 

He citado dos ejemplos; se pueden citar 20, 30. 

La ciencia médica se desarrolla constantemente. Como resultado de la experiencia, de la investigación, surgen nuevos métodos, nuevas técnicas; nosotros tenemos que apoderarnos de esas técnicas. Esto requiere un gran esfuerzo de relaciones internacionales y de intercambios, para que nosotros digamos: qué país está más avanzado en esto, qué país está más avanzado en lo otro, y en lo otro, y en lo otro, y hacer continuos intercambios, sencillamente para que podamos ir ocupando los lugares de vanguardia en cada una de las ramas médicas. 

Pero tenemos una ventaja: ningún país tiene la cantidad de médicos que tiene Cuba trabajando en el Tercer Mundo y en tal variedad de países. Bueno, Cuba sola tiene más médicos que la Organización Mundial de la Salud trabajando en el Tercer Mundo.  Es lógico que nosotros lleguemos a acumular una gran experiencia en todo lo que se refiere a la medicina en el área tropical, y tenemos ya un instituto de medicina tropical en pleno desarrollo, que sin dudas se convertirá en un centro de importancia mundial. 

Por eso decía que se requiere un enorme esfuerzo en muchos sentidos para alcanzar estos objetivos. Pero era necesario también un enorme esfuerzo en el campo docente, analizar profundamente cómo se estaban formando nuestros médicos. Y si queremos tener médicos de vanguardia es necesario una formación, una educación y una docencia de vanguardia. Desde luego que en la Revolución se estableció la práctica de que la docencia estuviera muy vinculada a los servicios médicos; prácticamente los principales hospitales del país son todos hospitales docentes.  Eso ayuda a mejorar los servicios médicos, desde el momento en que en cada hospital están los profesores universitarios, cuando un hospital se hace hospital docente.  Es decir, nuestros médicos se forman con una gran vinculación a la práctica de la medicina.  Es una interesante experiencia que nos ha ayudado mucho, pero aún en ese campo todavía hay muchos puntos que pueden ser perfeccionados. 

Una de las tareas que se venía haciendo era un análisis meticuloso y profundo de todo lo relacionado con la docencia médica en nuestro país, un análisis serio, en el que han participado también miles de personas; se ha conversado con miles de médicos y de profesores, analizando todos los aspectos de la docencia médica en nuestro país, todos los problemas, todas las dificultades. Ese análisis está recién concluido, ahora hay que estudiar el estudio, hay que analizar el análisis, y las conclusiones a que han llegado todos los compañeros que trabajaron en ese campo y del cual pensamos sacar un gran provecho. 

Esto quiere decir que se está analizando todo, con el objetivo de poner en primerísimo lugar y en una posición de vanguardia la docencia médica en nuestro país.  Ese estudio nos ayuda mucho para ver todo tipo de problema, de toda índole, que van desde programas, materias, situaciones del funcionamiento de la docencia en los hospitales, la atención a los estudiantes cómo se realiza, el papel que tiene que tener la Juventud, el papel que debe tener la FEU, etcétera, y todos los problemas en general; van también los problemas materiales: situaciones de laboratorio, de textos, medios audiovisuales, etcétera. 

Significa esto que de tal estudio vamos a sacar muchas conclusiones y muchas ideas a los efectos del perfeccionamiento de la docencia médica. 

¡Ah!, pero una cuestión fundamental: la selección de los estudiantes que van a realizar los estudios de medicina. Nosotros comenzamos por afirmar que hay dos actividades que tienen una gran importancia para la sociedad y para el país: la educación y la salud. Es muy grande la responsabilidad que tiene un maestro y un profesor, pero es sin dudas muy grande la responsabilidad que tiene un trabajador de la salud y la responsabilidad que tiene un médico. Porque es que el médico tiene que ver con la vida humana, la salud humana; sobre el médico cae la inmensa, la infinita responsabilidad de cuidar la vida de los seres humanos: de un niño, de un anciano, de un joven, de un adulto, de una mujer, de un hombre, que se pone en sus manos para aliviar un dolor, para aliviar una enfermedad o para preservar la vida. 

Es difícil concebir una responsabilidad mayor que la del trabajador de la salud y la del médico; lo mismo el que hace un análisis en un laboratorio, si se equivoca en el análisis, si no es correcto el análisis, si no tiene calidad el análisis; de cualesquiera de los medios de que se vale la medicina para combatir la enfermedad, si no hay la calidad requerida puede el diagnóstico resultar equivocado y las consecuencias catastróficas. 

Es decir, todos los trabajadores de la salud tienen una gran responsabilidad, pero la del médico todavía es mayor, es el que tiene que dirigir todo el esfuerzo, el que tiene que analizar todos los factores, el que tiene que hacer un diagnóstico y el que tiene que actuar para resolver un problema. 

Luego, para estudiar medicina hay que escoger a los mejores entre nuestros estudiantes, los de mejores cualidades intelectuales, académicas, políticas y morales, sí, políticas y morales.  Un lumpen no puede ser médico, un delincuente, una persona capaz de hacer un fraude, capaz de engañar, no puede ser médico. Es decir, para ser médico se requiere una sensibilidad exquisita, una gran calidad humana, gran capacidad intelectual y una moral a toda prueba. 

Y en eso no se puede hacer concesiones de ninguna índole. Si decimos que la Universidad es para los revolucionarios, el estudiante de medicina tiene que ser especialmente revolucionario, porque de otra forma la sociedad no puede poner en sus manos sus hijos, sus familias, sus ciudadanos. 

Esa fue una idea básica en la cuestión de la formación del Destacamento: queríamos hacer una buena selección. Si no hacemos una buena selección, fracasamos. Creemos que se ha hecho una buena selección, creemos, repito, que se ha hecho una buena selección, pero no era fácil hacer una buena selección, y saben ¿por qué no era fácil?  No porque existieran muchos malos estudiantes, sino todo lo contrario, porque existían muchos buenos estudiantes, con magníficas cualidades.  Y es difícil seleccionar un número de estudiantes entre muchos buenos estudiantes, y esa fue la situación que se presentó.

En primer lugar, como inicio, al llamado a formar el Destacamento se ofrecieron muchos estudiantes, dando una vez más prueba de la actitud y del espíritu de nuestros estudiantes y en general de nuestra juventud que, a nuestro juicio, está a la vanguardia en la lucha revolucionaria, para satisfacción de todos nosotros, cumpliéndose ese anhelo de que la nueva generación sea más revolucionaria que la generación anterior.  Y los estudiantes dieron la respuesta que se esperaba y se ofrecieron 14 271 estudiantes de 40 979 alumnos de preuniversitario, y esto para escoger algo menos de 4 000, para escoger 3 800, alrededor de 3 800 estudiantes.

Ustedes conocen el proceso.  Se planteó un primer requisito ineludible: índice académico, expediente, promedio de sus notas. Ese era un requisito inexcusable, había que empezar a escoger de los 14 271, que es más de la tercera parte del total de estudiantes preuniversitarios. Se organizaron las asambleas en las aulas, las asambleas de evaluación político-moral, claro, y de evaluación académica.  De estos 14 271, 6 000 no fueron avalados por la sencilla razón de que tenían menos de 90 puntos de promedio, así se empezó a excluir a los estudiantes que tenían menos de 90 puntos, que fueron alrededor de 6 000.  Y por otras causas 900 y tantos estudiantes, 982. Eran los propios compañeros de cada aula evaluando en asamblea a los estudiantes, no se podía escoger un método más democrático, porque realmente ni un solo estudiante ha sido escogido de dedo, ¡ni uno solo!  Los estudiantes evaluaban a sus compañeros de aula.

Ahora, la mayor parte de los no avalados era por tener un promedio menor de 90. De este modo el 90 se convirtió en el límite mínimo para ingresar en el Destacamento, 982 —como dije— no fueron avalados por otras causas. 

Después del proceso de evaluación venían las entrevistas individuales, cientos de médicos en todo el país trabajaron en las entrevistas individuales para analizar la vocación y las cualidades de aquel estudiante. De este modo de los 7 289 avalados que tenían que pasar la entrevista y el análisis, 411 no fueron aceptados; de ellos la mayor parte por falta de vocación o por mala formación política. Al final quedaron 6 640 que habían pasado todas las pruebas y de ellos había que escoger  3 807, es decir, casi prácticamente la mitad tenían que ser todavía escogidos. Y aquí ya fue el expediente, exclusivamente el índice académico lo que determinaba la selección.  Comprenderán que en esos casi 3 000 que no fueron seleccionados, hay magníficos estudiantes, muy buenos estudiantes, con muy buen expediente y con muy buenas condiciones político-morales para ser médicos.  Se han escogido 3 807 de 6 640 que reunían todos los demás requisitos; fue necesario atenerse a un elemento que era el índice académico. 

De esta forma se seleccionó el Destacamento.  Sin embargo me falta explicar un punto, un punto que tuvo un papel importante en la selección, y quizás fue el punto que más nos dolió, el punto que más nos hizo pensar, que más nos preocupó, y es el hecho de la siguiente situación:  hay una mayoría de muchachas en los preuniversitarios, eso en primer lugar; segundo, hay una mayoría de muchachas sobre varones que tienen vocación por la medicina y prefieren la medicina y, tercero, suelen tener mejores expedientes las muchachas que los muchachos.  Cuando ya de estos 6 640 se vio el expediente puro, nos encontrábamos un fenómeno altamente preocupante: que ateniéndose exclusivamente a los números, daba un 67% mujeres, un 33% hombres.  Esa fue la primera gran sorpresa. 

A este problema se le dieron muchas vueltas, ya que no se trataba de la formación de médicos solo para nuestro país.  Y digo sinceramente que si se hubiese tratado solo de eso, habríamos estado felices con el 67 y el 33.  Pero es que se trataba también de la formación de médicos con vistas no solo a nuestras necesidades, sino también a la cooperación internacional; tenemos, además, la necesidad de médicos para las Fuerzas Armadas.   

Y no es que las mujeres no vayan a prestar servicio internacionalista; pero realmente resultaba preocupante el hecho de que casi un 70% de los médicos fueran mujeres, frente a un aproximado de 30% hombres. Y esto fue muy analizado, muy analizado.  Llegamos a la conclusión de que lo ideal es que formaran una proporción más o menos pareja, mujeres y hombres, tomando en cuenta todos los objetivos que persigue el programa de médicos que queremos desarrollar. Llegamos a esa conclusión.  Sin embargo, no se adoptó el principio absolutamente igual de mujeres y hombres entre los estudiantes que debían ser seleccionados. Lo que se hizo fue establecer cuotas, cuotas, porque si nos ateníamos al expediente puro, ¡ah!, las mujeres estaban en amplia mayoría; lo que es muy bueno, por otro lado, si consideramos que hay una mayoría dentro de los estudiantes de nivel superior que son mujeres, si analizamos el papel que en nuestra sociedad están conquistando las mujeres. 

Se decidió establecer una cuota, al seleccionar los 3 807, de los 6 640, y para ser lo más justo posible fue una cuota de 55% de mujeres y 45% de hombres. De modo que las mujeres quedaron en mayoría, con alrededor de un 20% más. No me saquen la cuenta de 45 a 55, saquen la cuenta bien sacada (RISAS). Esto significa que hay un 20%, alrededor de un 20% más de mujeres.  Se decidió así dentro de realidades que no podían ignorarse, considerando la necesidad por los objetivos de nuestra medicina de buscar más o menos una proporción igual de hombres y mujeres. 

¿Cómo es en algunos países, por ejemplo, la proporción de médicos-hombres y médicos-mujeres?  Bueno, en Checoslovaquia es un 58% masculino; Suecia, un 80% masculino; Japón, 90% masculino; RFA, 79% masculino; Polonia, 52%; Inglaterra, el 80%; Finlandia, el 80%; en Irán, el 95%; en Panamá, el 90%; en Yugoslavia, el 65%.  Actualmente en Cuba es 64% masculino, 36% femenino. Y yo creo que estas medidas que vamos tomando tenderán en el futuro a igualar el número de hombres y mujeres. 

Lo ideal incluso podría ser, para cumplir misiones internacionalistas, mandar matrimonios de médicos (RISAS). Pero en eso no nos metemos (RISAS), digo nada más que sería lo ideal.  Sí digo que hace falta más o menos una proporción igual, dado la realidad de que las mujeres tienen obligaciones y tareas, sobre todo relacionadas con la familia, con los hijos, que no tienen los hombres. Es decir, sobre ellas, como tienen la tarea de la reproducción humana, ese papel fundamental, la experiencia demuestra un poco más de dificultades para determinadas tareas. Y por eso pensamos en la conveniencia de que resulte más o menos igualitario el número de estudiantes mujeres y hombres. Ahora vamos a seguir de cerca, estamos investigando, cómo estudian las muchachas en la Universidad, cómo estudian los muchachos; cómo trabajan las médicos, o las médicas —no sé cómo se dirá eso, habrá que aclararlo también— y cómo trabajan los médicos. 

He oído decir por ahí ya que hay mejor relación médico-paciente con las médicas (RISAS).  Ya hemos oído decir algo, tenemos que seguir estudiando todo eso.  Pero sí se plantea un cierto número de problemas mayores.  Porque, como ustedes saben, a pesar del Código de Familia, cuando el muchacho se enferma, etcétera, etcétera, suele ser la madre..., y cuando viene el período de maternidad, el médico sigue trabajando y la médica va para el hospital. Son realidades. Y precisamente la Revolución consiste en ayudar a que desaparezcan las desigualdades. Por eso nosotros hemos planteado incluso que la mujer debe tener privilegios, por llamarlos de alguna forma, que la ayuden a tener las condiciones iguales. 

Ahora, ustedes dicen: 55 y 45.  Esto determinaba que fueron seleccionadas, mujeres, 1 963; hombres, 1 604, a estas cifras hay que añadir 240 estudiantes de estomatología, la inmensa mayoría mujeres. Pero ahora bien, viene un refuerzo masculino por la vía de los egresados del Servicio Militar. Como ustedes saben, muchos compañeros terminan su bachillerato y van a prestar servicio en las Fuerzas Armadas.  Y se estableció el principio de darles oportunidad también a esos jóvenes a ingresar en la Universidad. Unos ingresaron directamente por el expediente; otros fueron a cumplir el Servicio. A nosotros nos ha parecido altamente conveniente darle una segunda oportunidad a los jóvenes que cumplen el Servicio Militar de estudiar.  Nos parece inobjetablemente justo, sobre todo a aquellos que demuestren interés, vocación, voluntad, comportamiento.  Por eso hay 200 plazas reservadas para egresados del MINFAR, que son varones, porque las mujeres y ese es un pequeño privilegio —no están comprendidas en la ley del Servicio Militar.  Yo sé que protestan, pero en las Milicias están, sobre todo en las Milicias de Tropas Territoriales.  Y en las Milicias de Tropas Territoriales no solo hay un buen número de mujeres, sino que son más jóvenes que gran parte de los milicianos, porque muchos hombres jóvenes están en las unidades regulares. Y yo creo que por ahí se cansan algunos hombres y no las mujeres, pero claro, si tienen 20 años menos, y 25 (RISAS). 

De modo que hay un refuerzo que calculamos sean 200. Aquí están presentes los compañeros, ellos van a pasar un curso de alrededor de cuatro meses; refrescar la física, la química y el español (RISAS), cosas indispensables para ser un buen estudiante de medicina. Así que ellos van a ingresar ahora a estudiar. Tienen 200 plazas, pueden tener un poquito menos, pueden tener un poquito menos, pueden tener un poquito más, depende de cómo estudien ellos, pero son compañeros sobre los cuales hay muy buena opinión, tienen todos las cualidades político-morales, han tenido una excelente conducta en el Servicio, son jóvenes y quieren estudiar medicina, por lo tanto tienen aquí su cuota.  Ahora, en la forma en que trabajen, en que estudien, presten atención en las clases y se destaquen, tendrán sus lugares. Ellos están aquí, los 400.  Por lo menos la mitad ingresará en el Destacamento, van a recibir un buen refuerzo, y muy disciplinado. 

También hay un número de plazas para trabajadores. Se ha establecido el derecho de los trabajadores de poder estudiar. Pero ya en el campo de la medicina, que no es lo mismo que la ingeniería u otros campos, se van a establecer determinados requisitos adicionales. Se va a preservar también, por tanto, la posibilidad de ingresar como trabajadores de la salud en el Destacamento. Esto requiere algunos limitantes, que no se van a establecer todos este año y sí el próximo, algunos limitantes como el de la edad, hasta ahora 34, 35 años; bueno, nos parece muchos años para empezar a estudiar medicina, en realidad; después 6 años y después la especialidad. No se nos ocurriría a nosotros enviar a un hombre de 35 años a la escuela de cadetes, porque si no cuando se gradúe ya no puede ir a la guerra, porque no va a tener mucha energía. 

Hay que establecer un límite y se va a poner el límite de 25 años.  No se incluye este limitante este año, porque este año ya hay trabajadores que han estado haciendo su esfuerzo, tienen sus ilusiones y no los queremos defraudar.  Sí se establece ya inexcusablemente el requisito del examen. Desde luego, de más de 25 no se consideraría parte del Destacamento, 25 es el máximo para formar parte del Destacamento. Se ha establecido esa norma. 

Ahora, no cualquier trabajador. Vamos a establecer una vía para estudiar medicina. ¿Para quién? ¿Para alguien que, bueno, se le ocurrió un día que quiere ser médico y por eso nada más ya quiere ser médico? Hay que poner límites, es imprescindible. A partir del próximo curso se limitará el ingreso en la escuela de medicina a los técnicos medios de la salud, por tanto tendrán derecho después de graduados como técnicos medios, y dos años de trabajo, y al igual que los egresados del Servicio, previo examen, porque hay una cuestión en la que no podemos transigir:  nivel académico. En eso no se puede transigir ni lo más mínimo. Por eso se examinarán los egresados del Servicio, y tendrán que examinarse, ya desde este año también, los que aspiren a plazas como trabajadores, y estas plazas se limitarán —repito— en el futuro, a los técnicos medios, después de graduados, dos años de trabajo y previo examen. Nos parece muy bueno mantener esta vía; no podemos confundir la medicina con el deporte, con la pelota, cualquiera se pone a los 50 años a jugar softball y hasta batea un jit, corre, dicen que las bases son más cortas; pero la medicina no es un deporte ni es un hobby, es la más sagrada de las profesiones, no se puede jugar con ella. 

Por lo tanto, en el futuro se ingresará en la Facultad de Medicina como estudiante muy destacado o como bachiller egresado del Servicio Militar, previo examen, o como técnicos medios que tienen, primero, las cualidades político-morales, el índice académico requerido, previo examen y no más de 25 años de edad.  Esas serán las vías para ingresar en la facultad de medicina y esperamos que todos comprendan que si queremos hacer algo serio y de calidad, no puede ser de otra forma.  Y, por supuesto, cualidades político-morales e índice académico.  Sobre eso no se puede transigir en lo más mínimo. 

Es buena esta vía para los técnicos medios, porque les brinda una posibilidad todavía a algunos de estos estudiantes que tengan de verdad obsesión de ser médico y tienen más de 90, pero se quedaron por debajo de otros que fueron aceptados. Hay muchachas que tienen hasta 92 en algunas provincias y no están en el Destacamento. 

Una muchacha o un joven que quiera de todas maneras ser médico y ahora no fue escogida en el Destacamento, tiene las cualidades político-morales, índice académico, cuenta todavía con un camino: hacerse técnico medio de la salud, como enfermera o cualquier otra especialidad de técnico medio. Podría hacerse en dos años, porque ahora ingresan de noveno grado y en ese caso serían graduados de 12 grados.  Aspiramos a que en el futuro los estudiantes para técnicos medios de la salud ingresen con 12 grados, y en vez de estudiar durante tres años puedan estudiar durante dos años, aspiramos a eso; porque ya tienen ese nivel de preuniversitario y pueden hacerse técnico medio en dos años. Como regla estamos estudiando eso. Esa muchacha o ese joven puede después graduarse, trabajar dos años, ir al examen y tendría un camino para ingresar en el Destacamento.  Es decir, queda una posibilidad para esos muchos jóvenes que no pudieron quedar dentro del Destacamento; queda una posibilidad y el que tenga verdadera vocación, verdadera voluntad, la puede aprovechar e ingresar más adelante en el Destacamento. 

Estos fueron los principios que se siguieron.  Ahora, nadie absolutamente, nadie, entre estos 3 807 estudiantes, ha sido escogido de dedo. Se adoptaron reglas estrictas, rigurosas y se cumplieron, y comprendemos que es duro, porque hay muchos muy buenos estudiantes y con vocación que no pudieron ingresar en el Destacamento.  Sin embargo, a los que lo deseen firme y tesoneramente les queda todavía una posibilidad de ingresar por la vía de hacerse técnicos medios de la salud. 

Como resultado de estas normas tenemos el promedio de los estudiantes del Destacamento. Ninguno con menos de 90 puntos de promedio. Ahora, el promedio académico de las compañeras fue de 92,51. En algunas provincias, incluso, tienen el promedio más alto; en otras, menos alto, y el promedio masculino fue de 91,05.  Puede haber casos con menos, en esto se habla de promedio.  Ninguno, el que menos tiene, ninguno baja de 90, ni hombre ni mujer, pero en su conjunto las mujeres tienen un 92,51 como promedio y los hombres 91,05. Esto quiere decir, sencillamente, que a pesar de que hay 1 963 compañeras y 1 604 compañeros para medicina, la selección ha sido mejor en las mujeres. Esto significa que desde el punto de vista del índice académico, no tendría nada de extraño que en el futuro, si los varones no se apuran, las mujeres serán mejores médicos que los hombres. 

Nos parecía indispensable esta explicación, para que ustedes la trasmitan también a sus compañeros de cursos y expliquen todos estos fundamentos con los cuales se seleccionó el Destacamento. Creo por eso que podemos sentirnos muy satisfechos, realmente satisfechos de la calidad de los jóvenes que aquí se reúnen para constituir el Destacamento. 

Voy a decir más: creo que nunca se hizo un trabajo mejor. Y en esto hay que expresar un reconocimiento especial a nuestra Juventud Comunista, a la FEEM, a la FEU, al Ministerio de Salud Pública, al Ministerio de Educación, al Ministerio de Educación Superior, a los sectoriales de salud del Poder Popular, y a todos los que trabajaron en este proceso, para hacer un trabajo realmente serio y de una extraordinaria calidad.  Ustedes ven, lo que puede hacerse. 

Este año como es el primero de su fundación, y la idea es relativamente nueva, la de la constitución del Destacamento, se hizo con los alumnos del grado 12; pero ya el próximo Destacamento se va a escoger en el grado 11. Es decir, ya este mismo año se va a constituir el segundo Destacamento, se va a escoger, se van a hacer las evaluaciones, etcétera, en el grado 11, y será constituido antes de fin de año en el primer trimestre del grado 12. Porque uno de los propósitos del Destacamento es empezar a trabajar con los seleccionados, irlos ya familiarizando lo más posible con los estudios que van a realizar, hacer un trabajo con ellos. Y por eso escogerlos desde el grado 11 o empezar a seleccionarlos en el grado 11, y constituir el Destacamento en el primer trimestre del curso siguiente. Eso es lo que nos proponemos. 

¿Pero qué puede hacerse?  Se ha demostrado aquí con los pioneros, lo que me explicaba Luis OrIando Domínguez: que ya los pioneros tienen un movimiento vocacional hacia los trabajadores de la salud, hacia el trabajo de la actividad de la salud, en el cual hay involucrados unos 30 000 pioneros. Calculen si desde los pioneros empezamos a trabajar en el desarrollo de la vocación, y después se seleccionan ya en el grado 11, es fabuloso lo que puede hacerse en este terreno para los objetivos que perseguimos y la importancia que tienen también las actividades vocacionales que realizan los pioneros. 

Tal vez de esta experiencia en la medicina saquemos lecciones y saquemos ideas útiles de cómo debe hacerse la selección del estudiante universitario. Y afortunadamente nos parece un verdadero éxito la forma en que se ha creado el Destacamento y las perspectivas que ofrece este trabajo realizado. Nosotros, por lo pronto, estamos muy optimistas. 

Como resultado de esto, esperamos que naturalmente la retención escolar sea mucho más alta y que no se van a producir mortalidades académicas de un 40%, etcétera.  Ahora, será muy importante seguir de cerca cómo se comporta todo: cuál es el índice de retención, el índice de promoción por año, que en los últimos años por cierto ha estado mejorando, pero que todavía hay que elevarlo. 

Ahora bien, no ha sido nada fácil entrar en el Destacamento, cuando se presentaron más de 14 000 y han sido escogidos 3 807. Es un gran honor para cualquier joven el ingreso en el Destacamento; pero, desde luego, no es cualquier cosa ingresar en el Destacamento, no es para una tarea cualquiera, es para una tarea dura.  Ser miembro del Destacamento, promover y hacerse médico es una tarea dura, porque tendrá su reglamento especial, ni siquiera van a recibir el mismo reglamento que los demás estudiantes, va a ser más duro el reglamento del estudiante del Destacamento de Ciencias Médicas. 

Comprendo que todas las actividades son importantes y todas las carreras son importantes, pero si un compañero es agrónomo y comete una equivocación puede ser que la cosecha baje, económicamente se afecte el país; pero si un médico se nos equivoca, entonces es una vida que se pierde o que se puede perder. Nos interesan mucho los veterinarios, y creo que sería una trágica noticia, que informara que Ubre Blanca ha muerto por desatención veterinaria (RISAS) —es trágico, ¿no?, nuestra gran campeona—; pero si se nos equivoca el médico, muere un ser humano.  Por lo tanto, tenemos que ser más exigentes con el estudiante de medicina. 

¿Se puede concebir un fraude en un estudiante de medicina?  (EXCLAMACIONES DE: “¡No!”) ¿Alguno de ustedes puede concebir que alguien envíe un hijo, envíe un ser querido a ver a un médico que ha sido capaz de cometer fraudes como estudiante?  (EXCLAMACIONES DE: ”¡No!”) No se concibe. Luego, en este caso hay que ser más exigente, y ni soñar que un estudiante sancionado por fraudes pueda volver a estudiar medicina. 

Al estudiante del Destacamento se le va a exigir más, más disciplina, más rigor; al estudiante del Destacamento se le exigirá consagración total al estudio. Esto no quiere decir que nunca vayan a una fiesta, que no hagan deporte, que no sean jóvenes alegres ni mucho menos, no se intenta eso; pero se pide de los jóvenes del Destacamento consagración total a sus obligaciones, sus estudios, sus obligaciones están por encima de cualquier otra cosa.  Ese es el propósito, y yo quiero decírselo en la noche de hoy, que se va a ser exigente con el Destacamento, y que en esa exigencia, en esa disciplina, en ese rendimiento ustedes tienen que estar a la altura de la selección que se ha hecho y a la altura del prestigio del Destacamento. 

Ah, van a llevar uniforme. Ya lo vieron por ahí por la entrada.  ¿No lo vieron?  (EXCLAMACIONES DE:  “¡No!”) Sí me dijeron que había unas fotografías. Si no las vieron... Yo sí las vi (RISAS), dos veces vi los uniformes, hicimos un sondeo con estudiantes, el tipo de uniforme, los colores y todos los problemas. No va a ser un uniforme de saya corta (RISAS), va a ser un uniforme de saya por las rodillas bien seleccionado.  Ese de nivel medio estuvo bien seleccionado, no digo que no; pero este ya es otro tipo y comprende, en primer lugar, la bata médica que no es muy larga.  No vayan a asustarse con la bata, es bonita, es elegante, tiene sus bolsillos, tiene todo, y va a ser de poliéster y algodón (RISAS), de manera que va a ser inarrugable (APLAUSOS). 

Vean ustedes cómo son las cosas.  Se hizo un survey, un survey    —parece que el inglés mío no anda muy bien (RISAS)—, entonces los del Destacamento preferían tener uniforme, los de la Avanzada Estudiantil, es decir los actuales estudiantes de medicina, no.  Pero yo les dije:  ¿Quién les contó a ustedes que iban a tener uniforme, los de la Avanzada?  Nadie (RISAS). Nadie pensó eso. Aquellos no quieren, porque aquellos yo no sé si se sienten ya medio médicos, y no quieren. Pero nadie había pensado realmente en uniforme para los actuales estudiantes. 

La idea del uniforme surge porque nos acordamos que el Destacamento Pedagógico tuvo uniforme. De modo que van a ser los únicos estudiantes universitarios uniformados; pero es, sin duda, una ventaja, es una ventaja. Lo que no queremos es que vayan a una fiesta con el uniforme (RISAS), es otra cosa, y se vayan para el cine con el uniforme.  Si llegan a la casa o donde sea, se lo cambian.  Pero eso significa muchas más facilidades para el estudiante en la ropa. 

Se está pensando, ese va a ser el distintivo fundamental:  la bata.  Se habló de si se le ponía en la manga el distintivo o no, etcétera.  Después de analizarlo mucho llegamos a la conclusión —el problema de coserlo, de pintarlo, de lavarlo, todo eso— de que no hacía falta el distintivo, le iba a quitar elegancia al uniforme.  No llevan distintivo, el distintivo es el mismo uniforme. 

Se pensó en un momento si se les ponían también unas rayitas, algo que indicara el año.  Se llegó a la conclusión de que tampoco eso.  No se va a hacer la distinción entre los de primero y los de segundo, y tercero, etcétera. 

Hemos llegado a criterios racionales.  Pueden confiar en nosotros, los que hemos trabajado en todo esto, que hemos meditado mucho en el problema y hemos consultado bastantes criterios.  No va ni insignia ni rayita (RISAS). 

Ahora, no pueden negar ustedes que esta bandera es, por ejemplo, una bonita bandera.  ¿Están de acuerdo o no?  (EXCLAMACIONES DE:  “¡Sí!”) Tiene el amarillo de la medicina y el rojo del internacionalismo (APLAUSOS). 

La bata es blanca, el pantalón o la saya es del color que tenía el Destacamento Pedagógico, color azul oscuro.  Bonito color, uno de los más bonitos de todos los uniformes que hicimos.  Bien, las muchachas pueden optar por usar pantalón o usar saya (APLAUSOS), flexibilidad como con las enfermeras.  Así que ya tienen la bata de poliéster, la saya o el pantalón para la muchacha también de poliéster y algodón y el pantalón para los hombres.  A los hombres no se les dio opción de usar sayas (RISAS).  No hay corbata.  La corbata es para la fiesta. 

Ahora, nos quedaba un problema:  ¿Qué hacemos cuando haya frío?  Ese era el problema, ¿qué hacemos?  Mucha gente se rompió la cabeza para resolver el problema.  Bueno, si ponemos chaqueta y resulta que la bata tiene su dimensión, hay que poner una chaqueta más larga que la bata (RISAS).  Entonces, ¿se pone la chaqueta por arriba de la bata?  Estaría el estudiante, cuando realizara las prácticas médicas sin bata, porque la tiene debajo de la chaqueta (RISAS).  Y si le ponen la bata por encima de la chaqueta va a parecer inflado el estudiante con una bata por arriba de una chaqueta (RISAS).  Ese era un problema bastante difícil de resolver. 

Surgió la idea del pullover.  A alguien se le ocurrió la idea del pullover.  Y parece que el pullover...  (APLAUSOS).  Parece que el pullover estaba hasta medio de moda por ahí:  ¿mangas cortas?, ¿mangas largas?  Y decíamos:  bueno, si es mangas cortas no les quita del todo el frío, y si es de mangas largas, ¿se parecerá a un pelotero?  (RISAS).  Había que ver eso puesto allí.  Color del pullover.  Se ensayaron un montón de colores, etcétera, de todo, y se escogió entonces un azul claro para el pullover (APLAUSOS), mangas largas.  Y realmente se ve muy elegante, y además, cuello alto (APLAUSOS), realmente elegante, y grueso el pullover para que quite el frío de verdad si hay frío, ¿no?  Es grueso el pullover (APLAUSOS). 

No vayan a creer que esto lo escogieron una o dos personas.  Había una amplia representación de estudiantes del Destacamento, de la Juventud, de la FEEM, de la FEU, del Instituto de la Demanda Interna, de la Moda, un montón de experimentados compañeros en estas cuestiones como el compañero Fernández, el compañero Machadito, el compañero Pedrito Miret, el compañero Sergio del Valle, había muchos compañeros experimentados, muy experimentados (entre comillas) en estas cuestiones (APLAUSOS).  Y otras muchas personas.  Había todo un jurado selecto viendo todos los pro y los contra de cada cosa. 

Claro está que no podíamos hacer la exhibición esa aquí, porque, entre otras cosas, no teníamos la tela, que hay que hacerla, y la que había se dedicó para los modelos allí.  Pero vimos lo que queríamos ver.  Y se escogió, lo más ampliamente, con criterios prácticos, racionales, el uniforme. 

Me faltaba hablarles del zapato (RISAS).  El zapato tipo mocasín, fíjense, más bien de plataforma (APLAUSOS). 

Esas son las ideas.  Y por supuesto, ya todos los compañeros de la Industria Ligera, todos los que tienen que ver con esto están trabajando a los efectos de lograr que cuando empiece el curso ya ustedes tengan sus uniformes.  Realmente queda bonito, estoy seguro.  Ahora lo ven con la imaginación.  Cuando ustedes estén vestidos con sus uniformes lo van a encontrar muy bonito.  Es un uniforme de estudio, es un uniforme de trabajo, es práctico.  No los obliga a estar usando la ropa de la casa o la de la calle para ir al hospital o para ir a la escuela.  Y cuando salgan, por favor, se lo tienen que quitar, porque ese no es para ir al cine ni para ir a la fiesta.  ¿Ustedes entienden? 

Se van a entregar, esperamos poder entregar cuatro batas el primer año —son blancas, esas se manchan un poquito más, todo eso— y tres uniformes.  Cualquier muchacha puede escoger:  o una saya y dos pantalones, o dos pantalones y una saya, o tres sayas, o tres pantalones, lo que quiera lo escoge (APLAUSOS).  No hay medias, ni largas, ni cortas, en el uniforme.  Hicimos una pequeña encuesta y a varias muchachas les preguntamos; ellas decían que escogerían dos pantalones y una saya (RISAS).  Parece que ese es un criterio bastante generalizado.  Pero es flexible el uniforme y muy práctico.  Después se hará cada año una entrega adicional.  Yo me imagino que ustedes han crecido ya, que no vayan a crecer mucho más; bueno, unos milímetros sí, 17, 18, 19 años; pero tampoco engorden demasiado, porque si no va a ser un problema eso.  Vamos a tener que prohibirle al Destacamento que engorde demasiado, porque no tenemos solución para el problema (RISAS).  Se puede adelgazar, porque es más fácil encoger la saya y eso que alargarla demasiado, o el pantalón. 

Queremos que el Destacamento esté uniformado y lo conozcan, lo distingan, lo destaquen, lo respeten.  Y eso va a depender mucho del prestigio que ustedes se ganen. 

Quiero decirles que tenemos dificultades materiales en las facultades.  El país está construyendo Facultades de Ciencias Médicas en todas las provincias, y algunas, como Santiago, tendrán el equivalente a dos; Holguín va a tener dos, Villa Clara también; La Habana, de seis a ocho, en proporción a la población; pero cada provincia tendrá por lo menos una facultad de unos 1 500.  Se trabaja, aun en medio de nuestras limitaciones económicas, el país realiza un gran esfuerzo en la construcción de las facultades universitarias; algunas de ellas están por construir, pero se avanza.  De modo que realistamente tienen que partir de que las circunstancias materiales no son óptimas en los albergues, en las instalaciones. 

Tienen ustedes que estar preparados para las condiciones que van a encontrar, que, repito, no son óptimas, pero en la seguridad de que se trabaja intensivamente por crear a los destacamentos de ciencias médicas las mejores condiciones de estudio y de alojamiento.  Deben saber que hay limitaciones materiales de distinta índole, que van desde libros hasta base material, laboratorio, etcétera. 

Nosotros nos proponemos, y precisamente tomando en cuenta el estudio que se ha hecho de todos los problemas, trabajar por la solución de todos esos problemas; empezando, por supuesto, por lo que se refiere a los libros de texto, nosotros les encontraremos soluciones, y a la base material de estudio, los medios audiovisuales, los laboratorios.  Nos proponemos que tengan las mejores condiciones para el estudio.  No quiere decir que las vamos a tener en este primer año, pero sí quiero que sepan del propósito de hacer los mayores esfuerzos por resolver todos estos problemas de tipo material, de base material para el estudio, y sobre todo lo que se refiere a textos y laboratorios, pero también a las construcciones de albergues, etcétera. 

Sin embargo, deben ustedes estar conscientes de esto, que tenemos limitaciones materiales y no podemos esperar a que tengamos todas las condiciones creadas para hacer este esfuerzo docente.  Fíjense que ustedes serán médicos dentro de seis años, para 1988 serán médicos ustedes.  Es decir, este es un trabajo a largo plazo, el que tiene que hacer el país.

Los frutos de este Destacamento empezarán a verse después de 1990.  Creo que las nuevas generaciones van a ver lo en 1990, en el 2000, y en el 2025 ó en el 2030.  Creo que con ustedes vamos a tener médicos para rato, pero es un esfuerzo hacia el futuro. 

Nos proponemos que ustedes sean médicos con base muy sólida y amplia, independientemente de las especialidades.  Ese es un tema relacionado con los estudios, el aspecto docente, en que hay que analizar y discutir mucho todavía para lograr este objetivo de médicos que tengan una base amplia, que tengan conocimientos muy sólidos, independientemente de las especialidades. 

Pero nosotros pensamos que en un futuro, incluso, el médico general debe ser un especialista; porque se habla de especialista en cirugía, oftalmología, etcétera, etcétera, y resulta que el médico general tiene un papel muy importante y no se concibe al médico general como un especialista. 

Nosotros estamos analizando la idea de que se considere al médico general como un especialista, especialidad para la cual necesita los más altos niveles y la preparación adecuada, que también puede hacer su residencia. 

Aspiramos a que todo el mundo tenga conocimientos amplios, sólidos, y tenga también su especialidad. 

Creo que uno de los médicos más importantes es el médico general y, sin embargo, no se le considera un especialista; se considera especialista al que hizo residencia en una cosa u otra. 

Hay muchas ideas alrededor de esto que están por ser todavía desarrolladas y completadas, pero nos proponemos que ustedes salgan graduados como médicos de altísima calidad:  calidad científica, calidad política, calidad moral, calidad humana. 

Pero no nos conformamos con la idea de organizar este Destacamento.  Pensábamos mucho en los actuales estudiantes de medicina, y la importancia que tienen para el país los actuales estudiantes de medicina, que con medicina y estomatología son alrededor de 17 000, y mucho antes de que ustedes sean médicos, ellos llevarán años prestando sus servicios.  Naturalmente que allí ha habido más bien una selección natural, el que no tenía buen expediente, el que no tenía voluntad, el que no era un consagrado al estudio fue quedando en el camino;  pero tenemos una magnífica masa de estudiantes de medicina actualmente, y tenemos noticias de que incluso en los primeros años son todavía de mejor calidad:  es decir, no voy a decir de calidad únicamente ellos, los que quedaron en los últimos años tienen calidad (APLAUSOS).  Los que están en sexto año, quinto año, cuarto año, pasaron la prueba de dificultades, de problemas de diversa índole, problemas con los textos, y fueron quedando, lógicamente, los mejores.  Ya en los años más recientes se dice que todavía el conjunto era de estudiantes con mejores niveles, y ahora entran ustedes. 

Creo que el Destacamento establece una emulación, establece una emulación con los actuales estudiantes, con los estudiantes de la Avanzada Estudiantil “Mario Muñoz”;  y creo que se establece una emulación con los actuales médicos.  Creo que toda esta política que se está haciendo en la formación, en la docencia médica, va a estimular a los actuales médicos a estudiar y a superarse más. 

A veces nos lamentamos de que no se nos hubiera ocurrido antes la idea de hacer este movimiento, haberlo hecho con anterioridad.  Desde luego, ni pensar que el país pudiera haber hecho esto al principio, en realidad ahora es mucho más fácil que cuando triunfó la Revolución, por ejemplo. 

Por aquí están los datos de los médicos graduados a lo largo de los años de la Revolución y son 16 017, sin contar los que se van a graduar este año, unos 1 000.  Al principio de la Revolución no había ni bachilleres suficientes.  Se hizo un gran esfuerzo en el año 1962 cuando se creó el Instituto de Ciencias Básicas “Victoria de Girón”, en 1962.  Fue por los días previos a la Crisis de Octubre.

Se avanzó.  Llegó un momento en 1974 que ya estábamos graduando más de 1 000 médicos, después vino un período en que la falta de bachilleres obligó a una redistribución con otras facultades universitarias, y por eso en 1978 se graduaron solo 579 médicos; en 1979, 683, y así menos de 1 000 hasta 1981. 

Esperamos que ya esto que estamos haciendo constituya una política definitiva.  La Revolución recoge los frutos de su esfuerzo educacional.  Hoy hemos podido seleccionar este Destacamento entre más de 40 000 estudiantes del grado 12.  Eso ni soñarlo en otros tiempos.  Esto es resultado del esfuerzo que se hizo en educación, de las escuelas de nivel medio, de las secundarias, de los preuniversitarios, del trabajo de nuestros profesores y del Destacamento pedagógico.  Aquí estamos cosechando ya los frutos. 

Tal vez hubiéramos podido hacer esto dos o tres años antes, pero lo hemos hecho ahora, en momento oportuno, aprovechando estas ventajas que tenemos hoy, que no podíamos ni soñarlas antes.  Eso de pedir voluntarios para estudiar medicina y que se presenten 14 271 estudiantes de 40 979, es un enorme éxito y nos ha permitido la calidad que podemos aquí ostentar en este Destacamento. 

Pero los actuales estudiantes de medicina son numerosos ya.  Es de suponer que en este año, ya este año se graduarán unos 1 000 estudiantes de medicina, y el próximo año, en 1983, alrededor de 2 000, en 1984 baja un poquito, van a ser menos de 2 000, pero ya 1985, 1986, 1987, más de 2 000 cada año. 

Ahora nosotros tenemos que ver en 1988 qué por ciento de los estudiantes del Destacamento se gradúan de medicina.  El resultado de nuestro esfuerzo y de nuestra eficiencia se va a demostrar por ese índice.  Ingresarán en medicina y estomatología, incluyendo los trabajadores que mencionaba, incluyendo los egresados del Servicio, incluyendo algunos becados extranjeros, entre 4 300 y 4 500 alumnos. 

Ahora tenemos que seguir de cerca la emulación de las facultades de las distintas provincias, las promociones, el comportamiento de los egresados del Servicio, en cuya disciplina y consagración al deber confiamos mucho, el comportamiento de los que vienen por la vía de los trabajadores.  Nos interesará año por año, cuántos ingresaron, cuántos pasaron el primero, el segundo, el tercero, cuántos se gradúan. 

Es de suponer que cuando ya este Destacamento se gradúe estemos graduando por año más de 3 000 médicos.  Es decir, tantos médicos por año como el total que nos dejó el imperialismo aquí.  Esperamos para esa fecha un ingreso mayor, cuando estén terminadas las facultades que están actualmente construyéndose. 

Estoy tratando de recordar si me queda algo en el tintero.  Pienso que ya hemos visto prácticamente todo. 

Me parece que interpreto el sentimiento de todos los compañeros aquí presentes en la presidencia de este acto y de todos los compañeros revolucionarios, si les digo que hay satisfacción en este momento, hay optimismo, hay confianza en ustedes.  La noticia de la creación del Destacamento fue recibida con alegría por el pueblo, fue recibida con alegría por los médicos, por todo el mundo.  Es un hecho que despertó mucha esperanza en nuestro pueblo y en todos los compañeros revolucionarios. 

Es que para la Revolución lo más sagrado es la salud del pueblo, es la vida y el bienestar de los ciudadanos.  Porque la Revolución se siente orgullosa de lo que ha hecho por nuestros compatriotas, por los éxitos que se han alcanzado en la salud pública y porque vemos lo que se puede lograr. 

Vean cómo ya la perspectiva de vida al nacer es de 72 años en nuestro país, estamos a nivel de los países desarrollados y ricos en ese sentido.  ¡Cuánto más no podremos hacer!  Ya no es fácil disminuir la mortalidad infantil cuando se está a nivel de menos de 19, pero tenemos que luchar por seguirla reduciendo.  ¡Quién sabe todavía lo que la ciencia permita aumentar las perspectivas de vida!

Pero es muy importante, no es solo eso, no es solo si se evita que muera un niño, que es muy importante evitarlo.  No se trata solo de prolongar la vida, sino que los años que se vivan sean años de bienestar y de salud para el ser humano, de confianza, de seguridad, de tranquilidad.  Lo primero que produce un médico es tranquilidad a todo ciudadano aunque esté saludable, se siente seguro, ve como un seguro de vida en el médico, un seguro de salud en el médico, para él, para sus hijos, para sus familiares, para todos.  Y alguien dijo que no se trataba de darle más años a la vida, sino de más vida a los años.  Eso va a depender mucho de nuestros médicos. 

Nuestra educación hoy se considera como uno de los éxitos más grandes que ha alcanzado ningún pueblo.  Lo mismo se dice de nuestra salud pública, se le toma como modelo en los países del Tercer Mundo y, sin embargo, cuánto más no podemos lograr y cuánto más no lograremos por este camino.  Podemos en muchos aspectos y en muchos campos ser útiles a la humanidad, pero en ningún campo podemos ser tan útiles como en la medicina. 

Los integrantes de la Avanzada Estudiantil “Mario Muñoz” demostraron el año pasado, a raíz de la epidemia, su calidad, las posibilidades de ayudar al pueblo.  Y recuerdo aquellos días, cuando estaban llenos los hospitales pediátricos y estaban llenos los demás hospitales de enfermos, con qué agradecimiento la familia se refería al trabajo de los estudiantes y qué gran colaboración brindaron en la victoria contra la enfermedad.  Es que nosotros no solo podemos servir mucho a la humanidad, es que podemos servir mucho a nuestro pueblo en este campo.  Y, repito, estoy convencido de que en ningún campo podemos servir tanto a la humanidad como en el campo de la medicina. 

Ayer conversábamos con nuestros amigos, nuestros hermanos de la República de Guinea Bissau.  Allá trabaja un grupo de nuestros médicos, alrededor de 30 médicos.  Ellos tienen cerca de un millón de habitantes, solo tienen 11 médicos, 11 médicos guineanos, están los médicos cubanos, médicos de otros países amigos y en total hacen 104.  Yo le preguntaba cómo estaba el índice de la mortalidad infantil.  Me decían ellos que 200 por 1 000 en el primer año, y me decían que 400 por 1 000 de cero a cinco años.  Vean ustedes lo que dejó el colonialismo por esos países:  11 médicos y 200 niños que mueren en el primer año y casi el 50% en los primeros cinco años.  Yo creo que este dato les da una idea del gran valor revolucionario, del gran valor humano que tiene el desarrollo de la medicina.  Y los países nos piden cooperación, nos piden desesperadamente cooperación en este campo. 

Los compañeros nicaragüenses, donde trabajan ya 200 médicos cubanos, nos están pidiendo 100 médicos más, de inmediato.  Más que ingenieros agrónomos, más que ingenieros civiles, lo que piden los países —y tiene lógica—, lo primero que piden es médicos.  Por eso necesitamos ese tipo de médico que ustedes reflejaban aquí en el juramento:  un médico dispuesto a cumplir cualquier misión en cualquier parte. 

Los imperialistas no se explican bien cómo Cuba puede desarrollar tan amplias relaciones internacionales y cómo puede brindar la cooperación que brinda.  Y la explicación es:  tenemos los recursos humanos, tenemos al hombre y a la mujer capaz de cumplir esas misiones.  Antes no teníamos médicos que fueran al Escambray o que fueran a la Sierra Maestra o que fueran a Baracoa, o que fueran a Holguín —ya no a Baracoa— o a Santa Clara o a Ciego de Avila.  Hoy tenemos médicos que van a Viet Nam, a Kampuchea, a Lao, a Yemen, a Etiopía, a Mozambique, a Angola, a Sao Tomé, al Congo, a Guinea Bissau, que van a Guyana, que van a Granada, que van a Nicaragua, que van a cualquier parte.  Y es realmente un orgullo para cualquier pueblo decir que puede contar con esos hombres y esas mujeres (APLAUSOS).  Igual que nuestros maestros, igual que nuestros constructores, igual que nuestros combatientes, los hombres de nuestras Fuerzas Armadas, siempre dispuestos a cualquier misión donde se les señale, sin el menor titubeo.  Es un orgullo para nuestro pueblo y estoy seguro de que tiene que ser un orgullo para ustedes, sentirse parte de ese pueblo, sentirse hijos de ese pueblo, sentirse partícipes de esa lucha, de esa historia; saber que ustedes en el seno de ese pueblo están llamados a ser vanguardias, están llamados a ser abanderados del espíritu revolucionario y del espíritu internacionalista (APLAUSOS). 

Han pasado algunos años de Revolución, ha habido muchos actos, muchos contactos con las masas.  Saben ustedes que no empleamos la mentira, ni empleamos la demagogia jamás.  Sí expresamos lo que vemos y es imposible dejar de sentir alegría, optimismo, gran satisfacción, cuando ya nuestra patria puede organizar y depositar toda su confianza en un conjunto de jóvenes como ustedes.   Sé que aquí está presente una verdadera representación de los mejores jóvenes y de los mejores estudiantes de nuestro país, con una gran calidad en todos los órdenes.

Cuando nosotros comenzábamos esta lucha éramos muy pocos, allá por el año 1952 éramos un puñado de hombres con optimismo, buena fe, buena disposición de luchar.  Después conocimos tiempos difíciles también en las prisiones, en la guerra igualmente éramos pocos al principio.  Sin embargo, la voluntad, la disposición, la confianza en el pueblo de aquel puñado de hombres demostró que se podía llegar muy lejos, hasta donde hemos llegado hoy.  Ya no somos un puñado, estamos reunidos aquí con miles de jóvenes de la calidad de ustedes.  Creo que podemos lograr lo que nos propongamos lograr, podemos alcanzar cualquier meta.  Porque cuando un país puede contar por miles con jóvenes como ustedes no habrá nada imposible.  Y de este acto de hoy nos marcharemos con la convicción de que nuestra patria se convertirá en una verdadera potencia médica al servicio de nuestro pueblo y al servicio de la humanidad. 

¡Patria o Muerte! 

¡Venceremos!

(OVACION)