Intervención de Ricardo Alarcón de Quesada, Presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, en Mesa Redonda Informativa sobre las nuevas legislaciones aprobadas en el Congreso de Estados Unidos, que endurecen el bloqueo y roban los fondos cubanos congelados. Octubre 13 del 2000.

El otro día ocurrió un doble robo, se puede decir: en la Cámara de Representantes se produjo el robo, el secuestro de todo un proceso que llevaba ya dos años con relación a las llamadas sanciones unilaterales en materia de medicinas y alimentos, mientras en el Senado se aprobaba una ley que implica —como acaba de explicar Taladrid— robarle a Cuba fondos que son de Cuba, que no son de ellos. El Senado no tiene derecho alguno a disponer sobre lo que no es de ellos, ni el gobierno norteamericano, ni ningún legislador norteamericano. Que por cierto, además, si algo útil ha tenido esa coincidencia es que es un argumento adicional para probar la absoluta falsedad de la supuesta "flexibilización" que viene de esa maniobra de la Cámara de Representantes, porque se trata de robarle a Cuba los fondos cubanos, del Estado cubano, de empresas cubanas, de trabajadores cubanos, de trabajadores que tienen allá sus prestaciones, sus pensiones, etcétera, y que no las han podido cobrar porque viven aquí en Cuba, porque están congelados esos fondos allá desde hace 40 años. Y no solamente eso, sino que se abre la vía para que otros fondos cubanos puedan ser mañana congelados y distribuidos entre cualquier terrorista, o provocador, según lo que esta ley está abriendo, porque no pone un límite, no cierra; cualquier fondo que cualquier juez mezquino, venal —y allá sobran—, decida congelar, cualquier bien cubano, y dárselo a quien le dé gana, como hizo el juez King.

Si me permites, porque realmente descifrar estos procedimientos no resulta nada fácil, ya que cuando se oye hablar de un congreso, un parlamento, la democracia, con toda la propaganda que ellos se hacen a sí mismos, cuesta trabajo entender lo que realmente ha ocurrido, voy a tratar de hacerlo muy resumidamente.

Desde el año pasado se presentó en el Senado de Estados Unidos un proyecto de ley para reformar el sistema de sanciones unilaterales que, en esencia, significaba terminar con todas, en materia de alimentos y medicinas. Lo aprobó el Senado el año pasado, 70 votos a 27. Pasó lo que se ha contado aquí, lo hemos contado varias veces, que a pesar de eso al final no llegó a convertirse en ley. Frente a eso, el Senado este año volvió a aprobar el mismo proyecto de ley, la única diferencia es que ahora fue 79 votos a favor y 13 en contra; o sea, aumentó el número de senadores que volvieron a pronunciarse por la eliminación de los alimentos y las medicinas de todas las sanciones contra cualquiera.

En la Cámara de Representantes, al mismo tiempo, el año pasado no se pudo llegar a votar sobre una propuesta semejante. ¿Por qué no se pudo llegar a votar? Eso cuesta trabajo entenderlo, pero es la única explicación: porque no les dio la gana, porque en ese país si el speaker como le dicen—, el Presidente de la Cámara, dice que no, ¡no! La camarilla que dirige la Cámara sencillamente decidió que eso no iba, porque no le daba la gana, y sobre eso hubo muchas protestas el año pasado.

¿Qué ocurrió entonces? Que aquellos legisladores, de algunos estados agrícolas, interesados en poner fin a estas sanciones por interés de ellos, por necesidad de ellos, empezaron a recoger firmas. Recordemos eso, recordemos que recogieron 220 firmas, que es la mayoría de los miembros de la Cámara. ¿Firmas pidiendo qué? Pidiéndole al Presidente de la Cámara: "Por favor, déjanos discutir y votar nuestro proyecto." ¿Lo lograron? No. A pesar de eso, a pesar de que la mayoría quería poder tener la oportunidad de pronunciarse sobre algo no se le dejó.

¿Qué hicieron entonces este año? Volvieron a presentar un proyecto de ley semejante al que el Senado había aprobado dos veces, lo llevaron a la Subcomisión de Agricultura y se aprobó; de la Subcomisión de Agricultura pasó a la Comisión de Asignaciones y se aprobó. Y se aprobó en esa comisión a pesar de que allí fue uno de los jefes republicanos de la Cámara, uno de los peores enemigos de Cuba, y trató de que en el texto se excluyese, específicamente por su nombre, a la República de Cuba. Viendo que eso se iba aprobar, dijo: "Está bien, pero Cuba no." Esa propuesta se votó y la perdió, la Comisión de Asignaciones decidió mantener el texto de la ley sin discriminar a Cuba. Se pusieron a esperar a que llegase la propuesta de la Comisión a donde tenía que llegar, al pleno de la Cámara, de la misma Cámara que la mayoría desde el año pasado estaba rogando que los dejaran votar sobre eso. Nunca se permitió a los congresistas norteamericanos votar sobre ese proyecto de ley.

Aquí yo tengo lo que dijo la señora Rosa de Lauro, congresista por Connecticut y miembro de la Comisión y de la Subcomisión de Agricultura. Ella describe todo lo que pasó —esto que yo dije, con más palabras—, y resume así: "Esto es una afrenta para todos y cada uno de los miembros de esta Cámara, esto no toma en cuenta para nada lo que hemos hecho durante largos meses de trabajo. Sencillamente, en la oscuridad de la noche, a puertas cerradas, un reducido número de los dirigentes republicanos se aparece con este documento."

Este enredo de lo que son las reglas, etcétera, quiero explicarlo un poco. Todo aquello, lo que era un proyecto de ley dos veces aprobada en el Senado, una vez intentada aprobar en la Cámara, y aprobada ya por sus comités pertinentes, esa ley nunca llega a ser considerada por la Cámara de Representantes porque no lo permitieron los jefes de la Cámara.

Voy a terminar con una cita de la señora de Lauro: "Esto no es una democracia." Tan sencillo como eso. Entonces, hay que partir de ahí para poder entender todo este enredo. Esta fue la señora de Lauro, que fue muy activa en todo este proceso.

Hay un grupo de académicos norteamericanos, un grupo especializado en América Latina, se llama Grupo de Trabajo sobre América Latina, que publicó un documento hace un par de días donde se refiere a las victorias obtenidas a lo largo del año en materia de la lucha para poner fin al bloqueo contra Cuba, "victorias aplastantes a favor de un cambio de la política hacia Cuba, tanto en el Senado como en la Cámara". Pero agrega: "Estas victorias fueron robadas en la trastienda por acuerdos ocultos entre un grupo de dirigentes republicanos que deshicieron la voluntad de la mayoría. Esto se llama corrupción del proceso democrático."

Para entender esto hay que partir de la verdad, y la verdad es que la democracia representativa, por lo menos esa de allí, es la más falsa de todas las farsas de democracias representativas que ha habido en el mundo.

Lo que ocurrió el otro día, esa votación sobre la propuesta del Comité de Reglas... Bueno, lo importante es saber qué diablos era la regla. El Comité de Reglas, es el que establece las normas, el que propone qué hacer con un proyecto.

El Comité se apareció con ese engendro que habían impuesto en la oscuridad de la noche, y con esta norma esto se somete a votación sin enmiendas, sin cambios, sin discusión sobre su texto. Aquel que había aprobado la comisión nunca llegó al pleno de la Cámara, lo que llegó ahí fue ese engendro que parieron en la oscuridad de la noche, como dijo la señora de Lauro. Eso había que aprobarlo, si se hacía así o no, si se seguía ese procedimiento o no, si se acataba esa norma o no. Y eso es lo que se discute y da esa votación bastante cerrada.

Después que se perdió la posibilidad de discutir el fondo, que era lo mismo que haber podido votar sobre la propuesta que ya la comisión había aprobado y recomendado, no quedaba nada más que hacer que pronunciarse sobre todo el paquete de esos 78 000 millones de dólares, que va desde los salarios de los dirigentes del Departamento de Agricultura norteamericano, los incontables subsidios que tiene la agricultura norteamericana, hasta los cupones de alimentos para la gente menesterosa en Estados Unidos. Entonces, frente a eso, como era previsible, hubo la mayoría suficiente para aprobarlo; pero esa no es una mayoría que se pronuncia con relación a la propuesta de eliminación de las sanciones con respecto a Cuba.

Hay que decir también que en el ínterin, dos veces —como se ha dicho aquí—, la Cámara de Representantes votó, por una amplia mayoría —en un caso fueron más de 300 votos y en otro más de 230—, para poner fin, para eliminar los fondos que posee el Departamento del Tesoro para aplicar las prohibiciones de ventas de alimentos y medicinas a Cuba. Y eso se aprobó, pero al día siguiente ocurrió otra cosa que solo se puede entender si recordamos que eso no es democracia, como dice la señora de Lauro.

Al día siguiente se apareció el famoso Comité de Reglas y le informó a esa Cámara que lo que ellos el día antes habían aprobado ya no iba. ¿Por qué no iba? Muy sencillo, porque decidieron eliminarlo los jefes de la Cámara. Una vez más la ultraderecha y la mafia anexionista ignoraron la opinión de la mayoría.

Creo que lo que ocurrió el otro día, y lo que está pasando ahora, no es más que la continuación de una política que tiene como elemento fundamental la mentira, el ocultamiento de la verdad, el actuar en la mayor oscuridad, tratando de que la gente no sepa lo que pasa y después tratar de confundir a la gente.

Aquí se anunció, y ocurrió que, efectivamente, se diría que ha habido un gesto, un paso hacia la modificación del bloqueo. En realidad lo que hubo fue —como ustedes se dan cuenta— un paso para matar los esfuerzos que se habían hecho y que habían avanzado bastante desde el año pasado, para impedir que esos esfuerzos avanzasen. Lo que ha habido es una demostración de la voluntad de una minoría, pero que tiene poder, para seguir imponiendo esta política contra Cuba.

No es cierto que en lo absoluto con esa ley se flexibilicen o se aflojen absolutamente nada las sanciones unilaterales contra Cuba. Es más, se puede afirmar y se puede demostrar con el texto de lo que ellos impusieron que el bloqueo se refuerza y se le agregan nuevas cosas. Además de la codificación de la prohibición de viajar a Cuba, se agregan restricciones para el hipotético, supuesto, falso caso de cualquier transacción comercial entre Cuba y Estados Unidos.

Ocurre algo parecido a lo que pasó con la Ley Torricelli, y se han pasado ocho años engañando al mundo, ocho años mintiendo, ocho años diciendo que a Cuba se le autoriza comprar medicinas en Estados Unidos; pero nunca podemos comprar ni una aspirina, y todavía está por nacer el empresario norteamericano que haya recibido permiso para poder realizar alguna venta a Cuba. Y la Ley Torricelli se impuso precisamente para poner fin a las compras que Cuba hacía, de alimentos y medicinas, a las llamadas subsidiarias norteamericanas radicadas en otros países. Por eso, para confundir, para engañar, dijeron en esa ley que se podrían aprobar mediante licencias, una por una, muy restringidas, ventas de medicamentos para Cuba, y entonces emitieron esto (Muestra documento) Esto es un documento; ellos pueden darse el lujo de imprimir papeles que no tengan sentido. Este es el modelo para solicitar permiso para que dejen a una empresa norteamericana vender medicamentos o equipos médicos a Cuba.

No se las voy a leer todas, ni a mencionar todas, porque sería muy largo esto, no tenemos tiempo, para todas estas son copias de comunicaciones de empresas norteamericanas (Muestra) diciendo que no los dejan. Y no son del siglo pasado, esta carta es del primero de julio del año 1998 —por suerte está en español, puedo leer más rápido los dos párrafos—, dice: "Tengo más malas noticias, hoy día recibí del Departamento de Comercio, el que tiene que emitir las licencias de exportación, otro papelón con requisitos adicionales para la licencia de exportación de los electrodos y accesorios de electromiografía.

"Ahora piden una declaración de quién habrá de ser el usuario de estos componentes y la verificación de que la mercancía se usa para los propósitos declarados. Aun" —sigue la carta del empresario— "si estas condiciones fueran aceptables para ustedes —lo dudo mucho—, no son aceptables para mí y para mi empresa. No es comercialmente factible asumir esta responsabilidad de contabilidad y seguimiento para cada orden y competir en precios y servicios con empresas que no tienen estos requisitos."

Porque en este documento, en este formulario que tienen que llenar se les explica: "Usted tiene que describir aquí o en una carta adjunta el mecanismo de verificación sobre el terreno, los arreglos que usted haga, para asegurarse de que cada producto se encamine y sea usado finalmente por su destinatario. Esto debe incluir el nombre de quien hace la fiscalización, la frecuencia con que se realiza y quién tiene el registro de los datos al respecto. Este registro debe mantenerse disponible para que el gobierno de Estados Unidos pueda revisarlo, por lo menos durante los próximos cinco años."

Imagínense ustedes qué empresa del mundo va a vender un pomo de aspirinas si la obligan a poner un fiscal en cada farmacia y después ir detrás de cada ciudadano a ver si se tomó la pastilla o no, o si la usó para otra cosa. Por eso este hombre dice: "No es comercialmente posible." Si otra empresa no tiene que tener esos gastos, lógicamente no puede competir esta firma norteamericana, aparte de ser una afrenta a la soberanía de Cuba, una intromisión inaceptable, como sugiere el mismo empresario.

El 21 de enero de 1999 otra compañía se dirige a nuestra empresa de Salud Pública y le comunica que ha sido comprada por una entidad norteamericana y, en consecuencia, "a partir de ahora no podemos ni suministrarles ofertas de precio, ni transportar ningún producto hacia Cuba", productos médicos.

Otra, de la misma fecha, 23 de enero de 1999. Este es un telegrama de una empresa llamada Corporación Americana Suministradora de Medicamentos: "Es imposible para mí mantener negocios con su país respecto a las ventas de suministros médicos" —medical supplies, suministros médicos, siete años después de aprobada la Ley Torricelli. "He consultado con los abogados y con los funcionarios —`oficiales´— y me han dicho que no es legal, que no hay ninguna forma legal para poder hacer eso."

Abril 6 de 1999, Medicuba solicita de una empresa norteamericana que le dé información de precios que solicita para algunos productos. Respuesta: "No se nos permite darle esa información a Cuba, debido al embargo comercial; quizás en el futuro." Firma una tal Bárbara. (Muestra documento).

Junio 19 de 1998. Este fue un caso que yo en alguna otra ocasión mencioné aquí. Este era un caso de un cargamento de medicinas que demoró tres meses en llegar a nuestro país, porque el barco que lo traía venía desde el lejano oriente, desde el Pacífico, también iba a pasar por Estados Unidos, y le dijeron que si entraba a puerto cubano no podía entrar a Estados Unidos, entonces decidieron no traer la carga para Cuba; Cuba tuvo que salir a buscar otro medio de transporte y demoró tres meses en llegar el medicamento.

Hay muchas cosas que afectan a nuestra vida cotidiana y que no se sabe, no se puede saber al detalle dónde está la garra del bloqueo, de la guerra económica, afectándonos y creando dificultades y molestias para la población.

Marzo 17 de 1998. Este es muy interesante, porque aquí nos bautiza. Esta empresa nos comunica que unos equipos para la purificación de agua no nos los puede vender porque la empresa fue adquirida por la Dow Chemical Company, una empresa norteamericana, y dice el señor que firma la carta:

"Como usted está basado en Cuba" —le dice al empresario cubano—, "que es un país prohibido para las compañías norteamericanas..." País prohibido, vedado.

Todos estos años coinciden con los tiempos en que se decía en el mundo que desde la Ley Torricelli a Cuba se le permite adquirir medicamentos en Estados Unidos. Eso es mentira, y Torricelli lo sabe mejor que nadie, si él hizo su ley para que Cuba no pudiera adquirir medicamentos norteamericanos; no la hizo para otra cosa sino para eso.

Ahora en esta ley agregan cosas que no están, incluso, en la Ley Torricelli: "Tendría que ser pagando por adelantado y en efectivo." Eso que dice de que pudiera haber financiamiento por bancos extranjeros en otro país, ¡cuidadito!, leamos el inciso b), dice: "financiado por instituciones extranjeras donde no hubiera personas norteamericanas", y si de pronto se aparece alguien comprando algunas acciones pasa lo que pasó con la Dow Chemical y con otras empresas norteamericanas. Pero, además, ese crédito debe ser "confirmado o asesorado" por Estados Unidos, lo cual es un insulto para los demás Estados del planeta. Eso no estaba hasta ahora ni en la Ley Helms-Burton. O sea, le están diciendo a bancos extranjeros, a países extranjeros que para que les den un crédito a una transacción con Cuba deben contar con el permiso norteamericano. Yo creo que ahí se les fue un poquitico la musa demasiado lejos, porque no debe caer bien, me imagino.

Se aclara, además, "que cualquier persona o entidad" —que aquí no se dice si es norteamericana o no— "que viole lo que se establece aquí será sujeta a las sanciones previstas en la Ley de comercio con el enemigo, que están vigentes actualmente", que son aquellas sanciones que fueron, por una de esas enmiendas que aprueban de cuando en cuando, incrementadas.

Ayer se habló de un señor que lo acusan de querer venderle a Cuba un producto también útil para la salud pública, y lo acusan de 75 cargos; por cada uno de ellos podría pasar 10 años en prisión —750 años es bastante tiempo para estar preso—, y un millón de dólares por cada uno de esos cargos. Al mismo tiempo aclara, por supuesto, que "cualquier institución financiera, sus ramas o dependencias en Estados Unidos, están sujetas a estas restricciones norteamericanas". Y la ley se aplica también, según ellos, con su extraterritorialidad de siempre, a ramas o empresas en el exterior, bancos, empresas financieras, etcétera, que tengan participación norteamericana.

"Nada en este título" —dice en la sección 909— "modifica o altera en lo absoluto la prohibición a la entrada dentro de Estados Unidos de mercancías que sean de origen cubano, o que hayan estado ubicadas en Cuba, o transportadas desde o a través de Cuba, o hechas, o derivadas en todo o en parte de algún artículo que hubiera sido producido o manufacturado en Cuba."

Esa es una prohibición absoluta, reiterada aquí ahora, al comercio entre Estados Unidos y Cuba, incluyendo las medicinas. Yo no sé si esto afecta o cómo afecta la posibilidad de que los norteamericanos puedan, finalmente, conocer las vacunas que Cuba tiene, la vacuna antimeningocóccica, por ejemplo, que haría mucha falta por allá, porque hay gente que muere todos los años por no tenerla; y se supone que después de muchos contratiempos finalmente alguna gente consiguieron una licencia para importarla. Ahora esto que se aprueba después, en términos tan categóricos, sugiere que eso está cuestionado.

Al mismo tiempo que aprueban esta cosa (Muestra documento), o que imponen esta cosa para evitar otra vez permitirles a los legisladores votar lo que desde el año pasado ha contado, evidentemente, con la mayoría de la gente, aprueban la otra cuestión en el Senado, que nos ilustra mucho sobre que aquí no hay cambio en lo absoluto, ni hay la menor posibilidad de que se vislumbre en el futuro inmediato, sino que, al revés, se han creado las premisas y las condiciones para el endurecimiento de la política contra Cuba y para, efectivamente, endurecerla.

Se puede afirmar que lo único que tenga algún valor de todas estas maniobras es que nadie podrá ignorar más que Cuba es el único país bloqueado del planeta; que solo contra Cuba se ejerce una guerra económica, financiera y comercial tan feroz, que incluye, entre sus prohibiciones, los alimentos y las medicinas, y que, además, toda esa política y toda esa guerra se sigue librando haciendo uso y abuso del insulto a la inteligencia humana, de la práctica de la mentira sistemática y permanentemente.

¿Y por qué tienen que mentir tanto? Yo diría que está claro que esa política está fracasando que la guerra económica contra Cuba ha fracasado, está fracasando y fracasará. ¿Por qué? En primer lugar, por la resistencia de los cubanos, por la conciencia, por la unión, por el patriotismo de los cubanos; en segundo lugar, por el rechazo internacional, porque no todo el mundo está dispuesto a que venga cualquiera y lo esté vapuleando desde Washington y dándole o no dándole permiso para que haga actividades legítimas, aunque no sean norteamericanos; y, en tercer lugar, y se ha probado en estos dos últimos años, porque esa oposición crece en Estados Unidos de América, incluso a esa oposición se suma gente no porque sean solidarias con Cuba, no porque estén necesariamente contra el bloqueo, ni contra la guerra contra Cuba, sino porque también sus intereses están siendo afectados.

Para eso, para poder mantener la misma línea, para poder insistir en la misma política, desesperadamente tienen que mentir y que tratar de engañar y de confundir; pero a los cubanos no nos pueden confundir.

Compañeros, recordemos cómo empezó esta historia: después de pasarse un siglo apoyando a los colonialistas, suministrándoles armas, persiguiendo a los patriotas, esperando el momento en que pudieran intervenir aquí para apoderarse de Cuba, cuando lo van a hacer, ¿qué hizo esa Cámara de Representantes y ese Senado, discutió y aprobó una ley para intervenir en Cuba? No, aprobó la Resolución Conjunta: "El pueblo de Cuba es y de derecho debe ser libre e independiente." Y diciendo eso nos quitaron la libertad y la independencia por las que habíamos peleado un siglo, por las que habíamos puesto mucha sangre y mucho sacrificio de todos los cubanos. Ahora es lo mismo: cuando quitan las medicinas, cuando prohíben los alimentos, cuando tratan de doblegar a este pueblo por hambre y por enfermedad, dicen que "autorizan" las ventas, o "autorizan" tal o cual cosa. En realidad, se trata de la misma moral de aquellos agresores que en 1898 vinieron oportunistamente a apoderarse de nuestro país.

Nosotros tenemos que rechazar estas maniobras, tenemos que denunciarlas y tenemos que hacer que cada cubano comprenda su naturaleza y todo lo nauseabundo, toda la podredumbre que hay detrás de todo esto y que ilustra mucho sobre el sistema corrupto de la llamada "democracia" norteamericana, y hacer todo lo posible para que el mundo también lo comprenda, para que no se pasen algunos periodistas otros ocho años hablando de la "liberalización", mientras nuestros empresarios se pasan la vida recibiendo telegramas y comunicaciones donde queda claramente demostrado que lo que ha habido es exactamente todo lo contrario.

Por eso creo que esta mesa redonda ha sido importante, y, además, que es muy importante la continuación de la lucha de todo nuestro pueblo contra la patraña, contra la mentira y contra la guerra que se nos hace.

 

Muchas gracias (Aplausos).