DISCURSO PRONUNCIADO POR EL COMANDANTE EN JEFE FIDEL CASTRO RUZ, PRIMER SECRETARIO DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA Y PRESIDENTE DE LOS CONSEJOS DE ESTADO Y DE MINISTROS, EN EL ACTO DE INAUGURACIÓN DEL CONSULTORIO-VIVIENDA DEL MÉDICO DE LA FAMILIA CONSTRUIDO EN EL MUNICIPIO PLAZA POR EL CONTINGENTE ESTUDIANTIL "ANTONIO GUITERAS", DE LA FACULTAD DE DERECHO DE LA UNIVERSIDAD DE LA HABANA, EL 28 DE ENERO DE 1991.

(VERSIONES TAQUIGRÁFICAS - CONSEJO DE ESTADO)

A mí me pasó igual que a Víctor, no me dijeron que tenía que hablar, pero desde que llegué aquí vi un micrófono (RISAS). Dondequiera que llego siempre aparece algún micrófono, sobre todo cuando tienen chance de saber que voy; cuando recorro —como hago la mayor parte de las veces— los sitios, los centros de trabajo, los campamentos, voy siempre de improviso y no tienen tiempo de poner micrófonos allí y aprovecho esas oportunidades para conversar más familiarmente, de cerca, con los trabajadores, con los científicos, con los estudiantes, con los campesinos; pero comprendo que en una ocasión como esta hay que decir algo.

Me hacia gracia cuando Víctor explicaba que a veces uno no sabía cómo empezar, y yo en ese momento meditaba que lo que ocurre muchas veces es que hay gente que no sabe cuándo terminar (RISAS).

Hemos tenido en Víctor un ejemplo de orador extraordinario porque fue breve, y los que hablan breve son siempre, por lo general, los más apreciados, ¿comprenden? (APLAUSOS) Por eso voy a hablar breve hoy aquí también (EXCLAMACIONES DE: "¡No!").

El recordaba que hoy han entregado esta obra como homenaje al aniversario de Martí. Es un homenaje sencillo pero de una gran significación por lo que representa esta obra en muchos sentidos, primero, como un aporte más de la Revolución a la salud del pueblo.

Estuve conversando con la doctora —pues aunque ella estaba en el policlínico, conoce a todos los vecinos— y le pregunté:

"¿Quién vive ahí al lado?" Dice: "Ahí vive Magali —creo que me dijo Magali—, que tiene un niñito que tuvo algunas dificultades, pero el niñito está muy bien." Y me explicó que el niñito había sido prematuro, bajo de peso, había nacido con dos libras, y dice: "Bueno, pero lo salvaron y está muy bien el niñito." Pregunté qué edad tenía y ya tiene cuatro meses. Y le pregunto: "¿Qué peso tiene ahora?" Dice: "Bueno, tiene nueve libras." Digo: "¿Pero ustedes lo inflaron?" ¡Nueve libras tiene el chiquito ya en cuatro meses! Lo atendieron en el "González Coro", una institución de primera calidad, muy especializada y que cada día tiene más experiencia.

Bueno, no hay duda de que ese niñito ha sobrevivido a una prueba difícil, para felicidad de sus padres y para la felicidad de todos, y sin duda que su vida en este momento, esa vida que enorgullece al médico de la familia y a los vecinos, es resultado de la obra que ha hecho la Revolución en el campo de la salud.

Ya el mero hecho de que se haya reducido extraordinariamente la mortalidad infantil —el año 1990 fue de 10,7 nacionalmente— en nuestro país, nos sitúa entre los primeros del mundo. Un día llegaremos a 10 y bajaremos de 10, ya veremos, en un lugar, realmente, donde las mujeres paren, porque por ahí hay algunos países que tienen un poco menos que nosotros, países muy ricos, pero con muy pocos nacimientos. Tal vez no tengan algunos de los problemas que tenemos nosotros, como son las madres demasiado jóvenes, las madres demasiado precoces. Como ustedes saben, el índice de mortalidad es influido por todos esos casos de riesgo y es realmente elevado todavía el número de madres que dan a luz cuando su organismo no ha llegado al pleno desarrollo físico.

Esos factores influyen, como influye el clima. Nuestro clima es caluroso, es un clima húmedo. Los climas calurosos y húmedos son siempre más adversos para la salud humana. Somos una isla, en general las islas son muy afectadas por las enfermedades de tipo respiratorio, sobre todo las asmáticas. Todos esos factores influyen, pero de lo que no hay dudas es de que no hay ningún país tropical en el mundo que haya reducido la mortalidad infantil a los niveles que los ha reducido Cuba y, desde mi punto de vista, el clima en el trópico en las condiciones de Cuba es más adverso de lo que puede ser un clima más seco, un clima templado. En el trópico hay siempre más insectos, más hongos, más vectores, más problemas de todas clases.

Pero es muy estimulante pensar que ya nuestro país ha logrado reducir la mortalidad infantil a esos niveles. Es una verdadera proeza —podemos señalar— en el campo de la salud.

Esto no se mide por el hecho de que se ha disminuido. De cada 100 se salvan 99 que han vivido en el primer año de vida. Incluso aritméticamente es una cosa difícil, pero al luchar tenazmente por disminuir a menos de 10 la mortalidad infantil, todos los servicios de atención médica a los niños de todas las edades y a todo el pueblo mejoran igualmente en grado considerable. Y la mortalidad infantil deberá seguir reduciéndose porque tenemos muchas cosas: tenemos la cirugía cardiovascular infantil, que salva un número de niños que antes fallecían como resultado de esas malformaciones congénitas y que hoy la mayor parte sobrevive gracias a los servicios de la cirugía cardiovascular infantil; tenemos los diagnósticos precoces de las malformaciones congénitas incompatibles con la vida, que permiten la interrupción del embarazo, en el caso de que la madre lo desee; tenemos los servicios intensivos perinatales, esos servicios intensivos en los primeros días de la vida, que es donde suelen ocurrir un número mayor de fallecimientos, en los últimos años hemos desarrollado esos servicios intensivos perinatales, y tenemos el médico de la familia. Y una buena prueba de que podemos bajar de 10 es que hay varias provincias que están por debajo de 10, es que hay algunas provincias que están alrededor de siete. Es decir que tenemos varias provincias con una mortalidad infantil inferior a la de Estados Unidos, el país más rico. Demuestra que aun en el trópico, y en las condiciones de nuestro clima, se puede lograr.

No mencioné tal vez factores genéticos. Hay algunas poblaciones que son genéticamente más resistentes, más fuertes. Esos factores no los he mencionado, pero sería también otro elemento a tomar en cuenta cuando se analizan todas esas cifras de mortalidad infantil.

También es elocuente el hecho de que dondequiera que estén los médicos de la familia la mortalidad promedio está por debajo de 10, porque los médicos de la familia ayudaron mucho, realmente, en la prevención de accidentes y determinadas enfermedades.

Por eso, realmente, cuando se habla de que han inaugurado un consultorio del médico de la familia hoy, 28 de enero, yo diría que, aunque sencillo y modesto, es un sincero y un profundo homenaje a Martí (APLAUSOS).

Hay otras muchas cosas: esta obra no ha sido construida por profesionales de la construcción, sino por estudiantes de derecho, y yo entiendo que eso es todo un símbolo (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES DE: "¡Derecho, derecho!"). Y Martí, que concibió el estudio estrechamente vinculado al trabajo, se sentiría feliz también de una realidad como esta, en que los estudiantes de derecho, ya en el nivel superior, fueron capaces de organizarse en contingente, emprender una obra como esta y llevarla hasta el final, con la colaboración del resto de los compañeros de la escuela. Creo que eso entraña un simbolismo muy alto y habla de la calidad de nuestra juventud y de nuestros estudiantes.

¡Ni soñar en la época del capitalismo, ni en ningún país capitalista, que unos estudiantes de derecho realicen una obra como esta! ¡Ni soñar siquiera que hicieran la excursión por la Sierra Maestra y el Turquino de que me hablaba el compañero aquí!, estas son cosas nuevas. ¡Ni soñar que fueran milicianos y que formaran parte de las Milicias de Tropas Territoriales! Son tantas cosas y tan diferentes de lo que eran nuestros estudiantes en el pasado y nuestros estudiantes de derecho en el pasado, y tan diferentes de lo que ocurre en las sociedades capitalistas, plagadas de individualismo, de egoísmo, carentes de solidaridad de ningún tipo. Y aquí estos estudiantes, en horas voluntarias —en algunos casos por cientos y aun más de 1 000 horas voluntarias—, lograron realizar esta obra, y no para ellos, sino para los vecinos de esta circunscripción en que nos encontramos, en este municipio de la capital.

Y no han construido solo el consultorio del médico de la familia, han construido el consultorio del médico de la familia y siete apartamentos. Aprovecharon bien el terreno. Dicen que había aquí no sé qué cantera y no sé de qué la habían rellenado ni qué problemas tienen que haberse encontrado cuando fueron a establecer los cimientos de esta obra, pero han construido siete apartamentos: uno para el médico de la familia, otro para la enfermera y cinco para trabajadores de la universidad. Es decir, que cinco familias entre los trabajadores universitarios, tendrán la posibilidad de un apartamento seguro, cómodo, higiénico, con una buena ubicación, gracias al esfuerzo de los estudiantes de derecho.

Hay que decir también otras ideas que están contenidas aquí: va variando la arquitectura. Como ustedes ven este no es un edificio igual a los demás. Si vemos los edificios que se hicieron en la época del capitalismo para las familias que podían tener viviendas, nos percatamos de que tienen una arquitectura, vemos que varían esos edificios, en algunos de ellos la arquitectura es bonita y hay una variedad en las edificaciones. Ya ese estilo, desde que renació el movimiento de las microbrigadas, se tomó y empezaron, incluso, a desempolvar proyectos y a hacer proyectos nuevos para la construcción de los edificios de apartamentos, para darles mayor belleza a esas instalaciones.

Creo que en lo que se llegó a su grado más alto en este sentido es en la Villa Panamericana. Es realmente impresionante la belleza de la Villa Panamericana, construida con los mismos elementos con que se construía antes en el país, y han hecho una gran diversidad de edificios. Realmente tiene belleza aquella área, que se va a convertir también en una residencia de trabajadores. Allí tendremos alrededor de 1 500 viviendas; casi 1 500 núcleos familiares vivirán —yo diría— en el barrio más elegante de la Ciudad de La Habana.

Esa idea tenemos que seguirla promoviendo. Puedo decirles que los pueblos que vamos a construir en las empresas de cultivos varios van a tener el mismo estilo arquitectónico que la Villa Panamericana, y por eso pienso que la Villa Panamericana dejará una revolución en las construcciones urbanas de nuestra capital y de nuestras ciudades.

Ya se están haciendo las maquetas de los más de 30 pueblos que se van a construir en el sur de la provincia de La Habana, para que un día allí una población de trabajadores permanentes, establecidos, haga innecesarias las movilizaciones. Ahora se están haciendo las movilizaciones y es muy correcto, ahora hay un cierto excedente de personal en muchas áreas, y es admirable el espíritu con que esos trabajadores de la capital, lo mismo organizados en contingentes que movilizados por 15 días, están trabajando. Es ese mismo espíritu que ustedes han demostrado aquí al realizar esta obra; es el mismo espíritu, en general, de nuestro pueblo, de nuestros trabajadores.

En realidad, la Revolución en los últimos años hizo un gran esfuerzo por incrementar sus producciones de cemento, de piedra, de arena, de ladrillos, de bloques, de prefabricados, de cabillas, de todo, un enorme esfuerzo, antes de que surgiera esta situación de período especial, lo cual nos ha obligado, lógicamente, a una reducción en el ritmo de las construcciones, por eso no se han comenzado nuevas viviendas en la capital, sino que se está trabajando en aquellas que se estaban construyendo. De momento, dadas las limitaciones energéticas de combustible para la producción de cemento, hemos tenido que hacer, una importante reducción y no iniciar obras sociales; en general, no se inician, por el momento, nuevas viviendas, pero hay en construcción en la capital entre 20 000 y 30 000. Vamos a seguir trabajando fuertemente, en la medida de lo posible, para ir terminando todas esas viviendas. Esperaremos un poco más adelante para poder comenzar nuevas viviendas.

Todas las obras priorizadas tienen los recursos asegurados, entre ellas hay viviendas priorizadas, como esos pueblos de que hablábamos en el sur de la Ciudad de La Habana, o las viviendas que están en el vaso de una presa. Una sola presa, la del Cauto, que se cierra este año en la provincia de Granma, exige la construcción de 1 000 viviendas, porque hay 1 000 vecinos que viven allí donde está el vaso de la presa. La presa se termina en abril, se cierra a fines de abril, y hay que tener ya las viviendas de esos 1 000 núcleos.

Hay una serie de necesidades esenciales, asociadas a estos programas de desarrollo, asociadas a necesidades que son imprescindibles y que implican la necesidad de construir alrededor de 20 000 nuevas viviendas, como mínimo; no me refiero a las que se están construyendo y se vayan terminando, sino iniciar nuevas viviendas allí donde no hay otra solución, como es el caso del vaso de la presa, y en el país se trabaja en 30 presas, en el país se trabaja en decenas de canales de regadío.

Los recursos hemos tratado de distribuirlos de la manera más conveniente y sabia posible, pero también hay el hecho cierto, de que hoy en el país, con una tonelada de cemento, se hace el doble de lo que se hacía hace cinco años; hace cinco años se gastaban más de 700 kilogramos de cemento por metro cúbico de hormigón, hoy se están gastando alrededor de 400 y hay instituciones que están gastando menos de 400 kilogramos de cemento por metro cúbico de hormigón, resultado de la experiencia, del ahorro, de una mayor eficiencia. De manera que nuestros niveles de construcción para las obras priorizadas se mantienen relativamente altos.

Pero no hay que desanimarse por las dificultades, puesto que venceremos esta etapa, y llegará el día en que podamos alcanzar nuestro programa de construcción de viviendas de hasta 100 000 viviendas por año, con todas esas industrias nuevecitas que construimos para llevarlo a cabo, por el esfuerzo que estamos haciendo hoy. Es cierto que son serios esos esfuerzos, hemos tenido que hacer restricciones, hemos tenido que suspender prácticamente toda importación de artículos electrodomésticos: refrigeradores, aires acondicionados, y distribuir solo algunas cantidades que estaban comprometidas ya con trabajadores de zafra y otros sectores, porque se les había entregado los bonos a los trabajadores. Esas, en general, se han cumplido, si exceptuamos, quizás, los aires acondicionados, que son grandes consumidores de electricidad. Pongo un ejemplo: 5 000 aires acondicionados encendidos simultáneamente requieren la misma capacidad de generación de electricidad que 1 000 vaquerías —para que vean cómo estos equipos gastan a veces— del programa que estamos haciendo de más de 200 por año; 5 000 aires acondicionados exigen la misma cantidad de electricidad que las aproximadamente 1 000 vaquerías del programa que estamos construyendo en un período de cuatro o cinco años.

Hemos tenido que hacer restricciones fuertes de muchas de estas importaciones que, además, no están aseguradas, aparte de que si usted va a comprar más artículos electrodomésticos va a agravar el problema eléctrico. Hemos buscado un balance entre el consumo de la población y el consumo industrial. Se ha avanzado en el ahorro del consumo de la población, pero no todo lo que debía haberse avanzado, ese es un problema que tiene que analizarse. Se ha logrado un ahorro de cierta importancia. En la parte industrial se ha logrado mucho más ahorro de electricidad que el que se ha logrado en el consumo de la población, porque hay algunos —ustedes saben cómo son las cosas— que cooperan y hay otros que son irresponsables, que no les importa el gasto. La Revolución ha tratado de evitar subir precios, porque subir el precio de la electricidad afecta a los de menos ingresos; se han evitado los apagones, hemos tratado de evitarlos, porque el apagón es una especie de ahorro forzoso, pero alguna medida habrá que ir tomando, sobre todo con aquellos que son incorregibles, con los que no se adaptan a su cuota, y reiteradamente la incumplen. No quedará más remedio que tomar pronto algunas medidas en ese sentido, puesto que debemos estar preparados siempre para circunstancias peores. La situación del mundo hoy es muy inestable, hay una situación internacional tremenda. En el país con el que tenemos nuestros principales intercambios comerciales también hay una situación complicada, seria, no han resuelto todavía todos sus problemas, de modo que existe incertidumbre sobre los recursos disponibles en un futuro inmediato.

Sí les puedo asegurar que la política que ha seguido la Revolución de una manera inflexible, es en todo lo que sea posible, repartir los sacrificios, de modo que no se quede un solo ciudadano sin sustento. Es increíble. ¿Cómo un país capitalista podría hacer eso?

Es cierto que hemos tenido que regular más la distribución con el beneplácito, por cierto, de las madres trabajadoras y de gran parte de la población, que veían que muchos productos en los mercados paralelos iban a comprarlos personas que vivían de hacer colas y muchas veces dificultaban que el resto de la población adquiriera los artículos. Hemos ido tratando de distribuir más equitativamente y que no haya ninguna persona sin empleo o ninguna persona sin recursos para su subsistencia. En ningún país capitalista se podría enfrentar de esa forma tan grandes dificultades económicas.

Se va a acumular una cierta cantidad de dinero en manos de la población, es inevitable; se va a acumular, pero es cosa lógica en una situación de período especial. ¿Qué vamos a hacer? ¿Cesantear? ¿Privarles de los ingresos a cientos de miles de personas para buscar un equilibrio financiero? No tendría sentido. Por eso nuestra Revolución está afrontando las dificultades de esta forma, en que lo que prevalece, por encima de todo, es la preocupación por el pueblo y las mayores consideraciones a la población. El esfuerzo grande en el programa alimentario, el esfuerzo grande también para mantener los niveles de alimentación de la población, incluidos los alimentos importados, los niveles de medicamentos. Sabemos que hay en este momento algunos déficit. A veces un poco la ansiedad lleva a comprar más medicamentos que los que hacen falta. Se han hecho inversiones en medicamentos, se han hecho las importaciones normales de medicamentos y se están haciendo esfuerzos para subsanar las escaseces de algunos de estos renglones y algunas medidas de mayores controles en la distribución de los medicamentos.

Como ustedes saben los medicamentos en Cuba son muy baratos, en ningún país del mundo los medicamentos son más baratos que en Cuba —se lo puedo asegurar—, y si están allí a libre disposición puede ocurrir que algunos, por ansiedad, quieran hacer una gran acumulación de medicamentos y se produzcan artificialmente algunas de las escaseces. Estos problemas los estamos estudiando.

Les decía que con ese criterio de repartir entre todos las dificultades es que se ha estado trabajando, y estamos realmente impresionados de la forma patriótica y revolucionaria con que el pueblo ha comprendido estas situaciones. Sin una conciencia elevada del pueblo sería muy difícil enfrentar dificultades como las que implica el período especial.

También tiene algunas cosas positivas —yo diría—, como es el caso de que estamos entrando en la era de la bicicleta, y la era de la bicicleta empezó por los estudiantes, con su energía juvenil inagotable; ya se han distribuido algunas decenas de miles. En los próximos seis o siete meses se van a distribuir alrededor de 700 000 bicicletas, y una gran parte estará en la capital, por la sencilla razón de que aquí es donde se vive a más distancia promedio del trabajo, una ciudad muy grande; aquí es donde la escasez de combustible puede crear problemas más serios con relación a la movilización de la población.

Le hemos comprado a China 700 000 bicicletas, 200 000 el año pasado, que son estas que están ya llegando, y 500 000 más a fines de año que llegarán en este primer semestre.

Hemos montado verdaderas fábricas de bicicletas en los tecnológicos. Cualquiera se imagina que armar una bicicleta es fácil y les puedo asegurar que es más fácil armar un reloj suizo que una bicicleta; es algo complicado, cualquiera la ve rodando por ahí... Creo que lleva 347 piezas diferentes, hay que poner rayito por rayito para cada una de las ruedas de la bicicleta, deben tener una tensión igual, porque si no se desbalancea la rueda, y aquellos muchachos tienen que poner las tuerquitas y los tornillitos, apretarlos y aflojarlos para lograr las presiones exactas. Es realmente serio, serio.

Tenemos 10 escuelas tecnológicas armando bicicletas; había ocho, creo que iban a empezar otras dos más, yo recomendaba 15, porque ellos esperaban que armaran 300 bicicletas por día cada tecnológico. Están trabajando los muchachos tres turnos, día y noche, sábados y domingos, pues cuentan con cuatro brigadas y lo hacen con un gran entusiasmo y con un gran interés; se les reforzó la merienda para que no les faltaran energías ni físicas ni mentales allí en su trabajo de ocho horas, están cumpliendo con la disciplina de verdaderos proletarios. Pero viendo las dificultades y el hecho de que se rotan los estudiantes, están allí alrededor de 40 días y después viene otro grupo que tiene que volver a aprender todas las artes y mañas de armar la bicicleta, entonces no van a tener la productividad suficiente para mantener la producción a un nivel de 300 por día cada tecnológico. Ellos han llegado hasta cerca de setenta o setenta y tanto por ciento, y yo les decía: "No se apuren, hay que velar por la calidad, sobre todo." Desde luego, la calidad ahí sí que es muy rigurosa, porque hay unos técnicos chinos de las fábricas que vendieron las bicicletas que son, realmente, muy exigentes. No se pueden ustedes imaginar lo exigentes que son. Las primeras bicicletas que armaron las viraron para atrás todas, dijeron: "A desarmarlas otra vez y armarlas de nuevo."

Se les hacen muchos controles de calidad a lo largo de todo el proceso y, sobre todo, allí está aplicándose el rigor de los fabricantes de las bicicletas, que tienen interés en que se haga bien el montaje porque las bicicletas, realmente, son de buena calidad.

El otro día en una visita a uno de los tecnológicos, me di cuenta de que las bicicletas soviéticas tienen delante un dinamo y un foquito, y veo que aquellas bicicletas chinas no tenían el dinamo ni el foquito delante y digo: ¿Qué es esto? ¿Qué consecuencias va a tener esto? Ya sabía que estaban comprando la bomba de aire; tuvieron que cambiar la dimensión de la bomba de aire para ajustarla a la que tienen los garajes —ahora no sé qué van a hacer estos garajes cuando haya 500 000 bicicletas aquí en la capital; ese es un problema que tiene que resolverse con la bomba individual de cada bicicleta—, sí se estaban comprando ya las cajitas de mecánica, la bombita y el candado de la bicicleta; pero no estaba resuelta —por lo menos en ese momento nadie me explicó que estuviera resuelta— la cuestión de la luz delantera. Esa misma noche en que visité el tecnológico me puse a investigar y el problema es que había habido dudas con relación a comprar o no el dinamo y el foco delantero, distintos criterios, seguimos investigando y al otro día teníamos todos los datos; se había llegado a la consideración, tal vez razonable, de poner una placa delantera similar a la trasera, que refleja la luz y se convierte en un elemento de protección, pero también en las ruedas otras placas que hacen como un rehilete, lo que permite que la bicicleta se vea a gran distancia.

Los compañeros sí tomaron la decisión de no comprar los dinamos. Otro de los argumentos que se empleaba era que produce bastante desgaste de la rueda delantera y, además, hace más resistencia al desplazamiento de la bicicleta, por la resistencia que le hace el dinamo a la rueda.

De todas maneras, se dieron instrucciones de comprar 700 000 dinamos con el foquito. Después se verá para, por lo menos, tener la opción, además de la luz delantera y de las luces laterales; si alguien quiere de todas maneras tener el dinamo en su bicicleta, no vamos a estar escatimando tres o cuatro dólares, que es lo que puede costar ese dinamo, no se puede estar escatimando cuatro dólares cuando se trata de la seguridad de la gente.

En realidad, todas esas medidas están tomadas. Las primeras están saliendo sin esa placa delantera, porque no han llegado; por lo tanto, habrá que tener cuidado —me refiero para viajar de noche y, lógicamente, habrá muchos, sobre todo en la ciudad, que tengan a veces que viajar de noche—; esas placas están en camino y las otras laterales para multiplicar la seguridad de los que manejen las bicicletas.

Se está estudiando todo lo relativo a los códigos de tránsito, medidas de tránsito; la posibilidad de poner algunas calles solo para bicicletas, se está estudiando eso; porque, lógicamente, el día en que haya cientos de miles de bicicletas, entonces la situación será más complicada, porque todavía hay mucho tránsito en la ciudad.

¿Cuántas bicicletas vamos a adquirir, y no solo vamos a adquirir, vamos a fabricar? Estamos pensando adquirir, por lo menos, medio millón por año y fabricar no menos de medio millón por año. Este año ya pensamos fabricar 100 000, pero el año próximo pensamos fabricar 500 000 y, además, importar medio millón, hasta que llegue el día en que todo el que quiera tener una bicicleta la tenga.

Ahora, esto surge en circunstancias excepcionales y hay países —hoy lo sabemos— que por razones ecológicas, por razones de salud, a pesar de que tienen muchos ómnibus y muchos recursos, casi todo el mundo anda en bicicleta. Es decir, hemos entrado en la era de la bicicleta, pero cuando desaparezca el período especial no debemos abandonar esta magnífica costumbre por lo que significa de salud.

He hablado con muchas personas que tenían que preocuparse en hacer ejercicios todos los días y ya no tienen que hacer el ejercicio. En cierto sentido, es una revolución. Conozco algunos técnicos y conozco, incluso, algunos ingenieros de centros de investigaciones que hacen el viaje de 14 y 15 kilómetros.

Hay un compañero de un centro de investigación que va de San Francisco de Paula al CENIC, que está allá en el oeste de la ciudad: 21 kilómetros todos los días, ida y vuelta. ¿Y saben lo que dice?, que le lleva menos tiempo que la guagua (RISAS).

Todas estas medidas son las que se están tomando. Si en algún momento se complicara más la situación y no pudiéramos hacer el mismo número de viajes que hacemos ahora, es necesario, por lo menos, que tengamos cientos de miles de bicicletas.

He observado que los jóvenes están satisfechos, no la usan solo para ir al trabajo, o para ir a la universidad, sino para ver a la novia o al novio, para pasear y no tengo duda de que cuando llegue el verano va a ser una nube de bicicletas lo que se va a ver en dirección a las playas de nuestra capital.

Hoy, al inaugurar esta obra, era imprescindible que expresara cómo nos duele que hayamos tenido que restringir las construcciones, cuando ya habíamos creado toda la base material para eso y cuando ya habíamos creado la fuerza para eso, que eran las microbrigadas y los contingentes, cuando ya habíamos creado en las universidades fuerza para muchas construcciones que tienen que ver con los estudiantes. Claro, algunas obras las mantenemos, como la del ISPJAE y el ISCA y otras obras, por supuesto; pero no podemos empezar algunos edificios que teníamos pensado comenzar para mejorar la situación de la vivienda de los estudiantes. Sí se les ha asignado a los estudiantes 170 apartamentos hacia el este de la ciudad, para aligerar 12 y Malecón y algunos otros lugares. Así que aun en estas circunstancias, nos las hemos arreglado para buscar capacidades.

Un número de técnicos de países socialistas que ya se retiraban, en algún lugar, como en el reparto Bahía, dejaban uno o dos edificios como con 100 apartamentos, dijimos: Esto para becarios universitarios y aligerar la carga que tienen algunos edificios. En Alamar también. Es decir que, aun en medio de grandes dificultades, hemos seguido luchando por encontrar soluciones a los problemas y nos duele, desde luego, que muchos de los programas que ya habíamos organizado, tengamos que frenarlos para seguir impulsando otros programas que tienen una gran importancia económica para el país.

Así estaremos trabajando en los próximos meses. Nos quedan algunas obras de carácter social, como las de los juegos Panamericanos, que ya es cuestión de dos o tres meses para terminarlas, donde todas las inversiones en materiales y en todo han sido hechas, y que constituyen un importante compromiso del país, donde, además, hay casi 1 500 viviendas para familias trabajadoras; las vamos a terminar, las está terminando la población de la ciudad.

Nos duelen, repito, las restricciones de ciertos programas, pero tenemos confianza y sabemos que cuando este período pase, aun cuando llegue a ser más difícil, nuestro pueblo, que se crece en las dificultades; nuestro pueblo, que aprende mucho de las dificultades, saldrá adelante con más eficiencia, y que en un futuro podremos hacer muchas más cosas de las que habríamos hecho si no hubiésemos tenido un período especial.

Sé que ustedes tienen actos esta noche, marchas; yo no he querido mirar la hora; pero sí dije aquí que los mejores discursos eran los más breves y no es que yo no supiera cuándo terminar, sino que realmente en este encuentro familiar con ustedes, siempre surgen muchas ideas de las que uno siente deseos de hablar, debo ser consecuente.

Les agradezco la invitación que me hicieron hace algunas semanas, cuando pasé por la escuela de farmacia de la universidad, para que les hiciera una visita aquí.

Les pensaba hacer una visita a la obra mientras la construían pero no la hice y, cuando supe que la iban a inaugurar hoy, me hice el más firme propósito de estar aquí presente.

Los felicito, realmente, por lo que han hecho. Creo que es un ejemplo. Espero que sigan haciendo cosas como estas, porque siempre tendremos cosas que hacer, incluso en este período especial.

Hay algunos programas que seguiremos manteniéndolos en lo posible, y, por supuesto, el programa del médico de la familia continuará desarrollándose, porque los futuros médicos están ahí en las universidades —los que hemos estado formando están en sexto año, en quinto año, en cuarto año—, van a ir saliendo los médicos; y aunque nuestros médicos estarán dispuestos a trabajar en cualquier condición, desde luego, si no en el mismo volumen en que lo veníamos haciendo hasta este momento, continuaremos fabricando un número determinado de casas-consulta para el médico de la familia. Por eso tengo la seguridad de que ustedes, los estudiantes de derecho, tendrán nuevos campos en qué demostrar ese espíritu patriótico y ese espíritu revolucionario.

Los felicito a todos, y me alegro mucho de que este esfuerzo no les haya robado una hora del estudio, o mejor dicho, que aun este joven, Víctor, que trabajó 1 200 horas voluntarias, por lo cual recibió un reconocimiento especial y que vive por allá por Calabazar —es decir, bastante distante de la escuela de derecho—, haya cumplido esa elevada cifra de trabajo en esta obra y, sin embargo, haya mantenido los cinco puntos en todas las asignaturas (APLAUSOS). Por lo tanto, esto demuestra que se puede ser muy revolucionario, muy activo y ser buen estudiante.

Espero que en el futuro ustedes sean tan buenos juristas como tan buenos constructores y tan buenos revolucionarios.

¡Socialismo o Muerte!

¡Patria o Muerte!

¡Venceremos! (OVACION)