Reflexiones sobre los Panamericanos

 

¿Usted no ve los Panamericanos? ―me parece escuchar a muchos cubanos.  ¡Claro que sí!, respondo,  apenas saco la vista del televisor.  A veces olvido la hora de algún alimento o alguna pastilla.  Después protesto por que nadie fuera capaz de sacarme de un inning con juego apretado y Mayeta al bate, con dos en base y un out. 

Junto a ustedes he vivido las vicisitudes de tales partidos.  Puede ser un juego de voleibol femenino entre Cuba y Estados Unidos, en que las nuestras lo hicieron perfecto.  ¡Qué asombrosos nuestros equipos de balonmano femenino y masculino!  ¡Qué velocidad, qué fuerza!

No me pierdo un evento de los que salen por televisión:  pesas, taekwondo, remo, ciclismo, voleibol de playa.  He mirado las competencias individuales de gimnasia artística femenina.  Me doy cuenta de que ese bello deporte ha sido elevado de la categoría infantil a la categoría olímpica.  Las atletas más ganadoras son niñas;  nadie con más edad y peso les puede ganar.

Mañana viene el día fatídico en muchos deportes:  el inicio de las disputas entre importantes equipos colectivos.  Téngase en cuenta que esto lo escribo el martes por la tarde.  Acabamos de ganar la tercera medalla de oro del día con un atleta lesionado.  Fue heroico.  Se está desarrollando ahora el último juego de clasificación en balonmano femenino.  Las brasileras están duras de roer.  Miro el juego, y escribo algunas líneas.

Al fin gana el equipo de Brasil, 32 a 28, a las 4 y 25 p.m.  Pasarán ambos equipos a las finales:  se discutirá el oro, la plata o el bronce.

Acabo de ver a las 4 y 50 p.m. la transmisión de las dos medallas de oro en remo.  Veo una parte de las competencias individuales de la gimnasia, rama masculina; en general los atletas son muy jóvenes, pero no niños.

A esta hora, 5 y 45 de la tarde no tengo nada más que añadir.

 

Fidel Castro Ruz

17 de julio del 2007

5:45 p.m.