CONCLUSIONES DEL COMANDANTE EN JEFE FIDEL CASTRO RUZ, PRIMER SECRETARIO DEL COMITE CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA Y PRESIDENTE DE LOS CONSEJOS DE ESTADO Y DE MINISTROS, EN LA CLAUSURA DEL X FORO DE CIENCIA Y TECNICA, EFECTUADO EN EL PALACIO DE LAS CONVENCIONES, EL 21 DE DICIEMBRE DE 1995, "AÑO DEL CENTENARIO DE LA CAIDA DE JOSE MARTI".

 

(VERSIONES TAQUIGRAFICAS - CONSEJO DE ESTADO)

 

 

Queridas compañeras y queridos compañeros:

 

Me dan un diploma, me hacen repartir no sé cuántos premios y después me envían para la tribuna a hablar, al final de un evento donde se ha trabajado duro; ustedes, desde luego, mucho más que yo. A mí tal vez me toque el trabajo especial de la atención y al mismo tiempo la tensión con que uno escucha todas las intervenciones; pero algunos de la presidencia se rotan, vienen un día, otros están todo el tiempo.

Tal vez un día reclame un muñequito de esos de los que ustedes obsequian ahí, un diploma por innovación acerca de cómo hacer discursos breves. Esa la tengo medio ganada ya en los eventos internacionales.

Decía que han trabajado ustedes duro: dos días de comisiones y dos días de plenario. Parece bueno el método: en las comisiones porque se profundiza en cada uno de los temas principales, y aquí porque todos se familiarizan, de alguna forma, con el trabajo de los demás y obtienen una visión de conjunto.

Me parece que no haría falta, en realidad, un resumen, porque tuvimos el privilegio de escuchar dos excelentes discursos: el de Pedrito cuando abrió la sesión de ayer, y el de Maynegra hoy.  Ellos lograron recoger realmente, en una síntesis que no resultó larga, la historia del movimiento y el trabajo realizado en general en estos años, sobre todo en los últimos, y el resultado del X Foro; de modo que los que no tuvimos oportunidad de asistir a las reuniones de las comisiones, podíamos disponer de una visión de conjunto, y aun así creo que no todo ha salido a relucir.

De todo lo que se ha hablado hemos recibido noticias importantes, pero hay, incluso, muchas cosas que no se han hablado. Si pensamos en la profundidad del trabajo y el esfuerzo realizado este año, tal vez se habría podido prolongar una semana la reunión.

Yo estoy particularmente impresionado de lo que he escuchado, aunque sé que debo seguir recogiendo y recibiendo información.

También, durante todo el proceso previo, con la ayuda de los medios masivos, en particular la prensa, a quien con razón dieron las gracias, pudimos recoger muchas noticias. Casi todos los días en la televisión aparecía algo del Foro de Ciencia y Técnica, y, especialmente, muchas noticias acerca de los trabajos que venían haciendo las fuerzas armadas y el Ministerio del Interior, quienes no hay duda de que han desempeñado un papel muy importante en el proceso de organización y de preparación, aplicándole los principios y la disciplina militar a esta actividad.

Decía que estaba impresionado por todo lo que había escuchado y lo que había visto aquí, de las intervenciones, de las explicaciones, como regla general, breves, precisas, claras, que reflejaban la realidad que es hoy este movimiento.

Me acordaba de los maestros y de los profesores, cuyo día es mañana y a quienes ya un compañero adelantó la felicitación, porque aquí está, en gran parte, el trabajo de ellos, y lo asociaba a aquella expresión de Adolfo padre --creo que los dos se llaman igual--, que dice que tiene 88 años, aunque nadie se lo crea, y que va a seguir trabajando mucho tiempo --y eso sí se lo creo-- por la Revolución; recordaba sus palabras cuando él mencionaba aquella época del capitalismo, en que trabajaba en una finca donde no encontraba un hombre que pudiera llevar una lista de los que allí trabajaban, en dos palabras:  el analfabetismo. Y hoy --no creo que esté exagerando-- puede ser mucho más difícil encontrarse un trabajador que no aprenda rápidamente a manejar una calculadora o una computadora. Por ahí, entre los premios sugeridos --no fueron solicitados, sino sugeridos, sabiendo que habría premios--, creo que hay alrededor de

100 calculadoras personales, aparte del compromiso de honor de aquella computadora que se ofreció ayer.

Es que se ha producido un cambio tan abismal en la preparación de nuestra gente, que por ello era posible ser testigos de un evento como este, y aun así admirarse, porque hay cosas que están por encima de lo que uno mismo pueda imaginarse, y así me pareció este X Foro.

La diferencia, desde luego, que más impresiona, no está en el nivel de instrucción de los que aquí participaron; la impresión mayor está en la calidad humana, la integridad moral, el entusiasmo, la consagración y el espíritu revolucionario de los que aquí participaron y se expresaron. Entonces sentí más amor por el socialismo, porque ustedes comprenden que sin socialismo esto sería imposible, sin socialismo no se podría organizar un foro como este. Y cosas como estas y tantas otras son aquellas a las que no se puede renunciar jamás (APLAUSOS).

Es que tampoco sin socialismo se podría producir un movimiento de esta naturaleza --como hemos dicho otras veces-- en medio del egoísmo, el individualismo y la competencia. No habría ni una sola de esas comisiones funcionando, ni se podrían pronunciar aquellas hermosas palabras que dijo Maynegra cuando recordaba que nada de lo que se hizo aquí se hizo por dinero.

Aquellos que puedan albergar en sus mentes las ideas peregrinas de cambiar un sistema como el sistema socialista, un ideal como el ideal socialista, una conducta como la conducta socialista, por lo que es y por lo que significa el capitalismo, no hay duda de que son personas a quienes la historia ha dejado muy atrás. Lo digo ahora y lo dije antes; pero ahora lo digo con más razón porque vemos lo que ha pasado en nuestro país, lo que ha sido capaz de hacer nuestro país, y lo que ha pasado en otras partes.   Cuando digo "otras partes" no necesito mencionar nombres, y me pregunto si en "aquellas partes" donde todo fue destruido y desorganizado con el pretexto de rectificar los errores, se pudieran dar actitudes, conductas o actos como este.

¡Y cómo duele que el trabajo de muchos años pueda ser destrozado! ¡Y cómo nos dolería a todos que trabajos como este que hoy nos ocupa pudieran ser destrozados!

Me hablan     del reciente congreso de los estudiantes, y me pregunto: ¿Dónde?  ¿Dónde podría celebrarse un congreso como ese? 0 me pregunto:  el de las mujeres, o el próximo congreso obrero, o cuando se reúne la FEU, o los CDR, o cualquiera de nuestras muchas organizaciones revolucionarias, ¿dónde podrían realizarse como se realizan aquí en Cuba y cómo podríamos vivir sin ellos?

Es tanta su fuerza que no creo que esos polvillos de capitalismo que nos caen encima van a cambiarnos:  con el polvo no se podría cambiar este edificio, con el polvo no podría cambiar jamás la belleza y la dureza del cristal. Polvo es para nosotros lo que nos pueda caer; y recordemos siempre que todo lo que tengamos que hacer y debamos hacer, y todo lo que hagamos, sea algo que preserve siempre lo esencial. Y que ni los merolicos esos que cobran 700 pesos por arreglar un televisor, ni cuatro paladares, ni el egoísmo de algunos que quieren acumular mucho dinero, e incluso las diferencias que se establezcan entre unos y otros, resultados inevitables de cambios, de hechos, de medidas que, como todos comprendemos a cabalidad, hemos tomado, nunca puedan lastimar, ni quebrar, ni romper la fortaleza y la dureza de nuestra Revolución de acero (APLAUSOS).

Vanas serían las ilusiones de aquellos que concibieran como algo posible semejante cosa, porque todas las generaciones, desde las primeras, desde aquellas simbolizadas en Martí, en Maceo, las generaciones que nos precedieron en la caricatura de república, las que han luchado en las distintas etapas de esta Revolución para llegar victoriosas al poder, para cambiar la vida del país, todas son unánimes en la misma idea, en el mismo concepto. Es bueno decir esto en una ocasión como esta, cuando empezamos a ver el premio de haber sabido tener la dignidad, el patriotismo y el valor de resistir, porque han pasado algunos años ya y en momentos tremendos, de golpes inesperados y contundentes a la economía del país y al país; sin embargo, no somos hoy más débiles, somos hoy más fuertes.

Una de las cosas que me impresionaban de esta reunión era ver, comprobar, advertir de manera incuestionable, que somos hoy más fuertes, que somos hoy mejores, que somos hoy más eficientes. Eso se reflejaba ayer en cada una de las intervenciones, ya no eran solo noticias de calamidades y de cosas, se pronunciaron frases realmente bellas sobre el trabajo de muchos compañeros, fue el congreso de los nuevos científicos porque resultó brillante llamar científicos a los boyeros, porque ellos nos han dado una lección de ciencia por la forma y eficiencia con que libraron su batalla, la batalla difícil de volver en muchas actividades a la tracción animal, de domar bueyes, de enseñarlos, de prepararlos y crear los equipos adecuados a su trabajo.

El descubrimiento que han hecho, yo diría que es un descubrimiento no solo para nosotros, para nosotros el buey fue el período especial; hoy para nosotros, después de todo lo que hemos escuchado aquí, el buey forma parte de la ciencia del trabajo y de la agricultura.  ¿Quieren productividad? Dos bueyes haciendo el trabajo de 20 ó de 30 hombres.  ¿Quieren productividad no solo en el hombre sino en la tierra? Los bueyes elevando un 20%, un 25% ó un 30% la productividad de la tierra y ayudando a resolver uno de los problemas más difíciles con que nos enfrentamos en el período especial.

Aquí ya se dijo, o alguien dijo --creo que Lage dijo en una entrevista-- que somos el 80% de la gente viviendo en las ciudades frente a un 20% viviendo en el campo, y muchos de ellos viviendo en el campo y trabajando en cosas que no tienen nada que ver con el campo, a la inversa de otros países hermanos como China y Viet Nam que tienen el 80% en el campo y el 20% en las ciudades. Y si no hay máquinas y fuerza de trabajo suficientes, si no hay combustible, sobre todo, si no hay piezas, en circunstancias como esas, ¿qué podía ayudarnos a elevar más la productividad que el buey?

Está bien que sigamos usando las máquinas, y tenemos que usarlas, no podríamos escapar a eso. Preparar 10 000 caballerías en unas cuantas semanas de seca, entre lluvia y lluvia, temporal y temporal, entre el final de la zafra y el comienzo de las limpias de las cañas, o entre las últimas lluvias otoñales y las primeras lluvias invernales; preparar decenas de miles de caballerías en unos días, es quizás uno de los dolores de cabeza más serios en nuestra agricultura, y eso, desde luego, con bueyes hoy no podríamos hacerlo.

Una vez hicimos los cálculos de cuántos hombres se necesitarían, si era posible, el costo de todo eso, para romper la tierra en tan breve tiempo. Pero, aunque en muchos casos se puede usar para romper la tierra, no es eso fundamentalmente, sino para cultivar la tierra. Un buen tractor rotura un elevado número de hectáreas en un día; si se trata de un buey es una hectárea o menos, y no un buey, varias yuntas de bueyes.

Hoy sería imposible sustituir las combinadas en la caña, porque el costo de movilizar 350 000 hombres es insostenible en ropa, calzado, alimento, transporte. Hay que buscar por eso los medios mínimos necesarios de combustible para que las combinadas funcionen, porque ya no hay grúas de aquellas donde tiraban los bueyes la caña, porque ya todos son centros de acopio, porque ya todas son distancias largas; sin embargo, el poder realizar todos esos cultivos con los bueyes es un ahorro de cientos y cientos de miles de trabajadores para hacer una tarea más eficiente, más oportuna y con la frecuencia adecuada que requiere ese tipo de trabajo.

Sobre este tema ayer Bouza habló como un sabio, dijo cosas en breves palabras que no he escuchado en ninguno de los muchos eventos cumbres en que se ha tratado sobre el medio ambiente, como el de Río de Janeiro, donde fue la Cumbre de la Tierra, en la defensa desesperada del hombre de hoy por preservar la naturaleza.  0 en los libros que escriben sobre esto, podrá haber alguien que se refiriera a ello, pero todavía no he visto una sola palabra que asocie el trabajo animal, como lo asoció él ayer, a la conservación del medio ambiente, cuando dijo que de qué valía hablar de desarrollo sostenible, preservar las condiciones naturales, si en unos pocos años más destruimos la tierra que ha sufrido ya tanto con la agricultura moderna; y cuando explicaba que la vida se encierra allí en el suelo, y que la vida no puede ser aplastada constantemente por la compactación como un edificio con sus moradores dentro, porque, efectivamente, en el seno de la tierra moran todos los elementos:  está el aire que necesita la tierra con la estructura adecuada, suave, los microorganismos y los organismos que allí realizan el trabajo fundamental para crear las condiciones de la producción de alimentos. Dijo algo realmente brillante cuando planteó ese argumento que debiera sumarse a la filosofía tan de moda, y que será cada vez más de moda, relacionada con la preservación del medio ambiente.

El lo decía bien:  puede resistir un tiempo y otro tiempo, pero llega un momento en que no resiste. Y esto está asociado a problemas muy serios del mundo de hoy, y a la alimentación de nuestro mundo.

Crece la humanidad 90 millones de personas por año y se miden por miles de millones las toneladas de tierra que se erosiona y que se va al mar cada año:  la erosión, la desertificación de las tierras, la pérdida de tierras de cultivos por muchas causas diferentes. De apenas alrededor de 1 000 millones a principios de siglo, llegará el año 2000 con 6 000 millones de habitantes; habrá crecido la humanidad seis veces más de lo que creció desde que existe el hombre, de lo que creció en cientos de miles, tal vez millones de años. Y sigue creciendo, eso no lo detiene nadie; lo han detenido en parte los países más ricos, no han podido detenerlo los países más pobres. Países como China, que hace esfuerzos heroicos hoy por buscar el equilibrio de la población, todavía tiene que esperar un buen número de años para lograr estabilizar su población.

Se pierde tierra no solo por la erosión, por la salinización o por la desertificación, se pierden tierras por las construcciones, por las carreteras, por las autopistas, por las fábricas, por las ciudades; ese es un fenómeno visible. Y en este mismo momento el mundo está afrontando problemas con la alimentación. Ese fue uno de los temas fundamentales que se discutieron ayer y posiblemente uno de los temas más serios en un futuro próximo de la humanidad.

Hoy las reservas mundiales de cereales están más bajas que nunca:se calculaban en un 18%, en un 20%, como algo más o menos normal; hoy están en alrededor del 11%. Los precios de los alimentos están subiendo a toda velocidad, de cualquier alimento, el trigo, el arroz, los granos en general. Por eso nosotros en materia de arroz nos estamos proponiendo un esfuerzo especial que ya se viene haciendo y que fue paralizado por motivo del período especial, que era la preparación ingeniera de todas las tierras arroceras para duplicar la productividad por hectárea, para ahorrar el agua y triplicar la productividad por hombre.

Ya prácticamente todas las presas arroceras de este país están construidas, los principales canales arroceros están igualmente construidos, y disponemos de tierra suficiente para autoabastecernos si logramos llevar a cabo los trabajos ingenieros que estábamos haciendo. Teníamos 17 brigadas y aspirábamos a llegar a 40 para hacer las terrazas planas.

Ahora vamos movilizando algunos recursos, como hicimos con el tabaco, como hicimos con la caña, lo cual está unido al prestigio creciente del país, la confianza y la seguridad de que el país resistirá, para poner a trabajar en los próximos meses las 17 brigadas que se pararon. Y tenemos los equipos guardados, ¡y bien guardados, porque hemos tenido que resistir muchísimo las solicitudes de que se entregaran para otras tareas, que es siempre lo más fácil, en vez de arreglar lo que se tiene. Están los equipos suficientes para llegar a las 40 brigadas inicialmente propuestas y proponernos en un número de años tener todas las plantaciones arroceras bajo el sistema ingeniero, que es como se le llama, y utilizar nuestras instalaciones industriales, incluso, para hacer combinadas arroceras, como estamos haciendo ya con las cañeras.

Ahí están las fábricas, ya están haciendo modelos nuevos en caña que duplican el rendimiento, que son más fuertes, con nuestros medios, con la base industrial que tenemos. Ya tenemos toda el agua, están las presas llenas; y el arroz a 300, a 350 dólares la tonelada, y quién sabe.

Producir 8 000 quintales de papa, 15 000 de col por caballería y cuantos alimentos sea posible producir en nuestras condiciones, se convierte en una cuestión trascendental, ya no por razones de período especial, sino porque el mundo va a empezar a afrontar una escasez de alimentos, principalmente de granos.

Trigo no podremos producir, desde luego, por nuestro clima; tendremos que buscar los cultivos más racionales y más productivos, no solo en el volumen de sus productos, sino también en el valor comercial de las producciones.

Por el hecho de que la humanidad está empezando a entrar en período especial alimentarios, los programas alimentarios nuestros tienen que priorizarse al máximo. Por eso fue tan importante, importantísima, decisiva, la discusión de ayer en torno a este tema de la producción alimentaría y la construcción de hidropónicos, organopónicos, el aprovechamiento de la tierra, y la productividad por hombre y por hectárea.

Acabamos de hacer un recorrido por el exterior. Visitamos dos países muy importantes, muy poblados, y allí pudimos observar el fenómeno claro de lo que ha significado para el mundo la explosión demográfica.

Cuando concluyó la lucha de liberación, China tenía alrededor de 500 millones de habitantes, ahora tiene 1 214 millones; en el año 2000, que es pasado mañana, tendrá 1 300 y en el 2010, el 2020 ó el 2030 se calcula que se pudiera estabilizar en 1 600 millones de habitantes. Allí hay 100 millones de hectáreas de tierra agrícola; claro, tienen sabanas, bosques, pero hay 100 millones de hectáreas de tierra cultivable. Hoy, por cada hectárea, tienen que alimentar a 12 personas, pero tienen también que producir grasa, producirlo todo prácticamente; todavía hay algunas tierras que no son aptas para el cultivo del arroz o de los granos, que pueden ser aptas, por ejemplo, para el cultivo del algodón.

Ellos tienen un inmenso territorio; pero no mucha tierra agrícola. Sin embargo, con el 7% de la población agrícola del mundo, están alimentando en este momento el 22% de la población mundial. Han hecho un esfuerzo enorme, producen alrededor de 450 millones de toneladas de granos; se proponen alcanzar 500 millones en el próximo quinquenio y tienen que crecer en los próximos 20, 25 ó 30 años a razón de, por lo menos, 10 millones de toneladas de granos por año, cuando la tierra disminuye, porque las construcciones urbanas, por ejemplo, a medida que progresan los campesinos y disponen de materiales, ocupan tierra, las fábricas, los ferrocarriles, las carreteras. Además, la tierra  --repito-- sufre erosiones.

Es casi un milagro de la ciencia el poder ir garantizando cada vez un incremento mayor de la producción, y se calcula que las necesidades de China para el año 2020 puedan ser de alrededor de 600 ó 650 millones de toneladas de cereales por año.

Un fenómeno similar se ve en Viet Nam. Viet Nam tiene 7 millones de hectáreas agrícolas, para una población de 72 millones de habitantes.

Esos países crecen económicamente, están creciendo tremendamente, porque en algunas ciudades como Shanghai, puede ser que se estén haciendo unos 100 rascacielos simultáneamente; y de verdad que en eso los constructores chinos no se parecen mucho a nuestros constructores, cualquiera de esos edificios lo terminan en dos años, cualquier cosa, ¡cómo construyen!, es increíble. Cómo van transformándolo todo, cómo crecen sus exportaciones, también crecen las importaciones, como es lógico.

Pero un país que va a tener grandes recursos, China por ejemplo, parte de una base industrial superior a la de Viet Nam. Serán países que tendrán recursos para comprar alimentos a través de ese crecimiento tremendo de las exportaciones, aunque ellos se proponen vencer el reto de producir los cereales que necesitan; eso, hoy día, sería una ayuda a la humanidad. El éxito de esos proyectos de incremento de producción agrícola significa una ayuda a la humanidad, porque si no otros no tendrán solución para encontrar alimentos en los mercados. Y las fuentes potenciales de producción de alimento en el resto del mundo para el mercado no crecen, no son suficientes para el crecimiento de la población mundial, cuando menos se producirá una tendencia grande al aumento de los precios.

Pero, además, la cuestión no es tantas toneladas de grano, sino que varía no solo el consumo de alimento, sino el tipo de alimento. Con el desarrollo de la sociedad, ya no se trata solo de consumir trigo, maíz o arroz, sino de consumir carne de ave, carne de cerdo, huevo, peces que se alimentan como en una granja. Lo que aumenta la necesidad de granos no es solamente el crecimiento de la población, sino los cambios de hábitos de la población a medida que se desarrollan.

Recuerdo el caso de la Unión Soviética que cuando se acabó la guerra producía unos 60 millones de toneladas y alcanzaban, y unos pocos años después, 200 millones de toneladas no alcanzaban para abastecer las necesidades, por los cambios de hábitos de la población.

El esfuerzo que realizan China y Viet Nam es impresionante, y sembrando el arroz mata por mata en los viveros, para que crezca por lo menos un mes allí, y apenas se haga la cosecha volver a sembrar. Había zonas en el sur de China donde sacaban tres cosechas, pero eso está asociado al agua, y la competencia del agua no es ya solo en la agricultura; es la competencia por el agua entre la agricultura y la industria, entre las zonas urbanas y las zonas rurales. El crecimiento del consumo de agua en esas áreas es enorme y es muchas veces a costa de la agricultura.

Hay limitantes en los recursos de agua. En muchas partes, como Estados Unidos, donde el agua subterránea era muy abundante y antes se extraía a 15 metros, ahora hay que extraerla a 80 metros, a 100 metros; lo mismo pasa en otros territorios continentales, de modo que el hombre ha ido agotando una parte importante de su reserva de agua y los científicos están muy preocupados con ese fenómeno.

No es solo la erosión, sino los cambios en el medio ambiente, la contaminación con los pesticidas, los herbicidas y los propios fertilizantes. Entonces no hay ninguna exageración, hoy día --y eso se ve clarísimo, eso los científicos lo comprenden cada vez mejor y hasta sería bueno que nuestra población tuviera una mayor información sobre todos esos temas como factor que ayude a una mayor conciencia de la importancia de la agricultura, de la agricultura científica, de la agricultura productiva, de la agricultura que preserve el suelo, de la importancia del agua, el cuidado del agua, la preservación del agua-- sería bueno que nuestra población tuviera una mayor conciencia de estos problemas a los que me estoy refiriendo, y de la necesidad del trabajo, señores.

Debo decir que en esos países se trabaja y se trabaja duro, pero muy duro, es decir, mucho del trabajo agrícola es manual, un poco de tracción animal para preparar algunas áreas de tierra; pero allí casi no hay que preparar la tierra, detrás de un cultivo viene el otro, y un trabajo tremendo. Digamos, podemos envidiarle.

En cierto tiempo en nuestros campos había que trabajar como trabajan ellos, y fueron sustituidos por otros tiempos en que vino el tractor, todo se mecanizó, y algunos trabajaban cuatro horas, cinco horas, tres horas, y sacaban una norma, dos normas, etcétera, todo eso que sabemos.

Allí el trabajo es duro, duro, durísimo, en el agua y en la tierra, la inmensa mayoría de la población. Claro, a medida que se desarrollan puede haber más empleo en la ciudad; se producen ciertas contradicciones entre la mecanización que pueda ahorrar o pueda elevar la productividad del hombre y el número enorme de hombres que necesitan trabajar.

Problemas serios a resolver al lado de los cuales los de nosotros no son nada, son los problemas que países como los dos que visité tienen que afrontar, y están enfrentados a la solución y están teniendo notable éxito.

Ya esos países no están bloqueados, tienen facilidades para el desarrollo. Viendo un mercado tan enorme como el de China, casi todas las empresas en el mundo quieren invertir en China o en Viet Nam. Están unidos, están muy bien organizados, son muy serios en sus negocios y en sus acuerdos. Realizan una proeza inconcebible, y en el caso de China baste decir que tiene alrededor de ciento veinte veces la población de Cuba. Imagínense a Cuba multiplicada por ciento veinte veces. Quítenle un poquito, pónganle ciento quince, dirigir esa inmensa población, organizarla para que pueda producir sus alimentos, calzado, ropa, industrializarse.

Claro, es un país de cultura milenaria y que cuenta con dirigentes realmente capaces, fue lo que nosotros pudimos apreciar, y que actualmente están haciendo un aporte en las condiciones nuevas del mundo, en una economía que se ha globalizado, de la competencia. Le crean obstáculo a China para que ingrese en la Organización Mundial del Comercio, porque le temen a la capacidad de producción de los chinos.

Lo que están haciendo en Shanghai es un Nueva York nuevo al lado, y en unos pocos años, y en otras zonas de China. Lo que están construyendo son ciudades gigantes, fábricas modernas de alta tecnología, elevada productividad, y la decisión inquebrantable de defender los principios del socialismo. Además, sin socialismo, ¡ni soñar, ni pensar en lo más mínimo resolver los problemas de aquel país o de aquellos países, y los resuelven con el socialismo y con los principios del marxismo-leninismo, bajo la dirección del partido de los trabajadores y el sistema de democracia popular!

A esto en la literatura se le ha dado distintos nombres:dictadura de la mayoría, dictadura del proletariado; es un gobierno democrático popular bajo la dirección del partido. No, no hay ni la más remota sombra de duda, y avanzan lo increíble, están avanzando. Tienen el espíritu de trabajo y la capacidad de organización. Yo diría que con relación a nosotros tienen una ventaja muy grande y es que no tienen bloqueo, hoy por hoy --como lo ve cualquiera-- el obstáculo más grande que tiene el desarrollo de nuestra economía; obstáculo que debemos estar decididos a vencer, como estuvimos decididos desde el primer día.

Nosotros también vamos a crecer, aunque no al ritmo que están creciendo ellos. Si desapareciera el bloqueo, podríamos entrar nosotros también en la fiesta de los ritmos de crecimientos elevados; con bloqueo debemos estar conscientes de que nuestros ritmos de crecimientos serán más modestos, pero vamos a crecer. Si persistimos en lo que estamos haciendo, si actuamos como hemos actuado en este encuentro, si llevamos a la práctica todas las ideas que aquí se han discutido, está demostrado que aun con bloqueo podríamos ya no solo resistir --hemos resistido--; las nuevas posibilidades son el premio a nuestra capacidad de resistir y a nuestra proeza de haber resistido (APLAUSOS).

¿Y en los demás lugares qué pasó?, donde borraron de la pizarra las palabras Marx, Engels; donde borraron de la pizarra los principios del marxismo-leninismo ¿Qué ha pasado?  ¿A dónde han ido a parar aquellos que aceptaron las recetas neoliberales del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial?  ¿Qué ha pasado? El desastre total y en todos los órdenes.

No quiero aquí hacer --ni es necesario-- una relación de calamidades; pero nosotros sin combustible, sin materias primas, sin petróleo ni carbón, sin energía hidráulica, sin nada, doblemente bloqueados, porque llegamos a estar doblemente bloqueados, logramos parar en un momento el descenso de la economía, pararlo y empezar a levantarlo un poquito. Hemos logrado levantarlo algo este año, pensamos levantarlo un poco más el año próximo, disponemos de algunos recursos de los que confían en nosotros, de los que confían en Cuba, de los que han visto lo que es la organización y la capacidad de Cuba, la seriedad de Cuba, la honradez de Cuba, porque algo que puede valer más que una mina de oro es ser honrado, es el hecho de que ningún dirigente de la Revolución se deje sobornar, se deje comprar, ni acepte comisiones, que sea serio. Y ese oro está en la balanza de Cuba; en este momento eso influye y nos ayuda. Por eso hoy es un cultivo, mañana son dos, pasado son tres y van creciendo nuestras posibilidades.

En Estados Unidos, como no se sabe lo que va a pasar todavía, no se pone de acuerdo el Congreso con la administración, unos aprueban, los otros vetan; es imposible adivinar el futuro. Aquí no se puede estar contando con un camino fácil, con la idea de un desbloqueo fácil. Es mucho más sabio no contar con eso, o mejor contar con que el bloqueo siga, las leyes que hay existan y sigan existiendo. El mundo está cada vez más rebelde, más aburrido, más cansado de todas esas idioteces, y cuesta cada vez más trabajo mantener medidas contra nosotros, porque mucha gente inventa la manera de burlarlas, y las burlarán. Así que mejor es que nosotros nos preparemos para la peor variante, no para la mejor variante; pero aun con la peor variante, avanzamos si hacemos lo que debemos hacer.

Los cambios que se han producido en la actitud de la gente --decía-- son notables, visibles. Hemos estado en muchas reuniones, pero realmente ninguna estimula tanto como esta, ninguna inspira tanta confianza, tanta seguridad. Y lo peor lo hemos pasado, no diría que en lo material, no, en lo material nos queda mucho; pero en lo espiritual sí hemos cambiado, el ánimo es otro, la actitud es otra, el espíritu combativo es otro, el patriotismo es más fuerte, el espíritu revolucionario es más fuerte, la convicción en la gente, en los revolucionarios es mayor. No importa que cualquiera se haga ilusiones por ahí de que este país podría volver al capitalismo, de impedirlo se encargará nuestro pueblo (APLAUSOS).

Se hablaba de un municipio aquí que no tenía muerte infantil en cinco años, nadie había muerto de leptospirosis, que tenía no sé cuántos especialistas por allí trabajando.  ¿Podría el capitalismo tener médico de la familia?  ¿Podría tener un sistema de salud como el nuestro?  ¿Podría tener un sistema de educación como el nuestro?  ¿Podría tener un sistema de dignidad como el nuestro, de respeto, de igualdad?

El hecho de que algunos van a tener más dinero que otros por determinada circunstancia, no va a significar que van a tener el poder revolucionario (APLAUSOS), ni van a tener más derechos que los demás. Son algunos privilegios de tipo material y, claro, algunas de las cosas que nos irritan tenemos que resolverlas con un sistema de impuestos bien elaborado, bien adecuado a las circunstancias y que se cumpla, porque la disciplina en la cuestión de los impuestos hay que garantizarla. No es concebible que alguien gane 700 pesos en un día, que gane todo el dinero que le dé la gana y, además, no se inscriba si no quiere, o no pague el impuesto. El impuesto será progresivo:si ganan más, más impuesto en pesos y en divisas convertibles; vamos a exceptuar las que envían, las que remiten de fuera, no tendría sentido ponerles un impuesto si las envían.

Aquí hay quienes tienen forma de ganar, incluso en divisa. Hay quien la casa que le dio la Revolución, se mudó con el vecino y la alquiló ¿En cuánto? En 500, 600. No importa que La Habana se convierta en un hotel, pero hay que pagar impuestos, porque hay que pagar la salud, hay que pagar la educación, hay que mantener la limpieza de las calles, la higiene, el orden; hay que desarrollar el país y hay que defender al país (APLAUSOS). Por lo pronto no vamos a armar una cacería de brujas con alguien que alquiló un cuarto, no hay que meterse en eso, pero sí hay que saberlo, y tiene que ayudarnos el pueblo, los vecinos, todo el mundo.

Puede haber mucha gente que no tiene problemas con la Revolución, pero como es dueño de la casa, se le apareció un cliente y alquiló. Bien, no debemos perder el sueño por eso.¿Cuánto es el ingreso?  ¿Cuánto hay que pagar? En pesos o en dólares. Que tiene una paladar, ¿cuánto ingresó? Tiene que pagar un impuesto en pesos o en dólares, según lo que sea.

La cuestión de los impuestos se tiene que volver algo sagrado para aquellos que no están dentro del sistema de trabajo del país, quiero decir, no se trata del obrero que está cumpliendo con su deber en una fábrica, el maestro que está enseñando en una escuela, el médico que está allí prestando servicios en un hospital, en un policlínico; más bien me refiero al trabajador por cuenta propia que gane en exceso, que tiene su timbiriche, su negocito y vende jugo caro, vende cosas, o lo que sea; o el que en el mercado agropecuario gane mucho dinero, es lógico, es justo que en concordancia con los ingresos pague impuesto.

El principio del impuesto es algo que nos lo exigen las circunstancias. No es por el deseo de molestar a nadie, no; se convierte en un principio básico para poder mantener las conquistas de la Revolución y para disminuir los privilegios y las desigualdades que puedan crearse.

Todas esas normas están claras, están legisladas; otras están siendo reglamentadas, se van aplicando progresivamente, pero haciendo las cosas como creíamos que debíamos hacer las cosas. El país se ha mantenido ordenado, organizado, conservando todos sus valores, y no solo conservando sus valores, sino multiplicando sus valores revolucionarios, porque en circunstancias como estas, más difíciles, más duras, es donde se pone más a prueba el espíritu revolucionario de los revolucionarios.

No perder el sueño si alguien se ablanda...

Creo que nuestro pueblo ha realizado una gran proeza, y esa proeza le abre nuevas perspectivas, nuevas posibilidades para conservar lo que debemos conservar.

La más grande responsabilidad histórica la tendría esta generación y las que vienen detrás si no fueran capaces de conservar lo que hemos creado, y esos valores que hemos creado y el espíritu que hemos creado se reflejaron, como en ningún otro momento, en esta reunión:se reflejó la capacidad de organización del pueblo, el talento de nuestro pueblo, el espíritu creador de nuestro pueblo, la cultura que ha alcanzado nuestro pueblo, la experiencia que han alcanzado nuestros cuadros en el Partido y en el gobierno, experiencia que tiene que enriquecerse, de modo que en cada lugar de responsabilidad esté siempre el más capaz.

Así, trabajando como hormigas, trabajando como una colmena y trabajando duro, podremos llevar adelante lo que nos hemos propuesto y salvar la patria soberana y libre, la Revolución, las conquistas del socialismo, que quiere decir socialismo.

Cuando se dice defender las conquistas del socialismo no es renunciar al derecho de seguir construyendo el socialismo. Cada vez que seamos capaces de hacer una buena fábrica, moderna, avanzada, estamos haciendo socialismo, porque, realmente, la mayor parte de la economía está en manos del pueblo, en manos del Estado.

Buscar la eficiencia en eso es también uno de los grandes retos que nosotros tenemos; haciéndolo como lo hemos hecho, sin políticas de choque, sin abandonar a nadie, con política realmente humana, pero vamos avanzando, y así hemos mantenido al país. Bueno, el único país bloqueado del mundo; aunque hay algunos casos, por otras razones, más recientes.

Se ha mantenido, repito, la organización necesaria y las condiciones necesarias para trabajar y para avanzar.

No voy a repetir aquí todas y cada una de las cosas que se discutieron. Tenemos la zafra delante, va a ser una prueba dura. Ninguna zafra se ha discutido tanto como esta, y ya creo que esto va a ser a nivel de central y de carro de caña por central, porque no podemos darnos el lujo de que la caña se quede sin cortar.

Se ha hecho un trabajo fuerte durante estos meses, se ha trabajado duro en la caña, se ha limpiado la caña en unos meses de calor terrible, de los más calurosos que hemos tenido en los últimos tiempos; muchas veces las lluvias no dejaban las máquinas trabajar. Se ha hecho un esfuerzo en todas partes, se ha seguido de cerca el esfuerzo, se ha discutido todo, todo, todo: planchas de acero, máquinas, tornillos, materias primas, piezas de repuesto, motores. Nunca se llevó a cabo una actividad tan minuciosamente detallada como la preparación de esta zafra.

Sí, ya recibimos créditos para adquirir esos recursos que necesitábamos para hacer la zafra:  para reparar los centrales, para elevar los bordes de las carretas, para reparar las máquinas, para hacer todo lo que hemos hecho con las combinadas, con todo eso de que se habló aquí; pero hay que pagarlo con el azúcar que produzcamos, para disponer de recursos para el arroz y llevar a cabo los planes que queremos hacer en el arroz. En el arroz lo que vamos a hacer es pagar los créditos con la diferencia de costo entre producirlo aquí o importarlo. Pero cada grano de fertilizante, cada litro de combustible hay que aprovecharlo al máximo.

Esto no significa que vamos a estar mejor el año que viene o el otro. No, no, vamos a echar a andar la economía, impulsar el desarrollo del país; sí, siempre obtendremos algún beneficio, no es lo mismo estar limpiando un cañaveral descalzo que con un par de zapatos, con las ropas raídas que con las ropas adecuadas, y en los gastos están los zapatos, la ropa, la atención al hombre, todos esos factores. Se mejorarán las condiciones de vida y de trabajo de los obreros en cada una de estas actividades.

No quiere decir que mañana tendremos 300 000 motores de refrigeradores o la plancha de metal para repararlos, todas esas cosas irán poco a poco, porque se están ideando muchas cosas y se están aplicando muchas cosas. Sabemos lo que queremos y la estrategia está clara, bien clara:  salvar la patria, la Revolución y el socialismo; trabajar con flexibilidad y adoptar todas las medidas que se subordinen a esos objetivos --dije socialismo; podemos seguir diciendo las conquistas del socialismo, pero entiendan que es el socialismo--, y las hemos ido aplicando cuidadosamente. Ahora, ¿todas cómo?, discutiendo, todas las medidas se han discutido en la Asamblea Nacional, todas las medidas se han discutido con el pueblo, y se ha discutido una vez, dos veces y tres veces. Hemos llevado a cabo toda esta política con el consenso del pueblo. Fue necesario una tarea de persuasión, de educación para que se entendiera que teníamos que hacer cosas que no nos gustaban, pero había que hacerlas, era ineludible hacerlas.

Creo que la Revolución nunca ha tenido tantos méritos como, este, en que se ve obligada a hacer cosas tan difíciles y hacerlas con el consenso del pueblo, porque hacer leyes revolucionarias como en los primeros tiempos es fácil, todo eso es una maravilla:  Ley de Reforma Agraria, Ley de Reforma Urbana, leyes de todo tipo. Todo lo que se hizo durante un montón de años era directamente en beneficio del pueblo:escuelas, hospitales y recursos. Y ahora, en las peores condiciones, hemos tenido que admitir privilegios, diferencias; cuando la ideología revolucionaria recibió un golpe terrible, mantener la fe y la confianza de la gente. Cuando había muchos por las nubes, filosofando, inventando, confundiéndose y confundiendo, era necesario mantener la fe y la confianza del pueblo.

Y ahora, ¿qué vemos? Han pasado cinco años ya desde que desapareció la URSS, y un poco más desde que desapareció el campo socialista. ¿Y qué está ocurriendo en esos países? Una cosa muy curiosa; aunque Occidente les impuso su sistema multipartidista, y creo que en estas elecciones rusas, por ejemplo, participaron 45 ó 46 organizaciones --imagínense un país dividido en 46 organizaciones, debe ser una cosa fenomenal ver, por ejemplo, un foro de ciencia y técnica con la participación de 45 organizaciones; y, bueno, delincuencia por acá, mafia por allá, corrupción por acá, de todo. No me refiero a nadie en particular y me refiero a muchos en general (RISAS). Mortalidad infantil en pico hacia arriba, índice de pobreza a montones, con unos recursos fabulosos. Imagínense que nosotros tuviéramos todo el petróleo que quisiéramos, ¡imagínenselo! ¿Qué piensan ustedes? Todo el hierro, todo el acero, toda la materia prima, toda la industria, ¡imagínense!

Pero me temo que estén imaginándose mal; me temo que estén imaginándose que sería muy bueno, pero posiblemente estaríamos botando petróleo, acero, laminado de todas clases, carbón, de todo, y sacando una pieza de tres días y sustituyéndola por otra. Pero, por lo menos, estaríamos mejor, ¿no? (RISAS); no sufriríamos las carencias que tenemos ahora, pero no estaríamos aprendiendo a trabajar como estamos aprendiendo ahora; no estaríamos aprendiendo a ahorrar como estamos aprendiendo ahora; no seríamos el pueblo de hombrecitos y mujercitas que somos ahora (APLAUSOS) y que estamos aprendiendo ahora, ¡increíble como hasta los niños se cambian y se prestan los uniformes!  Hay niños por ahí pioneros, de los primeros grados, que deben estar usando los uniformes de la abuela, porque todo el mundo guardó y sacó y puso para tener uniforme. Cuando es grande el esfuerzo, hay que hacer un poco más.

Ayer hablaba yo con la compañera de los pioneros, y andaba con una necesidad de no sé cuántas varas de tejido porque había 400 000 pioneros sin pañoletas, y estábamos rompiéndonos la cabeza cómo inventamos para que no haya un pionero sin pañoleta.

Pero si nosotros tuviéramos esos recursos, desde luego no estaríamos pasando los sacrificios que estamos pasando; pero no los estaríamos administrando como los administramos hoy, no estaríamos adquiriendo esta experiencia que estamos adquiriendo hoy, no estaríamos forjando el pueblo que seremos mañana.

¿Y qué hace aquella gente hoy?  ¿Qué le trajo el capitalismo?  ¿Qué le regaló?   El caos, la humillación, la pérdida de toda influencia en el mundo o de una gran parte de la influencia en el mundo. Y ahora los electores andan votando por los que eran comunistas.  ¡Quién iba a decirlo!, si hace unos días prácticamente que les dieron las primeras lecciones de capitalismo y lo han visto ahí de cerca, han visto a la fiera, al lobo, al tigre de cerca, en condiciones diferentes y difíciles, ¿no?; pero en una buena parte de esos países están votando por los comunistas, los que se llaman comunistas, los que eran comunistas y muchos que realmente lo son. Fíjense si les estarán echando de menos, a pesar de todos los errores, deficiencias y problemas que había, errores históricos grandes que, indiscutiblemente, se cometieron, que no es este el lugar de discutir --burocratismo, de todo--; pero, ¿cómo será la cosa, que ahora los electores van allí a votar por los comunistas?

Los occidentales dicen que están tranquilos, bueno, que no se han asustado mucho por el hecho de que los comunistas obtuvieron la mayoría de los votos entre los partidos que participaron; quedaron en los primeros lugares, o en el primer lugar ampliamente. Si lo han destruido todo, lo han destrozado todo, lo han desorganizado todo, ¿cuál es el miedo que pueden tener o tienen?

Recordaba aquello que decía el oficial que estaba al frente de los soldados cuando me capturaron después del ataque al Moncada, una frase que no sé de dónde la sacó, pero la sacó y la tenía bien en la cabeza --Sarría se llamaba, un oficial negro, alto, cuya conducta firme evitó que aquella gente ajustara cuentas con nosotros rápido--:  "Las ideas no se matan, las ideas no se matan", lo repetía. Ahora se les puede decir a aquellos que estaban tan de fiesta y tan alegres cuando se derrumbaron la URSS y el campo socialista:  "¡las ideas no se matan!" (APLAUSOS.)

Hitler quiso matarlas y mató 27 millones de personas, porque se dijo que 20 millones durante mucho tiempo, y las investigaciones históricas reflejan que el número de víctimas --de muertos, no hablo de mutilados-- fue de alrededor de 27 millones de personas. Eran ahora ejércitos de consejeros, de expertos, de especialistas en capitalismo, para que en cuestión de meses existiera más abundancia allí que en Nueva York. Estos quisieron matar las ideas con dinero, con engaño, con mentira, con ilusiones, entonces vienen los pueblos, descubren la verdad y sobreviven las ideas; pero no debe hacerles ninguna gracia a los capitalistas.

Acuérdense, hace apenas algunos años, de los aplausos. Aquí mismo estuvimos reunidos en la Asamblea Nacional, y hubo dos discursos:  uno de Gorbachov y uno mío, y dentro de toda la elegancia y la cortesía dije que nosotros no teníamos que hacer lo que ellos hicieron, no teníamos que rectificar los errores que habían cometido ellos; teníamos que rectificar los nuestros, en todo caso algunos que copiamos de ellos sí, pero la idea clara sí, nosotros, por ejemplo, no habíamos hecho colectivización forzosa.

Aquí a todos los campesinos que pagaban rentas se les dieron las tierras y se les respetó. Quedaron campesinos hasta con 65 hectáreas de tierra, que es una cantidad considerable, y dijimos:  "No habrá tercera reforma agraria" --hicimos dos, respetábamos la palabra empeñada--, y teníamos decenas y decenas de miles de propietarios de tierra, no teníamos nada que aprender en eso, sabíamos también lo que pasaba en una cooperativa, en una granja.

Hubo una época de exaltación de todo aquello, cuando desbarataron la historia del país, el gobierno del país y el partido; no quedó nada. Esos errores no los cometieron los chinos ni los vietnamitas; salvaron la historia, salvaron el partido, salvaron el gobierno, salvaron la ideología, y entonces ahora veremos qué dirá el futuro.

No es que nos hagamos ilusiones, esperaremos pacientemente cómo se desarrollan los acontecimientos, qué hace cada cuál, qué va a ocurrir en Estados Unidos con sus próximas elecciones, los conflictos que tienen allí, qué va a ocurrir en Rusia y en otros países. Esperaremos con paciencia, algunos de ustedes con más paciencia porque, desde luego, son más nuevos que nosotros; pero hasta nosotros esperaremos con paciencia. La paciencia muchas veces no está en la vida, está en el pensamiento.

Yo tengo la más absoluta convicción de que el capitalismo marcha hacia un caos, no tiene remedio. Al mundo lo hundieron; lo caotizaron con su colonialismo, su neocolonialismo y sus sociedades de consumo, ¡han hundido al mundo!

Uno medita mucho sobre todas estas cosas cuando ve, cuando viaja y dije:  ¿Esta gente de Occidente querrá que las sociedades de consumo sean las sociedades del Tercer Mundo, y que los 4 500 millones de personas empobrecidas de todo el mundo viajen en automóvil?  ¿Qué es lo que va a pasar? Uno lo ve.  No cabe la gente; sencillamente, no cabe la gente. Continentes enteros, como Africa, se mueren de hambre, de enfermedades; crecen los desiertos, sigue avanzando explosivamente la población.

En América Latina no hay nada, no hay progreso real alguno. Lo que progresa es la pobreza y las enfermedades, de lo cual hablábamos aquí, ¿qué solución tiene?

Por eso a los chinos y a los vietnamitas no son los del Banco Mundial los que les van a decir lo que tienen que hacer ni decirles:  "¡Oigan, borren el nombre de Marx ahí y póngase a estudiar a Adam Smith!" Qué remedio, qué le pueden enseñar a la humanidad:  ¡La han hundido; no tiene porvenir ese sistema!

Problemas, crisis, en países riquísimos, en países muy desarrollados; unos conflictos sociales tremendos. Las escenas de televisión que se aprecian en los reportajes internacionales están llenas de carros de bomberos, de policías, de caballos, lo mismo en Europa que en América Latina, en cualquier parte; a base de golpes contra la gente en países riquísimos. Y mientras más se desarrollan, más desempleo, porque mientras más modernas y automáticas las máquinas, más sobra el hombre, y no tienen soluciones para los problemas, no tienen soluciones para los problemas del mundo.

Al menos nosotros estamos desarrollando aquí soluciones para problemas del mundo, de la forma en que creemos que deben resolverse esos problemas y otros pueblos están haciendo lo mismo; pero para nosotros está muy claro que el modelo de sociedad no es la sociedad de consumo capitalista, esa es una locura total.

Aquí se dijo que este movimiento había comenzado hace 15 años --lo dijo Maynegra--; pero yo estaba pensando en ese momento que este movimiento de piezas y otras soluciones empezó hace como 35 años, porque hubo un momento en que de repente nos bloquearon, nos quitaron todas las piezas en absoluto, cuando toda la industria y todas las máquinas eran capitalistas y nosotros un pueblo de analfabetos, y fuimos capaces de mantener la industria funcionando.   Hace 35 años.

Claro que este golpe fue más fuerte, más contundente, viene a partir de una situación en que la inmensa mayoría de la población está en la ciudad y no en el campo, en que hemos adquirido hábitos de consumo y modos de vida ya diferentes; pero empezó hace 35 años, cuando el país se vio obligado a hacer piezas de madera en la industria textil y todo eso. Claro que el país no estaba electrificado, no necesitaba la gran cantidad de combustible que necesita hoy. Entonces, a los precios de entonces, con un millón de toneladas de azúcar, Cuba adquiría todo el combustible que necesitaba en el año 1959, en el año 1960, con un millón de toneladas de azúcar; no consumíamos ni 5 millones de toneladas de combustible, ¡miren qué gran diferencia!  Es decir que la situación que se nos presentó fue realmente muy diferente, pero teníamos un pueblo preparado.

¿Qué habría sido si no hubiésemos tenido el pueblo preparado que tenemos hoy, si estuviéramos en los tiempos a que se refería Adolfito?  ¡Es increíble, se ha mantenido el país funcionando!, en medio de enormes escaseces y dificultades.

Cuando aquí hoy les daban a los compañeros de las fuerzas armadas el diploma de reconocimiento, yo pensaba en el verdadero milagro que ha sido mantener la técnica de combate, mantener la defensa del país en perfecta disposición combativa, y con más experiencia, y con doctrinas de guerra nuestras ciento por ciento, que ya desde antes de la caída del campo socialista nosotros habíamos revolucionado, habíamos vuelto a muchos de nuestros principios y elaborado las concepciones adecuadas de la guerra de todo el pueblo. Pero tener la técnica de combate conservada cuando hace cinco años que no entra un hierro aquí, todas las armas ligeras y pesadas en perfecta disposición combativa, y tener al cabo de cinco años unas fuerzas armadas --incluido todo el pueblo, como fue siempre-- indisolublemente unidas al pueblo y al esfuerzo del pueblo, sin recibir una pieza, ¡las condiciones en que hoy tenemos la defensa del país constituyen un milagro!

Tal vez el enemigo pensaba que al cabo de tres o cuatro años las cuatro quintas partes de nuestros equipos de guerra no se movían, y posiblemente se mueva ahora un porcentaje mayor, y, sobre todo, no tengo la menor duda de que se moverían con mucha más eficacia.

¿Pudo imaginarse eso el enemigo?  ¿Cómo se imaginaría que sería Cuba a fines de 1995? Nosotros hemos visto otros lugares por ahí que en cuestión de semanas se desorganizan, se enmohecen todos los hierros, no dispara un fusil.   Vuelvo a repetir que no menciono, pero pienso en unos cuantos. Experiencia hemos tenido, dando vueltas por el mundo, y aquí en este foro hoy ese aspecto se vio claro, claro, claro, como se vio claro la importancia de unir a todas las fuerzas, incluidos pioneros, en este movimiento; la necesidad de la cooperación.

No es cuestión de que las fuerzas armadas resuelvan problemas de ellos, es muy importante que ayuden a resolver, como lo están haciendo, problemas de otros sectores, y para ello es una necesidad que todos los sectores se ayuden entre sí.   Aquí se vio claro eso en toda la discusión, hasta cuando discutíamos el gas LB-12.   Me daban deseos de reír cuando decían que tenían unos polígonos de tiro de las fuerzas armadas comprobando la inflamación del gas. Pensaba yo:  ese es oficio de las fuerzas armadas, andar con explosivos por todas partes a todas horas.

Pero vean qué importante cooperación y qué importante negocio --cuando digo negocio quiero decir asunto-- que tiene que ver nada menos que con toda la refrigeración de este país, que hoy usa productos que muy pronto estarán fuera del mercado, o carísimos.  ¡Qué problema a resolver!, decisivo, y estoy seguro de que lo resuelven y de que no va a haber ninguna explosión.

Estoy casi seguro de que esta gente de Santiago va a tener hasta su fabriquita, los equipitos que necesitan para aumentar la producción y para, en la medida en que se vayan viendo los resultados y la experiencia, garantizar las producciones que necesitemos.   Para la limpieza, tal vez el otro producto; ustedes dirán la última palabra sobre todo eso.

Esta cooperación entre todos los sectores es indispensable y su reto mayor es esta zafra, mas no solo la zafra, no debe quedar un solo frente descuidado. Y lo de las piezas de repuesto --como decía ayer-- debe convertirse en una industria de este país.   Nosotros comprábamos muchas piezas socialistas en Europa, en España y en otros lugares, ¿por qué no vamos a poder producirlas?

Es cierto que en algunos de estos equipos, como los motocompresores y otras cosas parecidas, relacionadas, por ejemplo, con una cuestión tan importante como es la televisión o la refrigeración casera, las producciones que necesitamos son tan pequeñas que no dan espacio para una industria capaz de hacer esas producciones, a no ser que tuviéramos un mercado asegurado; porque con la producción de unos cuantos días serían capaces de abastecer todas las necesidades de esa pieza. Por eso hay veces que uno dice:  ¿Por qué no se hace tal cosa?   Pero hay pasos intermedios como el de los cigüeñales, si compramos las máquinas que hacen falta para los cigüeñales, sobrarían las máquinas; pero sí puede haber talleres que, adquiriendo semielaborado el cigüeñal, puedan proporcionar todos los que necesitamos a un costo mínimo, mientras no tengamos mercado para una máquina más grande. La producción de algunas de estas piezas se hace en una escala tal que es para millones de consumidores, y por eso no son fáciles algunas de estas cosas que pudieran parecer fáciles, un motorcito chiquito, de un tipo o de otro.

Los compañeros tienen que darles vuelta a muchos de estos temas para encontrar soluciones racionales. No vamos a volvernos locos, tenemos que buscar soluciones racionales.

Yo hablaba de que casi todo el equipamiento agrícola y de transporte nuestro tiene que ser sometido a una revisión y a una futura renovación, caso por caso, en la medida en que resulte lo mejor. También tendremos que resolver un día todos los problemas de los televisores, que se han convertido en un medio indispensable; es decir, no estamos en un país con 50 000 televisores, estamos en un país con 2 500 000 televisores y en un país con 1 600 000 refrigeradores.   A esos problemas tenemos que enfrentarnos, rompernos la cabeza y buscarles las mejores soluciones; pero se las encontramos, de una manera o de otra.

Dije al principio que ustedes habían trabajado duro.

Recuerdo que ayer, cuando Maynegra habló de receso hasta mañana, hubo un aplauso generalizado. Pienso que ustedes tienen muchos deseos de regresar a los centros de trabajo, a las actividades habituales, pero pienso que tendrían derecho a marcharse con más optimismo, con más esperanza. Se lo dice un testigo de muchos de estos eventos, que puede dar testimonio de los cambios, y les puedo asegurar que ha sido un excelente encuentro, que se puede apreciar un cambio asombroso, un progreso verdaderamente impresionante.

No voy a mencionar a todos los que ya aquí tanto Pedrito como Maynegra mencionaron para felicitarlos, creo que con toda justicia prácticamente todos merecen el reconocimiento de todas las organizaciones e instituciones por la colaboración que han prestado.

Por mi parte, agradezco modestamente el diploma; pero me llevo dentro algo mejor:  un entusiasmo multiplicado, y no me caracterizo por ser poco entusiasta; una convicción multiplicada, y siempre me he caracterizado por tener convicciones sólidas; un espíritu revolucionario más confiado que nunca, una admiración mayor aún por nuestro pueblo e impresiones que para mí serán imborrables.

¡Socialismo o Muerte!

¡Patria o Muerte!

¡Venceremos!

(OVACION)