CONCLUSIONES DEL COMANDANTE EN JEFE FIDEL CASTRO RUZ, PRIMER SECRETARIO DEL COMITE CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA Y PRESIDENTE DE LOS CONSEJOS DE ESTADO Y DE MINISTROS, EN EL XII PERIODO ORDINARIO DE SESIONES DE LA ASAMBLEA NACIONAL DEL PODER POPULAR, CELEBRADO EN EL PALACIO DE LAS CONVENCIONES, EL 29 DE OCTUBRE DE 1992, "AÑO 34 DE LA REVOLUCION".

(VERSIONES TAQUIGRAFICAS-CONSEJO DE ESTADO)

Compañeras y compañeros:

El compañero Juanito me pidió en el momento del receso que pronunciara unas palabras. No pienso ser muy extenso. El me decía que esta era la última sesión de esta legislatura. Casi me puse triste de pensar que teníamos que hacer una especie de despedida, pero no es así, ¿verdad, Juanito? No es así.

¿Ya esta Asamblea no tiene que hacer nada más hasta que se constituya la nueva? (Juan Escalona le responde que sí, que tiene el trabajo de sus comisiones permanentes, que hay que continuar los estudios de la Ley Orgánica del Poder Popular; pero que, como tal la Asamblea, salvo que haya una sesión extraordinaria, no habría una reunión) Cabe todavía la posibilidad por cualquier circunstancia que lo justifique de alguna reunión extraordinaria; pero se supone que esta es la última ordinaria. Es la III Legislatura, creo que esta tenía que finalizar en diciembre de 1991, se prolonga su mandato casi un año y un tercio, ¿no?, hasta la constitución de la próxima Asamblea.

¿Qué vamos a decir? Nos tocó un período verdaderamente difícil.

Cuando se reunió esta Asamblea, de la perestroika todavía no se empezaba a hablar, ¿eh? ¿No fue en 1986? ¿En qué mes? (Le recuerdan que estuvo Gorbachov aquí) ¡Sí, hombre, sí! tuvimos ese inmenso honor, caramba! Por poco se me olvida, fue en 1989. ¿Pero cuándo se constituyó la Asamblea? (Le dicen que en diciembre de 1986) En diciembre de 1986, ya se había empezado a hablar de la perestroika, pero estábamos muy lejos de soñar todos los acontecimientos que sobrevendrían después: el fenómeno increíble de la desaparición del campo socialista, de la Unión Soviética después y la enorme crisis surgida en el mundo, que nos dejó a nosotros prácticamente solos en la primera línea de combate.

Creo que a esta legislatura le corresponde el mérito verdaderamente histórico, ¡ojalá no le hubiera correspondido tal mérito!, de enfrentar las tareas que se derivaron de acontecimientos tan graves, tan dramáticos y tan dañinos para nuestro proceso revolucionario y para nuestro país, y creo que ha cumplido con honor y ha cumplido con altura esa tarea.

Nos correspondió en esta legislatura las modificaciones de la Constitución de la República. Creo que fue un debate sumamente interesante, sumamente útil —difícil, desde luego—, pero que a la postre resultaron las modificaciones de nuestra Constitución, de las cuales estamos satisfechos.

Nos ha correspondido ahora la discusión y aprobación de la Ley Electoral. Esto ha ocurrido en un día, pero realmente ha sido un material bastante elaborado y bastante discutido, porque ya los principios de la Ley Electoral que aprobamos fueron trazados desde que nos reunimos en el Buró Político para analizar el Proyecto de Modificación de la Constitución. Esas dos cosas estaban estrechamente asociadas, y desde entonces ya discutimos las ideas básicas de la ley asociadas a esa modificación de la Constitución.

Ya anteriormente en la Comisión Preparatoria del Congreso y a raíz del congreso se habían estado discutiendo estas ideas, de modo que fue, incluso, antes de eso que empezamos a elaborar ideas y criterios con relación a la Ley Electoral; después tuvimos la reunión del Comité Central que analizó las modificaciones a la Constitución, y ya también en esa reunión se elaboraron, se explicaron y se expresaron algunos elementos de juicio con respecto a la Ley Electoral; luego se trabajó ampliamente en la elaboración del proyecto en base de los principios acordados y, como ya dije anteriormente, se volvió a discutir en el Buró Político, se volvió a discutir en el Comité Central, se fue mejorando todo. En cada una de las reuniones y en cada uno de los períodos iba mejorando la elaboración de esta ley, hasta que fue posible que en una sesión de un día la Asamblea Nacional pudiera aprobarla; pero no es producto de un día de trabajo de la Asamblea Nacional, es producto casi ya de años que se viene trabajando en esto.

Como, además, se discutió con las provincias, se discutió con los diputados en ellas, se conocían más o menos los criterios acerca de todos aquellos puntos que eran más discutidos o podían suscitar mayores dudas, fueron recogidos, fueron analizados y, como resultado de eso, yo tengo la convicción de que hemos aprobado una buena ley electoral y de que hemos perfeccionado nuestro sistema electoral sin apartarnos de uno solo de los principios esenciales.

Ahora el trabajo, desde luego, va a ser más duro, más laborioso. Creo que todos nosotros nos vamos a ver sometidos a una tarea grande en los próximos seis meses; porque tenemos los problemas del período especial, todas las tareas del período especial y, además, este enorme desafío que son las elecciones. Creo que solo un proceso revolucionario firme, sólido, valiente, es capaz de enfrentar tareas de esta índole.

¿Qué no hemos sido capaces de hacer en estos últimos años? Cuando se creó la crisis en el campo socialista y empezaron a desaparecer los países socialistas, cuando por último todo aquello termina en el hecho increíble de la desaparición de la Unión Soviética, la decisión cubana de seguir adelante con el socialismo y con la Revolución pienso que es uno de los gestos más valientes que se ha tenido nunca en la historia de los procesos políticos. Y la realidad es que hace ya más de tres años que esto empezó a ocurrir, ya desde el año 1989 empezó el proceso de desintegración y siguió en 1990, en 1991; todavía siguen los procesos de desintegración y Cuba está aquí, la Revolución Cubana está aquí firme, presente, y en un mundo donde han tenido lugar dramáticos cambios se enfrenta con una valentía, con un heroísmo sin igual, a la más poderosa potencia imperialista de la historia en su momento de máximo poder, de máxima hegemonía.

Días atrás hemos tenido oportunidad de recordar los hechos que ocurrieron también hace 30 años, la Crisis de Octubre. Un día como ayer fue que nos enteramos, por la radio y por la prensa, de que se había llegado a un acuerdo entre la Unión Soviética y Estados Unidos sobre la retirada de los proyectiles estratégicos. Hace 30 años recibimos también un golpe terrible, creo que pasamos igualmente por una prueba extraordinaria y la pasamos con honor, con un altísimo honor.

Los que vivimos de cerca aquellos días, y una parte de ustedes los vivieron, podemos recordar qué difícil prueba fue aquella y con qué valentía la afrontó nuestro pueblo, puesto que no recuerdo haber visto a nadie con miedo; es algo verdaderamente increíble no haber visto a un solo ciudadano con miedo, no haber escuchado a un solo ciudadano expresar temor, y estaba el pueblo, cientos de miles de gente movilizada. Sin embargo, también somos testigos de qué enorme amargura produjo aquella solución en que se hacen concesiones prácticamente incondicionales de retirar los proyectiles estratégicos de Cuba.

Nosotros que estábamos en el máximo peligro, que estábamos en la primera línea de combate, jamás habríamos propuesto semejantes fórmulas, extrañas fórmulas, precipitadas, como aquella asociación de los proyectiles estratégicos de aquí con los de Turquía —qué tenían que ver los objetivos de los proyectiles en Cuba con los proyectiles de Turquía— y aquella cosa extraña de retirar los proyectiles bajo promesa de no invadir a Cuba y, además de eso, bajo inspección de Naciones Unidas.

Hay que ver qué actitud de dignidad, de honor y de valentía adoptó nuestro pueblo en aquellos momentos, cuando lanzamos la consigna de los Cinco Puntos y cuando dijimos, clara y terminantemente, que a este país no lo inspeccionaba nadie. Fuimos capaces de soportar aquella situación, aquel drama, aquel golpe.

En días recientes representantes de una cadena de televisión norteamericana nos pidieron una entrevista sobre estos acontecimientos de la Crisis de Octubre, querían fundamentalmente la entrevista para la biblioteca "Kennedy", nos pidieron opiniones, ya estas opiniones estaban mucho más enriquecidas con las investigaciones que se han hecho en los últimos años sobre todos aquellos sucesos, y respondí durante casi tres horas todas las preguntas que me hicieron en torno a estos acontecimientos. Creo que la televisión los va a trasmitir a partir del lunes próximo tres días, creo que lunes, martes y miércoles, y no sé si un domingo lo pondrán por la tarde todo completo porque, como ustedes saben, están los apagones, hay quienes no pueden ver los programas el lunes, otros no los ven el miércoles, otros no los ven el viernes y, por lo tanto, para poder divulgar un material determinado es necesario tomar en cuenta todos estos factores.

En dicha entrevista hago un análisis muy claro, muy concreto, con las mismas ideas que tuvimos entonces, con las ideas que tenemos ahora, acerca del desarrollo de aquella crisis; pero creo que, en realidad, fue un momento verdaderamente histórico, en que nuestro país se enfrentó a peligros, se enfrentó a amenazas enormes y supo ser firme, supo ser valiente, supo actuar como debía actuar, supo actuar con honor, con dignidad, con heroísmo.

Treinta años después, precisamente, está todavía la Base Naval de Guantánamo ahí, era uno de los puntos que demandábamos; está el bloqueo económico, otro de los puntos que demandábamos que debían cesar, y no solo existe el bloqueo, sino que se arrecia y, además, se vuelve más implacable con los nuevos pasos y las nuevas medidas legislativas tomadas por el Congreso de Estados Unidos.

Recuerdo que los puntos principales eran estos; estaban también los ataques piratas, aunque todavía se organizan ataques piratas desde las costas de Estados Unidos contra nuestro país.

Casi casi lo único que desaparecieron fueron los vuelos aquellos, que primero eran de los U-2 y después de los SR-71; ahora no los necesitan en absoluto, porque con los medios modernos, los satélites, sus posibilidades son mucho mayores que las que tenían incluso aquellos medios.

Es preciso recordar, incluso, que no estuvimos de acuerdo con los vuelos rasantes de los aviones y que el día 27 de octubre por la mañana, en medio de la crisis, nuestras baterías antiaéreas abrieron fuego en todas partes de la isla de Cuba, de modo que para nosotros la guerra se había iniciado. Se les dieron instrucciones a los artilleros de disparar contra los vuelos rasantes que se habían hecho cotidianos, tolerados por los soviéticos, sin que nadie se pudiera explicar por qué se podían tolerar aquellos vuelos ni tampoco los de gran altura si realmente se habían establecido los cohetes tierra-aire, no había por qué dejar que volaran los vuelos de exploración.

Esto forma parte de un conjunto de errores y de contradicciones que tuvieron lugar en aquellos días en que realmente vimos todo con mucha claridad. De tal modo lo vimos con claridad que advertimos a la dirección soviética de los errores que estaban cometiendo. Incluso, en el orden político, cuando se creó el gran escándalo internacional, les explicábamos que se estaba creando una atmósfera desfavorable, que una cosa legal, moral, absolutamente justa la estábamos ocultando y que éramos partidarios de que se publicara el acuerdo militar entre los soviéticos y nosotros.

Pero previmos. A pesar de que la Revolución Cubana tenía apenas tres años de existencia y la Revolución bolchevique tenía más de 40 años, vimos en aquellos días cometer errores muy serios, hago algunos de estos análisis en esa comparecencia por televisión. Pero llama la atención cómo coinciden aquellos momentos dramáticos con estos momentos dé hoy, 30 años después; solo que podemos decir que se necesitan más méritos para enfrentar estos problemas de hoy que los méritos que se necesitaban para enfrentar los problemas de entonces, eran situaciones distintas. Hubo peligros reales muy grandes de una guerra. Creo que los errores cometidos por nuestros aliados incrementaron, realmente, aquellos peligros; no se hicieron las cosas como debían hacerse.

No podíamos ni siquiera imaginar entonces que 30 años después estaríamos sin URSS, aquella URSS que nos suministró petróleo cuando los yankis nos dejaron sin petróleo, y cuando consumíamos solamente 4 millones de toneladas aproximadamente, cuando había mucha menos población, cuando la mitad del país no estaba electrificada todavía. Hoy tenemos casi el ciento por ciento del país electrificado, casi el ciento por ciento, más del 90% de la población recibe electricidad y hay mucha más población.

En el año 1959 con 1 tonelada de azúcar en el mercado mundial conseguíamos 8 toneladas de petróleo; y después, con los convenios que se elaboraron y acordaron con la Unión Soviética a lo largo de todos esos años, con 1 tonelada de azúcar, a pesar de la explosión de los precios del petróleo, seguíamos obteniendo de 7 a 8 toneladas de petróleo. ¿Saben ustedes en este momento cuánto petróleo se consigue con 1 tonelada de azúcar?, 1,4 toneladas de petróleo por tonelada de azúcar, ¡uno coma cuatro! Vean la diferencia entre 1,4 y 8, ¡y lo que cuesta producir una tonelada de azúcar para comprar ese uno coma cuatro toneladas de petróleo! Creo que puede dar una idea, una dimensión del golpe terrible que todo eso significó para la economía del país, cuando precisamente el combustible es nuestro principal problema.

Quién nos iba a decir que se producirían estos acontecimientos, que hoy no existiría la URSS y que íbamos a estar en condiciones en que se requiere todavía más valor. Porque la Crisis de Octubre se resolvía o no se resolvía, y se resolvía o no se resolvía en cuestión de días o en cuestión de semanas. Y estos problemas con los que nos enfrentamos ahora no se resuelven en cuestión de días, ni de semanas, ni de meses; se resuelven en cuestión de años y de unos cuantos años, nadie se imagine otra cosa, porque el enemigo se mueve, el enemigo actúa, el enemigo, más poderoso que nunca, trata de hacernos cada vez más difícil el trabajo.

Estos problemas los expliqué el 5 de septiembre, con toda la claridad posible, en el acto de Cienfuegos. Pero es muy necesario que estemos conscientes, sumamente conscientes, no solo nosotros, sino todo nuestro pueblo, de la magnitud de estos problemas.

Ya expliqué cómo se habían reducido las importaciones desde el año 1989, en tres años, ¡en solo tres años!, de más de 8 000 millones de dólares a un poquito más de 2 000 millones de dólares. El país se vio privado prácticamente del 75% de las importaciones. ¿Qué país que no fuera Cuba habría podido resistir semejante golpe? ¿Qué proceso político y revolucionario que no fuera la Revolución Cubana habría podido resistir semejante golpe? ¿Qué sistema social habría podido soportar semejante golpe? Sin embargo, estamos resistiendo, mientras por otra parte no se ven más que tragedias que parecen no tener fin, porque un día se desintegra un país y otro día se desintegra otro, un día surge un foco de guerra en un lugar y otro día surge un foco de guerra en otro, con unas catástrofes sociales y situaciones que no se sabe cuándo van a finalizar, porque las noticias que llegan son siempre peores.

Cada una de estas cosas nos afecta, porque si baja la producción de petróleo en la antigua URSS, no es que comerciemos mucho con ellos, no se trata de que dependamos de ellos para los suministros, ya no se trata de eso en absoluto, hemos tenido que depender fundamentalmente de otro suministro de petróleo; pero si las producciones de petróleo siguen bajando allí, corremos el riesgo de que los precios del petróleo sigan subiendo. Los descensos en la producción de leche, de cereales y de todo en la Unión Soviética elevaron los precios de muchos productos en el mercado mundial. Cada cosa mala que ocurra allí nos perjudica todavía. Por eso nosotros deseamos, necesitamos la estabilidad de esos países, que acaben de alcanzar la estabilidad, que de una forma o de otra se recuperen y que no nos sigan haciendo daño por la vía indirecta de los problemas que allí tienen lugar. Es decir, nosotros hemos visto nuestras importaciones reducirse bruscamente; la correlación de precios entre petróleo y azúcar cambió radicalmente.

¿Qué significaría para el país en este momento la correlación de precios entre azúcar y petróleo que había en 1959 y 1960? Que con un millón de toneladas de azúcar y lo que hemos aprendido a ahorrar, nosotros tendríamos resuelto en este momento todo nuestro problema de combustible, que es uno de los puntos más débiles, más difíciles que tenemos.

Estos golpes que hemos recibido 30 años después crean una situación, yo diría, para la cual se necesita más valor, más firmeza, más convicción revolucionaria que la que se necesitaba en los días de la Crisis de Octubre. Pero nuestro país está dando prueba de poseer esas virtudes.

Les decía que mientras sigue el caos han ocurrido infinidad de cosas, noticias horribles llegan todos los días. A pesar de estos problemas, en nuestro país no se ha cerrado una sola escuela, en nuestro país no se ha cerrado un solo hospital, en nuestro país no se ha cerrado un solo centro recreativo, pudiéramos decir, o deportivo. Ahora mismo acaba de comenzar la serie nacional de pelota, que lamento realmente que compita con el programa "Hoy mismo", que a mí, en lo personal, me parece un excelente programa, que ha mejorado mucho y que gana cada día más autoridad. Hasta eso, hasta las series nacionales de pelota siguen efectuándose.

No se ha quedado en nuestro país un solo ciudadano desamparado; no se ha quedado ya no solo un estudiante de primaria sin escuela, sino ni un estudiante de secundaria o de nivel técnico, ni un estudiante universitario. Es asombroso que incluso vemos a los niños con uniformes por las calles, en las escuelas y en los parques.

¿Qué país del mundo habría podido hacer esto? ¿Qué pueblo habría podido resistir esto en las circunstancias en que lo soporta y lo resiste nuestro pueblo? Por valores sagrados, por valores supremos, ya que estamos defendiendo no solo el socialismo, no solo la Revolución.

Sin socialismo y sin Revolución qué sentido tendrían nuestras vidas, qué porvenir tendría nuestro pueblo. Estamos defendiendo la nación cubana, estamos defendiendo la independencia nacional.

En el Pleno del Comité Central, yo explicaba que nuestra tarea resultó más dura todavía que la que tuvieron las generaciones que nos precedieron. Ninguna generación revolucionaria en la historia de Cuba tuvo que enfrentar tareas de la importancia de las que ha tenido que enfrentar nuestra generación.

En el año 1868 no había todavía una nación que defender, no había una independencia que preservar, la nación empezaba; la nación nació prácticamente con la Guerra de los 10 Años. En los primeros meses, incluso, en los primeros momentos de nuestra primera guerra de independencia, se confundían sentimientos independentistas con sentimientos anexionistas en una parte de los patriotas.

En el año 1895 ya había una nación, pero estaba la independencia por conquistar. Todos conocemos las causas por las cuales no se conquistó entonces la independencia, que vino a ser real y definitiva el 1º de Enero del año 1959. Tuvieron que enfrentarse a tareas más duras; digamos, tuvieron que enfrentarse a sufrimientos más duros aquellas generaciones, no a responsabilidades mayores.

Hoy la Revolución Cubana es una trinchera levantada a nivel mundial y, aunque en aquella época ya los cubanos se preocupaban extraordinariamente, y Martí se preocupaba de manera especial del papel que jugaría la independencia de Cuba en los destinos de América Latina, hoy la independencia de Cuba interesa no solo a los destinos de la América Latina, sino a los destinos de todo el mundo.

Hoy la lucha de Cuba por su supervivencia, por mantener su Revolución tiene que ver con la soberanía de todos los pueblos del mundo y tiene que ver con el destino del mundo. Luego, aunque los sufrimientos de nuestros mambises fueron superiores, los valores por los cuales nosotros luchamos y las responsabilidades que tenemos actualmente son mayores que los que recaían sobre ellos. Es necesario que estemos conscientes de esto por el momento especial que está viviendo el mundo, de modo que nuestra supervivencia adquiere una importancia extraordinaria para los destinos del mundo, no solo para los destinos de nuestro país, sino para las ideas democráticas, para las ideas progresistas, para las ideas revolucionarias.

Tengo que ver realmente con admiración, y tenemos que verla todos con gran admiración, la actitud de nuestro pueblo, la conducta de nuestro pueblo, el grado de heroísmo, el grado de valentía, el grado de decisión, el espíritu con que está afrontando estos problemas. Digo que es más difícil que lo de la Crisis de Octubre, porque ante la inminencia de la guerra todo está en tensión; pero este tipo de guerra que estamos soportando ahora en el terreno ideológico, en el terreno económico, en el terreno psicológico, es un tipo de guerra más difícil que la guerra real. Es una tarea más difícil que cualquiera de las que hayamos tenido que enfrentar anteriormente, y es preciso sentir admiración —es inevitable— por nuestro pueblo, por su actitud, su comportamiento, por los esfuerzos que hace en todas partes.

Les decía que no quiero ser muy extenso, por eso no me voy a extender en una serie de consideraciones que hacía en la reunión del Comité Central, en un ámbito más reducido, en un marco más estrecho. Muchas de las cosas que tenemos que analizar en nuestras reuniones no podemos, sencillamente, lanzarlas a una publicidad universal, porque estaríamos planteando problemas, descubriendo tácticas, haciendo conocer nuestros pensamientos sobre muchas cosas, y no quiero hacerlo en estas circunstancias en que tenemos que actuar con suma inteligencia, con suma cautela, ser muy discretos, porque si decimos lo que estamos haciendo, cómo lo estamos haciendo, todo eso, realmente, en estos momentos resulta siempre riesgoso, dado el nivel de atención y el nivel de rigor con que el enemigo nos acosa.

Una de las ideas que yo expresaba en el Comité Central, puedo decirla aquí también, es que, aunque es admirable lo que se está haciendo y lo que se está resistiendo, no podíamos estar plenamente satisfechos. Es incuestionable que se pueden hacer más cosas, es incuestionable que se pueden hacer mejores cosas todavía, es incuestionable que nos retrasamos en algunos planes, es incuestionable que los factores subjetivos todavía influyen, citaba un ejemplo: había que domar, ya en este período, alrededor de 200 000 bueyes; hemos domado más de 100 000, pero no hemos alcanzado la meta de por lo menos 200 000 bueyes que había que domar para garantizar tareas en la agricultura. No todos los programas marchan con la eficiencia con que deben marchar. Es decir que podemos hacer más.

Hace unos días, de recorrido por la provincia de La Habana, me dijeron con una gran franqueza algo que llama la atención. Resulta que por unas u otras razones y en plena seca —en la agricultura de la provincia de La Habana, también en otras provincias— se pararon las máquinas por falta de combustible. Tuvieron que dejar de romper tierra y de arar en un momento crítico, estuvieron como cinco días sin combustible, y un compañero nuestro, de mucha experiencia, que trabaja en la agricultura de La Habana, y otros compañeros que estaban allí, me dijeron: "Le vamos a decir algo: fue conveniente que nos quedáramos cinco días sin combustible, porque esos cinco días nos enseñaron que de verdad podíamos quedarnos sin combustible." Y más que palabras, más que recomendaciones, más que advertencias, cuando los hechos suceden es cuando realmente todo el mundo se pone a hacer todo lo que hay que hacer. Era la primera vez que les ocurría eso, no nos quedó un buey allí que no apareciera, un boyero, apareció de todo, no detuvieron las cosechas, continuaron cultivando y cosechando; incluso, trataron de romper alguna tierra y rompieron alguna tierra con los bueyes.

Sería imposible, desde luego, resolver con bueyes algunas de las tareas de la agricultura, como resulta muy difícil resolver sin las combinadas cañeras las tareas de la zafra, porque habría que movilizar 300 000 macheteros y hay que analizar lo que cuestan 300 000 macheteros en alimentos, albergue, transporte, ropa, zapato, todas esas cosas.

Del mismo modo hay veces que por nuestro clima, en determinados períodos muy cortos de tiempo, hay que roturar miles y miles de caballerías —sobre todo en el otoño, cuando terminan las lluvias y empieza el llamado invierno nuestro, en que hay que sembrar una enorme cantidad de caballerías de tierra en cuestión de semanas—, para preparar toda esa tierra con bueyes harían falta cientos de miles de yuntas, para esas situaciones particulares es indispensable tener combustible. Hay algunas actividades que necesitan ese mínimo de combustible para poder funcionar.

Ellos me dijeron: Sí, convino. Así es la mente humana, muchas veces incapaz de reaccionar frente a todas las teorías, todas las advertencias, todos los señalamientos; reacciona, trabaja, se esfuerza, pero no hacen el máximo esfuerzo, y cuando llega el momento tremendo en que se quedan sin combustible es que entonces multiplican el esfuerzo que estaban haciendo.

Usted ve las cosas que están haciendo. Por ejemplo, preparaciones de tierra que necesitaban cinco o seis pases de tractor las hacen con muchos menos. Antes muchas veces la tierra se llenaba de hierba en la primavera, había después que romperla y prepararla. Ahora cosechan el boniato, utilizan un hierro para sacar el boniato, otro hierro para resacar el boniato, y con los mismos hierros que están sacando el boniato, después un arado, una grada, y en ocasiones operaciones que tenían que repetirse siete y ocho veces, no solo seis y siete, ahora las hacen hasta con tres.

Hay granjas en la provincia de La Habana que, de 14 tractores que tenían, tienen 2, el resto de las actividades las están haciendo con bueyes, digamos una plantación de plátano que hay que cultivar, hay que limpiar, hay que cosechar; no romper tierra, si hay que romper mucha tierra en breve tiempo tienen que venir las máquinas. Pero imagínense que una granja de estas haya sido capaz de reducir de 14 tractores a 2, de 18 máquinas en total a 4. De esas máquinas algunas grúas para mover los equipos de riego.

Es indiscutible que hay unas cuantas granjas que están como debiera estar ya toda la agricultura, en lo que se refiere al ahorro de combustible, al ahorro de tractores. No se sabe lo que significa ahorrar de 14 a 2 tractores, la cantidad de gomas que se ahorra, baterías, piezas de repuesto, combustible.

No todo es igual, desde luego, hay siempre actividades agrícolas que requieren más máquinas; pero eso que están haciendo ya algunas granjas, y que están funcionando perfectamente, es lo que se corresponde de verdad con el período especial. Pero esto no lo hemos alcanzado en todos los lugares, esto no lo hemos hecho en todas partes todavía, esto es para citar algunos ejemplos. Sin embargo, están trabajando y están haciendo las cosas con muchos menos recursos.

La zafra que acaba de pasar la hicimos con la tercera parte de los recursos con que se hacían las anteriores.

Ahora estamos relativamente atrasados, por distintas razones, en la siembra de caña; influyó un poco el combustible, influyó un exceso de lluvia en algunos lugares, falta de lluvia en otros, como ocurría en las provincias de Holguín y el norte de Las Tunas, donde afortunadamente en los últimos días cayeron unos buenos aguaceros.

En Santiago de Cuba se ha creado una crisis de abastecimiento de agua en plena primavera; en cambio, me acuerdo cuántas veces el pasado año se interrumpió la zafra por exceso de lluvia en Santiago de Cuba. Ahora Charco Mono seco, "Gilbert" seco, entonces a bombear agua de la "Carlos Manuel de Céspedes", presa que se amplió, pero las bombas no se usaban hacía más de un año. A buscar soluciones de emergencia a toda velocidad, fórmulas, un dinero que existía para comprar determinados equipos de riego en el área de Juraguá —como aquella agua tenía que compartirla con la Central Electronuclear, al pararse la construcción de la Central Electronuclear, entonces el agua aquella se puede usar en el plan agrícola y los recursos destinados al plan agrícola de Juraguá se transfieren a Santiago de Cuba a toda la velocidad—, ese dinero invertirlo en equipos, en bombas para que la ciudad de Santiago de Cuba no se quede sin agua en pleno período de lluvias. Este es el tipo de cosas que hay que estar haciendo todos los días aquí para encontrarles soluciones a los problemas.

Les decía que hay algunos atrasos en la siembra de caña, también hay algunos atrasos en los programas de pastos.

Hay adelantos en el plan de preparación de tierra y de semilleros para el tabaco, porque tenemos una serie de programas, entre ellos el tabaco.

Se avanza muchísimo en la cuestión de la cerca eléctrica, en el uso del pastoreo racional. Algunos frutos ya se empiezan a observar.

Yo les explicaba a los compañeros del Comité Central cómo, por ejemplo, salvo un ciclón en noviembre —y a veces viene, esperamos que no se aparezca por aquí este año—, la provincia de La Habana debe producir 11 millones de quintales de viandas y vegetales, récord histórico.

Hay algunas empresas que ya han producido más de un millón de quintales de viandas y vegetales, y otras están próximas a alcanzarlo, a pesar de que hay muchas plantaciones de plátano fruta con riego de microjet que no han entrado en producción.

Lo más interesante es que el grueso de estos incrementos se ha producido en las empresas estatales. Las movilizaciones que ha realizado la población de la capital ayudando a empresas estatales y a algunas cooperativas ya está dando sus frutos, y ya rompen el récord histórico de producción de viandas y vegetales en pleno período especial y con muchos menos recursos.

Lugo me estaba hablando de impulsar un movimiento con los campesinos de La Habana, tanto de las cooperativas de producción agropecuarias como individuales, para llegar a 6 millones de quintales de viandas y vegetales el próximo año en el sector campesino. Si eso se logra estaremos cerca de los 14 ó 15 millones de quintales en total, si los campesinos logran ese incremento.

Se ha incrementado la producción agrícola del sector campesino en esa provincia, pero el peso principal de los incrementos está en las empresas estatales; es decir, son producciones seguras y que están llegando al mercado. En solo dos años las empresas agrícolas de La Habana han triplicado la producción de viandas y hortalizas.

Se terminaron aceleradamente los últimos frigoríficos, ayudó el "Blas Roca" y construyeron los dos frigoríficos en tiempo récord. No se sabe lo útil que fueron esos frigoríficos para guardar la papa y otros cultivos. Es decir que, aun en medio de condiciones de período especial, ya se notan algunos de esos resultados.

La caña ha tenido también que sufrir las consecuencias de las faltas de insumos. Puedo citarles un ejemplo. La caña consumía 800 000 toneladas de fertilizantes cada año, ¡ochocientas mil toneladas! Este año se han empleado alrededor de 100 000 toneladas de fertilizantes, ocho veces menos fertilizantes, y, aunque estamos usando biofertilizantes en ciertos cultivos, todavía no hemos encontrado un tipo de bacteria o procedimiento en la caña que nos permita masivamente sustituir los fertilizantes; hay que hacer estudios y más estudios de las plantas que tenemos.

No resulta económico producir amoniaco aquí a partir de nafta, gastaríamos más divisa que lo que nos cuesta importar la urea. Estamos extendiendo las bases para regar amoniaco; el amoniaco es mucho más barato, con una tonelada de amoniaco se fertiliza una caballería de caña.

Las cañas de frío no están recibiendo fertilizante, las cañas nuevas no están recibiendo fertilizante; tratamos de fertilizar los retoños. No hemos podido fertilizar todos los retoños este año, realmente, porque se fertilizaron unas 18 000 caballerías con amoniaco, y aproximadamente 40 000 con urea. Para el año próximo pensamos fertilizar unas 30 000 caballerías de retoño con ese procedimiento, con las inversiones que se han estado haciendo, porque es la fórmula más barata, y estamos tratando de importar amoniaco para producir nitrato de amonio en nuestras plantas y poderles aplicar, por lo menos, nitrógeno a las casi 100 000 caballerías de caña de retoño.

Esto demuestra la importancia que tiene ahora hacer las siembras bien hechas, resembrar, limpiar las cañas, hacer buenas cosechas, recobrar mejor el azúcar en los centrales azucareros y todo ese tipo de actividades en las cuales el trabajo puede ser perfeccionado, y debemos perfeccionarlo.

Sin embargo, lo que está haciendo la gente, las invenciones, los aportes de la inteligencia de nuestro pueblo, es verdaderamente increíble; la cantidad de soluciones que están buscando.

Muchas veces hago esta pregunta: ¿Y eso por qué no lo hicimos antes?

Cito un ejemplo: las mazas de los centrales azucareros, un equipo muy importante, voluminoso, pesado. Antes se reemplazaban unas mazas por otras nuevas que fabricábamos nosotros o venían de la URSS —cuesta 10 000 dólares una de esas mazas—; ahora no se reemplazan las mazas de los centrales azucareros, si no que utilizan electrodos, se les hacen arreglos a las mazas existentes y quedan como nuevas para realizar la tarea que tienen que realizar. ¿A qué costo? A un costo de 100 dólares, lo que costaba 10 000. Simplemente en virtud de innovaciones, de racionalizaciones, de invenciones, que la gente hace. Es decir que nuestro pueblo, en cientos de miles de personas, de técnicos, de ingenieros, de investigadores, está volcado a la búsqueda de soluciones. Creo que nunca se vio un fenómeno semejante.

En el foro de piezas de repuesto se calcula que se presenten unas 60 000 soluciones, porque muchas veces una ponencia tiene varias soluciones.

¡Es increíble el nivel de esfuerzo que viene haciendo la gente en la base, una cosa verdaderamente admirable! ¡Búsqueda de soluciones al calzado, los talleres que están poniendo fábricas, los talleres que están creando los complejos agroindustriales, las soluciones que están buscando allí en la base! Y siempre pregunto: ¿Esto por qué no se hacía antes? Y siempre, al final, la misma respuesta: "Bueno, no había mucha experiencia, las tecnologías no estaban muy desarrolladas; pero, en realidad, era porque existían los recursos para conseguir esas cosas." Esa es la respuesta franca que en el Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros me han dado varias veces cuando he hecho esta pregunta: ¿Y esta cosa tan espectacular, tan fenomenal, por qué no se hacía antes?

Si ustedes ven lo que están haciendo con las cercas eléctricas en un pequeño taller del municipio de Boyeros, donde han construido miles de cercas eléctricas; incluso invenciones como aporte, el uso de ciertos tipos de baterías, que pueden mantener la electricidad durante seis horas, en caso de apagones. Porque ahora no se trata solo de la cerca eléctrica, sino de tener las medidas tomadas para que si se va la electricidad no se junten todas las vacas y se arme un tremendo caos. ¡Han inventado, incluso, algunos pequeños motores, que los mueven a mano, por si se prolonga a más de seis horas la falta de fluido eléctrico, es increíble! Y cantidad de cosas que han utilizado, subproductos, cosas desechadas, a veces de televisores en desuso, un relay u otros tipos de piezas que utilizan en la solución de esos problemas. Hice una visita a ese pequeño taller, en que unas cuantas decenas de hombres y mujeres allí están haciendo cosas verdaderamente increíbles.

Y son infinitas las reservas, los recursos del pueblo, y lo está demostrando. Tiene que recordarnos los años de la guerra de independencia, cuando en plena manigua y en plena guerra producían zapatos, producían monturas, producían frenos, producían machetes, producían montones de cosas. En plena manigua y en plena guerra; y nosotros no estamos en plena manigua, ni estamos en plena guerra y tenemos cientos de miles de técnicos, de ingenieros y de investigadores. En total son cientos de miles, entre racionalizadores, innovadores, Brigadas Técnicas Juveniles, personal calificado de nivel universitario, de nivel medio, y esos están trabajando y buscando soluciones en todas partes. ¡Es un hervidero, es una colmena ideando cosas! Eso es lo único que explica, realmente, que hayan podido mantener funcionando los centrales, las fábricas, en medio de una tan brutal reducción de los recursos de importación.

Lo que están haciendo las bicicletas, ¿cómo se puede cuantificar eso? Lo que ha significado ese millón y pico de bicicletas que se han distribuido; lo que hace la gente con las bicicletas.

Conozco personas que en el día de ayer, solo para la cuestión de la flor en el Malecón, recorrieron 40 kilómetros en bicicleta: de la casa al lugar de concentración, del lugar de concentración al Malecón, regreso. ¡Cuarenta kilómetros para un acto patriótico de ir a llevarle las flores a Camilo! Y hay que ver gente de todas las edades lo que están haciendo con las bicicletas, cuando en una ciudad como esta el número de viajes en ómnibus se ha reducido de 30 000 a 10 000.

Vuelvo a preguntarme: ¿Algún otro país habría podido resistir ese golpe? ¿Habría podido hacer esa proeza? ¿Alguna otra Revolución? ¿Algún otro sistema?

Países que están podridos en dinero, que reciben enormes cantidades en divisa, están atravesando problemas muy serios de inestabilidad política y social. ¿Se pueden comparar esas situaciones con lo que está ocurriendo en Cuba?

Decía en el Pleno del Comité Central que no podemos sentirnos satisfechos —porque algunas cosas demuestran todo lo que puede hacerse— hasta que todas las granjas estén haciendo un esfuerzo similar al de esas que redujeron de 14 a 2 el número de tractores; un esfuerzo similar, no tiene que ser en un número exacto, todas las actividades, repito, no son iguales. Es decir, no podemos estar satisfechos cuando sabemos que podemos hacer más todavía; pero estamos conscientes también de lo que se está haciendo, de lo que se ha hecho, del mérito extraordinario con que nuestro pueblo se está enfrentando a estas situaciones.

Yo les decía también a los compañeros del Comité Central que a veces veía comparar la Enmienda Torricelli con la Enmienda Platt, y más que la Enmienda Platt me recuerda la reconcentración de Weyler cuando, desesperados ante la resistencia de los cubanos, los españoles inventaron la diabólica forma de rendir por hambre a todo nuestro pueblo, inventaron la reconcentración para dejar sin suministros a las fuerzas mambisas y para rendir por hambre a nuestro pueblo. Qué se parece más a esa política que la Ley Torricelli, que no en balde ha suscitado tanta repulsa y condena en todas partes del mundo, porque cada parte del mundo empieza a verse amenazada también de que un día le apliquen recetas semejantes, o indignada porque las leyes que aprueba el Congreso de Estados Unidos tengan que aplicarse también en sus respectivos países.

Ya nuestra prensa empieza a reflejar esta semejanza, porque nos recuerda eso. Los que hemos leído bastantes libros de historia de nuestro país, tenemos que acordarnos del momento en que la desesperación de los colonialistas españoles los llevó a la reconcentración.

La desesperación de los imperialistas yankis ante la resistencia de Cuba, su odio creciente, los lleva a esta nueva fórmula de bloqueo para tratar de que no consigamos barcos con qué transportar nuestros productos, que no consigamos suministros de alimentos y de combustible, lo mínimo que necesitamos, lo poco de que podemos disponer; que no dispongamos de dinero para poder adquirir esas cosas que tenemos que adquirir en medio de una limitación de recursos tremenda. Recuerda la reconcentración de Weyler, pero, al mismo tiempo, demuestra la desesperación de los imperialistas, la impotencia de los imperialistas.

Ahora están enfrascados en su campaña electoral y en una especie de competencia sobre quién se muestra más duro hacia Cuba para obtener votos de la gusanera. Si se quiere un ejemplo de antidemocracia, de escándalo, de despilfarro de recursos, no hay más que ver el proceso electoral del que somos testigos.

El martes serán las famosas elecciones y todavía nadie sabe lo que va a pasar allí. Uno solo de los candidatos ha gastado ya 60 millones de dólares de su bolsillo. Figúrense qué "excelente" democracia. ¿Cuántos son los que pueden gastarse 60 millones de dólares de su bolsillo en una campaña electoral? Y se dice que cada uno de los demás candidatos se ha gastado 60 millones de dólares también, pero ese es un dinero que en gran parte lo paga el Estado, tienen unas leyes en virtud de las cuales los contribuyentes pagan esos gastos electorales de viajes y toda la propaganda por televisión y otros medios. Ni se sabe lo que vale una media hora por televisión en un momento importante, en una hora de esas que llaman estelares, y qué carrusel tremendo de acusaciones y contraacusaciones de toda clase, es un carnaval completo lo que está teniendo lugar en estos momentos allí, como modelo que pretenden ser de la democracia, como modelo que pretenden ser de democracia para el mundo.

Pero, bueno, el mundo está padeciendo una recesión económica y Estados Unidos está padeciendo una recesión económica. Ya no es el año 1989 ni el año 1990 ni el año 1991, ya se oye el grito por todas partes como consecuencia de la recesión, de la cual no saben cómo salir, y es muy seria; se dice que en algunos lugares de Estados Unidos la recesión es peor ya que la de los años treinta.

En los debates televisivos se discute, uno de los temas que más se discute es que hay que acabar con el déficit presupuestario; ese déficit este año es de más de 300 000 millones de dólares, y entonces algunos candidatos dicen que van a resolver ese déficit sin aumentar impuestos, otros dicen que van a aumentar impuestos a los más ricos, a los de más ingresos, y no les van a aumentar impuestos a los otros.

La crisis económica tremenda que padece ese país está influyendo decisivamente en el proceso electoral de Estados Unidos, y está influyendo en la política internacional de modo considerable, ya no son triunfos por todas partes.

Es muy señalado el hecho de que, por ejemplo, en Angola el MPLA sacó la mayoría de los votos con un 54% o un 55% en la elección parlamentaria, esa cifra es irreversible; en la presidencial tienen que ir a una segunda vuelta, aunque José Eduardo sacó casi tantos votos como todos los demás candidatos juntos. Nadie sabe, en las actuales condiciones, cómo podrá ser la segunda vuelta, pero no fue un triunfo de las ideas reaccionarias, no fue un triunfo de las corrientes proimperialistas.

En Guyana se acaban de producir unas elecciones y Cheddy Jagan, conocido en nuestro país, ganó las elecciones. Tenemos muy buenas relaciones con Guyana, la hemos tenido con los distintos gobiernos de ese país, pero el hecho actual es que la gente de izquierda ganó las elecciones.

Ahora mismo, por allá por Lituania, la gente de izquierda ganó las elecciones parlamentarias; se van produciendo cambios.

¿Qué efectos va a tener esta crisis económica en el mundo? Están por ver. ¿Qué efectos va a tener en los propios Estados Unidos? Están por ver. ¿Cómo termina esta campaña electoral en Estados Unidos? Está por ver. Nosotros, desde luego, no podemos pronunciarnos por ningún candidato, porque no le queremos hacer daño ni beneficio a ninguno, y no queremos inmiscuirnos, no queremos hacer vaticinios ni mostrar preferencias; pero estoy seguro de que en estos momentos Bush puede tener algunas dudas de cumplir su promesa de ser el primer Presidente norteamericano que visite una Cuba "libre e independiente." Toda la basura que conciben para este país, toda la asquerosidad repugnante que conciben para este país, la rendición con los métodos de Valeriano Weyler que conciben para este país la llaman Cuba independiente y democrática.

Ya la fase del triunfalismo y de las victorias fáciles va pasando; por eso es tan importante resistir, porque en resistir está la victoria (APLAUSOS). Y en trabajar bien, en trabajar con eficiencia, en consagrarse ciento por ciento a lo que debemos hacer, está la victoria; en lo que hacen esas granjas que mencioné y en lo que están haciendo muchos centros de trabajo, muchas industrias de nuestro país, está la victoria. No hay que esperar la victoria a la vuelta de la esquina y con mucho realismo tenemos que prepararnos para un período largo —fíjense bien, ¡para un período largo!—, en medio de tan adversas condiciones.

¡Pero vean cómo está aquí Cuba y cómo está aquí la Revolución, cuando hace rato ya la ola devastadora contra el socialismo pasó y arrasó! ¡Vean qué diferencia!, porque, además, no nos hemos desesperado, estamos haciendo las cosas con calma, sin precipitaciones, sin invenciones absurdas, sin desesperaciones, eso es muy importante; meditando bien cada paso, cada cosa, las cosas positivas, las cosas negativas que hay y cada una de las cosas que podemos hacer, sin volvernos locos en cuanto a las medidas que hay que adoptar, los pasos que hay que dar y sabiendo que algunas armas son de doble filo, porque hemos tenido que abrir puertas, lógicamente.

Ya todo esto lo discutimos aquí en la Asamblea Nacional, y se habló largo de eso cuando se habló de las sociedades mixtas, cuando se habló de las inversiones extranjeras, cuando se adaptó nuestra Constitución al tipo de apertura económica que estamos haciendo; y conocemos bien sus consecuencias pero no nos desesperamos. Trabajamos, vemos, prevemos, pero marchan las cosas; no marchan con toda la celeridad que quisiéramos y que necesitamos, porque es muy grande la resistencia del enemigo, son muy grandes las trabas y es muy rigurosa la presión del bloqueo de Estados Unidos con cada una de las personas, instituciones o empresas que tienen relaciones con nosotros, pero avanzan las cosas y prometen las cosas. Todo está en nosotros, en nuestra capacidad de luchar, en nuestra capacidad de resistir, en nuestra capacidad de hacer mejor las cosas. ¡Está en nosotros la victoria!

El tiempo está a favor de nosotros porque el adversario se descompone, el adversario se debilita, el adversario entra en contradicciones de todo tipo. Y si somos capaces de marchar firmes, unidos, entonces no podrá ser aplastada la Revolución.

Esto se lo digo en momentos en que nuevas tareas caen sobre nuestros hombros, en que vamos a tener, además, elecciones, y sabemos que en períodos críticos y difíciles hay gente que flaquea —no olvidarse de eso—, hay gente que vacila, hay gente que duda. El número de traiciones aumenta, el número de deserciones aumenta en tiempos difíciles porque, incluso, en tiempos normales ocurren. Es decir que situaciones como estas son para personas firmes, para personas convencidas, para personas capaces de estar a la altura de las circunstancias, y estoy convencido de que la inmensa mayoría de nuestro pueblo es capaz de estar a la altura de las circunstancias.

Ahora aceptamos el desafío de las elecciones, hay que ponerse a trabajar de inmediato en eso, desde mañana mismo. Ya tienen que estar trabajando todos los revolucionarios, todos los patriotas en el proceso electoral, con los principios y con las normas que hemos aprobado; pero es necesario que cada revolucionario se mantenga firme, es necesario que cada revolucionario sepa vencer cualquier desaliento, sepa vencer cualquier duda, sepa vencer cualquier vacilación. Eso les decía a los compañeros del Comité Central y se lo digo a los compañeros y compañeras de esta Asamblea.

Considero que juntos hemos vivido momentos históricos de gran trascendencia. Las generaciones futuras tendrán que recordar lo que ustedes han estado haciendo ahora y lo que ustedes están haciendo hoy.

Ahora deben regresar a sus lugares de origen, a las provincias, a los pueblos, a los municipios, a todas partes, a empezar a dar esta gran batalla, esta gran batalla que se da en el campo ideológico, en el campo moral, en el campo material, en el campo de la economía, en el campo de la producción y en el campo de la política.

Es necesario en cada uno de ustedes un baluarte. Con la experiencia que han adquirido en estos años, con la influencia que ustedes tienen en la base, tienen que ser abanderados, tienen que ser vanguardias. Esta Asamblea Nacional tiene que ser abanderado y vanguardia en el gran desafío de las elecciones; hemos dado ya los pasos fundamentales y lo hemos hecho dentro del cronograma: congreso del Partido cuando todavía no había desaparecido la URSS; período especial duro después que desaparece la URSS; reformas a la Constitución de la República, Ley Electoral, año uno de período especial crítico.

Toda esta historia hemos vivido juntos, y así como hoy se recuerda la Crisis de Octubre de hace 30 años, las tropas movilizadas, los milicianos en alerta de combate y los hombres dispuestos a luchar y a morir sin vacilación alguna, así como recordamos eso hoy, dentro de 30 años tendrán que recordar lo que estamos haciendo hoy, lo que ustedes están haciendo hoy, lo que esta Asamblea ha hecho hoy y ha hecho en estos años; lo tendrán que recordar con respeto y admiración, y lo van a recordar porque atravesaremos también estas duras pruebas y venceremos. ¡Nos recordarán porque habremos sabido pasar las pruebas y habremos sabido salir victoriosos! (APLAUSOS)

Y si, realmente, esta fuera la última sesión de esta III Legislatura, me resta solo decirles que nos sentimos muy satisfechos, nos sentimos orgullosos de lo que hemos luchado y lo que hemos hecho juntos en estos años (APLAUSOS).

¡Socialismo o Muerte!

¡Patria o Muerte!

¡Venceremos!

(OVACION)