DISCURSO PRONUNCIADO POR FIDEL CASTRO RUZ, PRESIDENTE DE LA REPUBLICA DE CUBA, EN EL ACTO DE ABANDERAMIENTO DEL CONTINGENTE CAMPAÑA DE LAS VILLAS, EN VILLA CLARA, EL 29 DE SEPTIEMBRE DE 1996.

(VERSIONES TAQUIGRAFICAS - CONSEJO DE ESTADO)

Queridos compañeras y compañeros:

Algunos creen que yo tengo la facultad de espantar los aguaceros, porque muchas veces nos ha estado amenazando un agua y ha querido la casualidad que se fuera; algunos se han creído eso, pero cualquier día de estos nos va a caer un aguacero descomunal, como ese mismo que se ve por ahí, por ejemplo.

Quiero decirles que he escuchado con mucha emoción todo lo que aquí se ha dicho, y he visto con profundo sentimiento de admiración muchas cosas en esta tarde de hoy. Orlando Bouzá ha contado cosas magníficas, detalles de cómo trabajaron ustedes, con qué espíritu y cuántos problemas resolvieron en la ejecución de esta obra, en que se expresaba constantemente el talento, el espíritu creador, el patriotismo, el espíritu revolucionario y la decisión de vencer cualquier obstáculo.

Es indiscutible que todo lo que han hecho se ha convertido en una gran experiencia, y el contingente ha sido, para todos ustedes y para todos nosotros, una gran escuela.

Realmente, si aquel hombre que volaba a 32 000 pies divisó el pedraplén y no pudo resistir el deseo de bajarse y ver ese fenómeno, sin duda que ese hombre tenía mucha razón, puesto que la obra que ustedes han realizado parece increíble.

Orlando contaba y decía de que era en parte obra mía, desde la lucha por la clandestinidad. Yo, de repente, no entendí bien cuando habló de clandestinidad, que fue la primera palabra mencionada; pensé en otra cosa, y es que realmente la construcción de estos contingentes empezó de forma clandestina.

No era la primera vez que hacíamos un pedraplén. Curiosamente antes de Girón y cuando en la Ciénaga de Zapata quisimos comunicar el territorio firme con la península y con la población que vivía allí, pescadores, carboneros, que antes viajaban en un trencito pequeñito, con algunos motores de línea, que era la única comunicación que teníamos, vimos la necesidad de conectar aquello y surgió la idea de hacer una carretera, ¿pero cómo, si el lodo a veces tenía 10 metros? Surgió la idea de utilizar las piedras, no en el mar, sino en aquella ciénaga: los camiones descargaban las piedras, las asentaban, poco a poco se iba creando una base, y después echaban el rocoso y el asfalto. Pero, bueno, se logró comunicar por tres carreteras la zona de Playa Larga y Girón, que todavía se mantienen.

Aquello no le llamó mucho la atención a la gente, le pareció una carretera normal; sin embargo, resolvieron un gran problema, fue una obra importante.

Vean qué temprano habíamos hecho tres pedraplenes, pero en tierra y sobre el fango —aquel es un fango donde casi no se puede caminar, porque se entierra la gente—, hicimos aquellas carreteras y los mercenarios en 1961 quisieron utilizarlas, dijeron: ¡Qué buen lugar han hecho estos revolucionarios! ¡Qué buen lugar para desembarcar!; entonces les íbamos cortando las distintas variantes: Trinidad, con la limpieza del Escambray; Isla de la Juventud, por la gran cantidad de fuerzas que acumulamos allí, no fuera que trataran de apoderarse de la isla y crearan una especie de Taiwán allí en ese lugar, muy difícil de reconquistar después, y en Girón los estaban esperando un número de fuerzas, porque en todas las playas del país pusimos pelotones y batallones. Claro que no estaban allí todos los que debían estar en ese momento por algunas dilaciones en el cumplimiento de instrucciones; pero estaban los pelotones allí esperando, y, cuando los conminaron a rendirse, gritaron "¡Patria o Muerte!" y abrieron fuego.

Pero vean la estrategia de ellos: tomar cada uno de aquellos pedraplenes por el lado de la costa y por el lado de tierra; es decir, por el lado donde llegaban a terreno firme del territorio nacional y por el lado donde llegaban a terreno firme al sur de la ciénaga, y por aquellas carreteras que tomarían con un batallón de paracaidistas, con armas antitanques, con apoyo aéreo, penetrar después, enviar tropas y convertir aquello en un lugar inexpugnable.

Ese era el plan, que les diera tiempo a establecer un gobierno contrarrevolucionario, pedir ayuda a la OEA y a Estados Unidos, y traer tropas extranjeras para liquidar la Revolución, cosa que habría sido imposible, porque ya entonces teníamos cientos de miles de armas; estaríamos todavía peleando, pero no habrían podido aplastar la Revolución ni aunque hubieran logrado aquel propósito. Pero no les dimos tiempo a nada, a nada; se lucharon sesenta y tantas horas consecutivamente hasta que quedaron dispersos y derrotados, vencidos, los mercenarios.

Pero empezó por allí, por Girón, la primera idea; ya trasladando esa idea, en una ocasión, unimos por un pequeño pedraplén la provincia de Camagüey con cayo Sabinal, pero eran cosas pequeñas todavía.

Ahora, cuando se habló ya de construir el pedraplén de cayo Coco, allí no se veía el cayo desde la orilla, y empezaron las discusiones y las cosas, se les preguntaron criterios a los científicos, si podía afectar el medio ambiente, todas esas cosas de que aquí se habló hoy, y así se fueron conciliando los criterios, un trazado, más o menos, de cómo debía ser el pedraplén de cayo Coco. Pero no sabíamos cuánto podía costar, entonces buscamos unos pocos camiones, un buldócer, un cargador, un compañero y le dijimos: Bueno, vamos a ver cuánta piedra hay que utilizar para construir un metro lineal de pedraplén, cuánto combustible, cuántos metros cúbicos de distintas cosas; empieza. Y construyeron un tramo que nos permitió conocer el costo del pedraplén. Realmente, no era mucho, era una cosa accesible para nuestra economía, era mucho menos de lo que se podía imaginar.

A pesar de todo, cuando surgen ideas nuevas, alguna cosa audaz, como era ese intento de ensanchar la república conquistando un cayo que tenía decenas de kilómetros de playa, siempre surge también la gente escéptica, los que no creen. Hablé con los compañeros aquellos y les dije: No hablen de este pedraplén no vayan a pensar que estamos locos todos nosotros, ¡no hablen!

Hicimos los cálculos; después que hicimos los cálculos, dijimos: Vamos a hacerlo. Aumentamos el número de camiones, de buldóceres, de los distintos equipos que ustedes saben que se necesitan para la construcción de un pedraplén, y empezamos clandestinamente a construir el pedraplén. Digo: Esperamos que avance.

Pero, como les decía, no se veía el otro lado adonde iba a llegar aquello y fue cuando yo pronuncié aquella frase: "Echen piedras y no miren hacia adelante." Claro, era una distancia relativamente grande, pero no tanta, eran 17 kilómetros. Y así empezamos a hacer el primer pedraplén, con todos los problemas, con todos los puentes pequeños y después un puente levadizo, para poder cruzar allí; así empezamos lo que puede llamarse, realmente —aunque ya dije que era pequeño el tramo a recorrer para llegar hasta Sabinal—, la construcción de un pedraplén en el mar.

Los que hoy van a cayo Coco, visitantes extranjeros, empresarios, turistas, se quedan asombrados de aquella carretera por el mar. Todo eso estimuló mucho el interés por las inversiones en nuestro país.

Hoy uno va a aquellos lugares y se queda asombrado, porque el pedraplén siguió y llegó a cayo Guillermo por el oeste; siguió por el este y llegó a Paredón Grande —otra gran playa de cayo Romano—; ya en cayo Coco y en cayo Guillermo están construyendo intensamente, es un lugar bellísimo. Se han resuelto problemas diferentes como el del agua, primero eran unas zanjas, ahora pusieron una potabilizadora con lo que realmente no cuesta mucho producir un metro cúbico, comparado con lo que paga un turista; pero se está haciendo una conductora con fibra de vidrio, un material especial, que es económico, ligero, que dura 60 años; se adquirió una planta que ahora puede servirnos para otros lugares, y ya este año llegarán a cayo Guillermo con la conductora de agua. Es decir, fueron problemas importantes que eran verdaderos desafíos que fueron resolviéndose sobre la marcha.

Así, ya con un poco más de libertad y menos clandestinidad, empezamos a desarrollar la idea de conectar todos estos lugares que podían conectarse, con lo cual se ensancha el país, porque, ¿qué hacíamos con todos esos cayos, todas esas maravillosas playas si no teníamos comunicación con ellas? Exploramos todos estos lugares del norte, cayo Fragoso, Paredón Grande; después cayo Cruz —otro pedraplén grande en el norte de Camagüey—; también Cobarrubias —en Las Tunas—, y a Puerto Padre, donde hay magníficas playas, lo comunicamos, a través de unos terrenos pantanosos y bajos, con otro pedraplén y construimos allí una carretera. Hasta en Pinar del Río se hizo un pedraplén, y en Trinidad se hizo un pedraplén.

Pero, sin duda, el desafío más grande, el desafío que asustaba, realmente era este pedraplén de Santa María, hasta que después de analizar bien, después de ver las playas... Porque ese cayo Santa María es un Varadero, solo comparable con Varadero. Y conozco otros lugares a los que no puede llegarse, desde luego, por pedraplenes, como es el Cayo Largo del Sur y otros cayos de aquella zona, pero como estos no hay ninguno; y hoy lo vimos, lo comprobamos, pasamos por las dos partes de Ensenacho, estuvimos de nuevo. Ya habíamos estado allí, habíamos llevado equipos de buceo, habíamos revisado la arena, la profundidad de las playas, las características; nosotros personalmente participamos en la exploración de todos esos lugares.

Así se toma la decisión, ya digo, con discreción, desde luego, porque a poco de empezar entramos en período especial, se nos crea un dilema: ¿Qué hacemos? ¿Nos paramos? Teníamos los hombres, los equipos, el espíritu necesario en la gente; podía faltarnos el combustible, porque fue donde recibimos uno de los golpes más fuertes, entre las distintas necesidades en ese momento, ¿podemos continuar o podemos no continuar? Decidimos continuar.

Hablamos con el sector del turismo y le dijimos: Miren, aquí lo que nos falta es combustible, si ustedes con sus ingresos pueden garantizarnos el combustible podemos seguir; desde luego, no son grandes las cantidades de combustible que hay que emplear, conocemos bien los detalles de cada una de las materias primas que hay que emplear para hacer obras de este tipo. Conseguimos el combustible y se pudo seguir la construcción, no al ritmo que llevábamos, porque de no haber sido por el período especial y por algún tiempo que nos hizo perder, ya habríamos terminado todo eso, porque marchaba a una velocidad impresionante.

Después aquí surge la idea del puente, mucho mejor que el puente levadizo. Ese puente es una obra de ingeniería impresionante, lo veíamos hoy y realmente nos sentíamos orgullosos de lo que estábamos viendo, orgullosos de que nuestro país pudiera hacer una cosa como esa, orgullosos de haber conquistado 14 kilómetros de excelentes playas, orgullosos de saber que ahí podremos construir decenas y decenas de instalaciones, miles y miles de habitaciones para el turismo, y que será una fuente de riqueza enorme para nuestro país, gracias a ese pedraplén que ustedes han hecho. Los hijos de ustedes, los nietos de ustedes y los descendientes de ustedes les agradecerán eternamente el esfuerzo que hicieron para llegar hasta ahí, para engrandecer la patria y para enriquecer la patria.

En el mundo no habrá muchos lugares como ese, se lo puedo asegurar; no habrá playas como esa, lugares tranquilos como ese. Estoy seguro de que un día visitará ese lugar mucha gente, y en un libro de honor tendrán que estar los nombres de todos los hombres y mujeres que participaron en la construcción de la maravilla que es ese pedraplén (APLAUSOS). Ustedes estarán orgullosos toda la vida de eso y lo recordarán siempre como una de las más grandes proezas que un colectivo de hombres puede llevar a cabo, y llevarlo a cabo de manera ejemplar como lo han llevado ustedes.

Es tan lindo todo eso que sentimos egoísmo también. No podríamos asegurar si es posible, pero quisiéramos que todas las instalaciones que se hagan ahí sean ciento por ciento cubanas (APLAUSOS), porque somos los cubanos los que hemos hecho posible eso, somos los cubanos los que hemos conquistado esas playas.

Ahora habrá trabajo para muchos construyendo allí y habrá trabajo para muchos prestando los servicios en ese lugar; y no hemos terminado, porque no estamos seguros todavía si habrá o no que hacer otros pedraplenes por aquí.

Claro que en este mismo pedraplén hay que completar algunos ramales para ir a determinados lugares, a determinados puntos. Se podrá construir un puerto, si se desea, para que nada tenga que ir y venir por patanas, y puedan ir por carretera a llevar el azúcar, las mercancías y las cosas que sean necesarias allí a cayo Francés, que sería para muchas cosas, entre otras, para uso como puerto. Hemos conquistado un puerto, además.

Hemos preservado la naturaleza, como decía Orlando, allí donde hay langostas y otras especies útiles para los pescadores; hemos garantizado ciento por ciento la ecología del lugar, hemos cumplido ejemplarmente con ese principio de preservar el medio ambiente. Utilizaremos en provecho del país las bellezas de esos lugares y los haremos mucho más bellos, porque quien vio construir un pedraplén una vez, y después vio construir los hoteles, y luego los vio terminados, sabe la satisfacción y la felicidad que se experimentan cuando esas cosas son posibles, más cuando se tiene en cuenta que eso se ha hecho nada menos que en período especial y la mayor parte con nuestros recursos, casi exclusivamente con nuestros recursos. Cómo no nos desalentamos frente a las adversidades y a los problemas que se presentaron y hemos sido capaces no solo de resistirlos, sino de hacer obras como estas, que son motivo de admiración y de asombro.

Millones de personas pasarán por ahí a lo largo del tiempo y millones de personas se asombrarán de lo que ustedes han hecho, aun cuando no sepan en qué condiciones se ha hecho y en qué difíciles circunstancias económicas se ha hecho, de modo que no son simples palabras, son hechos, hechos grandiosos, dignos de nuestro pueblo, dignos de nuestra historia, dignos de la Campaña de Las Villas; mas no solo de la campaña de Camilo y del Che, sino de la campaña de Máximo Gómez y de Maceo, que tanto lucharon por la independencia de nuestra patria y que tanto lucharon en esta región por el porvenir de nuestro país.

Pienso que ellos tenían en cuenta que un pueblo libre era capaz de todo. Pienso que ellos también soñaron con cosas como estas que, gracias a la independencia del país y a la Revolución, han podido realizarse, y que se han realizado para nuestro pueblo, no para otros, porque nuestro pueblo es dueño de cada una de las pulgadas de playa que hay en todos esos cayos, es dueño de todo el espacio, es dueño de esos recursos naturales.

No se trabajó para otros, se trabajó para ustedes, para los descendientes de ustedes; se trabajó para el pueblo y para los descendientes de nuestro pueblo; se trabajó para garantizar el porvenir del país y las riquezas que necesitamos para vencer el bloqueo, para vencer esas perversas y criminales leyes que se han establecido por parte de la potencia más poderosa del mundo para impedir nuestro desarrollo, para matarnos de hambre.

Podemos decirle a esa potencia que nuestro pueblo modesto, nuestro pueblo trabajador, valiente, heroico e inteligente es más poderoso, mucho más poderoso que esa potencia, porque los que son capaces de hacer estas cosas en medio de un bloqueo, están demostrando que son capaces de hacer lo que ningún pueblo del mundo habría podido hacer en estas circunstancias (APLAUSOS).

Por ello, ustedes, trabajadoras y trabajadores del contingente Campaña de Las Villas, son merecedores del reconocimiento y de la gratitud de nuestro pueblo. Nunca olvidaremos lo que han hecho y estamos llenos de esperanzas en lo mucho que les falta y podrán hacer en el futuro.

Los veo jóvenes, los veo saludables y fuertes, los veo llenos de vida y de entusiasmo (APLAUSOS). Eso nos llena de aliento, eso es un gran estímulo, eso es una gran esperanza para todos nosotros. Como decía ayer en Sancti Spíritus, un pueblo como este, un pueblo que tiene hombres y mujeres como estos, no podrá ser jamás vencido (APLAUSOS).

También podemos decir como los CDR: ¡Nuestra historia crecerá! ¡La historia de este contingente crecerá! Seguirá realizando hazañas y proezas, para asombro de esta generación y para asombro de las futuras generaciones que algún día sentirán un infinito orgullo y un infinito respeto por ustedes, como sentimos hoy por los mambises, por los patriotas que han luchado y han caído; como sentimos por los que lucharon para hacer libre nuestra patria, para defender esa libertad y esa independencia, para tener derecho a construir y a conquistar nuestro futuro.

No importa cuáles sean las dificultades, con una dignidad insuperable seguiremos adelante y seguiremos venciendo.

¡Felicidades queridas compañeras y queridos compañeros por lo que han hecho! (APLAUSOS.)

Pido solo que comprendan, por las circunstancias que hemos vivido estos años, el que no haya tenido la oportunidad de venir antes a entregarles la bandera; pero me alegro, porque es mejor abanderar no cuando la obra comienza, sino prácticamente cuando la obra ha sido realizada (APLAUSOS).

Ahora, con orden, nos marcharemos. Ni la facultad de impedir los aguaceros, ni la profecía de que iba a caer un aguacero gigantesco; por tanto, les recomiendo que poco a poco, sin correr, nos vayamos retirando.

Y repito una vez más:

¡Socialismo o Muerte!

¡Patria o Muerte!

¡Venceremos!

(OVACION)