Palabras pronunciadas por Fidel Castro Ruz, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de la República de Cuba, a su llegada al aeropuerto internacional "Houari Boumediene", el 5 de mayo del 2001, "Año de la revolución victoriosa del nuevo milenio".

 

(Versiones Taquigráficas – Consejo de Estado)

 

Estimado Presidente Bouteflika;

Hermanos argelinos:

Es esta la séptima ocasión en que tengo el privilegio de pisar la tierra argelina. Dentro de tres días se cumplirán 29 años exactos de que lo hice por primera vez, en mayo de 1972.

Regreso ahora a la heroica y luchadora Argelia con profunda satisfacción, cuarenta años después de que los gloriosos combatientes argelinos por la independencia inscribieran una inolvidable página en la historia de los movimientos de liberación nacional en contra del colonialismo. Ya desde entonces se sellaron los fundamentos de una profunda relación de amistad y admiración entre los pueblos de Cuba y Argelia, que con el tiempo ha ganado en madurez y comprensión mutua de nuestras realidades, sin perder el fervor del patriotismo, ni el espíritu de lucha de los primeros años, ni la voluntad de vencer que nos acompañó siempre.

Argelia y Cuba comparten desde hace casi dos siglos una historia común de lucha infatigable contra la dominación colonial y por la cabal liberación de nuestros pueblos, de esfuerzo tenaz por el desarrollo de nuestras sociedades, de solidaridad compartida entre nosotros y con todos los pueblos explotados y oprimidos del Tercer Mundo.

Al regresar a la amiga y entrañable tierra argelina, cumplo el ineludible deber de expresar al pueblo de Argelia, en nombre del pueblo cubano, su voluntad de renovar y fortalecer nuestra indestructible amistad.

Las relaciones fraternales entre nuestros dos pueblos han superado todas las vicisitudes del tiempo, incluidos los cambios profundos ocurridos en el mundo durante los últimos diez años. Hoy conocen nuevo impulso, nuevas modalidades de colaboración e intercambio, y se plantean nuevas metas sólo alcanzables cuando dos países como los nuestros empeñan para este propósito la pasión, el sacrificio y la convicción de que estamos obrando por el bien común de nuestros pueblos.

Muchas gracias.