Intervención de Felipe Pérez Roque, Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, para la mesa redonda informativa acerca de la repercusión de la presencia y discurso de Fidel en la Conferencia sobre el Financiamiento para el Desarrollo, desde Monterrey, México, el 22 de marzo de 2002.

 

 

(Versiones Taquigráficas - Consejo de Estado)

 

 

 

            Hay que decir que lo que ha ocurrido ayer y hoy, la exclusión del Jefe de la delegación cubana, del compañero Fidel, de los trabajos de la Conferencia, es un hecho, por supuesto, muy grave; un hecho, además, que no ha tenido precedente en estos 10 años en que yo he sido testigo de la organización de cumbres, de eventos internacionales, incluso, en la propia sede de las Naciones Unidas en Nueva York.  Y hay que decir que esto tiene una historia anterior, que debe ser conocida y dicha con toda franqueza, y es que Cuba sabía de las presiones que, previo a la Conferencia, había estado haciendo sobre el gobierno mexicano el presidente Bush.  El presidente Bush amenazó con que no vendría a la Cumbre si en ella participaba el compañero Fidel. 

Esa es la verdad que nosotros conocíamos, y yo sé que cuando decimos que algo lo sabíamos, todo el mundo sabe que sí sabíamos. 

El presidente Bush amenazó con no venir, chantajeó a los organizadores de la Cumbre y amenazó con boicotear la Cumbre, con no estar presente en ella si estaba la delegación cubana encabezada por el compañero Fidel, lo cual era una amenaza de boicot y de fracaso de un evento en el que se iba a hablar de financiamiento para el desarrollo y al que no asistiría Estados Unidos, principal deudor y el país llamado a hacer el mayor esfuerzo por el papel que desempeña hoy, por el dominio de las instituciones financieras internacionales y por ser la economía más grande y poderosa del planeta.

De manera que hubo una solicitud expresa, hubo presiones expresas previas a la Conferencia, y nosotros sabíamos de esas presiones, y sabíamos que los organizadores mexicanos estaban siendo presionados fuertemente con la amenaza expresa del presidente Bush de que no vendría a la Cumbre si Fidel estaba presente.

Se había producido la invitación del Comité Preparatorio creado por la Asamblea General de Naciones Unidas en una resolución, la carta que se acaba de dar a conocer de los dos embajadores, y después se produjo la invitación oficial del presidente Fox.

Ahora, después se le solicitó al compañero Fidel que no viniera a la Cumbre, como era su derecho como jefe de un Estado de un país miembro de Naciones Unidas que tenía ya la invitación del Comité Preparatorio de Naciones Unidas para participar en una conferencia en la que Cuba había desempeñado un papel importante en su convocatoria; porque esta Conferencia se convocó como resultado de fuertes presiones de los países subdesarrollados, porque los países ricos y más poderosos, encabezados por Estados Unidos, no querían que se celebrara este evento en el que se iba a hablar de sus incumplimientos en materia de Ayuda Oficial al Desarrollo y de la incapacidad del actual sistema económico internacional de generar financiamiento para el desarrollo de los países del Tercer Mundo. 

Entonces, se le pidió a Fidel que no viniera a la Cumbre, cuando ya estaba invitado no solo por el Comité Preparatorio de las Naciones Unidas, sino también por el país anfitrión, lo cual es una solicitud realmente sin precedente.  No conozco que se haya pedido a un jefe de Estado invitado de un país miembro de las Naciones Unidas que se prepara para participar en el evento, que no viniera.  Esa es la realidad histórica, se le pidió que no participara, y se lo pidió —como ya dijimos— una persona muy autorizada en el gobierno de México para hacer una solicitud de esa magnitud.  Se le pidió que no viniera, y ante la posición firme de Fidel, que defendió el derecho de Cuba a estar soberanamente presente en esta reunión, entonces le pidieron que fuera solo en la mañana del jueves, y que, inmediatamente después del almuerzo que ofrecería el Gobernador del Estado, se retirara. 

El presidente Bush llegaba en la tarde a Monterrey a participar        en la Conferencia y otros programas bilaterales, y se le pidió al compañero Fidel que, inmediatamente después que terminara el almuerzo, abandonara la Conferencia.

Es un hecho —como ya dije— realmente sin precedente, y hay que decir que este fue un resultado de esas presiones de que hablábamos anteriormente.

El compañero Fidel estaba en la necesidad y en el deber de explicarles a los delegados, que saben que ha ido a las conferencias siempre en un ambiente constructivo, que ha participado disciplinadamente en los debates, que jamás se ha levantado de una sesión, ha oído los discursos con respeto, ha intervenido cuando le ha correspondido, ha participado en el programa siempre.

Esa es la experiencia de todas las conferencias internacionales que ha habido en la última década, en la que algunos de nosotros hemos tenido el privilegio de acompañar a Fidel.  Entonces, él tenía que dar una explicación, nadie hubiera comprendido eso, y lo explicó cuidadosamente, y dijo realmente la razón que le impedía estar allí, pero con discreción y con cuidado.  Y planteó una solicitud que podía haber sido atendida y que tenía realmente una lógica, y era que el compañero Alarcón, presidente de nuestra Asamblea Nacional, que es el órgano superior del Estado de nuestro país, según la Constitución —uno de los principales dirigentes y una de las figuras políticas de nuestro país más experimentadas en estos asuntos internacionales, como el propio Fidel dijo, “un batallador incansable por los derechos del Tercer Mundo”—, en medio de esta situación especial, insólita, en la que se había pedido al Jefe de Estado abandonar la Conferencia, entonces Alarcón, que había recibido para la Conferencia las prerrogativas que el Jefe de la delegación ostentaba hasta ese momento, participara en las demás actividades de la Conferencia.

            Ha habido realmente una incapacidad de comprender este razonamiento, y una incapacidad para aceptar una solicitud razonable y que toda la gente con la que hemos hablado aquí, delegados, jefes de otras delegaciones, sectores de la prensa, nos han dicho que veían como razonable; porque Alarcón no quedaba aquí como cualquier otro Jefe de delegación, Alarcón quedaba como Jefe de una delegación que era la única a la que a su Jefe de Estado se le había pedido no participar en la Conferencia, y el país anfitrión tenía una responsabilidad en eso y podía haber tenido la cordura de comprender estos argumentos y de permitir que el compañero Alarcón participara, en un evento en el que hubiera estado Fidel si el gobierno de México no le hubiera pedido que se retirara.

Esa es la realidad y eso es lo que todo el mundo aquí comenta, y en el día de hoy hemos estado recibiendo, Randy, múltiples muestras de solidaridad y delegaciones acercándose a conocer detalles y a expresarnos su solidaridad; y ha habido un gran interés de la prensa, que ha llevado a que el compañero Alarcón haya tenido que dar ya más de 30 entrevistas a medios distintos, porque hay una fuerte presión de la prensa y una sensación realmente de disgusto y de incomprensión.  Esa es la realidad. 

Es decir que hubo presiones de Estados Unidos previas, que nosotros conocimos; hubo solicitud de que Fidel no viniera a la Conferencia.  Ante su posición firme entonces hubo solicitud de que abandonara inmediatamente después del almuerzo del jueves la Conferencia, y hubo después prohibición e incomprensión para permitir que Alarcón, que quedaba al frente, debido a que se le había pedido al compañero Fidel que no estuviera, participara entonces en las actividades de la Conferencia y, especialmente, en el llamado retiro, que era una reunión para los Jefes de Estado y de Gobierno donde Fidel hubiera participado, y a la que estaba invitado a participar por la carta que el presidente de México le había enviado.

Randy Alonso.-  Canciller, yo escuchaba la intervención de Alarcón, y también me pareció muy interesante el momento en que nuestro Presidente de la Asamblea Nacional se refería a que había habido, incluso, gestos de mandatarios de algunos países, sobre todo el Caribe, que habían decidido no asistir a esas actividades después del retiro de nuestro Comandante en Jefe.

Felipe Pérez.-  Así fue, y hoy algunos de ellos vinieron personalmente a darnos un estrechón de manos, a pedirnos que enviáramos su saludo solidario a Fidel.  Hoy vimos eso, y vimos muchas más muestras, Randy, de esa naturaleza, y del personal de Naciones Unidas, de delegados de otros países que realmente manifestaban incomprensión, disgusto por el hecho de que Fidel, que había hecho ayer una contribución realmente importante y un discurso franco, que reveló realmente la esencia del problema... Porque aquí hay un problema, Randy, y es que hemos venido a una conferencia convocada para hablar de financiamiento al desarrollo, donde lo único que han aparecido son condicionalidades, amenazas y unas ridículas propuestas de ayuda que son, como se dijo, unas limosnas injerencistas que no resuelven absolutamente nada y totalmente condicionadas.  Esa es la realidad.

El ambiente aquí realmente no es el de una gran satisfacción de la mayoría de los países, ni el de que hemos abierto aquí un camino de compromiso serio de los países ricos en cumplir sus obligaciones con el financiamiento al desarrollo de los países del Tercer Mundo.  Entonces, la presencia de Fidel, que los enemigos de nuestra Revolución no han podido en todos estos años impedir —en todas estas conferencias no han podido ocultar el prestigio que tiene, la moral que tiene de una vida dedicada a la lucha no solo por la independencia nacional de Cuba, no solo por nuestro país, sino por las causas del Tercer Mundo, por un mundo más racional, más organizado; por un mundo con derechos para todos y no solo para una minoría—, los enemigos no han podido ocultar la simpatía que ha despertado tradicionalmente la presencia de Fidel, la autoridad con que ha hablado a favor de los derechos de los pueblos del Tercer Mundo y, en este momento de mundo unipolar, disgustaba, evidentemente, a los representantes del imperio, y probablemente temían enfrentar la palabra directa, con convicción, y la verdad de la Revolución Cubana en la boca de Fidel.   Prefirieron evitar el debate, el intercambio de ideas, la confrontación de opiniones y optaron, entonces, por las presiones tras  bambalinas, las amenazas por detrás de la cortina para impedir la presencia de Cuba.  Esa es la realidad.

Debo decir que ha habido intervenciones de representantes de países del Primer Mundo, de países desarrollados, que han tenido coincidencias.  El presidente Chirac hoy hizo un discurso en el que reconoció puntos que habían sido planteados en el discurso de Fidel, coincidencias en la necesidad de un esfuerzo mayor; el Primer Ministro de Bélgica planteó realmente insatisfacción con la Conferencia y con las metas que se habían planteado en el llamado Consenso de Monterrey, que creo que Fidel buscó la palabra exacta, un “consenso impuesto”, al que llevaron a los países, pero que nadie ve como el documento realmente que expresa las necesidades y las prioridades de esta época.

Ahora, no hemos podido participar hoy en el retiro.  Al compañero Alarcón le fue impedida su presencia allí.  Se circuló de pronto un documento en el que se hablaba de unos nuevos compromisos en el espíritu de Monterrey; pero ese documento, que es un documento semisecreto que no sabemos por fin si se adoptó ahí, y que carecería de toda legitimidad, porque no fue discutido con la presencia de todos los países.  Creo que participaron unos cuarenta y pico de Jefes de Estado y Gobierno en esa reunión a solas, una parte de los mandatarios no fue.

Naciones Unidas tiene 189 países miembros y había ahí cuarenta y pico Jefes de Estado.  Se sacó un documento final que no sabemos qué es.  En la plenaria, parece, no se ha presentado.  Se estaba acabando ya la Conferencia con un mínimo de participantes, a muy bajo nivel, y esto estaba terminando aquí sin penas ni glorias. 

Esa es la realidad, el documento no ha salido, y nosotros impugnaríamos fuertemente la idea de que este documento, que saldría de una reunión de la que Cuba fue excluida y otros países no pudieron estar, se constituyera en un documento que fuera presentado como acordado por los Jefes de Estado y de Gobierno participantes, porque, en nuestro caso, nuestro Jefe de Estado y de Gobierno fue excluido arbitrariamente, se le pidió abandonar la Conferencia, y al compañero Alarcón se le impidió participar.

Ha habido, Randy, una reacción de la vocera de la Cancillería mexicana, la señora Gloria Abella, en la que decía que ratificaba que no había habido ninguna presión, influencia, solicitud o insinuación de Estados Unidos para que Fidel no estuviera en la Conferencia. 

Bueno, sobre eso te he dicho nuestra información y nuestra verdad, y se sabe que hablamos con la verdad, se sabe que tenemos una trayectoria de más de cuatro décadas diciendo la verdad y nuestro pueblo sabe, y la opinión pública sabe que cuando decimos algo es porque esa es la verdad; la mentira no forma parte de nuestras armas.

Se dice también que sobre las declaraciones que había hecho Alarcón acerca de las presiones del gobierno de Estados Unidos para impedir la presencia de nuestro Comandante en Jefe, la vocera dijo que si sobre eso el Gobierno cubano tenía información sobre el funcionario de Estados Unidos que supuestamente había presionado al Gobierno mexicano, que lo dijera y, bueno, lo estoy diciendo: el funcionario norteamericano que presionó al Gobierno de México para impedir la presencia de Fidel aquí, fue nada más y nada menos que el propio presidente George Bush, que en este momento se encuentra aquí de visita.  El fue quien lo hizo, nosotros lo sabemos, y con toda claridad lo decimos.

También dijo que en el caso de la persona muy autorizada de México, a la que Alarcón aludió, para eso planteaba lo mismo, que lo dijéramos.  En ese caso me voy a abstener, no me corresponde a mí todavía hablar sobre eso; pero pienso que en el día de hoy se ha dado información nueva y veraz de lo que ha ido ocurriendo, y en este caso inaudito de violación de los derechos de un país miembro de Naciones Unidas, de un país que contribuyó a los trabajos previos de esta Conferencia, para poder participar plenamente en sus trabajos.

También la vocera expresó que la Cancillería no tenía conocimiento de ninguna presión de parte de Estados Unidos.  Bueno, no sabemos, pero nosotros sí tenemos conocimiento, y sabemos que hubo fuertes presiones de las cuales tenemos información, y dudo mucho que la Cancillería mexicana no conozca de esas presiones.

Randy Alonso.-   Bueno, Canciller, yo le quiero reiterar nuestro agradecimiento por tan importantes declaraciones para nuestro pueblo y para la opinión pública nacional e internacional.  Creo que junto a las declaraciones del compañero Alarcón en esta conferencia de prensa, pues precisan realmente qué ocurrió en Monterrey, cuáles fueron las razones que obligaron al regreso a nuestro país del Comandante en Jefe después de ese brillante discurso del día de ayer en el que reflejara las verdades, como usted decía, no solo de nuestro país, sino las verdades del Tercer Mundo a las que siempre Cuba ha dado cabida en su voz.

Le agradezco realmente por esta intervención.

Felipe Pérez.-  Randy, te pido finalmente que la mesa redonda me ayude a trasladarle al Comandante en Jefe que en el día de hoy un delegado nos pidió trasmitirle, si podíamos, y, bueno, a través de la mesa redonda lo hago, que nunca había estado tan presente en una conferencia como hoy; que el impacto de su discurso ayer y la dignidad de su respuesta lo hacían más presente en esta Conferencia.  Así que si la mesa redonda me puede ayudar a que le llegue este recado que un delegado me pidió trasmitirle, junto con el saludo y el cariño de nuestra delegación que con toda la moral en alto se prepara para mañana regresar a nuestra patria.

Randy Alonso.-  Yo estoy seguro, Canciller, que le llegará este mensaje a nuestro Comandante, que es el sentir, como usted decía, de muchas de las personas presentes en Monterrey.

Felipe Pérez.-  Randy, y de parte nuestra dile que estamos con él en eso de que “pa'trás ni pa'coger impulso”.

Randy Alonso.-  Correcto, Canciller.

Bueno, le agradezco, Felipe, su intervención en nuestra mesa redonda, y estamos seguros de que allí usted, Alarcón y el resto de la delegación cubana seguirán manteniendo la dignidad, la moral y el prestigio de Cuba como lo hizo nuestro Comandante en Jefe tan brillantemente ayer en su discurso en esa Conferencia de Monterrey.

Le agradezco nuevamente y le deseo también muchos éxitos a nuestra delegación y a usted.

Felipe Pérez.-  Muchas gracias, Randy, un saludo y un abrazo.