MESA REDONDA CON LAS ABUELAS DE ELIÁN SOBRE SUS NUMEROSOS CONTACTOS Y GESTIONES EN ESTADOS UNIDOS, TRASMITIDA POR LA TELEVISIÓN CUBANA Y LAS EMISORAS DE RADIO REBELDE Y RADIO HABANA CUBA, EL 2 DE FEBRERO DEL 2000.

 

(Versiones Taquigráficas - Consejo de Estado)

 

Carmen R. Báez.- Muy buenas tardes, estimados televidentes. Continuamos en la batalla por el retorno de nuestro niño, Elián González Brotóns.

En la tarde de ayer, tuvimos el honor de tener en nuestros estudios a las abuelas del pequeño Elián, Mariela y Raquel, y, junto a ellas, también al reverendo Pablo Odén Marichal que las acompañó durante este recorrido por Estados Unidos.

Hoy volvemos a nuestros estudios con nuestras abuelas. Digo así, nuestras abuelas, porque ya empiezan a formar parte, y nosotros formamos parte, de una única familia: la familia de todos los cubanos buenos de esta isla. Están con nosotros nuevamente Mariela, Raquel y Odén Marichal.

Indiscutiblemente necesitamos hoy quizás repetir algunos de los aspectos que se abordaron en la mesa de la tarde de ayer, aunque todo lo relacionado con el encuentro del niño, que fue ampliamente abordado con muchísima profundidad, pensamos que no debe ser el tema central de nuestra mesa, sino que debemos concentrarnos, fundamentalmente, en todas las gestiones que se hicieron por parte de las abuelas, tanto en el Congreso de Estados Unidos como con otras instituciones, para lograr el retorno del pequeño Elián a nuestro país.

Por la importancia de este tema, y por estar muy relacionado además con la política interna y el funcionamiento de Estados Unidos, hemos querido invitar a nuestra mesa a un compañero que tiene un amplio dominio de estos aspectos, que es el compañero Ricardo Alarcón de Quesada, presidente de nuestra Asamblea Nacional del Poder Popular; y hemos querido contar también con la presencia de dos compañeros que formaron parte de la mesa redonda que abordó los temas relacionados con el funcionamiento del sistema político en Estados Unidos y que nos ayudaron a respondernos aquella pregunta de por qué podían ocurrir cosas como las que han ocurrido con el pequeño Elián en un país como Estados Unidos, el compañero Miguel Alvarez, especialista de Estados Unidos en la Asamblea Nacional del Poder Popular, y el compañero Iroel Sánchez, director de la Editora Abril, que pudo participar con nosotros igualmente en aquella mesa redonda.

¿Cómo es que queremos proponernos compartir con ustedes esta tarde?

En primer lugar, nuestras principales interlocutoras serán Mariela y Raquel, pero queremos que sea esta una mesa en que todos podamos compartir y ayudar a hacer valoraciones que ayuden también a nuestras familias a ubicarse en cuáles son los aspectos más importantes de todo este recorrido por Estados Unidos.

Para ello proponemos primero que me permitan ubicarlos cronológicamente en el tipo de viaje, de qué tipo de viaje estamos hablando. Me parece que va a ser muy importante, tanto para los panelistas como para la propia familia cubana, porque estamos hablando de un intenso viaje con varios movimientos, que yo les propongo, poquito a poco, me permitan irlos conduciendo; pero ahora, antes de empezar, decir al menos los movimientos esenciales, cómo se mueven desde La Habana y dentro de Estados Unidos entre diferentes ciudades, para que nos podamos ir ubicando después, poco a poco también, en lo que pasa cada uno de los días. Entonces permítanme empezar por ahí.

Recordemos todos que el viernes nuestras abuelas se mueven desde La Habana hasta Nueva York, llegan a Nueva York en horas ya de la tarde, y el sábado amanecen en Nueva York, pero se mueven a Washington, y ese mismo día retornan a Nueva York —esto es el sábado.

El domingo se pasan el día completo en Nueva York.

El lunes, que es cuando se hace el primer intento de encuentro de las abuelas con su nieto, se mueven desde Nueva York hasta la ciudad de Miami, y ese día retornan de Miami a Washington; se quedan en Washington.

El martes se pasan el día entero en Washington.

El miércoles se mueven de Washington a Miami, al encuentro que se logra realizar con el nieto, y en horas de la noche regresan de Miami a Washington; ahí ya se mantienen hasta el domingo que retornan a La Habana. ¿Es así? (Las abuelas le dicen que sí.) Por ahí más o menos nos vamos ubicando, y también nos ayudamos todos a estar ubicados en todos los movimientos sobre los que vamos a estar conversando en la tarde de hoy.

Vamos a comenzar por el inicio y, poco a poco, sin ningún apuro, queremos que ustedes nos vayan ayudando también a explicarnos la intensidad de todo este viaje.

Yo les propondría empezar por algo que tengo entendido que ocurrió, que prácticamente no durmieron la noche antes del viaje, ¿por qué? ¿Qué es lo que pasa, cómo fueron los preparativos? ¿Qué ocurre que ustedes prácticamente no duermen?, y era una de las cosas que se informaba por acá.

Mariela Quintana.- Bueno, el jueves en la noche no pudimos dormir ya que estábamos preparando los pasaportes, el equipaje, la ropa que íbamos a llevar; preparando las maletas, que no se fuera a quedar el álbum que se le iba a llevar al niño para que lo viera, las cositas que le mandaban de la escuela, una caja con distintas cositas que le mandaban. Preparando todas las condiciones para poder viajar, no se durmió en toda la noche, y, además, por la tensión nerviosa que teníamos nosotras, ya que nunca habíamos viajado a ninguna parte fuera de Cuba.

Carmen R. Báez.- Me dicen que tampoco almorzaron antes de salir.

Mariela Quintana.- No, no, nada, nada.

Carmen R. Báez.- Era la tensión también.

Mariela Quintana.- Sí, la tensión de nervios que teníamos.

Carmen R. Báez.- ¿Y qué tal ese primer viaje en avión?

Mariela Quintana.- Bueno, fue muy emocionante; no había baño (Risas), nunca nos habíamos montado en un avión, y fue muy emocionante. Pero íbamos orgullosas, a ver si podíamos ver al niño y poder hacer el trabajo que intentábamos realizar.

Carmen R. Báez.- Correcto. ¿Y Raquel?, que tengo entendido que pasó también sus aprietos, por cierto hábito que tiene de fumar. Me decía de tres horas, prácticamente, en aquel avión, sin poder fumar tampoco, algo así fue, ¿no?

Raquel Rodríguez.- Así mismo fue. Fueron tres horas de mucho estrés, porque nosotras nunca habíamos montado en avión, primero; segundo, el avión no tenía baño, y tercero, yo tengo el hábito de fumar y no podía fumar en el avión. Entonces, imagínate, fue estresante y también emocionante, porque una vez que nos montamos en el avión, ya era en dirección a nuestro propósito, que era lo del niño, tratar de ver al niño, aunque fuera; si no lo podíamos traer, ir a verlo.

Mariela Quintana.- Una parte también importante es que nunca nos habíamos separado de la familia, primera vez en la vida que nos separábamos de la familia.

Carmen R. Báez.- Exactamente. Quedaban acá Juan, Rolando, Juan Miguel también, que además están aquí en el estudio con nosotros, porque nos siguen acompañando en todas las batallas; porque ellos se quedaron, pero seguían paso a paso todo lo que ustedes iban haciendo.

Aquí están otra vez con nosotros Juan, está Rolando, está Yasmani y está el otro Juan, Juanito; están junto a nosotros acá.

Algo que estaba planificado y que todos los cubanos estábamos al tanto esperando. Estaba programada una conferencia de prensa unas horas después que ustedes arribaran, creo que iba a hacerse en una iglesia, que se había pensado que podía concretarse el primer encuentro con la prensa, ¿esto no fue exactamente así?

Mariela Quintana.- No, fue ahí mismo en el aeropuerto, en el propio aeropuerto. Nada más que llegamos, nos dieron tiempo a ir al baño nada más, nos presentamos en la conferencia.

Carmen R. Báez.- ¿Y cómo fue ese primer encuentro con la prensa?

Mariela Quintana.- ¡Terrible! Dicen que nunca habían visto que en un lugar ahí en el aeropuerto se hubieran juntado tantos periodistas y tantos camarógrafos como ese día. Fue muy grande, muchas preguntas; fue una cosa muy emocionante. Muchas preguntas, acabaron con nosotras con las preguntas; pero las contestamos todas.

Carmen R. Báez.- Y no tienen ni que jurarlo, como se dice en las casas, porque aquí todo el mundo las siguió y todo el mundo vio muy bien también esa conferencia.

Ahora, ¿de dónde ustedes sacaron esa energía o ese valor para poder enfrentar algo a lo que ustedes no estaban acostumbradas? ¿Qué las movilizó para responder tantas preguntas, algo a lo que ustedes tampoco estaban acostumbradas?

Mariela Quintana.- Bueno, ya que nos decían, tanto a mi hijo como a nosotras, que estábamos aquí cuestionados por el gobierno, que estábamos obligados, que no podíamos decir la verdad, nosotros quisimos ir a allí, delante de todos esos periodistas, para que ellos vieran que a nosotros nadie nos tenía cuestionados, que hablábamos lo que quisiéramos hablar, y expresábamos libremente todo lo que nosotras deseábamos manifestar.

Carmen R. Báez.- ¿Y había fotógrafos, periodistas, camarógrafos...?

Mariela Quintana.- Ahí había de todo.

Carmen R. Báez.- ¿Más o menos cuántas personas?

Raquel Rodríguez.- Creo que más de 100. Aquello era horrible, ¡qué manera de haber personas!

Mariela Quintana.- Y que se fajaban unos con otros, por ponerse delante, para ellos tomar y preguntar primero. Se fajaban porque querían tomarnos.

Carmen C. Báez.- Durante todo este viaje, hay algo que yo creo que debemos un poquito recordar todos, porque aunque hemos estado dando seguimiento, los días pasan, y creo que es importante que podamos refrescar algo de todo este viaje.

Todos recordamos que este es un viaje que sale a propósito de una invitación del Consejo Nacional de Iglesias de Cristo de Estados Unidos, que la señora Campbell, incluso, desde el primer momento, se ofrece para poderlas acompañar durante todo el viaje.

Además, todos recordaremos que recibimos también la grata noticia de un gesto muy especial que tenía el nuevo secretario de este Consejo Nacional de Iglesias de Cristo de acompañarlas junto a otro directivo, el señor Oscar Bolioli, y, en este caso, el nuevo secretario, el señor Robert Edgar, también las acompaña junto a la señora Campbell durante todo este recorrido.

Ahí, en la conferencia de prensa, a todos también los vimos junto a ustedes.

Mariela Quintana.- Todos estaban juntos con nosotras.

Carmen R. Báez.- ¿Las ayudaron, las orientaron?

Raquel Rodríguez.- Sí, cómo no.

Mariela Quintana.- Ayudándonos, apoyándonos en todo momento.

Carmen R. Báez.- Yo creo que eso es algo que no podemos tampoco olvidar, fue un gesto especial.

Raquel Rodríguez.- No se puede olvidar.

Carmen R. Báez.- Aquí se comentaba mucho eso de la ayuda que se veía, la protección también que les daban, poderlas ayudar un poco en la traducción, en que ustedes pudieran también dar respuestas a todas las preguntas, y poner orden en aquel momento en que tanto flash y tantas cámaras estaban sobre ustedes.

Mariela Quintana.- Sí, ellos nos apoyaron mucho.

Carmen R. Báez.- Correcto.

Ahora, ustedes han llegado ya a territorio de Estados Unidos, ya pasan por esa primera experiencia de la conferencia de prensa. ¿Hacia dónde se dirigen ese primer día? ¿Dónde ustedes se quedan esa noche?

Mariela Quintana.- En casa de la doctora Campbell.

Carmen R. Báez.- ¿Están juntas, las dos se quedan en la casa?

Mariela Quintana.- Sí, juntas. Ella nos dijo que si nosotras queríamos coger un cuarto para cada una, pero le dijimos que no, que las dos queríamos quedarnos en el mismo cuarto, compartir el mismo cuarto.

Carmen R. Báez.- Es el concepto que hablábamos, que ayer ustedes nos decían que son como hermanas.

Mariela Quintana.- Sí, nosotras nos llevamos como hermanas.

Carmen R. Báez.- Correcto.

Ahora bien, ese es el viernes. El sábado ustedes efectúan una visita, un encuentro muy importante, que es el encuentro con Janet Reno y con la señora Doris Meissner. ¿Cómo se desarrolla este encuentro? ¿Qué ocurre en este encuentro, cómo fue el ambiente? Un poco ubíquennos en qué sucedió en ese momento.

Raquel Rodríguez.- Bueno, en ese momento que llegamos allí al Ministerio de Justicia, nosotras nos impresionamos mucho porque todos los trabajadores de allí salían a vernos, porque todos querían conocernos, y nos saludaban.

El encuentro con la Reno fue muy bueno, pues ella tenía un gran interés en ver en qué podían ayudarnos de ambas partes, la Reno y la Meissner. Conversaron con nosotras, les presentamos un documento que llevábamos, que era el poder del padre del niño, él le había hecho el poder a Mariela para representarlo.

Ahí, bueno, en la conversación, ellos nos ayudaban mucho a traducir, porque es el idioma de ellos. Todo salió perfectamente. Nos atendieron muy bien, muy atentas con nosotras dos, y se interesaron mucho por el problema del niño, se sensibilizaron.

Mariela Quintana.- Y yo les solicité una entrevista con el niño, que nos dieran una visita para poder ver al niño nosotras dos.

Carmen R. Báez.- ¡Ah!, ¿es ahí donde surge entonces la idea de verse con el niño?

Raquel Rodríguez.- Ahí mismo.

Carmen R. Báez.- ¿Qué les responden ellas, cuál es la actitud?

Mariela Quintana.- Que después nos darían respuesta de cuándo nos iban a dar la entrevista del niño.

Carmen R. Báez.- ¿Se habla de alguna condición ahí para el encuentro, o solamente de esto?

Mariela Quintana.- No, todavía; no se habló nada de eso. Se dijo nada más que nos iban a decir cuándo.

Carmen R. Báez.- ¿Se van ustedes con una esperanza de ese encuentro?

Mariela Quintana.- Sí, porque se les vio el empeño que ellas tenían de podernos resolver ver el niño.

Carmen R. Báez.- Correcto.

Ahora, ese es el sábado, el día de este encuentro.

Me resulta muy interesante esto que ustedes me dicen que salieron...

Raquel Rodríguez.- Sí, porque hay una parte donde ella nos comenta que no debíamos hacer comentario alguno para poder lograr el encuentro que queríamos con el niño. Entonces nosotras le prometimos que no se iba a hacer ningún tipo de comentario hasta que ella nos avisara si podía darse la reunión con el niño o no.

Carmen R. Báez.- Y ese día, por supuesto, ustedes todavía no tienen respuesta, no reciben respuesta de eso.

Raquel Rodríguez.- No.

Carmen R. Báez.- ¿Cuándo es que ustedes vienen a recibir respuesta de la posibilidad del encuentro con el niño?

Mariela Quintana.- Fue el domingo.

Carmen R. Báez.- Ya el domingo empieza a recibirse la señal de que era posible ese primer encuentro, el encuentro que se programó para el lunes.

Mariela Quintana.- Sí, sí.

Carmen R. Báez.- Ahora, ese sábado ustedes están en Washington. Regresan a Nueva York, tal como habíamos dicho ahorita. ¿Y el domingo, qué hacen?

Raquel Rodríguez.- Permiso un momentico.

Carmen R. Báez.- Sí, cómo no.

Raquel Rodríguez.- En ese regreso de Washington hacia Nueva York, con nosotras se monta en el avión una periodista, la cual nos entrevistó desde que partió el avión hasta que llegó a Nueva York, fue entrevistándonos todo el tiempo.

Carmen R. Báez.- ¿Quiere decir que el contacto con la prensa no es únicamente en ese momento en que llegan al aeropuerto?

Raquel Rodríguez.- No, no, no, es en todo momento.

Carmen R. Báez.- En todo momento.

Raquel Rodríguez.- La prensa nos asediaba en todo momento, e incluso en la casa de la doctora Campbell, si nos parábamos por la ventana, nos estaban filmando. Ellos estuvieron todo el tiempo de la parte de afuera mañana, tarde y noche.

Mariela Quintana.- Hay veces —según la gente nos decía allí— que había hasta ocho carros de esos grandes con cámaras, hasta ocho había allí.

Raquel Rodríguez.- Sí, porque eran unos camiones grandes, inmensos.

Carmen R. Báez.- Marichal, ¿usted quería decir algo?

Pablo O. Marichal.- Es cierto. El asedio de la prensa fue constante. Esos camiones que ellas mencionan, son los camiones grandes estos que tienen la antena para tirar en vivo vía satélite, que estaban allí, efectivamente; y la periodista que les acompañó de Washington a Nueva York fue del Washington Post, que después publicó un artículo el domingo.

En esta visita a la Meissner y la Reno, que fue el sábado, Raquel tiene razón: allí hubo el compromiso de mantener en silencio la gestión que ella iba a hacer, porque dice que si se sabía, si se filtraba, aun pudiera fracasar, y se mantuvo por la parte nuestra el estricto silencio sobre el asunto. Lo único que yo sí recuerdo que fue en ese mismo momento, aunque de una manera informal, la Meissner mencionó que sería una visita privada en todo sentido, supervisada; que iba a pedir a los familiares que retienen contra su voluntad al niño en Miami que cooperaran en una reunión pacífica, armoniosa.

Esa fue la primera idea de esta visita familiar que ellas piden allí en ese momento a la Reno y la Meissner.

Carmen R. Báez.- Eso es lo que ocurre, esencialmente, en este encuentro que se da el sábado en Washington.

Pablo O. Marichal.- Y fue un sábado, un día no laborable, y ellas trabajaron intensamente sábado y domingo. Fueron muy sensibles. Incluso a Mariela, que estaba a la izquierda de la Reno —estaba Mariela, la Reno, el traductor, la Meissner y Raquel—, en un momento que ella fue muy sensible, la Meissner hizo silencio y tomó la mano de Mariela, la apretó, la acarició; ahí fue muy comunicativa y muy sensible.

Carmen R. Báez.- Muy bien. Creo que esos detalles son aspectos que nosotros no dominamos. Por eso es que decíamos que en el día de hoy queríamos detenernos en varios de los encuentros que ustedes tuvieron. Uno quisiera tener la radiografía total, porque los hemos acompañado tanto, pero hay muchos detalles que se nos escapan, que solo ustedes podrán también irnos trasmitiendo.

Regresan de Washington a Nueva York el sábado, y el domingo entonces están en Nueva York.

Raquel Rodríguez.- Sí.

Carmen R. Báez.- ¿Se mueven de Nueva York el domingo o están todo el día allí?

Mariela Quintana.- No, todo el día estamos allí.

Raquel Rodríguez.- Estamos todo el día.

Carmen R. Báez.- ¿Y qué hicieron el domingo en Nueva York?

Raquel Rodríguez.- Nosotras fuimos a misa, fuimos a una iglesia.

Mariela Quintana.- Primeramente por la mañana tuvimos entrevista.

Raquel Rodríguez.- Tuvimos una entrevista en la misma casa. ¿No fue así, Mariela?

Mariela Quintana.- Sí, en la misma casa.

Raquel Rodríguez.- En la sala, en el sofá ahí, sentaditas las dos. Lo que no recuerdo con quién era la entrevista.

Carmen R. Báez.- Porque, además, me imagino que durante todos los días, si tenían este acoso de la prensa también...

Raquel Rodríguez.- Era constantemente, constantemente.

Carmen R. Báez.- Entonces tienen una primera entrevista el domingo.

Raquel Rodríguez.- Por la mañana, antes de ir a la iglesia tuvimos una entrevista.

Carmen R. Báez.- Ellos tuvieron una actividad en la iglesia ese domingo. ¿Qué pasó allí? ¿Más o menos pueden contarnos, nos pueden explicar cómo fue esta visita?

Raquel Rodríguez.- En la iglesia estuvimos todo el tiempo que estuvieron rezando, una hora más o menos, y entonces hubo dos muchachas que se le brindaron a Robert Edgar para traducirnos a nosotras, entonces ellas se pusieron de la parte de atrás y todo lo que iban diciendo en la misa ellas nos lo comunicaban por detrás, porque nosotros no entendíamos nada. Ahí estuvimos todo ese tiempo, hasta que terminó la misa.

Después pasamos hacia arriba, donde está el padre, el reverendo, pienso yo, y más personas de allí de la iglesia, y entonces allí hablaron algo sobre nosotras; también nos estaban traduciendo.

Todos los que estaban en la iglesia estaban muy conmovidos con el problema de nosotras y el niño, los vimos llorar; los vimos llorar cuando estábamos sentadas, y cuando fuimos hacia arriba también vimos muchas personas allí llorando, estaban sensibilizados con el problema de nosotras y el niño. Fue muy bonito, muy bonito, muy humano.

Mariela Quintana.- La iglesia estaba muy llena, estaba llena llena, la gente parada, sentada; estaban también los camarógrafos tomando, y después cuando se acabó de presentar, todo el mundo se puso de pie y nosotras fuimos por el medio desfilando, y como nosotros íbamos llorando, todo el mundo se emocionó mucho y tú veías a todo el mundo llorando mientras nosotras íbamos caminando para salir de la iglesia.

Carmen R. Báez.- Marichal, ¿usted estaba con ellas en ese encuentro?

Pablo O. Marichal.- No, yo asistí a la catedral de San Juan, el teólogo, que es episcopal, allí en Nueva York, bastante cercana a la casa de la doctora Campbell. Avisé hora y media antes de que iba, no mucho antes, y fue una sorpresa que en las intersesiones que tuvieron oraron por la liberación de Elián, y después de la misa —aquí sí puedo decir la misa, que fue una misa en la iglesia episcopal de allí— hubo una cola grande, una fila de personas que vinieron a mí a dar sus impresiones y sentimientos en relación con Elián y su criterio de que Elián debía regresar a su padre.

Una cosa sí me sorprendió —porque he visitado muchas veces Estados Unidos, he estado en muchas reuniones— y fue que las personas que venían a hablar conmigo sabían los detalles del drama; no es que tuvieran una noción vaga, sino que conocían el detalle del drama, que eso es extraño. Ellos oraron por Elián y yo pedí sus oraciones por la iglesia en Cuba, la iglesia en Estados Unidos, y pedí las oraciones de ellos también por los familiares que retienen al niño contra su voluntad para que Dios les limpie su conciencia y corazón y les perdone el pecado de cometer una atrocidad tan grande como el robo de un niño, en medio de una sociedad, la sociedad americana, donde eso es una cosa increíblemente monstruosa. Fue una buena experiencia allí.

Carmen R. Báez.- ¿Eso es el domingo en la mañana, estas dos actividades que se desarrollan?

Pablo O. Marichal.- El domingo en la mañana.

Carmen R. Báez.- ¿Y en la tarde?

Pablo O. Marichal.- En la tarde nos reunimos en el Consejo Nacional para planear el viaje.

Carmen R. Báez.- Del viaje que sería al otro día.

Pablo O. Marichal.- Sí, porque en ese momento —yo no recuerdo— la Joan viajaba con ellas y el mensaje lo reciben ellas primero, porque yo estoy aparte solo, en otro lugar. Ellas pudieran contar más bien cómo fue la noticia de lo del lunes.

Carmen R. Báez.- Que ya les confirman lo del lunes.

Mariela Quintana.- Sí, a ella la llama por teléfono la doctora Reno y le dice que al día siguiente, el lunes, nosotros tendríamos oportunidad de ir a visitar al niño a Miami.

Carmen R. Báez.- Y allí empiezan ya los preparativos con la ayuda de la señora Campbell.

Mariela Quintana.- Sí, sí.

Carmen R. Báez.- De cómo debería desarrollarse ese encuentro.

Mariela Quintana.- Sí.

Carmen R. Báez.- Eso es el domingo. El lunes entonces es el viaje a Miami, pero el viaje no se hace hasta el mediodía. ¿Qué hacen ustedes durante la mañana del lunes?

Mariela Quintana.- Tuvimos entrevista de nuevo, y vinieron dos personas de una revista muy famosa que dicen que hay allá y nos tiraron muchas fotos, de todos tipos de fotos, y después tuvimos entrevista con Mary ese mismo día por la noche.

Carmen R. Báez.- El lunes mismo. Quiere decir que antes de salir para Miami ya ustedes también tuvieron entrevistas en la mañana.

Mariela Quintana.- Sí, tuvimos entrevistas ese día, aparte del viaje tuvimos entrevistas.

Raquel Rodríguez.- Sí, pero ¿no tuvimos que ir a unos estudios de televisión o algo de eso?

Mariela Quintana.- Sí.

Carmen R. Báez.- Se mueven hacia un estudio de televisión.

Pablo O. Marichal.- Varios, varios.

Mariela Quintana.- Varios estudios, sí. Fuimos a tres lugares distintos, a dos nosotras juntas y después a un lugar me llevaron a mí, y a otro la llevaron a ella, a estudios de televisión.

Carmen R. Báez.- ¿Todo esto en el mismo día de aquel viaje que se hace?

Mariela Quintana.- El mismo día por la mañana del viaje a Miami.

Carmen R. Báez.- Miguelito está pidiendo la palabra. ¿Ustedes están de acuerdo con que le demos la palabra a Miguelito? (Le dicen que sí)

Miguel Alvarez.- Yo voy a tratar de ayudarlas, porque me imagino que entre tantas actividades y entre tanto acoso por parte de la prensa, seguramente a ellas en algún momento, quizás, les pueda crear confusión.

Realmente el sábado las entrevistó el New York Times primero, antes de salir para Washington, y después al regreso tienen la entrevista con el Washington Post, que es Karen de John quien las entrevista.

Junto con eso también, esa misma tarde, tuvieron la entrevista con la News Week, que es donde ellas dicen que les tiran muchas fotos, eso sucedió, hicieron después un reportaje muy importante en la revista, y adicionalmente las entrevistó también la cadena de televisión ABC, en inglés y en español. Eso es lo que sucede entre sábado y domingo.

El lunes por la mañana, antes de ellas salir de viaje, bien temprano en la mañana, realmente ellas estuvieron en los tres programas más importantes de la televisión norteamericana.

Mariela Quintana.- A las 6:00 de la mañana.

Miguel Alvarez.- Empezaron las dos juntas primero, fueron al Today Show, que es un programa de la NBC y después se separaron, una de ellas, una media hora más tarde, fue al Early Show de la CBS, que es el otro programa más importante en ese momento de la mañana, y la otra participó en Good Morning América, que es el programa de la ABC.

Un poco resumiendo, fíjense que estuvieron en los dos periódicos más importantes de Estados Unidos en ese momento, o dos de los periódicos que se encuentran entre los más importantes; estuvieron en las tres cadenas de televisión de lo que se llama las "net world", ABC, CBS y NBC, y adicionalmente habían tenido entrevistas privadas con una de estas cadenas, en español y en inglés, más la entrevista de la revista News Week. O sea que realmente hubo una actividad bien intensa y, además, con una amplia cobertura en términos de lo que es la opinión pública norteamericana.

Carmen R. Báez.- Sí, estamos hablando de menos de 72 horas prácticamente, porque si ellas llegan en la tarde-noche del viernes, más o menos, y estamos hablando de todo esto antes de las 9:00 de la mañana del lunes, estamos casi hablando de menos de 72 horas.

Pablo O. Marichal.- Y la CNN también, que fuimos Bob y yo, y todo sucede en ese mismo día por la mañana, eso es violento.

Carmen R. Báez.- Exactamente.

Creo que hasta aquí, ya con estas horas que hemos contado, es para uno sin dar los pasos estarse fatigando casi de la intensidad de esos días que han pasado.

Le agradezco muchísimo a Miguelito que nos pueda precisar aspectos como estos, creo que son de muchísimo interés para todos y ayudan a valorar cualitativamente el paso de Mariela y de Raquel, acompañadas por Marichal y los señores del Consejo Nacional de Iglesia de Cristo, en estos primeros días por Estados Unidos.

Nos detuvimos ya casi a la salida para el encuentro en Miami. ¿Qué condiciones hasta ese momento ustedes conocen, o al menos se han hablado, que deberían existir para ese encuentro que al final todos sabemos que fue fallido, que no se pudo lograr? Pero ese lunes, ¿qué ustedes esperaban encontrar cuando se mueven desde Nueva York hasta Miami? ¿Cuáles eran las condiciones en que se pensaba que se debía desarrollar ese encuentro, más o menos que se habían hablado con el Consejo de Iglesias?

Mariela Quintana.- Que era un encuentro en una iglesia, donde se iba a producir el encuentro con el niño, era lo que se había acordado.

Carmen R. Báez.- ¿Y se había hablado ya de quién debía llevarles el niño hasta allí, el papel del INS?

Mariela Quintana.- Sí, había distintos puntos ahí que había que tratarse en ese encuentro.

Carmen R. Báez.- Incluso, en esos días aquí se publicaron varios de los aspectos que se habían pedido para este encuentro y como el INS también tenía que ver el tema de la seguridad, tenía que hablar con la familia, tenía la familia que llevar al niño. ¿Se hablaba de un centro de retiro?

Pablo O. Marichal.- Sí, era un centro de retiro espiritual, pero la familia de allá no lo aceptó, y era un lugar, aparentemente, con mejores condiciones que donde la segunda vez se tuvo. La familia no solamente no aceptó eso, sino que armó un show en la casa de Lázaro, donde hicieron una gran fiesta, invitaron a los políticos que los apoyan a ellos, jefes de organizaciones anticubanas y todo en su casa, donde pretendían que las dos abuelas fueran, y entonces eso fue completamente inaceptable.

Miguel Alvarez.- Carmen Rosa, la preparación de este primer encuentro si uno lo compara con el posterior, con el del miércoles, puede apreciar diferencias notables. Digamos, este es un encuentro que está caracterizado, su preparación, por su grado de confidencialidad. Fíjate que incluso una de las condiciones que ponen ellos era que si se conocía —como apuntaba hace un momento Mariela— que se iba a producir el encuentro, pues se iba a dar al traste con el mismo.

Entonces, era una preparación bien confidencial. Había un papel activo por parte del Servicio de Inmigración, o sea, en la preparación incluso era el Servicio de Inmigración quien, en ese retiro espiritual que tenía varios edificios, recogía al niño, era quien trasladaba al niño, lo llevaban con las abuelas; el resto de la parentela esa de allá, por supuesto, simplemente lo que llegaba hasta el lugar, pero no tenían ninguna participación. Se da al traste con este encuentro, como conocemos, no se produce, no se efectúa, producto, precisamente, de lo que apuntaba Marichal, de que la familia de allá se niega.

Pero fíjate que cuando ellas llegan a Miami prácticamente ahí no hay nadie; el único que está allí es el compañero de la Misión nuestra en Washington, que es el que está allí, que incluso de momento no tiene acceso a lo que estaba pasando, a la reunión. Si mal no recuerdo, y por lo que nos han contado las compañeras, no es hasta una hora después que ellos logran establecer contacto con el Servicio de Inmigración. Y aquí se da una cosa un tanto insólita, son ellos quienes, ante el rechazo de la parentela de allá, les piden a ellas que traten de buscar este lugar neutral para producir la reunión; les piden así que llamen a Manolo, si mal no recuerdo, que es un tío abuelo que ha tenido una posición...

Mariela Quintana.- Ellos me propusieron que llamara a Manolo para conseguir un lugar neutral, que era la casa del tío Manolo, y entonces yo llamé a Manolo y él me dijo que sí, que estaba de acuerdo, que allá podía ser la visita. La Reno me dijo que yo llamara a Lázaro y le preguntara. Cuando llamé a Lázaro, me contesta que no, que ni a casa de Manolo ni en ningún otro lugar, que el niño había que visitarlo solo en su casa, que era la casa de él. Lázaro me contestó en mala forma, me habló groseramente y dijo que la visita tenía que ser nada más que en su casa, que él no permitía nada más.

Raquel Rodríguez.- Que si nosotros teníamos interés en ver al niño teníamos que ir a su casa; de lo contrario, no íbamos a verlo, porque él no iba a permitir que el niño fuera a otro lugar, que esa era la casa del niño. Y nosotros no aceptamos.

Miguel Alvarez.- Recordemos el circo que ya tenían organizado en la casa. Ahí habían organizado una comida, estaba la prensa, había una manifestación enfrente; o sea, ya ellos tenían organizado eso allí, precisamente para esto, para montar un show e incorporar a ese show la presencia de Mariela y Raquel. Cuando ellas, por supuesto, se niegan a participar de esto, entonces ellos lo que tratan de hacer es de mover el show; o sea, se da la cosa de organizarse, de moverse de la casa y de venir ellos hacia el aeropuerto, sin el niño, por supuesto; porque ellos no tenían el menor interés en que se efectuase esa reunión entre las abuelas y el niño, pero sí tenían interés en que se montase ese show y entonces dan los pasos en esa dirección, lo cual lo pueden lograr porque ya en ese momento ellas tienen la decisión de regresar de Washington.

En este primer encuentro también se insistía en que ellas regresasen a La Habana una vez que el mismo se produjese en Miami, y ellas toman la decisión. Había de por medio la carta que el resto de la familia aquí les habían enviado, pidiéndoles que no regresasen, sino que se dirigiesen a Washington, de forma tal de que pudiesen trabajar en pro de la liberación de Elián y desarrollar la labor en el Congreso, de lo cual seguramente posteriormente hablaremos.

Carmen R. Báez.- Tres precisiones en este aspecto. Vamos a detenernos un momentico en este aspecto, y permítanme también poderles hacer algunas preguntas.

Una primera precisión: Ustedes viajan a Miami, están en Miami. ¿Las llamadas desde dónde ustedes las hacen?

Mariela Quintana.- Dentro de una habitación allí en el propio aeropuerto.

Pablo O. Marichal.- En el aeropuerto de Tamiami.

Carmen R. Báez.- En el aeropuerto de Tamiami, que es una de las informaciones que aquí se estuvo dando.

¿Ustedes estuvieron todo el tiempo allí? ¿No se movieron de allí?

Mariela Quintana.- No, dentro de esa habitación.

Carmen R. Báez.- ¿Y quiénes estaban con ustedes allí? ¿Estaban solas o es una habitación...?

Mariela Quintana.- Estábamos con ellos, con la Campbell...

Raquel Rodríguez.- Estaban la Campbell, Marichal, Edgar, Bolioli, y estaba el compañero Randy.

Pablo O. Marichal.- Y oficiales de Inmigración que entraban y salían.

Miguelito no mencionó que en aquella casa incluso la policía arrestó a una persona armada.

Carmen R. Báez.- Sí, en los alrededores de la casa de Lázaro.

Cuando preguntaba esta parte del detalle del aeropuerto, era porque quería estar más segura de si ustedes se habían movido del lugar, si todo había sido allí.

¿El único movimiento entonces que se hace en el aeropuerto es desde el avión hasta ese lugar y de ese lugar retornan ya al avión para regresar a Washington?

Pablo O. Marichal.- Exactamente.

Carmen R. Báez.- Es en estas condiciones.

¿En ese lugar donde se produce la llamada y todo, había seguridad, llegaron hasta ustedes amenazas...?

Mariela Quintana.- No, no, allí había seguridad de la policía, teníamos seguridad.

Carmen R. Báez.- ¿Se sentían protegidas?

Mariela Quintana.- Sí, ahí había seguridad.

Carmen R. Báez.- Tenían seguridad en ese lugar.

Ahora, la otra precisión que quería hacer. Ustedes hablan de Manolo, estamos hablando del tío abuelo que ha estado siempre contrario a que el niño se quede en Miami. ¿Es este tío abuelo?

Mariela Quintana.- Sí, él está de parte de que el niño regrese para acá junto a su padre.

Carmen R. Báez.- Por eso es que ustedes hacen la propuesta de que sea en la casa de Manolo donde se dé el encuentro.

Mariela Quintana.- Sí.

Carmen R. Báez.- ¿Manolo ha estado otras veces acá en Cuba, conocía al niño?

Mariela Quintana.- Sí, él conoce al niño más que el otro; el otro, Lachi, había estado una sola vez aquí en Cuba, en 1998, 10 días, y Manolo viene todos los años aquí y ese sí tiene una relación más estrecha con él.

Carmen R. Báez.- ¿Conoce al niño desde pequeño?

Mariela Quintana.- Sí, desde pequeño.

Carmen R. Báez.- La tercera precisión. Yo tengo aquí un documento que creo que sería interesante mostrar a la cámara (Lo muestra). Esta es la carta que envía la familia, en que le pide la familia...

Mariela Quintana.- Que la familia nos envía a nosotros.

Carmen R. Báez.- ¡Ah!, que es lo que se estaba refiriendo Miguelito, una carta que les decía "retornar a Washington, no venir para La Habana".

Mariela Quintana.- Sí.

Carmen R. Báez.- Quería mostrarla por esto, porque tenemos la constancia incluso de la firma de cada uno de los miembros de la familia, donde les proponen volver a Washington y continuar la batalla en el Congreso.

Mariela Quintana.- Sí, porque comenzaba el Congreso el martes.

Carmen R. Báez.- Porque comenzaba el Congreso el martes. Claro, estamos hablando del lunes, ya al otro día retornar.

Mariela Quintana.- Para comenzar en el Congreso a luchar.

Carmen R. Báez.- Correcto.

Entonces, como de los dos encuentros hemos hablado bastante, ayer se habló mucho también de los dos encuentros, de características de ellos; en la mesa redonda anterior, la que se dio también con los periodistas, se hicieron un grupo de denuncias de toda la manipulación que hubo del viaje de ustedes también, de muchas cosas que ocurrieron alrededor del viaje y se abordaron características de estos encuentros, yo propongo entonces que regresemos a Washington, a este viaje que se hace de Miami a Washington —y ya vamos hablando del lunes en la noche y amanece martes—, y el martes están ustedes moviéndose hacia el Congreso. Estamos ahí.

Yo les propongo que ustedes nos permitan pedirle al compañero Alarcón que nos detalle algo de este primer paso de las abuelas por el Congreso.

Nosotros quisiéramos, Alarcón, si usted está dispuesto a ello, que nos explique qué importancia usted le ve al encuentro de las abuelas en el Congreso el primer día, cuáles fueron las principales entrevistas que se sostuvieron, con qué personalidades, qué peso puedan tener en este primer encuentro que ellas tienen el martes con el Congreso en Estados Unidos.

Ricardo Alarcón.- Cómo no, vamos a hablar ahora solamente de los contactos que tuvieron el martes 25 de enero, porque después —como vamos a ver— tienen muchos otros contactos. El primero de todos fue con la congresista Sheila Jackson Lee, que es miembro del grupo negro del Congreso norteamericano, es una de las dirigentes de ese grupo, y es la personalidad más importante del Partido Demócrata en el Subcomité de Cuestiones Migratorias del Comité Judicial de la Cámara.

En imágenes que se han puesto acá en el Noticiero, se ve a esta congresista cuando las recibe, e incluso cuando las acompaña. Ahí la estamos viendo ahora mismo en el televisor junto a Mariela (Se ve en pantalla), y ahora en el pasillo las acompañó a otra reunión ese mismo día.

A esta entrevista con la señora Jackson Lee se incorporó otro congresista de Massachusetts, el señor Jim Mc Govern, que no aparece ahora en la pantalla.

Después de esa reunión, ellas acompañan a estos dos congresistas a una conferencia de prensa que ellos dan en el propio Congreso. Sheila, sobre todo, fue muy explícita y se pronunció abiertamente por el fin del secuestro de Eliancito y su entrega a su padre y a su familia.

De ahí van entonces a otra reunión con el congresista José Serrano, a la oficina de Serrano, donde estaban, además de Serrano y de Sheila Jackson, que también los acompañó ahí, varios otros congresistas. Yo tengo por ahí anotados a Ciro Rodríguez, que es otro demócrata de Texas; John Lafalce, de Nueva York; David Minge, de Minnesota, Steven Latourette, que es republicano de Ohio, y Elijah Cummings, demócrata de Maryland. En esta reunión también varios de los congresistas, por supuesto, se expresaron. Todos ellos expresaron su respaldo a la devolución de Elián y al fin del secuestro que tiene lugar en Estados Unidos, e hicieron numerosas declaraciones a la prensa los propios congresistas.

Además de eso, entre esta reunión en la oficina de Serrano y la que viene después, ellas tienen otra entrevista con una periodista muy importante, con Andrea Mitchell —lo digo aquí porque si no quedaría entre dos actividades, aunque se salga de lo parlamentario—, para la cadena de televisión NBC, y de ahí siguen para una reunión muy importante, convocada por el senador Christopher Dodd.

Este senador, Dodd, es una de las principales figuras del Partido Demócrata; era el presidente del Partido Demócrata hace poco tiempo, es miembro y el líder de la fracción demócrata en la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado. Es un hombre que tiene muchos conocimientos sobre América Latina, y, entre otras cosas, habla el español muy bien, fluidamente. El senador Dodd invitó a que participaran junto a él en la entrevista con Raquel y Mariela, al senador Richard Durbin, demócrata de Illinois; al senador Chuck Hagel, republicano de Nebraska, uno de los dirigentes republicanos más importantes en la actualidad en el Senado; al senador Patrick Leahy, demócrata de Vermont, y a la senadora Bárbara Boxer, de California.

Todas estas son personalidades de mucho peso en la política norteamericana. Son personas, tanto demócratas como republicanos, en sus respectivos partidos y en todo el Senado, que ejercen una influencia importante. Además, hay que decir que cada uno de ellos se ha pronunciado, después de la entrevista con la prensa, e incluso yo tengo por acá, por ejemplo, pedazos de las actas del Congreso donde está el discurso que hizo Dodd, el discurso que hizo Durbin, el discurso que hizo Hagel, el que hizo Leahy; es decir que, además, han hablado ahí. En eso que estamos viendo ahora en la pantalla, en la sede del Congreso norteamericano, se han pronunciado en contra de la retención ilegal de Eliancito fuera de su familia y a favor de su devolución a nuestro país, y, además, todos ellos se manifestaron claramente en contra de la maniobra para imponerle la ciudadanía o la residencia permanente a Elián contra la voluntad de su padre y, obviamente, sin la voluntad de él, que no puede pedirla.

Hay que decir también que este grupo de senadores no solo se ha expresado en contra de esa maniobra, de ese proyecto de imponerle la ciudadanía, sino que a su vez ellos, encabezados por Dodd, han presentado un proyecto de resolución demandando la inmediata devolución de Elián a su familia, a Cuba.

Eso fue a las 4:00 de la tarde. Fíjate que han ido sin parar desde la primera reunión con Sheila Jackson, incluyendo una entrevista de televisión; salen de esta reunión con los senadores, que, por cierto, dicho sea de paso, los senadores quisieron tener el encuentro a solas con las dos abuelas y el traductor. Allí no estaban ni el compañero Marichal, ni la Campbell, no había más nadie que las acompañara, sino que fueron ellos solos con alguien que les sirvió de traductor. Ellos usaron eso, incluso, como elemento que reafirmaba la impresión que les causó la humildad genuina, auténtica, de las dos abuelas, de lo que estaban planteando, porque nadie más estuvo presente en esa ocasión.

Después ellas se reúnen con otro congresista de Massachusetts también, Joe Moakley, que es uno de los políticos de más peso en el Partido Demócrata, que incluso ocupa algunas posiciones claves en la dirección del Congreso.

Eso fue por la parte parlamentaria, de gestiones hechas por ellas el martes 25 de enero. Ahora, no acabaron ahí, porque esa noche después tienen varias entrevistas de televisión, como ellas se acordarán, seguramente.

Esto sería, en resumen, Carmen Rosa, lo que te diría con relación a esa primera jornada. Después van a ver a mucha más gente y van a seguir haciendo estas gestiones, y se multiplican en los días posteriores.

Carmen R. Báez.- Muchísimas gracias.

Yo creo que es muy valiosa esta información que también nos ubica, cuando hablamos de que están en el Congreso, con quién se han encontrado.

A mí me gustaría oírlas a ustedes. ¿Qué impresión les causa a ustedes el Congreso, qué pasa ese día?

Mariela Quintana.- Yo le quería decir que todas estas entrevistas fueron el día más nevado. Hacía muchos años que no había un día tan nevado como ese martes, y bajo ese día tan nevado, todos ellos —que estaban los aeropuertos cerrados, las escuelas no trabajaron, se podían contar los carros que había en la calle—, todos esos congresistas, vinieron al Congreso solamente para oírnos a nosotras, porque tenían mucho interés en oír las declaraciones de nosotras.

Carmen R. Báez.- ¿Y qué impresión les causó el Congreso, cómo las recibieron?

Mariela Quintana.- Muy bien.

Aparte de oírnos, nosotras les llevamos el álbum de la familia, el que llevamos para enseñarle al niño, para que vieran la familia cómo era, y ellos lo miraron. Cuando ellos hablaron con la prensa, le iban enseñando las fotos, principalmente las del padre con el niño cargado. Por todas las oficinas que nosotras íbamos pasando, que salíamos de una oficina para otra, ustedes veían al personal que salía para afuera para vernos a nosotras, saludarnos, tirándonos fotografías en todo esto. Todos los congresistas se retrataban con nosotras. Se veía lo que ellos tenían por ayudar al regreso del niño para Cuba.

Carmen R. Báez.- Quiere decir que ustedes no están en un salón todo el tiempo, sino que se mueven...

Mariela Quintana.- Cada vez que salíamos de un salón, nos encontrábamos en los pasillos con la prensa, que es donde tienen que hablar ellos con la prensa, y nos hacían preguntas y nosotras les contestábamos las preguntas.

Carmen R. Báez.- ¿Y los encuentros en las oficinas de los senadores?

Mariela Quintana.- No, afuera, en los pasillos.

Carmen R. Báez.- No, no con la prensa, con los senadores.

Mariela Quintana.- ¡Ah!, con los senadores sí.

Raquel Rodríguez.- Dentro de las oficinas. Quiere decir que cuando terminábamos en una oficina con un senador o un congresista, de ahí partíamos hacia otra oficina; ahí volvíamos a relatar toda la historia. Salíamos de ahí y la prensa nos estaba esperando; ahí había que declarar siempre algunas palabras. Salíamos de ahí, volvíamos a otra oficina, volvíamos otra vez a relatar toda la historia, porque ellos desconocían la historia real como tal. Ese es el motivo de que a todos, uno por uno, hubo que relatarles todo lo sucedido, y siempre que terminábamos, la prensa estaba ahí esperándonos. Si doblábamos hacia acá (Señala), ya ellos estaban esperándonos también; si doblábamos hacia acá (Señala), por ahí nos estaban esperando, siempre nos encontrábamos con ellos.

Carmen R. Báez.- Y en todos los lugares intercambio con la prensa.

Raquel Rodríguez.- En todos.

Pablo O. Marichal.- Una entrevista cada una hora prácticamente, con la prensa también.

Carmen R. Báez.- Exactamente. Entonces, era dando también la información; repitiendo la información constantemente.

Mariela Quintana.- Contándolo todo, siempre lo mismo.

Raquel Rodríguez.- Sí, todo, todo.

Carmen R. Báez.- Yo me pongo a analizar, porque el compañero Alarcón nos estaba explicando los encuentros uno a uno, cada uno de los encuentros que se fueron dando, y por eso decía que tenían que moverse de una oficina a otra, salir y verse con la prensa, volver. Si vamos sumando hora por hora, encuentro por encuentro, nos damos cuenta de todo lo que se pudo hacer el martes, un día más que ustedes dicen que no era un día muy activo, muy natural en el caso de Washington, por el problema de la tormenta.

Ricardo Alarcón.- Y a veces se movían no de una oficina a otra, sino de un edificio a otro.

Raquel Rodríguez.- Tuvimos que salir, sí, y fue el mismo día que nevó. Aquello era una nevada enorme, que hacía no se sabe cuántos años que no nevaba así.

Carmen R. Báez.- ¿Cómo las llevó el frío a ustedes?

Raquel Rodríguez.- ¡Oh!, mucho frío, un frío horrible. Nosotros no estamos adaptados a ese clima de tanto frío.

Mariela Quintana.- La nieve nos daba hasta la rodilla, las botas se nos perdían en la nieve.

Raquel Rodríguez.- Pero vencimos, pudimos ir a todo ese día.

Carmen R. Báez.- Por eso son todos los adjetivos de las valerosas abuelas, de las incansables abuelas, que no son por gusto ni por hacerles una gracia, sino que de verdad esto nos va demostrando, y creo que los televidentes entenderán, por qué vamos a cada uno de los detalles. Me parece que eso es importante, para poder reflejar por qué decimos que fue tan intenso el paso por el Congreso.

En lo que ustedes están en este ajetreo —ya estamos en el martes— en el Congreso, en las entrevistas que nos explicaba el compañero Alarcón, con un día también tan anormal desde el punto de vista del clima, lo que estaba pasando en la ciudad en ese momento, ¿cómo es que ustedes se mantienen al tanto o saben que ya el miércoles se puede dar el encuentro con Elián? Estamos hablando del martes en que ustedes están en el Congreso; pero no olvidemos que al principio, cuando hicimos el orden cronológico, decíamos que el martes ustedes están en Washington, en el Congreso, pero el miércoles ya ustedes se mueven hacia Miami para el encuentro con el niño.

El propio Alarcón nos está diciendo que ustedes hasta altas horas de la noche están trabajando. ¿Cómo ustedes están al tanto de la posibilidad del encuentro? ¿Cómo ustedes reciben la confirmación de que se puede dar el encuentro el miércoles?

Mariela Quintana.- Porque es cuando la Reno llama a la Campbell y le informa de la visita —que iba a ser al siguiente día, el miércoles— al niño, en Miami otra vez; pero que tenía que ser en secreto igual, que no se podía decir nada.

Carmen R. Báez.- ¿Esto es estando ustedes en el Congreso?

Mariela Quintana.- Sí, estando en el Congreso.

Carmen R. Báez.- ¿Ahí es donde ustedes reciben la confirmación?

Mariela Quintana.- Sí.

Carmen R. Báez.- Marichal, ¿y usted qué nos puede decir de ese primer día que pasan ellas por el Congreso? ¿Qué impresión tiene?

Pablo O. Marichal.- En primer lugar, que yo me asombro de cómo ellas pueden hilvanar todas estas cosas, porque a veces yo no pudiera decir exactamente en qué día estaba.

Alarcón mencionó una cosa que es interesante, y se le podrían agregar dos más: Dodd invitó a varios congresistas a estar reunidos en su oficina y pidió que fuera a solas, y que él utilizó como un argumento para demostrar que las dos abuelas realmente hablaron allí, como siempre lo hicieron, de una manera libre.

Hubo otro caso —creo que fue Sanford— que invitó a su mamá, que es abuela de siete nietos, para que estuviera en la reunión. Aquella reunión fue muy bonita, y cuando Raquel y Mariela contaban su experiencia, Raquel en ese momento estaba hablando, y él le dijo: "Por favor..." ¿Cómo fue?

Raquel Rodríguez.- Me dijo: "Mire, señora, hágame el favor y no me cuente más historia, porque, si usted sigue hablando, yo voy a empezar a llorar también."

Pablo O. Marichal.- Y fue interesante que al final había tres personas allí, que yo pensé que eran del staff de él, y resultó que era una sola, las otras dos eran dos periodistas de su distrito; pero lo dijo al final, dice: "Miren, ustedes han hablado libremente y estos dos periodistas, yo los invité, de mi distrito, para que ellos también libremente vayan a mi distrito y escriban lo que han visto aquí, para que mis electores tengan de una manera libre e independiente la historia de ustedes." Lo dijo allí al final.

Miguel Alvarez.- Simplemente para hacer una acotación. Realmente en el caso de Sanford, había que apuntar adicionalmente que él es un congresista republicano.

Ricardo Alarcón.- Republicano y de Carolina del Sur.

Pablo O. Marichal.- De Carolina del Sur.

Hubo otro de los congresistas que nos consulta a Joan Campbell y a mí que ellos necesitaban hacerles preguntas que pudieran ser difíciles para ellas desde el punto de vista sentimental, a Raquel, su relación con su hija, la pérdida, todas aquellas cosas, y nos pidió que si pudiéramos estar fuera también. Eso fue en la tarde del día siguiente.

Raquel Rodríguez.- En la tarde del día siguiente de haber ido a Miami.

Pablo O. Marichal.- Después de regresar de Opa Locka, cuando se da la entrevista. En ese momento, Joan Campbell le dijo: "Sí, y háganle esta otra pregunta libremente", y ellos quedaron convencidos de la independencia de ellas.

Carmen R. Báez.- Quiere decir que una de las características también que tuvieron estos encuentros es que son ustedes dos batallando, porque si bien las han estado acompañando durante el viaje, dándoles apoyo, ayudándolas, estos encuentros sí fueron ustedes con sus argumentos y su voz en cada una de las entrevistas, tanto con la prensa como con los propios senadores.

Yo creo que ese es un elemento muy importante que también nos refleja parte de esta batalla.

Si no les queda a ustedes ningún otro aspecto sobre este martes que pasan por el Congreso...

Raquel Rodríguez.- El martes, con la primera congresista que nos entrevistamos, que fue la Jackson...

Carmen R. Báez.- Sí, la Jackson, según nos decía el compañero Alarcón, las recibe.

Raquel Rodríguez.- Sí, pero yo me estoy refiriendo a una carta que me encontré publicada en un periódico y la arranqué y la guardé en la cartera. Es una carta donde habla de Elisa, como que ella había escrito esa carta, que era la voluntad de ella que el niño... toda la historia esa que ellos han inventado, y firmada por ella, carta que es después de que ella está muerta, y se la entrego a la Jackson. Ella se insultó mucho, no le gustó, dice: "¿Pero cómo es posible esto?" Ella anotó qué periódico había sido —porque yo arranqué la hoja— y mandó a tirar fotocopias. Dice que eso no tenía... Esa famosa carta fue inventada por Marisleysis.

Iroel Sánchez.- Ahí habría que decir que la Fundación, Jorge Mas Santos, pagó 9 000 dólares por esa página en el Washington Times.

Raquel Rodríguez.- ¡Oiga eso!

Carmen R. Báez.- Ese es un elemento más que tenemos.

Pablo O. Marichal.- Eso insultó a los congresistas.

Raquel Rodríguez.- Cuando yo vi aquello me asombré, digo: ¿Pero cómo es posible que una persona después de muerta pueda escribir?, y firmada por ella.

Pablo O. Marichal.- No dijo insultado, la palabra que usó fue cruel, dijo: "Esto es cruel."

Raquel Rodríguez.- Cruel, efectivamente.

Mariela Quintana.- Y muy indignada ahí habló con los periodistas. Presentó la carta, se la enseñó y todo a los periodistas, cuando tuvimos la entrevista con los periodistas, y les dijo: Para que vean lo que han hecho.

Raquel Rodríguez.- Para que vieran lo que habían hecho, que no respetan ni a las personas que están muertas.

Iroel Sánchez.- Incluso hay un cable de una agencia de prensa que decía: "Ya no pueden con la realidad y han tenido que acudir a la ficción para defender una causa que está perdida."

Carmen R. Báez.- Era prácticamente imposible de creer que fuera real, que se les hubiese ocurrido escribir una carta como esta. Aquí más o menos tuvimos también la noticia. Por eso me parece muy bueno que recordáramos un detalle como este.

Una pregunta —porque yo hice referencia ahorita a la carta que les envía la familia diciendo que regresen a Washington—: ¿En estos días ustedes han tenido contacto con la familia, con la de ustedes aquí en Cuba, hasta este momento, desde que ustedes salen el viernes hasta...?

Mariela Quintana.- Sí, nosotros hemos tenido contacto con ellos, nos comunicábamos con mi hijo.

Carmen R. Báez.- Correcto.

Hasta aquí es el paso de ustedes por el Congreso el martes. Yo les decía si se les quedaba algún detalle, aquí tenemos todo el tiempo para ustedes, si queda algo que ustedes quieran agregar.

Mariela Quintana.- No, no, quedaba esa parte que fue la que ya le dije.

Carmen R. Báez.- Perfecto.

Me interesaba mucho abordar ya el otro día. Ustedes han pasado todo el día en Washington, el miércoles ustedes se van a mover para Miami, que es el día de la posibilidad del encuentro con Elián, ¿no? ¿A qué hora más o menos?

Compañeros televidentes, nosotros también pensamos que ayer se fue muy amplio, se fue explícito en los detalles del encuentro con el niño. Nosotros lo que quisiéramos ahora es podernos ubicar un poquito en el miércoles, en que ustedes se mueven hasta Miami: ¿Cómo es este viaje? ¿A qué hora salen más o menos? Creo que hubo algún retraso. ¿A qué hora el miércoles es que ustedes se mueven hasta Miami, aproximadamente?, solamente para ubicarnos en el miércoles entre todos. ¿Es por la mañana, en la tarde?

Mariela Quintana.- Yo no me acuerdo. ¿Fue a las 11:00 de la mañana?

Carmen R. Báez.- ¡Anjá!, que ya empiezan los preparativos para el encuentro.

Raquel Rodríguez.- Empezaba a las 4:00 la reunión, eso sí lo recuerdo perfectamente.

Pablo O. Marichal.- Se preveía salir a las 12:00, pero salimos a la 1:11 ó 1:15 por ahí.

Carmen R. Báez.- Correcto.

Entonces, se hace el movimiento hacia Miami ya para el encuentro.

Aquí todos hemos estado al tanto también, de cierta manera, de las condiciones en que se pensaba realizar el encuentro, dónde iba a ser, la casa de la Rectora que se iba a utilizar, quién debería llevar al niño, quién se lo debería entregar a ustedes. Son las condiciones que se fueron creando.

Por eso es que les propongo que nuevamente nos den la oportunidad de pedirle al compañero Alarcón —que ya por aquí había cierto movimiento pidiéndome la palabra— de cómo son estas condiciones que se crean.

Un poco tuvimos la posibilidad el lunes de compartir en una mesa redonda con periodistas que denunciaron toda la maniobra que se tejió alrededor de la visita de las abuelas a Estados Unidos.

No obstante, nosotros quisiéramos detenernos, por muchas cosas que se abordaron en la mesa redonda de ayer, muchos detalles que se dieron del encuentro.

Usted, compañero Alarcón, que durante tanto tiempo ha estado relacionado con el tema de Estados Unidos, cómo funciona, que también trabajó un tiempo considerable en el seno de Estados Unidos, nos gustaría saber qué consideraciones tiene de tan asombrosamente —disculpe quizás las palabras que utilicemos, pero es que a veces nos faltan las palabras exactas— irregular encuentro que se da de las abuelas con el niño, todo lo que se mueve alrededor de este encuentro. ¿Qué usted opina de esto? ¿Qué comentarios usted nos pudiera hacer?

Ricardo Alarcón.- Fíjate, Carmen Rosa, hay muchísimas cosas que autorizan ese calificativo que tú empleaste.

Lo primero que hay que decir es que eso ocurre poco después de lo que ya se explicó aquí que había pasado el lunes. El lunes en la noche el Servicio de Inmigración y Naturalización les envió una carta a los abogados de la gente que mantiene a Elián secuestrado. La carta es muy interesante porque hace un recuento —el que se hizo aquí hace un momentico—, les recuerda que se había planificado el encuentro con el niño en una institución religiosa, que no es del Consejo Nacional de Iglesias —lo aclaran en la carta—, que eso fue aceptado por las abuelas, que estaban dispuestas a ir a ese lugar; los secuestradores no lo aceptaron. Las abuelas, ellas mismas, buscaron un sitio independiente, neutral, etcétera, que era la casa de Manolo. Las abuelas, ellas, se comunican con la persona que está ejerciendo el secuestro —porque aparece al frente de esa operación, son otros los que por detrás están dirigiendo todo eso, desde luego— y este señor se niega a acceder a llevar al niño a ese lugar.

En esta carta, que algunos han calificado como el primer gesto de energía de parte de los servicios de la administración, que se supone que tienen que aplicar la ley en Estados Unidos, les ordenan a los abogados de los secuestradores que presenten a Eliancito a las 4:00 de la tarde del miércoles 26 de enero en la residencia de la ya famosa monja conocida por todos.

Fíjate que se requiere una comunicación advirtiéndoles que si no llevan al niño en ese lugar, podrían incluso recibir, como consecuencia, el retiro de la custodia provisional que están ejerciendo, es decir que mantengan en su casa al niño.

La carta es muy interesante. El primer párrafo habla de una visita privada de las abuelas a Elián, que de eso se habló en la reunión con la doctora Reno y la doctora Meissner.

El segundo párrafo recuerda todo lo que pasó y cómo esta gente se negaron a acatar eso.

En el siguiente párrafo dice: En vista de lo anterior, el Departamento lo convoca a que presente al niño, con el único propósito de que tenga una reunión con sus abuelas. O sea, el único propósito de la reunión es un encuentro entre las abuelas y el niño.

El siguiente párrafo se refiere a garantizar la oportunidad para las abuelas de emplear tiempo —no dice límite de tiempo en la carta, aunque de eso podemos hablar después— a solas con su nieto. Es decir, la orden que les presentan a los abogados de los llamados parientes es clarísima, de que tienen que hacer lo necesario para que el niño tenga un encuentro a solas, completamente privado con sus abuelas.

Recordemos que ya para el lunes, en la reunión anterior, aquella que fracasó, se había previsto —lo explicó Miguel, lo explicó Odén— todo un mecanismo: entregaban al niño en un edificio de ese complejo de retiro espiritual, se lo entregaban a unos funcionarios federales, ellos llevaban al niño a otro edificio de ese mismo complejo donde se encontraría con las abuelas; que estarían acompañadas no solamente por el Presidente del Consejo de Iglesias de Cuba, sino por los dirigentes del Consejo de Iglesias de Cristo de Estados Unidos, para el fin exclusivo de reunirse ellas con su nieto a solas. Eso lo dice la comunicación oficial, por la cual conminan a esta gente a aceptar eso.

Una de las cosas asombrosas es que después de la experiencia del lunes, si pensamos en lo que ocurre el miércoles, el miércoles se repite esencialmente lo mismo, la misma falta de respeto para lo que estaba pactado, la misma actitud de desconocer las indicaciones que habían establecido tanto la Ministro de Justicia como la Comisionada de Inmigración.

Quiero llamar la atención sobre algo que se mencionó antes: la famosa comida, la famosa cena, la fiestecita que supuestamente iban a hacer el lunes.

Aquí está lo que se publicó en el Miami Herald antes de la reunión del miércoles, analizando lo que había pasado el lunes. Aquí dice el periodista que, según sus fuentes, su averiguación, "una de las razones que habían causado mayor indignación entre los funcionarios del gobierno de Estados Unidos por lo que había pasado el lunes y que los llevó a emitir esta orden, era que las personas que retienen ilegalmente a Eliancito le habían dicho al niño que sus abuelas iban esa noche a asistir a una comelata, a una fiesta a la casa" —estoy citando del artículo— "a pesar de que esas personas habían sido advertidas 24 horas antes de que tal fiesta no podía tener lugar." Y en la siguiente línea dice: "¿Qué crueldad es esta?", dijo un funcionario norteamericano. Y otro dijo que "esto es sencillamente una vergüenza", una cosa vergonzosa concebir esa fiestecita o esa cena, y un acto cruel. Y eso es, según este periodista, una de las razones que mayor indignación les provoca a los funcionarios del Servicio de Inmigración, que los lleva a emitir esta orden perentoria de que presenten al niño.

En el mismo artículo se precisa: "A las 4:30 de la tarde del domingo, por teléfono, y mediante una comunicación formal, vía fax, les habían advertido a los abogados de las personas que tienen a Elián que no tendría lugar ese tipo de actividad y que solamente habría un encuentro privado de las abuelas con el niño y en una ubicación neutral, en un lugar que no fuera donde está el niño retenido."

Si tú piensas después en lo que ocurre el miércoles, realmente resulta asombroso después de esa indignación que les causa a los funcionarios y la orden clara que les dan; lo que ocurre el miércoles es una violación absoluta, vulgar, desvergonzada, realmente, de las instrucciones que habían dado el Servicio de Inmigración y el Departamento de Justicia, incluyendo otra fiestecita que había planificado y organizado la señora rectora de la "modesta" mansión donde tuvo lugar el encuentro. A pesar de que se supone que la rectora sabe inglés y, por lo tanto, pudo leer el Miami Herald, donde se daba cuenta de que lo que más había ofendido al Servicio de Inmigración era que hubieran tenido la crueldad y la desvergüenza de querer organizar una fiestecita con las personas que retienen a Elián, pues la reverenda señora hizo exactamente lo mismo. Y aquí está en el Miami Herald del 29.

Dos días después de lo que yo acabo de citar, aquí dicen que había mandado a preparar una comida para el miércoles por la noche, donde iban a estar invitados todos.

Mariela Quintana.- Ella nos invitó a nosotras.

Pablo O. Marichal.- Dijo: "Ahora vamos a comer." Y dijimos: "No, aquí nos vamos todo el mundo."

Carmen R. Báez.- Ustedes decían que las invitaron al principio y después del encuentro también.

Mariela Quintana.- Sí, a comer y a dormir, que teníamos un cuarto con todas las comodidades ahí para dormir si queríamos.

Ricardo Alarcón.- Dice aquí el Herald que la O’Laughlin reveló el viernes que una de las monjitas, por sus instrucciones, le había insistido tres veces —tres veces, separadamente— a ustedes que aceptaran la invitación de Marisleysis. Marisleysis que, como se sabe y se explicó bien aquí ayer, estaba donde no debía estar, llega hasta el momento del encuentro con las abuelas y el niño.

Si uno revisa lo que pasó y si uno lo contrasta con las disposiciones, con el plan que había establecido el Departamento de Justicia para la reunión del lunes, que va a ser la misma base a aplicar para la reunión del miércoles, es realmente asombroso ver cómo algunas personas en Miami, que forman una especie de feudo aparte, que se ha separado de Estados Unidos, sencillamente no le hacen caso a lo que decide una ministro o una comisionada, e incluso tienen la crueldad de repetir esto que tanto malestar causó en las autoridades.

Por supuesto que, en este caso, filtración hubo de sobra, filtración hubo por todos lados. Esta reunión la fueron cubriendo todos los medios televisivos norteamericanos e internacionales, paso a paso. Todo el mundo vio cuando salieron los automóviles desde Hialeah, con el notorio chofer Mas Santos, conduciendo el automóvil donde iba el niño. También se veía a las abuelas en el helicóptero desplazándose desde el aeropuerto hacia el lugar donde la reunión iba a tener lugar.

Pero era una reunión privada de las abuelas solamente con su nieto. Entonces, cómo se explica que hubiera habido allí (Muestran video), como están viendo ahora mismo en la cámara... Ahí pueden ver, si nos fijamos bien, el besuqueo, la intimidad, la amistad con que la dueña de la "modesta" mansión recibe a un grupo de personas que incluye a los jefes de la mafia, al señor Mas Santos y compañía. El está ahí como chofer, pero un chofer que es recibido como si fuera el dueño de la casa, parece que se conocen bastante bien y tienen bastante afecto mutuo.

Según una televisora, la CNN, dentro de esa casa, entre otras, había cinco personas de la llamada Fundación Cubano Americana. Según otra publicación —esta es una declaración de una tal Clara del Valle—, Clara del Valle, vicepresidenta de la Fundación Nacional Cubano Americana, dijo que ella y otros 10, lo cual da 11, estaban allí en la casa" —y como era tal el relajo ese y, por supuesto, nuestra gente protestó en Washington—, "y les pidieron que pasaran a la casa de al lado", que estaba ocupada por la Fundación, donde había cinco, según CNN, cinco más 11 es 16, aparte de los que estaban adentro, de los que se quedaron adentro de la casa, supuestamente como choferes o como lo que sea.

Pero hay una serie de información, de datos de ellos mismos, que prueban que esta señora rectora de la Universidad Barry realmente actuó como uno más de los secuestradores, como un instrumento de la mafia anticubana, y todo lo que hizo fue exactamente lo que ellos planearon para volver a burlarse del Servicio de Inmigración de Estados Unidos; porque privacidad no hubo ninguna, y ayer yo creo que se explicó con bastante detalle. No voy a meterme en esos aspectos, pero es obvio que hubo interrupciones constantes, en primer lugar, que personas que no podían estar dentro de la casa estaban dentro de la casa y hasta dentro del lugar donde debía producirse ese encuentro totalmente privado.

Carmen R. Báez.- El dato de la puerta además, Alarcón, que es asombroso, todos nos hemos asombrado.

Ricardo Alarcón.- El caso de la puerta que explicaron ayer, sí.

Pero lo grande del caso, Carmen Rosa, es que ni siquiera se han tomado el trabajo de aparentar que iban a acatar o a cumplir lo que se les había instruido.

Una monjita se llama Leonore Esnard, otra se llama Peggy Albert, y la famosa O'Laughlin. Según la O'Laughlin, Peggy Albert estaba vigilando la reunión, to watch. Estaba vigilando también, porque la Leonore Esnard, que es la que entró varias veces, obviamente también estaba al tanto de lo que pasaba en la reunión.

Marisleysis ha hecho declaraciones a la prensa, que han salido en la televisión y en la prensa escrita, contando parte de la reunión. Ella ha explicado que ustedes (Se refiere a las abuelas) llevaron un álbum con fotos, ha explicado que ustedes mostraron cosas que traían de Cárdenas de los compañeritos de Elián, dibujos, etcétera. Esa que está ahí, que están viendo ahora (Muestran video).

Ella ha dicho que, por supuesto, no tiene todos los detalles porque no podía escuchar perfectamente la conversación, porque estaba, se supone, un poquitico apartada. Pero es que no podía estar dentro de esa casa, ni ella ni ninguno de los otros individuos que retienen a Elián y que lo mantienen en cautiverio, en secuestro.

Los que tenían que estar, y que no estuvieron, eran los dignatarios eclesiásticos; no solamente el compañero Odén Marichal que, francamente, lo trataron con bastante falta de cortesía. La señora rectora ni siquiera lo invitó a entrar a la casa. Si hubiera habido una tormenta, un aguacero en Miami, ¿dónde se hubieran cobijado Odén y la doctora Campbell? En ninguna parte, porque a ellos se les prohibió el acceso. ¿Pero quién se lo prohibió? No fue la doctora Reno, no fue la doctora Meissner; se lo prohíbe la mafia y su representante, que es la llamada monja O'Laughlin.

Estaban dentro los que no debían estar dentro, en una violación crasa de todo lo que se había acordado, y no estaban dentro los que tenían que estar dentro de esa mansión, conforme a lo que se había discutido y acordado desde el primer día.

Se violó, por supuesto, lo del tiempo del encuentro de una manera grosera; se violó, además, la comunicación entre el niño y su padre y sus abuelos aquí en La Habana, que era parte del acuerdo, ¡que era parte del acuerdo!, sobre lo que no hubo ninguna objeción del lado norteamericano —norteamericano quiero decir federal; la mafia, evidentemente, no quería.

Ustedes saben, compañeros, que se publicó en La Habana ese mismo día, antes de la reunión, la carta que los familiares les enviaron a las abuelas, donde, entre otras cosas les decían que les iban hacer llegar unos teléfonos celulares para que pudieran hacer la comunicación telefónica. Eso no era secreto, se publicó en Granma; pero, además, se publicó en Miami.

Aquí yo tengo un libelo miamense —un viejo periódico que se publica hace mucho tiempo allá—, primera página, Diario de Las Américas. Vean qué dice aquí: Abuelas llevan celular a la reunión con Elián para comunicarse con Cuba. ¿Dónde está el misterio?, si eso se había hablado; si, además, se habla con las autoridades y ellas estuvieron de acuerdo, precisamente, en dar el tiempo suficiente, el tiempo adecuado, para que, además de estar en la reunión el niño a solas con sus abuelas, pudiese conversar con su papá y con el resto de la familia en La Habana. Por eso es que se planteó, y la parte norteamericana estuvo de acuerdo, que la reunión no tuviese un límite de dos horas. Aceptaron la propuesta de extenderlo a tres, y fueron más allá. Hay que decir que, realmente, el Servicio de Inmigración —el federal, el de Washington— tuvo una actitud en ese sentido correcta. Dijo: "No, y tres, y lo que haga falta." Si es una reunión privada entre unas abuelas y su nieto, no era la visita a un preso en una cárcel, donde llega la carcelera disfrazada de monja y dice: "Se acabó esto." Eso no estaba en ninguna parte; al revés. ¿Pero que iba a haber celular? Por supuesto, se sabía iba a haber celular, era público.

Creo que eso fue un ejemplo también de crueldad tan manifiesta como el de concebir esa idea de una fiestecita, como si aquí todos fueran personas con el mismo calibre moral y como si no hubiera pasado nada.

Ahora esta señora, la monja, por cierto, la dueña de la casa, debe andar por Washington. Está de lo más embullada, ya cumplió su papel de servir de agente para repetir el miércoles lo que habían hecho el lunes, en total coordinación con la mafia; para crear, además, un daño adicional a estas compañeras, a ese padre, a esta familia y a ese niño. Porque hay que tener una especial afición a la tortura para concebir una operación con la cual tú interrumpes el posible diálogo entre un niño y su padre, el primero que podía tener en más de dos meses, igual que la tuvieron al interrumpir constantemente el diálogo que las dos abuelas tenían con su nieto por primera vez en más de dos meses. Esas personas no ignoran que estaban de ese modo causándole un trauma adicional al niño.

Ahora por ahí se ha dicho, entre ayer y hoy, que a esa reunión, además de los mafiosos, además de los abogados, además de la parentela que no tenía que estar ahí, había una psiquiatra, una psiquiatra que estaba ahí en ese grupo —me imagino que fue una psiquiatra de la Fundación. La rama religiosa de la Fundación es la O´Laughlin y la rama de tortura psíquica será esta psiquiatra.

Pero, bueno, esta señora, la llamada monja, ahora anda por Washington de lo más embullada, le han dado una tarea. Igual que ustedes han visto por ahí a algunas de estas personas, de los secuestradores, que a veces aparecen haciendo declaraciones a la prensa, o visitando el Congreso, etcétera, ahora le toca a Jeanne O'Laughlin.

Publicó un artículo, que es este (Lo muestra), en el periódico New York Times de ayer, lleno de tonterías y de cosas, incluso, difíciles de entender a qué se refiere, porque ella habla del miedo, habla de las presiones. Pretende que nosotros no leemos la prensa de Miami, que no vemos lo que todo el mundo pudo ver, que aquello estaba tomado prácticamente por la mafia anticubana, y pretende presentar las cosas como que estas dos señoras estaban presionadas por el gobierno de Cuba. Si ellas estaban solas, completamente solas en esa cárcel que dirige esa señora que, por cierto, vean como ella sabe lo que es un celular (Muestran video).

Para ella sí, para que diga tonterías a una emisora norteamericana, para que mienta; ella usa el celular para eso. Pero uno como ese se lo arrebató a un niño para que no pudiera hablar con su padre. ¿Qué tiene que ver eso con el cristianismo, ni con ninguna religión; eso es pura técnica nazi, fascista. Lo que debió haber hecho era haberles dado su celular si no lo hubieran tenido, ofrecerlo ella si hubiera tenido un mínimo de sentido de solidaridad. Si hubiera leído el Evangelio, que no sé si lo leyó, sería en lo que se hubiera inspirado; porque no es que ella ignore lo que es un celular. Véanla ahí (Muestra video). Un celular es eso, ese aparatico que ella tiene en la mano, que está usando ahí para mentir, para defender a los secuestradores, para abogar porque le arrebaten a Elián su nacionalidad y que le impongan la norteamericana.

Esa señora publicó este articulito (Lo muestra) en el New York Times: ¡Las dos abuelas presionadas por el gobierno!.

¿Y cuál era la presión del gobierno? ¿Cómo se ejercía esa presión? ¿Dónde estaba ese espíritu del mal, ese ente poderoso que allá, en medio de la mansión de esta señora, estaba ejerciendo la presencia del gobierno cubano? Aquí lo tienen: el "agente secreto" Pablo Odén Marichal. Este es, era el único cubano que estaba por los alrededores, el único, pero al que no dejaron transponer la puerta de entrada de la mansión. Odén en el jardín, aislado de las abuelas, sin acceso a la casa, tratado con la mayor descortesía, estaba bajo la vigilancia —Odén, déjame decirte— de Jeanne O’Laughlin, porque lo dice: "Mientras yo vigilaba al custodio cubano de las abuelas", que es Odén Marichal.

¿Quién es esta señora para tratar así a un dignatario eclesiástico de este país? ¿Quién es ella para pretender ignorar al Consejo Nacional de Iglesias de Cuba? Y lo reduce al papel de escolta, de custodio.

Ella es la espía, porque ella dice: "Mientras yo vigilaba al custodio." Por eso, Odén, es que ella salía hacia fuera de la casa. Ella tenía a las otras monjitas, tenía a la gente de la Fundación y tenía a los demás que controlaban aquel edificio por dentro, estaba segura de que el operativo contra las abuelas y contra el niño estaba funcionando; entonces le quedaba el agente 007, el agente secreto de la Revolución Cubana, que era el custodio.

Odén Marichal.- Ahora entiendo por qué el oficial de seguridad, allá en Opa Locka —por todas las incertidumbres que había—, cuando le digo: "Dibújeme aquí lo que va a pasar allí" —incluso hasta se lo puse en inglés: Please, draw it—, entre las cosas que me dijo que solamente en aquella casa iba a haber tres personas y dos perros. Ahora yo me pregunto quiénes eran los perros (Risas).

Ricardo Alarcón.- Déjame decirte una cosa, Odén. El mismo New York Times, que publicó ayer el artículo de esta señora, publica hoy dos cartas a la redacción, de dos personas, una de ellas religiosa, es un rabino del templo Sinaí de North Dade —fíjate, del condado de Dade de Miami—, y la otra es una señora que califica de demoniaco —son sus palabras—, demoníaco, lo que se le ha estado haciendo a este niño y a su familia, a la familia que lo ha criado desde la infancia. Esta señora, después de criticar la situación entre Cuba y Estados Unidos, la política que ella no comparte, que le parece que es ridícula contra Cuba, dice que esa política es ridícula, pero que cuando esa política se refleja en destruir a un niño, es simplemente criminal.

Esta es una señora que le responde a la monja y este rabino, que también le responde; creo, de verdad, que allá hay suficiente número de personas decentes como para que la monjita se quede sin realizar su milagro. No va a convertir a nadie en su ideología fascista, ni en sus actitudes demoniacas por mucho que se disfrace de monja.

Hay que decir también que una de las cosas que es necesario subrayar en relación con esto del espionaje, el maltrato y las presiones gubernamentales, etcétera, es que esta misma señora explica que ella tuvo que enseñarle la casa a lo que ella llama "la familia". Tuvo que enseñarle el salón donde iba a tener la reunión, enteramente privada, de las abuelas con el niño, y mostrar que las ventanas estaban clausuradas, que las abuelas no podían saltar por ahí y escapar con el niño a unirse con el "agente secreto" Odén Marichal, que estaba afuera esperando. Le mostraron también que no era posible poner un helicóptero ahí. Esto lo dice esta señora que no sé si aspira a novelista de ficción.

¿Qué quiere decir eso? Que no solamente estaban dentro de la casa quienes no tenían derecho a tener acceso a la casa, sino que la inspeccionaron, se la mostraron, los llevaron al salón, a ese donde ustedes estuvieron el tiempo que les permitió la carcelera, allí, para convencerlos a ellos de que no había problema ninguno: todo eso está amarrado, por algo son miembros del mismo club.

¿Cómo esta señora va a pretender convencer a alguien de que ella sabe qué cosa es la neutralidad o la imparcialidad? Yo creo, de verdad estoy convencido, que lo que hubo el miércoles fue, sencillamente, con la participación activa de esta "pobre monja", porque se supone que ella hizo un voto de pobreza que se refleja en esa mansión que ustedes ven; hizo otros votos que no sé cómo se reflejan, porque el de humildad, evidentemente, ella no sabe qué diablos quiere decir esa palabra.

Yo le decía una vez a una periodista que me preguntó sobre esto —yo me acuerdo muy bien, Odén, yo tenía más o menos la edad de Eliancito, cuando iba a una escuela católica aquí en La Habana—, que me acuerdo muy bien de un profesor que yo tenía que nos hablaba del concepto ese del diablo, del demonio, del espíritu del mal, y él decía que el demonio era alguien muy malévolo, con muchos trucos, con muchas trampas; que no es que nos va a llegar, como ponen a veces en los dibujos, con el tridente y echando fuego del infierno, etcétera. Este padre decía: "Se puede disfrazar de monjita." El diablo es lo suficientemente hábil como para, cuando quiere robarle el alma a un niño, no presentarse echando fuego, ni mucho menos, sino presentarse como una monjita conversando con un celular, o como si fuera un alma pura, etcétera.

Yo le decía a la periodista que no sé por qué, pero que desde el miércoles pasado yo me acuerdo mucho de ese antiguo maestro y de esa metáfora, porque la he visto revivida.

Yo diría, porque no quiero ocupar demasiado tiempo, que realmente lo que hubo el miércoles se pudiera decir que fue peor que lo que pasó el lunes, porque por lo menos el lunes no llegó a cuajar, a darse esa trampa que habían proyectado, y esto lo han hecho después de una advertencia explícita de la Comisionada de Inmigración. Creo que, entre otras cosas, lo que ocurrió el miércoles es un insulto a la Ministra de Justicia y es un insulto a la doctora Meissner, y es una demostración de cómo esa mafia no acata ni ley, ni normas, ni moralidad y que utilizan a cualquiera, incluyendo a estas personas que habitan "la humilde mansión" de la Universidad de Barry.

Se pudieran decir muchas otras cosas, pero creo que esto es quizás lo esencial para agregar a la explicación y a los datos que se dieron en la tarde de ayer.

Carmen R. Báez.- Nuevamente le agradezco.

Sobre este aspecto, Marichal, usted quería decir algo, sobre toda esta valoración que estamos haciendo.

Odén Marichal.- Quizás me quisiera referir un poquito a lo que pasó en ese tiempo que estuvimos allí dentro de una habitación del aeropuerto de Opa Locka, en conversación con el oficial del INS, responsable de la seguridad de todos nosotros y de la operación.

Como en ese momento ya nosotros teníamos la información, porque estaba por la televisión también, que no nos pusieron un aparato de televisión en aquel cuarto tampoco, en el aeropuerto —debe estar muy pobrecito el aeropuerto ese que no tiene ni para un televisor ahí—, le dijimos: "Mire, ya tenemos conocimiento de que hay una demostración, pequeña, pero que hay una demostración frente a la casa, que hay más de 100 cámaras, que hay personas de la Fundación en la casa de al lado, etcétera, y entonces él desmintió todo.

Incluso yo le puse este mismo papel, y le puse aquí: "Por favor, dibújelo." El se negó, incluso, a hacer un solo trazo, porque a lo mejor pensó que yo quería tomarle una evidencia de lo que él iba a decir allí.

Entonces, él me fue explicando y yo, más o menos, fui haciendo... Claro, finalmente no era así la disposición (Muestra un croquis). Era algo parecido a esto. Pero él me dijo: "No hay problemas, las abuelas entran, hay un sistema electrónico que cierra la puerta y ahí nadie puede entrar" —yo lo anoto. Digo: "¿En la casa de al lado?" "No, ahí vive una familia norteamericana que no tiene que ver nada." "¿Y en la casa de al lado?" Yo pongo un signo de interrogación ahí porque él no supo decir.

El me dice que desde la puerta hasta la casa hay 75 metros —que yo lo anoto ahí—, que tampoco era cierto, y le insisto en que si hay personas frente a la casa, y él me dice que es imposible, porque la avenida de Los Pinos, Them Pine Avenue, me dijo que estaba bloqueada en ambos extremos esa cuadra; que había algunas personas en esos extremos detrás de unas barricadas —que nunca las vimos, eran unas pequeñitas baranditas frente a las cámaras—, que desde donde estaban las personas y las cámaras no podían ver a las abuelas cuando entraran —cosa que es falsa, todo fue falso—, y que en la casa solamente iba a haber tres personas: las tres monjas, y dos perros. Yo lo anoté: Tres personas, dos perros.

Le pregunto que qué distancia hay de aquí a donde están las personas (Señala en el croquis), y me dice que 90 metros. Yo lo anoto: 90 metros.

Entonces, le insistimos en las condiciones. El hombre se sabía exactamente todas las condiciones, como las habíamos hablado: "Es un lugar neutral, les garantizamos que no van a tener..." Así lo dijo, una detrás de otra, a la señora Campbell y a mí: "Les garantizo que no va a haber contacto físico con los familiares, ni visual; que no hay prensa frente a la casa" —estaba mintiendo, ¿no?—; "que no había manifestación, que la visita con el niño sería a solas, que la Campbell y yo íbamos a estar en la planta baja, al igual que los familiares; que nos entregarían los teléfonos que nos aseguraron a nosotros" —no recuerdo si fue Shapiro o la Meissner, uno de ellos, de línea de directa; uno que lo íbamos a tener la Campbell y yo, en línea directa con el INS, y uno de llamada internacional, que nunca los entregaron—; "que estaban garantizadas las dos horas mínimas" —aunque ya se había hablado de dos horas y media o tres, mínimo—, "que no habría interrupción, y que no iba a haber nadie de la Fundación Nacional Cubano Americana."

Cuando le insistimos en que sí, que en esta casa de al lado ya estaban dentro, entonces él mandó a que su segundo, el ayudante, fuera a verificar. Después entra él primero y después viene el ayudante y dice: "Ya se verificaron las dos casas, son familias de norteamericanos, están limpias, no hay problemas", y todas esas cosas. El sabía que nada de eso era cierto.

Una de las primeras cosas es que cuando entro al jardín, veo a la Campbell fuera, y pienso que como ella llegó primero me espera, y cuando voy a ella a preguntarle, me percato... Hay una de esas vistas desde lo alto donde aparece cuando llega la familia (Muestran video), y yo me percato ahora, viéndola, que hay unas palmas a la izquierda, y es exactamente el tiro de cámara de una persona que estaba en la escalera de la casa de al lado, donde estaba la Fundación, que se mantuvo todo el tiempo filmando, y entonces yo llamo a una de las oficiales del INS norteamericano, y le hago así (Indica la señal), ni hablé, y ella vino enseguida; le digo: "Mire por sobre mi hombro, allá atrás, ¿qué hace esa persona ahí?" Dice: "No sé." Se sorprende ella, ¿no? Dice: "¿Usted quiere que la saque de ahí?" Digo: "No, yo no le digo a usted que quiero que la saque; lo que le digo a usted es que de la misma manera que tiene una cámara pudiera tener otra cosa." Dice: "¿Usted quiere que la quite", me repite. Digo: "No, yo lo que me sentiría más tranquilo si esa persona no estuviera ahí." Entonces ella dice: "Yo lo puedo hacer."

Sale y llama a un grupo de oficiales, de agentes vestidos de civil, y cuando ella está teniendo la reunioncita, supuestamente para ir allá, llega otro personaje y habla con ella, y ese personaje es el que viene a verme, y dice: "¿En qué le puedo ayudar?" Le digo: "Bueno, yo sé quién es usted, así que no sé en qué me podrá ayudar." Dice: "Yo soy el jefe de la seguridad en el interior de ese jardín." Porque al otro calvo no lo vi más adentro, al del aeropuerto, que nos aseguró que tenía 100 agentes alrededor de la casa.

Entonces, le dije: "Mire, me sentí incómodo por el señor ese que está allí", y él me dijo a mí esto: "Bueno, mire, quien vive ahí es un norteamericano que lleva muchos años viviendo ahí, y él es una persona que hace campañas de recaudación de fondos para la Fundación Cubano Americana; pero yo no tengo una orden para sacar a nadie de ahí, y, por lo tanto, no puedo sacar a nadie. Yo lo que les aconsejaría es que se peguen al muro para que no los filmen."

Pasaron varias cosas más, ¿no? Yo tenía también mi celular, un celular que no tenía acceso internacional. Cuando fuimos hasta Miami se suponía que a mí me entregaran un celular, que nunca llegó; amigos, ¿no?, que me iban a facilitar uno, y en esta segunda vez lo dejan en la línea aérea que nos lleva y me lo entregan allí, y yo, entonces, tengo mi celular de alcance nacional y el otro internacional, y yo llamo una vez a la casa donde están los familiares para decir: "Estoy fuera, no he podido entrar, no sé qué pasa allá", e informar algo.

Carmen R. Báez.- Acá en La Habana.

Pablo O. Marichal.- Acá en La Habana.

Cuando voy a hacer mi segunda llamada me sale un contestador automático en italiano y, entonces, como yo sé que el código de España es 34, digo: "Bueno, a lo mejor el 35 está por Italia" —que no sé cuál es el de Italia. Digo: "Puede ser que yo haya marcado mal, en lugar de 53 invertí los números y marqué al revés." Entonces lo marco cuidadosamente: 011-537, etcétera. Veo el display del celular que está bien, y envío. Prá, me sale el italiano también. "Bueno, habrán cambiado el idioma en Cuba, o aquí en Estados Unidos." Es decir, me bloquearon el celular, y no lo pude usar más.

Eso que dice la monjita de que me vio hablando por el celular, efectivamente, yo estaba hablando, tenía que estar comunicado; y el otro no me lo bloquearon, que uno que yo traía de Washington, y con ese es con el que yo hablo con la compañera, que el Departamento de Estado y la Reno sabían que había alguien de la oficina cubana acompañando a tres ciudadanos cubanos hasta el aeropuerto de Opa Locka, y es con quien yo puedo hablar en repetidas ocasiones.

Pero ellos conocían el plan completico de las condiciones, y lo incumplieron.

Carmen R. Báez.- Y todo esto que usted nos cuenta es estando ya las abuelas en el desarrollo del encuentro que ayer estuvimos comentando.

Pablo O. Marichal.- Cuando nos garantizan que todas estas condiciones eran las acordadas y que se iban a cumplir, no habíamos salido de Opa Locka.

Carmen R. Báez.- Y ya es todo lo otro que ayer estuvimos comentando acá y lo hicimos ampliamente.

Iroel me hacía seña, ¿querías referirte un poco a esta valoración que estamos haciendo de todo lo que sucedió alrededor del encuentro real?, porque fue el segundo intento, pero es donde realmente se logra el encuentro de las abuelas con el niño.

Iroel Sánchez.- Escuchando al compañero Marichal y al compañero Alarcón, y, sobre todo, las referencias que hacía el compañero Alarcón a la señora O’Laughlin, a la que me niego a llamar monja por el respeto que tenemos hacia las personas que ejercen ese servicio, primero, hay que decir que esta señora ha sentado un precedente en la cultura universal, porque no recuerdo de la literatura, incluso anterior a la invención de la imprenta, en las leyendas, alguna vez que alguien haya atacado la relación entre unas abuelas y su nieto. Del cuento que más me acuerdo es el de la Caperucita Roja que es todo lo contrario, ¿no?, pero así, no recuerdo a alguien que se haya atrevido a atacar esa relación. Y esta señora ha sentado un precedente que va a pasar a la historia, por ser la primera vez en la historia de la humanidad que alguien cuestiona una relación entre una abuela y un nieto.

Creo que en la cultura occidental, y específicamente en la cultura de origen cristiano —parte de nuestra cultura— la institución abuela es una institución sagrada, y esta señora ha echado por tierra todo eso y se ha puesto al servicio del ataque contra algo que es parte de la mentalidad en que todos nos hemos formado.

Tanto es así que a mí me llamaba la atención que la propia fundación, la propia parentela no dijo una palabra contra las abuelas; trataron de maniobrar, de inventar la fiesta, de ver cómo envolvían eso, de invitarlas, "las invitamos, estamos muy contentos porque hayan venido", y meterlas en su politiquería, pero nunca alzaron una palabra contra las abuelas, ni incluso después del encuentro, contra lo que había ocurrido allí. Sin embargo, esta señora se ha hecho abanderada de una causa contra las abuelas, lo cual, además de ser una importante torpeza en el orden intelectual, es también un acto infame y mediocre.

Aparte de esto a mí me llamaba la atención, en las vistas que pudimos ver acá, que esta señora ha dejado su labor de servicio religioso para convertirse en una activista política: escribe en un periódico, va a Washington a hacer lobby, hace declaraciones a la prensa, pide reuniones con la Ministra de Justicia de ese país; o sea, se ha convertido en parte del andamiaje político de la mafia anticubana. Y nosotros sabemos que todo eso está muy lejos de a lo que se debe dedicar, supuestamente, que es el servicio al prójimo, por lo que hizo votos cuando se invistió, supuestamente, como monja.

Ahora, preguntémonos cómo vive esta señora, lo hemos visto ahí. Yo recordaba, mirando su "modesta" mansión, aquella idea de Jesús: "Primero entrará un camello por el ojo de una aguja que un rico en el reino de los cielos." Parece que el reino de los cielos está bastante lejos de la residencia de esta señora, y bastante cerca del infierno. Por cierto que hay algunas características infernales que tiene ese condado de Miami Dade, en sus incidencias de violencia, de droga.

Hoy salió una información en la prensa: el 22% de la población vive allí en la pobreza, y, además tiene el segundo lugar entre los casos pediátricos de SIDA en Estados Unidos. Y en estos días han estado saliendo algunas cosas en la prensa, incluso, sobre los sacerdotes católicos norteamericanos y la tasa de infección de SIDA entre ellos, que es cuatro veces superior a la de la población norteamericana. Y hoy, casualmente, en el periódico Nuevo Herald salió un reportaje sobre este tema en Miami Dade, y entrevistaban al padre Denys Rose que al final de ese reportaje —él es el responsable del Ministerio de VIH-SIDA de la Iglesia Católica en el sur de la Florida— decía: "Hoy día estamos tratando la sexualidad y las cuestiones de sexualidad en forma mucho más franca, es parte de una tendencia que incluye el consumo de drogas, alcoholismo, problemas importantes de la sociedad. El sacerdocio no es inmune a ello, somos parte de la raza humana."

Con estos problemas tan cerca, ¿no?, y en ese entorno, además, con esos problemas en la niñez, con esos problemas de pobreza, de violencia, de droga, creo que hay bastante trabajo para una monja; creo que sería mucho más útil que dedicara esa opulencia y esa manera en que vive a resolver esas necesidades del prójimo, y creo que ayudaría mucho más a que la fe que dice profesar tuviera fruto entre las personas que están allí tan cerca de ella, si le interesa realmente la niñez, y en este caso se ha interesado en el caso de un niño.

Carmen R. Báez.- Gracias, Iroel.

Miguel, ¿usted me estaba pidiendo también la palabra con respecto a esto mismo que estábamos abordando?

Miguel Alvarez.- Un breve comentario, si me lo permiten.

Ahí las agencias de prensa especularon mucho sobre que la doctora Reno había tenido que ver con la selección del lugar donde se iba a efectuar la reunión.

Carmen R. Báez.- Es cierto, creo que es muy bueno que podamos hablar de ese aspecto.

Miguel Alvarez.- Fíjate que Alarcón hace un momento mencionaba cómo esta gente se burlaron hasta de la doctora Reno, con la cual, efectivamente, parece que hay una relación personal entre ella y esta señora; o sea, no olvidemos incluso que la Reno es residente precisamente del estado de la Florida. Pero, aprovechándose de eso, trataron de hacer ver que la Reno había sido la que había seleccionado este lugar.

En una conferencia de prensa, el pasado 27 de enero, le hacen la pregunta directa a la Secretaria de Justicia y le dicen que si ella era quien había seleccionado el lugar. Ahí ella fue bien precisa y dijo: "A mí me preguntaron sobre la idea y yo di mi aprobación." Y el periodista le dice: "¿Y de quién fue la idea original del Servicio de Inmigración o de alguna otra gente?", y ella dice que no sabe de quién fue la idea original, sencillamente que esa idea le había sido comunicada a través de la señora Meissner, la comisionada de inmigración.

Pero, casualmente, ese mismo día se descubre quién es el autor de la idea, quién fue quien hizo las gestiones en esta dirección, y no es nada más y nada menos que el señor David Lawrence que hasta hace unas pocas semanas ha sido el director del Miami Herald. No es necesario que me extienda hablando de cuál ha sido la posición del Miami Herald, su línea editorial, cómo ha sido sistemáticamente parte de la campaña contra Cuba y en la cual ha jugado un papel muy activo; pues precisamente el director de esta publicación —quien evidentemente también tenía relaciones con esta señora— fue quien facilitó, según él mismo declaró en la edición del Herald del día 27, que la reunión se celebrase en esta "modesta" mansión.

Ahora se habla de que la O’Laughlin perdió la neutralidad. Esta señora, sencillamente, nunca fue neutral; o sea, te puedes dar cuenta perfectamente no solamente por su rápido cambio de posición, sino por los antecedentes que aquí se han mencionado y por el hecho de que no se trata de que comenzó a pensar diferente, sino se trata de que comenzó a trabajar activamente en pro de qué: abrazó las posiciones que dicen que este no es un asunto del Servicio de Inmigración y abrazó las posiciones de todos los que han estado manteniendo al niño Elián secuestrado durante todo este tiempo.

Carmen R. Báez.- Sí, ese aspecto también fue abordado ayer por Marichal en el encuentro que tuvimos con las abuelas y explicaba este concepto de neutralidad que, como bien decía Iroel no llamarla monja, usted también decía que era imposible hablar de tal neutralidad.

Ricardo Alarcón.- La propaganda, los medios de prensa manipulan mucho el lenguaje. Se dice que esta señora cambió de posición, eso es lo que ella ha dicho. ¿Quién puede referir cuál era la posición de ella antes del miércoles? ¿Acaso hizo alguna declaración? ¿Acaso fue a la televisión a decir que Eliancito debía ser devuelto a su papá? Esa señora no dijo absolutamente nada, lo que para confundir, para cumplir su papel de lobbista, de ir a buscar el que le quiten a Elián su nacionalidad, ir al Congreso, etcétera, por supuesto, que viene mucho mejor, aparentemente, decir que ella era una señora neutral que ofreció la casa para la reunión y que, además, tenía una posición que la guardó en un secreto total. Ahí sí guardó el secreto de confesión, no se lo dijo a nadie. Ella pensaba así, hasta que vio al "monstruo" en el jardín, hasta que vio a Odén, y entonces cambió de posición. ¿Quién se puede creer eso? (Risas)

Parte de la jugada, parte de las instrucciones que ella tiene de la Fundación es decir eso: Yo pensaba una cosa, ahora pienso otra. Yo tenía una posición, ahora tengo otra. Esa posición anterior nunca la expresó. Cuando ella ha hablado ha sido ahora, cumpliendo este papel realmente deleznable.

Carmen R. Báez.- Creo que hemos sido amplios en el análisis de todo lo que ocurrió el miércoles alrededor del encuentro de ustedes con su nieto.

Les propongo retornar a Washington. Ya estuvimos el miércoles, ya pasó todo el encuentro en Miami. Ustedes regresan con ese conjunto de emociones, todas encontradas: la satisfacción del encuentro con el niño, el dolor de lo que vieron, todo lo que nos han estado contando, cómo se agolpaban unas y otras emociones que ustedes ayer nos pudieron trasmitir perfectamente durante las aproximadamente dos horas que estuvieron compartiendo en la sala de nuestra familia, ayer, por medio de la televisión.

Entonces les propongo retornar a Washington. Ya terminó el miércoles. Jueves y viernes viene otra jornada intensa de trabajo para Mariela y Raquel, vuelven nuevamente al Congreso. En este caso, yo les voy a proponer una cosita a ustedes. Quiero que si ustedes están de acuerdo me lo trasmitan, y si no cambiamos.

Cuando hicimos el análisis del paso de ustedes por el Congreso el martes, el compañero Alarcón nos ayudó un poco para ubicarnos con todas las entrevistas que se dieron. Yo les propondría, si ustedes están de acuerdo, si no lo hacemos después, que él nos pudiera también ubicar en cuáles son los encuentros más importantes.

Mariela Quintana.- Claro, claro que sí.

Carmen R. Báez.- Les pudiera ayudar un poquito para volvernos entonces a ubicar no exactamente en el jueves o viernes, yo creo que en su conjunto pudiéramos abordar los dos días. Cuáles fueron los encuentros más importantes, con la misma dinámica más o menos que tuvimos el martes, solamente ubicarnos en los principales encuentros y que ustedes entonces nos pudieran comentar sus impresiones. También que nos cuenten muchas de las cosas que ocurrieron. Creo que Raquel tiene una anécdota por ahí que sería muy bueno que nos trasmitiera. ¿Así que ustedes están de acuerdo?

Raquel Rodríguez.- Sí.

Carmen R. Báez.- ¿Y usted, compañero Alarcón, también estaría de acuerdo en ayudarnos un poco?

Ricardo Alarcón.- Pero con la ayuda de ellas.

Carmen R. Báez.- Claro, yo creo que podemos intercambiar por aquí entre todos.

Ricardo Alarcón.- Sí, porque Realmente es poco lo que se diga para tratar de describir la intensidad de la labor que ellas realizaron.

Tú hablaste al principio de que si yo tenía experiencia en Estados Unidos. Estuve 14 años en Estados Unidos; pero yo no he visto el número de legisladores norteamericanos en esos 14 años que ellas vieron en tres días. La intensidad de los contactos, de la labor realizada por ellas, eso, hablando de las reuniones con los políticos; además de eso, se puede decir lo mismo de la prensa. En las condiciones, además, de tensión, de estrés, de amargura, de rabia, lógicamente, porque en esa semana, dos días no bastaron en la frustrada reunión con Eliancito del lunes, y en la situación torturante que le impusieron en la cárcel esta de Miami Beach.

Ahora, yendo a pasar un recorrido de las entrevistas que tuvieron, empezando el jueves por la mañana, después que han regresado el miércoles en la noche a Washington, otra vez al frío, porque sigue la nevada, sigue una tormenta y un descenso de temperatura de los más notables en los últimos años, según dicen todos los norteamericanos, pues por la mañana se reúnen otra vez con la congresista Sheila Jackson Lee, en esta ocasión acompañada por otra legisladora, Donna Christian-Christiansen, de Islas Vírgenes, y con varios asistentes del Comité Judicial de la Cámara, porque hay otra cosa que quiero decir, Carmen Rosa. Más o menos puedo tener una idea de los legisladores que vieron; pero si a eso se le suma que también se reunieron con asistentes de legisladores, que en Estados Unidos es una institución muy importante, porque son los que elaboran las posiciones, los que asesoran a los legisladores, va a ser muy difícil el dato exacto final de cuántas personalidades políticas se reunieron con ellas en tres días.

Termina esa reunión y dieron una conferencia de prensa ante unos 30 medios de prensa de ahí de Washington. A continuación —ya es como el mediodía, tarde en la mañana—, se entrevistan con el representante Nicolás Larnson, demócrata de Texas. Este representante —ya yo dije quién era, Sheila Jackson, que es la dirigente demócrata en el Comité de Inmigración—, Larnson, es el presidente de un grupo especial del Congreso norteamericano que se ocupa de los problemas de los niños explotados y desaparecidos. Este grupo del Congreso se creó por iniciativa de él, de Larnson, es un hombre muy preocupado por este tema, muy activo en esa materia. Ese grupo de congresistas que él preside abarca 130 miembros en este momento y además, por supuesto, está muy vinculado con instituciones norteamericanas no gubernamentales preocupadas por los problemas que sufren los niños abandonados. Se reúnen con este legislador en presencia también de la congresista Bárbara Lee, de California, que nos visitó hace muy poco. Bárbara acababa de regresar prácticamente a Washington cuando se reúne con ella porque estuvo aquí junto con Maxine Waters visitando a nuestro país muy recientemente, y Eva Clayton, demócrata de Carolina del Norte.

Bárbara Lee y Eva Clayton fueron espontáneamente a encontrarse con ellas cuando estaban en la oficina de Larnson, porque se corrió la voz, se sabía, y no son solamente entrevistas prefijadas, sino que estas dos señoras se presentaron allí porque sabían que estaban ustedes allá.

Termina esa reunión, tienen otra entrevista periodística, y posteriormente se reúnen con dos congresistas de Nueva York, Maurice Hinchey y Nidia Velázquez, ambos demócratas. Nidia, junto con Serrano, son los dos congresistas puertorriqueños de Nueva York que también hicieron declaraciones, posteriormente, a la prensa respaldando la lucha que las abuelas están realizando.

Por la tarde de ese día, tienen la entrevista a la que se refería Odén hace un rato con Mark Sanford, que es un republicano de Carolina del Sur, que fue el que asistió a la reunión acompañado de su madre y los dos periodistas de Carolina del Sur que también cubrieron y entrevistaron a las abuelas.

Carmen R. Báez.- Que es abuela de siete nietos.

Ricardo Alarcón.- Sí, de siete nietos.

Después de esa reunión, ellas se reunieron con un grupo de —la cifra que tengo— 19 congresistas en las oficinas de James Clyburn, demócrata de Carolina del Sur, que es el presidente del grupo de congresistas negros del Black Caucus. Ahí estaban una buena cantidad de legisladores negros; había, además, dos congresistas de Nueva Jersey...

Mariela Quintana.- Permiso un momentico, Alarcón. Había 19 cuando se comenzó, pero en el transcurso del tiempo se fueron agregando no se sabe cuántos congresistas.

Odén Marichal.- Yo pensé que él se refería a Rangel, porque en la de Rangel sucedió lo mismo.

Ricardo Alarcón.- Ahora viene la de Rangel con lo mismo.

Raquel Rodríguez.- La de Rangel fue después.

Ricardo Alarcón.- Por eso yo decía que era difícil sacar el cálculo exacto.

Mariela Quintana.- Sí, se iban sumando después, iban llegando después y se iban sumando, hasta que se llenó aquel local.

Ricardo Alarcón.- Como les pasó por la mañana, que se sumaron dos a una reunión que tenían. Aquí ocurre eso.

De esa reunión, ustedes van a una reunión con Charles Rangel, demócrata de Nueva York, en la que participaron unos 22 legisladores, y pasó lo mismo.

Raquel Rodríguez.- De 22 a 25 eran.

Ricardo Alarcón.- Eso es nada más que el jueves, que volvieron a tener una entrevista con otra periodista posteriormente.

Pasamos al viernes, Carmen Rosa, se reúnen con Maxine Waters, esta legisladora de que yo hablé que estuvo acá, que se reunió además aquí con la familia, que estuvo con Juan Miguel y con los demás familiares, e incluso lo ha divulgado en Estados Unidos.

Maxine da a continuación una conferencia de prensa con unos 20 medios de prensa, en que ratificó su posición, que ha sido muy explícita, muy combativa en la prensa; pero, además, en el Congreso ella ha hecho varios discursos rechazando la maniobra de imponerle la ciudadanía o la residencia permanente a Eliancito y exigiendo su devolución a su familia.

Ese día se reunieron, además, con el representante George Nethercutt, que es un representante republicano, se le conoce por sus posiciones conservadoras, por ser un hombre conservador en muchos aspectos y representa, sobre todo, intereses agrícolas.

Un poco más tarde se reunieron con el senador Arlen Specter, también republicano, de Pennsylvania, que es una de las personalidades de más peso —yo diría— en el Senado norteamericano, porque él es un republicano y a la vez es un hombre muy independiente. Todo el mundo reconoce que es un legislador capaz, que él puede estudiar los temas, asumir las posiciones por él mismo, aparte de que tenga asesores, etcétera, y que mantiene posiciones muy independientes, muy a partir de su propio criterio.

Es interesante que en los que he mencionado —quizás haya otros, porque donde entraron 20 y se agregaron cuatro o cinco no se puede saber con precisión de qué partidos eran—, he mencionado aquí a varios dirigentes importantes del Partido Republicano, que además hablaron con la prensa y que además han hablado ante el Pleno del Senado de la Cámara, expresando una posición correcta, de rechazo del secuestro y en favor de la devolución de Elián.

Según mi lista, la última legisladora con la que se entrevistan en la tarde del viernes es la senadora Dianne Feinstein, que es la otra senadora por California. Ya yo dije que el primer día habían hablado con Bárbara Boxer. Son dos senadores por estado, los dos de California son dos mujeres, dos demócratas, dos muy involucradas en el tema de la familia, de la infancia, etcétera, que hicieron declaraciones públicas. La señora Feinstein yo creo que ahí mismo hizo unas declaraciones muy fuertes, que las repitió en el Pleno del Senado poco después.

Pablo O. Marichal.- Fue la única que estando reunidos con ella, como vio que yo iba con mi cuello clerical, dice: "Como usted es religioso, yo estoy interesada en hacerle una pregunta a usted y no a las abuelas", y me hace la pregunta acerca de la sister Jeanne —que yo expliqué ayer—, porque ella dice que estaba sorprendida y quería claridad.

Carmen R. Báez.- Mariela y Raquel, con esta ubicación que hemos tenido más o menos de lo que pasó jueves y viernes, ¿la dinámica fue la misma que el martes, iban a las oficinas, se movían, veían después a la prensa? ¿Fue con la mismas características que ustedes relataban que había ocurrido el martes en esa semana? ¿Fue así?

Mariela Quintana.- Sí, así mismo; y ellos, incluso, donde estaba el grupo que había de congresistas, cuando terminamos de hablar nos aplaudieron, nos felicitaron por la forma de nosotras expresarnos.

Incluso, Rangel nos regaló como un cenicero, donde está la insignia del Congreso, firmado por él, muy bonito.

Otros nos regalaban plumas en agradecimiento por nosotras haber estado allí. Fue un gesto muy bonito.

Raquel Rodríguez.- Todos nos daban una tarjeta con su teléfono.

Pablo O. Marichal.- Por las calles, las pocas veces que caminábamos, las personas las identificaban y venían donde estaban ellas y les decían: "Estamos con ustedes, que el nieto regrese." Nunca yo había visto eso.

Raquel Rodríguez.- Efectivamente.

Mariela Quintana.- Hasta la policía, incluso, que nos estaba cuidando; los custodios que nos estaban cuidando, ellos se fajaban por venir a acercarse a nosotras para felicitarnos y apoyarnos.

Pablo O. Marichal.- Y no sé si Alarcón... Yo he estado varias veces en el Congreso: Nunca vi en una reunión, cuando alguien va a decir algo, aplaudir; tres veces se lo hicieron a ellas en las reuniones de los congresistas.

Carmen R. Báez.- Tengo entendido que algo pasó con Raquel en una conferencia de prensa.

Mariela Quintana.- Sí, ella puede contarnos.

Carmen R. Báez.- Raquel, ¿por qué no nos cuenta qué fue lo que le pasó?

Raquel Rodríguez.- Yo ese día me había levantado por la mañana y tenía mucha taquicardia, pero no le di importancia, como teníamos unos días tan agitados. Fui para allá, al trabajo que a nosotras nos quedaba pendiente, y ya habíamos tenido una entrevista, y cuando estoy parada donde están todos los periodistas, que había siempre que explicarles algo, yo sentí que tenía mareos y los oídos me zumbaban mucho, como cuando estás montada en el avión, y no le di importancia; pero sentí que seguía. Entonces yo le dije a Marichal que me sentía mal y me dice: "No, vamos para la oficina para que te tomes algo." Entonces le digo: "Búscame algo que sea dulce." Ahí me dieron caramelos, tomé un jugo de naranja.

Pero, no obstante a eso, en esas mismas oficinas mandaron a buscar a un médico, que ese médico es de ahí mismo también. Vinieron como cuatro enfermeros, me tomaron la presión, me midieron el pulso, e incluso me hicieron un electro. El médico no estaba de acuerdo con que yo continuara de reunión en reunión, quería que me quedara todo el tiempo ahí descansando para que me relajara, porque él me explicó que tenía un poco alta la presión y que eso que yo me sentía en los oídos era debido a que el día anterior —como había sido la visita para ir a ver a Elián— había montado dos veces en avión, dos veces en helicóptero y que eso suele pasar mucho a las personas, que suele darte como una especie de deshidratación. Me dijo que tenía que mantenerme el día entero tomando mucho líquido y no estar tantas horas sin comer, que tratara continuamente de comer algo, aunque no fuera comida, un dulce, un pan, que tratara de comer algo. Pero entendí que no, que el trabajo tenía que continuarlo y ya una vez que él me había hecho todo, que diagnosticó, yo seguí. Seguí porque tenía que reunirme, tenía que continuar el trabajo.

Carmen R. Báez.- ¿La atendieron allí entonces? ¿Acudieron a usted?

Raquel Rodríguez.- Sí, hubo mucha atención —no puedo quejarme en ese sentido— por parte del médico, los enfermeros. Yo tuve una enfermera que me estuvo siguiendo; después que yo me incorporé al trabajo, estuvo todo el tiempo conmigo de oficina en oficina, cargando con el sobretodo mío, cargando con la bufanda, cargando con todas las cosas mías por todas esas oficinas, hasta el último momento en que ya nos retiramos, nos fuimos de allí. Esa enfermera no se separó de mí ni un instante.

Carmen R. Báez.- ¿Algo más del paso ese por el Congreso, Mariela?

Mariela Quintana.- No, que dondequiera, de las oficinas salían las compañeras a mirarnos, a saludarnos, todo el mundo nos apoyaba.

Carmen R. Báez.- Esa fue la característica entonces de esos dos días que ustedes estuvieron allí en reuniones del Congreso.

Mariela Quintana.- Sí.

Raquel Rodríguez.- Mira, todos los días que nosotros estuvimos reunidos constantemente de oficina en oficina, no quedó un senador ni un congresista que no quisiera tirarse una foto con nosotros, todos, e incluso los que trabajaban a su alrededor —pienso que sean las oficinistas, las secretarias—; todos todos se tiraron fotos con nosotras. No se quería quedar uno sin tener una foto con nosotras, con las abuelas. Para ellos eso era como un símbolo muy grande, una cosa muy grande. Una foto con las abuelas eso era allá una cosa para ellos muy grande, significaba mucho, tenía mucho significado.

Carmen R. Báez.- Creo que forma parte de lo que ustedes están diciendo, las muestras de afecto que tuvieron y de solidaridad también que tuvieron allí en el Congreso.

¿Algo más de este encuentro? No se vayan a sentir limitadas en ninguna medida.

Raquel Rodríguez.- El día allá, que al otro día regresamos para acá, los compañeros mismos de allá, que están trabajando, que son cubanos...

Mariela Quintana.- Pero ya eso corresponde al sábado, antes de regresar, que los cubanos que trabajan en la Embajada nos llevaron a dar un paseo, que se portaron muy bien y estamos muy agradecidas de ellos. Nos llevaron a dar un paseo a varios lugares simbólicos, bonitos.

Pablo O. Marichal.- Al Lincoln Memorial.

Mariela Quintana.- Sí, fue un día que nos lo dedicaron a pasearnos; estamos muy agradecidas de ellos.

Pablo O. Marichal.- Celebramos el 28 de enero también.

Raquel Rodríguez.- Ah, verdad que sí, hubo un acto con ellos.

Carmen R. Báez.- En la Oficina de Intereses nuestra.

Raquel Rodríguez.- Muchas personas allí se identificaron con nosotras. Podemos decir que nos retratamos con todas las personas que había allí.

Carmen R. Báez.- En el acto.

Mariela Quintana.- Sí, por el 28 de enero.

Carmen R. Báez.- Ese día teníamos a los niños aquí, sentados en este estudio, tenían aquí a camarógrafos, directores, productores, estaba todo el mundo, la gente no sabía qué hacer con todos los niños. Ese día los niños dedicaron su batalla por Elián también a pensar en Martí. Incluso nos están acompañando desde ese día pensamientos de Martí. Es lo que les contaba el pionerito cuando ustedes llegaron, que hicieron una mesa redonda también ellos, donde fueron analizando las enseñanzas de Martí, cómo desde Martí mismo podían encontrar ellos elementos para luchar también por Elián, desde las propias historias que hacía Martí, los cuentos de Martí, que escribió también para los niños.

Quería preguntarle a Marichal. Como usted estuvo acompañándolas durante todo el viaje y también ha hecho valoraciones de cómo fue el impacto, muestras que vio que, incluso, no estaba acostumbrado a ver —nos lo ha estado relatando acá—, yo quería, Marichal, si usted nos pudiera ayudar, ya en esta parte final de nuestra mesa redonda, que nos dijera, en su opinión, cuáles son los principales resultados que tuvo esta batalla de las abuelas en el seno de Estados Unidos.

Pablo O. Marichal.- Me gustaría vincularlo a lo que dijeron Raquel y Mariela ahora, al final, de las muestras de simpatía entre los norteamericanos de diferentes posiciones. Yo vi eso como muy natural, porque algunos, incluso, lo dijeron: Esta batalla de las abuelas es nuestra batalla también, porque no podemos permitir que el virus ese que nos viene del sur por estas personas enfermas pueda penetrar a la sociedad americana; eso es un peligro para la sociedad americana.

Es una cosa nunca vista, y yo pienso que eso fue una cosa muy positiva que las personas vieron en ellas, se identificaron con una sola lucha: los nietos son nietos dondequiera y los derechos de las abuelas y de los padres es el derecho de ellos también.

Pero ellas levantaron la simpatía en la nación, no en los grupitos que ellas visitaron, comparativamente con la población tan numerosa de Estados Unidos. Siete u ocho norteamericanos de cada 10 apoyan el regreso de Elián. Eso, mantenerlo a esa altura, fue obra de las abuelas, no fue obra de nadie más, sus rostros, sus lágrimas, su sonrisa a veces, sus palabras, su historia. Como dijo una vez Raquel: No, yo soy capaz de decir todo esto porque lo único que digo es la verdad, y con la verdad voy a cualquier parte del mundo; una vez dice: Yo voy hasta Japón.

Yo creo que pararon los dos proyectos de ley, el de ciudadanía y el de residencia; reforzaron el proyecto de resolución para que se le conceda el regreso, de una manera rápida, a Elián a su familia y a su patria. Tuvieron el apoyo del Senado, del Congreso; sensibilizaron y convencieron, pienso, tanto a los funcionarios de inmigración como a los de justicia. El juez castigó a los abogados adelantando la fecha para ir a debatir públicamente en la prensa y en la televisión, cosas que profesional y éticamente tienen que hacerlo por otros canales.

Yo pienso que todos esos fueron logros de las abuelas, y muchas otras cosas, pero eso es lo principal.

Carmen R. Báez.- Para continuar en este cierre, ¿algo más de este paso de las abuelas, o al menos de este momento que estamos viendo?

Iroel Sánchez.- Todos estamos convencidos de que las abuelas asumieron un enorme desafío, sobre todo, porque estamos convencidos de a qué se enfrentaron. Se enfrentaron a un enemigo que ha tratado de engañar al pueblo norteamericano de manera sistemática sobre la realidad de nuestro país y, en particular, sobre el tema del caso del secuestro de nuestro niño Elián González; a una minoría fascistoide —y digo fascistoide no por poner una etiqueta, lo digo porque los métodos son fascistas, el uso sistemático de la mentira, del engaño, de la repetición de la mentira, muy goebbeliano.

El uso de los niños como víctima es un rasgo del fascismo. Yo recordaba, cuando ellas hablaban ayer de los dibujos, los dibujos de los niños del campo de concentración nazi en Terezín en la antigua Checoslovaquia, un libro que existe, que es un testimonio conmovedor de lo que hicieron con los niños judíos solo por el simple hecho de ser judíos. Lo que están haciendo con Elián es solo por el hecho de ser cubano. Además, se reprodujo después en las dictaduras latinoamericanas, de las cuales fueron colaboradores muchos de estos personajes de la Fundación, el hecho de los niños desaparecidos en Argentina, por ejemplo; el hecho del apoyo y de la identificación con criminales de guerra, como hicieron con el piloto este vietnamita de la provocación del primero de enero.

Yo traigo aquí una foto de la masacre de la aldea de Trang Bang, cometida por pilotos saigoneses como ese personaje, y uno se explica solamente que en un lugar como la calle 8 de Miami ese personaje puede ser recibido como un héroe, ser aplaudido y considerar lo que ese hombre ha hecho una hazaña.

Todos esos rasgos fascistoides y toda esa minoría fascista fue aislada y fue derrotada por nuestras abuelas, y libraron una batalla en el seno de la opinión pública norteamericana. Como decía el reverendo, pararon en seco este manipulado proyecto de otorgarle la ciudadanía a Elián. Pero, además, ascendió en la opinión pública norteamericana —lo dicen todas las encuestas— el criterio de regresar a Cuba al niño, y creo que eso lo ha hecho realmente su presencia allí, su palabra, su convicción, su valentía. El hecho de ir adonde haya que ir y hablar con total convencimiento, con total libertad sobre lo que es su deseo de que les devuelvan a su nieto, creo que ha dejado una vez más, y cada vez más, a esta minoría fascistoide al borde de la derrota.

Carmen R. Báez.- Miguel, usted me pedía también la palabra.

Miguel Alvarez.- Para un breve comentario. Yo creo que, obviamente, fue un extraordinario éxito la presencia de ellas allá.

En lo que a los medios de prensa se refiere, ellas lograron sensibilizar con su verdad a esos medios de prensa y se mantuvieron durante toda esa semana en las primeras páginas de los principales periódicos norteamericanos y en los noticieros de las principales emisiones de televisión.

Haciendo un análisis preliminar, yo te diría que se escribieron casi 300 artículos y estoy seguro de que nos quedamos cortos con relación a esa cifra. Pero no solamente se trata de que estuvieron en esas páginas y que se escribieron artículos sobre la presencia de ellas allá, sino que también muchos de esos artículos eran artículos de opinión y editoriales de los principales periódicos apoyando la devolución del niño a sus familiares. O sea, en términos del impacto en los medios de prensa, en los medios de comunicación, realmente fue un triunfo resonante.

En lo que se refiere al Congreso, recordemos que se estaba hablando de otorgarle la ciudadanía al niño, o de imponerle la ciudadanía al niño; en apenas 24 horas se estaba hablando de violar los procedimientos que estaban establecidos, de hacerlo de una manera muy rápida, etcétera, etcétera. El mensaje de ellas allí fue tan sólido, lograron imponer un mensaje, que se enfrentaron a esa industria del mal —de la que hablaba Aruca el otro día—, que sabemos perfectamente que esta es una industria que tiene mucho dinero, fuerza organizada dentro de ese Congreso, y la presencia de ellas logró enfrentar a esa industria, logró paralizarla, logró trasmitir un mensaje, al que —como hemos visto en las explicaciones— fueron sumándose cada día más representantes, senadores, y que, finalmente, trajeron como consecuencia el resultado de que, sencillamente, esto murió.

Por último, por supuesto que todo esto tuvo una repercusión también muy seria —como se ha apuntado— en la opinión pública norteamericana. Recordemos que cuando ellas llegaron allá las encuestas de opinión estaban alrededor del 58%, 59%; comenzaron a subir, 60%, 62%, y cuando ellas regresaron la última encuesta estaba dando que el 70% de los norteamericanos apoyaba la devolución del niño a sus familiares, a su padre, como estaban abogando ellas, por la razón por la cuál estaban luchando ellas.

Por tanto, creo que si examinamos estos tres aspectos en los cuales me voy a detener, realmente ha sido una verdadera pelea con resultados muy elocuentes.

Carmen R. Báez.- Muchas gracias.

Usted, Alarcón, me pedía también la palabra.

Ricardo Alarcón.- Sí. Yo creo que los compañeros han explicado muy bien lo que ellas en tan poco tiempo lograron: el impacto de la visita en términos de parar esa amenaza de la imposición de la ciudadanía a Eliancito.

Y siempre recordemos, no es que le otorguen, no es que le den, no es un favor; detrás de esa maniobra lo que hay es privarlo de su nacionalidad, privarle la suya, su cubanía —como muy bien explicó Mariela ante la prensa de Estados Unidos— y, a la vez, también complicar la solución de este asunto, porque le quitarían la jurisdicción al Servicio de Inmigración.

Pero eso que pensaban hacer y que, incluso, habían amenazado con comenzar la sesión del Congreso por ahí, no fue así. Sigue la amenaza, por supuesto; sigue el peligro de que quienes han urdido una cosa tan absurda como esa, sean capaces de buscar otro momento para llevarla adelante.

Creo que en términos de opinión pública es evidente la simpatía que ellas sintieron de los senadores, de los congresistas, de la enfermera del Congreso y también de los ujieres, los guardias. Tengo entendido que era todo el mundo por aquellos pasillos expresando simpatía hacia las compañeras y hacia la causa que ellas representaban ahí.

Creo que hay una serie de signos de la actuación de quienes hoy realizan este secuestro contra Elián que solo se pueden explicar a partir de la frustración, de la desesperación: un día levantan un muro, y al siguiente día tumban el muro; un día están fanfarroneando y llamando a la prensa para hacer declaraciones, y otro día ocurren cosas raras como esta (Señala el periódico). Este es el Herald de hoy. El señor Armando Gutiérrez indica muy claramente quiénes son los que están presionados en esta ocasión, sencillamente les dijo a los periodistas que no iba a dar ninguna entrevista la llamada familia. Le están pidiendo una opinión, y dijo: "Yo no tengo ningún comentario que hacer, y ellos no van a hablar tampoco." Y le solicitaron una entrevista, y dijo: "No, no les van a dar ninguna entrevista."

La propaganda miamense, de la cual, desgraciadamente, más de una vez se hacen eco otros medios de prensa que no deberían estar tan condicionados por la mentalidad de esta subcultura de la mafia, siempre habla y pregunta acerca de la libre expresión de las compañeras o de cualquiera de los familiares reales de Elián. Pero es natural que diga un señor ahí: "No, estos no van a decir nada, y yo no los dejo que hablen con ellos." ¿Y quién es este hombre? El director de relaciones públicas, un tal Gutiérrez, conocido traficante de favores en Miami, delincuentón él, que, por supuesto, alguien le paga, y no le paga un mecánico ni una obrera de Hialeah; le está pagando la Fundación, la mafia, que les dicen a los llamados parientes de allá: "Usted se calla, o usted habla; o mejor no hable, tenemos un asalariado que habla por usted."

Pero está un poco nervioso, porque de pronto dice: No, que no van a hacer ninguna entrevista, que no van a decir nada, etcétera; el muro que habían levantado, ahora se dice que lo están tumbando; la monja —yo estoy de acuerdo contigo, monja es otra cosa—, la sacrílega, la usurpadora, la que no tiene derecho a usurpar ni el nombre ni la condición de la función, de la misión que muchas otras mujeres honrada y dignamente cubren, a esta señora la sacan disparada de su mansión, en medio de la tormenta de nieve, para irse allá a Washington a tratar de influir en la doctora Reno y en la doctora Meissner, y las dos la escucharon y después dijeron: "Seguimos pensando lo mismo." Porque ella no ha podido convencer a nadie de que ella posea esos dones sobrenaturales —algo que no se ha dicho de ella.

Ella posee un don, y tú, Odén, estás más capacitado que yo para hablar en términos teológicos. Que yo sepa, ningún ser humano tiene el don de dar la vida o de quitarla, de convertir a una madre, poseerla de la maternidad o privarla. Quizás a esta señora, que no sabe una palabra de maternidad, ni puede saberlo, ni entiende eso, se le puede ocurrir esa idea. Lo dice en su artículo. Marisleysis es la nueva madre de Eliancito porque le da la gana a ella. ¿Y qué se cree, que ella es una diosa, que ella es Dios, nuestro Señor, que puede quitarle a un ser humano la paternidad o la maternidad y regalársela a otro?

Eso también yo creo que es desesperación, porque están poniendo a esta pobre rectora —pobre por el voto de pobreza que ella dio ante Dios, según se dice— a hacer el ridículo.

Pablo O. Marichal.- No, y que la doctrina católica de la familia es clarísima en cuanto a eso: los hijos tienen que estar con sus padres.

Ricardo Alarcón.- Pero esta señora no me parece muy católica, para emplear el cubanismo.

Además, aparecen unos llamados sobrevivientes, las dos personas que pasaron el naufragio; Eliancito por una parte, y dos personas que, al cumplirse dos meses de silencio absoluto, porque nadie vio a estas personas, nadie sabía dónde estaban, nunca aparecieron en la prensa. Esos periodistas que atosigan a todo el mundo, que tienen ahí 50 cámaras frente a la casa en Hialeah, o que acá a cada rato piden entrevistar a algunos de los familiares, y a ustedes cuántas decenas de entrevistas, o como le han hecho al resto de la familia acá, ninguno encontró nunca a los sobrevivientes. ¡Dos meses! Esos sí parecían dos monjes en total clausura. No aparecían para nada, y de pronto, precipitadamente, aparecen en el Congreso hablando, repitiendo las consignas que la mafia les ha hecho que digan. Por supuesto que eso no tiene ninguna eficacia.

¡Ah!, sí, esa es una (Muestran video), mírenla qué modosita ella. Después de dos meses maquillándola y cuidándola en algún escondrijo, ahí está junto con una de las voceras de los secuestradores, la que le traduce al inglés, que es la que el otro día anunció, sin mucha más explicación, que el niño Elián estaba recibiendo atención psicológica, que había unos psicólogos, o unos psiquiatras; después el otro dijo que era un psiquiatra que había ido a la mansión de la señora O'Laughlin. Ningún periodista... Esto está en el National Press Club, una institución que se supone de cierto prestigio, la vocera de los secuestradores y la sobreviviente reaparecida tras dos meses de total discreción.

¿Por qué no le preguntan a la vocera acerca de las historias que se han publicado en Miami, por suerte finalmente reproducidas en Los Angeles, acerca de unos mellizos, o unos gemelos bastante conocidos por la policía local de Miami y por los tribunales de Miami? Ella sabe quiénes son, ella podría responder por ellos. Y a ningún periodista se le ha ocurrido, teniéndola ahí frente a ellos, en el Club Nacional de la Prensa de Washington, indagar sobre esto, y eso es importante; es importante porque, según las leyes y los procedimientos migratorios norteamericanos, con un niño menor que esté al cuidado de alguien, hay que garantizar determinadas normas éticas, normas de seguridad; digamos, una persona con antecedentes penales no puede estar en su ambiente inmediato, mucho menos alguien que está esperando, dentro de unos días, su próximo juicio, y ha tenido varios, pero el próximo, por asalto a mano armada, es en la primera semana de febrero.

¿Por qué no le preguntan a esa muchacha, a ver, con su inglés exquisito, que explique? No, la llevan ahí, le dan una gran publicidad, le dan una gran base para que presente a estos dos sobrevivientes de dos naufragios: del naufragio de noviembre y del otro, de la total reclusión, mientras los preparaban.

Hay que tomar en cuenta también que, aunque estén desesperados, aunque haya muestras de que se están sintiendo la debilidad intrínseca en el hecho de que están defendiendo una causa totalmente injusta, totalmente criminal, totalmente inaceptable y que la reacción de la opinión pública va a crecer cada vez más en contra de ellos, están operando en un ambiente mafioso y en condiciones mafiosas.

El sábado pasado en Miami hubo dos manifestaciones, aquí está el artículo del New York Times describiendo las dos; muy interesante (Lo muestra). ¿Qué subraya el New York Times? "Dos marchas contradictorias reciben tratamiento diferente." Los que marchaban exigiendo la devolución de Elián a su padre estaban detrás de una barricada, los mantenían ahí 50 oficiales de la policía, para evitar que se acercasen a Biscayne-boulevard, una avenida de más público, mantenerlos relegados para que no fuese tan visible esa manifestación. La otra, el New York Times explica que es la misma cantidad de gente, no había diferencia entre la masividad de una y otra, eran más o menos, dice: "Todo era igual, excepto que unos estaban recluidos detrás de una barricada, rodeados por 50 policías, y la otra por el centro de la ciudad, mientras media docena de carros de la policía bloqueaban el tráfico para permitirles a estas personas avanzar por el centro de la ciudad, sin que hubiera ninguna escolta policial para controlarlos, para garantizar que no violasen alguna regulación", en una ciudad donde la población se ha quejado tanto cuando estos señores amenazan con interrumpir el tránsito, cuando le causan malestar a la gente con eso, etcétera. No, la policía es la que les hace el trabajo sucio de bloquear el tránsito.

Entonces hay una lucha creciente, y es muy importante, porque en Miami los partidarios de devolver a Elián a su padre, movilizaron tanta gente como la mafia el sábado pasado, según el New York Times, a pesar de que unos estaban enfrentando la hostilidad de la policía y los otros eran ayudados: "No señor, no interrumpa usted el tráfico, yo pongo el patrullero y bloqueo la calle", eso fue lo que hicieron, según el New York Times.

No quiero dejar de decir esto, porque salió también recientemente en Miami, en los días que se discutía acerca del famoso celular; ese celular que le arrebataron al niño, que a pesar de que estaba acordado, que era clarísimo que lo iba a haber, que era público, que era notorio, aquí hay una historia muy interesante.

Hay una huelga, manifestaciones de protesta de policías negros de La Florida, agentes de la autoridad negros, de los que atienden las cárceles en la Florida, negros protestando contra lo que ellos llaman el circo, porque hay circos, allá hay circos también dentro de las cárceles. Hay un grupo de personas de origen cubano, de estos de la mafia, que fueron detenidos por los disturbios que ellos crearon cuando la decisión del INS; pues estos señores están en la cárcel y los blancos gusanos que están en la cárcel tienen celulares, que se los llevó un tipo que es comisionado de la ciudad, un tal Reboredo –que ha estado en otros antecedentes, en otras peripecias de provocaciones contra Cuba, fue el que perdió el dedo en una provocación aquí frente a Cuba–, y este señor, como es comisionado, ha repartido celulares entre los presos, las personas que están detenidas que son de origen cubano; y los negros, que no son cubanos, sino que son negros americanos, se quejan de que aquí, al blanquito este le tienen hasta un celular. Y los policías negros se quejan, porque dicen que eso es una violación de las reglas de la prisión, de las normas, etcétera, etcétera.

Digo estos dos ejemplos para que vean cómo cuentan con el favor de las autoridades locales, cómo allí hay realmente un verdadero relajo, que una ministra, una comisionada decide algo y los burócratas allá abajo en Miami, como están muchos de ellos a sueldo de la Fundación, como están corrompidos en ese ambiente corrupto de Miami, les dan a estas personas posibilidades que solo así se explica que sigamos viviendo ante el primer secuestro de la historia que ocurre a la luz pública, y el primer caso de abuso infantil que ocurre a la luz pública. Ha habido muchos en la historia, pero los secuestradores no se podían parar frente a una cámara de televisión, nadie los entrevistaba, no podían presentar su conducta desvergonzada y criminal abiertamente; pero ahora sí lo hacen.

Yo quería decir lo siguiente, Carmen Rosa, para terminar: Es verdad que la labor de las compañeras ha sido excelente, ha sido admirable, que merecen todo nuestro reconocimiento y realmente que les expresemos con qué orgullo hemos asistido, desde la distancia, a la batalla tan digna, tan noble, tan eficiente que ellas han sabido llevar a cabo, en condiciones sumamente complicadas, sumamente difíciles.

Ahora, la batalla, como ellas han dicho –lo dijeron muy claramente ayer y lo han repetido hoy–, no ha terminado; la batalla hay que seguirla librando y cada día con más intensidad, porque cada día que pase se alarga y se profundiza el sufrimiento de un niño que nosotros tenemos que rescatar. Cada día que pasa con esta desvergüenza del secuestro público, este escándalo de una mafia que hace y deshace como le da la gana en Miami, lo más importante es que se está dañando la personalidad de un niño de seis años, que se le está sometiendo a presiones, a maltratos, a abuso, a lo que equivale a formas de tortura, y eso tiene que cesar y tenemos que luchar todos, continuar intensificando nuestra lucha en todos los planos, para que eso termine cuanto antes.

Debemos estar satisfechos y orgullosos por el heroísmo y el modo tan digno en que ellas han realizado su trabajo y como van a seguirlo haciendo. Pero que nadie piense que nos queda otra alternativa que no sea la de continuar la lucha, porque cada día que pasa aumenta el sufrimiento de esta familia, aumenta la desvergüenza y la ilegalidad en Estados Unidos; pero, sobre todo, se aumenta el daño sobre un pequeño niño de seis años, y eso se llama un crimen. Eso solo pueden concebirlo seres con mentalidad demoniaca y eso solamente va a terminar cuando nosotros obliguemos a quienes tienen que tomar las decisiones a adoptarlas, y los obligaremos con nuestra lucha, con nuestra insistencia, con nuestra unidad, como lo hemos estado haciendo hasta ahora.

Es lo que yo quería decir, finalmente.

Carmen R. Báez.- Estimados televidentes, entre el día de ayer y el de hoy, hemos intentado cumplir dos objetivos: El primer objetivo, que fue el centro de la mesa anterior, era poder compartir entre todos las vivencias de Mariela y Raquel en su encuentro con Elián.

Creo que fueron muy evidentes todos los datos que nos pudieron aportar, el testimonio que nos dieron ayer sobre el esfuerzo que también tuvieron que hacer para poder aprovechar la hora y media aproximada, con muchas interrupciones, que pudieron compartir con el pequeño Elián.

Un segundo objetivo fue el de la mesa de hoy: poder valorar, con la presencia también de Raquel, Mariela, Marichal, de la familia de Elián, esta batalla que se ha librado en Estados Unidos en una semana y dos días, donde las protagonistas indiscutibles fueron las dos abuelas de este pequeño, por el cual llevamos ya muchas semanas y continuaremos batallando.

A ustedes dos –y no creo que con mis palabras les pueda trasmitir lo mucho que el pueblo quisiera decirles–, sé que han tenido llamadas por teléfono, que muchos compañeros se les han acercado, pero creo que tienen que saber que también nos han ayudado a aprender mucho; con la ayuda también de los niños, hemos aprendido de David y de Goliat, de algo que mucho nos han dicho; hemos aprendido a leer a Martí, hemos aprendido también a saber qué cosa es ser Marianas. Creo que para las jóvenes madres, para las que vamos a ser madres, las que vamos a ser abuelas, también ustedes nos han enseñado mucho qué cosa es ser madre y qué cosa es ser una abuela, por tanto hemos aprendido de ustedes qué cosa es ser una Mariana; cosas que nos enseñaron en la historia en una clase, ustedes nos las han enseñado en la propia vida, y eso sé que muchas jóvenes se lo quisieran también trasmitir.

Juanito, en las palabras que decía en el acto que hicieron los pioneros en el recibimiento del Palacio de las Convenciones, decía que él estaba convencido de que lo que ustedes habían hecho lo haría cualquier madre o abuela cubana, porque así somos y así es como nos hemos formado.

Pero creo que también aquí hemos aprendido y ustedes nos han ayudado, y los compañeros que nos han acompañado hoy nos han ayudado también a saber de ángel y de demonio. De demonio está demás que les diga por qué; pero de ángel porque también está el ejemplo de una religiosa como la señora Campbell que las acompañó en la lucha por lo más digno, en la lucha por un niño, en la lucha por la familia. Y por eso digo que hemos aprendido de ángel y de demonio todos: chicos, grandes, adolescentes, adultos, abuelos.

Hay algo que nos ha acompañado mucho en estos días, son las emociones de ustedes. Incluso, hoy conversábamos un poquito y yo les decía que no nos hemos encontrado con una persona que nos diga que no ha llorado; en estos días, a las lágrimas de ustedes se han unido las lágrimas también de todo un pueblo. Quiero que ustedes sepan que el llanto no es por un melodrama, es porque comparten el dolor de ustedes, creo que algo muy importante, es porque la injusticia tembló en Estados Unidos también con el llanto de ustedes y de todo un pueblo, y ese llanto también hizo temblar pero fundamentalmente a la injusticia en el mismo seno del monstruo que es Miami. Eso también es una enseñanza para los jóvenes, para las nuevas generaciones y para todo un pueblo que, junto con ustedes, va a continuar batallando, como bien lo decía el compañero Alarcón.

Ese pueblo, sepan que se movilizó en muy pocas horas, apenas tuvimos la noticia de que ustedes venían, y siguieron la televisión y la radio, detalle por detalle, para poderse movilizar y saludarlas, saludarlas como merecen dos personas que han hecho toda una batalla. Así es como son y como se forjan también los héroes, y es por eso que decimos que ustedes son nuestras heroínas también.

Sepan que nosotros no queríamos una conferencia de prensa ese mismo día, porque sabíamos que venían de un fatigoso viaje.

Los niños quisieron también ser protagonistas, estar junto con ustedes, trasmitirles mucha alegría también, porque eso es lo que le vamos a trasmitir siempre también a Elián, y él también, si otro niño estuviera en esa situación, estaría trasmitiéndoles esa alegría a las abuelas de ese otro niño, si se vieran en una situación como esa.

Por eso la Organización de Pioneros "José Martí" encabezó la organización de un acto que queríamos que fuera muy breve, y en ese acto, ustedes pueden estar seguras, que las acompañó la preocupación de todo un pueblo por lo emocionadas que ustedes se veían; la gente estaba preocupada de si les estábamos haciendo más daño que bien, pero todo el mundo sabía que formaba parte de lo que mucha gente quería expresarles, y de lo que también queríamos sentirlas cerquita de nosotros.

Creo que esa preocupación nos hace también que les agradezcamos muchísimo; tenemos que agradecerles mucho las enseñanzas de estos días. Y, a la vez, permítanme pedirles disculpas si en algún momento, por todos esos deseos que teníamos de compartir con ustedes, les hemos causado alguna molestia. Y sepan que este pueblo va a seguir junto a ustedes.

A ustedes, muchísimas gracias.