DISCURSO PRONUNCIADO POR FIDEL CASTRO RUZ, PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA DE CUBA, EN EL ACTO CENTRAL POR EL XXX ANIVERSARIO DE LOS COMITES DE DEFENSA DE LA REVOLUCION, EFECTUADO EN EL TEATRO "CARLOS MARX", EL 28 DE SEPTIEMBRE DE 1990, "AÑO 32 DE LA REVOLUCION".

(VERSIONES TAQUIGRAFICAS - CONSEJO DE ESTADO)

Distinguidos invitados;

Queridos compañeras y compañeros cederistas:

Creo que tengo un deber inicial: tener presente que, según supe al llegar aquí, miles de cederistas llegaron hasta la entrada del teatro y no pudieron entrar por falta de espacio (APLAUSOS). Había oído decir que iban a poner altoparlantes si eso ocurría, pero también llovió, y lo primero que debemos hacer todos los que hemos tenido el privilegio de estar en este teatro, es pedirles a esos compañeros cederistas que nos excusen, que no se desanimen por eso, que pasen un feliz XXX aniversario y que sigan luchando (APLAUSOS).

(DEL PUBLICO LE DICEN: "¡En el estadio!")

Es mejor aquí sentados —aunque todos no están sentados, porque veo los pasillos llenos—, para reflexionar serenamente, lo que no puede hacerse en una plaza; en una plaza, incluso, hay que hacer un esfuerzo muy grande para hablar y hasta para escuchar. Y si es como el último 26 de Julio, en los 30 años de existencia de los CDR y en los casi 32 años de Revolución, nunca vimos un sol tan fuerte, ni un calor tan grande.

Esta es una fecha realmente histórica y la conmemoramos en un momento también realmente histórico. Está bien que nos reunamos aquí, que no invirtamos muchos recursos, que no gastemos combustible, que aquí dejemos constancia de nuestra presencia y que desde aquí podamos comunicarnos con todos los cederistas del país.

Se ha hablado de la hermosa historia de los Comités de Defensa de la Revolución. Aquí se recordaba hoy aquel día en que surgió la idea y se puso en marcha este original y revolucionario movimiento de pueblo, que tantos servicios ha prestado al país en muchos campos, no solo en la lucha contra el enemigo, no solo en la lucha frente a la contrarrevolución.

Hemos trabajado durante 30 años en esta tarea, para defender una revolución que va a cumplir pronto los 32 años. Hemos atravesado tiempos difíciles, los de aquellos primeros años, los de la Lucha Contra Bandidos, Girón, después la Crisis de Octubre, que también se conmemorará dentro de unos días y de la que últimamente se ha hablado bastante. Incluso leía cables internacionales hace dos o tres días, donde se informaba que en Estados Unidos estaban publicando fragmentos de una supuesta autobiografía o notas de Jruschov relativas a aquella fecha, en que se me atribuye haber aconsejado a Jruschov un ataque preventivo con cohetes nucleares contra Estados Unidos. Tal vez, incluso, Jruschov interpretó eso, o puede haber interpretado algunos de mis mensajes de esa forma; pero realmente eso no fue así. No lo voy a explicar tampoco ahora, pero conservo, afortunadamente, los mensajes que intercambié con Jruschov en las horas más difíciles de la Crisis y en los días posteriores. Los conservo, pensé que tal vez algún día servirían para una historia; pero como últimamente se han cometido tantas indiscreciones y se han publicado tantos papeles, tal vez me vea en la necesidad de publicar, de manera que se conozcan bien esos mensajes y cuáles eran mis puntos de vista sobre esta cuestión a raíz de la Crisis de Octubre, sin esperar demasiado tiempo para que las generaciones contemporáneas conozcan bien realmente las posiciones de Cuba en aquel momento.

Tal vez esto lo agitan, con los siempre buscados fines de crear animadversión y odio contra Cuba en el seno de la opinión pública norteamericana, y la cosa, repito, no es así como se dice. Las posiciones que sostuve entonces las sostengo ahora, y lo que dije entonces lo diría ahora exactamente igual; no me arrepiento ni un ápice de lo que hice y lo que dije, pero es bueno que en medio de tanta chismografía y de tanta gente que habla, nosotros divulguemos algunos de esos documentos (APLAUSOS). Vean cómo todavía da vueltas la Crisis de Octubre, período que vivió nuestro pueblo, período sumamente difícil que afrontó con una extraordinaria sangre fría y ecuanimidad.

Después hemos vivido todo tipo de amenazas a lo largo de estos años; hemos llevado a cabo extraordinarias misiones internacionalistas que quedarán eternamente como constancia histórica del espíritu revolucionario y solidario de nuestro pueblo. De modo que nosotros los revolucionarios, los más antiguos —por no decir los más viejos, porque quién se considera viejo aquí (RISAS)—, y ustedes, los más jóvenes o intermedios, porque aquí también tenemos antiguos miembros de los CDR y nuevos miembros, como la jovencita a la que le entregamos el carné, todos hemos vivido experiencias muy interesantes. Los mayores las venimos viviendo desde el Moncada y desde antes. Ahora mismo le entregué una medalla a un cederista, y me di cuenta en ese momento que fue el mismo compañero que manejó el automóvil en que yo viajé antes del 26 de julio desde La Habana hasta Santiago (APLAUSOS). Conocimos las adversidades, conocimos las prisiones, conocimos el exilio, conocimos las expediciones, conocimos los reveses, conocimos todo prácticamente a lo largo de estos años y nunca el pesimismo invadió nuestro ánimo, jamás ninguno de aquellos períodos conocieron de desaliento alguno.

Es muy bueno recordar esto, porque de nuevo esas cualidades se requieren en todos nosotros. Cuando se quiere vencer, cuando existe la voluntad de vencer, se vence. No hay obstáculos, no hay dificultades que puedan interponerse a la voluntad indoblegable de los hombres y de los pueblos (APLAUSOS).

No es nuevo, mucho antes de que conociéramos la independencia, ya nuestro pueblo dio pruebas extraordinarias de ese espíritu, la dio luchando durante 10 años en la manigua, contra uno de los más poderosos ejércitos de la época; 10 años descalzos, 10 años viviendo muchas veces, incluso, de lo que daba la naturaleza, y después de aquellos 10 años hubo hasta el símbolo inmortal de Baraguá (APLAUSOS). Cuando algunos se cansaron, vinieron los que realmente representaban aquel espíritu de nuestro pueblo y lo sembraron ahí eternamente, por eso volvieron los cubanos a la lucha, y por eso alcanzamos un día la plena independencia, independencia que hoy es mayor que nunca.

Y aun aquellos que nos llamaron satélites en determinados momentos, aun aquellos que creían que obedecíamos órdenes desde afuera y que tantas veces nos quisieron humillar con aquella palabreja que nunca nos ofendió, porque ser solidarios es un principio, ser hermanos de los revolucionarios es un principio, lo fue, lo es y lo será siempre; pero a aquellos que algún día se imaginaron que éramos satélites, espero que no les quede ni la más remota sombra de duda de que ni fuimos, ni somos, ni seremos jamás satélites de nadie (APLAUSOS).

Debemos decir que esta Revolución la hicimos por nuestra cuenta, no nos la hizo nadie, no nos la defendió nadie, no nos la salvó nadie, la hicimos nosotros, la defendimos nosotros, la salvamos nosotros, y continuaremos haciéndola, continuaremos defendiéndola y continuaremos salvándola cuantas veces sea necesario (APLAUSOS).

No le pedimos permiso a nadie para hacer la Revolución, no contábamos con nadie, surgió la solidaridad internacional, surgió la cooperación económica, la cooperación en armas, magnífico, ¡magnífico, maravilloso!, y de ello estaremos siempre agradecidos; pero no hace mucho se habló de la explosión de "La Coubre", sabotaje evidente preparado por el enemigo para cuando fueran a descargar el barco en nuestros muelles y que costó la vida a un centenar de trabajadores y soldados. En aquel entonces, cuando nosotros no habíamos recibido una sola arma de nadie y con nuestros escasos recursos las comprábamos, ya las estábamos distribuyendo por las montañas y preparábamos nosotros solitos, por nuestra cuenta y con nuestras armas, nuestra guerra de guerrilla contra el invasor imperialista que comenzaba con sus amenazas, y cuando dictamos la Ley de Reforma Agraria y las primeras leyes revolucionarias, ni siquiera teníamos relaciones económicas ni políticas con la Unión Soviética; es decir que esto fue a cuenta nuestra y por nuestra propia cuenta.

Fue, sin embargo, un privilegio, como lo hemos dicho tantas veces, una fortuna, un hecho extraordinario para nuestra Revolución y nuestro país, que hubiese existido la Revolución de Octubre, ¡la gloriosa y mil veces gloriosa Revolución de Octubre! Hoy, cuando algunos quieren hacer trizas hasta las estatuas de Lenin, nosotros sentimos crecer y agigantarse, en nuestros corazones y en nuestros pensamientos, la figura de Lenin (APLAUSOS PROLONGADOS).

Lenin y su pensamiento significaron y significan mucho para nosotros, que hemos interpretado sus ideas y las ideas de Marx y de los teóricos de la Revolución como deben ser interpretadas, de una forma original, por cada país, por cada proceso revolucionario. Esas ideas mantienen toda su vigencia en nuestro proceso revolucionario, en un tiempo en que algunos se horrorizan de llamarse comunistas. Por ahí los hay en el mundo en cantidades industriales: ¡Ah!, comunistas no, ¿cómo es eso? Bueno, socialistas, socialdemócratas, social cualquier cosa y, en definitiva, social nada (RISAS).

La obra de Lenin perdurará en la historia y ayudó a cambiar el mundo. La obra de Lenin significó el surgimiento del primer Estado socialista en la historia de la humanidad, y ese Estado salvó a la humanidad del fascismo. Sin la sangre derramada por el pueblo soviético, el fascismo se habría impuesto en el mundo, al menos por un período de tiempo, y toda la humanidad habría podido conocer directamente los horrores del fascismo. Ese primer Estado socialista significó el auge del movimiento de liberación de los pueblos y el fin del colonialismo, y para nosotros significó muchísimo cuando el imperialismo quiso destruir la Revolución, cuando el imperialismo nos bloqueó y nos trató de asfixiar por hambre.

La existencia de la Unión Soviética y del campo socialista fue algo de extraordinario valor para nuestro país en aquellas circunstancias. Como era lógico, se establecieron las relaciones políticas y económicas que fueron evolucionando hacia formas realmente admirables de colaboración, hacia formas nuevas, que significaban el cese del intercambio desigual, que significaban la aplicación de las mejores esencias de los principios del marxismo-leninismo. Así, no desde el primer año, sino con el curso del tiempo, se fueron estableciendo acuerdos económicos entre esos países socialistas y Cuba, entre la Unión Soviética y Cuba.

Cuando en la práctica descubrimos el fenómeno del intercambio desigual, cuando en la práctica descubrimos que los productos que importábamos subían constantemente de precio, mientras los precios de nuestros productos se mantenían a lo largo de un quinquenio, establecimos una correlación de precios entre lo que exportábamos y lo que importábamos, y, en la medida que subían los precios de las mercancías que importábamos, subían los precios de nuestros productos. Nunca se hizo nada más justo en la historia de las relaciones económicas entre los pueblos y en la historia de las relaciones económicas entre países industrializados y países subdesarrollados que habían sido colonias, y han sido explotados y mantenidos en el atraso por siglos de colonialismo o de neocolonialismo. Así, a lo largo de los años, se establecieron las bases de los intercambios comerciales entre los países socialistas y Cuba, entre la Unión Soviética y Cuba. Sobre esas bases fuimos desarrollando nuestro país, sobre esas bases se llevó adelante el desarrollo económico y social; sobre esas bases, que eran muy justas; sobre esas bases, que eran muy sólidas y que tendrían que comprender un largo número de años, hasta que nuestros niveles de desarrollo fuesen similares a los niveles de desarrollo industrial de esos países. Ese período histórico no ha concluido, solo ha transcurrido una parte de ese necesario período histórico.

Sobre esas bases se construyeron nuestras industrias, se desarrolló y mecanizó nuestra agricultura; sobre esas bases se electrificó el país.

Cuando triunfa la Revolución, en 1959, apenas el 50% de la población tenía acceso a la electricidad; de una población de seis millones y medio de habitantes, apenas 3 200 000 personas tenían acceso a la electricidad. Hoy tiene acceso a la electricidad el 92% de nuestra población. Hoy tienen acceso a la electricidad más de nueve millones y medio de personas, tres veces el número de personas que tenían acceso a la electricidad al triunfo de la Revolución. Hoy la electricidad llega a los más amplios rincones del país, a las montañas, a todas partes, y significa un cambio de vida radical.

Nuestra población incrementó notablemente sus ingresos, y no solo aumentó el número de personas que tenían electricidad, sino que aumentó considerablemente el consumo per cápita de electricidad. Millones de personas adquirieron artículos electrodomésticos de todo tipo: televisores, radios, planchas eléctricas, ventiladores, batidoras, cuanto artículo electrodoméstico se pueda enumerar.

Sobre esas bases se elaboraban los planes quinquenales entre los países socialistas y nosotros, entre la Unión Soviética y nosotros. Sobre esas bases se elaboraban planes por 15 y 20 años, en un constante intercambio de opiniones entre los órganos de la planificación de esos países y nosotros. Y de repente, en un brevísimo lapso de tiempo, el campo socialista desapareció. Hablar de campo socialista hoy es un eufemismo, se habla del CAME. Queda ahí el CAME como una cosa formal; ya casi no se reúne nunca y cuando se reúna no sé qué se va a discutir, a decir verdad.

uno de esos países con el que habíamos establecido relaciones muy estrechas, como la RDA, ha desaparecido ya, virtualmente: el 3 de octubre, es decir, dentro de cinco o seis días, pasa a formar parte de una Alemania unificada. En otros se trata de construir el capitalismo, acelerada e indisimuladamente, de modo que nuestro país perdió abruptamente los pilares que significaban los acuerdos económicos con muchos de esos países del campo socialista. Otros luchan todavía por mantener en lo posible las conquistas sociales en medio de dificultades muy grandes, pues todos estos problemas también los afectan.

Queda la URSS. Cuando digo los países del este de Europa no menciono a la URSS, la tengo en otro concepto, en otra categoría aparte; pero la URSS está atravesando una profunda crisis política, económica y social —no es nada nuevo, lo sabemos todos por las noticias que vemos en la prensa—, y la URSS, de todos los pilares, era el pilar más fuerte de nuestro desarrollo económico y social.

Con la URSS estamos construyendo una central electronuclear que iba a tener cuatro reactores de 400 000 kilowatts, hay dos de ellos cuya construcción está bien adelantada. ¡Qué falta nos harían ahora esos reactores!, pero no por culpa nuestra se han atrasado. ¿Cuándo estarán? No lo sabemos. ¿Estarán alguna vez? Ni siquiera eso sabemos.

Con la URSS construimos una gran planta productora de níquel; con la URSS y otros países socialistas hemos estado construyendo otra planta similar de níquel en Camarioca; con la URSS construimos y estamos todavía construyendo grandes plantas termoeléctricas; con la URSS hicimos la primera fase de la refinería de petróleo de Cienfuegos, que está terminada. Son inversiones colosales.

Debo decir que en la planta de níquel de Moa, que ahora está parada por falta de combustible, el país ha invertido alrededor de 1 000 millones de pesos; decenas y decenas de miles de toneladas de equipos se han montado allí. Miles y miles de viviendas se han construido, hasta un hospital modernísimo está a punto de terminarse en aquel lugar. Se han hecho carreteras, presas, redes comerciales y de servicios, se ha hecho de todo con vistas al desarrollo del níquel en esa región.

La primera fase de la refinería de petróleo se terminaba ahora, para procesar 3 millones de toneladas; ni siquiera se puede echar a andar.

En la planta electronuclear hemos invertido el trabajo de más de 10 000 hombres durante muchos años, y su suerte, en este momento, es incierta.

Pero debemos conocer las cosas bien, tal como son. ¿Es que el gobierno de la URSS nos quiere hacer este daño? ¡No! No se trata de que el gobierno de la URSS nos quiera hacer este daño. Este año hay ya un déficit de aproximadamente 2 millones de toneladas de combustible en el suministro y hay muchas materias primas industriales —que sería largo de enumerar—, pero que son muy importantes, donde existen déficit importantes de suministros y eran materias primas acordadas, contratadas con la URSS, que tienen una incidencia grande en la economía, entre ellas, fertilizantes y muchas cosas más.

¿Es que han querido hacernos este daño? ¡No! Nos constan, y lo digo con toda honestidad, los esfuerzos del gobierno soviético por cumplir con los suministros. Han querido cumplir, han hecho mucho esfuerzo, y en determinados renglones importantes han cumplido y han seguido llegando, por ejemplo, maquinarias —maquinarias que ahora habrá que analizar las que realmente necesitamos, en dependencia de las disponibilidades de combustible. Han seguido llegando productos importantes porque han hecho un esfuerzo grande, lo sabemos y es justo expresarlo.

Esto no tiene nada que ver con la posición de los yankis. Los yankis le suplican a la Unión Soviética, le imploran, le reclaman; prácticamente le exigen como condición para que continúe la mejoría de relaciones entre URSS y Estados Unidos, como condición para que Estados Unidos pueda darle ayuda económica a la URSS en su momento difícil —le exigen, así, ¡le exigen públicamente!, no se ocultan para decirlo—, le exigen que cese la colaboración económica con Cuba, que cese el tipo de relaciones económicas entre la URSS y Cuba, que cese eso que llaman ayuda y que es el resultado de un intercambio justo entre los dos países. Exigen eso, lo reclaman, lo ponen como condición.

Es una vergüenza que hayamos podido ver los extremos a que ha llegado el imperialismo, que le pida a la URSS que, ¡por favor!, lo ayude a destruir a la Revolución Cubana; que le pida a la URSS que, ¡por favor!, se sume al bloqueo de Estados Unidos contra Cuba. Porque, a estas horas, el bloqueo que determinó en parte las estrechas relaciones entre el campo socialista y Cuba, y la URSS y Cuba, ese bloqueo existe todavía contra nuestro país, y es más riguroso y despiadado que nunca. Y ahora Estados Unidos, que no ha podido vencernos, que no ha podido derrotarnos, le pide a la URSS que se sume al bloqueo de Estados Unidos contra Cuba.

Eso no es lo que piensa el gobierno soviético, eso no es lo que piensa la dirección soviética. Hay, sí, algunos en la URSS a los que les encanta la idea; hay algunos en la URSS que creen que este es el momento buenísimo para hacer méritos ante el imperio, para poner fin a las bases de las relaciones económicas que existen entre la URSS y Cuba. Algunos piensan así, y no solo piensan así, sino que se lo han comunicado a personalidades yankis, se lo han comunicado a funcionarios yankis, los cuales se han encargado de decirlo por todas partes; desde luego, de esas cosas nos enteramos nosotros porque no somos bobos, ni sordos, ni mancos, ni ciegos y siempre llegan noticias, ¿no? Algunos sí, lo han hablado, y no solo lo han hablado con los yankis, lo han hablado con otros, lo sabemos; pero no es ese el pensamiento del gobierno soviético que, en medio de sus problemas y sus dificultades, ha hecho grandes esfuerzos por cumplir los compromisos con nuestro país.

Sin embargo, a esta hora no se sabe cuáles van a ser las bases de nuestro comercio con la URSS el próximo año, nadie sabe en estos momentos cuánto nos van a pagar por nuestra azúcar, por nuestros productos, qué precio nos van a cobrar por los productos que suministra la URSS, qué cantidades de combustible vamos a recibir; eso no lo sabe nadie en estos momentos, a pesar de que faltan prácticamente tres meses para el fin de año.

Antes estos eran acuerdos quinquenales que se elaboraban durante mucho tiempo, se llevaban a cabo los acuerdos casi un año antes o con mucho tiempo de anticipación; a estas horas ya estarían conveniadas casi todas las mercancías, y en este momento hay muy poco conveniado, no se sabe nada a tres meses del año 1991.

Claro, uno de los aspectos más sensibles es el combustible, porque lo que agrava esta situación es el hecho de la crisis del golfo; la crisis del golfo se ha venido a sumar como una tragedia para el mundo pero también en particular para Cuba, porque los precios del petróleo, que estaban a 14 dólares el barril antes de la crisis, hoy alcanzan alrededor de 40 dólares. Vean ustedes, si a nosotros nos quisieran cobrar ese precio de coyuntura por el petróleo y nos quisieran pagar el precio del basurero del azúcar, que es el llamado precio del mercado mundial y que no existe en ninguna parte —pues, por ejemplo, en las relaciones económicas entre la Comunidad Económica Europea y aquellos a los cuales les compran azúcar aunque les sobre el azúcar, los precios no son esos precios llamados del mercado mundial—, el comercio sería impracticable.

Calculen ustedes lo que significa la unión de estos dos factores: la crisis en la URSS y la crisis en el golfo. ¿Dónde se puede buscar una tonelada de petróleo en esas condiciones? ¿A qué precio?

Al dispararse los precios del petróleo escandalosamente, siempre esto va en detrimento de los precios de los demás productos básicos de los países del Tercer Mundo, se produce una reducción de los precios de los otros productos; porque a esos precios del petróleo se produce una recesión, se reduce la demanda de tales productos, los gobiernos no tienen dinero casi ni para moverse, no les quedan recursos, tienen que dedicarlo casi todo al combustible y en consecuencia tienen muchos menos medios para comprar otros productos.

Vean ustedes que con el petróleo a esos precios desorbitados requerirían casi dos toneladas de azúcar por tonelada de petróleo, y ustedes saben lo que cuesta producir una tonelada de azúcar, desde que se prepara la tierra, se siembra la caña, se limpia, se corta, se lleva al central, se produce el azúcar y se embarca.

Ya nuestro país, en virtud de aquellos acuerdos, de aquellas bases de nuestras relaciones con la URSS, había alcanzado un nivel de consumo de 13 millones de toneladas. Imagínense el azúcar a precio de mercado mundial y el precio del petróleo a 50 ó 60 dólares, al cual subiría con seguridad si estalla la guerra en la región del golfo, pues el petróleo no solo tiene precios de crisis, tiene, además, precios privilegiados, precios de monopolio, Cuba necesitaría 26 millones de toneladas de azúcar, ¡veintiséis millones!, solo para adquirir los 13 millones de toneladas de combustible que estaba consumiendo ya el país; bueno, casi todo el azúcar que se comercializa en el mundo, o más del que se comercializa. Con un precio del petróleo a 40 dólares como el actual, sin que estalle la guerra, se necesitarían aproximadamente 18 millones de toneladas de azúcar.

Mientras el precio del petróleo ya había aumentado considerablemente en la década de 1970, con motivo de una de esas crisis en el Medio Oriente y una de esas guerras, en que adquirió un precio de 20, 25 y llegó hasta 30 dólares la tonelada —no se sabe los trastornos que eso ha traído al mundo, y últimamente había ido bajando de precio—; mientras el petróleo había crecido en quince veces su precio en la década del 70, mientras el petróleo ahora tiene veinte veces su precio histórico, el azúcar se mantiene en su precio histórico. Es decir que poniendo el azúcar frente al petróleo hoy, tendríamos un precio histórico del vertedero, frente a un precio de monopolio y de coyuntura que es veinte veces superior a su precio histórico.

En el año 1960, 1961, cuando triunfa la Revolución, el precio del petróleo era de dos dólares el barril, 15 dólares la tonelada. Con menos de un millón de toneladas de azúcar, se adquiría todo el petróleo que entonces consumía el país. Hoy vale el barril casi tres veces más de lo que valía antes una tonelada, esa es la realidad. No hay producto en el mundo más sobrevalorado que el petróleo.

Tanto que hablan los imperialistas de que a nosotros nos pagaban un precio muy alto del azúcar, pero el petróleo ha tenido precios y tiene precios incomparablemente más sobrevalorados que el azúcar. Hemos estado vendiendo el azúcar a la Unión Soviética a un precio más o menos equivalente al costo de producción de una tonelada de azúcar en la Unión Soviética, incluso, a veces, por debajo del costo de producción de una tonelada de azúcar en la Unión Soviética; el precio al que hemos adquirido el petróleo en estos años está muy por encima del costo de producción de una tonelada de petróleo. En realidad el petróleo es uno de los productos privilegiados del mundo, supervalorado, sobrevalorado en muchas veces su costo de producción.

De modo que este es el tipo de problema con que nos encontramos, sin que se nos pueda echar la menor culpa; porque hemos hecho enormes esfuerzos por buscar combustible, no se sabe los miles de millones de metros que hemos perforado buscando combustible en todos estos años con la colaboración de la Unión Soviética. Hemos hecho pedraplenes, hemos hecho de todo y no hemos logrado incrementar nuestra producción petrolera por encima de un millón de toneladas, esa es la realidad. Hemos hecho un enorme esfuerzo con la cooperación soviética para construir esa electronuclear que, realmente, está muy atrasada y por factores que no dependen de nosotros.

Este es el tipo de dificultades con que hoy se enfrenta el país y se enfrenta la Revolución. Quiero decir que las actuales limitaciones pueden ser mucho mayores. Les hablo con una gran claridad.

Ahora, les pregunto hoy, este 28 de septiembre, en este XXX aniversario: ¿Qué vamos a hacer, darnos por vencidos? (EXCLAMACIONES DE: "¡No!") ¿Rendirnos? (EXCLAMACIONES DE: "¡No!") ¡Jamás! ¿Qué vamos a hacer? (EXCLAMACIONES Y APLAUSOS) ¿Vamos a renunciar a la Revolución? (EXCLAMACIONES DE: "¡No!") ¿Renunciar al socialismo? (EXCLAMACIONES DE: ¡No!") ¿Renunciar a la independencia? (EXCLAMACIONES DE: "¡No!") ¡Jamás! Lo que debemos hacer es resistir, luchar y vencer, por supuesto (APLAUSOS).

¿Estamos peor de lo que estuvieron nuestros antepasados en la guerra de los Diez Años? (EXCLAMACIONES DE: "¡No!") ¡En absoluto! ¿Vamos a estar peor de lo que estaríamos en caso de bloqueo militar total del país? (EXCLAMACIONES DE: "¡No!") En realidad, en nuestros planes de defensa, en los últimos años, hemos elaborado todas las ideas de lo que debemos hacer en caso de un bloqueo naval y aéreo total contra nuestro país.

Pueden presentarse por algún tiempo circunstancias parecidas a un bloqueo militar total del país, pero nunca sería exactamente igual. Nuestros barcos se moverían llevando nuestras mercancías y trayendo lo que pudiéramos adquirir; podríamos comerciar con muchos países, y no serían las condiciones similares a un bloqueo total. Hemos dicho, hemos asegurado y lo creemos, que estamos listos para resistir un bloqueo total del país y garantizar la vida y la defensa del país aun en esas condiciones.

De modo que los elementos: las circunstancias adversas, la combinación de estos dos factores que expliqué anteriormente, nos pueden llevar a pruebas muy difíciles y muy duras.

En eso está la esperanza de los imperialistas. Hoy por hoy su mayor esperanza es esta, que la situación para nosotros sea tan difícil, derivada de estas situaciones de Europa del este y de la URSS, que no podamos resistir, es su esperanza; también la esperanza de la gusanera allá en Miami. Esos hace rato que tienen maletas arregladas y todo ese tipo de cosas; hay encuestas y estudios de qué hacer y cómo van a hacer, pensando en la época posrevolucionaria donde, sin duda, la aspiración fundamental sería convertir a este país en un Miami y en un garito completo, algo menos que Puerto Rico, incluso. Esos son los sueños de ellos. Claro que no cuentan con nosotros, se hacen ilusiones; pero sus ilusiones están asociadas a estos problemas y a estas situaciones.

Ha sido muy útil contar con esos programas y planes para el período especial, porque el período especial se concibió para caso de guerra, para caso de bloqueo total del país en que no entrara ni saliera nada de aquí. El período especial, del que se habla ahora, surge como concepto ante los problemas estos que había estado mencionando; ante los problemas que se presentaron en Europa del este y en la Unión Soviética, es la idea de un período especial en época de paz y, sin duda, ya nos estamos adentrando en ese período especial en época de paz. Es casi inevitable que caigamos en ese período especial, con todo rigor, en época de paz y que tengamos que pasar esa prueba.

Ya hemos tenido que tomar las primeras medidas con el consumo eléctrico, hemos tomado otras medidas, y ya veníamos tomando otras desde hace meses, aunque con la esperanza de que pudieran resolverse los déficit. Veníamos reduciendo el consumo del combustible hasta un punto en que era imposible dejar de tomar medidas más radicales, como las que se han tomado en la industria, en el transporte, las que se han tomado con la electricidad, etcétera.

Ahora se han tomado nuevas medidas relacionadas con la distribución de productos. Es inevitable que se vayan presentado situaciones en este momento imposibles de prever, así, ¡es imposible prever cuál será la situación en el año 1991! ¿Qué vendrá? ¿Con qué materias primas contaremos? ¿Con cuánto combustible? ¿En qué condiciones? No se puede dar una cifra.

Hay que estar preparados para trabajar con menos, con menos, con menos y casi con cero. Ya sería la situación extrema, pero hay que pensar en esa variante, lo cual podría ser lo más crítico, y entonces serían diversas medidas las que habría que tomar según las circunstancias.

¿Qué tratamos de hacer y qué estamos haciendo dentro de esta situación? Nosotros planteamos que si debemos afrontar un período especial en época de paz, un duro período especial, nuestra tarea no debe ser solo la de sobrevivir, sino incluso la de desarrollarnos. Primero sería un período de adaptación a esa situación, mantener los programas básicos de desarrollo del país, las cosas esenciales, como es, en primer lugar, el programa alimentario. Eso que se llama programa alimentario, una palabra que la usábamos técnicamente, que ahora se ha popularizado, que ahora la menciona todo el mundo, sin que muchos, incluso, sepan qué es el programa alimentario. Hay algunos que creen que es sembrar boniato y recogerlo dentro de tres, cuatro o cinco meses, y hay boniatos de distintos tipos, algunos que se cosechan a los cuatro meses, otros a los seis meses, y hay boniatos que se cosechan hasta a los ocho meses; yucas que se cosechan también a los seis, a los ocho, o a los nueve meses sin que se pongan duras, etcétera. Hay distintas variedades, lo cual ayuda a la agricultura.

El programa alimentario comprende un conjunto de cosas. En primer lugar, el programa alimentario implica trabajar en 800 000 hectáreas de caña en el sistema de drenaje y riego parcelario, que duplica prácticamente la producción de caña por hectárea.

Tenemos en este momento 160 brigadas trabajando en eso. Esas 160 brigadas en un año pueden hacer 80 000 hectáreas; pensamos llegar de aquí a fines de año a 200 brigadas, que significarían la capacidad de 100 000 hectáreas por año. Es posible que las incrementemos en 1991 a 220 ó 230, pero más o menos eso lleva un número de años; esas 800 000 hectáreas no se hacen en seis meses, hay que pensar con profundidad, y, claro, la caña no es hoy solo elemento para producir azúcar, sino que es una materia prima importantísima para producir carne, para producir leche, porque a través de los resultados de nuestros centros de investigaciones se puede producir, a partir de la caña, un alimento rico en calorías y rico en proteínas para los animales, que equivale a un pienso que contenga soya, maíz, trigo.

El ganado bovino y también el ovino pueden comer todo lo que quieran; las aves, desgraciadamente, no pueden comer mucho más de un 10% ó un 12%; el porcino puede comer hasta un 20% ó 25%; varía según el tipo de animal. El bovino es un animal que tiene un aparato digestivo especial que le permite asimilar ese alimento que es en parte fibroso.

Pero de la caña salen también la melaza y la miel proteica, que son hoy dos de los principales alimentos para la producción de carne porcina. La melaza sirve también para el ganado vacuno. Es decir, hablo de caña no solo como fuente productora de azúcar; indiscutiblemente que podremos producir mucha más azúcar y produciremos tanta azúcar como tenga mercado, pero en ese plan azucarero tomamos en cuenta la producción alimentaria con destino al consumo de la población a través de los animales. Ese es uno de los aspectos importantes del programa azucarero y cañero y una parte importante del programa alimentario, y en eso se viene trabajando intensamente.

Hace dos años y medio no existían ni 10 de estas brigadas, y ya a fines de este año vamos a tener 200, muchas de ellas, o más bien una parte de cada brigada, con equipos construidos en Cuba. Ha sido un salto enorme, la técnica es relativamente nueva, pero la estamos aplicando aceleradamente.

Una parte del programa alimentario es la construcción del sistema ingeniero en el arroz. Le hemos dado prioridad a la caña, porque económicamente era más importante, pero ya estamos trabajando también con cierta intensidad en el sistema ingeniero del arroz, tenemos 10 brigadas —estas son brigadas más grandes— y tenemos que llegar a 40; a fines de año tendremos 15, pensamos el próximo año pasar de 25 y en el año subsiguiente llegar a las 40. Aspiramos a construir 1 000 hectáreas con este sistema por brigada al año.

Cada una de estas brigadas lleva 22 traíllas que construimos en el país y las halamos con un equipo soviético, un T-150K, o un K-700, o un K-701, o un T-170. Les puedo hablar de eso, porque todos los días estamos manejando estos problemas.

Nos proponemos llevar al sistema ingeniero las 160 000 hectáreas —y quizás un poco más— disponibles para el cultivo de arroz, y eso no se hace en seis meses.

Parte del programa alimentario es el plan de presas, construcción de canales y sistemas de riego. Estamos trabajando en la construcción de 30 nuevas presas simultáneamente y, al mismo tiempo, en los canales magistrales que llevan el agua de esas presas y de otras ya construidas, y en los sistemas de riego —todo, simultáneamente, un enorme esfuerzo—, para disponer de más agua para la caña, de más agua para el arroz y los demás cultivos.

Nosotros pensamos llevar el riego a más de 70 000 caballerías de caña, para poder asegurar nuestras producciones cañera y azucarera. Pero necesitamos todos estos sistemas hidráulicos. Se está haciendo un enorme esfuerzo, se han quintuplicado en tres años las inversiones en obras hidráulicas. Eso forma parte del programa alimentario.

Parte del programa alimentario es la construcción de los centros integrales porcinos, estamos construyendo 50: una parte son nuevos centros y otra parte son naves que se construyen en los actuales centros —de los nuevos ahora se están construyendo 27 y 23 centros es el equivalente en naves que hoy se construyen en los actuales centros—, para duplicar la producción de carne de cerdo; carne de cerdo que se produce a partir, fundamentalmente, del pienso líquido, que son los desperdicios de alimentos en escuelas, restaurantes y lugares similares, además, con la miel proteica. Ese programa se termina el año que viene. Ya en el segundo semestre de 1991 estará produciendo el equivalente a 50 centros integrales, que duplicarán la producción de cerdo. Un número de esos centros están terminados y se encuentran ya en producción.

Parte del plan alimentario es la construcción de 1 800 naves avícolas para elevar en 700 millones la producción anual de huevos, por encima de los niveles que teníamos hasta el año 1989, y ese programa marcha también, y parte de esas naves se utilizará para incrementar la producción de carne de ave, sustituyendo importaciones y elevando el consumo total.

Parte del programa alimentario es la introducción del microjet y el riego por goteo en las plantaciones de cítricos, ya lo estamos haciendo, comenzando por el huerto citrícola de La Habana que está en Ceiba; este año estamos trabajando en 100 caballerías de las 500 aproximadamente con que cuenta la plantación, les estamos introduciendo el microjet que triplica las producciones. Eso lo pensamos hacer en todas las plantaciones de cítricos del país, hay que establecer esa técnica que es muy revolucionaria.

No es solo eso, hay que hacer algunas demoliciones, nuevas plantaciones en algunas áreas, con más densidad, con mejores patrones, más productivos; es decir, aplicando en ese campo las técnicas más modernas, que son estas, y estamos adoptando todas las medidas para la producción de los medios que se necesitan, entre ellas dos fábricas de producción de mangueras, porque cada caballería lleva kilómetros y kilómetros de mangueras, claro que es muy productiva y eleva la productividad del hombre; tenemos una fábrica que estamos ampliando y ya existen las instrucciones de una segunda fábrica a montar rápidamente en naves existentes, para llevar este sistema a 1 000 caballerías por año. Es una cifra, realmente, extraordinaria.

Parte del programa alimentario es la introducción del microjet en las plantaciones de plátano fruta y plátano burro, que cuadruplican la productividad de una hectárea en relación con los sistemas normales de riego y de cultivo. Eso es una cosa probada. He pedido que se tome algún documental de una plantación que existe en Ciego de Avila, para que ustedes vean que es una industria, es un río lo que produce, porque, realmente, el programa alimentario es la aplicación de la técnica y la ciencia a la agricultura, para elevar la productividad por hombre y por hectárea.

Parte del programa alimentario es la producción de viandas y vegetales, se está duplicando el área con regadío para la producción de viandas y vegetales, se están incorporando 65 000 hectáreas más, para sembrar plátano con microjet u otros tipos de cultivo.

Parte del programa alimentario es la construcción de 1 000 vaquerías a razón de más de 200 vaquerías por año, y quiero decirles que antes de empezar el proceso de rectificación se estaban construyendo siete u ocho. Ya tenemos ocho frentes abiertos: Pinar del Río, Villa Clara, Sancti Spíritus, Ciego de Avila, Camagüey, Las Tunas, Granma y Santiago de Cuba, ¡ocho frentes!, con equipos nuevos, fuerzas nuevas, organizadas como contingentes construyendo las instalaciones. Es un esfuerzo enorme, pero 1 000 vaquerías no se construyen en seis meses; el esfuerzo se está haciendo, y les puedo asegurar que es colosal.

Voy a citar un ejemplo de la importancia de este programa: nosotros hicimos algunas inversiones, en colaboración con la RDA, allá en la RDA. A ellos les interesaba mucho producir mantequilla, tenían un excedente de leche descremada, la utilizaban en el porcino; les propusimos hacer unas inversiones con divisas convertibles para deshidratar aquella leche e intercambiarla por torula producida en Cuba, porque ellos podían utilizar la torula, tenían usos para ella en la agricultura, y por esa vía recibíamos 20 000 toneladas de leche en polvo de la RDA, por ese acuerdo que debía regir hasta el año 1995. Bueno, en la nueva situación, ¿cómo quedarán tales tipos de acuerdos? Y 20 000 toneladas de leche en polvo es lo necesario para producir 200 millones de litros de leche, y es lo que va a producir el plan de Camagüey, cuando esté terminado, con 300 vaquerías grandes. Así que nosotros estábamos ya haciendo el plan de Camagüey, y contábamos, además, con las 20 000 toneladas de la RDA; pues ahora el plan de Camagüey es posible que sustituya, cuando estén terminadas las 300 vaquerías y el total de 500 instalaciones, incluyendo las necesarias para terneros, novillas, etcétera, que lleva, para producir 200 millones de litros de leche. Eso es parte del plan alimentario.

Para la producción acuícola, en la que se trabaja aceleradamente, se están construyendo alrededor de 200 nuevas hectáreas para la cría de alevines y elevar a decenas de miles de toneladas la producción de pescado de agua dulce en todos esos embalses que tenemos. Este año llegamos a 20 000 toneladas, estamos trabajando por duplicar esa cifra en solo dos años.

El miércoles pasado tuvimos una larga reunión con los técnicos, los científicos, los directores de los centros de producción de alevines, los que trabajan en las presas, precisamente, para acelerar ese plan fertilizando las presas, a partir de determinados experimentos que se han hecho y que pueden permitir producir hasta casi una tonelada de pescado por hectárea, y tenemos ya más de 100 000 hectáreas de espejo de agua en nuestras presas. Es otro programa importante en el que se está trabajando.

Los centros de investigación trabajan también intensamente en todo lo que pueda contribuir a la técnica de producción de alimentos. El sistema de producción de semillas en laboratorio: semillas de malanga, semillas de plátano, semillas de papa, para acelerar los planes y no tener que depender únicamente de la producción natural de semilla; la construcción de redes de laboratorio para utilizar métodos de control biológico contra las plagas. Eso es parte del programa alimentario.

El programa alimentario es un programa ambicioso, amplio, pero no es la cuestión simplista de creer que hoy siembras unas matas ahí y en tres meses has resuelto todos los problemas alimentarios; hay que conocer cómo son las cosas, que no tienen nada de sencillas, nada de fáciles.

Ahora en la provincia de La Habana estamos haciendo un programa especial, pudiéramos decir, para la producción de viandas y vegetales —pero ahí, al detalle, discutido con las empresas, discutido con las cooperativas, discutido con la ANAP, con los campesinos—, y es un plan que debe permitir el autoabastecimiento de viandas y vegetales en la capital en un período relativamente corto. Incluye la siembra de 600 caballerías de plátano con regadío, de ellas, 500 con microjet, que realmente es lo más revolucionario que se ha descubierto en el cultivo del plátano. Seiscientas caballerías de plátanos, y en total unas 2 900 caballerías para viandas y vegetales, una parte de las cuales estará en cultivo permanente, como es el caso del plátano, que no se podrá rotar, o la malanga, que permanece en el campo un año. De esas 2 900 se rotarán 2 100 aproximadamente todos los años. Es decir, se cosecharán dos veces. Este es un programa en el que ha estado presente el Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros, trabajando directamente con el Ministerio de la Agricultura, con la provincia de La Habana, con los agricultores, con la Ciudad de La Habana.

La Ciudad de La Habana está dando una contribución importante, y tiene que darla. Las microbrigadas de la Ciudad de La Habana están construyendo en este momento 30 campamentos y vamos a construir 50 —tan pronto se terminen estos 30, estaremos haciendo otros 20— para unos 300 trabajadores cada uno, y después habrá que hacer, posiblemente, 10 más para aquellas cooperativas que tengan dificultades de fuerza de trabajo y que tendrán en los momentos pico una capacidad de 20 000 trabajadores de la capital, ¡veinte mil trabajadores!

¿Cuál es la tragedia de la agricultura en La Habana? La falta de fuerza de trabajo, y, en consecuencia, las malas hierbas. Esta situación la han venido salvando las escuelas en el campo, que prestan un servicio inapreciable, y las escuelas al campo. Pero, realmente, poco a poco las empresas de cultivos varios se han ido quedando sin trabajadores directos, es la realidad; 1 700 caballerías estatales para viandas y vegetales con solo 1 900 trabajadores agrícolas directos, aunque la situación no es igual en todas las empresas.

En Güira de Melena, una empresa de cultivos varios, con magníficas tierras, todas con regadío, tiene 128 trabajadores directos para atender casi 300 caballerías de cultivo. Eso sí, en maquinaria y en el taller hay mucha gente, en servicios hay gente —y uno no puede ignorar que los servicios hacen falta, porque si tiene un campamento y hay que cocinar en el campamento y hay que mantenerlo limpio, hace falta personal en servicios. En la esfera administrativa, en la categoría de dirigentes y administrativos, un mundo. Esto presupone, desde luego, que nosotros le estamos pidiendo a la ciudad cooperar en producir los alimentos de la ciudad, pero les estamos diciendo a las empresas: Todos esos vicios que ustedes tienen hay que barrerlos, sencillamente, ¡eso hay que barrerlo! (APLAUSOS) Hay que establecer una disciplina: cuando ese trabajador de la máquina no puede trabajar en la máquina, tiene que ir al surco; hay que reducir el 80% de la gente que está en las oficinas de esas empresas agrícolas, ¡el ochenta por ciento! (APLAUSOS) Sí, se tiene que acabar de una vez. Y los que piden informes, allá ellos, porque nosotros nos vamos a encargar de que donde hay 100 queden menos de 20; y no solo ahí, sino en todo el país, ¡menos de veinte! (APLAUSOS) No se sabe la cantidad de gente que ha ido a parar a las oficinas, y la cantidad de datos que les piden y les vuelven a pedir.

Hemos discutido con las cooperativas, tienen un buen nivel de administración, pero tienen tres o cuatro trabajadores de oficina, cooperativas con 60, 70 caballerías. Vamos a poner a esas empresas al nivel de personal de las cooperativas, ¡al nivel de las cooperativas! (APLAUSOS)

Pero eso todavía no resuelve el problema, ni las movilizaciones tienen que ser la solución definitiva, aunque las vamos a necesitar por unos años. Es que hay una realidad: el obrero agrícola fue quedando como la quinta rueda del carro, como se dice.

Hubo de todo. Cuando iniciamos el proceso de rectificación, una de las primeras cosas que hicimos fue erradicar los salarios mínimos de 80 pesos. Aquí hubo reforma salarial y hubo de todo, pero el obrero agrícola quedó olvidado, es la verdad. A las cooperativas las hemos ayudado, han construido, tuvieron materiales para la construcción de viviendas y han mejorado mucho las condiciones de vida de sus trabajadores.

Nosotros estuvimos reunidos con un grupo de los mejores directores de cooperativas, hablando y profundizando en todo esto, precisamente con la idea de que les demos a los trabajadores agrícolas los mismos niveles de vida que tiene el cooperativista.

Cuando el mercado libre campesino, montones de agricultores particulares ganaron montones de dinero, venían hasta de Santa Clara y Pinar del Río a La Habana a comprar materiales por la libre, y muchos se hicieron muy buenas casas. Pero el obrero agrícola no tenía esa posibilidad; desgraciadamente, en un período de tiempo se paró el proceso de la construcción de viviendas en las empresas agrícolas.

Cuando surgió el proceso de rectificación, tratamos de reiniciar programas de construcción de viviendas en las empresas agrícolas, igual que en las ciudades, pero hubo que empezar por crear fábricas de bloques, reconstruir las fábricas de cemento, montones de cosas.

Entonces, no se puede tener trabajadores agrícolas si no se les paga adecuadamente, si no hay la debida atención al hombre, si no tienen viviendas ni tienen círculos infantiles para los hijos (APLAUSOS). Si es un paria el trabajador agrícola, ¿qué ocurre? El Estado tiene establecido su salario, más o menos; pero cuando hay escasez de fuerza de trabajo, el particular paga hasta 20, 25, 30 pesos por día, lo que sea, hasta le quita la fuerza de trabajo a la empresa del Estado. La cooperativa también paga más, aunque no tanto como el particular, y entonces los obreros agrícolas de esas empresas son los parias.

Dondequiera que se ha hecho una política de atención al hombre, como se hizo con la caña en el país, se han visto los resultados: las empresas estatales producen más del 80% de la caña de este país, crece la productividad por hectárea, mejora la productividad por hombre; se hizo un esfuerzo mayor en la caña, es un cultivo mecanizado, las 4 000 combinadas han sustituido a 300 000 macheteros. Dondequiera que se hizo un trabajo hubo éxito.

Desgraciadamente, en esas empresas de cultivos varios de La Habana, en muchas áreas de la agricultura, no se hicieron las inversiones que había que hacer. Entonces, pienso que en esas empresas de cultivos varios de La Habana —y en otras también—, si no hiciéramos viviendas en estos años críticos, ahí tenemos que hacer viviendas, hacer 8 000 ó 10 000 viviendas en esas empresas que garanticen la permanencia del hombre, y que el salario en el campo sea, incluso, mayor que el salario de la ciudad, si queremos tener alimentos (APLAUSOS PROLONGADOS). Esa es una realidad en cualquier país, es una necesidad en cualquier país y en cualquier sistema social.

Los japoneses constituyen uno de los países más desarrollados del mundo. Ahora se autoabastecen de arroz, lo siembran a mano o con unas maquinitas, no son grandes extensiones; la producción por hectárea es alta y la producción por hombre es muy baja, comparado con cualquier plantación mecanizada de arroz. Pero cuando el arroz en el mercado mundial vale 250 ó 300 dólares, en Japón el gobierno paga 800 y 850 dólares por tonelada de arroz a aquel agricultor, o no tendrían arroz. Claro, esa es la queja de muchos países productores y exportadores de arroz, ese subsidio que compite, que les quita los mercados a muchos países del Tercer Mundo; pero ellos producen el arroz.

¿Cuánto se gastan los japoneses en subsidios para los productos alimenticios?, 24 000 millones de dólares. ¿Cuánto se gasta la Comunidad Económica Europea?, 25 000 millones de dólares. De manera que esas teorías peregrinas y neoliberales que algunos han inventado por ahí de que no se puede subsidiar la agricultura, los países más industrializados la subsidian o no tendrían agricultura. Claro, es también una medida egoísta, se olvidan del Tercer Mundo que produce muchas cosas y así les quitan el mercado de carne a Argentina, a Brasil, a Uruguay, y les crean problemas de todas clases a otros países. Pero independientemente del sistema social, con más razón en el sistema socialista, en que se busca la equidad, se busca la justicia, hay que retribuir al trabajador agrícola. Y ese trabajo es muy duro, hay que ver lo que es el trabajo agrícola en junio, julio y agosto.

En Europa, señores, se trabaja con aire acondicionado en el campo. La temperatura europea, la temperatura norteamericana, en esos países el clima es seco; temperatura de 15 grados, 16 grados, 17 grados, aire acondicionado. Y aquí tiene que trabajar el hombre con un sol que raja las piedras, una humedad relativa de más del 80% y un calor a la sombra de más de 30 grados. Es un trabajo duro, hay que pagarlo, o si no el hombre, de manera instintiva y natural, busca la sombra, busca la oficina (APLAUSOS).

Ahora que todo el mundo estudió o puede estudiar y en las universidades hay más de 300 000 matriculados entre cursos regulares, cursos por encuentro, cursos dirigidos y cursos de todas clases, no voy a mencionar ninguna profesión para que nadie se ofenda, pero, vaya, voy a decir que un historiador, una bonita profesión, una cosa muy interesante, se forma en un curso dirigido, pero por curso dirigido sí que no se forma un obrero agrícola, ni se produce un racimo de plátano, ni se cultiva una libra de boniato (APLAUSOS).

La universidad con 300 000 estudiantes, entre todos los tipos de cursos, y la Empresa de Cultivos Varios de Güira de Melena, con 4 000 hectáreas, tiene 128 trabajadores agrícolas.

Todo el mundo se ha hecho universitario, maestro, profesor, oficial del MINFAR y del MININT, técnico medio, ingeniero, cuadro de los CDR (RISAS Y APLAUSOS), y en las empresas agrícolas, en las empresas de cultivos varios allí, donde hay que trabajar duro bajo el sol, porque no es lo mismo incluso que en la lechería; en la lechería se trabaja de madrugada y a veces en la sombra, allí, donde el cultivo no se puede mecanizar porque todavía no están las máquinas que recojan y limpien el boniato, la yuca y otros renglones similares, muchos de esos duros trabajos hay que hacerlos manualmente, allí no abundan los trabajadores directos, esa es la realidad, y en algo hay que revertir esa realidad. Por eso digo, que no basta solo con reducir los trabajadores de oficina.

En las oficinas deben tener, entre cuadros, empleados, qué sé yo y técnicos ... El técnico no lo concibo sino allí en el platanal también, haciendo lo que tiene que hacer. No concibo al técnico como un intelectual de la producción; lo concibo dirigiendo allí en la base, de sargento en la producción agrícola. Pero si los sacan todos de las oficinas, no resuelven nada todavía.

Hay algunos cultivos que necesitan 10 trabajadores por caballería, a veces más y a veces menos. Si es el plátano con microjet, entonces son cinco trabajadores, con una elevada productividad, porque ya el riego se aplica con una llave que se abre; no hay que estar cargando tubos, llevando veinte cosas, haciendo surcos. Cuando ya se ha hecho la inversión, es cuestión de abrir una llave; eso es una cosa muy tecnificada, eleva la productividad enormemente. Además, es un cultivo que está produciendo todo el año, de enero a diciembre; no es como la papa que tiene que ser cosechada en marzo y abril, hay que sembrarla en una época, guardarla después en frigorífico. En fin, hacen falta de 8 a 10 trabajadores por caballería en estos tipos de cultivos. El programa que estamos haciendo en La Habana, toma en cuenta todo esto.

Déjenme decirles que, claro, cuando llegan mayo y junio, en esos meses, sobre todo junio, en que empiezan los exámenes, empiezan las vacaciones, se van los estudiantes y muchos obreros agrícolas también, porque coincide con las vacaciones de los hijos, piden vacaciones en junio, julio o agosto, imagínense 300 caballerías de boniato. La caballería de boniato requiere 600 000 bejucos, hay que sembrar 600 000 bejucos en una caballería para sacar 5 000, 6 000, 7 000 quintales, o hasta más quintales si las siembras están bien atendidas. La yuca, igual; pero una yuca sembrada después de la papa, después de los tomates, después de los vegetales, que llega a junio y no tiene a los estudiantes, no tiene un alma allí, porque mucha gente se ha ido de vacaciones —pudiera ser que en una parte de la maquinaria que en esa época no se emplea mucho, pueda haber vacacionistas, siempre digo a los compañeros que en junio todo debe estar sembrado, en ese momento suele llover, hay más calor, lo que crece es la hierba, lo que se fertiliza es la hierba, y ustedes ven unos espléndidos hierbazales en algunas de esas empresas.

Cuando llaman a la gente, ya tienen que limpiar una hierba así de alto. A la hierba no se le puede dejar nacer, no se le puede dejar crecer, porque donde un hombre puede atender una extensión, después necesita cinco hombres para hacer lo mismo y la tierra no produce nada. Una caballería de pepinos debe producir normalmente 3 000 quintales, y cuando viene la hierba de junio y julio, si no se evita el rendimiento, se reduce a 200 ó 300.

Eso pasó este año, cuando se hizo la movilización, cuando nosotros tuvimos la reunión con la gente de la CTC que estaban discutiendo el llamamiento del Partido. Se había mandado a sembrar un área importante, tomando en cuenta que el tiempo había sido malo para la papa y malo para el tomate. ¿Pero qué ocurrió? Cuando nosotros lo vinimos a saber, realmente, fue en esa reunión. Los compañeros estaban buscando fuerza, estaban movilizando a un personal del Ejército Juvenil del Trabajo, pero en realidad se perdió tiempo. Cuando llamaron a la movilización, ya la hierba estaba así, enorme. Y eso es lo que no puede volver a pasar.

Cuando hemos analizado bien ese problema, vemos que este año fue un año que precisamente facilitó eso, por los problemas que se habían producido con los cultivos de invierno, por el esfuerzo que se hizo en primavera, y es cuando se pone en evidencia esta situación. En junio tienen que haber no menos de 20 000 trabajadores allí.

Ahora estamos tratando de que los campamentos tengan todas las condiciones: cubículos, en vez de largos salones; no les vamos a poner aire acondicionado, pero ventiladores si, porque la electricidad que gasta un aire permite encender 12 ventiladores. Ya tenemos los ventiladores, lo tenemos todo; a todos los campamentos les vamos a poner ventilación. Les vamos a poner equipos de refrigeración, porque en muchos de ellos no hay, y mientras se les pueda poner, se les va a poner; también tela metálica, porque uno de los enemigos es el mosquito; además, mejorar todo en general.

La alimentación de esos movilizados tiene que ser, más o menos, la de los contingentes, porque hay que darles una buena alimentación a los movilizados, en la medida que podamos (APLAUSOS). Van a tener cocina de leña, pero van a tener también cocina de petróleo. Hemos calculado bien qué gastan en combustible los 50 campamentos en todo un año si estuvieran a plena capacidad. Si de repente se acabó el petróleo y no tenemos ni ese poquito para la cocina, entonces la de leña al lado; pero ya con la leña seca y todo eso, de modo que se pueda resolver el problema, tomando todas las medidas preventivas que se puedan tomar. Preparados para si hace falta más sacrificio, soportar más sacrificio.

Lo mismo se va a hacer con la maquinaria. Este plan incluye la domesticación de 3 000 yuntas de bueyes en las empresas de cultivos varios, muchos de esos que estaban en los cebaderos, a algunos de ellos ha habido que perdonarles la vida, indultarlos y decirles: "Señores, no van a formar parte de la dieta, van a trabajar ahora, van a contribuir a la producción en período especial" (RISAS Y APLAUSOS).

Nacionalmente, hay un programa de 100 000 toros a domesticar en seis meses; y 300 búfalos, son muy buenos también, son los primeros de unos rebaños que van creciendo.

Se está adquiriendo carne de ave para sustituir las cuotas correspondientes a esos 100 000 toros, mientras podamos lo hacemos. Es posible que haya que meter 100 000 más y entonces disponga nuestra agricultura de unos 400 000 toros domesticados; actualmente hay 212 000, vamos a duplicar y vamos a estar en condiciones de arar la tierra y cultivar todo lo que sea necesario con bueyes, si no hay combustible (APLAUSOS).

Hay algo que trataremos de mantener: las combinadas de cana, porque estas sustituyen 300 000 trabajadores; aunque tuviéramos la fuerza es tal el gasto en movilizar 300 000 en machetes, instrumentos de trabajo, albergue, transporte, alimento, ropa, zapatos, es tan alto, que si lo que nos quedara de combustible fuera nada más que para mover las combinadas, aunque tengamos que parar lo que haya que parar, mantendremos las 4 000 combinadas trabajando; haremos la zafra con combinadas (APLAUSOS).

Es decir, en este programa alimentario se está llevando a cabo rigurosamente un control y tiene el número uno en las prioridades; es la rama cuyo desarrollo no debe pararse.

Segundo programa: el de la biotecnología, la industria farmacéutica y los centros de investigación, porque eso ofrece un mundo a este país, ¡un mundo le ofrece! Si no tuviéramos cemento y cabilla nada más que para eso y recursos nada más que para eso, después del plan alimentario hay que seguir ese programa.

Ahora estamos consumiendo casi 4 millones de toneladas de cemento. Vamos a suponer que en el período especial nos quede uno y medio, que nos quede una tercera parte del cemento, todo el cemento que requieran las presas, los canales, vaquerías, estos programas alimentarios lo van a tener; el que requiera el plan de la biotecnología, la industria farmacéutica y los centros de investigación lo van a tener. Hay que ver que eso le puede producir al país miles de millones, no estoy hablando de unos pocos millones. Y a eso le estamos prestando una atención esmerada, nuestros científicos trabajan 14 y 15 horas buscando nuevos productos en este campo, que es una de las vías de salvación del país.

Sí, los imperialistas lo saben, pero no importa. Lo que sí puedo decir es que cualquier medicamento que ellos produzcan, nosotros seremos capaces de producirlo en nuestros centros de investigación (APLAUSOS), y que estamos produciendo algunos que ellos no producen (APLAUSOS), ¡que ellos no producen!, y algunos pueden llegar a tener más precio que el petróleo, cuidado, ¡más precio que el petróleo!

De modo que hay una serie de productos resultado de nuestros centros de investigación que ya los estamos llevando a la práctica, y hay una demanda creciente. Del mismo modo que vienen personas aquí a curarse de vitiligo, que no lo curan en ninguna parte, o lo curan con medicamentos nuestros hoy en el mundo; o la retinosis pigmentaria, que no la curan en ningún lugar del mundo, estamos avanzando en muchos campos. Pero sobre todo en la producción de vacunas, medicamentos de todo tipo, y no quedará ninguno que no seamos capaces de producir.

Esa es otra rama que en período especial no se detendrá en absoluto; si hay un centavo, va a eso.

Y nos queda la tercera rama que es el turismo, que también puede significar grandes ingresos para el país, porque este es un país que tiene aire puro, mar puro; ese sol que raja las piedras es el sol que quieren los europeos en invierno y los nórdicos, porque teniendo el agua de la playa y recreándose por allí, ese sol viene muy bien; no ayuda a la siembra de boniato, no es idóneo, pero es excelente para la recreación.

Ese mundo desarrollado vive angustiado por la contaminación, sabe que todo está contaminado; en el Mediterráneo se vierten los residuos de 140 000 industrias y allí ya no crecen ni los peces, disminuyen los niveles de oxígeno. Entonces nosotros tenemos mares puros rodeados por la corriente del golfo, excelentes recursos naturales, no tenemos petróleo, pero tenemos lugares por ahí que son una maravilla; y como tenemos que vivir y como necesitamos dinero y necesitamos recursos, y como hay que salvar la Revolución, entonces haremos también todas las inversiones necesarias en ese campo (APLAUSOS).

Estos son programas priorizados. Cualquier programa de tipo económico, todo lo que nos dé algo, que nos ahorre una importación o nos resuelva un problema importante o genere una exportación, tendrá atención priorizada. Lógicamente, si construimos mucho menos, porque empleamos menos cemento, puede quedarnos cemento para exportar —si hay combustible—, o pueden quedarnos cabillas, pueden quedarnos otros materiales con los cuales podemos incrementar las exportaciones.

Hay cosas, por ejemplo, muy importantes ahora: fabricar bicicletas es cuestión de primer orden (RISAS). Hemos adquirido 200 000, estamos gestionando la adquisición de otras 500 000 y se han dado las instrucciones de adquirir rápidamente los equipos para cinco fábricas de bicicletas ¡cinco fábricas! (APLAUSOS)

Por ahí en "Juventud Rebelde" salió publicado que se iban a producir 500 000 en 1991, eso no es correcto; en 1991 podremos disponer, quizás, si logramos comprar estas 500 000, de más de 500 000, pero son las que estamos comprando y hay que armar. Ya dije que tenemos 200 000 y estamos tratando de adquirir 500 000 más, pero al mismo tiempo comprando los equipos para fabricar cientos de miles; nadie puede decir que en el primer trimestre van a rodar las primeras bicicletas producidas aquí, ¡no!

Hay una fábrica de ómnibus Girón-VI, que es la ruina sobre ruedas por la cantidad de gasolina que gasta, y por ahora no haremos un Girón-VI más; si hay un motor lo guardaremos de reserva para aquellos en que no quede otro remedio que la desgracia de tenerlos caminando. Pero la fábrica de Girón-VI de aquí de Línea se vuelve fábrica de bicicletas, y el día que construyamos otra vez ómnibus ahí, tendrá que ser un ómnibus con un motor que rinda 20 kilómetros por galón y no siete; eso es la ruina, es una pipa de combustible botando gasolina por todo el camino. Ni se sabe lo que hay que hacer para que un motor gaste un galón en siete kilómetros trasladando unas pocas gentes. Tenemos algunos hierros de estos que pararlos es enriquecerse.

¿Qué queremos con esas bicicletas? Distribuirlas. Ya estamos haciendo algunos programas para los que viven dentro de un límite de ocho a diez kilómetros, en que no se tarden más de media hora, ó 20 minutos, 15 minutos, 10 minutos, en llegar a sus centros, y entonces si que vamos a tener LPV aquí en cantidades industriales (APLAUSOS).

Si nuestra población hace lo que han hecho algunos países, es lo que hace China y Viet Nam hoy día... Hay países que viven con muchos menos ómnibus y todas esas cosas que nosotros, y que se mueven en bicicleta. Ahora tiene que venir la era de la bicicleta, y creo que no vamos a ser nosotros solos, porque lo que pasa por ahí es del diablo, lo que viene para el Tercer Mundo es peor que todo eso.

Bueno, vamos a fabricar bicicletas. Esa es una inversión que hay que hacer inmediatamente, como las inversiones para la producción de los elementos de los microjet, para el cítrico, para lo otro; como la producción de motores para riego; como la producción de máquinas Fregat. Todo eso tiene que tener los recursos ahí a mano de lo que tengamos.

Al pueblo le toca de todo algo, del plan alimentario al que más le toca es al pueblo, con período especial y sin período especial. A decir verdad, compañeros, veníamos haciendo el plan alimentario sin período especial, veníamos trabajando muy duro desde que empezó el proceso de rectificación; cientos y cientos de fuerzas constructivas se han organizado para este plan alimentario.

De los programas de la industria de medicamentos se beneficia el pueblo, porque si es una vacuna nueva, protege a los niños y a la población en general; ya todos los niños de este país están vacunados prácticamente contra lo que era el azote, un látigo, un terror de la población: la meningitis meningocócica; y ya tenemos también la vacuna contra la hepatitis B, que es una vacuna costosa, y nosotros la vamos a producir en masa para nosotros y para exportar.

Hay excelentes productos que se vislumbran muy útiles contra la presión arterial, contra el colesterol, de lo cual padece un gran número de personas; más otras cualidades que tienen otros productos que son una esperanza y una promesa, sobre todo para los más antiguos (RISAS). Pero hay de todo en este mundo, antiguos y no antiguos.

Debo decirles que estamos avanzando en algunos importantes productos, y eso beneficia al pueblo directa e indirectamente. Pero hasta el plan turístico, que no solo es fuente de empleo, sobre todo en las regiones vírgenes del país que vamos a desarrollar, fuente de empleo bien remunerado para decenas y cientos de miles, no es tan duro como cultivar boniato; y hay muchas personas en el país, sobre todo en el resto del país, no tanto en la capital, que gustan de ese tipo de trabajo. Pero las instalaciones de turismo no estarán llenas todo el año, y en una parte del año una parte de esas instalaciones podrán servir también para el descanso y la recreación de nuestro pueblo (APLAUSOS). En período especial estas ramas tendrán prioridad.

Hay algo que cuando mencionaba las empresas varias debí decir, es una idea nueva muy importante y que surgió del contingente "Blas Roca". Ellos pidieron que les entregaran un área y organizar una brigada agrícola del contingente. Les dimos 65 caballerías de plátano con microjet: 15 están sembradas ya, y las otras 50 serán de microjet aéreo, que es el que tiene un 50% más de productividad por encima del microjet de superficie. Es aéreo porque es como una ducha, cae sobre las plantas desde arriba. Va a tener en conjunto 65 caballerías de plátano fruta.

Los compañeros del MICONS de La Habana, sus contingentes, han pedido que les den a ellos otra área. Luego, es posible que las 500 caballerías de plátano con microjet de la provincia La Habana estén atendidas por contingentes. Ya ese es un trabajador de mucha más productividad; reduciría proporcionalmente el número de movilizaciones porque estaría todo el año.

Ese es un cultivo muy técnico, se trabaja bastante a la sombra porque crea una cubierta vegetal total, no nace una hierba en los campos ya desarrollados. Es posible que las 500 caballerías con microjet, 400 de ellas de plátano fruta, sean atendidas por contingentes; sería una fuerza permanente. Es una cosa nueva que ha surgido.

También en todo el país estamos reagrupando las fuerzas. Al "Blas Roca" le vamos dejando aquellas obras que son imprescindibles y de período especial: el hotel Cohiba, el Centro de Biopreparados de Bejucal, los frigoríficos que se están construyendo en la provincia de La Habana: los de Alquízar y Güines.

La doble vía hacia Pinar del Río, una obra muy necesaria en tiempos normales, vamos a pararla en Artemisa. Sí se harán entre San Cristóbal y Pinar del Río unos 60 kilómetros de vía sencilla nueva porque es necesario, porque la vía en ese tramo está muy mala; se construirá la adecuada y necesaria para el transporte por ferrocarril, pero no la doble vía.

Varias brigadas del "Blas Roca" han pasado en Pinar del Río a construir presas, estanques para la producción de alevines para la piscicultura y otros tipos de actividades priorizadas; estamos cambiando de frentes. En la presa Juventud van a construir 20 hectáreas de estanques; en Mampostón, en la provincia de La Habana, van a construir 10. Así estamos redistribuyendo fuerzas de obras que en condiciones normales eran útiles, pero que en período especial tienen menos importancia que otras cosas que debemos hacer.

Estamos fortaleciendo el frente hidráulico, el frente de la piscicultura. Otro ejemplo es pasar obreros de la construcción a la agricultura; como brigadas permanentes vamos a empezar con esta experiencia aquí en La Habana.

Hay un conjunto de medidas que vamos tomando. De hecho, hemos dado instrucciones de no iniciar una sola obra social más. Queríamos construir escuelas nuevas en sustitución de las viejas de la capital, ya ejecutamos un programa de escuelas especiales y policlínicos; hicimos un programa de círculos infantiles, construimos casi 120 círculos. En estos momentos paramos esos programas; nos agradan mucho, son muy humanos, pero no es una necesidad fundamental de este momento. Incluso, hemos planteado en la ciudad no iniciar nuevas edificaciones de viviendas. Eso sí, hay una política: todo lo que se esté construyendo continuarlo y terminarlo; es decir, si hay un círculo o una escuela haciéndose en cualquier lugar del país, se sigue y se termina.

De modo que los programas sociales no tendremos otra alternativa que sacrificarlos un número de años; pero les puedo asegurar, compañeros, que si no hacemos un hospital más aquí —los que se están haciendo los terminaremos—, dentro de cinco años seremos uno de los primeros países del mundo en medicina, porque seguiremos graduando médicos y seguiremos avanzando. Lógicamente, no se van a parar las universidades, no concebimos eso, seguirán adquiriendo más experiencia los demás; pero programas sociales no iniciar ninguno.

Si hay que construir viviendas hoy, hay que construirlas allí donde haya una industria que requiera la fuerza de trabajo, hay que construirlas allí en el campo, dondequiera que va a resolver problemas fundamentales.

Nos duele muchísimo porque llevamos tres años haciendo inversiones en fábricas de bloques, de ladrillos, de tubos, de todo, en la industria de cemento, en todo; y tiene que doler mucho, después de tantas ilusiones que pusimos en esos programas, tener que parar. Pero debemos estar dispuestos a hacerlo, porque no podemos andar con sentimentalismo o con emociones en esto, cuando lo fundamental es salvar el país, salvar la Revolución.

En período especial este tipo de obra no podríamos hacerla. Pero con previsión decimos: no iniciar nuevas obras sociales y terminar, en lo posible, todo lo que estemos haciendo, porque son útiles; en la propia ciudad hay casi 30 000 viviendas construyéndose. Es el tipo de medidas que tenemos que ir tomando y estar preparados para tomarlas.

Pensamos también, con el problema del transporte, que no será posible mantener 28 000 viajes de ómnibus en la capital; mantendremos los que podamos mientras podamos. Es posible que no se puedan mantener ni 20 000, y quién sabe cómo estará el combustible el año que viene.

Entonces tenemos las ideas no de reducción de horas, sino de reducción de jornadas; si reducimos una hora o dos horas no hacemos nada.

Cuál será la situación de materias primas de la industria, tampoco es posible hoy saberlo; pero si hay que parar muchas industrias, las paramos. Si hay que hacer lo que dijimos en aquella reunión de la Federación de Mujeres Cubanas: Si tuviéramos que estar con la misma ropa unos cuantos años, lo estaremos (APLAUSOS), echamos manos a los escaparates o a los baúles, y habrá que hacer la ropa nueva para los niños que nacen y los que crecen; pero si nos faltara materia prima para la industria textil, entonces reduciríamos al mínimo indispensable también las producciones textiles, y estoy seguro de que, a pesar de todo, nuestras mujeres van a estar bien vestidas. Eso lo decía yo en el congreso de la Federación, veía que todos los días se ponían un vestido diferente; y aquí también, estoy seguro de que si mañana nos reunimos tú no tienes el rojo ese, ni tú el verde, ni tú el blanco, cada una tendría otro diferente (RISAS Y APLAUSOS). El que más y el que menos ha ido guardando su trajecito por ahí, igual que hacen las familias que guardan la cuna y guardan ropa del mayorcito para el más chiquito, todo el mundo sabe cómo es la cosa. En fin, debemos estar preparados para todo, en especial para hacer cosas racionales.

Sin embargo, compañeras y compañeros, hay una idea que quiero que ustedes tengan muy presente. ¡Solo un sistema socialista puede afrontar esto, solo un sistema socialista! En un sistema capitalista lo que habrían hecho con la electricidad ahora, es poner el precio al doble o al triple y no hablar nada más del asunto. Todo el que tiene poco ingreso, el más pobre se queda sin electricidad y se acabó. Solo un régimen socialista enfrenta el problema de otra forma y es capaz hasta de racionalizar la electricidad y no resolver el problema con precios. Si se pone a 20 ó a 25 centavos el kilowatt, tengan la seguridad de que se ahorra mucho más kilowatt, pero a quién fastidia, a quién afecta, a quién revienta: a los trabajadores, al sector más humilde del pueblo, esos son los que se afectan (APLAUSOS).

¿Qué haría el capitalismo en una crisis energética con el transporte? No puede hacer nada, no tiene escapatoria. Eleva el precio del pasaje a 50 centavos, y, desde luego, nadie tendría el menor chance de hacer lo que hacen algunos aquí a causa de ciertos malos hábitos entronizados, que se montan y no pagan. En el capitalismo, por lo general, no se lo permiten a nadie; pero, bueno, suben el precio, lo ponen a 50 centavos y reducen el número de viajes de 26 000 a 8 000, nada más; y de ahí expulsarían a las dos terceras partes de los 15 000 trabajadores de ómnibus de la Ciudad de La Habana que son bastantes, está infladito eso también. Parece que andar en un timón es más agradable que trabajar en el surco, aunque es justo reconocer que manejar un ómnibus en Ciudad de La Habana implica un gran esfuerzo.

¿Qué hacen los capitalistas? ¿Qué están haciendo en muchos países de América Latina?, todos los días leemos las noticias y no habían caído en la crisis que viene ahora por lo del combustible: lanzan a la calle a millones de personas, multiplican los precios, revientan al pueblo y solo una minoría de superprivilegiados resuelven los problemas.

Eso lo estamos viendo en la América Latina en los últimos años, mucho, mucho, las famosas fórmulas de shock, que también el Banco Mundial y el Fondo Monetario les están recomendando a muchos de los antiguos países socialistas del este, aquellos que decidieron construir el capitalismo: a botar millones para la calle, a elevar los precios.

Los capitalistas resuelven el problema así; sin embargo, la Revolución enfrentará todo este período especial sin lanzar a nadie a la calle, sin privar a un solo ciudadano de sus recursos, sin dejar a nadie sin empleo (APLAUSOS). Puede ser que abunde el dinero, no voy a decir que no, será uno de los problemas a los que nos enfrentaremos porque, lógicamente, se disminuirán muchos bienes de consumo duradero; prácticamente no se cuenta con disponer de nuevos artículos electrodomésticos. Es lamentable, pero más vale que no nos falten los alimentos, que no nos falten los medicamentos y esperemos. Nos alegraría que siguiera electrificándose el país y llegar al ciento por ciento, ahora no podemos; que cada familia tenga su televisor en colores, ya los estábamos haciendo; o que tenga su refrigerador, lo que sea, o el ventilador. ¿Pero realmente podemos asegurar que dispondremos de esos artículos con las perspectivas que hay delante? Sencillamente, no puede ser.

No se quedará —y esa es la característica de nuestro socialismo, de nuestro sistema— un solo ciudadano desamparado, un solo ciudadano abandonado. Retamos al capitalismo a que resuelva el problema de esa forma y que se enfrente a dificultades como esta de esa forma.

Si tenemos que reducir la jornada de trabajo, la reducimos; si no podemos trabajar cinco días, trabajamos cuatro, y si no nos alcanzan la materia prima y el combustible en la industria para trabajar cuatro, trabajamos tres y damos tiempo libre, que bien empleado no se sabe lo que vale.

Yo conversaba con los compañeros de "Juventud Rebelde". Ellos tienen planes de estudiar idiomas, estudiar computación en el tiempo que les sobre ahora, que van a salir como semanario. Todo el mundo tiene que hacer sus programas, o un joven, por ejemplo, puede pasear con la novia en bicicleta (RISAS). No tiene que ser en un Ikarus, un Ikarus es una ruina sobre ruedas, igual que el Girón-VI.

Daremos tiempo libre, y a lo mejor les decimos a los ingleses: Miren, se fastidiaron, ahora nosotros tenemos la jornada de 30 horas y ustedes siguen con la de no sé cuánto (RISAS). Le diremos a Europa que estamos delante de ellos. Claro, el día que se restablezca la situación tendremos que volver a trabajar más tiempo, desde luego.

En este período los contingentes van a seguir trabajando intensamente; los que estén construyendo industrias de la biotecnología, objetivos económicos muy importantes, o un hotel para el turismo, esos trabajarán día y noche todo el tiempo que sea necesario.

Es posible, repito, que la situación del combustible y materias primas nos obligue a reducir las jornadas. Ya se están tomando muchas medidas de ese tipo o similares. Algunos centros han trabajado una hora más para el sábado de trabajo que les tocaba no hacerlo, y algunos han puesto jornadas alternas, donde había doble turno, han puesto un día sí y un día no.

Estamos buscando muchas fórmulas pero ninguna es a costa del ciudadano; cuando menos el trabajador ganará tiempo libre, pero no se quedará en la calle sin empleo, sin un centavo. Esa es la concepción verdaderamente humana.

¡Tanto que hablan de los derechos humanos los imperialistas y sus fórmulas son despiadadas, siempre a costa de los trabajadores, siempre a costa del pueblo! Esa será la gran virtud de nuestro sistema para enfrentar dificultades como estas.

Con un sistema capitalista en nuestro país, esto sería absolutamente imposible; reventarían, tendrían diez revoluciones, como es posible que ocurran en algunos países, en la situación que se presenta actualmente. No se sabe.

En este caso, para nosotros coinciden dos cosas. Ya hubo crisis petrolera en otros tiempos, pero no había crisis del campo socialista. Ahora han coincidido dos cosas: la crisis en el campo socialista y la crisis energética, derivada de los problemas del golfo Arábigo Pérsico. Este es un problema serio, ¡muy serio!

Para nosotros se han unido las demás cosas, pero para los otros la situación es el desastre; hay más de 100 países que con el precio del petróleo a 40 dólares no se sabe lo que va a pasar en ellos.

Pero esto no ha terminado. Si estalla una guerra el petróleo, como dije, se eleva a 50, 60, 70 dólares, inexorablemente, y eso sería una catástrofe mundial que afectaría no solo a los países del Tercer Mundo. Reventaría el Tercer Mundo, aquellos países del Tercer Mundo que no producen petróleo y que son la inmensa mayoría; unos pocos países petroleros se llenarán de dinero, y ni se sabe lo que van a hacer con ese dinero; los países capitalistas desarrollados se defenderán mejor, pero vendría inexorablemente una recesión de la que no escaparía ni siquiera Estados Unidos, que produce una parte importante del petróleo y del gas que consume. De modo que el mundo está ante una situación extremadamente peligrosa, y muchos de esos países no tienen el recurso que tenemos nosotros de decir: Vamos entre todos a enfrentar esto, vamos entre todos a echarnos la carga encima, vamos entre todos a salvar el país, vamos entre todos a impulsar todas aquellas actividades que nos permitan en un futuro, y trabajando como debemos trabajar en estas circunstancias, encontrar soluciones definitivas. ¡Ya tenemos que pensar que algún día conquistemos, al precio que sea necesario, nuestra total independencia económica! (APLAUSOS) ¡Nuestra total independencia económica!, y la vamos a conquistar; la vida nos va a imponer esta prueba, pero vamos a salir mucho más maduros, vamos a salir mucho más fuertes, vamos a salir mucho más libres.

¿Qué tenemos para ello? Aunque nuestro país sea un país pequeño, que no posee recursos energéticos importantes, tenemos la inteligencia de nuestro pueblo (APLAUSOS). La inteligencia que ha desarrollado la Revolución en estos años, las capacidades técnicas y científicas que se han creado, los valores morales, los principios revolucionarios que hicieron que este país enviara al exterior en 15 años más de 300 000 combatientes internacionalistas. Ningún país del mundo hizo eso, y esos valores ahora estarán presentes.

Ahora a este país se le pide una misión internacionalista extraordinaria: ¡Salvar la Revolución en Cuba!, ¡salvar el socialismo en Cuba! (APLAUSOS PROLONGADOS), y ese será el más grande servicio internacionalista que pueda prestar nuestro pueblo a la humanidad.

Las ideas revolucionarias no están vencidas, ni mucho menos, están pasando un momento difícil, pero volverán con más pujanza. Y volverán más rápido cuanta más injusticia haya en el mundo, cuanta más explotación haya en el mundo, cuanta más hambre haya en el mundo, cuanto más caos haya en el mundo. Volverán las ideas revolucionarias y nosotros, que somos abanderados de esas ideas, tenemos que mantenerlas en alto, ¡la historia nos ha dado esta misión, la historia! (APLAUSOS) Y como decía, tenemos la inteligencia, las virtudes morales, la valentía y el heroísmo suficiente para cumplir esa misión.

No es poco lo que nos hemos preocupado en estos días por la suerte, ya no nuestra, sino de decenas y decenas de países del Tercer Mundo. En las Naciones Unidas ustedes habrán podido apreciar el comportamiento de nuestra representación en el Consejo de Seguridad, a raíz de la crisis del golfo Arábigo Pérsico. Nos ha tocado el privilegio de poder actuar allí con un desinterés total, con una dignidad total y con un espíritu de justicia total, y hemos hecho extraordinarios esfuerzos por la paz, para encontrar una solución al problema sin guerra; pero una solución justa.

Nosotros no tuvimos ninguna vacilación en rechazar y condenar la ocupación de Kuwait y la anexión de Kuwait, a partir de principios y de consideraciones sobre las normas de derecho internacional que estimamos deben regir en nuestro mundo y, por tanto, no tuvimos ninguna vacilación en apoyar las resoluciones que condenaban aquellas acciones que eran, a nuestro juicio, violatorias del derecho internacional.

Pero a la vez nos hemos opuesto con energía a todo lo que hemos considerado injusto, y una de las cosas más injustas es el intento de rendir a todo un pueblo por hambre, que a eso equivale el bloqueo. Primero luchamos mucho porque del bloqueo se excluyeran los alimentos y las medicinas, porque si condenable es la práctica de tener rehenes o convertir en rehenes a un número de personas inocentes, contra lo cual estamos y a lo que siempre nos opondremos, es más cruel todavía tratar de matar por hambre a millones de mujeres, ancianos y niños para conseguir un objetivo determinado. Y ese bloqueo no afecta fundamentalmente a las fuerzas militares, sino a la población civil y, dentro de la población civil, a millones de mujeres, ancianos y niños, y es repugnante; y eso es lo que ha querido Estados Unidos, y lo ha demostrado allí, frente a los esfuerzos de Cuba por definir bien y por tratar de que la excepción de alimentos y medicinas se aplique.

Estados Unidos ha estado ideando procedimientos que hacen prácticamente imposible el envío de alimentos y medicinas. Para que ustedes vean cómo por un lado se habla de derechos humanos, se habla en nombre de determinados principios y, por otro lado, se aplican fórmulas increíblemente crueles y repudiables.

A eso nos hemos opuesto categóricamente, del mismo modo que no votamos por el bloqueo, porque sabíamos lo que venía detrás de eso. Apenas se adopta la resolución sobre el bloqueo en Naciones Unidas, Estados Unidos unilateralmente decide establecer un bloqueo naval por su cuenta, sin autorización de Naciones Unidas.

Pero después ocurrió algo verdaderamente bochornoso, que fue la resolución en que el Consejo de Seguridad consagra la medida de bloqueo unilateral por parte de Estados Unidos, y nos opusimos. Creo que fue un día vergonzoso, un día deshonroso para el Consejo de Seguridad, ese en que consagraron la acción militar unilateral de Estados Unidos. Desde ese momento se veía claro que Estados Unidos llevaba la batuta en el Consejo de Seguridad.

Ahora acordaron el bloqueo aéreo y Cuba votó en contra; ¡fue el único país!, ¡hemos tenido el honor y la gloria de ser el único país! (APLAUSOS PROLONGADOS) La historia se encargará de consignar el honor, la dignidad y el valor con que actuó Cuba en ese momento tan importante de la vida de la humanidad. Hacía falta tener una posición firme y no nos abstuvimos, ¡votamos en contra!, y votaremos en contra de todo aquello con lo que no estemos de acuerdo, aunque seamos los únicos (APLAUSOS).

Varias de las resoluciones acordadas en el Consejo de Seguridad conducen a la guerra, y nosotros hemos luchado por la paz en el Consejo de Seguridad. Y no solo allí, en todas partes, porque son muchas las gestiones silenciosas, calladas que hemos hecho para buscar una solución política al conflicto y no una solución militar; nos hemos movido, hemos hecho uso de nuestras relaciones con muchos países, tratando de obtener este objetivo.

Una solución política, a nuestro juicio, implica necesariamente el cese de la ocupación de Kuwait y el restablecimiento de la soberanía de ese país. En esto no tenemos dudas de ninguna clase y tenemos una línea de principio, una línea recta, una línea clara.

Creemos que debe haber garantía para todos los países de la región; y creemos que si las Naciones Unidas es capaz de lograr una solución política, podría también desarrollar fórmulas de garantía para todos los países de la región con la retirada de las tropas iraquíes a su frontera, a su territorio, y con la retirada de las tropas de Estados Unidos y de la OTAN, de la región del golfo Arábigo Pérsico.

No obtener una solución política sería una derrota de la humanidad, y nosotros hemos apostado por esa solución política, hemos trabajado y trabajamos, aunque conscientes de que queda cada vez menos tiempo. Y lo hacemos no solo por la vocación política de nuestro pueblo, de nuestra Revolución, no solo por el cumplimiento del deber internacional, es que duele mucho, realmente, ver cómo avanza una catástrofe para el mundo y que no se pueda impedir. Y aquí no se trata de una catástrofe de armas nucleares, ¡no!, aunque nadie sabe lo que pase allí; si se usan armas químicas y armas nucleares, nadie siquiera lo puede garantizar. Pero esa guerra no solo costaría muchas vidas allí, en el campo de batalla; esa guerra sería una catástrofe para la economía internacional, especialmente para la economía de los países que tienen que desarrollarse, para la economía de los países del Tercer Mundo no petrolero, que son la inmensa mayoría. Del mismo modo que algunos países van a nadar en dinero, otros van a nadar en miseria, sacrificios y sufrimientos de todo tipo. Por cada vida que se pierda en los campos de batalla del golfo Arábigo Pérsico, mil personas se morirán de hambre en el Tercer Mundo. Ese destino sería inexorable.

El estallido de un conflicto en el golfo Arábigo Pérsico, la solución militar, aparte de todos los riesgos que entraña de convertirse, tal vez, en una guerra química y quién sabe si una guerra con uso táctico de armas nucleares, puede producir una destrucción incalculable, no solo de vidas, sino de recursos energéticos que son, hoy por hoy, el talón de Aquiles de la economía internacional y de la economía de los países del Tercer Mundo.

Si a la enorme deuda de más de un millón de millones de dólares, a estos países se les suma ahora un petróleo a 60 y 70 dólares, ya ustedes podrán imaginarse la catástrofe. Esto ha sido un motivo más para que hayamos multiplicado nuestros esfuerzos en favor de la paz, en el Consejo de Seguridad y en todas partes.

Puede decirse que Estados Unidos y los occidentales han estado apostando a la guerra, una guerra que, incluso, produciría consecuencias bastante negativas para la economía de los países desarrollados y para la propia economía de Estados Unidos. Estoy seguro de que si fueran capaces de pensar con serenidad, se persuadirían de que la guerra es la peor de las soluciones para resolver ese conflicto; que ese conflicto puede y debe resolverse políticamente. Y varias de las resoluciones tomadas por el Consejo de Seguridad, en vez de facilitar el camino de la solución política, lo han alejado, lo han complicado.

En la ONU, también en este momento, nuestro país ha librado una gran lucha, no solo pensando en nuestros intereses —sí, nuestros propios intereses están envueltos en este problema—, sino pensando en los intereses de todo el mundo y, fundamentalmente, en los intereses de los pueblos del Tercer Mundo. Seguiremos librando esa honrosa y a veces solitaria batalla; pero, ¡no vacilaremos, no claudicaremos, no retrocederemos!

Esto, compañeras y compañeros cederistas, es, en esencia, lo que quería decirles hoy, al cumplirse este XXX aniversario.

Algo que me ha caracterizado siempre, desde que me consideré revolucionario, desde que empecé a ser revolucionario, es la confianza en el pueblo, la fe en el pueblo, la seguridad en el pueblo, y sé que tenemos el privilegio de contar con uno de los pueblos más inteligentes, más valientes, más heroicos. Somos un pueblo de honor, un pueblo de dignidad, cualesquiera que sean otros defectos que podamos tener.

En estos tiempos difíciles habrá, sin duda, como siempre, los ratones que quieren abandonar el barco, los cobardes, los habrá (EXCLAMACIONES DE: "¡Que se vayan!"). No ya el barco en el sentido de irse, no, en eso no hay problema, camino de plata, de oro si quieren, incluso, a los que quieran en este momento ir a cambiar de patria. No somos nosotros, ustedes lo conocen perfectamente, los que ponemos trabas a la salida; son ellos, los de los derechos humanos, que cuando les van a pedir una visa no se las dan, pero si se meten con un machete afilado allí amenazando arrancarle la cabeza al embajador, entonces le dan enseguida la visa y le pagan el pasaje (APLAUSOS).

Así hemos sido testigos de cómo empezó el jueguito de las embajadas, al cual se le aplicó su receta y se dijo: Es el único camino por el que no sale nadie, ni ahora ni luego. Esos se quedarán, aunque no quieran en esta patria que se han negado a aceptar, que han sido incapaces de apreciar (EXCLAMACIONES DE: "¡Para la agricultura!").

No, a la agricultura irá la gente de honor, irá el proletariado, irán los mejores trabajadores de este país (APLAUSOS PROLONGADOS). La agricultura es un gran honor en estos instantes, aunque tengamos que producir boniato, plátano, malanga y yuca hasta para los parásitos, porque siempre es así, además tenemos que alimentar a ese lumpen; lumpen hay que alimentar y antisociales, pero, bueno, qué vamos a hacer, veremos, les daremos su pedazo de boniato, no se lo vamos a negar, pero no podrán disfrutar de la gloria de lo que estemos haciendo. Tal vez un día se pueda inventar alguna fórmula, como es darle más al que más hace y un poquito menos en la libreta al holgazán, todas esas cosas son posibles (APLAUSOS). No las anuncio, quizás puedan ser muy complicadas, pero la vida dirá qué hacemos.

No es lo mismo el obrero al que le demos tres días a la semana o cuatro, ese se sentirá feliz, ese se sentirá que cumple con su deber. Lo que hay que hacer es crear una atmósfera de condena, realmente, al bergante, al holgazán, al perezoso, al vago, al parásito; esa debe ser tarea de nuestras masas, es el clima moral el que tiene que presionar sobre ellos.

Brazos nos van a sobrar en una situación como esta, no hay duda; lo que nos va a faltar es materias primas, combustible, y podremos compartir ese esfuerzo entre todos, aunque ya decía que algunos tendrán que trabajar más que otros, y lo harán con orgullo.

Pero, bueno, me refería a los que quieren abandonar el barco de la Revolución, limpiarse de haber sido revolucionarios, o haber militado aquí y allá; los hay por ahí, los veo incluso, son los que se asustan, los asustadizos, esos han existido siempre (APLAUSOS).

Los hay que pierden la moral y tratan de extender su desmoralización; a esos hay que salirles al paso. Y en tiempos difíciles, la gusanera querrá levantar la cabeza; hay que combatirla y decirle: ¡Gusano, a tu hueco! (EXCLAMACIONES DE: "¡Pin, pon, fuera, abajo la gusanera!") ¡Gusano, a tu basura; gusano, a tu estiércol; gusano, a tu podredumbre, y cállese la boca! Las buenas virtudes cívicas y combativas de los CDR no se deben perder nunca.

¡La moral de los hombres dignos, de los hombres y mujeres dignos, la moral de los valientes, la moral de los patriotas, la moral de los revolucionarios, la moral de los comunistas, es la que tiene que prevalecer! (APLAUSOS)

Ahora ya estamos, incluso, adoptando una nueva forma de organización popular. Como ustedes conocen, ya se están creando en la capital los 93 consejos populares de las 93 zonas en que va a estar dividida la capital; ya había cinco funcionando hace algún tiempo. De acuerdo con la dirección del Partido y la dirección del Estado, se ha tomado la decisión de aplicarla, se dice como experiencia, pero creo que va a ser como realidad definitiva; la experiencia será en el sentido de funcionamiento, normas, tareas. Ya el 10 de octubre la capital tendrá sus 93 consejos populares con su Presidente, que será el líder natural, el hombre o la mujer seleccionado entre los delegados de circunscripción; será un hombre que fue electo delegado de circunscripción y que, a su vez, será electo por los demás delegados de circunscripción de la zona. No se puede tener una institución más democrática, más popular. El presidente del consejo es delegado de circunscripción, elegido por el resto de los delegados de circunscripción de la zona que, a su vez, fueron elegidos directamente por el pueblo, y no solo elegidos, sino postulados por el pueblo.

En el consejo, desde luego, participarán también los representantes de las organizaciones de masa, será un instrumento formidable: 93 presidentes de consejo; serán profesionales, cobrarán el sueldo de lo que estaban haciendo para dedicarse a tiempo completo a la tarea, con el apoyo de los demás delegados de circunscripción (APLAUSOS). Ese presidente del Consejo Popular será una autoridad allí, una autoridad que representa al pueblo, que representa al municipio, que representa a la provincia y que representa al gobierno, quede eso bien claro: es representante del pueblo y representante del gobierno allí.

Creo que apoyados por las organizaciones de masa podremos combatir muchos de los vicios que persisten y muchas cosas que son resultado del descontrol. Porque he hablado con algunos delegados de circunscripción: "¿Tú eres capaz de saber cuándo hay faltante en un comercio?" Dice: "¡Sí!". "¿Tú eres capaz de saber cuándo hay privilegio, cuándo hay corrupción o algo?" "¡Sí!" Y ese hombre será allí una autoridad.

Y el consejo procurará que los que trabajen allí en la bodega y en los otros centros de servicios sean trabajadores de allí, en lo posible de la zona o de las proximidades (APLAUSOS). Porque en esas zonas tenemos entidades que son del municipio, entidades que son de la provincia, entidades que son de la nación; y lo mismo sea una panadería, que una bodega, que una fábrica de cigarros, allí tienen que estar el presidente del consejo y el consejo observando todo lo que ocurre, poniendo orden, exigiendo.

A esta conclusión llegamos después de que se estuvo discutiendo el llamamiento al Congreso del Partido, y con el criterio de todas aquellas cosas que en las discusiones del llamamiento resulte claro que hay consenso, que hay criterios ampliamente mayoritarios, irlas aplicando antes de que lleguemos al congreso, ¡aplicarlas antes de que llegue el congreso! (APLAUSOS)

A mi juicio, en la capital, esta es una de las medidas más importantes de perfeccionamiento del funcionamiento del Poder Popular, porque los delegados tendrán autoridad, y tendrán una autoridad allí que los representa todo el tiempo, que llama al municipio, que llama a la provincia, que llama a donde tenga que llamar. Y yo mismo propongo reunirme cada cierto tiempo con estos 93 jefes de consejos populares (APLAUSOS). Ellos podrán decirnos qué pasa allí en la bodega, en la carnicería, en el centro gastronómico, en el timbiriche, en cualquier servicio en cualquier parte; ellos sabrán lo que pasa allí y serán los representantes del pueblo y del Estado socialista en esa lucha. Ellos no van a administrar, ni van a andar con papeles ni burocracia; ahora empezarán hasta en una bodega o en un Comité de Defensa, o en un lugar allí, donde pueda haber un teléfono, mientras les podamos poner un teléfono para realizar sus gestiones.

Claro, ustedes saben que tenemos un programa de desarrollo telefónico en la capital, lo veníamos haciendo y lo vamos a seguir, figúrense, en período especial habrá más conversadera, me imagino, y más llamadas (RISAS); bueno, en lo que podamos, tenemos un programita de 200 000 nuevos teléfonos. Creo que si conseguimos la materia prima tenemos hasta una fábrica de hacer los cables, que hemos adquirido, ya está terminada en San José de las Lajas. Hemos comprado muchas líneas, y las compramos a buen precio porque aprovechamos esta reconversión que tienen algunos países, las compramos allí y para acá, de uso, baratos, a la décima parte del precio, están mucho más nuevas que las que tenemos nosotros y las vamos instalando.

Al presidente le tocará, posiblemente, un teléfono y tal vez una bicicleta con motor (RISAS). Eso nos va a ayudar en esta batalla a arreglar nuestras cosas, para combatir vicios que el pueblo con razón critica, para combatir formas de corrupción allá abajo; esa batalla se gana solo con el pueblo y solo con la participación del pueblo. Así que tenemos que librar una batalla no solo en lo político, sino también en lo económico, una batalla por la eficiencia.

Tenemos que ser soldados dignos de esta época, de esta hora, de esta lucha, de esta misión. Tenemos que salvar la patria, en primer lugar (APLAUSOS); porque queremos una patria libre e independiente, y hoy más independiente que nunca, ¡más independiente que nunca! Y que tengamos siempre una patria digna y hermosa, no una colonia yanki.

¡Hay que salvar la patria, hay que salvar la Revolución, hay que salvar el socialismo: esa es la tarea a la cual invitamos hoy a los 7 millones y medio de cederistas! (APLAUSOS)

¡Socialismo o Muerte!

¡Patria o Muerte!

¡Venceremos!

(OVACION)