Deslizamientos de tierra en Hiroshima, Japón

El verano en el hemisferio norte ha estado marcado por condiciones atmosféricas extremas: récords de temperatura, olas de calor, sequías y lluvias con consecuencias catastróficas. Esto ha afectado apreciablemente la salud de las personas, los ecosistemas, la agricultura y las infraestructuras, informó la Organización Meteorológica Mundial (OMM).

La persistencia de temperaturas elevadas en algunas regiones, como el norte de Europa, se debe a un sistema anticiclónico estacionario. Por lo general, la corriente en chorro es menos intensa durante los meses veraniegos, y en ocasiones se debilita más de lo habitual, favoreciendo el buen tiempo en la superficie. El chorro o jet es un cinturón de vientos que soplan de oeste a este en la tropósfera superior y conduce las condiciones meteorológicas por todo el globo.

Temperaturas altas y sequías en Europa

El Centro Regional sobre el Clima de la OMM, cuyo funcionamiento está a cargo del Servicio Meteorológico de Alemania, emitió un aviso válido desde el 19 de julio hasta el 6 de agosto. En el producto orientativo se hace referencia a la continua situación de sequía y a las temperaturas por encima de lo normal en el norte del continente europeo.

En plena ola de calor en Escandinavia, las temperaturas alcanzaron los 30 ºC en el Círculo Ártico. El 17 de julio se rompieron récords en Badufoss (Noruega) y Kevo (Finlandia).

Mayo había sido extremadamente seco y caluroso en Europa septentrional, lo cual supuso un alto riesgo de incendios forestales por toda Escandinavia y la región del Báltico. En Suecia se registraron cerca de cincuenta incendios a mediados de mes.

Durante el 24, los fuertes vientos avivaron las llamas, que causaron decenas de víctimas mortales cerca de Atenas (una de las peores tragedias de Grecia en años). Un día antes se habían registrado temperaturas de 38 ºC y vientos molestos del oeste. No obstante, en el país no se han reportado lluvias por debajo del promedio este verano.

Por otro lado, el Reino Unido sufrió su comienzo del verano más seco, con tan solo 47 milímetros entre el primero y el 16 de julio.

Calor extremo

El archipiélago japonés ha sufrido una ola de calor intensa. La Agencia Meteorológica (JMA) registró en doscientas estaciones temperaturas máximas por encima de los 35 ºC el 15 de julio. El día 23 subió en Kumagaya a 41.1 ºC, un nuevo récord de temperatura diaria, y en Ome hubo 40.8 ºC.

La Administración Meteorológica de Corea llegó a emitir un aviso importante para varios días, alertando de temperaturas máximas de más de 35 ºC, pues algunos valores diarios habían superado los récords.

El 5 de julio se midió una temperatura máxima de 51.3 ºC en Ouargla, situada en la parte argelina del desierto del Sáhara. Se cree que esta es la temperatura más alta jamás registrada de forma fiable en Argelia.

temperatura en el norte de África

Entre el 3 y el 10 de julio varias zonas del norte de África sufrieron una ola de calor, y en Bouarfa (Marruecos) el termómetro marcó 43.4 ºC.

El día 8 la estación de Furnace Creek, en el parque nacional del Valle de la Muerte de California, Estados Unidos, tuvo una temperatura de 52 ºC, a solo 4.7 grados del récord mundial de calor, logrado en 1913.

Otras zonas de California también se vieron afectadas por un calor excesivo. En Chino hubo un récord de 48.9 ºC, y en el aeropuerto de Burbank la temperatura ascendió hasta 45.6 ºC el 6 de julio. En el aeropuerto de Van Nuys la máxima fue de 47.2 ºC, según el Servicio Meteorológico de los Estados Unidos.

En Canadá, la combinación de una ola de calor con la elevada humedad de la provincia de Quebec causó decenas de muertes que afectaron, sobre todo, a los sectores más vulnerables de la población. Al mismo tiempo, en algunas partes del este del país se notó un breve retorno del invierno, con nieve en Terranova y Cabo Bretón (Nueva Escocia) y temperaturas de -1 ºC en San Juan de Terranova y Halifax. Es raro que estos fenómenos característicos de la etapa invernal ocurran tan tarde.

Lluvias intensas en Japón

Tifón Prapiroon

Japón sufrió las peores inundaciones y deslizamientos de tierra en décadas y se batieron muchas de las marcas de precipitación diarias. De acuerdo con las cifras proporcionadas por el Gobierno, más de 200 personas perdieron la vida y cerca de 10 mil hogares se inundaron o fueron destruidos.

Entre el 28 de junio y el 8 de julio se registraron lluvias sumamente fuertes, causadas por una gran cantidad de vapor de agua proveniente de un frente estacionario y el aire húmedo que quedó del tifón Prapiroon.

Las lluvias reportadas en numerosos emplazamientos de observación fueron de dos a cuatro veces superiores a la media mensual. Por ejemplo, en Shikoku cayeron cerca de 1 800 milímetros; 1 200 mm en Tokai; 900 mm en el norte de Kyushu; 600 mm en Kinki y 500 mm en Chugoku, lo que provocó numerosos deslizamientos de tierra, crecidas e inundaciones