CONDUCIDA POR LA AMENAZA Y LA VIOLENCIA

A LA TRAGEDIA

 

 

Aunque los autores de todos los testimonios que aquí se utilizarán los han suscrito con sus firmas y han autorizado su publicación, en unos pocos casos, por justificadas razones, se omitirán sus nombres para preservar su identidad y, con ella, su personal prestigio. No se utilizarán palabras demasiado crudas para calificar conductas cuando se trate de jóvenes que quedarían marcadas para siempre, o personas tratadas con dureza que tienen vínculos de familia con ciudadanos decentes que han colaborado con la investigación y merecen consideración, y lo más digno de tener en cuenta: niños que están creciendo y algún día serán adultos y llegarán a conocer esta dolorosa historia en la que familiares allegados han incurrido en conductas bochornosas.

Tampoco se omitirá nada esencial, ni será exagerado un solo dato ni escrita una palabra por odio o por venganza. Se trata de que la opinión nacional e internacional conozca a veces en detalle verdades rigurosas y hechos. Por el menor resquicio que se deja libre, no tardan en surgir las más asquerosas intrigas y mentiras de gentes desesperadas que no tienen la menor noción de ética. No hay nada más poderoso que la verdad.

Cuando las valerosas abuelas de Elián arribaron al aeropuerto de Nueva York, a las 3 y 35 de la tarde del viernes 21 de enero, con hora y media de retraso, se enfrentaron en el propio aeropuerto a varios cientos de reporteros y camarógrafos en una improvisada conferencia de prensa. Al explicar la razón por la cual su hija Elizabeth, madre de Elián, había viajado con el niño en aquel ilegal y fatal viaje, la digna abuela, en tono tan sentido y resuelto que no dejaba lugar a duda sobre la sinceridad con que expresaba una convicción profunda, dijo: "Muchos se preguntarán y dicen que es la voluntad de la mamá de Elián que el niño se quede aquí. Yo hablo por ella, que la conocí bien, porque fui su madre y sé cómo ella pensaba, cómo ella actuaba, y si ella dio ese paso fue porque tenía un esposo que era muy violento y la amenazaba, lo cual la condujo a esta tragedia."

No pocos infames han tratado de rebatir las palabras de aquella noble abuela que perdió de forma trágica a su única hija y además le había sido arrebatado de la forma más injusta y despiadada su pequeño nieto. Era para ellos imprescindible y convenía a su política, mancillar a aquella joven madre con lo que para los vendepatrias sería un triple mérito contrarrevolucionario y para nuestro pueblo un triple crimen contra el niño, contra la familia y contra la patria. Era cuestión vital para sus ruines propósitos retener a toda costa en territorio norteamericano al niño secuestrado, aunque fuese desollando su alma en vivo, sostener la ridícula y peregrina leyenda de que "la madre de Elián sacrificó su vida para que su hijo creciera en un país libre".

No admitían siquiera que pudiera ser cuestionada la idea de que para educar a un niño en una sociedad que tales crímenes y monstruosidades tolera, mereciese el sacrificio de la vida de una madre cuya patria hace más de 40 años quieren hacerla rendir por enfermedad y hambre, incluidos los millones de niños y adolescentes que en nuestro país, sometido a implacable guerra económica, estudian y se educan sin excepción alguna, sin que haya posibilidad remota de ver crecer a un analfabeto, y con los más altos índices de conocimiento y los menores riesgos de mortalidad de América Latina, incluyendo en nuestra región a Estados Unidos.

Vayamos a los hechos que queremos plantear.

¿Quién era Elizabeth Brotons Rodríguez?

Las autoridades revolucionarias, desde los primeros días del problema creado en torno al niño secuestrado, realizaron un especial esfuerzo de indagación, búsqueda de datos, informes precisos sobre aspectos esenciales de los hechos y recopilación de noticias relacionadas con las personas y las familias de una forma u otra involucradas o víctimas de lo sucedido.

En primer lugar, después de recibir el 27 y 28 de noviembre las cartas recabando el apoyo del gobierno a través del Ministerio de Relaciones Exteriores, suscritas respectivamente por el padre y la abuela materna del niño Elián González Brotons --que no había cumplido siquiera 6 años--, retenido ilegalmente en Estados Unidos, lo que se hizo fue proceder a indagar, como es de elemental lógica, quién era el padre, único acreedor a la patria potestad; su grado de vinculación con el niño, la atención que le ofrecía, relaciones con sus abuelos maternos y paternos, conducta social y moral, carácter personal, grado de afecto por su hijo y todas las demás circunstancias que era necesario conocer antes de que el país se enfrascara en una lucha que no podría partir de la ilusión de que un juez de la Florida daría la razón a una reclamación cubana, algo que no ha ocurrido jamás en más de 40 años de Revolución. Bloqueo, crímenes y agresiones, es lo único que ha recibido nuestro pueblo desde allí. Había que librar, como única alternativa, una batalla de opinión nacional e internacional para alcanzar la devolución del niño. Tal batalla no se podría librar jamás sin los más sólidos fundamentos no sólo legales sino también morales.

Quiso el azar que en este caso no sólo se trataba de un buen padre, honesto, sincero, cumplidor de sus obligaciones con el niño, sino de un padre excepcionalmente bueno y apegado a su hijo, víctima de un atroz despojo. Además del padre, había dos familias humildes, honestas, estrechamente unidas, respetadas y queridas por todos los vecinos en la comunidad donde residen, que eran también víctimas del secuestro. Aquellas primeras impresiones sobre ambos núcleos familiares se fueron corroborando día a día, semana tras semana de intensa y sufrida lucha: talento natural, fortaleza moral y el valor para luchar que generan la razón y el derecho. Cuatro abuelos directos por vía materna y paterna y el único progenitor sobreviviente con las características mencionadas, y entre ellas, por razones que se comprenderán más adelante, entrañablemente unidos al niño secuestrado, conformaban una base inexpugnable legal, moral y humana para reclamarlo con toda la razón y la fuerza del mundo.

Siguiendo esta línea, logramos reunir una gran cantidad de información que servirá no sólo para la lucha por la liberación de Elián, sino para que nuestro pueblo y todas las personas que fuera de Cuba se interesan por el caso cuenten con los elementos de juicio para juzgar con objetividad los principales personajes, vivos o fallecidos, envueltos en el drama y en especial a la madre del niño, al principal artífice de la aventura que desató la tragedia, y a los dos sobrevivientes utilizados hoy en la campaña infame que la mafia contrarrevolucionaria y sus aliados en el Congreso de Estados Unidos a toda costa están realizando para impedir el regreso del niño cubano.

¿La madre de Elián, Elizabeth Brotons, era acaso una gusana, una lumpen, una contrarrevolucionaria, una jinetera, una joven impura y corrompida?

A grandes rasgos, ¿qué sabemos de ella, de su educación, carácter, conducta, ideas, trabajo, prestigio social y su historia como joven madre cubana cuya vida tan prematuramente se había perdido?

Elizabeth nace en Cárdenas, provincia de Matanzas, el 10 de septiembre de 1969, casi once años después del triunfo del Primero de Enero, en el seno de una familia revolucionaria y trabajadora. Como todos los niños cubanos, tuvo a su alcance una escuela, tal vez modesta en lo material, pero con personal consagrado y cada vez más calificado para educarla.

Inicia sus estudios primarios en la escuela "Roberto Fernández" del municipio de Cárdenas, donde cursa desde el preescolar hasta el quinto grado. Concluye el sexto grado en la escuela "Emilia Casanova", del propio municipio. Comienza los estudios correspondientes a la enseñanza media en la Escuela Secundaria Básica "Capitán Guillermo Geilín". Durante ese período de nueve años mantuvo una actitud destacada en el orden docente, social y disciplinario. Ocupa los cargos de Jefa de Destacamento y Monitora de Geografía. Participa activamente en desfiles, actividades culturales y deportivas y en las jornadas de la Escuela al Campo.

Continúa sus estudios en el Politécnico "6 de Agosto", municipio de Calimete, en la especialidad de Técnico Medio en Secretariado. No los concluye por presentar problemas de salud. Se incorpora posteriormente a la Facultad Obrero-Campesina "José A. Echeverría", de Cárdenas, donde cursa y concluye la enseñanza media superior con buenos resultados académicos. Matricula más tarde en el Politécnico de Hotelería y Turismo de Varadero, y se gradúa en la especialidad de camarera y primer nivel de inglés. Cumple satisfactoriamente con todas las actividades programadas en dicho centro.

Desde el punto de vista político y revolucionario, se conoce que Elizabeth se incorpora a la Federación de Mujeres Cubanas y a los Comités de Defensa de la Revolución en 1983, a los 14 años, y ocupa cargos de Educación y Vigilancia a nivel de cuadra, con una buena participación en las reuniones, guardias, asambleas, trabajos voluntarios y demás tareas, manteniendo buenas relaciones sociales con todos sus vecinos.

También se conoce de su destacada participación en la Sección Sindical de su centro de trabajo y en las Milicias de Tropas Territoriales.

En 1991, a los 22 años, comienza su vida laboral en la creciente industria del turismo, y es ubicada en el Hotel Paradiso-Punta Arenas, de Varadero, de cuyo colectivo formó parte desde que fue inaugurado el hotel y en el que permaneció hasta los días de su muerte.

Al año siguiente se le otorga la militancia de la Unión de Jóvenes Comunistas por su actitud tanto en el cumplimiento de su trabajo como en las actividades políticas. Según el criterio unánime de sus compañeros de trabajo, era una destacada trabajadora, muy profesional y preocupada en la ejecución de sus funciones, intransigente, activa, seria y con muy buenas relaciones con su colectivo. Por todo ello, 5 años después, en 1997, se le otorga el ingreso al Partido Comunista de Cuba, manteniendo la doble militancia al continuar atendiendo el comité de base de la Juventud entre las amas de llaves del propio hotel. Mantiene esa responsabilidad hasta el momento del dramático viaje que le costó la vida. Había contraído matrimonio con Juan Miguel González Quintana en agosto de 1985. Fueron novios desde que ella tenía 14 años. Juan Miguel había sido, según cuentan los abuelos, su primer y único novio. Se divorcian seis años después, en mayo de 1991. Reiterados intentos por tener un hijo se habían frustrado. Se atribuye a esta circunstancia la causa principal del divorcio formal. Continuaron, sin embargo, manteniendo relaciones matrimoniales normales. Siguen luchando por tener el hijo, y después de siete embarazos a lo largo de sus relaciones matrimoniales, que se frustran de manera natural, uno solo de los cuales sobrepasó los seis meses, logran el ansiado objetivo.

Habiendo solicitado los servicios genéticos del hospital Gineco-Obstétrico "Ramón González Coro" de la Capital, uno de los más especializados del país, donde se investigó a la pareja a fondo, les aseguran la posibilidad de tener hijos e instruyen a Elizabeth sobre las medidas que debe adoptar bajo la atención de los especialistas del servicio gineco-obstétrico de Matanzas. En el octavo embarazo logran el ansiado objetivo: nace Elián el 6 de diciembre de 1993. Habían transcurrido 8 años de angustiosa espera. La obra esmerada de la Revolución Cubana en la atención a la maternidad y la infancia hizo posible el milagro de que Elián viniera al mundo. No fueron médicos de un hospital norteamericano los que la alentaron y la atendieron esmeradamente. En aquel país, las familias modestas no pueden pagar esos costosos servicios, calculados en decenas de miles de dólares, que en Cuba son absolutamente gratuitos. Es muy dudoso que Elizabeth hubiese pensado jamás dar la vida para que su hijo viviera en el país donde nunca hubiera nacido.

Como constancia de lo que se acaba de afirmar, por si alguien lo dudara, consideramos conveniente ilustrarlo con algunos datos de interés contenidos en el Resumen de Historia Clínica #1640 de la primera consulta de riesgo genético de Juan Miguel y Elizabeth en el Hospital Gineco-Obstétrico "Ramón González Coro", que se dan a conocer con autorización del padre y los abuelos de Elián:

"Motivo de consulta: Abortos espontáneos a repetición e interrupción del embarazo por Oligoamnios severo incompatible con la continuación del embarazo y sospecha de malformación fetal.

"Antecedentes personales y familiares: No antecedentes personales ni familiares de afecciones genéticas ni malformaciones congénitas en ninguno de los miembros de la pareja.

"Exposición a radiaciones: No.

"Exposición a virus: No.

"Infección u otras enfermedades: No.

"Estudios previos de toxoplasmosis: Sí (durante todos los embarazos). No recibió tratamiento previo con ningún medicamento.

"Asiste a esta consulta en busca de asesoramiento genético la pareja de adolescentes con gran interés de lograr un hijo normal.

"Se indica:

"Determinación de ácido fólico en sangre materna.

"Fijación de complemento para estudio de toxoplasmosis a ambos miembros de la pareja.

"Cariotipo (estudio de cromosomas en sangre periférica a ambos miembros de la pareja)

"Resultados de los estudios realizados a la pareja:

"Fijación de complemento: negativo.

"Cariotipos en sangre periférica:

madre: 46,XX (normal)

padre: 46,XY (normal)

"Determinación de ácido fólico en suero materno: normal.

"Se concluye el estudio como pérdidas de embarazo de causas no cromosómicas.

"Reconsulta el 5/04/1989.

"Acude porque el día 23 de marzo de 1989 tuvo un nuevo aborto espontáneo.

"Se recomienda asistir a consulta en próximo embarazo."

Juan Miguel y Elizabeth siguieron rigurosamente las instrucciones de los especialistas hasta que 5 años más tarde lograron un embarazo que culminó en el nacimiento del hijo que ahora les arrebatan al padre y a los abuelos maternos y paternos lejanos parientes que ocupan la quinta categoría en la escala familiar, que lo vieron ya nacido, una sola vez en la vida.

La nueva madre en la que -según una "venerable monja neutral"- ha reencarnado para Elián la que perdiera en el naufragio, es una joven de 22 años, la misma edad en que Elizabeth comienza a realizar un duro y honesto trabajo, con el cual supo cumplir cabal y ejemplarmente a pesar de sus ansias de tener un hijo después de numerosos embarazos frustrados, lo que al fin logra, con impresionante tenacidad y sacrificio, sin necesidad de robárselo a nadie.

Cumplidos ya tres años de nacido Elián, en febrero de 1997, casi doce después de casados, ambos padres, que ya estaban formalmente divorciados desde 1991, deciden separarse. Las relaciones como de hermanos y la atención esmerada de ambos al niño jamás cambiaron. Igual sucedía en la relación con los abuelos.

Cuatro meses después de la separación, Elizabeth establece relaciones con un joven de Cárdenas llamado Lázaro Rafael Munero García, que más adelante se conocerá mejor. En agosto de 1997, Munero va a residir a la casa de los padres de Elizabeth, donde la pareja mantiene relaciones al parecer normales.

Apenas diez meses más tarde, el 27 de junio de 1998, Lázaro Munero abandona ilegalmente el territorio nacional rumbo a Estados Unidos en una lancha. Trata de llevarse a Elizabeth y al niño, pero ella se niega categóricamente a seguirlo.

Casi exactamente 4 meses después, el 26 de octubre, Munero regresa a Cuba, de forma igualmente clandestina, con otro ciudadano de origen cubano residente en Estados Unidos, por un punto llamado Bahía de Cádiz, situado en el municipio de Corralillo, provincia de Villa Clara. Tropieza con una posta de guardafronteras y es arrestado.

El doble y extraño acto de salida y regreso ilegales, unido a los antecedentes que aún no se han mencionado, determinan la medida cautelar de prisión provisional mientras concluyen la investigación y el juicio. Permanece por ello arrestado alrededor de ocho semanas en la ciudad de Santa Clara. El 31 de diciembre de 1998 es remitido a Cárdenas, lugar donde residía al partir de Cuba ilegalmente, bajo arresto domiciliario.

Vuelve así de nuevo a la casa de los padres de Elizabeth. Comienzan entonces fuertes divergencias entre Munero y los suegros, que llegan al extremo de que aquel los agrediera físicamente, lo que hace imposible que continuara conviviendo en aquella vivienda. Alquila una casa en otro barrio de Cárdenas. Disponía de fondos. Se lleva a Elizabeth --con la que se había reconciliado después del regreso-- y al niño, que compartía la estancia casi por igual entre su padre y su madre.

Es criterio generalizado entre las amistades más allegadas y los que más conocían a Elizabeth, que Munero, con su carácter dominante y violento, ejercía una influencia funesta y extraña sobre Elizabeth; que sólo bajo amenazas pudo haberse arriesgado la madre de Elián a esa aventura, en especial llevando a su hijo, a quien adoraba en la misma medida en que lo había deseado durante muchos años; y que incluso no asistió los últimos días a su centro laboral porque no habría podido ocultar su drama a tantos compañeros y amigos con los cuales compartió durante casi diez años su ejemplar trabajo.

A continuación algunos de los testimonios textuales de las amistades que conocían muy bien a Elizabeth:

Yoslayne Llama Garrote, residente en Cárdenas: "Conocí a Elizabeth Brotons cuando contrajo matrimonio con Juan Miguel González Quintana, estrechando las relaciones con ella desde que salió embarazada de Eliancito. En honor a la verdad debo decir que, aunque separados, mantenían los mismos niveles afectivos hacia el niño. Después de esto y pasado un tiempo es que conozco de las relaciones amorosas entre Elizabeth y Lázaro Munero García. Ahora, recordando cómo era ella, me viene a la mente su carácter callado, serio, ajustada a las reglas de la convivencia social, cosas estas que variaron por sus continuas broncas y discusiones con Munero García. Yo pienso que a partir de ahí él comienza a golpearla, ya que un día llegué a su casa y la encontré con un ojo amoratado; en otra oportunidad la muñeca de una mano la tenía hinchada, y aunque le preguntaba Elizabeth siempre trató de ocultarlo. Era una madre sumamente preocupada por su hijo y su familia en general, aunque en los últimos tiempos, si Munero García le decía que no podía llevarle algo a su madre, no lo hacía, al parecer por temor a las discusiones con él, y en todas las conversaciones que tuve con ella, incluso de tipo íntima, nunca me manifestó su deseo de abandonar el país y mucho menos arriesgar así a su hijo, por el que sentía verdadera adoración."

Lourdes Martell González, residente en Cárdenas: "Soy prima hermana del padre del niño Elián González Brotons. Por ello, al nacer este, lo acojo como ahijado. Recuerdo que cuando Juan Miguel y Elizabeth Brotons se divorcian, comienzo a visitarla en su casa con la finalidad de ver al niño. A partir de ese momento, conocí al ciudadano nombrado Lázaro Rafael Munero García. Muy particularmente pude observar que en Elizabeth se comienza a producir un cambio de conducta, ya que se mostraba temerosa, retraída, como con miedo a ofender a Munero García."

David Muñiz Pérez, residente en Cárdenas: "Conocí a Elizabeth Brotons desde que era una niña, caracterizándose por ser buena estudiante. Posteriormente, al crecer, se casa con Juan Miguel González Quintana, con el que tiene al niño Elián González Brotons. Ambos deseaban mucho tener un hijo, por lo que este creció en sus primeros años rodeado de un ambiente familiar positivo. A Lázaro Munero García lo conocí cuando se unió a Elizabeth, la que cambió al parecer por las constantes discusiones con éste, teniendo en cuenta que se conducía como un antisocial, lo cual provoca que Elizabeth tenga que abandonar su domicilio por problemas de Lázaro con el padrastro de esta, llamado Rolando, quien no entendía por qué Lázaro tenía que vivir sin trabajar explotando a Elizabeth. "

¿Quién era Lázaro Rafael Munero García?

El organizador y responsable principal de la tragedia de Elián, la muerte de Elizabeth y la de otras personas hasta completar un total de once ciudadanos cubanos que perdieron la vida en aquella absurda aventura, fruto directo como otras muchas de una ley descabellada y genocida concebida contra Cuba, vigente en Estados Unidos desde hace 33 años, resultó ser en este caso un joven, cuya ilustrativa historia como estudiante y como ciudadano es digna de conocerse y meditarse para sacar las conclusiones pertinentes.

Nació en la Ciudad de La Habana, el 12 de enero de 1975. En 1979, cuando tenía 4 años, su familia se traslada a la zona petrolera del municipio de Varadero, donde su padre laboraba como operador de equipos de extracción. Se conoce que el medio familiar no era favorable. En su núcleo eran constantes las discusiones y desavenencias entre ellos y también con los vecinos. Algunos consideran que esto pudo influir mucho en el desarrollo ulterior de su personalidad.

Como todos los niños, adolescentes y jóvenes cubanos, tuvo también posibilidad de estudiar gratuitamente. Tan pronto arribó a la edad escolar, ingresó en la escuela primaria "13 de Marzo", del municipio Cárdenas. Allí cursa los primeros seis grados. Aunque los resultados docentes fueron aceptables, al finalizar esta etapa sus maestros lo caracterizaron como un niño intranquilo que con frecuencia reñía con sus compañeros de estudio y violaba otras normas del reglamento escolar.

Ingresa en la escuela secundaria básica "Capitán Guillermo Geilín", del propio municipio. No progresa en su comportamiento social. Al concluir sus estudios en este centro, la valoración de su conducta es similar. Se van perfilando cada vez más en él características y reacciones que preocupaban y recababan la atención de sus profesores. Recibe, no obstante, como todos los graduados de noveno grado, una beca para iniciar los estudios correspondientes a la enseñanza media superior, e ingresa en la escuela preuniversitaria "Héroes de Playa Girón", del municipio Jagüey Grande, en la propia provincia de Matanzas. Su conducta social continúa empeorando en relación con la disciplina.

Según testimonios de los profesores, durante la estancia de Lázaro Munero en esa escuela se caracterizaba por ser una persona agresiva fundamentalmente hacia las muchachas, a las que maltrataba físicamente y de palabra.

Fue expulsado de esta escuela por participar en el lanzamiento de latas y pomos con excremento hacia la plazoleta de dicho centro.

A fin de no dejarlo fuera del sistema de enseñanza escolar, se le ingresa en otro centro, la escuela preuniversitaria "Emilio Roig", donde continuó los estudios de décimo grado. Nuevas riñas. Sus conocimientos de las técnicas de judo, que había aprendido en la secundaria básica, los utilizaba para golpear y abusar de los demás.

Los profesores recuerdan de modo particular una vez que empleó violencia realmente excesiva y traumática contra un estudiante causándole daño.

Llegó más lejos estando ya en la escuela "Emilio Roig": En ocasión de celebrarse un chequeo de emulación en el IPUEC "Héroes de Playa Girón", de donde había sido expulsado, Lázaro Munero originó un desorden e hirió con un punzón a un estudiante.

No concluyó el décimo grado, que correspondía al curso 1989-1990. Abandonó la escuela, se desvinculó de los estudios y se insertó en el ambiente delictivo.

Dejemos que los testimonios nos cuenten sobre el personaje:

Enrique Ramírez Mendoza, natural de Ciudad de La Habana, subdirector de producción de la escuela secundaria básica "Cecilio Miranda Díaz", municipio de Jagüey Grande: "Conocí al ciudadano nombrado Lázaro Rafael Munero García en ocasión de que este fuera trasladado desde el Instituto Preuniversitario 'Héroes de Playa Girón' hacia el centro preuniversitario 'Emilio Roig', donde en ese entonces yo era director. Este venía trasladado por problemas de conducta. Recuerdo que era un alumno al que le gustaba sobresalir con actitudes negativas dentro del resto del alumnado, con conductas guaposas. También recuerdo que en ocasión de celebrarse un chequeo de emulación en el Preuniversitario 'Héroes de Playa Girón', este se fugó con otro alumno llamado Michel González llegando al centro que les dije y formando un desorden que terminó con un puntazo que Lázaro Munero le propinó a otro estudiante con ayuda de un punzón.

"Incluso esa misma noche acudieron a la escuela 'Emilio Roig' dos compañeros de la PNR encargados de la investigación, los que procedieron a conversar con ambos, o sea Lázaro Munero y Michel González, quienes reconocieron inmediatamente su participación en los hechos.

"Después de esto, Munero García continuó en la escuela, pero no llegó a terminar el curso escolar por su actitud negativa."

Zaida Elisa Izquierdo Morejón, profesora de la escuela preuniversitaria "Héroes de Playa Girón". "Desde el año 1985 me encuentro laborando en el Instituto Preuniversitario 'Héroes de Playa Girón', donde tuve como alumno al ciudadano nombrado Lázaro Rafael Munero García, quien en aquel entonces cursaba el décimo grado. Recuerdo que este se caracterizaba por ser una persona agresiva, fundamentalmente con las muchachitas, a las que maltrataba de obra y les decía palabras obscenas, era indisciplinado.

"Haciendo memoria, además, me acuerdo que en una oportunidad se comenzaron a suscitar hechos de lanzamiento de latas y pomos con excremento hacia la plaza del centro, determinándose finalmente que Lázaro Munero era el líder negativo del grupo. Personalmente hablé con él en varias oportunidades para que cambiara su actuar, sin resultado alguno, ya que no era receptivo a la crítica, por lo que finalmente lo expulsaron del centro."

Lucía Bacilia Pérez Peñafuerte, natural de Corralillo, profesora de la Facultad "Carlos Marx", del poblado de Agramonte, municipio de Jagüey Grande. "Conocí al ciudadano nombrado Lázaro Rafael Munero García cuando este estaba en el Instituto Preuniversitario 'Héroes de Playa Girón'. Por ese entonces yo me desempeñaba como profesora guía en el curso 1989-90. Recuerdo que este alumno académicamente era promedio, por demás introvertido. Gustaba de destacarse y sobresalir por encima del resto del alumnado contando chistes con la finalidad de que se lo celebraran. Recuerdo además que Munero García tenía una novia a la que maltrataba físicamente. Yo pienso que este alumno tenía graves problemas de conducta, aunque nunca conocí a sus padres ya que no visitaron la escuela. Después que salió de este centro, lo reubicaron en el Preuniversitario 'Emilio Roig', donde también confrontó problemas que lo llevaron a no concluir el curso escolar."

Orestes Marrero de la Horda, estudiante del Politécnico de Turismo de Varadero. "Yo puedo decir que Munero García, cuando estaba cursando la secundaria, comenzó a entrenar judo, cuestión esta que le provocó una gran inclinación hacia la guapería, demostrado esto en todos los problemas de riñas que tuvo, tanto en las escuelas como en la calle, recordando entre ellas, y por cierto muy renombrada, la bronca que tuvo en la casa de los estudiantes de esta ciudad, donde se enfrentó a varias personas, y otra que sostuvo en el círculo de la Empresa del Petróleo, que le costó la expulsión del mismo, o sea que este ciudadano casi siempre andaba metido en discusiones y desórdenes por su propia forma de ser."

Ilián Abel Rodríguez Formoso, vecino de Lázaro Rafael Munero García: "Sobre este puedo decir que se pasaba la vida sin vínculo laboral. Constantemente se le veía en negocios de carácter ilícito, de los cuales sacaba las ganancias monetarias para vivir por encima de sus posibilidades. Además de esto puedo decir que con sus vecinos no mantenía buenas relaciones, jamás lo vi compartir con ninguno. Además, era una persona que practicaba la guapería y vivía en su mundo."

Dagoberto Munero Molina, hermano del padre de Lázaro, natural de Caibarién y ayudante de la Empresa de Perforación y Extracción de Petróleo de Cárdenas: "Lázaro fue siempre una persona guaposa, que trataba mal a su propia familia (padre, hermano y esposa), no siendo así con su madre, María Elena García García, la cual era de carácter fuerte, y entre ella y mi sobrino hacían lo que querían en la casa. También me consta que las discusiones entre Lázaro y su padre eran fuertes. Puedo expresar que Lázaro le daba muy poca atención a su hijo (un hijo que, como se verá después, había tenido con una joven estudiante), por lo que los abuelos del niño tuvieron que pedirle que le pasara la manutención del mismo.

"Recuerdo que cuando mi sobrino le decía algo a Elizabeth, lo hacía en forma violenta, y esta se le rebajaba por ser de un carácter más noble. En el barrio donde vivía, Lázaro no le aguantaba nada a nadie. Era muy escandaloso, y siempre creía que tenía razón y lo que decía había que hacerlo.

"Por último, deseo señalar que mi sobrino Lázaro Rafael fue el promotor e incitador para que sus padres, hermano, esposa e hijastro se involucraran en la salida ilegal del país que se llevó a cabo el 22.11.99, pues conozco que mi hermano Ramón Rafael no quería irse y si lo hizo fue por la insistencia de Lázaro."

Yoslayne Llama Garrote, residente en Cárdenas. "Conocí al ciudadano nombrado Lázaro Rafael Munero García pudiendo decir que el mismo se caracterizaba por su guapería, lo que manifestaba en el maltrato que les propinaba a las mujeres que mantenían relaciones amorosas con él. Incluso, ahora recuerdo que en una oportunidad la muchacha con la que este tuvo un niño me manifestó que Lázaro no quería ni a su propio hijo, pues nunca se ocupó de él, que vivía del negocio, lo mismo vendía alcohol que tabacos que cualquier otra cosa que se le presentara. Yo supe que al salir Lázaro de prisión y llegar a la casa de Elizabeth la emprendió a golpes con todo el mundo. Con el niño su trato no era bueno, ya que muchas veces, al llegar a la casa de Elizabeth, se encontró a Eliancito llorando porque quería ir a la casa de su padre Juan Miguel y Lázaro Munero no lo permitía, argumentando que éste se pasaba todo el tiempo con el padre.

"Puedo decir también que ya unos días posteriores a que Lázaro y Elizabeth abandonaran ilegalmente el país, me encontraba con mi hijo ingresado en el Hospital Pediátrico de Matanzas cuando escuché a un grupo de muchachas que comentaban que Arianne Horta, sobreviviente del naufragio, en una llamada telefónica, había manifestado que cuando se encontraban en la costa Eliancito empezó a llorar diciéndole Lázaro a Elizabeth que si no lo callaba ella lo haría él.

"A todo lo que he dicho puedo agregar que Lázaro mantenía relaciones amorosas con otras mujeres a espaldas de Elizabeth utilizando el dinero que le reportaban los negocios ilícitos y el que ella ganaba con su trabajo."

Lorenzo Oceguera Pesqueira, residente en Cárdenas. "Conocí a Lázaro Rafael Munero García a partir de la relación que el mismo estableció con mi hija Dayana, en el año 1993, así como que mantuve buenas relaciones con él hasta que ambos se separaron después de nacido el niño que tuvieron, nombrado Javier Alejandro, pudiendo señalar que en ocasiones Lázaro se demoraba en ir a visitarlo." (Se refiere a una valiosa joven, ya señalada, estudiante de preuniversitario de la escuela "Primer Congreso" que Lázaro conoció y sedujo a principios del año mencionado por el padre, quedando embarazada, quien no tardó en mostrar un carácter firme y enérgico.)

"Puedo afirmar además que laboró por poco tiempo como promotor en la venta de cervezas en el Hotel Internacional de Varadero, no conociéndosele otro vínculo laboral. Este se vinculaba con extranjeros y utilizaba el auto que poseía en funciones de alquiler para buscarse dinero.

"Con respecto a Elizabeth Brotons, puedo afirmar que era una persona tratable, de buen carácter, modesta, que incluso me saludaba y me preguntaba por mi nieto. Ella mantenía relaciones con Munero García antes de que este efectuara una salida ilegal del país en el año 1998."

Regla Hernández González, residente en Cárdenas. "Conocí a Lázaro Rafael Munero García en el año 1993, cuando mi hija, Dayana Oceguera Hernández, comenzó a mantener relaciones amorosas con él.

"Durante el tiempo que duró esa relación, Lázaro sólo mantuvo vínculo laboral por poco tiempo, vendiendo cervezas en la playa. En cuanto a la relación con mi hija, debo expresar que Lázaro se pasaba todo el tiempo discutiendo con ella, ya que no quería que se superara culturalmente, mientras él vivía del negocio y del invento, pues no tenía un trabajo estable.

"Este ciudadano se caracterizaba por ser una persona problemática y conflictiva. Casi siempre estaba involucrado en riñas callejeras, gustaba de la ingestión de bebidas alcohólicas, así como que se demoraba en ir a visitar al hijo que tuvo con ella.

"Deseo exponer que Lázaro utilizaba un auto que poseía para dar viajes alquilado sin la debida autorización, conociendo también que estuvo preso, sin saber los motivos.

"Yo recuerdo que el viernes 19 de noviembre de 1999, Lázaro Rafael Munero García fue a mi casa y le dijo a mi hija que vendría al siguiente día a recoger al niño para llevarlo a pasear, cosa esta extraña en él, por lo que le dije a mi hija que el sábado me llevaría al niño para que Lázaro no pudiera sacarlo, ya que siempre estaba borracho y pensé que le podía pasar algo. Al siguiente día, en horas de la mañana, me llevé al niño para la casa de mi mamá, donde permanecimos hasta por la tarde. Quiero decirle que esto lo hicimos porque nos resultó sumamente extraña la insistencia de Lázaro para salir con el niño, sin sospechar siquiera que éste se marcharía ilegalmente del país."

Dayana Oceguera Hernández, residente en Cárdenas, que en la actualidad estudia en la Escuela de Hotelería y Turismo "José Smith Comas", del municipio de Varadero: "En el año 1993 comienzo a mantener relaciones amorosas con el ciudadano nombrado Lázaro Rafael Munero García, hasta el año 1996; relaciones estas de las que nos nace un niño al que nombramos Javier Alejandro Munero Oceguera. Yo puedo decir responsablemente que las relaciones entre nosotros fracasan, entre otras cosas, por el carácter impositivo y violento que tenía Lázaro Munero, que lo llevaba incluso a discutir constantemente con sus padres, fundamentalmente con su padre, Rafael Munero. Le conocí a Lázaro pocos trabajos, por no decir que prácticamente ninguno. Uno fue de cantinero en el Hotel Internacional de Varadero, donde al parecer tuvo una contrata vendiendo cervezas en la playa, y el otro en el Círculo Social de la Empresa del Petróleo como dependiente, según su propio dicho. Por lo demás, Lázaro se pasaba la vida entera inventando todo tipo de negocios ilícitos para poder vivir, como decía, desde la venta ilegal de alcohol, por la que en una ocasión permaneció varios días detenido en la Estación de Policía de Jovellanos, hasta otras actividades que le reportaban ingresos monetarios. En varias oportunidades discutimos por la sencilla razón de que Lázaro no pertenecía a ninguna organización y yo soy militante de la Unión de Jóvenes Comunistas. Trató de impedirme además que me superara culturalmente, situaciones estas que llevaron a la terminación de los vínculos amorosos entre nosotros. Recuerdo que en los últimos meses Lázaro Munero llegaba ebrio a la casa para ver al niño, derivando estas pocas visitas en discusiones conmigo. A esto puedo sumar que a Lázaro le gustaba tener una vida completamente desahogada, estilo que lo llevó a que en 1992 realizara un robo con fuerza en Varadero, cumpliendo sanción por ello. A Elizabeth la conocí en una ocasión que Lázaro la llevó con él a mi casa, pareciéndome desde el primer momento una persona sincera, afable y educada.

"Puedo decir que el día 19 de noviembre de 1999, viernes, Lázaro fue a mi casa en su máquina y me dijo que venía el sábado a buscar al niño para llevárselo a su mamá. Por mi parte, le dije que no, ya que él nunca se lo llevaba y pensé que le podía pasar algo porque él siempre estaba ingiriendo bebidas alcohólicas. Como no estuvo de acuerdo, entablamos una discusión en la que me decía que él era el padre y tenía derechos sobre el niño. Al siguiente día fue en horas de la mañana a mi casa para recogerlo, pero ya el niño no estaba allí porque yo se lo di a mi mamá para que se lo llevara a pasear con el objetivo de que Lázaro no lo viera ni se lo pudiera llevar, además para que el niño no nos viera discutir nuevamente, sin poder imaginar que ese mismo día abandonaría ilegalmente el país. Todo esto me resultó bastante extraño, teniendo en cuenta que Lázaro se pasaba hasta dos meses sin venir a ver al niño, y si por casualidad lo veía conmigo por la calle, aunque fuera de lejos, me decía que para qué visitarlo si ya lo había visto."

Estos tres últimos testimonios revelan mejor que cualquier otro hecho las características pérfidas y los bajos instintos del personaje.

Quiso llevarse traicioneramente al niño. No le interesaba para nada. Nunca se preocupó por él. Sería un estorbo para su estilo de vida disipada y cómoda. Nadie sabe quién se ocuparía de ese niño. Trató sin embargo de arrebatárselo a la madre.

¿Por qué hizo eso? Tal vez un deseo rencoroso de venganza por la actitud que Dayana y su familia habían mantenido siempre frente a las exigencias e imposiciones de alguien que todo lo resolvía por la fuerza. Los psicólogos podrían tratar de encontrar alguna explicación.

Lo cierto es que el niño escapa milagrosamente. Es casi absolutamente seguro que habría muerto, o de lo contrario, si hubiera sobrevivido al naufragio, Javier sería hoy otro niño cubano secuestrado en Miami, y la mafia habría hecho lo posible y lo imposible para impedir su devolución a Cuba.

Pedro Pablo Brotons Estrada, residente en Cárdenas, medio hermano de Elizabeth: "Las relaciones entre Lázaro Rafael Munero García y mi medio hermana Elizabeth eran tensas, ya que el primero se caracterizaba por ser impulsivo e impositivo. Cuando ambos iniciaron sus relaciones en el año 1997, mis familiares no estuvieron de acuerdo debido a lo que se comentaba sobre Lázaro en la calle, donde se decía que el mismo no trabajaba, que las mujeres que vivían con él tenían que mantenerlo, que era un guaposo, y por eso mi familia se opuso a las relaciones. Posteriormente, cuando este abandonó ilegalmente el país en 1998, vimos en esa acción la solución para el problema de Elizabeth, pero la madre de Lázaro visitó a mi hermana para que hablara por teléfono con Lázaro, lo cual motivó una discusión entre la madre de Lázaro y la de Elizabeth; pero, no obstante ello, mi hermana conversó varias veces con él, expresando Elizabeth que Munero le decía que la vida en los Estados unidos era muy difícil y que no podía adaptarse a ese sistema. No obstante, considero que el regreso del mismo a Cuba fue para llevarse a mi hermana para que ella continuara manteniéndolo en ese país.

"Posteriormente, cuando Munero regresó, la familia dejó que fuera a vivir nuevamente en la casa de Elizabeth, pero este fue trabajando sutilmente sobre ella hasta lograr enemistarla con toda la familia, provocando la ruptura con su madre y padrastro, la cual fue dura e inesperada. Al respecto pienso que hubo amenaza y coacción por parte de Munero, ya que a partir de que ambos fueron a vivir juntos mi hermana cambió completamente su carácter, convirtiéndose en una persona alejada y retraída. En dos ocasiones en que la vi en la calle, pude percatarme de que presentaba arañazos y moretones en el cuerpo, manifestándome que se lo había hecho el perro de su casa.

"En cuanto al trato de Lázaro hacia Elián, puedo señalar que en ocasiones fue déspota e impositivo con el niño, aunque no me consta que lo haya agredido.

"Creo que el hecho cometido por Elizabeth al abandonar ilegalmente el país fue motivado por el temor que le tenía a Lázaro, y la influencia constante de éste, ya que mi hermana quería mucho a Elián y nunca se hubiese involucrado en una aventura en que peligrara su vida."

Desde que Lázaro Munero abandonó el sistema escolar y cualquier otra posibilidad de formarse técnicamente, no busca un empleo útil y relativamente bien remunerado, como hicieron muchos jóvenes de Cárdenas que se esmeraron y prepararon para iniciar su vida laboral en la próspera y cercana zona turística de Varadero. Se adentra, por el contrario, en actividades que no tenían nada que ver con el trabajo productivo y los servicios, que proporcionan beneficios tanto al individuo como a la sociedad, para los cuales nuestro país prepara a sus jóvenes.

No trabaja ni se le conoce un solo empleo estable en diez años. Sólo en dos brevísimas temporadas realiza actividades relacionadas con servicios gastronómicos en un hotel y en un círculo social donde pronto descubrieron su dedicación al hurto y al fraude. Busca la vida cómoda y parasitaria, el dinero fácil.

Testimonio: "Yo (se omite el nombre), natural de Cárdenas, de ocupación camarera del hotel (se omite el nombre), en Varadero, mantuve una amistad íntima con el ciudadano Lázaro Rafael Munero García desde el año 1991 hasta 1994 estando él cumpliendo sanción por el delito de robo con fuerza.

"Durante todo el tiempo que estuve junto a él, pude conocer que era una persona intranquila, caprichosa y desordenada socialmente que, cuando se le ocurría algo, no paraba hasta que no lo realizaba aunque le pudiese provocar problemas."

El robo con fuerza del que se habla en este testimonio, tuvo lugar el día primero de mayo de 1993. En la sentencia No. 347, dictada en el mes de octubre de 1993 por la Sala Quinta de lo Penal del Tribunal Provincial Popular de Matanzas, se indica, en el Primer Resultando: "Probado que los acusados Lázaro Rafael Munero García y Julio César González Caraballo, puestos de común acuerdo, se dirigieron en horas de la noche del día primero de mayo de 1993 al municipio de Varadero (...) hasta el hotel Siboney, decidiendo penetrar en la habitación #120 para tomar de ella cuanto hubiera y pudieran, habitación en la cual estaba hospedado el turista alemán Milhelen Kalan con su nieta y luego de cerciorarse de que en ese momento no había nadie en la habitación, violentaron tres tablillas de cristal que conformaban la ventana (...)"

Continúa larga narración. Después de exponer numerosos Resultandos y Considerandos, concluye la sentencia afirmando que ADebemos sancionar y sancionamos al acusado Lázaro Rafael Munero García a dos años de privación de libertad, y al acusado Julio César González Caraballo, a tres años de privación de libertad, ambos como autores de un delito de robo con fuerza en las cosas", con las accesorias correspondientes. Además, condenan a indemnizar al perjudicado Milhelen Kalan Van Hofe, en la suma de 236 pesos y 55 centavos en moneda nacional (realmente esa suma en dólares, al cambio de 1 a 1).

Otro importante testimonio: "Yo (se omite el nombre), natural de Jagüey Grande, ocupada como (se omite el cargo, el nombre del centro de trabajo y el municipio donde está ubicado), conocí al ciudadano Lázaro Rafael Munero García, ya que en el año 1999 comencé relaciones amorosas con él, puesto que visitaba el poblado (se omite el nombre). Sobre estas relaciones, puedo decir que en el mes de agosto de ese año se terminaron, ya que Lázaro no me iba a ver, por lo que comencé otra relación. Recuerdo además que encontrándome en esa situación y sin que pueda recordar la fecha exacta, aunque puedo precisar que fue a finales de septiembre, se presentaron en mi casa varios ciudadanos, los que me comunicaron que Lázaro se encontraba en la cafetería (se omite el nombre de la cafetería y la calle del poblado donde está ubicada) y deseaba que yo fuera a verlo, cosa que hice; pero cuando llegué, me pidió que lo acompañara hasta la parte posterior de (se omite el nombre de la instalación para no ubicar el pueblo) diciéndome, entre otras cosas, que lo estaba traicionando, dándome a continuación varias bofetadas, a la vez que me decía que cuando me mandara a buscar debía ir inmediatamente, cosa que acepto para que no me golpeara más. Terminado esto, me traslado nuevamente a la cafetería (se omite el nombre) retirándose más tarde sin que lo haya visto nuevamente."

Aun cuando este y el anterior testimonio están firmados y sus autoras están dispuestas, con valor moral digno de elogio, a que se utilicen públicamente, no nos pareció conveniente hacerlo por lo delicado del tema, para preservar sus identidades en circunstancias que pueden ser motivo de escándalo.

Lo importante de esta última declaración es que se refiere a hechos que tienen lugar en un punto relativamente distante de Cárdenas apenas ocho semanas antes del fatal viaje en que Lázaro Munero sale del país en una frágil embarcación, llevando consigo a Elizabeth y Elián.

Por esos días se evidencia más que en ningún otro momento su estilo agresivo, amenazante y violento, aplicado en este caso a una joven modesta e indefensa, simplemente por negarse a acceder a un deseo pasajero y caprichoso de alguien que está próximo a abandonar el país y muy pronto dejará de verla definitivamente.

¿Cómo trataría por esos mismos días y qué amenazas estaría dirigiendo a la resignada, dócil y casi con absoluta seguridad aterrorizada Elizabeth?

Los investigadores han logrado reunir todos los materiales y documentos, actas policiales y judiciales, expedientes, acusaciones, advertencias, multas, sentencias por robos con violencia, riñas, hurtos, estafas, delitos de receptación y comercialización de mercancías robadas, actos ilícitos de todo tipo, hábitos de alcoholismo y otras actividades; una larga lista de delitos comunes mayores y menores en su corta y azarosa vida delictiva, páginas enteras de huellas digitales y materiales probatorios que definen y demuestran las conductas ilegales e inmorales de Lázaro Munero.

En su irresponsable aventura rumbo a la Florida, Lázaro Munero sacrificó a su propia madre, que estaba convaleciente de un reciente infarto. Cualquiera sabe que sujetos de la calaña de Lázaro Rafael Munero García no hubieran recibido jamás visa de la Oficina de Intereses para residir en Estados Unidos; la sociedad norteamericana lo rechazaría indignada, habría colosal escándalo. Si viaja en cambio de forma ilegal, recibe honores. No importan los que mueran como consecuencia de semejantes aventuras. ¡Qué noble y humanitaria es la Ley de Ajuste Cubano!

¿Quiénes son los sobrevivientes?

Cuando la embarcación zozobró, además del niño, dos adultos sobrevivieron: una joven de 22 años y un hombre de 33 que viajaron como pareja. Sus nombres: Arianne Horta Alfonso y Nivaldo Vladimir Fernández Ferrán.

Eran los únicos que podían conocer el secreto de todo lo sucedido. Ambos, después de las noticias públicas, una vez que fueron entregados por la policía, desaparecieron. Cuando en Cuba no se sabía ni una palabra de esas personas, llegaron noticias de fuentes norteamericanas informando que las autoridades calificaban la operación como contrabando de personas. Eso sólo podían saberlo por boca de los dos adultos sobrevivientes, a los que de inmediato procedieron a interrogar.

En fecha tan temprana como el 26 de noviembre, dos días después del posible momento del naufragio, el conocido Nuevo Herald, muy relacionado con los círculos de la Fundación, publicó textualmente:

"Las autoridades califican la travesía de los cubanos de operación de contrabando. Tras interrogar a los sobrevivientes, las autoridades tienen un primer bosquejo de lo que sucedió desde que la embarcación partió el domingo de Cárdenas."

"La operación presuntamente fue planeada por Lázaro Moreno (así lo escriben), padrastro de Elián, quien pretendía traer a su familia a Estados Unidos junto a otras siete personas que habrían pagado mil dólares por el viaje."

Nadie supo una palabra más de lo que contaron. Por lo pronto, quedaba claro que él y ella pagaron mil dólares cada uno por el mortal viaje. Había contrabando de personas, delito sancionado severamente por las propias leyes de Estados Unidos y los convenios internacionales. Del asunto no se habló más. Se ignora si los sobrevivientes contaron a Inmigración los antecedentes penales y la pésima conducta del organizador del viaje. Es seguro que no contaron todo lo que sabían sobre Elián, y si lo contaron, nadie dijo una palabra. Comenzaban la poderosa mafia y sus aliados una zafra de propaganda contra nuestra patria, a partir del dramatismo del niño que sobrevivió después de tantas horas en una cámara. Cuba tenía, por supuesto, toda la culpa de lo ocurrido. Pero había demasiadas cosas feas en aquel asunto. Era mejor que ningún periodista hiciera contacto con los dos sobrevivientes. Ambos personajes desaparecieron misteriosamente del escenario y no se supo una palabra de ellos hasta casi dos meses después. La batalla por la liberación de Elián no había comenzado todavía, ni se imaginaban los gángsters y terroristas de la mafia y sus aliados la tremenda fuerza que tomaría cuando nuestro pueblo enérgico, valiente y combativo se movilizara.

No obstante, el influyente órgano de prensa Los Angeles Times había hurgado algo en busca de información y 39 días después, el 4 de enero de este año, publica un reportaje desde Cárdenas, reproducido por un órgano de prensa de la Florida con el título: "Contrabando lucrativo de cubanos", en el que cuenta que "Nivaldo Fernández Ferrán lo abandonó todo: un matrimonio de diez años, una casa nueva y un envidiable empleo en un hotel de cinco estrellas... Igual hizo su amiga de 22 años, Arianne Horta Alfonso, la cual hasta abandonó a su hija de 5 años... Les dijeron a los investigadores de la policía de Miami-Dade que habían pagado dos mil dólares a un contrabandista para que los trajeran."

Poco después, habla de "un creciente contrabando lucrativo que las autoridades de La Habana creen que por lo menos tiene el apoyo tácito de la comunidad cubano-americana en el sur de la Florida. Agentes de patrulla fronteriza estadounidense dicen que los contrabandistas operan con gran impunidad, cobrando ocho mil dólares per cápita."

Más adelante expresa: "La mamá de Fernández, Antonia Ferrán, es residente legal de los Estados Unidos habiendo salido de Cárdenas hace 10 años para vivir con su hermana en Chicago; ella ha ido a Cuba todos los años con regalos y dinero para aumentar los ingresos de los Fernández."

"La familia había planeado una elaborada ceremonia para renovar su juramento matrimonial el 13 de diciembre de hace diez años. Así y todo, sin decirle nada a su esposa, ni a su familia y amigos, Fernández súbitamente se marchó, tres semanas antes de la fiesta, con su amiga Arianne y su hijita de 5 años, Esthefany, rumbo a los Estados Unidos. Poco antes de salir, el motor del bote se rompió y los 13 adultos decidieron que la niña de 5 años no debía ir con ellos, de manera que, mientras los Muneros arreglaban el motor, Arianne llevó la niña a casa de su madre, temiendo que el viaje era demasiado peligroso para ella."

En determinado momento el artículo explica que: "Esos son los detalles conocidos del misterioso viaje ilegal que investigadores a ambos lados del Estrecho dicen son típicos de los que han traído a miles de inmigrantes cubanos ilegales a los Estados Unidos durante los dos años pasados, y que han causado la muerte de más de 60 cubanos en 1999 solamente."

Se reconoce por tanto, con la mayor tranquilidad del mundo, que en sólo doce meses el estímulo a las salidas ilegales, el contrabando de personas procedentes de la Florida y la Ley de Ajuste Cubano han costado la vida a 60 ciudadanos cubanos en un año.

Se van perfilando ya por estas noticias los personajes que sobrevivieron, pero seguían sin aparecer en absoluto.

Pero la lucha por la liberación de Elián cobraba fuerza cada día, incluso dentro de la propia opinión pública norteamericana. Se anuncia el 21 de enero que las abuelas parten hacia Nueva York. Era mucho. La mafia y sus aliados se ven obligados a echar mano de los desaparecidos sobrevivientes de la forma asquerosamente cínica con que acostumbran a hacer las cosas.

Ese mismo día, casi dos meses después de la misteriosa ausencia, los presentan precipitadamente ante la prensa.

"Miami, Estados Unidos 21 de enero (EFE).- El niño náufrago cubano Elián González debe permanecer en Estados Unidos porque su madre dio la vida para que el menor llegara a este país, manifestó hoy uno de los tres supervivientes del naufragio.

"Arianne Horta relató hoy en una rueda de prensa la dramática travesía en la que murió la madre y el padrastro de Elián, además de otros 9 inmigrantes cubanos cuando la frágil embarcación zozobró en el estrecho de Florida.

"'Ella (la madre de Elián), prefería morirse, pero quería que su hijo viviera y que llegara (a Estados Unidos)', dijo Arianne.

"'El (Elián) siempre gritaba que venía para la Yuma (Estados Unidos), con mis tíos, siempre dijo 'mis tíos', afirmó."

Obsérvese el énfasis en la melodramática idea de que Elizabeth entregó su vida para que el niño viviera en un país libre y la ridícula imagen de un niño con menos de 6 años gozoso y feliz, que no lloraba y, sin miedo al mal tiempo ni a las olas, gritaba que iba "para Estados Unidos a vivir con sus tíos", unos tíos a los que el niño vio una sola vez en su vida, cuando tenía cuatro años. ¡Es demasiado!

El viaje de las abuelas, y el impacto de sus sencillas y sinceras palabras en la opinión pública norteamericana y en el seno del propio Congreso de Estados Unidos, puso a correr a todos los complotados en el secuestro del niño. Creó pánico.

"Miami, Estados Unidos, 25 de enero (AFP).- Los otros dos supervivientes del naufragio en el que murió la madre del niño Elián González viajan a Washington para cabildear en el Congreso de Estados Unidos por que se le otorgue la ciudadanía estadounidense, informaron el martes los medios locales."

Crece la desesperación. Han sucedido cosas increíbles. Entre el viernes 21 y el jueves 27 las abuelas han ofrecido en el aeropuerto una importante conferencia, han estado dos veces en Miami, han hecho incontables contactos con los más variados e influyentes órganos de prensa, se han reunido con decenas de congresistas. ¡Eso era ya insoportable!

Bajo el título "Niegan que la madre de Elián viajara a Estados Unidos por la fuerza", El Nuevo Herald publica el 27 de enero un despacho de su corresponsal en Washington:

"'Ella no estaba allí obligada', sostuvo Arianne en conferencia de prensa celebrada en el National Press Club."

"Fernández por su parte negó que el novio de Brotons fuera un hombre que la trataba con violencia.

"'Era siempre amable. La quería tanto que vino a Estados Unidos y regresó a Cuba para rescatarla. ¿Lo hubiera seguido ella si él la maltrataba? Es difícil creerlo', enfatizó."

"'En esos momentos a mí me pareció que la travesía era peligrosa y decidí dejar a mi hija en tierra. Ella lo vio todo.'"

"Fue cuando el niño Elián empezó a gritar: 'vamos para Estados Unidos', agregó Arianne."

Está de más hacer comentarios sobre estas palabras. Tal vez asombrarse, o tal vez podría hacerse una sencillísima pregunta: Si ella decidió dejar a su hija en tierra, porque le pareció que la travesía era peligrosa, ¿por qué no le sugirió siquiera a la madre de Elián que dejara también al niño en tierra, que tenía aproximadamente la misma edad que su hija y corría los mismos peligros?

Arianne y Nivaldo no dijeron la verdad. Ellos sabían lo ocurrido. Cuando al volver a la orilla Elián lloraba desconsoladamente, fue cuando Munero le dijo amenazante a la madre: "O lo callas tú, o lo callo yo". Esa noticia no llega de Cuba; llegó de Estados Unidos y la trasmitió precisamente Arianne a familiares suyos en nuestro país por vía telefónica. Y no fue esta la única fuente. La escucharon y presenciaron la escena gente que estaba en las proximidades. Consta que Munero y otros estaban armados de machetes y cuchillos. Si existe un criterio unánime con relación a este personaje -sin que lo haya cuestionado nadie- de hombres y mujeres, familiares, amigos y conocidos, es sobre su carácter violento y agresivo. Consta en numerosas actas policiales y en todos los testimonios ofrecidos anteriormente. Constituye una hipocresía infinita afirmar, como lo hace Nivaldo Fernández —hombre conocidamente cobarde y mentiroso—, que Munero nunca maltrató a Elizabeth. El empeño que la mafia demuestra en negarlo, evidencia cuánto temen a la divulgación de que Elizabeth, por su docilidad, resignación y total sometimiento a Munero, ya anulada totalmente su voluntad, incapaz de resistir, pudo ser -y con toda probabilidad lo fue- obligada mediante amenaza y la habitual violencia que practicaba en sus relaciones con ella, a embarcarse en esa estúpida y suicida aventura.

El 28 de enero, la prestigiosa congresista norteamericana Louise Slaughter, en entrevista concedida a la Cadena Fox, declaró, al hablar de la abuela Raquel: "El hombre con el que su hija se marchó de Cuba era un abusador y ante todo era contrabandista. Cuando partieron de ese pequeño pueblo, tuvieron que regresar porque la embarcación presentó problemas. Volvieron a la orilla y algunas personas decidieron no hacer el viaje. Elián comenzó a llorar y a pedir que quería regresar con su papá, y eso se sabe porque los que se quedaron lo han contado. Y creo que es importante que eso se sepa."

Más adelante añade: "Escuche, el hombre que dirigía la fallida expedición sacó un cuchillo cuando Elián comenzó a llorar y a decir que quería regresar con su papá, y le dijo a la madre de Elián: 'Si no vienes conmigo, más nunca lo volverás a ver'. Eso no es una relación amorosa. Ella le tenía miedo."

Dagoberto Munero Molina, tío paterno de Lázaro Munero, testimonió: "No tengo dudas de que al regreso del intento de la salida ilegal del sábado, Elizabeth tuviera la intención de regresar a su casa y mi sobrino Lázaro la amenazara debido a lo violento e impositivo que era con todo el mundo, incluso con su propio padre."

¿Quiénes son los testigos de la mafia?

¿Quiénes eran aquellas personas que la Fundación hizo comparecer como personas honorables ante cien periodistas de todo el mundo?

Arianne Horta Alfonso crece en el seno de una familia revolucionaria. Realiza sus estudios de primaria y secundaria sin dificultad alguna y con buen nivel académico.

A finales de 1989, siendo aún menor de edad (12 años) contrae matrimonio con el ciudadano Michael Serra Basnuevo, que posteriormente se marchó del país en forma ilegal y reside en la actualidad en Estados Unidos.

En 1991 se divorcia y reinicia estudios en la Facultad Obrero Campesina "José A. Echeverría" de Cárdenas donde alcanza el 12 grado.

Dos años más tarde, en 1993, inicia relaciones estables de pareja con el ciudadano Víctor Prudencio Herrera Reyes, estabilidad que contribuyó a que alcanzara el nivel escolar mencionado. De la unión nace en 1994 su hija Esthefany Herrera Horta, residiendo la pareja y la niña en casa de los padres de Arianne donde existía un ambiente de respeto y buenas relaciones en el seno del núcleo familiar. Infortunadamente, en agosto de 1995 se produce la separación de la pareja, de la cual fue ella la principal responsable. A partir de entonces hay un cambio abrupto en su conducta y comienza a llevar una vida desordenada y promiscua.

Según personas que la conocieron bien en ese período, le gustaban demasiado las fiestas, vestía de forma extravagante y dedicaba la mayor parte de su tiempo a visitar centros de recreación de Varadero, acompañada de turistas extranjeros o con jóvenes cubanos de relativa solvencia económica.

Por lo desagradable y delicado del tema, omitimos todos los calificativos que pudieran corresponder a su conducta, y nos limitamos a señalar que fue moral y socialmente pésima. Sus padres nunca estuvieron de acuerdo con tal conducta y en reiteradas ocasiones le llamaron la atención por su actuación.

La atención de su hija recayó fundamentalmente en sus abuelos maternos, los que se ocupan de su educación y cuidado. Debe reconocerse que Arianne le prestaba alguna atención y fue cuidadosa en tratar de que su inestabilidad amorosa no afectara a la pequeña. A pesar de esto, la niña presenta determinados trastornos psíquicos que se han acentuado a partir de la salida ilegal de la madre, por lo que necesita y recibe atención especializada.

En abril de 1999, comienza de nuevo relaciones estables de pareja con el ciudadano Nivaldo Fernández Ferrán. En octubre, Arianne decide romper relaciones con Nivaldo y regresar a su casa. Permanecen separados hasta el 19 de noviembre de 1999 y al día siguiente, con el pretexto de que iría para un campismo con la niña, Arianne, ya reconciliada con Nivaldo, la busca para llevarla consigo en la salida ilegal del país. Posteriormente, por las razones conocidas, la retorna a sus abuelos antes de partir definitivamente el 22 de noviembre.

Nivaldo Vladimir Fernández Ferrán nació en Cárdenas en el seno de una familia humilde, revolucionaria, de procedencia obrera. Su niñez transcurre en un ambiente caracterizado por una buena educación, sin conflictos familiares, siendo considerado un niño disciplinado y respetuoso. Realiza sus estudios de primaria, secundaria y preuniversitario con nivel académico y sin dificultades disciplinarias. Cuando concluye el 12 grado no cursó estudios superiores y se mantuvo desligado desde el punto de vista laboral. Viaja a Checoslovaquia en 1986 en un grupo de colaboración y de superación técnica, laborando por espacio de año y medio en una industria de neumáticos donde presentó problemas de indisciplina y ausencias injustificadas debido a su excesiva dedicación a la búsqueda de relaciones amorosas. Su conducta origina que lo separaran de la fábrica y fuera devuelto a Cuba. Contrae matrimonio en 1987 con Niurka Vega Arrieta, cuya unión sólo duró dos meses debido a incesantes contradicciones por la actitud prepotente y egoísta de Nivaldo, que no permitía a su esposa estudiar, llegando incluso a maltratarla físicamente.

En diciembre de 1989 contrae matrimonio con Rosa Elba Fernández Pérez, a quien conocía desde su viaje a Checoslovaquia, y se mantiene junto a ella durante diez años hasta su salida ilegal del país. También surgieron conflictos con Rosa Elba debido a las constantes relaciones amorosas de Nivaldo con otras mujeres.

Laboralmente fue inestable, cambiando de centro de trabajo con frecuencia, pasando uno tras otro por los hoteles Tuxpan, Meliá Varadero, Barlovento, Brisas del Caribe, Paradiso-Punta Arenas y Super Club. Se desvincula laboralmente desde septiembre de 1999.

Desde el punto de vista social, era conocido como un individuo mujeriego. Se relacionaba con mujeres de baja catadura moral, de vida desordenada Mantenía una conducta ostentosa, alardeaba de tener dinero, avaricioso, prepotente y abusador con las mujeres, a las cuales les exigía dinero. Gustaba del buen vestir. Trataba de resaltar ante los demás, ser el centro de los grupos y conversaciones. Catalogado como mentiroso, daba muestras de ser un individuo cobarde que rehuía los problemas. No le constan antecedentes penales. Su padre, Nivaldo Ortelio Fernández, mantiene una posición positiva hacia la Revolución. Respecto a la situación de la salida ilegal del país en la que participó su hijo, plantea sentirse avergonzado.

Nivaldo y Arianne, dos personas desordenadas, inestables, envilecidas por el ansia de vida fácil y de dinero, sin mérito ni autoridad moral alguna, se prestaron miserablemente al papel mercenario que les asignó la Fundación: desmentir las palabras de Raquel, que ningún daño les ha hecho y tal vez ni siquiera la conozcan, madre de Elizabeth -su única hija, muerta trágicamente por culpa de aventureros como ellos-, y abuela de Elián -su único nieto, secuestrado por aquellos que hoy les pagan y los utilizan como calumniadores a sueldo.

Es calamitoso para la causa de los enemigos de Elián que entre los pocos recursos que les van quedando figuren como testigos respetables ante la opinión pública y el Congreso de Estados Unidos un proxeneta que viajó ilegalmente a Estados Unidos y una joven, pero veterana de la promiscuidad y el comercio sexual, con el aval de haber ejercido en Cuba un oficio tan antiguo como la antigüedad misma.

Así anda el imperio. Así está de podrida la moral pública de ese país. Así se pretende ser ejemplo y gobernar al mundo. Seguirán inconmovibles e irrebatibles las palabras de Raquel: "Si ella dio ese paso, fue porque tenía un esposo que era muy violento y la amenazaba, lo cual la condujo a esta tragedia."

Hemos expuesto los hechos. Que cada uno saque sus propias conclusiones. Ha sido una larga exposición elaborada no sólo para denunciar infamias e injusticias, sino también con el propósito de reivindicar a una madre cubana -algo muy justo de por sí- y para preservar para Elián, por encima de prejuicios, emociones y reacciones personales de cada uno de nuestros compatriotas, rescatando de lo que sería una cruel e insondable duda, la imagen objetiva y justa de cómo fue la madre que ya no podrá volver a ver.

 

(Editorial periódico Granma del 8 de febrero de 2000)