NOTA OFICIAL

Las agencias internacionales de prensa informaron hoy que el presidente de la Federación de Rusia, Vladimir Putin, declaró que a partir de enero del año 2002 cerraría sus bases militares y de monitoreo electrónico en Cam Ranh, Viet Nam, y Lourdes, en Cuba.

Respecto a la de Cuba, en concreto afirmó que "después de prolongadas negociaciones con los socios cubanos, fue reconocido lo positivo de retirar el Centro Radioelectrónico en Cuba."

También en el día de hoy, el jefe del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas de Rusia, General de Ejército Anatoli Kvashnin, declaró que "Rusia retiraba sus bases militares de Cuba y Viet Nam con motivo del cambio de la situación político-militar en el mundo y teniendo en cuenta el ahorro de los medios financieros para el ejército y la flota. El arriendo anual del Centro Radioelectrónico asciende a 200 millones de dólares, sin tener en cuenta el mantenimiento del personal. Con ese dinero podemos comprar y lanzar al espacio 20 satélites de reconocimiento, así como comprar unos 100 radares."

A fin de evitar errores y confusiones, el gobierno de Cuba desea comunicar que no debió mezclarse en la declaración rusa ambas instalaciones, que tuvieron orígenes, funciones e importancias muy diferentes. Cam Ranh era una instalación naval construida por Estados Unidos a 20 mil kilómetros de distancia, arrendada a la URSS en 1979, años después de finalizada la guerra. Apenas tiene utilidad alguna para un país como Rusia, que después de la desintegración de la Unión Soviética no tiene ya prácticamente flota naval de superficie.

Viet Nam es, un país que no corre riesgo de agresión militar alguna en estos momentos por parte de Estados Unidos; sus relaciones con este país son normales. Para Viet Nam no constituye riesgo alguno. Con toda seguridad, fue previamente discutido y aprobado por ambos países.

El Centro Radioelectrónico de Lourdes fue creado en 1964, dos años después de la Crisis de Octubre. La URSS no abonaba un solo centavo por los servicios que recibía de Cuba, tomando en cuenta la colaboración estrecha existente entonces tanto en el campo económico como militar.

En 1992, después que la Unión Soviética se desintegra y la Federación de Rusia asume totalmente los derechos y privilegios que le correspondían a la disuelta Unión, retiró de forma unilateral, en virtud de negociaciones y acuerdos previos con Estados Unidos, la Brigada Militar que había permanecido en Cuba después de la Crisis de Octubre, durante treinta años aproximadamente. Mostró, en cambio, su interés en mantener el Centro Radioelectrónico de Lourdes como elemento importante para su seguridad estratégica, y de modo especial para la comprobación del cumplimiento estricto de los acuerdos de desarme nuclear y reducción de dichas armas adoptados por Estados Unidos y Rusia.

A pesar de incumplimientos flagrantes de acuerdos, daños económicos y riesgos para Cuba, nuestro gobierno accedió a la permanencia de dicho centro, sin gasto alguno por los servicios que Rusia recibía de nuestro país. Esto fue así solo durante una determinada etapa, ya que entre Cuba y Rusia no existía el más mínimo vínculo político o ideológico. Todos los acuerdos existentes habían sido destrozados unilateralmente por los gobernantes de ese país. No existía razón alguna para brindarle servicios gratuitos de ningún tipo.

El reiterado interés de Rusia por el mantenimiento, ampliación y modernización del Centro Electrónico de Lourdes, por las razones enumeradas anteriormente, determinó un acuerdo que incluía el pago a Cuba en productos rusos o en divisas, por los servicios que prestaba a dicho centro, que ascendió a 90 millones en 1992, 160 millones entre los años 93, 94 y 95, alcanzando entre 1996 y el 2000 los 200 millones mencionados por el general Anatoli Kvashnin, cifra nada extraordinaria si se considera que apenas alcanzaba el 3 por ciento del daño ocasionado a la economía de nuestro país con la desintegración del campo socialista y la URSS y la anulación unilateral de todos los convenios. En adición a esto, Cuba se beneficiaba con parte de la información adquirida, relativa a la seguridad de nuestra Patria.

La presión de Estados Unidos a Rusia por la presencia de este Centro no cesó un solo instante, a pesar de que aquel país mantiene una base militar en nuestro territorio hace ya cien años contra la voluntad de nuestro pueblo.

Durante la visita del presidente Vladimir Putin a Cuba, en el mes de diciembre del año 2000, el Centro fue visitado durante horas por los Jefes de Estado de ambos países el 14 de diciembre. No se habló la más mínima palabra sobre la retirada del mismo; por el contrario, se habló de la idea de su mayor desarrollo y modernización. El presidente Putin afirmó textualmente ese día: "Rusia y Cuba están interesados en seguir fomentando su actividad. Está funcionando plenamente hace tiempo, de acuerdo con las normas y las reglas internacionales. Lo ha hecho exitosamente y Rusia y Cuba se pronuncian como países interesados en seguir fomentando su actividad."

En aquellos días solo se produjeron algunas diferencias entre los responsables militares cubanos y rusos por el interés en estos de reducir, dentro de márgenes relativamente pequeños, la compensación económica que abonaban a Cuba. Era algo habitual cada año en los análisis de los incumplimientos reiterados de las obligaciones por la parte rusa.

Meses después se observó un extraño cambio en la política rusa en relación con el Centro Radioelectrónico de Lourdes, que se tradujo en el incumplimiento de sus obligaciones cuyos montos se acumulaban, y exigencias injustificables y exageradas de reducir el pago de los servicios, dada la triplicación del precio del combustible, principal producto de exportación de Rusia, y la evidente mejora de su economía, que se expresaba, entre otros hechos, en que las reservas crecieron de aproximadamente 12 mil millones a más de 30 mil millones.

En medio de ese proceso, se desata la actual crisis internacional que ha ocasionado una gran tensión en el mundo, habiéndose mantenido en todo instante contactos y relaciones fluidas y amistosas entre nuestros dos gobiernos, independientemente de que cada cual ha sostenido posiciones diferentes: Cuba, contra el terrorismo y contra la guerra; Rusia, de amplio apoyo y cooperación a la guerra desatada por Estados Unidos. Ambos coincidimos plenamente en la lucha contra el terrorismo y en la necesidad de que la Organización de Naciones Unidas ejerza el papel que le corresponde.

Las negociaciones que venimos sosteniendo con relación al Centro Radioelectrónico de Lourdes aún no han concluido. Ayer 16 de octubre, a las 2:00 p.m., no habíamos alcanzado un acuerdo. Un enviado especial nos propuso con urgencia la cancelación del Centro. Se le respondió que sería el momento más inoportuno para adoptar tal medida; que en el instante exacto en que la política agresiva y belicista del gobierno de Estados Unidos es mayor que nunca, muchos países están amenazados a partir del discurso del Presidente de Estados Unidos del 20 de septiembre y, cuando ya las operaciones militares se han desatado en Afganistán, retirar el Centro era un mensaje y una concesión al gobierno de los Estados Unidos que constituía un grave peligro para la seguridad de Cuba y por lo tanto, en tales circunstancias, no estábamos de acuerdo con su cancelación.

En horas de la noche de ayer mismo, con la representación rusa, que había solicitado entrevista urgente, abordamos de nuevo la cuestión con abundantes argumentos. Dicho representante era portador de otro mensaje del Presidente ruso proponiendo algo todavía peor: la conveniencia de declarar públicamente y de inmediato que el acuerdo del Centro Radioelectrónico de Lourdes estaba cancelado. Le respondimos que estábamos en absoluto desacuerdo y le propusimos que estudiaran otras variantes; que ellos tenían fama de buenos ajedrecistas y no ignoraban que podían buscarse cien variantes y no solo la que estaban proponiendo.

La urgencia rusa, según expresaron, era por el deseo de que el presidente Putin se presentara a la reunión con el presidente Bush en el Foro de Cooperación Asia-Pacífico, en Shanghai, llevando consigo estas dos noticias. Cualquiera comprende cuán agradables son las mismas para su interlocutor: la de Cam Ranh, aunque intrascendente en los hechos, muy simbólica; la de Cuba, un especial obsequio.

Por tanto, el acuerdo sobre el Centro Radioelectrónico de Lourdes no está cancelado, ya que Cuba no ha dado su aprobación, y resultará necesario que Rusia continúe negociando con el gobierno cubano, tomando en cuenta que hay importantes cuestiones por resolver con relación al tema.

Desgraciadamente, tal vez el presidente Putin, debido al cambio-horario, no tuvo oportunidad de recibir a tiempo nuestros bien fundados argumentos y sugerencias sobre el asunto antes de que pudiera afirmar lo que dijo públicamente.

Mantenemos hacia él y hacia el enorme Estado de Rusia un gran aprecio y un gran respeto.

Cuba, por ello, se abstiene de hacer en este momento enjuiciamiento o crítica alguna sobre lo anunciado hoy por los cables. Simplemente se limita a ofrecerle información absolutamente verídica a nuestro pueblo y a esperar que este diferendo se resuelva de forma razonable, justa y digna.

Algo debe ser comprendido por todos sin ningún tipo de ilusiones: en Cuba no hay ni habrá pánico ni temor. Son condiciones ideales para la serenidad, la sabiduría ecuánime, la moral, la dignidad y el valor sin límites.

 

El Gobierno de la República de Cuba

La Habana, octubre 17 del 2001.