Las anomalías frías o negativas de la temperatura superficial marina han persistido en la zona tropical del Atlántico desde los inicios de la temporada ciclónica. A la par, el polvo sahariano ha estado presente en buena parte de la cuenca (se observaron concentraciones máximas en los meses de junio y julio, lo cual es normal). Las ondas han continuado desplazándose al oeste sin hacer mucho ruido; una logró organizarse en julio hasta convertirse en la tormenta tropical Beryl, que luego se intensificó y pasó a ser el primer huracán del 2018.
Por cierto, Beryl es considerado uno de los huracanes más pequeños conocidos al este de las Antillas Menores, pues sus vientos sostenidos superiores a 118 km/h se extendieron a un radio de solo 20 kilómetros, la misma distancia que hay, por ejemplo, entre Quivicán y Melena del Sur (en línea recta).
¿Sabías que cuatro de los cinco organismos ciclónicos formados hasta la fecha han sido subtropicales en algún momento de su vida? Algo similar no ocurría desde 1969. El más tropical fue Chris, incluso alcanzó la categoría 2 a 390 kilómetros de Cabo Hatteras, Estados Unidos.
Desde el año 2000, ninguna tormenta nombrada había permanecido al norte de los 50 grados de latitud: Ernesto lo consiguió en la noche del 17 de agosto mientras se movía sobre aguas frías a 56 km/h. Sus remanentes afectaron a Irlanda y el Reino Unido el anterior fin de semana.
El Centro de Pronósticos del Instituto de Meteorología no espera desarrollo ciclónico tropical en las próximas 12-24 horas en el área del océano Atlántico norte, el mar Caribe y el golfo de México.
Los que se han formado hasta ahora