El Valle de Viñales, de encanto paradisíaco, se ha erigido como sitio privilegiado para el divertimento natural, lo que puede poner en riesgo la salvaguarda de su exclusividad paisajística y ornamental.
Especialmente agradable por la armonía entre el valle y su poblado, Viñales fue declarado Monumento Nacional en 1978, Área Protegida en 1998, Paisaje Cultural de la Humanidad en 1999, y categorizado como Parque Nacional en el año 2001.
Esta combinación de formas de vida y sus interacciones con el resto del entorno, ha hecho de Viñales un destino predilecto de naturaleza, sin olvidar que su riqueza depende, en buena medida, de nuestro accionar y responsabilidad colectiva.
Proteger la diversidad biológica de este paraje, emblemático de la geografía cubana por su especial atractivo y riqueza, es menester de generaciones presentes y futuras, a fin de atesorar con orgullo su legado y esencia natural.