PRÓLOGO PARA LOS AMIGOS BOLIVIANOS

 

El libro FIDEL, BOLIVIA Y ALGO MÁS lo recibí como obsequio de Evo, Presidente de Bolivia, en su última visita a Cuba, el 22 de mayo de 2008. 

 

Supe por él y por Rafael Dausá, Embajador de Cuba en Bolivia, quien lo acompañó en esa visita, que los autores deseaban lanzar una nueva edición, coincidiendo con el 80º aniversario del nacimiento del Che dentro de dos semanas, el próximo 14 de junio. Tan pronto vi las fotos, los recortes de prensa, el índice de capítulos y unos cuantos párrafos textuales, les dije a Evo y a Dausá que me permitieran incluir en el texto una introducción para darles las gracias a los editores.  ­“Eso es lo que ellos quieren, porque usted es el autor del libro” ―me respondieron. 

Lo leí de un tirón al día siguiente. Comprendí que se trataba de mis propias palabras, tomadas textualmente. Estaba ansioso por saber lo que había dicho en 1993, ahora que las cosas de las cuales hablé entonces están ya ocurriendo. Ni yo mismo sé cómo respondí en esa ocasión cada una de las numerosas preguntas serias, algunas muy hábiles, que me hicieron verter muchos conceptos que llevaba dentro, aun a riesgo de no ser comprendido.  Aquel viaje fue sumamente difícil.  El Che había muerto en Bolivia 26 años antes.   

Vi por televisión recientemente su imponente imagen esculpida en bronce, rumbo a Rosario, la ciudad donde vino al mundo.  Me puse a recordar y meditar un buen rato sobre las cosas que conversé con él desde que lo conocí hasta que partió hacia Ñancahuazú, en Bolivia.  Nunca semejantes imágenes pasaban por nuestras mentes y ninguno de los dos tenía razones para pensar que viviría muchos años.

Hoy cumplo el deber de recordar lo que dije en ese país cuando lo visité. Les explicaba entonces que nuestra Patria contaba ya con 40 mil médicos, y les expuse las ideas que inspiraban nuestra conducta. No invertiré tiempo en repetirlas, muchas están contenidas en el libro y no podría hacerlo mejor ni con más espontaneidad.   

Once años después el número de médicos casi se había duplicado y la Escuela Latinoamericana de Medicina, creada en junio de 1999, contaba con más de 10 mil estudiantes de la región. Ya estábamos cooperando en países del Tercer Mundo con miles de especialistas en la salud, como habíamos prometido en Naciones Unidas en el año 1979, después de la Cumbre de los Países No Alineados que tuvo lugar en Cuba.

En agosto de 2005 se produce el desastre del huracán Katrina, que azotó el sureste de Estados Unidos y lanzó el mar sobre los barrios más pobres de la ciudad de Nueva Orleáns. La Habana estaba más cerca de esa urbe que Nueva York, Washington, Chicago, Boston y otras muchas ciudades de Estados Unidos.  Siguiendo el principio de que la cooperación  ante los desastres no se vincula con las diferencias ideológicas, ofrecimos nuestra ayuda para salvar vidas humanas.  De inmediato se lo informamos al gobierno de Estados Unidos.   

Me limito a reproducir lo que Cuba se vio en la necesidad de explicar días después, en encuentro con el Contingente Henry Reeve, el 4 de septiembre de ese año:

“Masas desesperadas de población humilde, niños, madres, mujeres, personas de la tercera edad, tenían necesidades urgentes de atención médica.  En tal situación, no importa cuán rico sea el país, el número de sus científicos y sus grandes avances técnicos; lo que en ese instante se requiere son profesionales jóvenes y bien entrenados que, en circunstancias anómalas, puedan ser enviados por aire o cualquier otra vía a edificaciones o puntos concretos donde seres humanos estén en peligro de muerte.

“En el caso de Cuba, a poca distancia de Louisiana, Mississippi y Alabama, se daban esas circunstancias propicias para ofrecer apoyo al pueblo norteamericano.  A Estados Unidos en ese momento el mundo le podía donar miles de millones de dólares sin que con ello se salvara una sola vida de las que en Nueva Orleáns y otros puntos críticos corrían en esos instantes mortales peligros. 

“Cuba no podría hacer lo más mínimo por salvar a los tripulantes de una nave espacial o de un submarino nuclear en peligro, pero a las víctimas del Katrina, en riesgo inminente de muerte, podía ofrecerles significativa y vital ayuda.  Y eso fue lo que hizo desde el primer instante, el martes 30 de agosto de 2005, a las 12 y 45 p.m., cuando apenas habían cesado los vientos y las lluvias. No se arrepiente de ello, aunque ni siquiera se haya mencionado su nombre en la larga lista de países que ofrecieron solidaridad al pueblo norteamericano. Lo habíamos hecho en forma discreta y sin publicidad alguna.

“…sabía muy bien que contábamos con hombres y mujeres como ustedes;  me atreví a reiterar la oferta tres días después al prometer que en menos de 12 horas podrían estar en Houston los primeros 100 médicos con los recursos vitales cargados en sus mochilas.  En 10 horas más, otros 500;  y en menos de 36 horas, 500 más, para una suma total de 1 100, que pudieran salvar aunque fuera una vida de las muchas que en esos instantes dramáticos estaban en riesgo de perderse.

“Tal vez algunos que desconocen el honor y el espíritu solidario de nuestro pueblo, pensaron que se trataba de un bluff o una ridícula exageración. Jamás nuestro país juega con asuntos tan serios ni ha practicado nunca el deshonor de la demagogia o la mentira… En esta sala hace sólo tres días se guardó un minuto de silencio por las víctimas del huracán que azotó a ese pueblo hermano… y no con 1 100, sino con 1 586 médicos incluidos 300 de reserva, ante las noticias cada vez más alarmantes que llegaban… Ya anunciamos la disposición de enviar miles más si fuera necesario… Bastaron 24 horas para que desde todos los rincones del país se movieran hacia nuestra capital la totalidad de los convocados para llevar a cabo la misión prometida.  Hemos cumplido con absoluta puntualidad y precisión.

“Ustedes honran la noble profesión médica.  Ustedes con su respuesta rápida y sin vacilación alguna, dispuestos a cumplir el deber en nuevas y difíciles condiciones, están escribiendo una página en la historia de la solidaridad entre los pueblos y están señalando un camino de paz a la sufrida y amenazada especie humana, a la cual pertenecemos todos…

“La edad promedio de todo el personal es de 32 años ―la inmensa mayoría no había nacido al triunfo de la Revolución, y unos cuantos no habían nacido ni siquiera 15 años después del triunfo, es todo fruto de estos tiempos duros― y la experiencia promedio en el ejercicio profesional, no menos de 10 años…

“El jefe de la bancada republicana del Senado, Bill Frist, quien se encuentra en Nueva Orleáns, reconoció que ‘los médicos y las enfermeras están haciendo un gran trabajo, pero sigue habiendo un grave problema de distribución de la asistencia, y que decenas de personas mueren cada día’. 

“Según el Boston Globe, Louisiana y Mississippi están enfrentando el peor desastre de salud pública de la nación en muchas décadas.

“Ese mismo diario recoge declaraciones del doctor Marshall Boulden, director de Diabetes y Metabolismo del Centro Médico Universitario de Jackson, Mississippi, quien señaló:  ‘Tenemos la oportunidad de ver cosas que no hemos visto en muchos años:  cólera, fiebre tifoidea, tétanos, malaria. No habíamos visto condiciones tales en 50 años.  Las personas están hacinadas y deambulan entre los excrementos’…

“Las mochilas de nuestros médicos contienen precisamente aquellos recursos requeridos para enfrentar sobre el terreno los problemas relacionados con la deshidratación, la hipertensión, la Diabetes Mellitus, las infecciones en cualquier lugar del organismo:  pulmones, huesos, piel, oído, vías urinarias, sistema reproductivo, aparato digestivo… medicamentos que alivian el dolor y reducen la fiebre… para el tratamiento del asma bronquial y otros problemas similares, con apenas cuatro decenas de productos de probada eficiencia en tales situaciones de urgencia.

“Cuba posee autoridad moral para opinar sobre el tema y hacer esta oferta.   Cuenta con el más alto índice de médicos per cápita entre todos los países y ningún otro ha desarrollado mayor cooperación en el campo de la salud con otros pueblos...

“La Brigada Henry Reeve ha sido creada, y sea cual fuere la tarea que ustedes asuman en cualquier rincón del mundo, o en nuestra propia Patria, llevarán siempre la gloria de la respuesta valiente y digna que han dado al llamado de solidaridad con el pueblo hermano de Estados Unidos, y en especial sus hijos más humildes.

“¡Adelante, generosos defensores de la salud y de la vida, vencedores del dolor y de la muerte!” ―concluí.

Eso dije hace casi cuatro años.  Las páginas escritas por la Henry Reeve dondequiera que cumplió o cumple misión, han hecho honor a estas palabras.

Como en la historia a veces cada pieza parece ser hecha a mano para demostrar alguna convicción humana,  hace pocos días recibí copia de un artículo que publicó en Europa el Ministro de la Pesca de Namibia, quien visitó nuestro país recientemente.  Incluirla en este prólogo es una forma de expresarle mi aprecio por sus palabras;  utilizaré sólo algunos de sus párrafos esenciales para ahorrar espacio y tiempo.

“Yo soy producto de la Revolución Cubana. Los namibios están eternamente agradecidos a Cuba por ser una nación solidaria con principios firmes y una verdadera amistad hacia Namibia.  Los cubanos derramaron su propia sangre por la libertad e independencia de Namibia.

“En 1977 yo me fui de Namibia para Angola.  Me reuní por primera vez con los internacionalistas cubanos en Cassinga.  En ese momento yo conocía poco acerca de Cuba y de su pueblo.

“Como pioneros fuimos educados por los líderes de la SWAPO en el exilio, sobre por qué los internacionalistas cubanos estaban en Angola.  Como niños, esto nos hizo pensar profundamente.

“Los cubanos habían asistido voluntariamente a una nación que lo necesitaba.  Ellos estaban sacrificando sus vidas para salvar nuestras vidas y mantener la paz en Angola.  A nosotros, que veníamos de una Namibia colonizada, esto nos inspiró grandemente.

“Mientras que nosotros estábamos en Chibia, el régimen del Apartheid de África del Sur invadió Angola y atacó sin piedad a Cassinga, matando a muchos namibios indefensos.  Nosotros apreciamos el cuidado y la bravura con que las tropas internacionalistas cubanas vinieron a nuestro rescate.

“Yo me fui a Cuba en 1978, junto con otros pioneros de la SWAPO.  Estábamos excitados y curiosos.  Nunca antes habíamos visto a niños cubanos y estábamos muy entusiasmados en reunirnos con ellos.

“Nosotros volamos de Luanda, la capital de Angola, hasta La Habana.  Algunos salimos para la Isla de la Juventud… a una escuela específicamente concebida para que los niños namibios ejercieran sus estudios.  En la Isla se mezclaron con alumnos de Nicaragua, África del Sur, Mozambique, Angola, Congo, Cabo Verde y el Frente Polisario.  Ningún otro país, grande o pequeño, ha hecho lo que Cuba para educar a las personas jóvenes de diferentes naciones, teniendo en cuenta sus necesidades reales.

“El camarada Helmuth Angula era el Jefe y representante de la SWAPO en Cuba.  Él tenía la responsabilidad de asesorarnos qué debíamos estudiar y dónde hacerlo.  Yo quería hacerme piloto y cosmonauta, pero él decidió que yo debería estudiar química de los alimentos.

“Cuando completé mis estudios en química de los alimentos, en 1981, fui honrado como el alumno más destacado de la escuela.  Regresé a Angola en 1981.  En 1984, la SWAPO me envió al Reino Unido para realizar estudios en ciencias.  A mi llegada al Reino Unido, me di cuenta que muchos de los estudiantes de mi universidad estaban desinformados con relación a Cuba.  Yo formé un grupo con otros estudiantes de países de Latinoamérica para rectificar esta situación. Desarrollé estudios de bioquímica, con énfasis en las pesquerías marinas, y obtuve un título de Licenciado en Ciencias y el Doctorado (PhD) en este mismo campo.

“Debo mi actual posición en la sociedad al pueblo de Namibia, que sacrificó sus vidas y peleó bravamente para liberar al país. Pero yo le debo todo también a la Revolución Cubana.  Desde 1997 hasta la fecha soy el Ministro de Pesquería y Recursos Marinos de Namibia.  Ello no hubiese sido posible sin la ayuda de Cuba.”

La revista New African, editada en Europa sobre temas africanos, en su número 472, de abril de 2008, afirma que en los decenios de 1970 y 1980, Cuba envió 350 mil patriotas, incluidos civiles y doctores, a apoyar las luchas de liberación africanas, especialmente en Angola, Namibia, Mozambique, Guinea-Bissau, Cabo Verde, Sao Tomé y Príncipe.  A la larga, el esfuerzo cubano aceleró la desaparición del apartheid en Suráfrica.  Nelson Mandela estaba en prisión cuando Cuba, del otro lado del Atlántico, envió esa fuerza.

¿Cuál debe ser uno de los objetivos de estas líneas que escribo para mis viejos amigos bolivianos? Desenmascarar los métodos pérfidos y cínicos del imperio.

El enemigo es sumamente vil.  Cabalga sobre los instintos, las ambiciones y las vanidades de aquellos en los que nunca germinó una elemental ética.

En nuestro país cometió todo tipo de crímenes:  organizó bandas, introdujo masivamente armas y explosivos, invadió el territorio nacional con mercenarios que llegaron a nuestras costas escoltados por un portaaviones, buques de guerra y transportadores con infantería norteamericana lista para entrar en acción tan pronto los apátridas ocuparan una cabeza de playa; atacaron nuestras bases aéreas con bombarderos que traían insignias cubanas simulando una rebelión de la Fuerza Aérea.   Cientos de jóvenes revolucionarios perdieron la vida o fueron heridos combatiendo heroicamente a los mercenarios que llegaron por mar y aire. Capturados en masa, ninguno de los invasores fue asesinado, ninguno fue torturado.

Vino después un largo período de lucha contra los métodos sucios del imperio, que incluyeron el bloqueo económico, la perenne amenaza de agresión directa, el intento de asesinato de los líderes, la guerra bacteriológica y el riesgo altísimo de una guerra termonuclear de las dos superpotencias, que estuvo a punto de estallar.  Cuba, sin embargo, resistió y sigue resistiendo después de medio siglo de lucha.

No pretendemos ser modelo en la construcción del socialismo, aunque sí en la defensa del derecho a construirlo.

Ejemplos concretos de cinismo:

Un terrorista cae preso, se le ocupan los explosivos y se reúnen las pruebas pertinentes para el juicio; es sancionado a un número de años en prisión.  Se declara incapacitado para realizar movimientos. La Agencia Central de Inteligencia ha montado la operación.  Le escriben los versos, le publican un libro de poemas y lo presentan al mundo como poeta inválido y sin asistencia médica;  es tan simulador que desorienta a los propios funcionarios de la prisión. Confunden y engañan a la opinión pública internacional a través de sus recursos mediáticos, y no hay enviado especial de los líderes de la “democracia occidental” que no solicite la libertad del poeta inválido.  Los médicos habían asegurado que no tenía problema alguno de salud.

Enfrentado a la verdad filmada de los febriles ejercicios que hacía cada día en lugares no observados por los custodios, antes de que se cumplimentara la solicitud de un importante país europeo, se levanta como un resorte y 24 horas después toma el avión, caminando en compañía del último emisario europeo hacia el paraíso de la democracia y la abundancia.  Le esperaría  un cargo como funcionario del imperio en una institución internacional que vela por los derechos humanos. Era el precio que Cuba tenía que pagar a los gobiernos burgueses para que, en medio del brutal bloqueo yanqui, mantuvieran relaciones económicas con nuestra patria.

Los cubanos tienen el privilegio de nacer en un país que gracias a la Revolución fue el primero en cumplir las metas del milenio en educación: todo el mundo sabe leer y escribir.  No existen niños con discapacidades, incluidos sordomudos, débiles visuales y ciegos, que no reciban atención;  los servicios de educación y salud se combinan para protegerlos y alentarlos, a pesar de las dificultades con que llegaron al mundo.

Si el presunto autor contrarrevolucionario tiene cualidades narrativas y de expresión, no debe preocuparse por imprimir libros o buscar mercados; a los organismos de Inteligencia del imperialismo les basta con que invente cualquier cosa dramática y culpe a la Revolución. Tendrá dinero y además fama, su obra será galardonada y divulgada ad libitum.  Es un verdadero insulto a la intelectualidad.

Cuba forma atletas, adquiere más medallas de oro per cápita que cualquier otra nación, universaliza el deporte en aras de la salud de sus ciudadanos;  los países ricos les caen detrás a esos atletas ofreciéndoles todo el dinero posible y obtienen así jugadores para integrar sus equipos con atletas nacionalizados de piel india, mestiza o negra en nada parecida a sus pretendidas razas superiores.

Cuando cae la URSS, la directora de un centro de rehabilitación, pensando que no podíamos resistir, aspira a convertirse en propietaria de la institución, como hicieron algunos colegas de aquel país;  se le descubre y se le destituye.  Inventa la teoría de que ello se debe a su oposición al empleo de células madres de origen humano en las investigaciones.  Nunca habló una palabra de eso.  Un médico hijo suyo, nada brillante en su expediente profesional, trabajaba con ella en el centro. Viola normas éticas que prohíben el desarrollo de relaciones sexuales con pacientes o acompañantes. Inconsistente moralmente, se marcha al país de origen de la dama, donde se convierte en imprescindible fisioterapeuta de importantes funcionarios. ¡Excelente material para el chantaje imperialista contra Cuba!

Se le niega a ella la solicitud de viajar al exterior. No debe cederse ante el chantaje:  fue la decisión.

El Che legó al pensamiento revolucionario un principio estratégico cuando, frunciendo el ceño y señalando el dedo meñique de su mano derecha, en un discurso ante Naciones Unidas afirmó: “¡Al imperialismo no se le puede dar ni un tantico así!

Estaba a punto de partir con un puñado de internacionalistas cubanos hacia el antiguo Congo Belga, donde Lumumba fue asesinado por el imperialismo a los ojos de las tropas de la ONU y ocupó el cargo un títere corrupto.  Sus ideas sobre la realidad del mundo se pondrían a prueba.

Un día, en acto multitudinario que tuvo lugar en la Plaza de la Revolución el 18 de octubre de 1967 para rendir homenaje al Che, herido en combate y ultimado por un disparo homicida varios días antes, expresé ante el pueblo conmovido por las noticias algunas ideas esenciales que deseo incluir textualmente en estas líneas:

“…el mes de julio o agosto de 1955 conocimos al Che.  Y en una noche —como él cuenta en sus narraciones— se convirtió en futuro expedicionario del Granma.  Pero en aquel entonces yo no tenía ni barco, ni armas, ni tropas.  Fue así como, junto con Raúl, el Che integró el grupo de los dos primeros de la lista del Granma. 

“…fue uno de los más familiares, de los más admirados, de los más queridos y, sin duda alguna, el más extraordinario de nuestros compañeros de revolución.

“Che era una de esas personas a quien todos le tomaban afecto inmediatamente, por su sencillez, por su carácter, por su naturalidad, por su compañerismo, por su personalidad, por su originalidad…”

“Se le veía impregnado de un profundo espíritu de odio y desprecio al imperialismo… había tenido la oportunidad de presenciar en Guatemala la criminal intervención imperialista a través de los soldados mercenarios que dieron al traste con la revolución de aquel país.”

“…Puede haber influido profundamente en su conducta la idea de que los hombres tienen un valor relativo en la historia, la idea de que las causas no son derrotadas cuando los hombres caen y la incontenible marcha de la historia no se detiene ni se detendrá ante la caída de los jefes.” 

 “…Diría que es de esos tipos de hombres difíciles de igualar y prácticamente imposibles de superar.” 

“…cuando nosotros pensamos en el Che, no estamos pensando en sus virtudes militares.  ¡No!  La guerra es un instrumento de los revolucionarios, ¡lo importante es la revolución, la causa revolucionaria, las ideas revolucionarias, los objetivos revolucionarios, los sentimientos revolucionarios, las virtudes revolucionarias!”

“Che era un hombre de pensamiento profundo, de inteligencia visionaria, de profunda cultura.  Reunía en su persona al hombre de ideas y al hombre de acción.” 

“Che reunía las virtudes que pueden definirse como la más cabal expresión de un revolucionario: hombre de honradez suprema, sinceridad absoluta, a quien en su conducta no se le puede encontrar una sola mancha.”

“Trabajador infatigable, en los años que estuvo al servicio de nuestra patria no conoció un solo día de descanso.” 

“…era un estudioso de todos los problemas, un lector infatigable. Su sed de abarcar conocimientos humanos era prácticamente insaciable, y las horas que le arrebataba al sueño las dedicaba al estudio.  Los días reglamentarios de descanso los dedicaba al trabajo voluntario.  Fue el inspirador y máximo impulsor de ese trabajo…”

“…el lado débil del enemigo imperialista:  creer que con el hombre físico ha liquidado su pensamiento, ha liquidado sus ideas, ha liquidado sus virtudes, ha liquidado su ejemplo.”

“Nosotros estamos absolutamente convencidos de que la causa revolucionaria en este continente se repondrá del golpe, que no será derrotada por ese golpe.”

“…¡de corazón digo que ese modelo sin una sola mancha en su conducta, sin una sola mancha en su actitud, sin una sola mancha en su actuación, es el Che!  Si queremos expresar cómo deseamos que sean nuestros hijos, debemos decir con vehemencia revolucionaria:  ¡Queremos que sean como el Che!” 

“¡Ningún hombre como él en estos tiempos ha llevado a su nivel más alto el espíritu internacionalista!”

“En su mente y en su corazón habían desaparecido las banderas, los prejuicios, los chovinismos, los egoísmos, ¡y su sangre generosa estaba dispuesto a verterla por la suerte de cualquier pueblo…”

“…sangre suya por la redención de los explotados y los oprimidos, de los humildes y los pobres, se derramó en Bolivia.  ¡Esa sangre se derramó por todos los pueblos de América!”

“…es por eso que debemos mirar con optimismo el porvenir.” 

Después de aquella memorable noche en que pronuncié estas palabras, la Organización de Pioneros acogió la esencia de la idea y lanzó una consigna: “¡Pioneros por el comunismo, seremos como el Che!”

El Ejército Rebelde había nacido de las cenizas del destacamento que trajo el Granma y ganó la guerra con las armas ocupadas al enemigo en combate.  Che fue testigo excepcional y participante del contragolpe con que la Columna No. 1 “José Martí”, en la Sierra Maestra, reforzada con pequeñas unidades de otras columnas, cuyas fuerzas en conjunto no rebasaban los 300 hombres, destrozó la última ofensiva del gobierno militar pro yanqui en Cuba, que lanzó 10 mil hombres de sus fuerzas élites contra aquel baluarte.

Fue a raíz de los primeros combates de aquella desigual batalla cuando, al ver caer las bombas enemigas sobre los hogares campesinos, auguré que la lucha contra el imperio iba a ser mi destino verdadero.

Recordé al mártir de Dos Ríos, nuestro Héroe Nacional José Martí, y recordé al Che cuando en días recientes leí un cable del enviado especial de NOTIMEX, fechado el 26 de mayo, haciéndose eco de la declaración de una joven cubana que había solicitado permiso para

recibir uno de los tantos premios que propicia el imperialismo para mover las aguas de su molino: 

“…Si la idea de las autoridades cubanas de haberme negado el permiso para viajar a recibir el galardón fue una especie de castigo, no ha sido nada dramático.

“Ese día lo celebré aquí en mi casa, con mi familia y mis amigos, quienes me entregaron simbólicamente un pergamino que yo misma  hice…

“Compro una tarjeta de Internet, que oscila entre cinco y siete dólares, para enviar mis textos…

“No soy opositora, no tengo un programa político, ni siquiera tengo un color político, y esa es una característica de mi generación y del mundo actual:  ya la gente no se define ni de izquierdas ni de derechas, son conceptos cada vez más obsoletos.

“No pertenezco ni he pertenecido nunca a un grupo político, nunca fui de la Juventud Comunista, nunca intenté militar en el Partido Comunista, fui pionera porque todos hasta los 16 años teníamos que serlo…

“Mi blog tiene un récord de comentarios espeluznantes que a mí me asustan…

“No tengo protección social ni pensión cuando llegue a vieja, pero me permite mantener mi autonomía económica. Doy clases de Español a extranjeros y guío turistas por mi ciudad, hablo muy bien el alemán.  Así me gano la vida.”

Lo grave no son las afirmaciones de este tipo, que divulgan de inmediato los medios masivos del imperialismo, sino la generalización como consigna;  peor aún:  que haya jóvenes cubanos que piensen así,   enviados especiales para realizar labor de zapa y prensa neocolonial de la antigua metrópoli española que los premie.

Los que más sacrificios han hecho dentro y fuera de Cuba son militantes del Partido.  Lo que para otros constituye una opción para ellos es un deber.  Así lo demuestra el pueblo cuando selecciona los candidatos a delegados del Poder Popular.  Para hacer la Revolución creó Martí un partido antes de que lo hiciera el propio Lenin.  Por eso no fuimos anexados a Estados Unidos.  Por eso existe Cuba con sus raíces y su cultura.

Otra prueba de la confusión y el engaño sembrados por el imperialismo fue la declaración formulada por un conocido artista brasileño el mismo día en que se publicó el mencionado cable:

“Si hablamos de cómo son observados los derechos y las cuestiones de libertad y respeto a los hombres, estoy ciento por ciento más del lado de Estados Unidos que de Cuba.”

Una agencia de noticias europea informó que “el músico explicó la inclusión de un tema inédito, Bahía de

Guantánamo, en su repertorio en vivo, que presenta en Río de Janeiro luego del escándalo por violaciones de los derechos humanos contra capturados bajo cargo de terrorismo.

“Si yo fuera un tipo de persona de izquierda pro Cuba, anti Estados Unidos, no sentiría ninguna decepción por lo ocurrido en las cárceles de Guantánamo”, declaró el artista.

En dos palabras: el músico brasileño le pidió perdón al imperio por criticar las atrocidades cometidas en aquella base naval en territorio ocupado de Cuba.

El mes de junio apenas comienza.  Reinan la incertidumbre y la inseguridad.

Ruego a los lectores bolivianos la paciencia y el sentido del humor de que hicieron gala en aquellos días, cuando hace 15 años les hablé.  Continúen impulsando los programas de educación y salud.  Cuenten siempre con nuestra cooperación. 

Sin la nueva edición del libro, este largo prólogo carecería de objetivo.

 

Gracias.

 

 

Fidel Castro Ruz

Junio 4 de 2008