OTRA DE LAS MENTIRAS E INSIDIAS DE CASTAÑEDA

 

Vistos, leídos y escuchados los hechos de días, semanas, meses y hasta años –por acá se conoce bastante bien el dossier del señor Castañeda-, llama poderosamente la atención una de sus más recientes –pues claro está que no serán las últimas- declaraciones a la prensa, acerca de lo que ha calificado de “doble juego” de Cuba en relación con la solicitud de compra que, según sus palabras, hizo el Gobierno de La Habana al de México para, mediante una línea de crédito el Banco de Comercio Exterior (Bancomext), adquirir derivados de petróleo.

 

Y dijo más, como para enturbiar sus afirmaciones con el añadido de otros elementos: “Nosotros no les vendemos (petróleo y sus derivados), hasta donde yo sepa. De vez en cuando puede haber un embarque, pero en principio no les vendemos petróleo, no dependen de nosotros, reciben todo su petróleo prácticamente gratis de Venezuela”.

 

La declaración del Secretario de Relaciones Exteriores es otra colosal mentira.

 

Después de la Declaración Política del Comandante en Jefe Fidel Castro el 22 de abril, Cuba no ha solicitado ningún crédito ni realizado gestión alguna de financiamiento y ni siquiera han tenido lugar contactos o reuniones con instituciones o funcionarios mexicanos.

 

El crédito al que podría estarse refiriendo el canciller Castañeda tiene su origen en el año 1993, cuando al firmarse la empresa mixta de telecomunicaciones entre la empresa telefónica cubana y una empresa mexicana, el Banco de Comercio Exterior de México otorgó a Cuba un crédito, utilizado para comprar petróleo, cuyos pagos nuestro país ha venido cumpliendo rigurosamente.

 

En el mencionado acuerdo de 1993 se establecía que una vez se comenzara a pagar el principal, Cuba podría retomar cantidades semejantes según prácticas comerciales corrientes.

 

Lo que podría decirse es que el proceso de negociación para obtener esta legítima y normal facilidad resultó largo y difícil. Las negociaciones comenzaron a principios del año 2001 y no fue hasta el 5 de marzo de este año que pudo llegarse a un acuerdo, sin que todavía las autoridades mexicanas hayan concluido todos los trámites que les corresponden para poner plenamente en funcionamiento lo que había sido conveniado.

 

Como puede apreciarse, tomar en consideración un crédito del año 93, acordado durante el sexenio del presidente Carlos Salinas de Gortari, y actualizado según lo entonces convenido, en un proceso que tomó prácticamente todo el año 2001 y concluyó el pasado marzo, no puede utilizarse para hablar de “el doble juego de Cuba” al que alude el señor Castañeda, mintiendo, tergiversando la realidad y tratando groseramente de confundir a la opinión pública.

 

Tanto el acuerdo del año 93 como las negociaciones del 2001, que permitirían a Cuba retomar parte del crédito que continúa pagando, no solo ha sido útil para Cuba, sino también, y muy particularmente, beneficioso para México, porque en ambas ocasiones el Gobierno mexicano no garantizaba únicamente el cobro del principal adeudo a Bancomext por el préstamo que hiciera en 1993, que solo en parte se retoma como una nueva obligación después de pagar los intereses correspondientes, sino también deudas anteriores que se saldaban conjuntamente.

 

Adicionalmente, el acuerdo de 1993 permitió que empresas mexicanas obtuvieran participación en importantes sectores de la economía cubana como el turismo, además del mencionado de telecomunicaciones.

 

Dichos créditos, además de ser anteriores al actual diferendo político, no constituyen en modo alguno una solicitud de Cuba ni una oferta de México: se trata de un acuerdo al que se llega cuando existen relaciones económicas normales entre dos países, y no sabemos ahora si lo que intenta el secretario Castañeda es dañar también estos vínculos, en cuyo caso a nadie le quedarán dudas de que será una responsabilidad de él y, por tanto, de su gobierno.

 

Cabe añadir que en esta y otras operaciones comerciales, como es tradicional, por razones obvias vinculadas a la guerra económica impuesta por nuestro poderoso vecino, las autoridades cubanas trataron siempre dichas negociaciones con adecuada discreción, a fin de evitarle presiones a México y como necesidad impuesta por 43 años de bloqueo. Sin embargo, la propia cancillería mexicana mediante un comunicado el 6 de marzo pasado, dio a conocer que los dos países habían suscrito un convenio que restructuraba la deuda cubana de 380 millones de dólares, fijaba un plazo de diez años para recuperarla y manifestaba “la voluntad de ambos gobiernos para entablar una relación financiera-comercial sana y estable". No se explicaban en lo absoluto los antecedentes, circunstancias y conveniencia mutua de tal tipo de acuerdo.

 

Según la Secretaría de Relaciones Exteriores de ese país se abría entonces la posibilidad de que México aumentara sus exportaciones a Cuba, ya que podría disponer de una facilidad para adquirir bienes de empresas mexicanas por 30 millones de dólares, inicialmente. El comunicado también precisaba que la firma se había realizado en la embajada mexicana en La Habana, citaba a los funcionarios involucrados y la liquidación de un adeudo a Bancomext por parte del Banco Nacional de Cuba por 36 millones de dólares. Se puede apreciar la diferencia entre lo que se aportaba y lo que se recibía, y que la mencionada cifra de 30 millones era para comprar productos mexicanos.

 

Como es práctica internacional en materia de negocios, tras la firma de estos convenios y a los fines de su implementación, se suceden una serie de pasos para complementar la documentación, legalizarla, etc., que se siguieron en este caso entre el Banco Nacional de Cuba y Bancomext hasta fecha reciente, pero queda totalmente claro que después del lunes 22 de abril, los ejecutivos de ambos bancos, que son las autoridades responsabilizadas de la materialización del crédito, no han tenido contacto alguno.

 

La propia prensa mexicana ha buscado informaciones y argumentos sobre el tema, dejando en evidencia la nueva insidia. El diario Milenio en su edición del pasado jueves 25, en un artículo bajo el título “La negociación petrolera entre Cuba y México se concretó desde febrero”, informa que aunque Petróleos Mexicanos (Pemex) no le ha vendido petróleo a Cuba desde 1997, “hasta febrero pasado hubo conversaciones entre Pemex y Cubapetróleo  sobre un plan, promovido desde México, para renovar y financiar la compra de petróleo y de sus derivados, exploraciones en la zona cubana del Golfo de México y otro tipo de inversiones.”

 

En sus indagaciones sobre “la noticia” ofrecida por el Canciller mexicano –léase nueva patraña y perfidia de Castañeda-, el periodista Luis Carriles, bajo el subtítulo “Cuba responde: la solicitud estaba pactada”, señala que Cuba no ha pedido nada en medio de la crisis con México, ni tampoco durante la Cumbre de Monterrey, ni a raíz de la crisis de Chávez.

 

Y agregaba la información que lo que el canciller Castañeda le daría el miércoles al presidente Fox es un documento, que tiene ya tres meses de redactado “en el marco de la renegociación de la deuda cubana, que ya ha sido totalmente pagada, en dinero contante y sonante, hasta el último centavo”. Dado, precisamente, que la deuda fue pagada, continúa expresando, es que “se había citado un crédito para comprar derivados del petróleo y otras tres o cuatro cosas más, a oferta de México”. La única mención al tema del petróleo en estos meses “vino de parte de México, cuando en medio de la crisis de Chávez, el gobierno foxista le ofreció a Cuba reponerle esos envíos, en el marco del acuerdo de San José, a lo cual Cuba no respondió nada”. El embajador de México en Cuba, Ricardo Pascoe, el mismo día en que México le notificó a Cuba que votaría en Ginebra a favor de la resolución de Uruguay, recordó el ofrecimiento. A esto, Fidel Castro respondió que no, ‘que muchas gracias, pero eso era una limosna’ y que México quería comprar la dignidad con petróleo”.

 

Vale añadir que posteriores aclaraciones de directivos de PEMEX también han sido dadas de una manera engañosa, ya que hemos podido ratificar que definitivamente no ha habido ninguna solicitud cubana a PEMEX, desde que surgió el grave diferendo político entre ambos gobiernos, para obtener suministros de petróleo, ni siquiera lo relacionado con la línea de créditos de Bancomext ya explicada.

 

De manera que cualquier aseveración sobre gestiones del Gobierno cubano para solicitar créditos mexicanos para tales propósitos es fruto de una obsesión patológica que puede ocasionar daños a la economía cubana, pero también un daño mayor en este caso a los propios intereses mexicanos.

 

Con relación a la soez afirmación de que Cuba recibe todo su petróleo gratis de Venezuela, debemos aclarar que el suministro de petróleo de Venezuela responde al cumplimiento del Acuerdo de Caracas que comprende los países de América Central y el Caribe, mediante el cual Cuba recibe al año apenas un tercio de su consumo y paga sistemáticamente lo conveniado en los términos y plazos acordados, como han reconocido muy recientemente los propios directivos de PDVESA. Otros países reciben de esa procedencia más del 50% de su consumo y algunos hasta el 100%.

 

Ante hechos bien distantes del “doble juego” que el señor Castañeda pretendió endilgar a Cuba cuando reapareció en escena el pasado día 24, cabe preguntarse qué hay detrás de sus nuevas maniobras, intrigas y mentiras.

 

Por nuestra parte debemos recordar que ninguna amenaza o intento de presionar en cualquier sentido puede intimidar en lo más mínimo a Cuba. La historia de las últimas cuatro décadas es algo que cualquier adversario real o potencial no tiene razones, antecedentes o base alguna para ignorarlo.

 

 

 

Publicado en el periódico Granma el 29 de abril del 2002