QUIÉNES SON LOS DISIDENTES Y

LOS PRESOS DE CONCIENCIA EN CUBA


Desde el triunfo mismo de la Revolución, hace cuatro décadas, Estados Unidos —que era ya la más poderosa potencia imperialista y vecino nuestro a solo 90 millas de distancia— no ha cesado un instante en su empeño de destruirla. Es algo que se daba y aún se continúa dando por hecho. El verdadero hecho es que no ha podido, y cualesquiera que fueran las circunstancias no podrá lograrlo.

Las más variadas estrategias y tácticas han sido empleadas, desde las más brutales, que pusieron al mundo al borde de una guerra nuclear, hasta las más sutiles para destruirnos desde fuera o desde dentro. El dinero, tal vez su arma más poderosa, de nada les ha servido. Descubrieron desde bien temprano que ni el pueblo cubano ni los hombres y mujeres que dirigen lo que es ya un histórico proceso revolucionario pueden ser comprados. Las armas ideológicas se han estrellado contra ideas y convicciones que han demostrado ser invencibles.

Hoy el país vecino es mucho más poderoso. Constituye la superpotencia hegemónica que reina en el mundo unipolar. Desaparecidos el campo socialista y la URSS, nos quedamos solos en el combate defendiendo nuestra trinchera, sin ceder una pulgada. Un número de compatriotas, los más débiles ideológicamente y menos capaces de resistir los rigores de una lucha tan heroica, han cedido; otros, mucho más experimentados y aguerridos, multiplican su moral, sus fuerzas y sus convicciones. Nuevos y valiosos combatientes y cuadros jóvenes nutren las invictas filas revolucionarias.

En esta edición vamos a desenmascarar la actual política de Estados Unidos y a demostrar los turbios e increíbles métodos que emplea contra Cuba, muy sutiles a veces, subestimadores y despectivos con bastante frecuencia, no pocas veces burdos y toscos, descarados casi siempre, arrogantes y prepotentes siempre.

A lo largo de muchos meses la Revolución ha sido objeto de una intensa campaña de difamación por la ineludible necesidad de arrestar y poner a disposición de los Tribunales a cuatro apátridas por su actuación contrarrevolucionaria cada vez más desvergonzada, en estrecho contacto con funcionarios del Gobierno de Estados Unidos y la mafia contrarrevolucionaria de Miami.

Como tantas veces, Estados Unidos es el principal promotor y el organizador de estas campañas cuyos objetivos se ubican tanto en el exterior como en el interior del país.

En el plano externo, su propósito es debilitar la influencia y el prestigio crecientes de Cuba en su heroica e invencible resistencia frente a la monstruosa guerra económica que lleva a cabo Estados Unidos contra nuestro pueblo; justificar esa guerra ante la opinión pública mundial que condena su criminal política y ante la propia opinión pública interna, crecientemente opuesta al crimen vergonzoso que desde hace ya 40 años se comete contra Cuba; multiplicar los obstáculos a las relaciones económicas y al desarrollo del país, sometido desde que se inició el período especial a nuevas leyes, enmiendas, tácticas políticas y carriles subversivos.

En el plano interno, promover descaradamente la desestabilización y la subversión. En esto emplea cuantiosos fondos y medios técnicos para la emisión de miles de horas de radio y televisión cada semana dirigidas a nuestra población. Miente, desinforma, lanza consignas políticas y subversivas; instruye sobre las más variadas formas de sabotaje económico, exhorta al robo y al delito e intenta desmoralizar a nuestro valiente y combativo pueblo.

Para llevar a cabo sus planes de subversión interna paga agentes, organiza y financia grupos, promueve líderes que solo son conocidos en el exterior e ignorados totalmente en el país. Si en los años de Girón, el Escambray, la guerra sucia y la Crisis de Octubre promovió más de 300 organizaciones para poner bombas, realizar sabotajes y organizar bandas armadas, hoy trata de procrear decenas de grupúsculos a los que apoya, estimula, divulga, orienta y financia. A tal extremo les aporta fondos, que ha convertido las actividades contrarrevolucionarias internas en un oficio y un modo de vida fácil, y ha diseñado una nueva categoría de vagos, sin valores patrióticos, sin ideales sociales y humanos de ningún tipo, sin idea de la justicia ni de las realidades actuales del mundo, que no trabajan ni sudan la camisa ni producen otra cosa que no sea intrigas, ilusiones vanas, palabrería barata y hueca, repetir consignas y mentiras que les suministran desde el exterior, y recibir el cheque por su triste oficio de difamar a la Patria y mancillar la gloria y el sacrificio heroico de su pueblo. Ha creado mecanismos que contribuyen a la exaltación de tales personajes en el exterior a través de sus medios masivos. No le ha faltado la cooperación de algunos periodistas acreditados en nuestro país y de determinadas agencias extranjeras de prensa que desde Cuba tienen la misión de remitir al exterior cuantas intrigas, calumnias e impudicias lanzan sus agentes asalariados sin otra ideología que la del anexionismo, la vida parasitaria y el sueño de vivir en alguna de las cada vez más insostenibles sociedades de consumo. Para ellos se ha acuñado un nuevo título nobiliario: «disidentes».

Si en el ejercicio de sus actividades al servicio de una potencia extranjera se exceden demasiado, violando flagrantemente las leyes con que nuestro pueblo cumple y cumplirá el ineludible deber de salvar las conquistas de la Revolución y los intereses más sagrados de la nación y el pueblo, y por ello son sancionados, entonces pasan a ser «presos de conciencia». No los mueve una conciencia; los mueve un instinto.

La apertura de la Revolución, las entradas y salidas y las salidas y entradas de los miembros de la comunidad cubana en el exterior y los ciudadanos que residen en nuestro país; el turismo, la inversión compartida con capital extranjero, la posibilidad de remesas familiares desde el exterior, las comunicaciones sin límite ni restricción alguna y otras facilidades de comunicación e intercambio, son utilizadas al máximo por el imperialismo para realizar sus propósitos, en medio de las dificultades y los grandes sacrificios que el bloqueo riguroso y la guerra económica nos imponen.

El juicio contra los cuatro arquetipos mencionados tuvo lugar el pasado lunes. En este tipo de juicio de carácter interno, donde se juzga a ciudadanos nacionales por actividades contrarrevolucionarias, no suele autorizarse, y no se autorizó, la presencia de prensa extranjera, varios de cuyos miembros acreditados temporal o permanentemente en nuestro país, contribuyeron en no poca medida, como después veremos, a la conspiración y las campañas de calumnias contra Cuba. En este mundo de hegemonía unipolar, globalizado y convulso, repleto de contradicciones monopólicas, las transnacionales de la información, en feroz competencia, buscan evidentemente las noticias, pero no necesariamente la verdad. A la Revolución Cubana le interesó siempre la verdad más que la noticia.

No suelen emplearse nuestra páginas en las aventuras y trajines de tales delincuentes. Esta vez, sin embargo, nos ha parecido preciso y conveniente dedicarles un espacio, por lo mucho que ilustran como prueba, denuncia y desenmascaramiento de la política de Estados Unidos contra Cuba.

Granma ha obtenido amplia información de peritos, fiscales y personas que presenciaron la vista oral, documentos y material de prueba presentados, detalles precisos sobre el desarrollo del proceso y de los hechos juzgados el lunes por el Tribunal.

El juicio develó con absoluta nitidez todo lo que se escondía tras las actividades de los cuatro acusados: Vladimiro Roca Antúnez, Martha Beatriz Roque Cabello, Félix Antonio Bonne Carcassés y René de Jesús Gómez Manzano, que no pudieron rebatir ninguna de las acusaciones formuladas.

Los propios abogados defensores se vieron ante la difícil tarea de enfrentar la gravedad de los hechos y la contundencia de las pruebas, y circunscribieron inteligentemente su alegato a elementos técnico-jurídicos para cuestionar la coincidencia de los hechos probados con la tipicidad definida en el artículo del Código Penal esgrimido por la brillante acusación de la fiscal que representó al pueblo en ese juicio, es decir, el carácter sedicioso o no de tales hechos. En realidad no están acusados de sedición sino de incitar a la sedición.

¿Cómo se movió el imperialismo tan pronto fueron arrestados?

Desde luego, en primer lugar, como era lógico, una gran campaña publicitaria internacional a favor de cuatro «pacíficos disidentes» y «presos de conciencia» injustamente arrestados.

Independientemente de la campaña publicitaria, el gobierno de Estados Unidos tradicionalmente suele usar todo tipo de presiones cada vez que alguien que trabaja para ellos se encuentra en dificultades de este tipo como consecuencia de sus actividades, y se muestran más activos cuanto mayor sea el interés y la valoración de la tarea que llevaban a cabo. Acostumbran a utilizar a personalidades políticas que tienen algún vínculo de relación o amistad con Cuba para demandar de ellos gestiones en favor de los ya rápidamente conocidos e incluso famosos e inocentes «presos de conciencia».

A partir del arresto de los cuatro ciudadanos mencionados, a cuanto visitante occidental de algún rango viajaba a Cuba, el Departamento de Estado le enviaba una lista de «presos de conciencia» entre los cuales ineludiblemente incluía en primerísimo lugar a estos cuatro individuos, exhortándolos a que presionaran en favor de su liberación. Es parte invariable de su juego sucio. Algunos visitantes, con mayor o menor embarazo, lo hacían. Nuestro gobierno se mantuvo firme e inconmovible.

La experiencia enseña cada vez más —y esta en particular, como ustedes podrán ver más adelante— que la generosidad muchas veces demostrada por la Revolución no siempre genera los mejores frutos. Se confunde su abierto espíritu humanitario con obligada concesión ante la guerra económica y el chantaje imperial. Ellos, en cambio, no aceptan jamás la liberación de un patriota puertorriqueño condenado a largas penas carcelarias, o la conmutación de pena a un negro o mestizo norteamericano o a alguien de origen latinoamericano condenado a muerte, que constituyen, casi sin excepción, los únicos sancionados a este castigo en Estados Unidos.

Para comprender esta historia, hay que partir de un documento publicado en Miami en mayo de 1992 y suscrito por un grupo de las más connotadas organizaciones contrarrevolucionarias y terroristas que han actuado contra nuestro país desde Estados Unidos. Se titula «CARTA ABIERTA A INVERSIONISTAS EXTRANJEROS», y dice textualmente lo siguiente:

«Nosotros, en su momento, tomaremos todas las medidas que procedan para alentar y garantizar la debida protección de las inversiones privadas en una Cuba democrática, y también consideraremos con la debida responsabilidad las legítimas obligaciones de la deuda internacional. Sin embargo mantenemos la postura que cualquier inversión hecha en Cuba, en las actuales circunstancias, no merecerá el amparo de las leyes que formule un futuro gobierno cubano para la protección de la propiedad privada. Sostenemos que esas inversiones deberán ser consideradas como parte del patrimonio nacional, y como tales podrá disponerse de ellas libremente. Los inversionistas deben tener presente que, en muchos casos, participan en «joint ventures» o suscriben acuerdos con entidades u organismos que con toda probabilidad, dejarán de existir.»

[ ...]

«Creemos que es importante que la comunidad internacional de inversionistas conozca nuestras intenciones, y que aquellas que estén pensando en invertir en Cuba, se den cuenta plenamente de la responsabilidad política de sus actos, y los riesgos que les pueden acarrear. Sabemos que nuestra posición es compartida por grupos políticos dentro de Cuba, que por razones obvias, no pueden agregar sus firmas a este documento.»

Lo suscriben, entre otras, cinco de las más importantes organizaciones terroristas: Cuba Independiente y Democrática, la Fundación Nacional Cubano-Americana, el Directorio Revolucionario Democrático Cubano, el Ejército Rebelde en el Exilio y el ex Club Asociación de Prisioneros y Combatientes Cubanos.

Por otra parte, en una carta fechada el 15 de octubre de 1994, enviada a los inversionistas extranjeros en Cuba por la conocida Fundación Nacional Cubano-Americana, se decía:

«[...] deseamos comunicarles que sus inversiones o gestiones comerciales en Cuba son consideradas como un acto de colaboración con un sistema totalitario» [...] «Esto sin considerar además, que su inversión se realiza en absoluta contradicción, menoscabo y desprecio de los derechos de propiedad de los anteriores dueños de la tierra, edificación o negocio.

«Todas las organizaciones democráticas de oposición al actual régimen cubano, tanto dentro como fuera de Cuba, coincidimos en que los recursos financieros, o de otra índole, invertidos en Cuba pasarán a ser, en una Cuba post-Castro, parte del patrimonio nacional y colocados a la disposición del nuevo gobierno para que éste disponga de ellos de acuerdo con los mejores intereses de la nueva república.»

«[ ...] sus actividades empresariales, comerciales o económicas en Cuba, además de constituir una actividad ilegítima, [...] son consideradas inmorales [...]

«Queda a su decisión retirarse o no invertir en la Isla y esperar una oportunidad segura en una Cuba democrática. De la otra forma, tendrá que afrontar las consecuencias [...]»

Esta carta la firma el tristemente célebre Jorge Mas Canosa, quien presidía entonces la FNCA.

Sumándose a estas acciones, en una carta fechada el 10 de abril de 1997 en Ciudad de la Habana, suscrita por Vladimiro Roca Antúnez, Martha Beatriz Roque Cabello, Félix Bonne Carcassés y René Gómez Manzano, y enviada a todos los empresarios extranjeros, se les comunica:

«En un plazo que cada vez se hace más corto, ocurrirá una transición hacia la democracia en nuestro país y esto aconseja que se adopten medidas que eviten que la inversión actual de capitales pueda ser valorada, en ese futuro cercano, como una forma de complicidad en el ocasionamiento de los males que padece la sufrida población cubana.»

Como puede apreciarse, se produce una coincidencia exacta, casi textual, entre el párrafo transcrito de la carta de los personajes mencionados y las cartas de las organizaciones terroristas de Miami y de la Fundación Cubano-Americana que suscribe Mas Canosa con el pérfido objetivo de obstruir el desarrollo y la economía del país en pleno período especial.

El 10 de abril de 1997, en un «LLAMAMIENTO A LOS COMPATRIOTAS DEL EXILIO», fechado en Ciudad de la Habana y suscrito por Vladimiro Roca y los otros tres miembros del grupo, se dice:

«[...] Está latente el debate acerca de si es conveniente o no enviar ayuda a los familiares y amigos dentro de la Isla. [ ...] Pretendemos pronunciarnos sobre la incidencia que esas remesas pueden tener en el acallamiento de las voces de muchos que dentro de la Patria están en desacuerdo con el régimen comunista.

«En la generalidad de los casos, la ayuda es enviada por personas que se exiliaron por oponerse al sistema, y los que la reciben aquí tienen criterios similares; sin embargo, el hecho de obtener esos ingresos adicionales ha conducido en la práctica a que muchos de los últimos adopten una postura de aparente indiferencia frente a la crisis nacional.

«Ante esta realidad, queremos dirigirnos a los que, a pesar de las críticas, apoyan económicamente a sus seres queridos que residen en el país. Llamamos su atención sobre el hecho de que, si junto con el dinero enviaran firmes exhortaciones a que los destinatarios se incorporen a la lucha pacífica por el cambio, ello se traduciría en un aumento dramático de los que en Cuba han emprendido ese camino.

«Si una parte de esos receptores de la ayuda saliese de las llamadas <organizaciones de masas>, dejase de fingir un apoyo al régimen que no siente, cesase de asistir a los actos políticos convocados por el gobierno y se negase a participar en las <elecciones a la comunista>, en las que nada se elige, aunque no es obligatorio votar, ello representaría un apoyo inapreciable a la lucha pacífica que se viene librando dentro de nuestra Patria por el logro del cambio.»

[...]

«Corresponde justamente a los hermanos exiliados que envían esa ayuda influir sobre sus parientes y amigos para que éstos comprendan esa simple realidad y actúen en consecuencia

[ ...]

«Fraternalmente,

«Félix A. Bonne Carcassés

«René Gómez Manzano

«Vladimiro Roca Antúnez

«Martha B. Roque Cabello.»

No tarda mucho en reaccionar a este Llamamiento la mafia extremista de Miami.

Uno de los más acérrimos promotores de la guerra económica contra Cuba y de las leyes Torricelli y Helms-Burton, el congresista federal por la Florida, Lincon Díaz-Balart, en conversación sostenida con Luis Fernández, moderador del programa «Rueda de Prensa», de Radio Martí, elogia calurosamente el trabajo del grupo que lanzó el Llamamiento sobre la utilización de las remesas enviadas desde los Estados Unidos a cambio de que los receptores de las mismas hagan por lo menos tres cosas:

En entrevista concedida por Vladimiro Roca al periodista Álvaro de Insua, en el espacio «Las noticias como son», de la emisora Radio Martí, con motivo de la celebración el 5 de mayo de la primera conferencia de prensa convocada por este mismo grupo, se produce el siguiente diálogo: Periodista de la emisora contrarrevolucionaria: «Vladimiro Roca, Presidente del Partido Socialdemócrata, es el propulsor de una convocatoria al abstencionismo electoral. ¿Qué papel está jugando el exilio cubano en esta convocatoria?»

Respuesta de Vladimiro Roca: «Uno de los primeros trabajos de la convocatoria, que fue el Llamamiento a los Hermanos del Exilio para que la gente que envía remesas a los cubanos que están aquí, les pidan por favor utilicen la abstención para poder acelerar un poco más la democratización, es decir que los presionen con el problema ese del envío de remesas, si yo te estoy enviando dinero, tú estás mejor que los demás, ¡haz algo porque esto cambie! Y es una cosa muy fácil, que es abstenerse, no ir a votar.»

Mientras el gobierno de Cuba autoriza las remesas, que antes del período especial no aceptó nunca por cuanto es fuente de diferencia y desigualdad social, es indignante que éstos «disidentes» sometan a los familiares que las envían y a los que las reciben a tan ultrajantes condiciones y exigencias, y se diga además que la generalidad de los que las reciben piensan como ellos y deben dejar de fingir.

De nuevo el 15 de mayo de 1997 el grupo lanza al aire, es decir a los medios masivos de publicidad yanki, una DECLARACIÓN donde se expresa:

«Hace varias semanas nuestro grupo de trabajo dio a conocer la esencia de su posición ante el proceso electoral anunciado para dentro de unos meses, exhortando a nuestros compatriotas a hacer uso de su derecho de no concurrir a votar. Lo proponemos porque estimamos que es lo más adecuado en la actual coyuntura, debido a que el gobierno utiliza el número de votantes como medida del apoyo popular de que supuestamente disfruta, porque se presta a que personas inescrupulosas manipulen los resultados electorales, computando como válidas las boletas anuladas, porque concurrir a votar significa legitimar un proceso que —al no ser pluralista— solo es legítimo para el sistema comunista y pecaríamos de muy ingenuos si lo comparáramos con el de los países verdaderamente democráticos.

«La otra alternativa abierta a los que no están de acuerdo con la política gubernamental, la de anular la boleta, en realidad no requiere de llamamientos ni campañas de la oposición, pues se producirá espontáneamente entre los que, en contra de su voluntad, se sientan obligados a votar.»

En julio de 1997 redactan un «LLAMAMIENTO AL PUEBLO CUBANO» en el que se plantea: «Nuestro grupo de trabajo reitera el llamado que formuló en el sentido de exhortar a los ciudadanos a que no concurran a sufragar, con lo cual no estarán infringiendo ninguna disposición. Sabemos que esto no resulta fácil, porque, a pesar de que no es obligatorio hacerlo, las autoridades presionan de mil modos a los ciudadanos para que voten, y así poder presentar después un elevado índice de participación como una supuesta muestra de apoyo al sistema. Estamos conscientes de que aquellos que poseen vínculo laboral o gozan de alguna ventaja, temen perderlos; que el que tiene hijos menores, teme perjudicar de algún modo su futuro si no actúa como el régimen espera de él. Pero confiamos también en que el pueblo se sobreponga al miedo y aproveche esta pequeña posibilidad para demostrar su voluntad de cambio pacífico.» Más adelante afirman: «Casi está de más que señalemos que a los que no comulguen con el sistema y, pese a todo, concurran a las urnas, los exhortamos a que anulen su boleta escribiendo la palabra <NO>. Sin embargo, debemos advertir que, en vista de que en los colegios electorales no habrá representantes de la oposición ni observadores internacionales, tenemos la fundada prevención de que parte de esos votos nulos puedan ser alterados o manipulados por personas inescrupulosas, cosa que no podrán hacer con los que se abstengan.» Por su infamia, este material y la supuesta posibilidad de que los votos nulos sean alterados o manipulados, al referirse a unas elecciones donde las urnas son custodiadas por los pioneros y el recuento se hace a la vista de cuanta persona desee presenciarlo, como es conocido por millones de ciudadanos de este país, que han participado en 12 elecciones, incluido el plebiscito, desde 1976, a lo largo de 23 años sin un solo caso conocido de fraude, no requieren de comentario alguno.

La mera idea de que un niño cubano pueda sufrir las consecuencias de que su padre no vote es sencillamente repugnante.

El 11 de julio de 1997 René Gómez Manzano envía carta al señor Frank Calzón, que a continuación transcribimos:

«Sr. Frank Calzón

«1318 18 St. N.W.

«Washington, DC 20036

«Phone (703) 998-8384

«(202) 296-5101

«Estimado Frank:

«Aprovecho la grata ocasión para enviarte un afectuoso saludo.

«Recientemente estuvo a verme el recién graduado de la Madre Patria que venía de parte tuya. Como me dijo que le interesaban los temas de economía, que es su especialidad, le di las coordenadas de Martha Beatriz.

«Él me entregó la suma de doscientos dólares (USD $200.00) de parte de la señora Bette» [la misma emisaria que le trajo una computadora de parte del Sr. Calzón]. «Mucho se lo agradezco, y te agradeceré que así se lo signifiques.

«Como seguramente sabrás, hace unas semanas nos llegaron invitaciones del embajador Groth» [relator especial contra Cuba que Estados Unidos había logrado imponer en la Comisión de Derechos Humanos de Ginebra] «para visitarlo en Nueva York en agosto. No creo que se dé esa posibilidad, ya se sabe que el gobierno cubano no suele otorgar esa clase de <permisos de salidas>, pero de todos modos estamos haciendo las gestiones. Ojalá me equivoque y tenga el placer de saludarlos personalmente a ustedes y a otros amigos de aquellas tierras norteñas.

«Gracias nuevamente y un abrazo de,

«René

«René Gómez Manzano.»

¡Anexionismo puro!

¿Quién es Frank Calzón?

De origen cubano, fue reclutado por la CIA cuando realizaba estudios en la Universidad de Georgetown. Militó en la organización terrorista contrarrevolucionaria «Abdala», y pasó posteriormente al cargo de Director Ejecutivo de la Fundación Nacional Cubano-Americana. Obligado a renunciar por conflictos con su máximo cabecilla, pasó a dirigir el programa «Transición para una Cuba Libre» de la llamada Fundación Freedom House.

Como fue ampliamente divulgado, el 6 de octubre de 1995 el Presidente Clinton le había entregado personalmente ante la prensa medio millón de dólares destinados a proporcionar computadoras, equipos de fax, publicaciones y dinero a los grupos que se oponían dentro de Cuba al Estado cubano. Esta entrega tuvo lugar cinco meses y seis días antes de que el Presidente de Estados Unidos firmara la Ley Helms-Burton.

En agosto de 1997 fue capturado en Cuba y deportado a Estados Unidos David Norman Dorn, emisario de Frank Calzón, que traía para los grupúsculos en Cuba abastecimientos técnicos e instrucciones, al que se le ocuparon una computadora, radios de onda corta, varias cámaras fotográficas y dos mil dólares en efectivo, después de haber distribuido abundantes sumas y equipos a varios grupos, entre ellos el de Vladimiro Roca.

Como consecuencia del escándalo, a fines de 1997 Calzón deja Freedom House y crea una nueva organización bautizada con el nombre de «Centro para una Cuba Libre». De inmediato recibió 400 mil dólares del gobierno de Estados Unidos.

El grupo ha recibido realmente importantes recursos financieros y técnicos. A pesar de no trabajar ninguno de ellos durante años, ostentan niveles de vida muy por encima de los ciudadanos comunes. A  tal extremo, que uno de ellos, sin haber derramado una sola gota de sudor en mucho tiempo, mantiene cuatro casas diferentes, como un sui generis Sultán de la «disidencia», costeado por el Tesoro de Estados Unidos.

Cuando se les pregunta de dónde provienen esos fondos, se niegan a responder con precisión. Alegan que son donaciones procedentes de amigos y compañeros de lucha del exilio.

El 27 de junio de 1997, durante una conferencia de prensa con periodistas extranjeros convocada por el grupo en la casa de Martha Beatriz Roque para dar a conocer otro de sus documentos, el viejo traidor Hubert Matos, secretario general de «Cuba Independiente y Democrática», una de las más agresivas organizaciones terroristas contra nuestro país, implicada en planes de atentados contra dirigentes de la Revolución y que ha realizado sabotajes y ataques contra instalaciones económicas en nuestro territorio, declaró textualmente:

«Es un documento muy objetivo con señalamientos muy precisos.»

«Lo suscribimos íntegramente a nombre de Cuba Independiente y Democrática

En el mismo programa, dialogando con Martha Beatriz, dijo eufórico y entusiasmado: «Ustedes pueden esperar solidaridad en toda la extensión de la palabra».

Dicha conferencia de prensa en La Habana formaba parte de un programa simultáneo coordinado por Radio Martí con otros dos grupos de periodistas ubicados en Miami y Washington respectivamente.

Junto a Hubert Matos se encontraba José Basulto, cabecilla de «Hermanos al Rescate», uno de los suministradores de fondos en cifras que alcanzan cuatro dígitos para los muy «patrióticos» gastos personales del «disidente» Vladimiro Roca.

Al ser éste arrestado, en su residencia se encontró además, entre otras cosas, gorra y pullover con insignia del movimiento «Democracia», como cariñoso recuerdo a Vladimiro del viejo terrorista Ramón Saúl Sánchez, jefe de este grupo contrarrevolucionario y organizador de las flotillas que llevan a cabo las provocaciones por mar en el límite de las aguas jurisdiccionales de Cuba, que en reiteradas ocasiones han violado.

No está de más decir que este señor Ramón Saúl Sánchez, cuando tenía 24 años de edad, fue jefe de una organización terrorista que llevaba el idílico nombre de «Jóvenes de la Estrella», que formaba parte de un grupo de organizaciones contrarrevolucionarias unificadas por la CIA bajo la dirección de Orlando Bosch, denominado CORU, del cual Ramón Saúl llegó a ser segundo jefe.

Es necesario recordar que esa organización, bajo la dirección de la CIA, realizó gravísimos actos de terrorismo contra nuestro país. Entre ellos:

¡Qué intenciones tan pacíficas y qué amistades tan beatíficas las de Vladimiro Roca y su banda de los cuatro «disidentes» actualmente «presos de conciencia»!

El 3 de junio de 1997 llega a Cuba el jefe de la Oficina de Asuntos Cubanos del Departamento de Estado, Michael Ranneberger. Después de solicitar autorización para «trabajos internos en la Sección de Intereses», solicitó contactos con autoridades del Partido y el Gobierno cubanos, que le fueron concedidos. De inmediato, realmente su conducta se apartó de los asuntos internos de la Sección de Intereses, para dedicarse por entero a los asuntos internos de Cuba. Ello dio lugar a que el 17 de junio de 1997 el Ministerio de Relaciones Exteriores presentara una enérgica protesta oficial, algunos de cuyos párrafos transcribimos:

«El Sr. Ranneberger, en franca actividad injerencista, sostuvo varias reuniones con cabecillas de grupos contrarrevolucionarios ilegales, en las que exhortó a la subversión interna y a atentar contra el orden constitucional de la República de Cuba. Prometió ayuda económica y apoyo material y logístico para tales fines, en cifra superior a la de un millón de dólares estadounidenses, e incitó a actos de desobediencia civil, abstencionismo político y mediación foránea en los procesos electorales de Cuba.

«El Sr. Ranneberger, igualmente, dio instrucciones a estos contrarrevolucionarios sobre cómo actuar tanto en el interior como en el exterior del país. Estimuló a uno de ellos a promover su figura, exhortándolo a desempeñar un papel de liderazgo en el sometimiento mercenario a la agresión del Gobierno de los Estados Unidos contra Cuba.

«El Ministerio ha conocido también que el Sr. Ranneberger sostuvo encuentros o reuniones con representantes de empresas extranjeras radicadas en el país, a los que pretendió presionar y dictarles las prácticas que debían observar en sus negocios con Cuba.»

El 9 de junio, cuando todavía no había concluido Ranneberger su visita a Cuba, que duró hasta el día siguiente, 10 de junio, Vladimiro Roca, inflado por los estímulos de tan ilustre visitante que le concedió el inmenso honor de recibirlo durante más de dos horas junto con Martha Beatriz Roque Cabello, Félix Bonne Carcassés, René Gómez Manzano y otros cabecillas contrarrevolucionarios, entre ellos Osvaldo Payá y Odilia Collazo, contactó con Radio Martí, que trasmitió algo de considerable gravedad: su apoyo a la internacionalización del bloqueo a Cuba. Jubilosa y comprometedora, sin medir tal vez el contenido y alcance de sus palabras, la emisora trasmitió en la propia voz de Vladimiro textualmente lo siguiente: «Te puedo decir que fue una reunión para mí muy buena porque se desarrolló en un clima muy caluroso realmente; fue un clima tranquilo, sosegado, y sobre todo, por las cuestiones que tratamos. A mí lo que más me impactó fue la forma en que el Sr. Ranneberger nos informó de la política del gobierno de Estados Unidos hacia Cuba y los esfuerzos que estaba haciendo por tratar de conciliar una política común con los países de Europa y de América, en lo cual nosotros le manifestamos nuestro apoyo, ya que es necesario acabar de sacar el problema de Cuba, que no sigan viéndolo en el mundo como un enfrentamiento entre Cuba y Estados Unidos, como un enfrentamiento entre los dos gobiernos, sino que tiene que empezar a ser visto como el problema entre el gobierno, y no solamente la oposición, sino el pueblo cubano dentro de Cuba. Eso es una de las partes para mí que fue muy importante. Nosotros le ratificamos la posición que teníamos de apoyo hacia esa política; y otra fue informarle qué es lo que estamos haciendo nosotros como oposición dentro de Cuba para acelerar el proceso de democratización del país y le hablamos no solamente de la convocatoria al foro internacional que hemos hecho y otros trabajos, sino también de esta convocatoria que tú conoces que hemos hecho a la abstención en las elecciones, que el Sr. Ranneberger realmente se mostró muy interesado en conocer todos estos detalles de lo que estábamos haciendo. Fue una reunión de intercambio muy buena y sobre todo de un respeto muy grande, lo cual demuestra que la oposición cubana es reconocida internacionalmente, y es respetada. Eso realmente nos sirvió de un estímulo muy grande para continuar en nuestra lucha posterior para tratar de alcanzar la democratización del país en el más breve plazo posible. Te digo nuevamente que fue una reunión muy positiva y que creo que dará buenos resultados en el futuro, para Cuba y para nosotros. Finalizadas sus palabras, el entrevistador dijo: «Fue el disidente Vladimiro Roca, sobre la importancia del encuentro sostenido por un grupo de la disidencia cubana con Michael Ranneberger, funcionario para Asuntos Cubanos del Departamento de Estado, que los recibió.» El método habitual de Vladimiro para promover su propaganda contrarrevolucionaria en el exterior, era el de las frecuentes entrevistas y declaraciones empleando a Radio Martí, que estaba a su entera disposición. En solo un semestre habló 71 veces a esa infame radio contrarrevolucionaria, emisora oficial del gobierno de Estados Unidos, para un promedio de una intervención cada dos días y medio, la cual se trasmitía cuatro veces en el día si era una noticia y dos veces si se trataba de un espacio de opinión. Añádanse 24 intervenciones de Beatriz, 13 de Gómez Manzano y 12 de Bonne Carcassés, para un total de 120 intervenciones en ese solo período entre el primero de enero y el primero de junio de 1997. Tales declaraciones eran reproducidas por otros órganos de difusión masiva de Estados Unidos y por la prensa internacional.

Mas, no satisfecho todavía con esas hazañas, fuertemente alentado por sus estrechas relaciones con los funcionarios del gobierno de Estados Unidos, en un determinado momento el grupo adoptó la decisión de convocar conferencias de prensa en la casa de Vladimiro o de Martha Beatriz, a las cuales acudían alegre y felizmente un grupo de periodistas extranjeros, casi siempre los mismos. Por ese medio se dieron el lujo, en ocasiones que consideraban relevantes como la mencionada al hablar de la conferencia simultánea coordinada, de trasmitir al exterior documentos y declaraciones infamantes de todo tipo.

Se supone que la Revolución debía soportar estas provocaciones desvergonzadas. Que no podía desafiarse el poder del imperio, sus aliados y sus medios masivos de divulgación.

Aparte de las reiteradas visitas personales del Jefe de la Sección de Intereses, Michael Kozak, a Vladimiro, era el primero que llegaba a felicitarlo después de una agresiva conferencia de prensa. Era tal la familiaridad del distinguido «disidente» con la Sección de Intereses de Estados Unidos, que el 25 de febrero de 1997 escribió de su puño y letra al funcionario de esa Oficina Steve Rice lo siguiente:

«Estimado Steve:

«Necesito que me le saques 10 fotocopias al documento que te envío, lógicamente una o más fotocopias son para ti, yo necesito 10.

«Otra cuestión, el señor Marcos López, residente en Miami y que funciona como correo nuestro y del CCIS, se encuentra aquí y tiene un problemita que quisiera tratar con algún funcionario de la SINA, si pudieras resolverle una entrevista con el cónsul para antes del día 5 de marzo te lo agradecería grandemente, de ser positiva la respuesta me llamas y me comunicas qué día debe ir.

«También necesito que me envíes algunos ejemplares más del <Plan de Apoyo...> Tiene alta demanda y yo estoy tratando que le llegue a la mayor cantidad de gente posible.

«Recibe un fraternal y caluroso abrazo.

«Vladimiro Roca.»

La actitud injerencista de la Sección de Intereses de Estados Unidos no podía ser más provocadora. En primer lugar, máxima protección para sus cómplices, bien remunerados y materialmente estimulados, era la consigna.

No hay juicio donde se juzguen estos delitos, en que la Sección no cite a un pequeño grupo de sus asalariados «disidentes» y envíe al local correspondiente funcionarios norteamericanos que abierta e impúdicamente tratan de promover algún enfrentamiento contra las autoridades y el pueblo, el que no dejarían de presenciar gustosamente varios periodistas extranjeros acreditados en Cuba para tomar y publicar imágenes. Dondequiera que exista la más mínima posibilidad de crear un conflicto, allí está siempre presente un funcionario yanki con alguna cámara de imágenes. Son los hábitos de la superpotencia hegemónica, poderosa en el terreno militar, muy débil en el terreno moral, y excesivamente torpe políticamente. Un gigante atolondrado e impotente que jamás podrá vencer a un pequeño adversario. Su comportamiento con las pruebas en la mano debe ser denunciado ante la opinión del mundo. Se empeñan en ignorar la inteligencia, capacidad de lucha, elevada moral, determinación y valor de nuestro pueblo.

El más indignante insulto a la historia de nuestra Patria ocurrió precisamente ocho días después de la visita de Ranneberger. En una declaración suscrita por los cuatro, ampliamente divulgada por los medios de prensa internacionales, al referirse al documento base del V Congreso del Partido afirmaron textualmente lo siguiente:

«Como bien dice el documento <todo empezó a cambiar el 26 de julio de 1953>, no debemos dejar de destacar que en efecto ese día, por primera vez en muchos años, se derramó tanta sangre cubana. Hasta ese momento las muertes en la lucha política acaecidas durante el gobierno de Batista podían contarse con los dedos de una mano. Para encontrar en la historia cubana un día tan luctuoso y fratricida como ese, tendríamos que remontarnos decenios atrás. A pesar de ser una fecha tan triste, se toma como un día festivo y se celebra como tal, lo que suponemos que tenga el repudio hasta de los propios familiares de los mártires.» Eso es todo. De esa forma interpretan la historia de Cuba. Ni una sola palabra sobre las decenas de prisioneros asesinados en una orgía de sangre que se inició ese mismo día y continuó durante casi una semana; ni una sola mención a los numerosos expedicionarios del Granma asesinados después de la dispersión de Alegría de Pío, ni de los líderes sindicales y otros militantes revolucionarios asesinados al norte de Oriente en diciembre de 1956, hecho que el pueblo calificó como las «Pascuas sangrientas»; ni de la masacre total de los expedicionarios del Corynthia; ni de los que fueron igualmente masacrados en el Goicuría; ni de los que murieron asesinados el 13 de marzo de 1957 después del ataque al Palacio Presidencial; ni de las matanzas de cientos de campesinos de la Sierra Maestra por las tropas sanguinarias de Sánchez Mosquera y Merob Sosa; ni de los asesinados a raíz de la huelga revolucionaria del 9 de abril de 1958, ni sobre los miles de jóvenes y combatientes clandestinos asesinados a sangre fría a lo largo y ancho de Cuba por la tiranía batistiana, muchos de cuyos connotados victimarios se refugiaron después en Estados Unidos donde aún varios de ellos siguen actuando contra la Revolución. Ni una sola palabra sobre los que después del triunfo del Primero de Enero murieron en el sabotaje de La Coubre, en los combates heroicos de Girón, en la lucha del Escambray y otras partes del país contra las bandas organizadas por Estados Unidos, ni de los pasajeros y el equipo juvenil completo de esgrima que murieron en Barbados por el brutal acto de terrorismo antes señalado, cuyos autores formaron parte de esas mismas organizaciones terroristas con las cuales los cuatro «disidentes» se cartean tan fraternalmente.

Los miserables debieron incluir también a los constructores que murieron en Granada enfrentados a las tropas invasoras de sus amigos yankis.

Es también profundamente ofensivo, insultante e hiriente para nuestro heroico y solidario pueblo el ultraje a nuestro espíritu internacionalista, cuando afirmaron a través de una radioemisora que todos los días nos ofende usurpando nada menos que el nombre de José Martí, que:

«De igual forma, en nombre de la unidad se regaló un central en Nicaragua, se construyó un aeropuerto en Granada y, con el manto del llamado <Internacionalismo Proletario>, se enviaron tropas a matar y a morir a diferentes países, cosa que por cierto jamás hizo lo que ellos denominan la <República mediatizada>[ ...]» Para ellos los cientos de miles de combatientes cubanos que con ejemplar e insuperable espíritu de solidaridad cumplieron heroicas misiones internacionalistas son hombres que fueron allí a matar y a morir. Los combatientes cubanos, junto a los jóvenes soldados angolanos, fueron capaces de derrotar en Cuito Cuanavale y al sur oeste de Angola en la frontera con Namibia las hasta entonces temibles tropas surafricanas, cuando estas contaban ya con siete armas nucleares, impulsando la independencia de Namibia y asestándole al ignominioso sistema del apartheid un golpe del que no pudo volver a recuperarse nunca.

Fueron capaces de realizar estas hazañas a más de 12 mil kilómetros de la Patria.

Hemos contribuido con nuestra modesta pero eficaz y desinteresada cooperación a la reivindicación del continente más sufrido y explotado del mundo.

No eran simples matones nuestros combatientes, y a nadie mataron que no fuese en combate. Jamás maltrataron ni ejecutaron a un solo prisionero. Mas no solo soldados envió Cuba; envió también 26 mil médicos y personal de salud, miles de maestros, profesores, ingenieros, constructores y otros trabajadores manuales e intelectuales. Incontables vidas fueron salvadas; decenas de miles de niños fueron educados

Nos sentimos orgullosos de esa noble y generosa obra, que pasará a la historia como un ejemplo insuperable de hermandad y solidaridad.

Esa es nuestra ideología y su parte más hermosa.

Los restos de los héroes a los que dimos sepultura un memorable día, cuyas tumbas ubicadas en pueblos y ciudades de todas las provincias del país, de donde se incorporaron voluntariamente a las fuerzas internacionalistas, reciben constantemente las flores frescas que en ellas depositan madres y padres, hermanas y hermanos, hijos e hijas, y todo un pueblo que se siente orgulloso de ellos y no los olvidará jamás, como tampoco traicionará jamás su causa, y por ella los revolucionarios cubanos estamos dispuestos a morir hasta el último hombre y entregar hasta la última gota de sangre. El mundo siente admiración por ellos.

La historia de un país es su arma fundamental, con la cual nuestro pueblo se ha defendido durante más de 130 años de los intentos de absorción y de anexión por una potencia tan voraz y agresiva. Destruir esa historia es destruir su identidad, su independencia y su vida. Los que eso desean merecen desprecio. Los que tan repugnantemente han actuado al servicio de los intereses de la potencia que agrede a nuestra Patria, más que violadores de uno o varios artículos del Código Penal, son verdaderos traidores a la nación, a su pueblo y a sus valores; son mercenarios que por 30 monedas se venden a los que nos bloquean y desde hace 40 años nos hostigan y nos agreden.

Si hubiese estado vigente en los días en que se cometieron semejantes fechorías la Ley recientemente aprobada por la Asamblea Nacional del Poder Popular, solo por una fracción de lo que han hecho como cómplices de la subversión y la guerra económica seguramente la Fiscal habría pedido penas más severas para tan infame, continuada y reincidente conducta.

Esos son los «disidentes» para los cuales el Congreso de Estados Unidos acaba de aprobar, «por lo menos», dos millones de dólares. Después los llamarán «presos de conciencia».