LAS MESAS REDONDAS, LAS TRIBUNAS ABIERTAS

Y LAS MARCHAS COMBATIENTES.

Tras el regreso de Elián, la batalla de ideas y de masas, como se anunció en el mensaje de Fidel a la Tribuna Abierta de Manzanillo, entra en una nueva y prolongada etapa.

La lucha por el regreso del niño secuestrado fue ardua y compleja. Era necesario concluirla con urgencia. Se trataba de una lucha contra reloj, ante la incógnita del futuro gobierno de la superpotencia en pleno proceso electoral, cuando todo se subordina a mezquinas ambiciones e incluso vanidades personales de individuos o de grupos de intereses, con la honrosa excepción de un número reducido de políticos honestos.

Un nuevo jefe del sistema político imperial, que rige a nivel nacional y mundial, está próximo a ser designado y no propiamente elegido, ya que los grandes electores son el dinero, la demagogia y la habilidad para simular y mentir. Ambos aspirantes afirmaron que el niño secuestrado debía permanecer en Estados Unidos. Falta de escrúpulos éticos, crueldad y oportunismo; pésimos asesores; luz corta en medio de la profunda oscuridad de la ignorancia; inexperiencia y desconocimiento de las realidades de Cuba, del Caribe, de América Latina y del mundo, los hacen imprevisibles. No votaremos por ninguno de los dos.

La etapa que se inicia, tanto por los objetivos como por las circunstancias, será inevitablemente prolongada; los métodos deberán adaptarse a estas características.

Conocemos, por las miles de opiniones que recogemos sistemáticamente cada día, lo que piensan nuestros compatriotas. Nos admira su inteligencia y creciente cultura política, su capacidad para comprender lo que debe hacerse, y exponer a la vez criterios tácticos, e incluso estratégicos. No siempre el ciento por ciento de los criterios coinciden. A veces el estado anímico se refleja en tendencias extremistas, explicables muchas veces por la imposibilidad de disponer de todos los elementos de juicio que en la lucha peculiar en la que estamos envueltos no se pueden dilucidar abiertamente.

La guerra política requiere también, aunque no tanto como las operaciones militares, de un mínimo de discreción. En un juego tan pacífico como el ajedrez, los mejores maestros tratan de que el adversario no pueda adivinar de antemano lo que se proponen hacer.

Nuestra Revolución, en la guerra como en la paz, se ha guiado siempre por el principio de informar públicamente el máximo posible y preservar la discreción mínima ineludible. El principio de no mentir jamás y la ética inconmovible de la política de esta Revolución les han permitido a los que tienen la responsabilidad de dirigirla contar con la confianza indispensable y el apoyo extraordinario del pueblo cubano.

No faltan, como es lógico, criterios escépticos e incluso críticos que en parte obedecen a cuestiones de carácter personal, emotivo o de insuficiente meditación. Los hay, por supuesto, aunque muy pocos, cuyas opiniones reflejan la ausencia total de valores patrióticos, humanos o éticos.

Todos y cada uno de los puntos de vista, cualesquiera que fuesen las motivaciones, son analizados y tomados en cuenta. En cualquier circunstancia, la estrategia y la táctica se trazan sobre sólidas bases e inconmovibles principios. Detrás de nuestra lucha está la casi totalidad de los ciudadanos de nuestro país y la decisión de enfrentar cualquier desafío o riesgo sin vacilar ante el precio que sea necesario pagar por nuestros derechos como seres humanos y como revolucionarios.

El horario de las Mesas Redondas o Tribunas Abiertas, al aire libre o bajo techo, a las 5:00 p.m., tratando de evitar la noche, en meses invernales por lo general soleados y secos, establecido en los primeros días de la batalla que se desarrolló durante prolongados meses, fue más de una vez analizado tomando en cuenta criterios expresados sobre todo por trabajadores sumamente interesados en el programa, que se veían presionados por el horario laboral, que suele concluir a esa hora o aun más tarde. Al comenzar las lluvias, las Tribunas Abiertas al aire libre se pasaron para las 8:30 de la mañana de cada sábado.

Tema también de opiniones con relativa frecuencia fue la lógica y justa preocupación por las afectaciones a los programas infantiles. Este es un punto que nos llevó incluso a iniciar un estudio, aún no concluido, sobre el número de horas que los niños dedican a ver la televisión, ya que normalmente no son pocos los casos de los pequeños que se aficionan también con los seriales para adultos y con las películas que se prolongan hasta altas horas de la noche, en detrimento de su salud, sus tareas y sus conocimientos. Esto es algo que constituye, en los países industrializados y ricos, una insoluble tragedia. Nosotros tenemos posibilidades reales de estudiar y enfrentar el problema.

Mas, cualquiera que fuese el resultado de tales indagaciones, es propósito firme de la Revolución priorizar los programas para niños y adolescentes tomando en consideración las diversas edades. No se dejarán de lado tampoco los intereses de jóvenes y adultos, ni los programas recreativos para la población en general. Buscaremos por encima de todo calidad, en la medida que esté a nuestro alcance, y no es poca la posibilidad de lograrlo si se toma en cuenta que inteligencias cultivadas y creadoras se han desarrollado en abundancia y los recursos técnicos se irán incrementando a la par de los avances de nuestra economía.

Una sensibilidad especial, sentido del deber y responsabilidad mayor en la atención y educación de los niños y la elevación sistemática de los conocimientos de nuestros ciudadanos, jóvenes o adultos, deberán formar parte de la idea de masificar la cultura general de que hablamos, que va mucho más allá de una simple cultura artística que olvide el mínimo de conocimientos que en el campo de las llamadas carreras de Humanidades cada ciudadano debe poseer, independientemente del dominio profundo de la ciencia y la técnica que cada profesional debe alcanzar, de acuerdo con el trabajo que desempeña en la producción y los servicios.

Es para nosotros inadmisible la idea de que un obrero con calificación técnica o un profesional graduado en el nivel que le corresponda sea ignorante o conozca muy poco sobre cuestiones indispensables para la calidad de su vida espiritual, e incluso para comprender el mundo cada vez más complejo en que vive y tendrá que vivir en el futuro. La cultura general debe ser integral, no podría concebirse sin cultura política, ni ésta sin conocimientos de la historia de la humanidad, su desarrollo, sus frutos y enseñanzas; sin conocimientos de la política internacional y la economía mundial, sin conocimientos básicos de las principales corrientes filosóficas desarrolladas por el hombre, así como de los avances de la ciencia moderna y sus probables consecuencias éticas y sociales. Nos limitamos con esto a citar sólo algunos conceptos, todavía en desarrollo, de lo que debe calificarse como la masificación de una cultura general integral; en fin, los conocimientos mínimos que cada ciudadano de nuestro país debe alcanzar.

Los medios técnicos hoy disponibles hacen posible ese sueño. Tales medios han sido utilizados hasta hoy por los países capitalistas desarrollados para embrutecer a las masas, lo que se expresa en la cifra de un millón de millones de dólares invertidos actualmente cada año en publicidad comercial.

Nuestra Televisión, fuera de la órbita de la economía de mercado y de la propiedad privada, puede y debe estar enteramente al servicio de los conocimientos, la cultura, la recreación y la defensa de los valores e intereses más sagrados de nuestro pueblo y de todos sus ciudadanos.

Nuestros dos canales de televisión, junto a nuestras omnipresentes emisoras radiales y a la prensa escrita con el escaso papel disponible para ella, han sido factor decisivo en el éxito de la gran batalla que acabamos de librar por la devolución de la inocente criatura brutalmente secuestrada por la mafia y la extrema derecha de Estados Unidos. Ellas transmitieron toda la información necesaria, aportaron todos los elementos de juicio requeridos, y nuestro pueblo, inteligente, instruido y revolucionario, con una sólida conciencia política, forjada en más de 40 años de heroica lucha contra las agresiones del imperio, sacó sus conclusiones y, unido como un puño, impresionó al mundo con la fuerza de su convicción y determinación.

Cientos de brillantes talentos salieron a relucir entre nuestros niños, adolescentes, jóvenes y adultos. El pueblo descubrió a los niños que, como expresión viva y palpable de la obra educativa de la Revolución, estuvieron en la primera línea. Los maestros, llenos de orgullo, vieron reconocida la obra de su abnegado trabajo durante tantos años, desde que comenzamos en 1961 por la alfabetización.

Los que hemos seguido de cerca los acontecimientos y conocido día a día las opiniones de nuestros compatriotas, nos asombramos al apreciar cuánto aprendió el pueblo en estos siete meses. No hubo jamás mejor escuela que la propia batalla. Son incontables las veces que nuestros ciudadanos, en número cada día mayor, exclamaban la frase siguiente y otras similares: "Las mesas redondas deben continuar, son para nosotros una universidad." Eso serán: ¡una universidad! Con ese concepto las habíamos definido casi desde los primeros días, conscientes de la larga lucha que nos esperaba, no sólo antes sino especialmente después del regreso de Elián. Una universidad con un enorme claustro de profesores en todas las materias del que puede disponer nuestra Patria, entre ellos un grupo de lúcidos periodistas y profesionales de alto nivel, de economistas, historiadores y especializados cuadros en política internacional.

En las Tribunas Abiertas, el arte brilló más que nunca, batallando codo a codo junto al pueblo. La experiencia en el combate de ideas se incrementó como en ningún otro momento. Múltiples iniciativas en variados campos, que van a enriquecer nuestro arsenal de recursos humanos, están en marcha. Ni por un solo segundo fue olvidado el épico Juramento de Baraguá, junto al sitio mismo en que proclamara su protesta el Titán de Bronce.

Habiéndolo meditado profundamente, decidimos ajustar nuestro horario y ritmo a la estrategia que se corresponde con la prolongada lucha que nos espera. Tomando muy en cuenta las opiniones vertidas con gran espontaneidad por nuestro aguerrido pueblo y nuestros propios puntos de vista, las Mesas Redondas tendrán lugar desde hoy, 3 de julio, entre las 6:00 y las 7:45 del atardecer, con reserva de 15 minutos antes del Noticiero, y sólo en casos muy excepcionales se entrelazarán con éste. Salvo casos igualmente excepcionales, no se repetirán más tarde. Tendrán el carácter de mesa redonda simplemente, o de mesa redonda informativa, mesa redonda internacional, mesa redonda instructiva u otras denominaciones que puedan surgir. La calificación de mesa redonda instructiva se aplicará cuando se trate de análisis de temas económicos, temas históricos o de similar carácter, cuyo objetivo es transmitir conocimientos que se estimen indispensables para nuestra lucha y nuestra cultura general integral.

Sobre los temas de particular interés y profundidad, como se ha hecho hasta ahora, se editará un suplemento en número suficiente de ejemplares para crear colecciones personales o familiares, tratando de estimular ese hábito, a fin de que dispongan de un archivo doméstico de información, que tendrá después utilidad como base de datos y argumentos al alcance de la mano.

Nadie es capaz de imaginarse hasta qué punto nuestro pueblo tiene sed de nuevos conocimientos y cuánto orgullo experimenta cuando adquiere dominio de muchos temas que ignoraba o no conocía adecuadamente.

Cada sábado habrá Tribuna Abierta en un municipio del país; ninguno será olvidado. No puede renunciarse a esa extraordinaria trinchera de combate y rica mina de talentos, donde se expresarán las ideas, la cultura y los sentimientos patrióticos y revolucionarios de la localidad y del país. La magnitud de la movilización dependerá fundamentalmente de la propia población del municipio y de la trascendencia de la actividad. Serán transmitidas en directo y, de estimarse conveniente, se utilizará igualmente el espacio del atardecer para su retransmisión.

No se excluye la posibilidad de Tribunas Abiertas bajo techo cualquier día de la semana, pero prevalecerán, como norma, las mesas redondas.

Las marchas combatientes, con sus más variadas formas y peculiaridades, se utilizarán cada vez que se estime necesario. Nuevas formas de expresión, protesta y debate y transmisión de mensajes pueden surgir.

Se utilizará un solo canal de la Televisión Nacional: Cubavisiön. El otro garantizaría alternativas y programas para la población, tanto de niños como de adultos, a esa misma hora.

Sólo en casos muy excepcionales como conmemoraciones de trascendencia u otras circunstancias especiales, se utilizarán ambos canales.

Un principio se aplicará sin vacilación: la Patria, la Revolución y el destino de nuestro pueblo tienen prioridad absoluta en los medios masivos.

Nada en las formas de acción expuestas constituye un dogma. La experiencia y el curso de los acontecimientos pueden determinar variantes.

Los programas televisivos se ampliarán considerablemente este verano en beneficio de los niños y de toda la población.

Algunos afirman que estas batallas son costosas, aunque casi sin excepción reconocen que son indispensables y las apoyan sin vacilación. Podemos asegurarles a todos nuestros compatriotas que los gastos no están en proporción alguna con la enorme magnitud del volumen y el impacto de nuestras movilizaciones y demás actividades. Son en realidad mucho menores de lo que puedan parecer y están perfectamente a nuestro alcance, sin sacrificar nada esencial.

Luchamos precisamente para que cese el bloqueo genocida y la guerra económica, que cuestan cada año a nuestro pueblo miles de millones de dólares. Luchamos para reclamar nuestro derecho inalienable a desarrollar en paz nuestra Patria.

Por tanto, otro principio que debemos aplicar siempre, sin vacilación alguna, es que la vida, la dignidad, la independencia y el derecho a disfrutar de las riquezas espirituales y materiales que es capaz de crear nuestro pueblo con sus brazos y su inteligencia, sin explotar ni saquear absolutamente a nadie, valen más que todo el oro del mundo.

No es posible olvidar jamás aquello que en momentos cruciales escribió Martí, y no refiriéndose precisamente a bienes materiales, sino a la sangre y los sacrificios que demandaba el decoro de la Patria: "La libertad cuesta muy cara, y es necesario resignarse a vivir sin ella o decidirse a comprarla por su precio."

Nuestra lucha, de una forma u otra, se expresará todos los días del año. No habrá cansancio ni habrá vacilación. ¡Lo podemos jurar!

 

Editorial de Granma

3 de julio del 2000