DECLARACIÓN DE LA

ASAMBLEA NACIONAL DEL PODER POPULAR

DE LA REPUBLICA DE CUBA

 

Hace un cuarto de siglo Cuba sufrió un crimen alevoso y repugnante, que conmovió a toda la nación y perdura en la memoria colectiva de su pueblo.

El 6 de octubre de 1976, un avión de la Empresa Cubana de Aviación fue objeto de un cobarde sabotaje que lo hizo estallar en pleno vuelo cerca de Barbados y provocó la muerte de todos sus tripulantes y pasajeros, entre ellos nuestros jóvenes ganadores del Campeonato de Esgrima de Centroamérica y el Caribe y un grupo de estudiantes guyaneses. Las 73 víctimas inocentes todavía aguardan que se haga justicia. Los principales culpables, aún no han sido sancionados y continúan una carrera criminal que no ha cesado y se extiende ya por más de cuatro décadas.

Los que concibieron, planearon y dirigieron la acción genocida tenían un largo expediente de terrorismo desde que, en los años sesenta, empezaron a practicarlo a sueldo de la CIA. Sus responsabilidades en la voladura del avión cubano y el asesinato a sangre fría de todos los que en él viajaban, son conocidas por el gobierno de Estados Unidos que posee sobre ello informaciones que mantiene en secreto como reconoció en un documento oficial el 23 de junio de 1989, el Departamento de Justicia de ese país.

Pese a sus notorios antecedentes, que incluyen graves delitos cometidos dentro del territorio norteamericano y al dictamen contrario de la Fiscalía General y a la oposición de importantes medios de prensa norteamericanos, uno de ellos, Orlando Bosch, desde hace más de diez años, por decisión del entonces presidente George Bush, reside en los Estados Unidos y desde allí continúa su infame oficio sin que nadie lo moleste. Convencido de que disfruta de total impunidad él y otros conocidos terroristas, con el respaldo de la llamada Fundación Nacional Cubano americana, anunciaron en un diario de Miami, a toda página, el pasado 22 de agosto, que seguirían utilizando contra Cuba todos los medios y métodos a su alcance sin excluir el terrorismo y la violencia.

El otro, Luis Posada Carriles, después de escapar de la cárcel venezolana donde esperaba juicio por el caso del avión cubano, pasó inmediatamente a trabajar para la Casa Blanca bajo las órdenes directas de Oliver North en actividades clandestinas que Estados Unidos realizaba en Centroamérica y, posteriormente, dirigió los ataques con bombas contra varias instalaciones turísticas en Cuba y planificó un atentado contra el presidente Fidel Castro y contra miles de estudiantes panameños con motivo de la Cumbre Iberoamericana del año pasado. Actualmente sigue detenido en Panamá acusado por delitos de menor importancia y confiado que, una vez más, sus amigos le garanticen la fuga y la impunidad.

Cuando el mundo entero repudia el brutal ataque del 11 de septiembre, cuando en las Naciones Unidas se adoptan resoluciones condenatorias y los gobiernos declaran la intención de castigar acciones semejantes y evitar su repetición, la Asamblea Nacional, que junto a toda Cuba lo condena y reitera su plena solidaridad con el pueblo norteamericano, demanda, al mismo tiempo, que la lucha contra el terrorismo sea verdadera, y que responda a una genuina voluntad de eliminarlo en todas partes y en todas sus formas y manifestaciones.

Miles de cubanos han perdido sus vidas o sufren daños irreparables como consecuencia de acciones vandálicas realizadas contra Cuba a lo largo de más de cuarenta años, por grupos que han operado y operan desde el territorio de Estados Unidos donde han contado con la complicidad o la tolerancia de las autoridades de ese país. Cuba, por su parte, jamás ha recurrido a esos deleznables métodos ni ha usado la fuerza, ni siquiera, para castigar a los bandidos que desde el exterior han cometido innombrables atrocidades contra su pueblo. Nos ajustamos siempre a una política de principios. Nos defendemos sin violar jamás ni la ética ni los principios del derecho internacional. Hemos tratado, además, que el gobierno de Washington cumpla con su obligación de impedir esas acciones y le hemos suministrado, incluso, las informaciones obtenidas por el sacrificio generoso de heroicos compatriotas como los cinco cubanos que hoy guardan injusta prisión en Miami.

Tenemos razones y poseemos la fuerza moral necesaria para exigir que también se haga justicia en cuanto al crimen del 6 de octubre de 1976, para reclamar que el esfuerzo internacional contra el terrorismo sea sincero, consecuente, sin dobles raseros, sin discriminaciones racistas, sin prepotencias hegemónicas, sin manipulaciones fraudulentas. Sólo así se podrá erradicar completamente ese flagelo. Sólo así se rendirá el homenaje que merecen todas sus víctimas, en todas partes.

Hace 25 años, como a una gran familia, nos unió el dolor más profundo ante la crueldad que segó las vidas de nuestras hermanas y hermanos. Entonces juramos que ellos estarían siempre en nuestros corazones, que no los olvidaríamos jamás. Aquí han estado, cada día, en el sacrificio y la proeza, en la dignidad, y la resistencia creadora de su pueblo.

Seguiremos denunciando a sus asesinos y exigiendo su castigo. Continuaremos luchando, indisolublemente unidos, para defender la Patria y asegurar que una Cuba libre, independiente, justa y solidaria sea siempre permanente tributo para ellos y para todos nuestros mártires.

Socialismo o Muerte

Patria o Muerte

Venceremos

Asamblea Nacional del Poder Popular

Ciudad de La Habana 4 de octubre de 2001

"Año de la Revolución victoriosa en el nuevo milenio"